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La liberación es
el estado de paz interior permanente que se alcanza al abandonar por completo las
perturbaciones mentales. Cuando, por medio del adiestramiento en el camino a la
liberación, nuestra mente se libere por completo de los engaños, la naturaleza última
de la mente se transformará en la liberación o el nirvana. A partir de ese momento
estaremos libres del samsara y de todos los sufrimientos que éste conlleva, y nos
habremos convertido en un Destructor del Enemigo, un ser que ha eliminado los
adversarios internos del apego, el odio y la ignorancia del autoaferramiento.
Como se mencionó
con anterioridad, cuarenta y nueve días después de que Buda hubiera alcanzado la
iluminación, Brahma e Indra le suplicaron que girara la Rueda del Dharma. La primera
enseñanza que Buda dio fue el Sutra de las cuatro nobles verdades, en el cual
revela la verdad de los sufrimientos, de los orígenes, de las cesaciones y de los
caminos. Se dice que el renacimiento samsárico, como por ejemplo nuestro renacimiento
presente, es «una verdad de los sufrimientos» porque constituye la base de todos los
demás sufrimientos y perturbaciones mentales; a éstas y a las acciones motivadas por
ellas se las llama «verdades de los orígenes» porque son el origen o fuente de todo
el sufrimiento. La liberación es «una verdad de las cesaciones» porque es una
cesación permanente de las perturbaciones mentales y de los sufrimientos; y los
senderos espirituales que nos llevan hacia la liberación constituyen «la verdad de
los caminos» porque si los seguimos alcanzaremos «la verdad de las cesaciones». Buda
dijo:
«Conoce los sufrimientos,
abandona sus orígenes. Alcanza las cesaciones, medita en los caminos».
Estas palabras nos dicen, en
primer lugar, que hemos de comprender que la naturaleza del renacimiento samsárico es
sufrimiento y que debemos renunciar a él. En segundo lugar debemos abandonar las
perturbaciones mentales y las acciones impuras, ya que son la fuente u origen del
renacimiento samsárico y de todos sus sufrimientos; y debemos extraer el significado
de nuestra existencia humana alcanzando la liberación. Para lograr esta cesación
permanente del dolor hemos de meditar en los caminos que nos llevan a la liberación.
Las cuatro nobles verdades
pueden comprenderse y practicarse a diferentes niveles. De forma directa o indirecta,
todos los ejercicios de Dharma están contenidos en la práctica de las cuatro nobles
verdades. A un nivel básico, podemos comenzar esta práctica reflexionando sobre los
sufrimientos causados por el odio. El odio no sólo destruye la paz interior del
individuo, sino también la del mundo entero. La causa principal de las dos guerras
mundiales y de todas las demás guerras que están teniendo lugar a lo largo de todo
mundo es el odio. En menor escala, el odio destruye nuestras relaciones espirituales,
nuestra reputación y la armonía familiar y comunitaria. La mayoría de las contiendas,
así como de las dificultades cotidianas con nuestros familiares, amigos y compañeros
de trabajo, son producidas por el odio. La raíz de toda nuestra felicidad futura son
nuestras predisposiciones kármicas virtuosas, la energía positiva producida por las
acciones virtuosas creadas en el pasado, que llevamos grabada en nuestro continuo
mental. El odio destruye estos potenciales y nos despoja de los buenos efectos de
nuestras acciones nobles. Es más, nos obliga a cometer acciones muy destructivas y de
este modo nos arroja a los fuegos de los infiernos en vidas futuras. Nada nos daña
más que nuestro propio odio.
Reconociendo los terribles e
innecesarios sufrimientos producidos por el odio, debemos desarrollar renuncia por
ellos e intentar abandonar su causa, la mente de odio, ejerciendo la paciencia. De
este modo podremos lograr la cesación del odio. Los males producidos por esta
perturbación mental son verdades del sufrimiento, el odio en sí es una verdad de los
orígenes, el adiestramiento en la paciencia es una práctica de la verdad de los
caminos, y la cesación permanente del odio es una verdad de las cesaciones. Estos
mismos principios podemos aplicarlos también a los sufrimientos producidos por el
apego y la ignorancia.
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