INDICE
I
Primera Guerra Mundial
Estalla el Conflicto
El
asesinato, cometido por simpatizantes con la causa los eslavos del Sur, fue
utilizado de inmediato por los gobiernos de Austria y Alemania como pretexto
para la guerra, encaminada a afirmar la influencia del primero en los Balcanes.
El 23 de julio,
el gobierno austro-h�ngaro envi� al de Servia una serie de demandas humillantes,
con la amenaza de invadirla si no eran aceptadas al t�rmino de 48 horas. Los
servios aceptaron las sever�simas condiciones de Austria, excepto dos, que
habr�an significado el fin de su independencia. Sin embargo, estuvieron
dispuestos a someter esos dos puntos al Tribunal Internacional de La Haya.
Austria rechaz� la respuesta de Servia, y el 28 de julio le declar� la guerra.
Desplazamiento del foco
Como el pretexto
de la guerra era el asesinato de Sarajevo, lo l�gico habr�a sido que el
conflicto austro-servio fuese el eje de toda la historia, Pero no fue as�.
Dentro del conflicto global, el problema austro-servio se convirti� en un
detalle menor.
La caracter�stica
principal de esta guerra, que luego se conocer�a como la Gran Guerra o
Primera Guerra Mundial, est� en la simultaneidad de los escenarios, los
llamados "frentes". Dos son los principales: el del Oeste, con la lucha entre
los Aliados (Alemania y AustriaHungr�a) y los miembros de la Entente (Francia,
Gran Breta�a, Rusia y Servia), y el del Este, o el conflicto germano-ruso.
Avance alem�n
El 1� de agosto
de 1914 Alemania declar� la guerra a Rusia, aliada de Servia. El 2 de agosto las
tropas germanas entraron en territorio franc�s, aunque la guerra no fue
declarada sino al d�a siguiente. La actitud adoptada por Gran Breta�a en el
conflicto se decidi� por el comportamiento de Alemania frente a B�lgica. En
virtud de un tratado, Alemania, corno Francia e Inglaterra, estaba obligada a
respetar la neutralidad de B�lgica en cualquier guerra europea. Los franceses,
en la creencia de que no pod�an ser atacados por ese lado, no ten�a protegida su
frontera belga con defensas tan fuertes como las construidas en la frontera
alemana.
El plan de
campa�a germano consist�a en cruzar Francia antes de que los rusos se aprestasen
a entrar en lucha, y el camino m�s f�cil para lograr este objetivo pareci� ser
la invasi�n de Francia a trav�s de B�lgica. El 31 de julio el gobierno ingl�s
pregunt� a Francia y Alemania si respetar�an la neutralidad de B�lgica. Francia,
inmediatamente, prometi� hacerlo. Alemania declin� dar una respuesta y el 4 de
agosto invadi� B�lgica. El rey de los belgas pidi� la protecci�n brit�nica y el
gobierno ingl�s envi� un ultim�tum a Alemania, amenazando ir a la guerra si los
alemanes rehusaban dar una garant�a de que respetar�an la neutralidad de B�lgica.
Como respuesta, Alemania entreg� sus pasaportes al embajador brit�nico, y el 4
de agosto, a medianoche, se entr� en conflicto.
Los contendores
La guerra empez�
siendo un choque entre -Austria y Alemania, de un lado, y Rusia,
Francia, Inglaterra, B�lgica y Servia del otro; muy
luego otras naciones se ir�an sumando a cada lado, hasta hacer de �ste u
enfrentamiento total.
Avance sobre B�lgica
El 4 de agosto,
los alemanes penetraron en B�lgica, la que se supon�a iba a ser derrotada en
corto plazo "con elegancia", seg�n un corresponsal ingl�s. Pero los "soldados de
chocolate", nombre que daban los alemanes a los belgas, presentaron una
resistencia inesperada, tanto a la infanter�a invasora como al bombardeo del
dirigible Zeppel�n. Esto frustr� el plan germano, pues retras� su avance en la
frontera francesa- y los rusos invadieron las provincias alemanas del oriente en
los primeros d�as de la guerra.
En un principio,
franceses, ingleses y belgas retrocedieron. Los alemanes llegaron a tan corta
distancia de Par�s que el gobierno franc�s debi� trasladarse a la ciudad de
Burdeos. Pero en septiembre los miembros de la Etente retomaron la iniciativa e
hicieron retirarse a los invasores.
A fines de 1914
el frente del Oeste era una larga l�nea que se extend�a desde Suiza al mar del
Norte, frente a las costas de Inglaterra. Acababa de empezar la guerra de
trincheras que, durante tres a�os, consumir�a hombres, dolor y municiones.
La guerra de las trincheras
A partir de
agosto de 1914 los hechos se fueron precipitando. Ese mes, Jap�n declar� la
guerra a Alemania y atac� sus intereses en China. En octubre, los turcos
entraron a la guerra en favor de los imperios centrales.
En el mar, el
conflicto empez� con una concentraci�n de la gran flota brit�nica en el Mar de
Norte. La escuadra alemana, inferior en n�mero, fue encerrada en los puertos
germanos. El 28 de agosto, fuerzas navales inglesas hundieron tres cruceros
alemanes en Heligoland, isla del Mar del Norte, pero durante primer a�o de la
guerra �ste fue el �nico combate en ese sector.
Cuando empezaron
las hostilidades, tomaron parte en algunas acciones importantes, una de las
cuales se desarroll� frente a las costas chilenas. El 1� de noviembre, una
escuadra inglesa combati� en Coronel (al sur de Concepci�n) con una
superior fuerza naval alemana mandada por el almirante Maximilian von Spee y fue
derrotada con p�rdidas del buque almirante y otras unidades. Inmediatamente,
desde Inglaterra se enviaron refuerzos, y el 8 de diciembre la flota de Von Spee
fue destruida frente a las islas Malvinas.
La guerra en 1915
Desde 1915, la
guerra en el frente occidental se transforma de una guerra de movimiento en una
de trincheras. Separados a veces por una franja de s�lo algunas decenas de
metros, conocida como "tierra de nadie", las tropas enemigas permanecieron meses
y meses observ�ndose, hostiliz�ndose, avanzando unos pocos kil�metros al costo
de miles de muertos y millares de proyectiles gastados, para retroceder luego a
los puntos originales.
El
22 de abril los alemanes estrenaron un arma desconocida: los gases
asfixiantes. (En la imagen, una patrulla intenta salvar a los soldados afectados
por los gases venenosos) Seis mil cilindros con gas cloro, venenoso, fueron
lanzados contra las posiciones francesas. Una nube verdosa, de tres kil�metros
de longitud y treinta metros de altura, avanz� empujada por el viento,
arrastr�ndose a ras del suelo e invadiendo las trincheras.
Los hombres
empezaron a caer en medio de terribles dolores. Se practic� la autopsia a los
cad�veres de las v�ctimas, para ver los efectos de los gases: "edemas pulmonares
que acarrean una muerte atroz" fue el dictamen de los m�dicos.
Tan pronto como
pasaron los efectos de la nube, los alemanes se lanzaron al ataque de las
posiciones francesas, conquistando algunos peque�os pueblos. Pero en cuanto el
aire estuvo limpio, los franceses contraatacaron y recuperaron lo perdido.
Como producto de
este tipo de ataques, miles de hombres encontraron la muerte, con los pulmones
destrozados; otros quedaron ciegos y con los ojos desorbitados.
1915 ser� tambi�n
el a�o de la aviaci�n, de los zeppelines y el de los primeros pasos de un
extra�o aparato que luego se popularizar�a en los arsenales b�licos: el tanque.
En mayo de ese
mismo a�o, Italia, primitivamente asociada con Alemania y Austria, se
uni� a la Entente. Pero los imperios centrales consiguieron un nuevo aliado:
Bulgaria. Servia, motivo inicial del conflicto, cay� junto a Montenegro en manos
de los ej�rcitos imperiales.
La guerra en 1916
En 1916 tuvieron
lugar dos grandes luchas en el frente occidental. Los alemanes intentaron tomar
los fuertes franceses de Verd�n, pero fueron contenidos antes de lograr
sus prop�sitos. Los alemanes perseveraron en su esfuerzo y la batalla de Verd�n
dur� de febrero a junio. La ofensiva de la Entente empez� con un ataque
franco-brit�nico en la regi�n del Somrne. La primera batalla del Somme se
libr� desde junio hasta septiembre, pero las fuerzas franco-inglesas avanzaron
con demasiada lentitud para alcanzar un resultado decisivo.
En el frente
oriental, los rusos derrotaron a los turcos y a los austr�acos librando a los
italianos de una poderosa ofensiva de estos �ltimos. Pero antes de finalizar el
a�o, las potencias centrales obtuvieron un gran �xito con la conquista de
Rumania, unida a la Entente en agosto.
En el frente
mar�timo, la escuadra alemana libr� su �nica batalla en Jutlandia
(pen�nsula de Dinamarca), combate de resultados indecisos. Las p�rdidas fueron
considerables por ambas partes, pero mucho mayores la de los ingleses que las de
sus enemigos. La flota alemana-pudo escapar a su total destrucci�n gracias a la
niebla, pero permaneci� encajonada hasta el fin de la guerra, sin arriesgarse a
ninguna otra acci�n.
Derrumbe de los imperios
Hasta 1916 la
forma en que se agrupaban los dos lados en guerra no permit�a deducir ninguna
consecuencia ideol�gica clara. Los estados parlamentarios y democr�ticos (Gran
Breta�a, Francia y B�lgica) estaban aliados al m�s reaccionario de todos los
imperios din�sticos (la Rusia zarista). A su vez, Alemania ten�a por aliados a
su antiguo enemigo y rival, Austria, Hungr�a, y a su v�ctima en potencia, el
Imperio Turco.
Pero en 1917 se
produjeron dos hechos que permiten hablar con propiedad de un conflicto de
ideolog�as: el retiro de Rusia , de la Entente y el ingreso de los Estados
Unidos en apoyo de este grupo. Desde este momento se trat�, en lo esencial, de
una guerra entre las potencias occidentales mar�timas, que tambi�n eran
potencias coloniales con visi�n democr�tica, y las potencias din�sticas
centrales hostiles a los ideales democr�ticos.
Colapso ruso
En 1917, Francia
e Inglaterra hab�an planeado un ataque simult�neo en el Este y el Oeste. Pero la
situaci�n cambi� totalmente de aspecto por el estallido de la revoluci�n rusa,
que culmin� con el ascenso al poder del grupo de bolcheviques encabezado por
Len�n. Este firm� con Alemania el tratado de paz de Brest-Litovsk,
separ�ndose de la Entente y dedicando sus esfuerzos a solucionar los p roblemas
del frente dom�stico.
La defecci�n de
Rusia alter� el aspecto general de la guerra en Europa. Alemania pudo retirar
fuerzas del frente Este y trasladarlas al frente Oeste para reforzar su l�nea de
defensa. Durante el resto del a�o se sucedieron una serie de acciones que no
variaron la situaci�n de los contendientes. La acci�n m�s afortunada, librada
por la Entente en el Oeste, fue un ataque por sorpresa contra las posiciones
alemanas cerca de Cambrai (Francia). En este ataque, los ingleses
emplearon por primera vez los tanques.
Los turcos,
entretanto, comenzaban a desmoronarse aceleradamente por el levantamiento de los
pueblos �rabes, acaudillados por el aventurero y erudito oficial ingl�s Thomas
Edwards Lawrence, m�s conocido como Lawrence de Arabia.(En la imagen)
EE.UU. ingresa a la guerra
Estados Unidos se
hab�a declarado neutral frente al conflicto europeo. Estuvo a punto de abandonar
esta posici�n en 1915, cuando un submarino alem�n ech� a pique el transatl�ntico
ingl�s Lusitania, donde perecieron cerca de 1.200 personas, muchas de
ellas ciudadanos norteamericanos. Todo EE.UU. pidi� la guerra contra Alemania,
pero el Presidente Woodrow Wilson se limit� a protestar. El gobierno
alem�n prometi� no hundir m�s barcos mercantes sin previo aviso. Esta promesa no
fue cumplida y, en 1917 fue retirada. En abril de ese a�o, EE.UU. declar� la
guerra a Alemania.
La guerra en 1918
La ayuda
norteamericana entr� en juego cuando m�s se la necesitaba. Los alemanes,
desentendi�ndose del frente ruso, volcaron la mayor parte de sus tropas al
frente occidental, tratando de obtener una victoria decisiva antes de que
llegaran los refuerzos americanos.Los imperios centrales tuvieron algunas
victorias entre marzo y junio de 1918 pero ninguna fue definitiva. En julio,
cuando comenzaron a llegar los contingentes de ultramar, la suerte se volvi� en
contra de Alemania.
Las tropas de la
Entente empezaron a presionar en todos los frentes. Las plazas trabajosamente
ganadas por los germanos fueron cayendo una a una en manos de sus adversarios.
Los pa�ses que apoyaban a Alemania comenzaron a desmoronarse. Bulgaria se
rindi�. Turqu�a pidi� la paz. El 3 de noviembre, Austria se someti� a la paz
impuesta por los socios de la Entente. Al principio de noviembre, los mismos
alemanes pidieron un armisticio. El 10 de noviembre, Guillermo II huy� a
Holanda. Al d�a siguiente, los delegados alemanes aceptaron las condiciones del
armisticio dictadas por los vencedores.
La Europa que
sali� de esta guerra fue totalmente diferente de aquella que la inici�. La misma
t�cnica de la guerra hab�a cambiado. El sufrimiento ocasionado por el conflicto
(una estimaci�n moderada de las p�rdidas - es de diez millones de muertos y
veinte millones de heridos provoc� general desaz�n y abatimiento, e indujo a
muchos a poner sus esperanzas en la reci�n constituida Liga de Naciones.
Repercusiones de la
postguerra
Ni
los tratados ni los buenos prop�sitos que manifestaron los l�deres del mundo
hicieron olvidar los millones de muertos que quedaron diseminados en los campos
de batalla, ni los heridos y mutilados que regresaron a sus hogares con la
esperanza de rehacer su vida.
En
todos los pa�ses que intervinieron en la conflagraci�n mundial, e incluso en
aquellos que presenciaron desde lejos la ferocidad de los combates, las
consecuencias de postguerra se tradujeron en profundas transformaciones
espirituales, econ�micas y sociales.
Los
cuatro a�os de guerra, seg�n los datos m�s optimistas recogidos por los
historiadores, dejaron un saldo de por lo menos 10 millones de muertos y 24
millones de heridos. El investigador Jos� Fernando Aguirre, en su obra
"La Gran Guerra y la Revoluci�n Rusa", consigna que las p�rdidas se eval�an en
37 millones 508 mil 686 soldados (entre muertos y heridos), cifra a la que hay
que agregar 12 millones 618 mil civiles. Se calcula que durante la Primera
Guerra Mundial los pa�ses en conflicto movilizaron unos 65 millones de soldados.
Otras consecuencias
A
las p�rdidas de vidas humanas, destrucci�n de ciudades y de riquezas, deben
agregarse los trastornos que se produjeron en la existencia de la humanidad. Las
heridas no sanaron definitivamente ni se lleg� a una paz verdadera. El mundo
qued� en un estado permanente de crisis y de inestabilidad.
En
el campo pol�tico fue donde m�s se not� esta transformaci�n. La guerra exalt� el
desprecio por la vida humana, desorganiz� la familia y las clases sociales,
acrecent� la criminalidad, el escepticismo y el goce de vivir, todo lo cual
condujo al desorden moral.
Desorden econ�mico
Los
cruentos a�os de guerra causaron graves crisis econ�micas y financieras. Los
gastos en armamentos provocaron una enorme inflaci�n que desvaloriz� la moneda,
favoreci� la especulaci�n y el encarecimiento de la vida. La cesant�a y la
escasez de alimentos tomaron caracteres catastr�ficos. Los mayores esfuerzos de
los hombres de ciencia se gastaron en estudios y trabajos destinados a aumentar
la eficacia de la aviaci�n y del armamento, as� como de las maquinarias
industriales y agr�colas.
Las
nuevas t�cnicas industriales que surgieron al amparo de esta situaci�n,
requirieron de inmensos capitales que s�lo estaban en poder de agrupaciones y
consorcios poderosos, los impon�an sus precios y suprim�an la libre competencia.
Los gobiernos, que no pod�an permanecer indiferentes ante lo que estaba
ocurriendo, tuvieron que multiplicar sus intervenciones en la econom�a, lo que
constituy� la negaci�n del sistema econ�mico liberal hasta entonces dominante en
Europa.
Los
enormes ej�rcitos que se crearon entonces y que habituaron a los hombres a la
disciplina, y los modernos y poderosos medios de propaganda, tendieron a formar
una verdadera sicosis de masas. Comenzaron a observarse otros enfoques pol�ticos.
Se aument� la exaltaci�n de los sentimientos nacionalistas y enlos pa�ses
coloniales no tardaron las agitaciones contra sus dominadores europeos.
Los
vencedores dec�an haber hecho la guerra para imponer la democracia y la libertad.
Pero en muchas naciones el r�gimen constitucional fue reemplazado por gobiernos
autoritarios: nacismo alem�n, fascismo italiano, comunismo ruso, dictaduras
h�ngaras, yugoslavas, espa�olas, polaca, turca y otras.
La Sociedad de las naciones
La Sociedad de
Naciones fue el primer organismo pol�tico internacional que surgi� en el
mundo de postguerra con el prop�sito de prevenir los conflictos mediante
arreglos pac�ficos. Paradojalmente, fue tambi�n la primera v�ctima de la
Segunda Guerra Mundial, que nuevamente desangrar�a a la humanidad entre los
a�os 1939y 1945.
La organizaci�n
pol�tica naci� como consecuencia de la Conferencia de Par�s, que se
celebr� paralelamente a la de Versalles y que concluy� con el Tratado de Paz. Su
misi�n, adem�s de preservar la armon�a entre los pa�ses, era tomar el control de
algunos territorios (mandatos); y propender a la cooperaci�n internacional en
los campos econ�mico, social y humanitario.
Las directrices
centrales, tanto de la paz como de la creaci�n del organismo, fueron dictadas
por el llamado Consejo de los Cuatro, formado por el Presidente de los Estados
Unidos, Thomas Woodrow Wilson; Jorge Clemenceau, representante de Francia;
David Lloyd George, de Inglaterra, y Vittorio Emmanuele Orlando,
de Italia. Sobre esos hombres recayeron todas las responsabilidades futuras.
Primer antecedente
El 8 de enero de
1918, el Presidente Wilson hab�a proclamado ante el Congreso de su pa�s un plan
de paz que conten�a catorce puntos. Se trataba de una concepci�n idealista del
mandatario. Los grandes principios que propiciaba eran, adem�s del
reconocimiento de la independencia de los pa�ses ocupados por Alemania, la
organizaci�n de las relaciones internacionales en base a la autodeterminaci�n
nacional, la constituci�n de un organismo internacionaI que garantizase la
independencia y la igualdad entre las naciones y el establecimiento de la
libertad e igualdad absolutas en el comercio mundial. Wilson estaba convencido
de que deb�a existir una solidaridad entre todas las naciones civilizadas. Sin
embargo, no pudo vencer los ego�smos nacionales de los gobernantes de los pa�es
europeos.
Primera falla
Al constituirse
en 1919 la Sociedad o Liga de Naciones, quedaron excluidas Rusia y Alemania.
Estados Unidos, por decisi�n del Congreso, se margin� de ella. Esto significaba
que tres de las mayores potencias del mundo no actuaban en la organizaci�n,
quedando subordinada su eficiencia al entendimiento que podr�a lograrse entre el
Imperio Brit�nico y Francia.
Con estos
antecedentes iniciales, m�s el retiro de Jap�n en 1933 y el evidente
desequilibrio entre Estados Unidos y Europa, La Sociedad de las Naciones jam�s
alcanz� universalidad, como tampoco nunca pudo ser una real fuerza de
contenci�n.
A todo esto, en
el mundo entero surgieron voces pacifistas, se entonaban cantos y salmos por la
paz eterna, la erradicaci�n de la guerra y la convivencia pac�fica entre los
pueblos. Este ambiente pacifista incidi� en la eficacia d ela Sociedad, ya que
inhibi� la creaci�n de una fuerza internacional capaz de repeler cualquier
intento de agresi�n.
El fracaso
Todos los buenos
prop�sitos con que naci� la Sociedad de las Naciones fracasaron por diferentes
motivos. Seg�n los historiadores, dos fueron las causa principales: una se debi�
al sistema preventivo de la guerra establecido en el Pacto, y la otra, a la
falta de comprensi�n internacional. La primera proced�a de disposiciones poco
claras respecto a la determinaci�n de qui�n era agresor, y la otra, del art�culo
15, que calificaba como l�cita, en algunos casos, la guerra ofensiva. Entre
estos casos estaban las guerras por recomendaci�n un�nime del Consejo general o
por la falta de una sentencia arbitral. Tambi�n fue causa de fracaso de la
insuficiencia del art�culo 16 respecto a las sanciones militarse, porque no dot�
a la Socedad de medios de acci�n necesarios para permitirle asegurar el respeto
a los compromisos contenidos en el pacto.
La Sociedad de
Naciones se derrumb� al declararse la Segunda Guerra Mundial. Durante el
desarrollo de �sta, con fecha 1 de enero de 1942, se constituy� la Organizaci�n
de las Naciones Unidas, que susbsite hasta el d�a de hoy.
Los tratados de paz
Entre mayo de
1919 agosto de 1920 se firmaron los tratados m�s importantes entre vencedores y
vencidos. El principal de ellos fue el de Versalles el 28 de mayo de
1919, impuesto a Alemania y con el cual se logr�, entre otras cosas, el t�rmino
de la guerra y el advenimiento de la paz.
Tambi�n fueron
importantes los tratados de Saint Germain y Trian�n, firmados el
10 de septiembre de 1919 y el 4 de junio de 1920, impuestos respectivamente a
Austria y a Hungr�a, y que determinaron la disoluci�n pol�tica del imperio
austroh�ngaro. En agosto de 1920 se sucribi� el tratado de Sevres que,
junto al de Neully, de 1919, consagraron el desmembramiento del imperio
Turco, el cual qued� reducido en Europa a Constantinopla y en Asia a
Anatolia, mientras Siria qued� bajo el mandato de Francia y Palestina
e Irak bajo el de Inglaterra.
En Versalles
Para lograr la
paz fue necesario que los aliados obligaran a los alemanes a firmar el
armisticio, aceptando las exigencias de los vencedores. Esto ocurri� en un vag�n
en los bosques de la Compiegne (Francia). Pero las condiciones finales deb�an
concretarse en un tratado.
En Par�s y
Versalles los representantes de las potencias vencedoras comenzaron sus
reuniones para trazar las nuevas fronteras de los territorios ocupados, conforme
a sus intereses. La tesis norteamericana, sustentada por el Presidente Wilson,
de respeto a las naciones vencidas no fue compartida por sus al�ados. El
representante de Francia, Clemenceau, fue irreductible en sus demandas
contra Alemania; el ingl�s Lloyd George gest� para su pa�s el
acrecentamiento del dominio en los mares y la expansi�n de su imperio colonial,
y Vittorio Emmanuele Orlando, Primer Ministro de Italia, insisti� en el
t�rmino del imperio austro-h�ngaro.
El Tratado de Paz
se firm�, finalmente, el 28 de mayo de 1919, en Versalles, pero dejando lugar a
muchos resquemores y un problema serio en el corredor de Danzig, que
dar�a lugar m�s tarde a la Segunda Guerra Mundial.
El Tratado
El Tratado de
Versalles constaba de 453 art�culos. Una parte se refer�a a la constituci�n de
la Sociedad de Naciones, con sede en Ginebra, destinada a mantener la paz y
garantizar la independencia de las naciones peque�as.
Por el Tratado,
Alemania perd�a su categor�a de gran potencia. Sus p�rdidas territoriales fueron
considerables, ya que se vio mermada en el 13 por ciento de su territorio. Debi�
ceder Alsacia y Lorena a Franc�a; Eupen y Malamedy a
B�lgica; Posnania y Prusia occidental a Polonia. Fueron
plebiscitados territorios de la regi�n meridional de la Prusia oriental, que
qued� para Alemania, y la Silesia superior, parte de la cual pas� a Polonia.
Para darle salida al mar a este nuevo estado, Danzig, en la desembocadura del
r�o V�stula, se constituy� en ciudad libre, puesta bajo control de I� Sociedad
de las Naciones. Por ello, Alemania perdi� su unidad territorial, ya que Prusia
oriental qued� separada del cuerpo de la naci�n por el Corredor polaco de
Danzig.
Tambi�n Alemania
fue obligada a pagar las reparaciones materiales, o compensaciones por 105
destrozos causados en los pa�ses ocupados y por las atenciones a los mutilados y
hu�rfanos de guerra. En esa �poca, se estim� este pago en 300 mil millones de
francos.
Fin de los imperios
Como resultado de
este Tratado, el imperio austro-h�ngaro qued� reducido a una min�scula Austria y
a una peque�a Hungr�a. A Rumania se le adjudic� la Transilvania; con Bohemia,
Eslovaquia y Moravia, se constituy� Checoslovaquia, y con servios,
montenegrinos, croatas y eslovenos, naci� Yuyoslavia. Bulgaria perdi�
territorio en favor de Grecia, naci�n que fue la m�s favorecida, en desmedro de
Rumania y Turqu�a; las islas del Dodecaneso pasaron a Italia y Chipre qued� en
poder de Inglaterra. A ra�z de la revoluci�n sovi�tica, se separaron de Rusia y
se convirtieron en estados soberanos Finlandia, Letonia, Lituania y Estonia. Los
tratados de paz significaron el despedazamiento de los cuatro grandes imperios
existentes al comenzar la guerra: austro-h�ngaro, otomano, ruso y alem�n.
Nacionalismos y dictaduras
La
exaltaci�n del patriotismo que surgi� y se extendi� por la mayor�a de las
naciones europeas despu�s del Tratado de Versalles, (En 1919 fue publicada
esta caricatura. Ella insin�a que el Tratado de Versalles dio or�gen a Hitler y
a su partido nazi) fue el caldo de cultivo para que se aparecieran nuevos
l�deres y algunas corrientes pol�ticas de car�cter nacionalista. Contribuy� en
gran medida a delinear este esquema el antagonismo que se produjo entre las
tendencias socialistas y nacionalistas. De estos troncos crecieron el
fascismo italiano y el nazismo alem�n. El primero propiciaba el
r�gimen autoritario y el segundo el estado totalitario.
En cuanto al
comunismo, una vez que se hubo estabilizado en el poder ruso, empez� su
avance ideol�gico en el mundo, aglutinando a grandes masas que hasta entonces
eran controladas por los socialistas.
El Fascismo
Despu�s de
lograrse la paz, Italia se sinti� completamente defraudada por sus aliados al no
otorg�rsele todas las reivindicaciones que ped�a, cre�ndose una situaci�n de
descontento en todo el territorio. Los trabajadores tampoco consiguieron las
reformas sociales que se les ofreci� a cambio de los sacrificios en las
trincheras; la clase media se empobreci�, en tanto que frente a ellla surgi�,
con gran fuerza y poder, la clase de los nuevos ricos, enriquecidos en las
industrias de guerra; los soldados s�lo ve�an ante s� la cesant�a y la miseria.
Por toda Italia
se sent�a este ambiente de pesimismo. A los problemas ya existentes se agregaron
los desmanes cada vez m�s frecuentes y peligrosos. Se organizaron milicias
armadas, entre ellos los fascios di combattimento, cuyo jefe y creador
fue Benito Mussolini, antiguo militante socialista, maestro de escuela y
periodista.
Fue Mussolini
quien fund� el Partido Nacional Fascista, en el que ingresaron muchos
j�venes y ex combatientes irritados por la deslealtad de los antiguos aliados y
por el avance sostenido de los comunistas, que pr�cticamente dominaban la
pen�nsula. En pocos a�os, Mussolini llegar�a a ser el hombre fuerte de Italia
con el nombre de Duce.
El Nacismo
En Alemania,
aplastada por la guerra y por su precaria situaci�n econ�mica y anarquizada por
la rivalidad entre las fuerzas de derecha e izquierda, surgi� un nuevo grupo que
estaba llamado a cambiar profundamente el curso de los acontecimientos del
futuro: el movimiento nacional-socialista. Su jefe fue el austr�aco Adolfo
Hitler, quien hab�a participado en la guerra.
Este nuevo l�der
pol�tico se propuso levantar el esp�ritu alem�n. A su entender, las causas de la
ruina econ�mica y moral hab�a que buscarlas en el socialismo-marxista,
con su esp�ritu materialista; el parlamentarismo, con su
irresponsabilidad, y el capitalismo financiero dominado por los
jud�os.
El movimiento de
Hitler atrajo gran cantidad de j�venes, obreros y clase media. Se organizaron
tropas de asalto y se adopt� la cruz sv�stica o gamada como insignia.
La popularidad de
Hitler creci� tan r�pidamente que ya en 1932 postul� a la Presidencia de la
rep�blica contra el mariscal Hindenburg, candidato a la reelecci�n por
los socialisas y los partidos de centro. No logr� su prop�sito, pero a principio
de 1933 fue nombrado Canciller del Reich.
A la muerte de
Hindenburg, en 1934, Hitler pas� a ser jefe del estado (Reichsfuhrer),
suprimiendo el cargo de Presidente de la Rep�blica. Propici� el rearme de
Alemania y desarroll� una pol�tica belicosa con el prop�sito de ejercer el
predominio sobre Europa. De esta posici�n r�gida surgir�a la segunda guerra
mundial.
Otras dictaduras
En varias otras
naciones de Europa surgieron en esa misma �poca dictaduras de distinto cariz,
algunas de ellas sangrientas. En Hungr�a asumi� dictatorialmente el comunista
jud�o Bela Kun, quien fue destiuido por tropas rumanas. A el sigui� una
dictadura de la nobleza pobre, encabezada por el almirante Nicol�s Horthy,
que gobern� con el t�tulo de regente. En la naciente naci�n de Yugoslavia
ejerci� la dictadura Alejandro Karageorgevich, quien fue asesinado a�os
m�s tarde por un terrorista croata. La dictadura polaca la ejerci� el mariscal
Pilsudski, antiguo socialista y h�roe de la lucha por la independencia.
En Turqu�a, en 1919, surgi� como l�der el joven general Mustaf� Kemal. En
Espa�a, despu�s de un golpe de estado, asumi� el gobierno el general Primo de
Rivera, apoyado por el rey Alfonso XIII.
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