Jose Luis Gonzalez, escritor
Nació el 8 de marzo de 1926 en Santo Domingo [República Dominicana],
hijo de padre puertorriqueño y madre dominicana, aunque siempre se
considero puertorriqueño. Sus primeros pasos
de formación cultural los recorre en Puerto Rico. Estudia su bachillerato
en la Universidad de Puerto Rico y la maestría y doctorado en Filosofía
y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En su vida profesional se distinguió como profesor, estudioso
y, especialmente, como escritor, con preferencia por la novela, el cuento
y el ensayo.
En la década de los 40 y 50 participa activamente en la renovación
de la literatura puertorriqueña. En dicho período publica
sus libros de cuentos En la sombra (1943). Cinco cuentos de sangre
(1945), premiado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña. El
hombre de la calle (1948) y En este lado (1953). A la vez, en
el terreno ideológico, milita en movimientos políticos que
intentaban cambiar el sentido de la transformación que se experimentaba
en aquella época.
Estableció su residencia permanente en México y en 1955
adquirió la ciudadanía del país de adopción.
Ejerció la docencia y se adentró en el campo de la crítica
y de la sociología de la literatura; del producto de esta actividad
pertenecen Poesía negra en América y Literatura
y Sociedad en Puerto Rico (ambas obras de 1973). Más tarde dará
a la luz sus difundidos ensayos de interpretación histórico-social
y cultural: Literatura e identidad nacional, publicado en el libro
conocido como Coloquio de Princeton (1979) y El país de
los cuatro pisos (1980), ensayos que más polémica han
generado en Puerto Rico durante la segunda mitad del siglo XX. Los temas
principales de sus obras viran en torno a la justicia social y los derechos
del proletario frente a la sociedad capitalista. Entre sus últimas
publicaciones destacan: El oído de Dios y Las caricias del tigre
(1985)
y Nueva visita al cuarto piso (1988).
Se ha señalado que José Luis González fue un ejemplo
de intelectual independiente. Un verdadero maestro en las distancias acepciones
de la palabra.
Falleció en México el 8 de diciembre de 1996. Sus restos
se trasladaron a Puerto Rico y en un acto académico celebrado en
la rotonda de la torre de la Universidad de Puerto Rico la intelectualidad
del país le rindió un sentido homenaje.
JLG:
Esta es la segunda vez que estoy aquí, (Utuado) después de... ¿cuántos años hará?:
cinco años o algo así. Por otra parte, me da mucho gusto estar en la ciudad
natal de mi querido amigo Aguedo Mojica, a quien quise mucho y sigo
queriendo, porque gente así no se muere nunca. Quisiera, entonces, que se
sintieran en total libertad de proponer temas. Me comprometo a abordar los
que pueda y me reservo el derecho de proponerles algunos.
Pregunta: Uno de los ensayos más polémicos que ha
escrito, probablemente, es El país de cuatro pisos.
Re
cientemente el gobierno federal aprobó una ley de inmigración que permitiría
el arribo a Puerto Rico de un gran contingente de personas desde las otras
islas del Caribe. ¿Implicaría esto la añadidura de un "quinto piso" a la
sociedad puertorriqueña?
José Luis González: Todo esto viene porque yo no sospechaba que la
Associated Press llegara hasta Utuado. Eso lo dije en Utuado porque alguien
me preguntó, sin mencionar esta nueva ley, si no veía ya la posibilidad de
un "quinto piso,,.
Yo siempre había dicho que no, que no había visto ningún
indicio de un "quinto piso". Lo que sí había visto siempre, desde que
escribí el ensayo, era una profunda crisis en el "cuarto piso"; pero tanto
como un "quinto piso" no lo veía por ninguna parte.
Hubo personas que me dijeron que el "quinto piso" son los
cubanos. Yo dije que no llega a ser un piso porque no son tantos. Olvir
Miller me dijo que un "quinto piso" podría ser el de los puertorriqueños
hijos de norteamericanos, ¿y cuántos son ustedes?, le pregunté; son pocos
también.
La palabra "piso" está usada en el titulo del ensayo en
un sentido metafórico. Un piso representa una etapa histórica; hay que
entenderlo así. Por eso yo no veía nada nuevo, con suficiente envergadura,
que nos hiciera pensar en una nueva etapa histórica.
La noticia de la nueva ley que, por una parte, legaliza
la estancia en Puerto Rico de ciento cincuenta mil dominicanos, más la
información de la Oficina de Inmigración que dice que se pueden esperar
cuatro nuevos inmigrantes por cada uno de los ya legalizados (si
multiplicamos ciento cin cuenta mil por cuatro tenernos seicientos mil)
sugieren que esto va ser masivo. Sin embargo, eso sólo no me haría pensar en
un "quinto piso". Lo que sucede es que junto con eso está pasando un
complejo de cosas. Prácticamente cada día, encuentro en los periódicos, por
la radio, un nuevo indicio de que algo muy serio está pasando.
Al mismo tiempo que están entrando -y van a seguir
entrando- estas decenas de miles de dominicanos, está saliendo de Puerto
Rico una gran cantidad de gente pertene ciente sobre todo a la clase media y
a la clase alta, a diferencia de lo que pasó en los años cuarenta cuando el
gran éxodo de puertorriqueños a Estados Unidos era de trabajadores rurales.
Ese éxodo perteneciente a los sectores más acomodados parece más un trasiego
demográfico que una sustitución.
Por otra
parte, todavía me tiene medio sumido en la perplejidad un énfasis por parte
de las autoridades políticas del país, -o sea, el gobierno- énfasis cada vez
más marcado en la latinoamericanización y la caribeñización de Puerto Rico.
No falta un día en la prensa sin una noticia relativa a ese fenómeno. Lo
está oyendo uno todos los días; lo ve, lo lee; la gente habla de eso. Pienso
que si lo unirnos todo se confirma algo. A mí me acaban de dar una noticia
que me ha dejado casi bobo. Dicen que el Departamento de Instrucción Pública
va a usar El país de cuatro pisos como texto, para los estudiantes de
cuarto año. Todo esto parece configurar una nueva etapa histórica. Y ése
sería, entonces, un nuevo piso.
Ahora, ¿cómo cristalizaría en la práctica política,
jurídica, constitucional, cultural, este quinto piso? ¿Puede ha cerse eso
dentro de las actuales estructuras constituciona les de Puerto Rico? Yo no
veo cómo puede usarse un texto como ése, donde se dicen cosas terribles
sobre el Estado Libre Asociado. ¿El ELA le va a dar un libro a esos mucha
chos donde se dice que el ELA está podrido, que el país está desquiciado,
que esto no aguanta más? A mi me sacaron de Puerto Rico hace muchos años por
subversivo. Entonces, como que ahora los subversivos son ellos. Yo desde
luego, feliz de la vida; pero, entonces, creo que mi amigo y colega (porque
acaba de publicar una novela). Juan Manuel García Passalcqua, tiene razón.
¿Cuál puede ser, independientemente de lo que uno desee,
o lo que uno quiera en buena lógica, el resultado de todo esto? A estas
alturas de la historia del mundo uno tiene que remitirse necesariamente a la
carta de las Naciones Unidas en la que se estipulan las vías de
descolonización aceptables para ellas. (Lo que se haga en Puerto Rico,
mañana o cuando sea, tendrá que tener el aval y el recono cimiento de las
Naciones Unidas.) Hay tres vías de descolonización: independencia plena,
separación total; la segunda vía, que la colonia se federe, que ingrese en
el cuerpo político de la metrópoli como un ente federado más, y la tercera
vía, es lo que la carta de las Naciones Unidas llama "libre asociación".
Libre asociación suena a Estado Libre Asociado,
pero no es lo mismo. La libre asociación, en el sentido en que lo en tiende
la ONU, es una asociación libremente pactada entre dos estados soberanos.
Cuando la colonia deja de ser colonia y la metrópoli le reconoce su
soberanía, pactan una asociación en todas aquellas áreas en que las dos
partes lo esti men conveniente. Tenernos, entonces, un ingrediente nuevo que
es la soberanía. Por otra parte, ese diálogo seria revocable,
unilateralmente, por cualquiera de las dos partes. Nada de eso pasa con el
ELA. Seria algo nuevo, y Puerto Rico pasaría a ser un país soberano que
pacta con Estados Unidos una asociación en todas aquellas cosas de
conveniencia común.
Preveo, por ejemplo, una ciudadanía común, perfectamente
viable, y no hay nada que se oponga a eso. Es lo que acaban de hacer con los
ciudadanos de las Islas Marshalls, quienes ni siquiera eran ciudadanos
americanos en el momento de la asociación. Cuando le preguntaron en el
Senado de los Estados Unidos al funcionario norteamericano que había
preparado el tratado de las Islas Marshalls por qué incluía la ciudadanía
dual si la inmensa mayoría de los habitantes de esas islas nunca han sido
ciudadanos nor teamericanos; ¿es que estaba usted pensando en sentar un
precedente para algún otro territorio; estaba usted pensando por casualidad,
en Puerto Rico? El hombre con testó, sí, "yes"... Yo vi los "records".
Un puertorriqueño, aquí, seria ciudadano de Puerto Rico y
tendría libre acceso a Estados Unidos como lo tiene ahora. En el momento en
que pone los pies allí, sería ciuda dano de los Estados Unidos. Es lo que
pagaba antes con los australianos y los canadiences cuando llegaban a Gran
Bretaña. Moneda común: sigue el dólar funcionando aquí. Defensa común: los
americanos mantienen sus bases. Lo único que tendrían que hacer es pagar
renta por ellas como la pagan en todos los países donde tienen bases: España,
Turquía, ¡en el demonio!
Y eso seria, además, espléndido, porque sería la manera
de no crear problemas económicos. Estados Unidos está mandando a Puerto Rico
dos mil quinientos millones de dólares al año en fondos federales. Todo lo
que haría es pagar exactamente la misma suma como renta por las bases
militares, ¡y no se pierde un centavo!
Es lo que yo decía en Utuado, que no me sorprendería que
un día saliera publicado en la página 15 del "Nuevo Día" una notita diciendo:
"Puerto Rico es república desde ayer", y que la gente ni se enterara. Digo,
exagerando un poco la cosa. No habría ni sombra de trauma, ni de susto, ni
nada.
Claro, yo no creo que las cosas vayan a seguir igual.
Pienso que si eso sucede va a haber una ganancia importante; sino, yo no me
tornaría la molestia de hablar de eso. Diría, que es una falsa más, y no hay
que hacerle caso.
Sería muy importante para el pueblo puertorriqueño
empezar a vivir como un país soberano. Lo que implica para un pueblo saberse
dueño de la capacidad de cambiar su "status", aunque no lo use por el
momento, pero saber que cuando quiera hacerlo puede hacerlo sin tener que
estar pidiéndole permiso a nadie, es fundamental.
El día que la
inmigración esté en manos de Puerto Rico, que sea el gobierno de Puerto Rico
el que decida quien entra aquí... Yo llegué el día 4 de septiembre y por
poco me devuelven a México en el mismo avión en que vine. El Presidente de
la Universidad tuvo que hablar con el Secretario de Estado de Puerto Rico, y
el Secretario de Estado de Puerto Rico con el jefe grande de Inmigración, y
el jefe de Inmigración con el jefe del aeropuerto para que me dejaran entrar
en mi país, por el hecho de que no tengo la dichosa ciudadanía. No la
ciudadanía del país, porque ésa no existe, sino la norteamericana.
Y para nuestra vida cultural... Yo pienso que no se debía
de hablar de "caribeñización" sino de "recaribeñización", porque Puerto Rico
siempre fue caribeño hasta hace menos de un siglo. El alejamiento de Puerto
Rico de los demás países del Caribe es un alejamiento muy reciente en
términos históricos. Puerto Rico estuvo vinculado al Caribe hasta muy
entrado el siglo pasado. Se tardaba uno menos en llegar por barco de San
Thomas al Japón que por tierra de San Juan a Ponce. El Caribe era un mundo
más de navegantes que de caminantes, y Puerto Rico estaba integrado al
Caribe.
En nuestra población a finales del siglo pasado había una
gran cantidad de gente de las demás islas del Caribe. Eramos un país
caribeño. Dejarnos de serlo durante unos cuantos años, y se nos olvidó. Todo
lo que se va a hacer ahora es recordarnos; vamos a volver a ser lo que
fuimos. No es nuevo, es rectificar un error que se cometió durante casi
medio siglo. Vamos a ser otra vez país caribeño. Y bienvenidos, entonces,
los dominicanos porque -y esto es algo que nadie está diciendo, pero yo si
lo digo- se dice: "están llegando esos dominicanos aquí y le están quitando
los em pleos a los puertorriqueños". No, no es verdad. Yo no conozco todavía,
a un solo puertorriqueño al que un dorninicano le haya quitado el empleo.
Los dominicanos están haciendo los trabajos que los puertorriqueños no
quieren hacer.
Es gente pobre; son trabajadores; no vienen a quedarse en
el país. Y, por otra parte, eso sucedió ya a la inversa. Fueron
puertorriqueños a trabajar a Santo Domingo, como fue mi padre, y por eso
nací yo allá. En todo caso, lo que estarnos haciendo es devolviendo un favor
por otro. Así que no nos sintamos muy generosos con los dominicanos: ellos
lo hicieron primero por nosotros. Cuando aquí estaban las cosas muy malas,
de aquí fue gente para allá. Y ahora viene gente de allá para acá, y llegará
el día en que vengan y vayan a la vez.
Pregunta: ¿Considera usted literatura puertorriqueña a
la literatura escrita en inglés por puertorriqueños nacidos en Estados
Unidos o escrita en "spanglish" por compatriotas allá?
José Luis González:
Esta es una pregunta clásica. Yo
suelo contestar a esta pregunta así: ¿se considera literatura
puertorriqueña la obra literaria de Ramón Emeterio Betances? ¿Qué dirían
ustedes? Ese es el Padre de la Patria, y toda (su literatura) la escribió en
francés.
¿Se considera literatura puertorriqueña los últimos
poemas de Julia de Burgos? ¿Sí?
Pues, los escribió todos en inglés. ¿Por qué no? ¿Cuál es el miedo?
Yo pienso que el idioma en que está escrita una
literatura, es muy importante para decidir su nacionalidad. Para ciertos
casos. Pero, en otros, el contenido es más importante. Pienso que en este
caso particular el contenido es más importante; por lo menos ahora.
Lo que se está escribiendo en inglés allá es una
experiencia nacional puertorriqueña. Ellos están escribiendo en inglés una
experiencia colectiva de nosotros. Eso no tiene nada que ver con los Estados
Unidos. Tiene que ver con Puerto Rico. Eso es puertorriqueño.
Si fuera en chino, seria un problema porque, ¿quién lo va
a leer? Pero, ¿aquí? ¿Quién no lee más o menos el inglés? ¿Quién no puede
leer un poema de Pedro Pietri? No somos un pueblo bilingue, no es verdad. En
este mundo no hay pueblos bilingues; hay personas bilingues.
Este es un país cuyo proceso histórico ha determinado que
un sector importante de la población haya salido de la isla, haya estado
viviendo en Estados Unidos, haya estado yendo y viniendo, manteniendo un
vinculo vivo con la isla. Si hay unos puertorriqueños -treinta, cuarenta,
cien- que están dando un testimonio de esa realidad en lengua inglesa porque
la dominan mejor que la lengua española, ¿cuál es el problema? Yo no lo veo.
Yo he estado varias veces en New York hablando con estos
compatriotas -ellos en inglés y yo en español- y nos entendernos muy bien.
Somos puertorriqueños todos, estarnos cruzando por los mismos problemas.
Pregunta: ¿Qué opina del "spanglísh"?
José Luis González:
¿Cómo le llamarían los romanos al
latín que se empezó a hablar en España allá por el siglo y?
¿No seria algo parecido a eso? La lengua la hace la gente, y los escritores
y las escritoras la pulen.
Pregunta: De acuerdo a su planteamiento podríamos
decir, entonces, que la obra poética que escribió Juan Ramón Jiménez en
Puerto Rico es literatura puerto rriqueña.
José Luis González: No, eso es otra cosa.
Porque
cuando Juan Ramón llegó aquí ya estaba hecho y rehecho. Cuando Alejo
Carpentier va a Haití y escribe una novela sobre Haití, no es una novela
haitiana; es una novela cubana. Y cuando Valle Inclán llega a México y
escribe Tirano Banderas, no es una novela mexicana; es una novela
española.
No, el caso de estos muchachos es otro; es que son
jóvenes. No es que estén viviendo aquí para hacer literatura puertorriqueña;
es que la hacen allá, porque son puertorriqueños allá. Eso es otra cosa. Yo
lo que no sé -y ahí está mi gran duda- es lo que va a pasar con los nietos
de esos puertorriqueños; si van a integrarse a esa sociedad o a ésta; o si
van a constituir algo nuevo, como chicanos, o quién sabe. A mí lo único que
me quita el sueño es la posibilidad de una guerra nuclear; pero fuera de eso,
nada me quita el sueño.
Por "spanglish" yo entiendo dos cosas muy distintas.
Pienso que hay dos "spanglishes": el "spanglish" creado en New York, por
necesidad cultural, en el que ambos idiomas colaboran para que los que lo
usan puedan expresar su visión de la realidad y del mundo; yo con ése no
tengo pleito. Hay otro "spanglish" con el que si tengo pleito, y es el de
acá. Ese si que no me gusta. Porque aquellos han tenido que forjar su propio
instrumento de comunicación; pero, los de aquí, no han tenido que forjar
nada, lo han hecho por vicio.
Eso de que un puertorriqueño que siempre ha vivido aquí,
después de cada cinco palabras en español le encaja a uno una en inglés. No,
ése es el "spanglish" malo; es una falta de respeto al idioma nacional. Y no
sólo palabras en inglés, sino, peor todavía, las transliteraciones. No es
que traduzcan, es que transliteran. Ya aquí la gente no "supone" nada, sino,
"asumen". "Asumir" es otra cosa.
Luego, este es el país de la gente "envuelta". Aquí todos
estarnos "envueltos" en algo: ¿estarán envueltos en papel de celofán, o en
qué están envueltos? Dicen: "yo estoy envuelto en tal causa", "yo estoy
envuelto con fulana''. ¡Señor, yo tengo una relación con fulana, yo estoy
comprometido con tal causa! ¡Hay tantas palabras en español!
Entonces, ¿por qué ese vicio de usar otras?
Aquí todo el mundo "brega". Ahora ésa es palabra
castellana de gran prosapia; está en los clásicos; bregar. En México la usa
la gente pedante.
El otro día iba yo por la Avenida González en Río Piedras. Veo un fulano ahí,
parado en una esquina. Pasa una muchacha muy bonita y él se queda mirándola
y le dice "¿Bregamos nena?" ... Alta metáfora, ¿verdad?
Todo eso viene de "to dial with" o "to handle". Y fue Muñoz Marín el
responsable; eso es de Luis Muñoz Marín, no porque me lo contaron, sino
porque yo vi nacer esa palabra aquí (Imita la voz de Muñoz): "Vamos a
bregar con la realidad de este pueblo". A bregar, y el hombre bregó y
bregó y mira como nos dejó.
Nos dejó y no quiero dejar la cosa ahí. Tampoco quiero
despachar una figura histórica tan importante con una frase humorística. No.
Muñoz dejó muchas cosas; muchas de ellas malas, pero no todas malas.
Cuando estuve hace unos meses en el "campus" de la
Universidad del Turabo pensé que ese "campus", en otro tiempo, fue el
terreno donde se levantaron las construcciones de la "Easterns Sugar
Company" y que las casas siguen ahí. Vi a aquellos estudiantes caminando por
aquel campus". No pude dejar de pensar que muchos de esos muchachos son
nietos de gente que cortaba caña descalza. También eso se le debe a Muñoz
Marín.
Pregunta: ¿Cómo se puede explicar este fenómeno del
Puerto Rico de los ochenta en que, parejo al desa rrollo de una visión
tecnológica del mundo, hecho de profesionales y técnicos, encontramos
también una enorme efervescencia cultural en el campo del teatro, la poesía,
las artes plásticas, entre otras?
José Luis González:
Los griegos inventaron una
palabra para eso: dialéctica. Hay un diálogo entre lo positivo y lo negativo:
tesis, antítesis y síntesis. Y eso es lo que sucede en todas partes cuando
se está viviendo un momento de transición histórica. Eso es perfectamente
normal.
Lo que me aterraría a mí es que aquí todo estuviera
paralizado. Eso sí daría miedo, porque es lo que pasa con las ciudades
muertas o anestesiadas, y aquí no hay eso. Aquí hay una sociedad vivisima. ¿Que
los jóvenes andan sólo pendientes de cosas frívolas? Sí muchos jóvenes están
así. También en México y, agárrense, más sucede en Checoslovaquia, que es un
país socialista. Así que no se asusten de eso...
El otro día llegó a la casa donde estoy viviendo, un
grupo de nueve o diez muchachos del Programa de Honor del Recinto de Río
Piedras, que me pidieron reunirse conmigo, no en el aula, sino donde yo
estoy viviendo, porque ellos quieran ver a la gente fuera del aula y yo
encantado. Ahí estuvieron más de tres horas esos muchachos mostrando unas
preocupaciones de una sensatez y de una precisión...
¿Cuántos estudiantes hay aquí? Veinte mil, me dijeron. ¿Cuántos
dirían ustedes que son como ustedes? Se miraron unos a otros y dice uno:
"Con estas preocupaciones e inquietudes, diríamos que unos cuatro mil". Digo,
¿uno de cada cinco? ¡Eso es sensacional!
Cuando estudié eran como cinco mil y era una universidad
de élite: universidad de los blanquitos. Aquello era la flor y nata de la
sociedad puertorriqueña, y todos éramos niños sabios; visitábamos a Ortega y
a Platón.
Y como todos somos adultos y no le tengo miedo a la
gramática parda, les voy a contar textualmente lo que oi en la rampa del
Edificio de Estudios Generales del Recinto de Río Piedras hace apenas una
semana. Yo iba hacia el anfiteatro a dar una conferencia y van bajando dos
muchachas como de 18 años más o menos. Al pasar junto a mí oigo que una le
dice a la otra: "esto de la plusvalía relativa y la plusvalía absoluta está
cabrón". Yo a esa edad todavía no sabia lo que era la plusvalía relativa.
No, esto se está moviendo aquí. Puerto Rico está en el mundo más que antes.
Pregunta: A mi me preocupa la dirección contraria.
Usted ha dicho que las cosas tienen que cambiar para que sigan iguales y le
preocupa mucho que se pudiera asignar El país de cuatro pisos...
José Luis González:
No, a mí no me preocupa que asig
nen El país de cuatro pisos...
Continúa el participante:
Pero hay una corriente de pensamiento hoy día que está
hablando de que las sociedades modernas tienen una gran capacidad para
tragarse a la oposición y la crítica, y a mi me preocupa que esté ocurriendo
eso:
que, en vez de una dialéctica, sea todo lo contrario.
Esto es, se permite leer El país de cuatro pisos
en la escuela
pública, pero no ocurre nada más, es decir, la síntesis no se produce.
José Luis González: Yo no creo que esas cosas puedan
pasar sin que haya consecuencias. Por lo pronto, no re cuerdo ningún país en
este inundo donde esas cosas hayan pasado sin que hayan habido consecuencias
a corto o a mediano plazo. Con eso no se juega. Dudo mucho que el
Departamento de Instrucción Pública vaya a poner El país de cuatro
pisos como lectura por jugar con eso. Pienso que ellos saben lo que van a
poner a leer, y que lo han discu tido, y que esas decisiones no las torna un
funcionario solito. No. Yo sé lo bastante de política para saber cómo se
hacen esas cosas. No puedo creer, sobre todo, que mi cuasi paisano
Cantinflas haya venido a Puerto Rico hace unos días y les haya dicho a los
puertorriqueños: "¡defiendan lo suyo!" ¿Eso, salir de la cabecita de
Cantinflas? Hace exactamente un año, lo mismo dijo el Papa. ¿Es una
coincidencia?
Déjenme explicarles lo que pienso que se está cocinando y
por qué, ya que llegamos al meollo. Yo pienso que todo esto viene de los
Estados Unidos. Lo que ha cambiado, lo que está cambiando, es la política de
los Estados Unidos en el Caribe, en América Latina y en el Tercer Mundo. Ya
se han llevado varios trancazos y no quieren seguir llevándose más. Se lo
llevaron en Cuba, en Nicaragua. Ellos necesitan organizar el Caribe para sus
propios fines, claro; no para los míos. Y se dan cuenta de que a ellos les
hace falta en el Caribe un intermediario. Ellos no pueden manejar el Caribe
directamente, desde Washington, porque ya eso no se puede hacer en este
mundo. Ya pasó la época de los imperialismos así, en bruto. De que desde
Washington, yo digo; desde París, yo digo; de que desde Londres, yo digo.
No, no, ya se hila mucho más fino. Les hace falta un intermediario eficaz,
aceptable para el Caribe y no sólo para ellos. Y este país, lógicamente, es
excelente.
Ahora, ¿puede Puerto Rico ser un intermediario eficaz
siendo colonia? No puede, porque ningún gobierno soberano del Caribe va a
estar de acuerdo en que llegue un funcionario colonial de Puerto Rico a
supervisarlo y a intermediario. No. Hágalo soberano y hágalo aceptable, por
necesidad.
Ahora bien, como decía Hegel, ocurre algo que él llamaba
"las astucias de la providencia". (Yo le llamo las astucias de la historia).
Da la casualidad de que en este momento el gobierno de los Estados Unidos y
yo coincidimos en lo que hay que hacer para Puerto Rico (Y, que yo sepa, no
he hablado con ningún agente de la CIA). Lo que sucede es que ellos tienen
su propósito y yo tengo el mío. Eso depende... Yo creo que lo que no
debernos ni podernos hacer en Puerto Rico es decir: ¡Ah, si viene de allá no
hay que rneterse en eso! ¿Y entonces qué? ¿quedarme en la colonia a esperar
que un día el pueblo puertorriqueño decida levantarse en armas contra
Estados Unidos? Llegamos al siglo XXII, y estarnos en las mismas.
Hace mucho tiempo ya que aprendí que los hechos
históricos no se esperan sentados. Hay que remangarse las mangas y meter las
manos en la cosa esa que no le gusta a nadie. Hay un viejo dicho popular
caribeño que dice: "el que quiera comer pescao que se moje el culo". Y si se
trata de mojárselo en las tibias aguas del Caribe, yo encantado de mojármelo.
Eso de sentarnos a rnentenernos puros: ¿cómo voy a estar metido en un
proyecto que, yo sé, viene de Washington? ¿Y a mí qué me importa de dónde
venga si estoy convencido que para mi proyecto eso es bueno? Entonces yo
también le entro, y la historia dirá quién se sale con la suya.
Pregunta: ¿No caerá también dentro de esa "astucia de
la providencia" que decía Hegel, el proceso migra torio que se está dando en
estos momentos? Hubo una emigración en la que se fue parte de la base de
nuestro pueblo; ahora es al revés. Ahora esa base está regresando; pero, a
la vez, se nos está yendo el profe sional y el técnico, que es tal vez el
más sensible a la enajenación. O sea, que estamos limpiando, estamos
llenando otra vez la base de la fuerza de cultura de nuestro pueblo y
limpiando los obstáculos, o lo que pudiera ser una rémora a este proceso.
José Luis González:
Lo felicito a usted por su
perspicacia. Eso mismo pienso yo. Están limpiando al país de la posible
oposición. Aquí hay gente que se va a oponer a ese proceso porque quieren
seguir viviendo en el "American way of life", como ciudadanos americanos.
Nadie se lo impide: la estadidad está más cerca que nunca, está a noventa
minu tos. ¿Usted quiere seguir viviendo en el "American way of life"?...
váyase para la Florida, Georgia, Texas, no hay problemas. Váyase si le gusta
aquello. Sino, vuelva; no hay problemas. Le están dando salidas cómodas;
están creando las condiciones para que salga la cosa en la página 15 de "El
Nuevo Día" y no se asuste nadie.
A milo que me duele es lo que muchos puertorriqueños les
hacen a estos muchachos que vuelven: los están tra tando mal. Hay una
hostilidad contra esos muchachos y a mí eso me parece mal, poco generoso. ¿Qué
traen otras costumbres? ¡Pero si este país se ha hecho de gente que ha
traído otras costumbres a lo largo de cuatro siglos, por Dios!.
Existe temor, sobre todo de parte de los independentis
tas, a la asimilación -y yo soy independentista. Existe el cuco de que nos
asimilan, nos asimilan. Ya Pedreira estaba en contra de eso: que nos coge el
holandés.
Bueno, hace falta conocer mal la historia de este país
para tenerle miedo a la asimilación de este pueblo por alguien, cuando este
país ha sido el país asimilador por excelencia. Este país ha asimilado
españoles, africanos, ingleses, holandeses, daneses, norteamericanos, corsos,
mallorquines. ¡Si los expertos en asimilación somos nosotros! ¿Quién ha
asimilado a quién aquí durante cuatro siglos? Asimilamos nosotros. Yo fui
niño cuando aquí se enseñaba en las escuelas en inglés: eso que ustedes cono
cen como historia pasada y como una lucha épica del pueblo puertorriqueño y
de los independentistas para salvar el idioma. Yo leo esas cosas y me sonrío,
porque yo las viví.
Miren, trajeron a principios de siglo un número indeter
minado de maestros y maestras jóvenes de Estados Unidos a que le enseñaran
inglés a los puertorriqueños. Yo tuve maestros y maestras de inglés en mi
escuela primaria. Me acuerdo muy bien de todos ellos. En clase nos hablaban
en inglés.
Para ir al baño había que levantar la mano y decir: "may
1?". Pero, ¿qué pasaba? Aquel maestro o aquella maestra, tan pronto salía
del aula, en los pasillos de la escuela, en la plaza, sólo hablaba español,
un español macarrónico, terrible.
Me acuerdo que, una vez, una vieja maestra se encuentra
con mi madre en la calle y le dice: "Señora González, la felicito; usted
tener un hijo muy agusao"... ¡Ellos se puertorriqueñizaron! Se casaron,
además, puertorriqueños y norteamericanos. Eso es lo que Orvil Miller ve
como el quinto piso. Vino de ahí, de la asimilación de aquellos americanos y
americanas por los puertorriqueños. ¿Por qué Orvil Miller no es yanki? Es
puertorriqueño de Santurce, cangrejero; y Roy Brown también. Nosotros somos
los que asimilamos.
Todos estos cubanos que han venido,
contrarrevolucionarios, conservadores, que dicen que nos van a echar para
atrás en la historia como nos echaran para atrás los que vinieron huyendo de
las guerras de independencia de América del Sur en el siglo pasado.. </!->-
</!->¡Mentira! Aquella gente
nos echó pa'lante. Yo lo vengo sosteniendo hace va rios años, y me han
llovido palos por decirlo.
Leo la Historia General de Puerto Rico que acaba
de publicar Fernando Picó y me encuentro con gran gusto que Picó dice lo
mismo. Aquella gente vino de allá huyendo de una situación de guerra, y eran
los escribanos, y los comerciantes, y tal y cual. No vinieron para acá por
razones ideo lógicas: vinieron por razones económicas, personales; y los
descendientes de aquellos conservadores, fueron los pró ceres del
liberalismo puertorriqueño. Salvador Brau era hijo de una emigrante
venezolana y de un emigrante catalán, autonomista puertorriqueño. Los nietos
de estos cubanos van a hacer lo mismo; hay que darles tiempo. Ya muchos de
sus hijos son puertorriqueños, pues a los nietos los asimila mos
tranquilamente, nos los comemos y qué bueno... ¿Quién es "puertorriqueño
viejo" en detalle?
En el libro de Fernando Picó hay una oración, una sola
oración corta, que explica toda la historia de Puerto Rico en los siglos XIX
y XX, y es ésta:
"En la mayoría de los pueblos de la isla las familias
consideradas antiguas eran las que en el 1867 estaban en su primera
generación."
Esta oración vale por todo El país de cuatro pisos.
Eso quiere decir que once años antes de que los americanos lle garan
aquí no había una clase dirigente nacional. Era una nación que estaba
haciéndose, y esto no es para que le dé verguenza a nadie. Los
norteamericanos llegaron a una sociedad que todavía estaba haciéndose, y si
todavía no so mos país independiente, no se debe a la maldad de nadie; se
debe a que los pueblos luchan por su independencia sólo cuando la
independencia le es necesaria a un sector importante de su población y si
no, no. Y aquí no ha sido el caso.
Los colombianos no hicieron su independencia porque un
señor se trepara en una tribuna o en un caballo y dijera:
¡hay que salvar la patria! No; es que no aguantaban ya al
gobierno español; estaban hartos.
Está bien que los ideólogos y los poetas hablen de la
patria; pero la gente pelea por la vida. ¿Qué es lo que quiere alguna gente
en este país? ¿Que el pueblo puertorriqueño se levante en armas contra los
cupones de alimento? Mire, eso no ha pasado nunca en ninguna parte del mundo.
Y si eso pasara, yo pensaría que es un caso de demencia colec tiva. La gente
tiene derecho a comer: consumismo es otra cosa. Eso de que en un país de
este tamaño pululen los "volvos" y los "mercedes" por sus calles, es
demencial. La gente debe comer bien; pero aquí no hacen falta ni los "volvos"
ni los "mercedes". Aquí hay que fijar un nivel de vida decoroso, de vida de
cierta abundancia, y no volvernos locos comprando porquerías.
José Luis González:
Sí, porque en ese caso de la
justificación, del embellecimiento de las razones para luchar por la
independencia, ambos colaboran. Y no estoy en contra de ello; también hace
falta. Pero lo que no acepto es la idea de que los pueblos se levantan en
armas porque los convenzan con palabras. Aquí se ha hecho eso </!->...
</!->palabras es lo que no ha
faltado nunca, y no se ha hecho.
Entonces, cuando no les hacen caso a las palabras, em
piezan a salir cosas como "el puertorriqueño dócil". Eso es una calumnia,
una calumia sin mala fe, porque René Marqués no era hombre de mala fe.
Eramos amigos, Yo le dije: "René, tú oyes campanas, pero no sabes dónde sue
nan". Lo que le pasaba a René era que estaba muy enojado con su propia clase
que no había sido capaz de luchar por la independencia: Purificación
en
la calle del Cristo, Los soles truncos...
René lo que decía era que los puertorriqueños
estaban obligados a liberar a Puerto Rico. Pero, para empezar, no
eran puertorriqueños, ni el abuelo de René lo era. Era mallorquín.
Entonces, ¿qué es lo que están pidiendo?: ¿milagros?...
Comentario:
Creo que en el libro Conversación
con José Luis González, usted plantea que en Puerto Rico se confunde
ficción con historia.
José Luis González:
¡Ah, bueno! Yo acabo de leer
un ensayito sobre el Grito de Lares, de una historiadora muy conocida, donde
se dice que en el 1838 hubo en Puerto Rico una conspiración en la que toda
la guarnición en la isla, fuerzas regulares e irregulares, estaba
comprometida. Pero que, entonces, hubo un fulano llamado Juan Almanza que
fue, sopló y delató y entonces el gobernador, arrestó a unos, ahorcó a no sé
cuántos, fusiló a otros tantos, a no sé cuántos deportó, y Puerto Rico
perdió la oportunidad de ser país independiente en el 1838. Lo que es un
magnifico ejemplo de lo que puede llamarse en Puerto Rico la historio grafía
del chivatazo. Así que es un chota el que nos impide ser independientes. Lo
mismo en Lares: uno fue y sopló, y ya no pudimos ser independientes.
Todas las grandes conspiraciones que han habido en este
mundo han sido delatadas. Todas. La conspiración por la independencia de
México del Padre Hidalgo, fue dela tada. La revolución por la independencia
de Cuba, fue delatada. La conspiración bolchevique en Rusia, fue dela tada:
pero se hicieron. Es que no es por eso. Nos da ver guenza el hecho de que
Puerto Rico todavía no sea inde pendiente. A mi no me da ninguna verguenza.
Yo sé por qué no es independiente, y no es para que le dé verguenza a nadie.
Entonces se apela a la mitología.
¿Recuerdan a Seva? Bueno, eso es toda una experien cia.
Yo, en México, casi bailaba sólo de gusto, y le dije a Luis López Nieves.
"Chico, te felicito, qué trabajo de desmitifi cación has hecho"!
Luis publica eso y se produce un alud de llamadas tele
fónicas a "Claridad": "les ganarnos una batalla a los yankis, ya ven que si
podemos". Si, le ganarnos: lo que pasa es que después los americanos
borraron a Seva del mapa.
Muy buen cuento aquél; pero, ¡cuánta gente lo creyó! Si
un amigo mío fue a ver al Gobernador Romero Barceló a exigirle que hiciera
algo para reencontrar al profesor aquel que estaba desaparecido, y Romero
también se lo creyó, y llamó a la policía, y busquen a ese hombre. Romero,
claro, es al fin y al cabo, nieto de Don Antonio Barceló. Será muy
anexionista; pero la sangre pesa más que el agua. El se lo creyó.
Tenernos que aprender a conocernos para bregar con
nosotros mismos bien, sin angustias ni complejos de infe rioridad. No somos
ni inferiores ni superiores a nadie. Somos un pueblo como otro cualquiera
con una historia particular. Si uno quiere marchar, reencauzar la historia,
lo que hay que hacer es caminar con ella. Si la historia va por aquí, y yo
digo que va mal, que lo bueno es por acá, y por acá yo voy solo... mire,
esto sigue. Y usted podrá sentirse muy satisfecho con su conciencia y podrá
sentirse usted héroe, y hasta mártir; pero usted no hará más que meterse en
un "ghetto"; el "ghetto" patriótico. Y a mí los "ghettos" no me han gustado
nunca.
Yo, aquí, en este viaje, he pasado horas conversando con
la hija del Dr. Barbosa, la Dra. Pilar Barbosa. Barbosa es una figura a
quien yo respeto mucho. Barbosa era un gran amigo de Antonio Maceo y lo
ayudaba en todo lo que podía. Cuando matan a Maceo en Cuba, el Ayuntamiento
de San Juan hace una fiesta, y en esa fiesta participa José De Diego.
Entonces, ¿cómo se brega con eso? ¿Barbosa traidor? ¿Traidor a qué?
¿Quién asume la defensa de la puertorriqueñidad en el
momento de la Asamblea Autonomista del 97? Cuando Muñoz Rivera regresa de
Madrid con la fusión del Partido Autonomista Puertorriqueño con el Partido
Liberal Monárquico, ¿quién dice: ¡NO!, porque este partido es puertorriqueño
y republicano, y no monárquico, y yo no acepto fusión, y me voy? Ese fue
Barbosa. ¿No fue Barbosa entonces, en ese momento, el más puertorriqueño? ¿Y
eso lo vamos a borrar?
L a G r a n E n c ic l o
p e d i a I l u s t r a d a d e l P r o y e
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