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Epoca de curvas


 

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La Coronación de la Virgen, de fra Angélico.


 

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El nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli.


 

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Dante Alighieri.

 

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Las otras figuras renacentistas

En los orígenes del Renacimiento, en el siglo XIV, quien se destacó en la pintura fue Giotto di Bondone, como uno de los precursores de un nuevo estilo. Se preocupó más del espacio, los volúmenes y la penetración sicológica de los personajes.
 

Sin embargo, el arte renacentista comenzó a manifestarse plenamente en el Quattrocento (siglo XV). Entre los primeros escultores se contaron los florentinos Lorenzo Ghiberti y Donatello (Donato di Betto Bardi). Ghiberti ganó fama al esculpir las puertas de bronce del baptisterio de Florencia. Sus bajos relieves, vigorosos y elegantes, han perdurado como una verdadera obra maestra. El segundo levantó las primeras estatuas del Renacimiento, entre las que se destacó, por su imponente realismo, la de Gatamelatta, un jefe militar de la época.
 

El primero de los grandes arquitectos renacentistas fue Filippo Brunelleschi, quien construyó una gran cúpula en la catedral de Florencia y edificó, en la misma ciudad, la iglesia de San Lorenzo, a la que le dio el aspecto de una basílica romana.
 

El iniciador de la pintura renacentista fue Masaccio (Tommaso di Ser Giovanni). La monumentalidad de sus composiciones y el alto grado naturalista de sus obras, hacen de él una figura esencial de la pintura del siglo XV, como quedó demostrado en sus frescos de la capilla Brancacci.
 

Coetáneos de Masaccio fueron fra Angélico, pintor idealista de escenas religiosas, y Paolo Uccello, preocupado por los escorzos (figuras en posturas oblicuas al plano de la obra artística) y las perspectivas.
 

En la segunda parte del siglo XV se destacaron Piero della Francesca, cima de la tendencia pictórica racionalista e investigadora, que utilizó la luz como elemento expresivo, y Sandro Botticelli, quien aplicó un estilo sinuoso y refinado.
 

El creador del Cinquecento arquitectónico fue Donato Bramante. Su primera obra maestra fue el templete de San Pietro in Montorio, de planta centralizada, similar a los templos circulares clásicos. El papa Julio II escogió a Bramante para edificar la nueva basílica de San Pedro, de gigantescas proporciones, en la que, como hemos visto, intervinieron Rafael y Miguel Angel. Sin embargo, Bramante falleció antes de ver terminada su obra.
 

En Venecia surgieron una serie de brillantes pintores, como Giorgione, Tiziano, Tintoretto y Veronés, con quienes llegó a su máximo esplendor la escuela veneciana, caracterizada por su colorido, la luz vaporosa, la sensualidad y los temas paganos.

La literatura

La literatura del Renacimiento tomó del Humanismo la inspiración clásica de sus temas, personajes y reglas, pero usó solo idiomas vernáculos (propios de cada país). El primer escritor que comenzó a utilizar un estilo próximo al renacentista fue Dante Alighieri. Su obra más conocida, La Divina comedia, correspondía a la Edad Media, por su construcción e ideas, mientras que su espíritu subjetivo y expresividad la acercaban al Renacimiento. Los principales escritores italianos, aparte del ya mencionado Nicolás Maquiavelo, fueron el prosista Francisco Guicciardini y los poetas Ludovico Ariosto y Torcuato Tasso.

El primero fue el más relevante historiador de la Italia renacentista. En su Historia de Italia narró los complicados sucesos de la península entre los siglos XV y XVI. Ludovico Ariosto escribió el poema Orlando Furioso, en el que contó con bastante imaginación las luchas del emperador Carlomagno contra los sarracenos y las hazañas de Ronaldo, su legendario nieto.

Por último, Torcuato Tasso cerró la serie de poetas del Renacimiento italiano con la publicación de una voluminosa epopeya titulada Jerusalén libertada. En ella describió las proezas de los primeros cruzados, uniendo la historia y la novela.

La música

En el Renacimiento se impuso la música vocal polifónica (conjunto de varias voces e instrumentos que forman un todo armonioso) y profana. En las misas que oficiaba el papa intervenía el coro Sixtina del Vaticano, que atrajo a músicos e intérpretes vocales de toda Italia e, incluso, del norte de Europa. Entre sus miembros destacaron los compositores Josquin des Prés y Giovanni Pierluigi da Palestrina, maestro de la polifonía religiosa.

La ciencia

Aún indecisa entre la razón y las fantasías de la Edad Media, la ciencia del Renacimiento tuvo uno de sus principales exponentes en el sabio polaco Nicolás Copérnico. Sus conocimientos abarcaban la filosofía, la medicina, la pintura y el dibujo. Además, fue profesor de matemáticas en Roma. En astronomía, y de regreso en Polonia, revisó todas las ideas de sus contemporáneos y antiguos respecto del sistema del mundo, y descubrió el doble movimiento de la Tierra: sobre sí misma (rotación) y en torno al Sol (traslación).

En la ciencia médica, los investigadores más famosos del Renacimiento fueron el flamenco Andrés Vesalio (en anatomía humana), el alemán Teofrasto Bombast von Hohenheim, más conocido como Paracelso (en química y biología) y el español Miguel Servet (descubridor de la circulación sanguínea).

 
Expansión del Renacimiento


 

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Autorretrato de Alberto Durero.


 

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Entierro del Conde de Orgaz, obra maestra de El Greco.


 

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El Escorial es una de las expresiones más notables de la arquitectura española renacentista.

Renacimiento de exportación

Como era de esperarse, un movimiento cultural de la magnitud del Renacimiento en Italia no tardó mucho tiempo para que se difundiera por toda Europa. Si bien en el campo de la arquitectura se demoraron en imponerse los principios de esta tendencia, por la permanencia de los gustos góticos, en escultura y, sobre todo en pintura, sobresalieron diversos artistas.

En el norte del viejo continente se destacaron el grabador y pintor alemán Alberto Durero, que mezcló las estéticas góticas y renacentistas con gran habilidad, y el flamenco Pieter Brueghel el Viejo, que reproducía escenas de la vida diaria condimentadas con algo de ironía.

En España, el arte del Renacimiento fue mucho más religioso que en el resto de Europa, y su influencia solo se sintió a fines del siglo XVI y comienzos del XVII. Su mayor brillo lo alcanzó con la austera arquitectura del palacio El Escorial, obra de Juan de Herrera, y con el Greco (Domenico Theotocopuli), cuyos cuadros, como el Entierro del Conde de Orgaz, se caracterizaron por unas figuras alargadas de marcada espiritualidad, una técnica suelta y una variedad de colores y resplandores de origen veneciano.

Otro pintor relevante fue Velásquez (Diego Rodríguez de Silva y Velásquez), un retratista que también enfatizó el color en sus cuadros, además de lograr un relieve admirable. Entre sus obras destacan Las Meninas y Las Hilanderas.

Las letras fuera de Italia

Como las demás artes, la literatura del Renacimiento también cruzó las fronteras de la península italiana y fue acogida en diferentes países de Europa, donde encontró magníficos exponentes que supieron captar su propuesta y perfeccionarla.

España

En la península ibérica surgió una numerosa cantidad de escritores influenciados por las ideas del Renacimiento. Entre ellos se pueden nombrar a Lope de Vega (Félix Lope de Vega y Carpio). Cultivó todos los géneros, pero sobresalió esencialmente en el teatro, con obras como Fuenteovejuna. También Pedro Calderón de la Barca es otro autor importante en la literatura española de la época. Entre sus trabajos, preferentemente autos sacramentales, se puede nombrar La vida es sueño, en el que plantea el sentido de la existencia humana.

Sin embargo, uno de los máximos exponentes españoles de la literatura fue Miguel de Cervantes Saavedra, sobre todo un excepcional novelista, lo que se reflejó en su obra cumbre: Aventuras del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El valor de este texto radica en que es una síntesis del arte novelístico del Renacimiento español, pues reúne todas las corrientes de la época: novela de caballería, pastoril, bizantina, italiana, picaresca, entre otras, además de referencias al teatro.

Francia

El Renacimiento llegó a Francia como consecuencia de las guerras en Italia, que promovieron el estrecho contacto entre franceses e italianos. Entre los grandes escritores galos destacaron en esos tiempos: Francisco Rabelais y Pedro Ronsard. Rabelais publicó su obra Gargantúa y Pantagruel, que lo consagró como uno de los grandes escritores de la lengua francesa. Este autor retrató la vida como exuberante y alegre, y señaló la importancia del cuidado físico del hombre.

Ronsard se rodeó de un grupo de poetas jóvenes que conformaron la Pléyade, que tradujo poesías griegas y latinas, y más tarde escribió versos de iguales características en idioma francés. Por su parte, las Odas de Ronsard significaron un aporte considerable a la formación del lenguaje francés.

Inglaterra

Los conflictos que asolaron a Inglaterra a fines del siglo XV trabaron el desarrollo del Renacimiento en la isla, que solo al término de la centuria siguiente tuvo un representante notable en William Shakespeare.

Este escritor dejó más de 30 obras dramáticas, entre ellas comedias como el Mercader de Venecia; dramas históricos como Ricardo II y Enrique IV; y tragedias de inigualada fuerza, como el Rey Lear, Hamlet, Otelo y Macbeth. Shakespeare supo traducir las grandes pasiones humanas con un vigor, una vivacidad y un realismo extraordinario. Dominó su idioma con gran destreza, y es considerado el más grande de los dramaturgos de habla inglesa, y uno de los más importantes de la literatura universal.

Artes menores
Las artes menores (cincelado, orfebrería, mueblería, etcétera), también lograron un gran desarrollo en el Renacimiento. Las creaciones aparecían por todas partes, en las corazas, los escudos, el pomo de las espadas, adornados con figuras finamente cinceladas; en las copas, saleros, en los vasos de cristal de Venecia; en los muebles, camas y cofres, esculpidos e incrustados con marfil o mármol. Entre los maestros de las artes menores destacó Benvenuto Cellini, cincelador magnífico, que trabajó en Roma y en París.