INDICE
I
Primera Guerra Mundial
Estalla el Conflicto
El
asesinato, cometido por simpatizantes con la causa los eslavos del Sur, fue
utilizado de inmediato por los gobiernos de Austria y Alemania como pretexto
para la guerra, encaminada a afirmar la influencia del primero en los Balcanes.
El 23 de julio,
el gobierno austro-húngaro envió al de Servia una serie de demandas humillantes,
con la amenaza de invadirla si no eran aceptadas al término de 48 horas. Los
servios aceptaron las severísimas condiciones de Austria, excepto dos, que
habrían significado el fin de su independencia. Sin embargo, estuvieron
dispuestos a someter esos dos puntos al Tribunal Internacional de La Haya.
Austria rechazó la respuesta de Servia, y el 28 de julio le declaró la guerra.
Desplazamiento del foco
Como el pretexto
de la guerra era el asesinato de Sarajevo, lo lógico habría sido que el
conflicto austro-servio fuese el eje de toda la historia, Pero no fue así.
Dentro del conflicto global, el problema austro-servio se convirtió en un
detalle menor.
La característica
principal de esta guerra, que luego se conocería como la Gran Guerra o
Primera Guerra Mundial, está en la simultaneidad de los escenarios, los
llamados "frentes". Dos son los principales: el del Oeste, con la lucha entre
los Aliados (Alemania y AustriaHungría) y los miembros de la Entente (Francia,
Gran Bretaña, Rusia y Servia), y el del Este, o el conflicto germano-ruso.
Avance alemán
El 1º de agosto
de 1914 Alemania declaró la guerra a Rusia, aliada de Servia. El 2 de agosto las
tropas germanas entraron en territorio francés, aunque la guerra no fue
declarada sino al día siguiente. La actitud adoptada por Gran Bretaña en el
conflicto se decidió por el comportamiento de Alemania frente a Bélgica. En
virtud de un tratado, Alemania, corno Francia e Inglaterra, estaba obligada a
respetar la neutralidad de Bélgica en cualquier guerra europea. Los franceses,
en la creencia de que no podían ser atacados por ese lado, no tenía protegida su
frontera belga con defensas tan fuertes como las construidas en la frontera
alemana.
El plan de
campaña germano consistía en cruzar Francia antes de que los rusos se aprestasen
a entrar en lucha, y el camino más fácil para lograr este objetivo pareció ser
la invasión de Francia a través de Bélgica. El 31 de julio el gobierno inglés
preguntó a Francia y Alemania si respetarían la neutralidad de Bélgica. Francia,
inmediatamente, prometió hacerlo. Alemania declinó dar una respuesta y el 4 de
agosto invadió Bélgica. El rey de los belgas pidió la protección británica y el
gobierno inglés envió un ultimátum a Alemania, amenazando ir a la guerra si los
alemanes rehusaban dar una garantía de que respetarían la neutralidad de Bélgica.
Como respuesta, Alemania entregó sus pasaportes al embajador británico, y el 4
de agosto, a medianoche, se entró en conflicto.
Los contendores
La guerra empezó
siendo un choque entre -Austria y Alemania, de un lado, y Rusia,
Francia, Inglaterra, Bélgica y Servia del otro; muy
luego otras naciones se irían sumando a cada lado, hasta hacer de éste u
enfrentamiento total.
Avance sobre Bélgica
El 4 de agosto,
los alemanes penetraron en Bélgica, la que se suponía iba a ser derrotada en
corto plazo "con elegancia", según un corresponsal inglés. Pero los "soldados de
chocolate", nombre que daban los alemanes a los belgas, presentaron una
resistencia inesperada, tanto a la infantería invasora como al bombardeo del
dirigible Zeppelín. Esto frustró el plan germano, pues retrasó su avance en la
frontera francesa- y los rusos invadieron las provincias alemanas del oriente en
los primeros días de la guerra.
En un principio,
franceses, ingleses y belgas retrocedieron. Los alemanes llegaron a tan corta
distancia de París que el gobierno francés debió trasladarse a la ciudad de
Burdeos. Pero en septiembre los miembros de la Etente retomaron la iniciativa e
hicieron retirarse a los invasores.
A fines de 1914
el frente del Oeste era una larga línea que se extendía desde Suiza al mar del
Norte, frente a las costas de Inglaterra. Acababa de empezar la guerra de
trincheras que, durante tres años, consumiría hombres, dolor y municiones.
La guerra de las trincheras
A partir de
agosto de 1914 los hechos se fueron precipitando. Ese mes, Japón declaró la
guerra a Alemania y atacó sus intereses en China. En octubre, los turcos
entraron a la guerra en favor de los imperios centrales.
En el mar, el
conflicto empezó con una concentración de la gran flota británica en el Mar de
Norte. La escuadra alemana, inferior en número, fue encerrada en los puertos
germanos. El 28 de agosto, fuerzas navales inglesas hundieron tres cruceros
alemanes en Heligoland, isla del Mar del Norte, pero durante primer año de la
guerra éste fue el único combate en ese sector.
Cuando empezaron
las hostilidades, tomaron parte en algunas acciones importantes, una de las
cuales se desarrolló frente a las costas chilenas. El 1º de noviembre, una
escuadra inglesa combatió en Coronel (al sur de Concepción) con una
superior fuerza naval alemana mandada por el almirante Maximilian von Spee y fue
derrotada con pérdidas del buque almirante y otras unidades. Inmediatamente,
desde Inglaterra se enviaron refuerzos, y el 8 de diciembre la flota de Von Spee
fue destruida frente a las islas Malvinas.
La guerra en 1915
Desde 1915, la
guerra en el frente occidental se transforma de una guerra de movimiento en una
de trincheras. Separados a veces por una franja de sólo algunas decenas de
metros, conocida como "tierra de nadie", las tropas enemigas permanecieron meses
y meses observándose, hostilizándose, avanzando unos pocos kilómetros al costo
de miles de muertos y millares de proyectiles gastados, para retroceder luego a
los puntos originales.
El
22 de abril los alemanes estrenaron un arma desconocida: los gases
asfixiantes. (En la imagen, una patrulla intenta salvar a los soldados afectados
por los gases venenosos) Seis mil cilindros con gas cloro, venenoso, fueron
lanzados contra las posiciones francesas. Una nube verdosa, de tres kilómetros
de longitud y treinta metros de altura, avanzó empujada por el viento,
arrastrándose a ras del suelo e invadiendo las trincheras.
Los hombres
empezaron a caer en medio de terribles dolores. Se practicó la autopsia a los
cadáveres de las víctimas, para ver los efectos de los gases: "edemas pulmonares
que acarrean una muerte atroz" fue el dictamen de los médicos.
Tan pronto como
pasaron los efectos de la nube, los alemanes se lanzaron al ataque de las
posiciones francesas, conquistando algunos pequeños pueblos. Pero en cuanto el
aire estuvo limpio, los franceses contraatacaron y recuperaron lo perdido.
Como producto de
este tipo de ataques, miles de hombres encontraron la muerte, con los pulmones
destrozados; otros quedaron ciegos y con los ojos desorbitados.
1915 será también
el año de la aviación, de los zeppelines y el de los primeros pasos de un
extraño aparato que luego se popularizaría en los arsenales bélicos: el tanque.
En mayo de ese
mismo año, Italia, primitivamente asociada con Alemania y Austria, se
unió a la Entente. Pero los imperios centrales consiguieron un nuevo aliado:
Bulgaria. Servia, motivo inicial del conflicto, cayó junto a Montenegro en manos
de los ejércitos imperiales.
La guerra en 1916
En 1916 tuvieron
lugar dos grandes luchas en el frente occidental. Los alemanes intentaron tomar
los fuertes franceses de Verdún, pero fueron contenidos antes de lograr
sus propósitos. Los alemanes perseveraron en su esfuerzo y la batalla de Verdún
duró de febrero a junio. La ofensiva de la Entente empezó con un ataque
franco-británico en la región del Somrne. La primera batalla del Somme se
libró desde junio hasta septiembre, pero las fuerzas franco-inglesas avanzaron
con demasiada lentitud para alcanzar un resultado decisivo.
En el frente
oriental, los rusos derrotaron a los turcos y a los austríacos librando a los
italianos de una poderosa ofensiva de estos últimos. Pero antes de finalizar el
año, las potencias centrales obtuvieron un gran éxito con la conquista de
Rumania, unida a la Entente en agosto.
En el frente
marítimo, la escuadra alemana libró su única batalla en Jutlandia
(península de Dinamarca), combate de resultados indecisos. Las pérdidas fueron
considerables por ambas partes, pero mucho mayores la de los ingleses que las de
sus enemigos. La flota alemana-pudo escapar a su total destrucción gracias a la
niebla, pero permaneció encajonada hasta el fin de la guerra, sin arriesgarse a
ninguna otra acción.
Derrumbe de los imperios
Hasta 1916 la
forma en que se agrupaban los dos lados en guerra no permitía deducir ninguna
consecuencia ideológica clara. Los estados parlamentarios y democráticos (Gran
Bretaña, Francia y Bélgica) estaban aliados al más reaccionario de todos los
imperios dinásticos (la Rusia zarista). A su vez, Alemania tenía por aliados a
su antiguo enemigo y rival, Austria, Hungría, y a su víctima en potencia, el
Imperio Turco.
Pero en 1917 se
produjeron dos hechos que permiten hablar con propiedad de un conflicto de
ideologías: el retiro de Rusia , de la Entente y el ingreso de los Estados
Unidos en apoyo de este grupo. Desde este momento se trató, en lo esencial, de
una guerra entre las potencias occidentales marítimas, que también eran
potencias coloniales con visión democrática, y las potencias dinásticas
centrales hostiles a los ideales democráticos.
Colapso ruso
En 1917, Francia
e Inglaterra habían planeado un ataque simultáneo en el Este y el Oeste. Pero la
situación cambió totalmente de aspecto por el estallido de la revolución rusa,
que culminó con el ascenso al poder del grupo de bolcheviques encabezado por
Lenín. Este firmó con Alemania el tratado de paz de Brest-Litovsk,
separándose de la Entente y dedicando sus esfuerzos a solucionar los problemas
del frente doméstico.
La defección de
Rusia alteró el aspecto general de la guerra en Europa. Alemania pudo retirar
fuerzas del frente Este y trasladarlas al frente Oeste para reforzar su línea de
defensa. Durante el resto del año se sucedieron una serie de acciones que no
variaron la situación de los contendientes. La acción más afortunada, librada
por la Entente en el Oeste, fue un ataque por sorpresa contra las posiciones
alemanas cerca de Cambrai (Francia). En este ataque, los ingleses
emplearon por primera vez los tanques.
Los turcos,
entretanto, comenzaban a desmoronarse aceleradamente por el levantamiento de los
pueblos árabes, acaudillados por el aventurero y erudito oficial inglés Thomas
Edwards Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia.(En la imagen)
EE.UU. ingresa a la guerra
Estados Unidos se
había declarado neutral frente al conflicto europeo. Estuvo a punto de abandonar
esta posición en 1915, cuando un submarino alemán echó a pique el transatlántico
inglés Lusitania, donde perecieron cerca de 1.200 personas, muchas de
ellas ciudadanos norteamericanos. Todo EE.UU. pidió la guerra contra Alemania,
pero el Presidente Woodrow Wilson se limitó a protestar. El gobierno
alemán prometió no hundir más barcos mercantes sin previo aviso. Esta promesa no
fue cumplida y, en 1917 fue retirada. En abril de ese año, EE.UU. declaró la
guerra a Alemania.
La guerra en 1918
La ayuda
norteamericana entró en juego cuando más se la necesitaba. Los alemanes,
desentendiéndose del frente ruso, volcaron la mayor parte de sus tropas al
frente occidental, tratando de obtener una victoria decisiva antes de que
llegaran los refuerzos americanos.Los imperios centrales tuvieron algunas
victorias entre marzo y junio de 1918 pero ninguna fue definitiva. En julio,
cuando comenzaron a llegar los contingentes de ultramar, la suerte se volvió en
contra de Alemania.
Las tropas de la
Entente empezaron a presionar en todos los frentes. Las plazas trabajosamente
ganadas por los germanos fueron cayendo una a una en manos de sus adversarios.
Los países que apoyaban a Alemania comenzaron a desmoronarse. Bulgaria se
rindió. Turquía pidió la paz. El 3 de noviembre, Austria se sometió a la paz
impuesta por los socios de la Entente. Al principio de noviembre, los mismos
alemanes pidieron un armisticio. El 10 de noviembre, Guillermo II huyó a
Holanda. Al día siguiente, los delegados alemanes aceptaron las condiciones del
armisticio dictadas por los vencedores.
La Europa que
salió de esta guerra fue totalmente diferente de aquella que la inició. La misma
técnica de la guerra había cambiado. El sufrimiento ocasionado por el conflicto
(una estimación moderada de las pérdidas - es de diez millones de muertos y
veinte millones de heridos provocó general desazón y abatimiento, e indujo a
muchos a poner sus esperanzas en la recién constituida Liga de Naciones.
Repercusiones de la
postguerra
Ni
los tratados ni los buenos propósitos que manifestaron los líderes del mundo
hicieron olvidar los millones de muertos que quedaron diseminados en los campos
de batalla, ni los heridos y mutilados que regresaron a sus hogares con la
esperanza de rehacer su vida.
En
todos los países que intervinieron en la conflagración mundial, e incluso en
aquellos que presenciaron desde lejos la ferocidad de los combates, las
consecuencias de postguerra se tradujeron en profundas transformaciones
espirituales, económicas y sociales.
Los
cuatro años de guerra, según los datos más optimistas recogidos por los
historiadores, dejaron un saldo de por lo menos 10 millones de muertos y 24
millones de heridos. El investigador José Fernando Aguirre, en su obra
"La Gran Guerra y la Revolución Rusa", consigna que las pérdidas se evalúan en
37 millones 508 mil 686 soldados (entre muertos y heridos), cifra a la que hay
que agregar 12 millones 618 mil civiles. Se calcula que durante la Primera
Guerra Mundial los países en conflicto movilizaron unos 65 millones de soldados.
Otras consecuencias
A
las pérdidas de vidas humanas, destrucción de ciudades y de riquezas, deben
agregarse los trastornos que se produjeron en la existencia de la humanidad. Las
heridas no sanaron definitivamente ni se llegó a una paz verdadera. El mundo
quedó en un estado permanente de crisis y de inestabilidad.
En
el campo político fue donde más se notó esta transformación. La guerra exaltó el
desprecio por la vida humana, desorganizó la familia y las clases sociales,
acrecentó la criminalidad, el escepticismo y el goce de vivir, todo lo cual
condujo al desorden moral.
Desorden económico
Los
cruentos años de guerra causaron graves crisis económicas y financieras. Los
gastos en armamentos provocaron una enorme inflación que desvalorizó la moneda,
favoreció la especulación y el encarecimiento de la vida. La cesantía y la
escasez de alimentos tomaron caracteres catastróficos. Los mayores esfuerzos de
los hombres de ciencia se gastaron en estudios y trabajos destinados a aumentar
la eficacia de la aviación y del armamento, así como de las maquinarias
industriales y agrícolas.
Las
nuevas técnicas industriales que surgieron al amparo de esta situación,
requirieron de inmensos capitales que sólo estaban en poder de agrupaciones y
consorcios poderosos, los imponían sus precios y suprimían la libre competencia.
Los gobiernos, que no podían permanecer indiferentes ante lo que estaba
ocurriendo, tuvieron que multiplicar sus intervenciones en la economía, lo que
constituyó la negación del sistema económico liberal hasta entonces dominante en
Europa.
Los
enormes ejércitos que se crearon entonces y que habituaron a los hombres a la
disciplina, y los modernos y poderosos medios de propaganda, tendieron a formar
una verdadera sicosis de masas. Comenzaron a observarse otros enfoques políticos.
Se aumentó la exaltación de los sentimientos nacionalistas y enlos países
coloniales no tardaron las agitaciones contra sus dominadores europeos.
Los
vencedores decían haber hecho la guerra para imponer la democracia y la libertad.
Pero en muchas naciones el régimen constitucional fue reemplazado por gobiernos
autoritarios: nacismo alemán, fascismo italiano, comunismo ruso, dictaduras
húngaras, yugoslavas, españolas, polaca, turca y otras.
La Sociedad de las naciones
La Sociedad de
Naciones fue el primer organismo político internacional que surgió en el
mundo de postguerra con el propósito de prevenir los conflictos mediante
arreglos pacíficos. Paradojalmente, fue también la primera víctima de la
Segunda Guerra Mundial, que nuevamente desangraría a la humanidad entre los
años 1939y 1945.
La organización
política nació como consecuencia de la Conferencia de París, que se
celebró paralelamente a la de Versalles y que concluyó con el Tratado de Paz. Su
misión, además de preservar la armonía entre los países, era tomar el control de
algunos territorios (mandatos); y propender a la cooperación internacional en
los campos económico, social y humanitario.
Las directrices
centrales, tanto de la paz como de la creación del organismo, fueron dictadas
por el llamado Consejo de los Cuatro, formado por el Presidente de los Estados
Unidos, Thomas Woodrow Wilson; Jorge Clemenceau, representante de Francia;
David Lloyd George, de Inglaterra, y Vittorio Emmanuele Orlando,
de Italia. Sobre esos hombres recayeron todas las responsabilidades futuras.
Primer antecedente
El 8 de enero de
1918, el Presidente Wilson había proclamado ante el Congreso de su país un plan
de paz que contenía catorce puntos. Se trataba de una concepción idealista del
mandatario. Los grandes principios que propiciaba eran, además del
reconocimiento de la independencia de los países ocupados por Alemania, la
organización de las relaciones internacionales en base a la autodeterminación
nacional, la constitución de un organismo internacionaI que garantizase la
independencia y la igualdad entre las naciones y el establecimiento de la
libertad e igualdad absolutas en el comercio mundial. Wilson estaba convencido
de que debía existir una solidaridad entre todas las naciones civilizadas. Sin
embargo, no pudo vencer los egoísmos nacionales de los gobernantes de los paíes
europeos.
Primera falla
Al constituirse
en 1919 la Sociedad o Liga de Naciones, quedaron excluidas Rusia y Alemania.
Estados Unidos, por decisión del Congreso, se marginó de ella. Esto significaba
que tres de las mayores potencias del mundo no actuaban en la organización,
quedando subordinada su eficiencia al entendimiento que podría lograrse entre el
Imperio Británico y Francia.
Con estos
antecedentes iniciales, más el retiro de Japón en 1933 y el evidente
desequilibrio entre Estados Unidos y Europa, La Sociedad de las Naciones jamás
alcanzó universalidad, como tampoco nunca pudo ser una real fuerza de
contención.
A todo esto, en
el mundo entero surgieron voces pacifistas, se entonaban cantos y salmos por la
paz eterna, la erradicación de la guerra y la convivencia pacífica entre los
pueblos. Este ambiente pacifista incidió en la eficacia d ela Sociedad, ya que
inhibió la creación de una fuerza internacional capaz de repeler cualquier
intento de agresión.
El fracaso
Todos los buenos
propósitos con que nació la Sociedad de las Naciones fracasaron por diferentes
motivos. Según los historiadores, dos fueron las causa principales: una se debió
al sistema preventivo de la guerra establecido en el Pacto, y la otra, a la
falta de comprensión internacional. La primera procedía de disposiciones poco
claras respecto a la determinación de quién era agresor, y la otra, del artículo
15, que calificaba como lícita, en algunos casos, la guerra ofensiva. Entre
estos casos estaban las guerras por recomendación unánime del Consejo general o
por la falta de una sentencia arbitral. También fue causa de fracaso de la
insuficiencia del artículo 16 respecto a las sanciones militarse, porque no dotó
a la Socedad de medios de acción necesarios para permitirle asegurar el respeto
a los compromisos contenidos en el pacto.
La Sociedad de
Naciones se derrumbó al declararse la Segunda Guerra Mundial. Durante el
desarrollo de ésta, con fecha 1 de enero de 1942, se constituyó la Organización
de las Naciones Unidas, que susbsite hasta el día de hoy.
Los tratados de paz
Entre mayo de
1919 agosto de 1920 se firmaron los tratados más importantes entre vencedores y
vencidos. El principal de ellos fue el de Versalles el 28 de mayo de
1919, impuesto a Alemania y con el cual se logró, entre otras cosas, el término
de la guerra y el advenimiento de la paz.
También fueron
importantes los tratados de Saint Germain y Trianón, firmados el
10 de septiembre de 1919 y el 4 de junio de 1920, impuestos respectivamente a
Austria y a Hungría, y que determinaron la disolución política del imperio
austrohúngaro. En agosto de 1920 se sucribió el tratado de Sevres que,
junto al de Neully, de 1919, consagraron el desmembramiento del imperio
Turco, el cual quedó reducido en Europa a Constantinopla y en Asia a
Anatolia, mientras Siria quedó bajo el mandato de Francia y Palestina
e Irak bajo el de Inglaterra.
En Versalles
Para lograr la
paz fue necesario que los aliados obligaran a los alemanes a firmar el
armisticio, aceptando las exigencias de los vencedores. Esto ocurrió en un vagón
en los bosques de la Compiegne (Francia). Pero las condiciones finales debían
concretarse en un tratado.
En París y
Versalles los representantes de las potencias vencedoras comenzaron sus
reuniones para trazar las nuevas fronteras de los territorios ocupados, conforme
a sus intereses. La tesis norteamericana, sustentada por el Presidente Wilson,
de respeto a las naciones vencidas no fue compartida por sus alíados. El
representante de Francia, Clemenceau, fue irreductible en sus demandas
contra Alemania; el inglés Lloyd George gestó para su país el
acrecentamiento del dominio en los mares y la expansión de su imperio colonial,
y Vittorio Emmanuele Orlando, Primer Ministro de Italia, insistió en el
término del imperio austro-húngaro.
El Tratado de Paz
se firmó, finalmente, el 28 de mayo de 1919, en Versalles, pero dejando lugar a
muchos resquemores y un problema serio en el corredor de Danzig, que
daría lugar más tarde a la Segunda Guerra Mundial.
El Tratado
El Tratado de
Versalles constaba de 453 artículos. Una parte se refería a la constitución de
la Sociedad de Naciones, con sede en Ginebra, destinada a mantener la paz y
garantizar la independencia de las naciones pequeñas.
Por el Tratado,
Alemania perdía su categoría de gran potencia. Sus pérdidas territoriales fueron
considerables, ya que se vio mermada en el 13 por ciento de su territorio. Debió
ceder Alsacia y Lorena a Franc¡a; Eupen y Malamedy a
Bélgica; Posnania y Prusia occidental a Polonia. Fueron
plebiscitados territorios de la región meridional de la Prusia oriental, que
quedó para Alemania, y la Silesia superior, parte de la cual pasó a Polonia.
Para darle salida al mar a este nuevo estado, Danzig, en la desembocadura del
río Vístula, se constituyó en ciudad libre, puesta bajo control de Iá Sociedad
de las Naciones. Por ello, Alemania perdió su unidad territorial, ya que Prusia
oriental quedó separada del cuerpo de la nación por el Corredor polaco de
Danzig.
También Alemania
fue obligada a pagar las reparaciones materiales, o compensaciones por 105
destrozos causados en los países ocupados y por las atenciones a los mutilados y
huérfanos de guerra. En esa época, se estimó este pago en 300 mil millones de
francos.
Fin de los imperios
Como resultado de
este Tratado, el imperio austro-húngaro quedó reducido a una minúscula Austria y
a una pequeña Hungría. A Rumania se le adjudicó la Transilvania; con Bohemia,
Eslovaquia y Moravia, se constituyó Checoslovaquia, y con servios,
montenegrinos, croatas y eslovenos, nació Yuyoslavia. Bulgaria perdió
territorio en favor de Grecia, nación que fue la más favorecida, en desmedro de
Rumania y Turquía; las islas del Dodecaneso pasaron a Italia y Chipre quedó en
poder de Inglaterra. A raíz de la revolución soviética, se separaron de Rusia y
se convirtieron en estados soberanos Finlandia, Letonia, Lituania y Estonia. Los
tratados de paz significaron el despedazamiento de los cuatro grandes imperios
existentes al comenzar la guerra: austro-húngaro, otomano, ruso y alemán.
Nacionalismos y dictaduras
La
exaltación del patriotismo que surgió y se extendió por la mayoría de las
naciones europeas después del Tratado de Versalles, (En 1919 fue publicada
esta caricatura. Ella insinúa que el Tratado de Versalles dio orígen a Hitler y
a su partido nazi) fue el caldo de cultivo para que se aparecieran nuevos
líderes y algunas corrientes políticas de carácter nacionalista. Contribuyó en
gran medida a delinear este esquema el antagonismo que se produjo entre las
tendencias socialistas y nacionalistas. De estos troncos crecieron el
fascismo italiano y el nazismo alemán. El primero propiciaba el
régimen autoritario y el segundo el estado totalitario.
En cuanto al
comunismo, una vez que se hubo estabilizado en el poder ruso, empezó su
avance ideológico en el mundo, aglutinando a grandes masas que hasta entonces
eran controladas por los socialistas.
El Fascismo
Después de
lograrse la paz, Italia se sintió completamente defraudada por sus aliados al no
otorgársele todas las reivindicaciones que pedía, creándose una situación de
descontento en todo el territorio. Los trabajadores tampoco consiguieron las
reformas sociales que se les ofreció a cambio de los sacrificios en las
trincheras; la clase media se empobreció, en tanto que frente a ellla surgió,
con gran fuerza y poder, la clase de los nuevos ricos, enriquecidos en las
industrias de guerra; los soldados sólo veían ante sí la cesantía y la miseria.
Por toda Italia
se sentía este ambiente de pesimismo. A los problemas ya existentes se agregaron
los desmanes cada vez más frecuentes y peligrosos. Se organizaron milicias
armadas, entre ellos los fascios di combattimento, cuyo jefe y creador
fue Benito Mussolini, antiguo militante socialista, maestro de escuela y
periodista.
Fue Mussolini
quien fundó el Partido Nacional Fascista, en el que ingresaron muchos
jóvenes y ex combatientes irritados por la deslealtad de los antiguos aliados y
por el avance sostenido de los comunistas, que prácticamente dominaban la
península. En pocos años, Mussolini llegaría a ser el hombre fuerte de Italia
con el nombre de Duce.
El Nacismo
En Alemania,
aplastada por la guerra y por su precaria situación económica y anarquizada por
la rivalidad entre las fuerzas de derecha e izquierda, surgió un nuevo grupo que
estaba llamado a cambiar profundamente el curso de los acontecimientos del
futuro: el movimiento nacional-socialista. Su jefe fue el austríaco Adolfo
Hitler, quien había participado en la guerra.
Este nuevo líder
político se propuso levantar el espíritu alemán. A su entender, las causas de la
ruina económica y moral había que buscarlas en el socialismo-marxista,
con su espíritu materialista; el parlamentarismo, con su
irresponsabilidad, y el capitalismo financiero dominado por los
judíos.
El movimiento de
Hitler atrajo gran cantidad de jóvenes, obreros y clase media. Se organizaron
tropas de asalto y se adoptó la cruz svástica o gamada como insignia.
La popularidad de
Hitler creció tan rápidamente que ya en 1932 postuló a la Presidencia de la
república contra el mariscal Hindenburg, candidato a la reelección por
los socialisas y los partidos de centro. No logró su propósito, pero a principio
de 1933 fue nombrado Canciller del Reich.
A la muerte de
Hindenburg, en 1934, Hitler pasó a ser jefe del estado (Reichsfuhrer),
suprimiendo el cargo de Presidente de la República. Propició el rearme de
Alemania y desarrolló una política belicosa con el propósito de ejercer el
predominio sobre Europa. De esta posición rígida surgiría la segunda guerra
mundial.
Otras dictaduras
En varias otras
naciones de Europa surgieron en esa misma época dictaduras de distinto cariz,
algunas de ellas sangrientas. En Hungría asumió dictatorialmente el comunista
judío Bela Kun, quien fue destiuido por tropas rumanas. A el siguió una
dictadura de la nobleza pobre, encabezada por el almirante Nicolás Horthy,
que gobernó con el título de regente. En la naciente nación de Yugoslavia
ejerció la dictadura Alejandro Karageorgevich, quien fue asesinado años
más tarde por un terrorista croata. La dictadura polaca la ejerció el mariscal
Pilsudski, antiguo socialista y héroe de la lucha por la independencia.
En Turquía, en 1919, surgió como líder el joven general Mustafá Kemal. En
España, después de un golpe de estado, asumió el gobierno el general Primo de
Rivera, apoyado por el rey Alfonso XIII.
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