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Esta es una hermosa historia de amor, promesas y traición. Para
finales del siglo 19 llegaron a Puerto Rico muchos corsos,
principalmente a la zona sur. En uno de estos pueblos Guayama, se dio
una insólita situación en la cual un inmigrante corso, Jean
Charles Romanacce, se enamoró de una criolla puertorriqueña, Rafaela
García, creando una de las más fascinantes historias de nuestro pueblo.
Rafaela trabajaba ocasionalmente en la Iglesia de San Antonio
Padua donde ayudaba a su madre en las labores domesticas. Entonces de
forma inesperada un buen día esta joven de 18 años se enamoró
perdidamente de Jean Charles y el tambien de ella, quien para ese
entonces este
contaba con
23 años. Pasados unos 7 u 8 meses de amores y por ventura de ellos y el
destino, quedó ella embarazada. Marcharon luego a Córcega donde dio a
luz a un niño al que llamaron Jean Baptiste Romanacce. Jean Charles se
volvio a Puerto Rico con la promesa de regresar en pocos años, sin
embargo una sorpresa se llevaría al llegar. Para cuando el regresa ya
se comentaba que Rafaela se habia ido de la isla embarazada por el cura
de la Iglesia, aquello pertubo tanto la mente de Jean Charles quien
decide entonces tomar otro rumbo sentimental abandonando a su mujer e
hijo en su tierra y a su propia suerte.
Ya
de adultos y como amigos que habian sido de la infancia,
en cierta
ocasión el gran escritor puertorriqueño Luis Palés Matos le dijo a Juan
Bautista (Jean Baptiste), que su madre era la más hermosa mujer de
Guayama, que de niño vivió enamorado de ella y que algún día el
escribiría algo de ésta. Luis Pales y sus amigos de la infancia
siempre le recordaron como “El hijo del cura” pues esa leyenda era más
fantástica y alegre que la misma realidad, y así quedó Juan bautizado.
Como muchos de sus amigos de la época, Juan Bautista fue un gran
escritor y artista cuyos trabajos
literarios
nunca fueron
publicados. Hoy después de 100 años de su nacimiento usted puede
conocerlos a través del Internet. En “El Corso de Guayama” Juan
Bautista García (Romanacce) murió en 1976 a sus 71 años, dejando un
legado literario pendiente de ser publicado.
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