Transporte acuático
El
transporte acuático comenzó su
perfeccionamiento muy temprano en la
historia por la necesidad de las poblaciones
de concentrarse en las costas de ríos, lagos
y mares.
Las primeras embarcaciones fueron sólo
balsas y flotadores hasta que se
inventó un tronco ahuecado ése fue el primer
barco.
Los antiguos romanos, por ejemplo,
utilizaban embarcaciones a
vela equipadas con varios bancos de
remos para transportar a sus
ejércitos hasta Cartago y otros frentes de
operaciones. La construcción de barcos y el
aparejo y manipulación de las velas fueron
mejorando con el tiempo. Estos cambios,
junto con la incorporación de la brújula,
hicieron posible la navegación en mar
abierto sin avistar la costa.
Al igual que sucedía durante la edad
antigua en el Mediterráneo y otras zonas del
mundo, el hecho de que los asentamientos
coloniales en América estuvieran
establecidos, por lo general, en las costas,
los ríos o los lagos, fue a causa y
consecuencia de que las primeras rutas de
transporte en las colonias fueran las vías
fluviales naturales, y los modos más
eficientes de viaje se realizaran por barco.
En nuestros días, cuando sólo existen
yates de recreo y de deporte, tenemos que
conformarnos con las películas de cine para
contemplar los grandes veleros que hasta
principios de este siglo surcaban los mares.
Durante los siglos XV y XVI los marineros de
los países del oeste de Europa se dedicaron
a explorar las costas de casi todo el mundo.
En la actualidad hay muchos tipos de
barcos y buques construidos con toda clase
de materiales, desde juncos y
cañas, pieles de animales,
plástico, fibra de vidrio,
hasta el hierro y el acero.
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