ESTUDIOS SOCIALES



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INDICE


 
I Primera Guerra Mundial


La Primera Guerra Mundial

Antes de la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial (1914-1918) hubo conflictos que duraron m�s e involucraron igual numero de naciones. Pero �sta es la primera oportunidad en que no s�lo se enfrentan ej�rcitos profesionales, sino pueblos enteros.

El enfrentamiento puso t�rmino a un largo per�odo de tranquilidad conocido como la "paz armada", que descansaba sobre dos cimientos: el potencial b�lico y una intrincada red de pactos secretos entre los estados.

Iniciado por consideraciones de seguridad nacional y de prepotencia individual, termin� siendo un conflicto ideol�gico entre pa�ses con una visi�n democr�tica del mundo e imperios hostiles a estos ideales.

Luego de cuatro a�os de sufrimiento, que dejaron por lo menos diez millones de muertos y m�s de veinte millones de heridos , se alcanz� una paz inestable, que llevaba en su seno los g�rmenes de la Segunda Guerra Mundial.
 

La paz armada

Durante un largo per�odo, entre 1871 y 1914 la paz rein� en la mayor parte de Europa. La excepci�n fue la regi�n de Los Balcanes, la m�s orienta de las pen�nsulas europeas de Mar Mediterr�neo.

Sin embargo, esta paz se asemejaba a la calma aparente que muestran los volcanes antes de entrar en erupci�n. De hecho, el per�odo a que nos referimos ha recibido de los historiadores el elocuente nombre de paz armada, ya que entre las naciones europeas exist�an muchas rivalidades en materia econ�mica y debido a que las pretensiones colonialistas de unos y otros chocaban en m�ltiples oportunidades. Adem�s, el auge de los sentimientos nacionalistas en diversas regiones aportaba su cuota de tensi�n.

En los siglos XVII y XVIII el escenario europeo hab�a tenido cuatro protagonistas: Inglaterra, Francia, Austria y Rusia. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX se hab�an incorporado otros dos actores, que reclamaban un rol de importancia. Se trata de Italia y Alemania, que lograron en corto tiempo un espectacular desarrollo econ�mico y humano. La situaci�n hab�a cambiado en el continente, cosa que no agradaba mucho a las potencias tradicionales como Francia y Rusia, quienes no quer�an ver su posici�n disminuida.

 

Armon�a de los tres emperadores

En esa �poca, la paz ten�a la fragilidad de un cristal. Para mantenerla, se recurri� a un impresionante despliegue de maniobras diplom�ticas, que tuvo por resultado la constituci�n de diversas alianzas, que dejaron el continente europeo dividido en bloques de poder. Claro que la red de pactos era tan compIeja, que desorientaba a�n a los m�s expertos. Por este motivo, deberemos conformarnos con hablar de las principales alianzas, sin adentramos en m�s profundos laberintos. Tras la guerra de 1870-71, entre Francia y Alemania, en la que esta �ltima hab�a obtenido una lucida victoria, los bloques pol�ticos se hicieron m�s s�lidos y pasaron a constituir una pieza clave de la pol�tica internacional en la zona.

Otto von BismarckOtto von Bismarck, (en la imagen) Canciller alem�n, fue la figura m�s destacada e influyente del per�odo situado entre 1870 y 1890. Los �xitos guerreros hab�an dado al joven Imperio alem�n la categor�a de primera potencia militar en Europa. Sin embargo, este prestigio tra�a aparejadas algunas dificultades. Francia, derrotada, comenz� a alimentar un hondo resentimiento y un gran deseo de revancha. Pero eso no era todo. Para mantener el sitial recientemente ganado, Alemania necesitaba contar con buenos aliados. Empe�ado en conseguirlos. Bismarck, puso en acci�n su formidable genio diplom�tico, propiciando un acercamiento hacia Austria. Ya a�os atr�s, en 1866. el ej�rcito prusiano hab�a vencido a los austr�acos, pero hab�a tenido el buen tino de no imponer condiciones demasiado humillantes a los derrotados. De esta forma la Alemania unificada, que contaba con Prusia como n�cleo principal, ten�a la la puerta abierta para entenderse con su antiguo enemigo. En 1872 se celebr� una entrevista en Berl�n, entre los emperadores Guillermo I de Alemania y Francisco Jos�, del Imperio austroh�ngaro. Tambi�n el zar de Rusia, Alejandro II, quiso participar en el encuentro y as� naci� lo que se conoce como la "armon�a de los tres emperadores". En esta liga, Alemania tuvo el rol predominante y Bismarck, muy satisfecho, declar� que "la Europa reconoc�a al nuevo imperio alem�n como el baluarte de la paz general".

La Triple Alianza

La armon�a de los tres emperadores no dur� mucho tiempo. La manzana de la discordia fue un conflicto que estall� en los Balcanes.

En 1877 Rusia entr� en guerra con los turcos que dominaban, la pen�nsula logrando la victoria. Tras el enfrentamiento, se firm� el Tratado de Berl�n. En dicho acuerdo, a pesar de que Rusia ostentaba la calidad de vencedora no obtuvo todas las ventajas que esperaba. Durante la conferencia de paz, Bismarck no hizo nada por apoyar las pretensiones rusas. El zar, resentido, acus� a Bismarck de haber "olvidado sus compromisos". La armon�a de los tres emperadores se hab�a trizado.

A partir de ese momento, Bismarck comprendi� que deb�a preocuparse no s�lo de Francia, sino tambi�n de Rusia. La salida m�s aconsejable fue reforzar su amistad con Austria, con la que firm� un nuevo tratado secreto, de car�cter defensivo. A este pacto se incorpor� m�s tarde Italia. con lo que naci� la Triple Alianza, firmada en Viena el 20 de mayo de 1882.

La Triple Entente

Francia y Rusia quedaron virtualmente aisladas luego de la constituci�n de la Triple Alianza. Esto no agrad� para nada al zar. A pesar de los roces que hab�an tenido, se resisti� a cortar definitivamente sus v�nculos con la vigorosa Alemania. Por esa fecha, Rusia ten�a un nuevo gobernante, el zar Alejandro III, que fue coronado en 1881. Bismarck hizo valer sus buenos oficios y este emperador ruso firm� un acuerdo con Guillermo I, por el cual se comprometi� a mantenerse neutral en el caso de que una potencia extranjera atacase a Alemania, Dicho pacto secreto fue el �ltimo triunfo diplom�tico de Bismarck, quien fue alejado de su cargo en 1890. En Alemania tambi�n hab�a subido un nuevo emperador, Guillermo II, que encarnaba la ambici�n imperialista que, por ese entonces alimentaba el pueblo alem�n.

La ca�da de Bismarck no pas� inadvertida a los otros Pa�ses europeos. Sin el astuto Canciller, Alemania ya no parec�a tan temible. Dadas las circunstancias, Francia y Rusia no tardaron en estrechar sus lazos de amistad. Llegaron as� a pactar una alianza en 1892, la cual ten�a un car�cter puramente defensivo.

A esta amistad anglo-rusa adhiri� a�os m�s tarde Inglaterra, preocupada por el creciente poder de Alemania. As�, para mantener el equilibrio con la Triple Alianza, surgi� este segundo pacto conocido como la Triple Entente, o Triple Entendimiento, entre Francia, Rusia e Inglaterra.


El polvor�n de los Balcanes

En las d�cadas previas a la Primera Guerra Mundial, el polvor�n de Europa estuvo en la pen�nsula de los Balcanes. En la actualidad se encuentran all� los estados de Rumania, Albania, Yugoslavia, Bulgaria, Grecia y parte de Turqu�a. Por el a�o 1910, sin embargo, el panorama en la regi�n era diferente. Yugoslavia, por ejemplo, a�n no exist�a, pues s�lo se constituy� como pa�s en 1919. En cambio, hab�an estados hoy desaparecidos. Entre ellos podemos citar a Servia y Montenegro.

Los acontecimientos de los Balcanes, que seg�n los entendidos constituyeron uno de los antecedentes inmediatos de la guerra europea son bastante complejos. Para comprenderlos es necesario tomar en cuenta que, por aquel entonces, los sentimientos nacionalistas eran un elemento importante en el panorama pol�tico. Si bien para algunos el nacionalismo era sin�nimo de soberan�a de un pueblo, para otros ten�a un sentido m�s amplio. Entre estos �ltimos habr�a que citar a muchos patriotas alemanes que consideraban la nacionalidad como la agrupaci�n �tnica de los pueblos, aun cuando �stos estuvieran divididos por diversas fronteras pol�ticas. Esto es lo que se conoce como la doctrina del pangermanismo. Pero los alemanes no eran los �nicos que alimentaban ideas de este tipo. Entre los rusos exist�an corrientes similares, las paneslavistas que pretend�an unir al Imperio ruso las naciones eslavas de Europa y los Balcanes.

A lo anterior hay que agregar el hecho de que los Balcanes y sus pueblos cristianos hab�an sido dominados durante mucho tiempo por los turcos musulmanes. Sin embargo, en la �poca que nos ocupa. Turqu�a se hab�a debilitado y los cristianos ansiaban liberarse.

Las guerras balc�nicas

Turqu�a a�n ten�a suficiente fuerza para combatir con �xito a los pueblos balc�nicos por separado. Sin embargo, era demasiado d�bil para hacer frente a una coalici�n, Aprovechando este estado de cosas, en 1912, Servia, Montenegro, Grecia y Bulgaria aunaron sus fuerzas para combatir a los turcos. En tres seGuillermo IImanas hab�an logrado una victoria espectacular barriendo a Turqu�a del continente europeo casi por completo. (Al finalizar la primera guerra balc�nica, el emperador alem�n Guillermo II -en la foto-apoy� las pretensiones expancionistas de Austria)

Europa entera qued� sorprendida con la fulminante derrota turca. Sin perder el tiempo las potencias europeas se dispusieron a tomar cartas en el asunto. En la regi�n se hab�a producido un vac�o de poder que muchos quisieron aprovechar.

Naturalmente, el asunto no era sencillo. Surgieron importantes puntos de fricci�n. Por ejemplo, Servia reclam� la zona que hoy es Albania. Lo grave es que tambi�n Austria ten�a pretensiones sobre ese territorio, de modo que se opuso vehementemente a los deseos servios. Para ello contaba con el apoyo de sus aliados Alemanes e italianos. Claro que Servia tampoco estaba sola. Disfrutaba de la simpat�a de Rusia, que le dio su respaldo. La tensi�n sub�a minuto a minuto. Incluso muchos pensaron que estallar�a una guerra a gran escala. Sin embargo, el peligro se disip�.

Finalmente, los pa�ses balc�nicos se dieron cita en Londres para dictar la paz a Turqu�a. Claro que quedaba por resolver el asunto de la repartici�n de los territorios ganados. Y en eso estaban cuando Bulgaria decidi� tomar la iniciativa... y las armas. Sin previo aviso atac� a Grecia y Servia, dando comienzo a la segunda guerra balc�nica

Una vez m�s, las potencias europeas tomaron partido. Alemania y el Imperio austro h�ngaro brindaron sus simpat�as a Bulgaria, mientras Rusia y Francia se inclinaron por Servia. El conflicto acab� con la derrota b�lgara. La paz se firm� en Bucarest, en agosto de 1913. Se dice que las partes no quedaron muy satisfechas con el acuerdo y, de hecho, en el esp�ritu austr�aco sigui� latente el deseo de aplastar de una vez por todas a Servia.

 

La carrera armamentista

Durante el per�odo de la paz armada, las tensiones fueron tantas que en realidad deber�a hablarse de un estado intermedio entre la paz y la guerra. Si los ca�ones no eran los que llevaban la voz cantante en Europa, era s�lo debido a los grandes esfuerzos de la diplomacia por mantener un cierto equilibrio de poderes. De hecho, en general reinaba un gran temor al estallido de una guerra. Y esto ten�a una explicaci�n l�gica. Durante el enfrentamiento franco-prusiano de 1870, hab�a quedado claro que, a partir de ese momento, las batallas no involucrar�an s�lo a los militares, como ocurr�a en la antig�edad. Ser�an naciones completas las que se ver�an envueltas en la movilizaci�n b�lica. Los progresos en el campo de las m�quinas de combate hac�a que la guerra cobrara un rostro cada vez m�s amenazador, capaz de poner en jaque el porvenir de toda una naci�n.

Sin embargo, las potencias se vieron embarcadas en una vertiginosa carrera armamentista. Alemania, temerosa de sufrir un ataque franc�s de revancha, se preparaba concienzudamente para un eventual enfrentamiento. Los otros imitaban su ejemplo, para no quedar en posici�n de desventaja. Seg�n un historiador, por ese entonces "las naciones manten�an, en tiempos de paz, ej�rcitos m�s considerables que antiguamente en tiempos de guerra

Las cifras vienen a corroborar lo anterior. Alemania, por ejemplo, contaba con m�s de 600 mil hombres de armas a fines del siglo XIX. El ej�rcito franc�s ten�a unos 550 mil soldados, el austr�aco casi 400 mil y el ruso superaba el mill�n trescientos mil efectivos.

A esto hay que sumar el arsenal militar, que se hac�a m�s sofisticado a medida que progresaba la t�cnica. Fusiles, ca�ones, ametralladoras acorazados y buques torpederos llenaban el inventario, que cada d�a luc�a nuevas piezas como submarinos, dirigibles y aeroplanos. Como este material b�lico deb�a ser renovado y actualizado permanentemente, resulta f�cil comprender que absorbiera una tajada considerable de los presupuestos de las naciones.

La voz del pacifismo

Manifestaciones pacifistasAnte este inquietante panorama, no faltaron pacifistas que alzaron su voz para pedir una paz verdadera y s�lida entre los estados. Ellos consideraban que los impresionantes preparativos b�licos terminar�an por conducir al desastre, y pensaban que dicho peligro deb�a desterrarse.(En la foto, las manifestaciones pacifistas, como la que muestra la ilustraci�n, no lograron impedir el estallido de la guerra en 1914)

La propaganda pacifista se centraba en puntos que a�n hoy siguen en plena actualidad. Se ped�a a los gobiernos llegar a un acuerdo para lograr el desarme o, al menos, a la limitaci�n de los armamentos. Tambi�n se abogaba por recurrir al arbitraje, como medio de solucionar las controversias internacionales.

Inglaterra dio un buen ejemplo en este sentido al someter a arbitraje un conflicto con los Estados Unidos. Este �ltimo pa�s exig�a una indemnizaci�n a los ingleses, por haber dejado armar en sus puertos, durante la Guerra de Secesi�n un barco sudista llamado "Alat bama". El tribunal dio la raz�n a los norteamericanos y el fallo fue acatado por Inglaterra. El Ministro ingl�s Gladstone. entonces, declar�: "Esta herida de amor propio pesa lo que un grano de polvo en la balanza, comparada con el valor moral de este ejemplo: dos grandes naciones entre las m�s fieras y las m�s sensibles al sentimiento patri�tico, que vienen por su propia voluntad ante un tribunal lealmente escogido, en lugar de atenerse al juicio de la espada".

El Tribuna de la Haya

Hacia fines del siglo XIX se dio otro paso importante en pro de la paz por invitaci�n del zar Nicol�s II de Rusia., los representantes de 26 gobiernos se dieron cita en la ciudad de La Haya (Holanda) para buscar la forma de reducir los armamentos. Esta conferencia internacional se realiz� en 1899, pero desgraciadamente no logr� sus objetivos. Sin embargo, dio un fruto muy positivo. Se instituy� un tribunal permanente de arbitraje, ante el cual se han ventilado muchos casos y que contin�a vigente hasta nuestros d�as.

Estas iniciativas pacifistas no fueron suficientes para evitar que los pa�ses recurrieran al viejo m�todo de la violencia. El germen de la guerra ven�a incub�ndose desde hac�a mucho y nada fue capaz de impedirle brotar en 1914.

Asesinato en Sarajevo

El sistema de equilibrio pol�tico conocido como paz armada hab�a convertido a Europa en un campo minado que pod�a explotar en cualquier momento.

Francisco 
FernandoEl estallido se produjo en la pen�nsula de los Balcanes y el detonante fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando(en la imagen junto a su familia) (sobrino del emperador Francisco Jos� y heredero del trono de Austria-Hungr�a) en Sarajevo, capital de la provincia de Bosnia (28 de junio de 1914).

El crimen fue obra de militantes de un grupo terrorista servio conocido como "La Mano Negra", cuya cabeza principal era el jefe del Servicio de Inteligencia del Estado Mayor servio. Es decir, el hombre que ten�a por misi�n descubrir a los esp�as.

Francisco Fernando hab�a viajado a los Balcanes para participar en las maniobras militares del ejercito austriaco en Bosnia, territorio de poblaci�n eslava anexionado por Austria en 1908.

Primer atentado

El 28 de junio, ya finalizadas las maniobras, el archiduque y su esposa asistieron a una ceremonia en la alcald�a de Sarajevo. Cuando el cortejo que lo acompa�a cruzaba la ciudad en direcci�n a ese lugar, un nacionalista servio infiltrado en Bosnia lanz� una bomba contra el carruaje que lo conduc�a, pero s�lo da�� al coche que iba tras el del archiduque. El agresor fue detenido mientras gritaba: "�Soy un h�roe, soy un h�roe!"

En la alcald�a, durante la ceremonia, el alcalde ley� un discurso donde cant� la lealtad de los bosnianos al imperio. El archiduque no se contuvo y le interrumpi�: "�C�mo? �Vengo como visitante y se me recibe con bombas!"

Para prevenir otro atentado se cambi� la trayectoria de regreso, pero desgraciadamente se eligi� una calle en que hab�a apostado otro nacionalista servio, que dispar� contra el archiduque y repiti� el tiro contra su esposa, que recibi� la bala en el est�mago. Agonizante, Francisco Fernando balbuce� a su mujer:"�Sof�a, Sof�a, no te mueras, por nuestros hijos!".

Sarajevo recibi� la noticia del atentado con estupor, sin alegrarse por la muerte del archiduque. Tanto fue as� que el asesino casi fue linchado por la multitud, debiendo ser rescatado por la polic�a.

En cambio, en Viena la noticia fue recibida con alivio, pues nadie quer�a al archiduque. Hasta muerto, el odio de la corte se ensa�� con �l. Como �ltimo gesto de menosprecio, se le organiz� "un entierro principesco de tercera clase".
 

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Revisado por: Morgan Cordero

 

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