Introducción
Conocer el suelo, las praderas, los bosques,
los océanos o los humedales, entre otros varios ecosistemas, es
fundamental para entender el funcionamiento de nuestro planeta. Hay varios
tipos de ecosistemas, muy extendidos por todo el mundo, cuyo estudio permite
tener una visión global de la marcha que ha tenido la vida en la
Tierra. En este capítulo estudiaremos los más importantes.
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Suelo
El suelo, substrato imprescindible de la vida en el medio
terrestre. En él se sujetan y de él se nutren las plantas,
de cuya producción dependen los demás niveles del ecosistema;
parte fundamental del suelo son las grandes cantidades de hongos, algas,
bacterias y minúsculos animales que realizan tareas básicas
en el ecosistema como son cerrar los ciclos de los elementos o descomponer
los restos orgánicos. El suelo es, en sí mismo, un complejo
ecosistema.
Biomas terrestres
y marinos
Los diferentes biomas terrestres: tundra, taiga, bosques
templados y tropicales, estepas, matorrales, etc. Su distribución
en la superficie de la Tierra está condicionada por el clima y forman
un gran mosaico de estilos de vida que recubre los continentes.
Los océanos y sus diversas zonas, en las que la
profundidad, cercanía a la costa, movimientos de las corrientes
marinas, etc. determinan diferentes ecosistemas con funcionamientos muy
distintos entre sí.
Acción
humana en los ecosistemas
Los ecosistemas modificados profundamente por el hombre.
La actividad humana, especialmente la agricultura y la ganadería
desde hace unos miles de años, y la industria, el transporte y la
economía consumista en los últimos decenios, ha explotado
y transformado los ecosistemas, provocando cambios de gran trascendencia
en el planeta. |