Los óxidos de nitrógeno que
contaminan la atmósfera proceden, casi exclusivamente, de la quema
de combustibles fósiles, en los vehículos de transporte y
en las instalaciones industriales (centrales térmicas y combustiones
industriales).
Para reducir las emisiones de estos gases en las instalaciones
industriales se suelen tomar medidas como las siguientes:
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Quemar el carbón en sistemas de lecho fluido. En este
proceso el carbón pulverizado se introduce en la caldera en la que
se va a quemar mezclado con caliza triturada. Durante su combustión
esta mezcla se mantiene en suspensión gracias a una corriente de
aire caliente que se insufla por la parte baja de la caldera. De esta forma
se elimina una alta proporción de los óxidos de azufre y
nitrógeno que en los sistemas de combustión tradicionales
se producen y la eficiencia energética es mayor.
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Eliminación de gases producidos en la combustión
del carbón a base de inyectar caliza triturada a baja temperatura.
La caliza reacciona con los gases obteniéndose yeso y otros productos
que se retiran periódicamente de la caldera.
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Usar técnicas de que rebajan la temperatura de combustión.
Así se consigue eliminar entre el 50% al 60% de los gases producidos
con las técnicas normales.
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Las chimeneas altas no reducen la cantidad de gas emitida
pero la dispersan en una zona más grande y la alejan del foco de
producción.
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Se están desarrollando tecnologías, todavía
en fase de estudio, para recoger los gases producidos en la combustión
a base de quemas repetidas, o haciéndolos reaccionar con ácido
isociánico, o por la adición de fósforo, etc.
Para impulsar la implantación de nuevas tecnologías
mas limpias que sustituyan a las muy contaminantes se propone el uso de
impuestos o de ayudas, según sea el caso, de forma que a las empresas
les compense invertir en la implantación de los procesos más
limpios.
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