Cuando hablamos de los inicios de la evolución humana, por lo general pensamos en Egipto y Mesopotamia, que fueron las primeras civilizaciones surgidas en el Cercano Oriente durante el cuarto milenio a.C. Sin embargo, cuando estas comenzaban su desarrollo, la Tierra ya tenía miles de millones de años y nuestros antecesores, los primates, ya la poblaban desde hacía más de 70 millones de años. |
La prehistoria corresponde al período de tiempo que va desde la aparición del hombre sobre la Tierra hasta la invención de la escritura (alrededor del 3.100 a.C.). Incluye la evolución del hombre desde la forma más primitiva de primate hasta convertirse en un Homo sapiens sapiens, que es la especie a la cual pertenecemos.
Cueva Prehistorica Bastón de mando grabado Osamenta de 100,000 años Venus Prehistorica
Pese a que tardó varios millones de años, la evolución humana fue un proceso de aprendizaje progresivo, lleno de logros y creaciones que aún perduran. Durante la prehistoria, que normalmente asociamos con retraso, el hombre aprendió a pulir piedras y a fundir metales para confeccionar sus herramientas; descubrió el fuego; inventó la cerámica, el bote a vela, la rueda, el telar, el huso y el arado, y quizás lo más importante, pasó de la vida nómade en base al pastoreo, la caza y la recolección de frutos, a la vida sedentaria, tras el descubrimiento de la agricultura y la ganadería.
Esta etapa no fue igual en las distintas zonas del mundo, ya que hubo lugares más desarrollados que otros. Mientras en Mesopotamia y Egipto la prehistoria terminó a fines del cuarto milenio y segunda mitad del segundo antes de Cristo, respectivamente, en algunas partes de Oceanía, África y América se han mantenido formas de vida prehistórica hasta este siglo.
El conocimiento de la prehistoria ha sido sumamente difícil, ya que como la escritura solo surgió a fines del cuarto milenio antes de Cristo, no hay registros de épocas anteriores. Por esto, los investigadores se han basado exclusivamente en fuentes arqueológicas; es decir, en el estudio de los escasos restos materiales de las sociedades prehistóricas: armas y útiles de piedra y hueso, pinturas y objetos artísticos, piezas de cerámica, huesos de animales o de hombres, la forma de enterrar a sus muertos, etc.
Para conocer la edad o antigüedad de los restos se utiliza el método estratigráfico, que consiste en el estudio de los estratos (capas o niveles) del terreno en los que aparecen los restos, cuya edad se conoce a través de la estructura geológica -composición de la tierra- y del yacimiento -disposición de cada uno de los estratos.
También se efectúa un estudio evolutivo de los objetos y un análisis físico con elementos radiactivos, como el carbono 14, el flúor, los pares de potasio-argón, torio-iridio, etc.
Para ordenar el proceso evolutivo del hombre durante tantos miles de años, se han establecido períodos o etapas dentro de la prehistoria, en base a las costumbres y conocimientos existentes en cada momento.
La división tradicional de la prehistoria, definida por John Lubbock y Christian Jürgensen Thomsen, describe las etapas sucesivas del Paleolítico o Edad de la Piedra Tallada, Neolítico o Edad de la Piedra Pulimentada y la Edad de los Metales -cobre, bronce y hierro.
Otros criterios de periodificación son el de Lewis Henry Morgan, que denominó Salvajismo al Paleolítico, Barbarie al Neolítico, Calcolítico a la Edad del cobre y Civilización a la Edad del bronce antiguo; y el de Vere Gordon Childe, que distinguió entre el Salvajismo (Paleolítico), Revolución agrícola (Neolítico) y Revolución urbana (Edad de los metales).
Se estima que el Universo nació hace unos 15 mil millones de años. Sin embargo, la historia del hombre es muchísimo más breve. Nuestros antepasados, los primates, surgieron más de 70 millones de años atrás, al evolucionar desde los mamíferos insectívoros.
El primate más antiguo que se ha encontrado es el denominado Purgatorius, de Norteamérica, que tiene 70 millones de años y fue encontrado en las Montañas Rocosas en Estados Unidos. Esta especie fue la única que convivió un breve tiempo con los últimos dinosaurios de finales del período Cretácico.
Los primates desarrollaron varias características que permitieron su evolución hasta el hombre actual. Su visión era similar a la nuestra -binocular, capaz de apreciar relieves y formas a distancia-; tenían el cerebro mucho más grande que otros mamíferos placentarios -aquellos cuya gestación es en el útero materno-; sus extremidades posteriores se adaptaron para el desplazamiento, mientras los miembros delanteros se especializaron en la manipulación de objetos; podían caminar en dos y cuatro patas.
Hace unos 40 millones de años aparecieron los monos llamados antropoides -de la palabra anthropoidea, que en griego significa, semejante al hombre- en Norteamérica o Eurasia, desde donde emigraron hacia otros continentes. Se dividían en dos grupos: los catarrinos, distribuidos en África y Asia, y los platirrinos, ubicados en América Central y Sur. Los dedos de sus manos po-seían uñas, en vez de garras, y una gran movilidad para sujetar y manipular objetos.
El mono platirrino más antiguo que se conoce se descubrió en la zona central de Chile, tiene 20 millones de años y fue denominado Chilecebus carrascoensis.
Hace unos 35 millones de años un grupo de primates se desarrolló para formar otra familia, la hominoidea -que en latín también significa ‘semejante al hombre’- o de los homínidos, que se caracteriza por no tener cola. Sus antiguos representantes, los pliopitécidos, se extinguieron hace 15 millones de años. Después aparecieron los póngidos (orangutanes, gorilas, chimpancés, etc.), 25 millones de años atrás.
Los primeros homínidos eran relativamente pequeños, alrededor de 1.20 a 1.40 metros, su cerebro pesaba unos 425 gramos. Eran parecidos a los actuales chimpancés; sin embargo, la relación cerebro-masa corporal pudo ser el doble de la del chimpancé que conoces y cuatro veces la de un gorila. El parecido más claro de los primeros homínidos con nosotros era que habían adoptado una posición erguida para desplazarse.
Actualmente encontramos póngidos en los bosques tropicales de África y Asia, aunque antiguamente también habitaban en Europa. Estas especies eran de mayor tamaño, como el gigantophitecus, que llegó a tener tres metros de longitud y vivió hace 15 mil años en China y la India.
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Los investigadores de lo antiguo |
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Los paleontólogos examinan los fósiles, o sea, los restos de plantas
y animales, para determinar las distintas formas de vida que habitaron
antiguamente el planeta. • Los antropólogos estudian los huesos, cráneos y dientes humanos que encuentran, tratando de reconstruir y determinar los rasgos físicos que habrían tenido sus dueños. Además, estudian la actitud del hombre primitivo frente a la naturaleza y la sociedad. • Los arqueólogos analizan los instrumentos, las cerámicas y otros artefactos hechos por el hombre antiguo, con el fin de conocer sus formas de vida. La química permite determinar la edad de los restos encontrados mediante el uso del carbono 14, el flúor u otros elementos. |