El Changüí Guantanamero
Por:
Jesús Risquet Bueno (La
Habana, Cuba)
-
Director: Jorge Luis
Canela Ciurana
- Subdirectora: Edda
Diz Garcés
- Subdirectora: Alina
Martínez Triay
-
Editor Jefe: Omar Segura
Territorial y General
Suárez. Plaza de la
Revolución. Ciudad de La
Habana, Cuba. CP: 10698
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2008. Trabajadores. Órgano
de la Central de
Trabajadores de Cuba.
Jesús
Risquet Bueno (La Habana,
Cuba)
El
Changüí sentó las bases de
la música folklórica
tradicional guantanamera en
la que han jugado un papel
fundamental las migraciones
haitianas
El Changüí es el género
musical que más se
aproxima al Son, oriundo
de la zona más oriental
del archipiélago cubano
y puede ser catalogado
como la célula genuina
de ese género.
Durante mucho tiempo el
Changüí era el único
motivo de animación en
las fiestas o guateques
campesinos en la región
montañosa de Guantánamo,
fiesta que duraba varios
días. Sobre su origen es
preciso tener en cuenta
que es esta una región
donde confluyeron
diversas culturas:
aborigen, hispánica,
africana, francesa y
antillana.
Guantánamo alberga
actualmente el mayor
número de descendientes
de haitianos, jamaicanos
y puertorriqueños,
formando grupos que aún
cultivan sus tradiciones
músico-danzarias. No es
casual que los
descendientes de
haitianos hayan sido en
todos los tiempos los
más relevantes cultores
del changüí mediante la
ejecución de
sus instrumentos
principales: el tres, el
bongó y la marímbula.
La influencia notable
del Changüí como
acontecimiento innegable
en el sostén de la
identidad cultural, hizo
que fuera más allá del
mero hecho musical.
Cuando el Changüí bajó
de las montañas
orientales, para ser
introducido en las
ciudades, se convirtió
en un símbolo que
identificó algunos
barrios y familias;
porque la fiesta o
Changüí que así también
se le llamaba, iba de
casa en casa donde se
iban sumando
voluntariamente los
músicos. Los primeros
cultores del Changüí
fueron personas muy
humildes y de un nivel
cultural bastante bajo.
La clave del Changüí
está enmarcada en sus
instrumentos esenciales:
el tres como líder, la
marímbula y el bongó
de monte, formando
el llamado trío o
triángulo de oro.
El tres, instrumento
típico para interpretar
la música campesina y el
son cubano, es su base
fundamental por las
posibilidades que brinda
a la interpretación y a
la improvisación. Se
dice que sin tres no hay
Changüí. “Es quien
plantea el tema, da pie
a la entrada del resto
del grupo, dobla la
melodía que hace el
cantante, realizando los
llamados pasos de calle
(puentes entre una y
otra frase), introduce
la descarga y conduce al
clímax de despedida. El
tresero changüisero
nunca pone acordes, pues
su instrumento tiene
esencialmente una
función melódico-
rítmica”.
El bongó de monte es más
grande que el normal y
no mantiene un patrón
estándar como en el son
sino que ejecuta
repartos y acentuaciones
similares a lo que hace
el quinto en la rumba;
además
de ciertos
bramidos muy
característicos.
La marímbula, un
instrumento casi
extinguido de los
formatos musicales
cubanos, juega un papel
fundamental en el
Changüí, su sonido se
asemeja al del bajo,
pero con una afinación
indeterminada.
A ellos se suman luego
el guayo y las maracas
como complemento creando
una sonoridad
incomparable.
Como todo acontecimiento
musical, el Changüí
desde sus inicios se
convirtió
en un medio de
comunicación social
partiendo del énfasis
que ponen sus autores en
los sentimientos e ideas
que expresan.
Desde los finales de
siglo XIX hasta casi
mediados del siglo XX se
manifiestan un sinnúmero
de tocadores, bailadores,
cantores y creadores del
Changuí, del campo y de
la ciudad.
Algunos de los nombres
que aparecen en la
historia del Changüí:
“Chito” Latamblé,
Antonio Cisneros “Ñico
ya”, Eduardo Goulet más
conocido como “Pipi el
rey del Changüí en
Yateras” y director del
Grupo Estrellas
Campesinas, agrupación
portadora del género,
Asunción
Gainza, tresera
comparada con cualquiera
de las mejores de su
tiempo, María Guevara,
quien deslumbraba con el
bongó, Roberto Bauta,
autor del antológico
tema
El Guararey de Pastora,
la singular bailadora
Evelia Noblet, el
carismático Saturnino
Olivares “Nino”, hasta
llegar a los más jóvenes
y continuadores de una
tradición como el
guajiro Celso Fernández,
la voz obligada e
inconfundible de
“Mikiki” y la nobleza y
talento de Ariel
Daudinot “El Zorro”.
El Changüí tiene su
forma de ser cantado: El
tresero cogía un
tumbaíto (frase corta
introductoria y
reiterativa) y ahí
empezaba la fiesta. En
la actualidad todavía se
escuchan algunos de
aquellos primeros
tumbaítos.
Inmediatamente
comenzaban a
incorporarse los
improvisadores o
regineros para armar la
controversia.
Generalmente se cantaba
en cuartetas y los temas
siempre han sido la
mujer, la campiña,
asuntos domésticos,
sociales o políticos. La
eminente musicóloga Dra.
María Teresa Linares,
señala en su texto
El punto cubano que
soneros muy ancianos
afirmaban que a la copla
se le llamaba Regina, y
regineros a los soneros
improvisadores de
entonces.
Según el investigador
Alberto Muguercia,
mientras los campesinos
de las regiones
centrales y occidentales
de Cuba hacían sus
controversias empleando
la décima o espinela,
los de los zona
oriental, sobre todo en
el sur, preferían usar
la cuarteta
en su
contrapunteo aunque
alguno que otro
utilizara décimas en muy
raras ocasiones.
Con sonoridades más
modernas en algunos
casos, el Changüí se
sigue cultivando en
nuestros días y forma
parte del patrimonio
musical de la Isla.
EL CHANGÜÍ
José Cuenca Sosa
Nació en Guantánamo, Cuba, donde se
licenció en Educación Musical por la
Universidad Pedagógica de Guantánamo
en 1993. Investigador y
Director-Fundador del Centro de
Información y Documentación Musical
“Rafael Inciarte Brioso”. Profesor
de Historia y Apreciación de la
Música en la Universidad de
Guantánamo. Miembro de sección de
Musicología de la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba
(UNEAC), la Unión Nacional de
Historiadores de Cuba, la Sociedad
Cultural “José Martí” y la Fundación
Nicolás Guillén. Preside el Comité
Organizador del Festival Nacional
del Changüí, en Guantánamo.
Guantánamo, reservorio de la música
cubana, ha estado marcada en su
desarrollo histórico-social por
diversas culturas (aborigen,
hispánica, africana, europea y
antillana). Esta región fue
escenario de migraciones que del
siglo XVIII a los años 50 del siglo
XX partieron de Haití, Jamaica,
Santo Domingo, Puerto Rico y otros
países, y han contribuido
decisivamente a que su música tenga
un marcado acento caribeño. En la
actualidad Guantánamo alberga a una
de las mayores colonias de
descendientes de haitianos,
jamaicanos y puertorriqueños en el
archipiélago cubano, quienes
cultivan sus tradiciones
músico-danzarias como el bembé,
vodú, gagá, merengue, reggae, plena
y otros.
Entre los aportes trascendentales de
Guantánamo, la tumba francesa y el
changüí ocupan por su singularidad
los lugares principales. Estas
expresiones están unidas en su
devenir histórico, social y
músico-cultural, así como en su
entorno geográfico. En ambas, las
migraciones haitianas han jugado un
papel fundamental, no por
casualidad, descendientes de
haitianos han sido los más
destacados cultivadores de estos
géneros.
El fenómeno de las Tumbas Francesas
data de 1790, con las primeras
oleadas migratorias procedentes de
la isla de Santo Domingo, pues
fueron precisamente los esclavos de
los colonos franceses los que
organizaron en los cafetales
guantanameros estas fiestas, que con
la incorporación progresiva de los
criollos cubanos y la inevitable
evolución histórico- social, sin
perder su esencia francesa,
se convirtieron en elementos de un
folclor netamente cubano. En los
mismos escenarios guantanameros
donde se da el fenómeno de las
Tumbas y en su época de mayor
florecimiento, el siglo XIX, tiene
su origen el changüí, reflejo de
importantísimas tradiciones
familiares que cristalizan a lo
largo de este siglo.
Las zonas de los actuales municipios
guantanameros de Yateras, El
Salvador, Manuel Tames y Guantánamo,
son la cuna de este género paralelo
al son, que tiene rasgos muy
específicos que lo particularizan.
Por esta misma etapa encontramos en
Baracoa los nengones y el
kiribá, tipos de sones muy
antiguos que se tocan con el mismo
conjunto instrumental: tres, bongó,
marímbula, guayo (o güiro) y
maracas.
A partir de la década del 20 del
siglo pasado,
comienzan a aparecer en los barrios
periféricos de la ciudad de
Guantánamo los llamados “focos
changüíseros”, casas particulares
donde era habitual la realización de
toques de changüí y donde se
congregaban sus más destacados
cultores, algunos de los cuales con
el tiempo se convirtieron en
figuras emblemáticas.
PRINCIPALES CARACTERISTICAS DEL
CHANGÜÍ
En el aspecto social es una fiesta
campesina que se trasladó a la
ciudad y que puede durar hasta más
de una semana. El convite se celebra
generalmente para Noche Buena, Año
Nuevo, algún cumpleaños o bajo
cualquier pretexto. Decir en
Guantánamo “Vamos a un Changüí” es
el equivalente en otra parte de Cuba
a decir “Vamos a un Guateque”.
Pero es
en lo musical donde encontramos lo
singular de este fenómeno
socio-cultural, específicamente en
sus instrumentos principales: el
tres, el bongó y la marímbula.
El tres es el instrumento líder, sin
él no hay changüí. Es quien plantea
el tema, da pie a la entrada del
resto del grupo, dobla la melodía
que hace el cantante, realizando los
llamados “pasos de calle” (puentes
entre una y otra frase), introduce
la descarga y conduce al clímax de
despedida. El tresero changüisero
nunca pone acordes, pues su
instrumento tiene esencialmente una
función melódico- rítmica.
La segunda punta del “Triangulo de
Oro” del changüí es el bongó de
monte, más grande que el normal y
que a diferencia del bongó en el
son, no mantiene un patrón estándar
sino que permanentemente ejecuta
repartos y acentuaciones muy
similares al toque del Premier de la
Tumba Francesa y a lo que hace el
“quinto” en la rumba. En momentos de
clímax,
realiza además,
ciertos bramidos característicos.
Para cerrar el triangulo está la
marímbula, casi extinguida en los
formatos musicales cubanos y que en
el changüí juega un papel
fundamental,
realizando la función de una especie
de bajo pero con afinación
indeterminada.
El diálogo
bongó-marímbula,
al que se suma el tres,
da al changüí una riqueza
extraordinaria donde la herencia
africana es determinante. Junto a
ellos, el guayo y las maracas
mantienen un patrón regular muy
cercano al toque del catá de
la Tumba Francesa, como complemento
del resto de los instrumentos.
Durante toda esta etapa que va
de
finales de siglo XIX
a
las primeras décadas del XX,
encontramos numerosos tocadores,
bailadores, cantores, creadores,
tanto del campo como de la ciudad.
Este proceso continuaría hasta
llegar a un momento definitorio en
la década del 40 con la creación del
Grupo Changüí Guantánamo, agrupación
insignia del género,
que ha marcado su devenir histórico
y músico-cultural hasta nuestros
días.
El grupo se fundó en 1945 por los
hermanos Latamblé Veranes: Arturo,
bongosero y director,
y Reyes “Chito” (1916-1993),
tresero, así como otros músicos,
entre ellos Pedro Speck (1909-2000)
y Luís Céspedes (1909- 1991), bajo
la orientación de Rafael Inciarte
Brioso (1909–1991),
importante músico santiaguero,
radicado en Guantánamo a partir del
año 1927. Con esta agrupación se
estabiliza el formato del conjunto
instrumental como lo conocemos hasta
hoy y se agrega una pareja de baile.
Anteriormente,
el changüí se hacía a partir de la
presencia de un tresero y otros
tocadores que podían auxiliarse de
objetos como el taburete o una
botella de cristal percutida con una
cuchara. En ocasiones se han
utilizado también el acordeón, el
cuatro y la guitarra, práctica que
no ha llegado hasta hoy.
Con el triunfo de la Revolución de
1959,
a propuesta de Inciarte,
el grupo es profesionalizado como
patrimonio de la música cubana. En
los 60 acapara la atención de las
instituciones culturales, locales y
nacionales, siendo invitado en 1962
por el musicólogo Odilio Urfé al
Primer Festival Nacional de
Agrupaciones Folclóricas celebrado
en La Habana. A partir de aquí, su
presencia será habitual en
importantes eventos organizados en
la Isla y en otros países del mundo.
El resto de las agrupaciones de
changüí se mantenía en las zonas
profundas de la tradición y el
entramado social.
No es hasta finales de los años 80 y
principios de los 90 que podemos
hablar de un fuerte y creciente
movimiento changüisero, con la
aparición y permanencia de numerosas
agrupaciones en varios municipios y
la incorporación al sistema
institucional de la música de los
formatos más destacados.
Con la creación en diciembre de 1999
del Centro de Información y
Documentación Musical “Rafael
Inciarte Brioso”, la atención a este
patrimonio músico-danzario adquirió
organicidad y sistematicidad. La
celebración de concursos para
autores y compositores, competencias
de treseros, bongoseros,
marimbuleros, regineros (cantantes
improvisadores) y bailadores, ha
sido un impulso decisivo para el
género, alcanzando su momento
culminante con la instauración del
Festival Nacional del Changüí “Elio
Revé”, que organiza el Centro
Inciarte con el auspicio de
Instituto Cubano de la Música y
que se realiza cada dos años desde
el 2003, e incluye como segmento
teórico el “Coloquio Rafael
Inciarte. Simientes, paralelos y
proyecciones del Changüí”.
CHITO, INCIARTE, LILI, REVÉ Y
FORMELL
Las décadas del 30 y el 40 del
pasado siglo permiten a Chito
Latamblé, Rafael Inciarte Brioso y a
Luís “Lilí” Martínez Griñán
(Guantánamo 1915–La Habana 1990)
consolidarse como figuras
importantes de la música en
Guantánamo, alcanzando notoriedad
nacional. Chito despunta como
tresero extraordinario no sólo en el
changüí sino también en el son,
siendo codiciado por las principales
agrupaciones de la época. Inciarte
colabora con Fernando Ortiz, Odilio
Urfé, Argeliers León y otros
musicólogos, en temas como el
changüí, tumba francesa, el danzón,
la trova y las estudiantinas.
Lilí en 1945 se incorpora al
Conjunto de Arsenio Rodríguez y
perfila en el piano lo que conocemos
como “tumbao”, en que es maestro y
precursor, reflejando su contacto
directo con el changüí, el nengón,
el jazz y otros géneros
habitualmente interpretados en la
región de Guantánamo. También es
pionero en la creación del
conjunto como formato
instrumental al fundar en 1943 en su
ciudad natal la agrupación “Rarezas
del 43”, donde aparecen cuatro
músicos que dos años más tarde
serían fundadores del Grupo Changüí
de Guantánamo: Chito Latamblé
(tres), Arturo Latamblé (bongó),
Luís Céspedes (contrabajo)
y Justo Kindelán (1918–2006) como
cantante.
En los 50 Elio Revé Matos
(1930-1997),
conocido en el barrio guantanamero
de la Loma del Chivo como Elio
“Salsita”, viaja también a La Habana
y funda su orquesta,
llevando a las pailas los toques del
bongó changüisero que aprendió desde
niño. Esta forma “rara” de tocar las
pailas todavía hoy no es entendida
por muchos, tanto en los círculos de
la música como en los ambientes
populares. Revé tuvo en su orquesta
a Juan Formell,
quien después,
con los Van Van,
popularizó el changüí más conocido
en Cuba y el mundo: “El Guararey de
Pastora”,
del tresero guantanamero Roberto
Baute Segarra (1905-1991),
insertando este género en el
movimiento salsero.
EL CHANGÜÍ SE DICE ASÍ
Como autentica música del campo
cubano, el changüí tiene su forma de
cantarse. Según los más viejos
testigos, era el tresero quien con
su instrumento “cogía un tumbaíto”
(pequeña frase introductoria y
reiterativa) y empezaba la fiesta.
Algunos de estos “tumbaítos” han
llegado hasta hoy: “Como baila el
león a las doce”, “Yuca pa’ ti
mamá”, ”Cada vez que te miro me
vuelvo un dengue”.
En medio del jolgorio, aparecen los
improvisadores o regineros y se arma
la controversia. Se canta desde
siempre a la mujer, a la propia
campiña o cualquier otro tema
doméstico, social o político.
Los changüíseros generalmente han
cantado en cuartetas. Según el
investigador santiaguero Alberto
Muguercia: “Mientras los
campesinos de las regiones centrales
y occidentales de Cuba realizaban
controversias intercambiando
décimas, los de Oriente, sobre todo
los del sur, aunque no desdeñaban la
décima, utilizaban como metro
predilecto a la hora de
contrapuntear, la cuarteta”.
Mi apellido es
Latamblé
y Chito me llamo
yo
mi hermano toca el bongó
y a mí me zumba en el tré
A su vez,
la doctora María Teresa Linares, en
su libro El punto cubano nos
dice: “Soneros muy ancianos nos
comunicaron que a la copla se le
llamaba Regina y que se improvisaba
también y se le denominaba regineros
a los soneros improvisadores (...)
también en muchos ejemplos del sucu-
sucu y el changüí hemos encontrado
décimas”.
Un ejemplo de décima en el changüí
es la dedicada al gran bongosero
Andrés Fistó “Taberas”:
Suena los cueros maestro
Pa’ que venga el
bailador
Hombre sencillo y de honor
De este género el más diestro
Este bongosero nuestro
Hombre de mano ligera
Que lleva una vida entera
Dándole vuelta a los cueros
Fíjense los bongoseros
Que no hay dos como Taberas
En el caso del nengón y el kiribá,
el primero tanto en Imías (donde no
se hace kiribá),
como en Baracoa, se canta en
cuartetas. El nengón de Imias se
hace en forma de ronda donde
intervienen hasta cuatro cantantes,
uno a continuación del otro. No
tiene ni guía ni coro, se canta
libre y siempre comienza con la
repetición de ¡Ey! o ¡Ay!,
lo que algunos estudiosos denominan
suspiro prolongado, llanto o grito,
y que se hace también por los
regineros de changüí. En Baracoa,
tanto el nengón como el kiribá
tienen un estilo de copla y
estribillo. Ejemplo de nengón:
Pero báilalo (guía)
Para
ti nengón (coro)
Pero gózalo (guía)
Para ti nengón (coro)
A continuación el solista improvisa
las cuartetas:
Cógelo pa’ ti nengón
No quiero parte ninguna
Yo me quedaré a la luna
Como el gallo de Morón
El kiribá, que se canta al finalizar
la fiesta por la madrugada, es como
sigue:
Kiribá, Kiribá (coro)
Yo me voy pa’ la montaña (guía)
Kiribá, Kiribá (coro)
Y no tengo mucha prisa (guía)
Kiribá, Kiribá (coro)
Te regalo una sonrisa (guía)
Kiribá, Kiribá (coro)
Por que a mí tú no me engañas (guía)
Y MUCHO MÁS
Los guantanameros siempre hemos
recibido una gran cantidad de
información musical a través de las
emisoras de radio nacionales, del
Caribe y América,
a las que se unen las estaciones de
radio
y televisión
de la base
naval
norteamericana.
Por Guantánamo y Santiago de Cuba
entró la salsa
a nuestro país, a través de las
emisoras Radio Aeropuerto
(Venezuela) y CMKC (Santiago de
Cuba). Las músicas del Caribe son
parte de la identidad guantanamera,
alcanzando como el merengue, los más
altos índices de preferencia, muchas
veces por encima de los géneros
locales y nacionales.
Hoy podemos encontrar agrupaciones
que fusionan
rap
con kiribá,
changüí
con sucu-suco,
con merengue, plena, danzón y otros
ritmos.
Compositores del ámbito académico
como Leo Brower, Pablo Ruiz
Castellanos (1902-1980) y Keila
Orozco,
han llevado el changüí y el nengón a
sus obras, a los que se une Conrado
Monier con sus arreglos para coros.
En el caso del jazz,
ha
sido importante el acercamiento de
músicos como el guitarrista
norteamericano Benjamín Lapidus y la
flautista canadiense Jane Bunnett.
Estos son los nuevos tiempos donde
tradición y modernidad se dan la
mano para perpetuar LA MAGIA DE LO
AUTÉNTICO.
Bibliografía
Alén, Olavo. La Música de las
Sociedades de Tumba Francesa en Cuba.
Editorial Casa de las Américas. La
Habana. 1986.
Cuenca Sosa, José; Yadira Bonome.
Grupo Changüí Guantánamo: Música,
Historia y Tradición. Guantánamo
2003. Archivo Centro Inciarte
(documento inédito).
Gómez Blanco, Ramón; María Josefa
Sánchez Heredia. Lilí Martínez:
El Clásico del Son. Guantánamo.
Biblioteca Provincial. 1999
(documento mecanografiado).
Inciarte, Rafael; Luis Morlote.
Breve Historia del Changüí y sus
componentes. Guantánamo. 1949.
Archivo Centro Inciarte (documento
mecanografiado).
Linares, María Teresa. El
punto
cubano.
Editorial Oriente. Santiago de Cuba.
1999.
Muguercia, Alberto. “Estribillo,
copla y poesía en el Son cubano”.
Seminario del Son 1980. Biblioteca
Provincial Guantánamo. (Documento
mimeografiado).
Orozco, Danilo. “Changüí y
Cumbancha: Ahora sí
(changüíseros in memoriam)”. Notas
musicológicas al CD homónimo.
Estudios de Grabaciones Siboney.
EGREM. Santiago de Cuba.
2003.
ILUSTRACIONES CUENCA SOSA
Instrumentos
de la Tumba Francesa, de
izquierda a derecha,
Tambora, Catá y las tres
tumbas denominador común
que se da a los tambores
principales (Bulá, Premier y
Bulá segón). También se
emplean unos sonajeros de
lata llamados chachás.
Instrumentos
del Changüí: bongó, maracas,
guayo, tres y marímbula.
Algunos
reconocidos músicos de
origen haitiano...
José Luís
Céspedes Fournier.
Contrabajista, bongosero y
bailador fundador del grupo
Changüí Guantánamo; el
famoso “Pepe Luís” del Son
“Guantánamo”, interpretado
por el Septeto Habanero y
Abelardo Barroso.
Miguelito
Cuní y Reyes “Chito”
Latamblé, descargan en casa
de este último, en ocasión
del Festival Nacional del
Son, Guantánamo 1980.
Elio Revé
Matos, llevó a las pailas
los toques del bongó
changüisero.
Roberto
Baute, tresero y autor de
“El Guararey de Pastora”,
el changüí
más conocido en el mundo.
Pastora
Lluany Chauyous (1916),
mujer que inspiró este
changüí.
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