En Grecia la Edad del Bronce
comenzó en torno al 3000 a.C. y concluyó a finales del segundo
milenio, pero hay que tener en cuenta el hecho de que la
península helénica nunca constituyó una entidad aislada, sino
que estuvo incluida dentro del ámbito de la denominada
Civilización Egea,
la cual estaba definida por un espacio en el que se daba un
clima, suelo y recursos naturales similares, que propiciaron
unas respuestas adaptativas muy parecidas. Por su situación
geográfica, el mundo egeo era el puente natural entre Egipto y
Próximo Oriente, y entre Europa oriental y central.
La Civilización Egea estuvo
formada por unos pobladores que compartían unas
características culturales más o menos homogéneas, pero con
importantes rasgos distintivos entre sí, propiciados, entre
otros factores, por las dificultades de comunicación que
imponía el abrupto relieve. La Civilización Egea forma parte
de la Edad del Bronce griega o lo que es lo mismo, se localiza
en el tránsito entre sociedades neolíticas y otras con un
empleo de la metalurgia avanzada.
¿Qué motivó en el mundo egeo el paso de las comunidades
neolíticas a la Edad del Bronce? Una multitud de teorías ha
tratado de dar respuesta a esta complicada pregunta, pero en
la actualidad la que goza de una mayor aprobación por la
comunidad científica es la de la migración de grupos más
desarrollados desde la regiones de Anatolia y sirio-palestina,
los cuales darían el impulso definitivo al largo proceso
evolutivo de las comunidades autóctonas. Según esta teoría,
las poblaciones autóctonos habrían alcanzado ya un alto grado
de desarrollo que las hizo receptivas a los nuevos adelantos
traídos por las migraciones.
La teoría
difusionista
de
Gordon Childe
también ha contado con numerosos apoyos, Childe sostuvo la
teoría de que los adelantos metalúrgicos alcanzaron Grecia por
medio de los contactos con otras culturas más evolucionadas
que serían propiciados por el intenso tráfico comercial.
Una tercera teoría, defendida por
Renfrew y conocida como teoría de sistemas, se opuso
frontalmente a las dos anteriores y defendió la evolución
autóctona como camino para alcanzar los adelantos evolutivos
de la Edad del Bronce.
De una forma o de otra, esta
denominada Civilización Egea se desarrolló en cuatro vías
paralelas en torno a la cuenca del mar Egeo. Los historiadores
modernos han establecido una nomenclatura para dichas vías,
pese a que la misma no es más que una mera convención no
uniforme entre los historiadores; la
Civilización Cicládica,
Civilización Troyana,
Civilización Cretense o Minóica
y
Civilización Heládica o Micénica.
Para el desarrollo de la
Civilización Egea, en todas sus diversas fases, no se ha
logrado establecer un cuadro cronológico consensuado y
definido, por el contrario, existe la posibilidad de
establecer cronologías relativas comparando lo acontecido en
cada una de las cuatro regiones de desarrollo. Pese a ello, en
el presente artículo seguiremos la cronología clásica
establecida por
A. Evans
por la cual se dividen los distintos períodos, de forma
bastante rígida, en tres fases: Antiguo, Medio y
Reciente, para lo referido al minoico, micénico y
cicládico; mientras que para Troya se emplea la numeración
romana hasta donde sea necesario.
A comienzos del tercer milenio se
empezaron a producir una serie de importantes cambios en todo
el ámbito egeo. Las ciudades aumentaron su tamaño, la cerámica
se perfeccionó y diversificó, al tiempo que el comercio se
expandió por las zonas periféricas de este ámbito cultural.
Parece ser que el Bronce Antiguo fue para el mundo egeo un
período de paz y prosperidad, así se desprende de la ausencia
de fortificaciones y del auge comercial. A partir de
aproximadamente el año 2500 a.C. la isla de Creta sufrió una
aceleración cultural sorprendente, parece ser que impulsada
por la conjunción del desarrollo interno con elementos
externos fruto de la emigración. Las Cícladas se convirtieron
en el gran centro proveedor de materias primas, por lo que al
orientar sus actividades hacia el comercio de las misas se
alcanzó un elevado nivel de desarrollo. En lo que se refiere a
la Tróade, este período se correspondería con los niveles I a
IV de Troya, cuando la ciudad se hizo con el control de la
ruta marítima del
Helesponto.
El Bronce Medio, ante una casi
total falta de información arqueológica, parece ser que estuvo
marcado por la llegada a Grecia de nuevos contingentes de
población y la correspondiente integración étnica y cultural
de los mismo con el sustrato precedente, mientras que en Creta
se continuó, a lo largo del Bronce Medio (2000-1700 a.C.), el
desarrollo iniciado anteriormente y se realizó la construcción
de los primeros palacios. Grecia continental mostraba un
desarrollo considerablemente menor. Las Cícladas, que en el
Bronce Antiguo habían tenido un elevado desarrollo cultural,
parece que sucumbieron durante el Bronce Medio a un etapa de
decadencia cuyo origen aún no ha sido aclarado; si se sabe que
su comercio cayó en manos de los cretenses y que pese a perder
la iniciativa económica, su nivel de vida no decayó de forma
significativa. En Troya en estos momentos surgió el famoso
nivel VI, el más importante de la ciudad y el de mayor
desarrollo. Para Troya fue su momento de mayor esplendor,
tradicionalmente se ha pensado que o bien Troya VI o Troya
VIIa serían de las que habló
Homero
en su inmortal
Ilíada.
Hacia el 1600 a.C. en la
Civilización Egea se produjo un punto de inflexión debido al
surgimiento de la denominada Civilización Micénica, que
rápidamente logró eclipsar a todas las demás con un
sorprendente desarrollo. Fue ésta, como predecesora del
mundo griego, la que logró finalmente unificar todo el
mundo egeo en un único marco cultural bastante homogéneo, la
Grecia Clásica