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Enrique A. Laguerre,
escritor
Enrique A. Laguerre Vélez nació en Moca el 3 de mayo de 1906.
Finalizada su enseñanza secundaria, siguió unos cursos en
Aguadilla, dirigidos por la prestigiosa educadora Carmen Gómez Tejera,
que lo capacitaron como maestro rural. Ejerció la profesión
en una escuela de la zona azucarera de Puerto Rico y, al iniciarse la década
de los treinta, prosigue sus estudios de pedagogía en la Universidad
de Puerto Rico. A la vez, guiado por sus inquietudes literarias, escribe
una serie de colaboraciones en verso y en prosa, que verán la luz
en varias revistas culturales -Ambito, Brújula y Ateneo
Puertorriqueño- y, culminando este proceso, aparece su primera
novela La llamarada (1935).
Finalizada su Maestría en Artes por la Universidad de Puerto
Rico (1941), dictó cátedra en la misma institución
y, más adelante, realizó estudios doctorales en la Universidad
de Columbia. Muchas de sus novelas: Solar Montoya (1941), El
30 de febrero (1943), La resaca (1949) y Los dedos de la
mano (1951), La ceiba en el tiesto (1956), Cauce sin río
(1962), etc., fueron auténticos éxitos editoriales y algunas,
como El laberinto (1959) y Los amos benévolos, se
han traducido en versión inglesa.
Entre sus cuentos más conocidos figuran: El hombre caído,
Raíces, El enemigo, Pacholi y Naufragió. En el
1944 publicó una obra teatral, La resentida, y una buena
parte de sus ensayos se recogen en su libro Pulso de Puerto Rico
(1956).
Toda esta labor, además de sus recopilaciones antológicas
y colaboraciones periodísticas, confirma a Laguerre como uno de
los máximos escritores actuales del país.
En 1985 la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades
lo declaró Humanista del Año.
En 1998, el Ateneo de Mayagüez propuso la candidatura de Laguerre
para el premio Nobel de Literatura, a través de una resolución
que fue apoyada por las principales figuras y centros culturales del país.
Título: La Llamarada
Explicación:
Ésta es una llamarada de odio. Llamarada que se incendió para consumir el
alma y los sentimientos nobles de las personas, para volver cenizas unos cuantos
ideales. Se reflejan los deseos de lucha y superación ;el intento de la peonada
de dar a conocer sus derechos como seres humanos.
Temas que plantea la novela
- Surcos Abiertos: Aquí se aprecia mayormente los recuerdos
de Juan Antonio Borrás. Recuerdos estudiantiles, amorosos y familiares.
- Mientras la caña crece: Este es un tema en el cual se
manifiestan los problemas a los cuales se enfrenta la peonada día tras día.
Podemos apresiar el mal trato que se les daba y nos podemos hacer una idea de
como eran los días de pago.
- Yerba Mala: Se manifiestan las costumbres, tradiciones y
también el diario vivir de los jíbaros. Éstos son descritos detalladamente.
- Incendio: Se da a conocer la terrible enfermedad de la
cual padece Delmira. Se muestra la mezcla de sentimientos de Juan Antonio
Borrás en cuanto a Delmira, Pepiña y Sarah.
- El Regreso : Después de un tiempo, aparece Juan Antonio
con la noticia de su boda con Pepiña.
Problema que plantea la novela
Problemas
- Mala paga y mal trato a la peonada
- Enfermedades
- Rivalidad entre las haciendas
- Conformismo y Fatalismo
- Feudalismo
Solución
En esta novela el problema no se resuelve. Al parecer la intención del autor
era sólo hacernos saber las condiciones de vida y dar a conocer los tratos que
se le brindaba a la peonada en esos tiempos, tal vez para que aprendamos a
valorar lo que tenemos hoy día.
Personajes
- Juan Antonio Borrás : Agrónomo recién graduado en busca
de un buen futuro.
- Sarah : Muchachita sentimental, huérfana de padre y moza
de unos dieciséis.
- Don Oscar de Mendoza : Administrador de la central. Un
hombre relativamente joven, bajo de estatura, grueso, vestido con alguna
elegancia. Una prematura calvicie y un rostro bien rasurado que daba un aire
simpático.
- Florencio Rosado : Un hombre de edad provecta, estatura
normal, ojos azules, pómulos pronunciados, quijadas apretadas como desafiando
contratiempos.
- Siño Pablo : El encargado del portón. Es un viejo doblado,
blanquísimo, con una venda bajo el sombrero de cogollos, lento el andar,
prolongada la tos.
- Adelaida Alzamora : Soletrona ya dentro de esa edad
indefinible en que toda mujer que no se ha casado se resigna, pasa de los
cuarenta y tantos años. Es alta, intensamente pálida, luce tocado de otros
tiempos.
- Julia Alzamora : Hermana de doña Lela, muy parecidas en
su físico. Soleterona también.
- Delmira Alzamora : Ojos melancólicos, pelo negrísimo,
rostro pálido y ovalado.
- Balbino Soltrén : Capataz de la brigada. Un hombrecillo
desbarrigado y canijo, pálido, con la barba bastante crecida.
- Lope Corchado : Primer capataz de Santa Rosa. Parecía un
despreocupado salteador de caminos este hombracho de gesto repulsivo, con una
cicatriz sobre el labio superior que le partía el bigote ralo en dos. Cara de
zorro, ojillos saltones, color encendido.
- José Dolores : Es un hombre de más de cien años que por
lo ágil y avispado que es, no da manifiestas señales de ancianidad. Cuando se
quita el sombrero muestra su pelo ensortijado y níveo que hace vivo el
contraste con el rostro negro de líneas severas. Irradia simpatías este jirón
de humanidad buena, humilde, servicial; hombre de memoria privilegiada.
- Juan Pedro Moreau : Un hombre joven, bastante grueso, de
regular estatura, más trigueño que blanco, rostro aguileño, con cabello
tirando a bermejo. Ojos reidores tras los cristales.
- Ivonne Duval : Señora muy simpática, trigueña, bastante
joven aún. Toda su personalidad irradia cordialidad no fingida.
- Pepiña : Cuñada de Juan Pedro. Es una muchacha en plena
mocedad, de algunos dieciocho o veinte años, alta elegante, soberanamente
simpática. Al reír se le forman dos graciosos hoyuelos en las mejillas.
- Manuel Cabañas : Carpintero de la colonia. Un hombre
alto, serio, de facciones abultadas y grueso bigote; un obrero bien conservado,
de mediana edad, cazurro a primera vista. Es un modelo de hombre. Formal,
austero, hasta bonachón. Hombre de pausada actitud y de carácter bondadoso y
poco comunicativo.
- Hipólito : Padre de Manuel. Es un viejo manso...porque
no le queda otro remedio. En su juventud dio mucho que hacer. Es un hombre de
historia en el socialismo. Estuvo en la cárcel un millón de veces. Y ya
paralítico, no le quedó otro remedio que la mansedumbre.
- Segundo Marte : Es un mozo de regular estatura, actitud
nerviosa, pelo en desorden. Ojos claros, ligeramente más abiertos de lo
natural, como azorados ante alguna amenaza; la boca apretada, frente amplia,
perfil vulgar, rostro paliducho.
- Ventura Rondón : Hombre trabajador y consecuente.
- Carlos Alzamora : Cabeza de la familia Alzamora. Dueño
de Santa Rosa. Terminó suicidándose como Judas.
- María Antonia del Valle : Sobrina de don Juan, hija de
don Ramiro. Una muchacha morena, bastante morena, bonita, con unos ojos
preciosos, acentuado livor, labios rojos y ligeramente pulpos, como cerezas
maduras. Una niña gentil, elegante, muy femenina; conciene de su belleza, un
poco vanidosa.
- Margarita Sandoval : Amiga inseparable de María. Una
muchacha ágil, como una ardilla, robusta si ser gruesa, algo pálida, ojos
grises y enormes, bonita también.
- Ramiro : Es un hombracho de rostro encendido, con una
cicatriz en la mejilla izquierda. Usa gafas con montaduras de carey.
- Doña Rosa : Una dama gruesa, blanca, de pelo pajoso
perfil aguileño, es tratable y posee finas actitudes. Parece ser una mujer
comprensiva que sabe evadir la tirantez del vivir cotidiano.
- Doña Catalina : Es una mujer muy gruesa, bastante oscura
de color, de trato muy atrayente. La peonada le tiene un respeto inusitado a
la par que la quiere mucho.
- Jesús Cordero : Es un mozo alto y bien fornido, con una
cicatriz en la quijada de una caída que se dió cuando rapaz. Es bastante bien
parecido y viste con cierta elegancia rústica. Es muy trabajador los días
laborales, pero casi todo se lo gasta los días de fiesta.
- Natito Rondón : Es un muchacho pálido, en los veinte
años quizá, con cierto aire soñoliento, hasta romántico.
- Juan Perdío : Es un apuesto cuarterón de tez bastante
clara y pelo hirsuto. Más o menos de la misma edad de Natito, alegre,
dicharachero.
- Cheíto Cruz : Es el Benjamín del grupo. Es un mozalbete
de dieciocho años que lo único que necesita es una corona de plumas para ser
el hijo de un cacique indio. Pelo lacio, perfil aguileño, color bronceado.
- Jenaro Mediavilla : Era un tipo alto de bastante edad,
calvo que vestía un traje de color inverosímil por lo viejo. Ojos azules y
penetrantes. Era empleado del Municipio, un chupatintas a cargo del Registro.
- Rogelio Martínez : El listero de las colinas. Un joven
de pueblo, chistoso y alegre, muy amigo del jolgorio cuando disponía de tiempo.
- Rafael Vega : El mayordomo principal. Un hombre rubio,
solterón empedernido, alto, enemigo de la charla.
- María : La cocinera. Una mujer aindiada, viejola, un
poco habladora pero muy servicial.
- Quintín y Guillermo : Los dos hijos de Balbino. Eran
unos muchachos canijos y trabajadores, obsecuentes del mandato superior.
- Ramón Garrido : El mayordomo de los Moreau. Un viejo
español, relíquia de aquellos tiempos.
- Rosendo Méndez : Uno de los responsables de los
incendios. Un hombre desvaído y pálido, era precisamente el exarrimado de
Palmares, echado de la colonia porque se atrevió a afirmar que el votaba con
su partido.
- Rosina Borrás : Una de las hermanas de Juan Antonio.
- Jacobo Borrás : Era un hombre muy rígido, ceñudo y poco
dado a conversar.
- Carlos Ordoñez : Amigo de Juan Antonio desde la infancia.
Es un mozo alto, fornido, apuesto.
Datos generales de Enrique A. Laguerre
Nació en la zona rural de Moca, jurisdicción judicial de Aguadilla, más cerca
de este último pueblo y de Isabela que de Moca, Puerto Rico. Hasta el cuarto
grado asistió a las escuelas rurales, de un solo salón, donde un único maestro
enseñaba dos o tres grados. Entonces hubo de caminar kilómetros diariamente para
llegar a su escuela.
Es quizás este contacto con la vida rural, hasta los veintitrés años (durante
cinco de ellos trabajó de maestro rural) lo que le ha llevado a escribir tres
novelas de tema campesino e intención social: La llamarada (con más de treinta
ediciones), Solar Montoya y La Resaca.
Con un leve curso de pedalogía, en el último año de escuela secun- daria (Aguadilla,
1924), salió a trabajar de maestro rural en el sector más montañoso de su propia
comunidad. Terminó el bachillerato en 1937. Mientras ejercía funciones
magisteriales en la secundaria y en la Escuela del Aire, estudió para adquirir
su grado de maestría (1941). Desde esa fecha es profesor de la Universidad. Su
tesis de maestría (1941) versó sobre el modernismo en Puerto Rico.
Según su criterio, la mejor novela es aquella que consigue artístico
equilibrio entre las experiencias vitales ( personales, vicarias y colectivas) ;
la caracterización ( personajes vistos en cinco dimensiones: ser, creer ser,
querer ser, creer ser de otro, querer ser de otro) ; la ideología (fondo de la
novela) ; la técnica (variaciones dentro de las normas del género) ; y la
atmósfera poética, con lo que se da relieve al carácter artístico de la novela.
No cree en la novela demasiado densa en « literatura », tampoco en el exceso
de morosidad a lo Joyce o Proust. Sí se le figuran muy eficaces recursos como:
el flujo de conciencia, la retrospección periódica alternada con el presente, la
simultaneidad de acción y los detalles reveladores, entre otros. No estima, sin
embargo, el detallismo que sugiere técnica de guión cinematográfico.
Además de la narrativa, Laguerre ha cultivado el teatro, el ensayo y el
periodismo. Los trabajos dados a conocer a través de ambos medios alcanzan el
millar y medio. Son varios los críticos que han afirmado que, para conocer los
acontecimientos plurales puertorriqueños desde los cincuentas a los ochentas, es
imprescindible leer dichos trabajos sobre temas tan diversos aparecidos a través
de Puntos de Partida y Hojas Libres.
Como educador, Laguerre ha participado en la investigación pedalógica y en la
confección de libros de texto para las escuelas en todos los niveles. Realizó
tarea de esa índole en Pátzcuaro, México, contratado por la UNESCO. Algo
parecido desempeña para la Escuela del Aire del Departamento de Instrucción y
para el Consejo Superior de Enseñanza de la Universidad de Puerto Rico. Algunas
de sus obras son textos del sistema educativo del país.
Además de los multiples artículos críticos que sobre la obra de Laguerre se
han publicado en numerosos periódicos y revistas de aquí y del exterior, a su
producción literaria se le ha hecho cumplido reconoci- miento en las historias
de la literatura nacionales e internacionales, y también se han publicado varios
libros en los que se estudia su obra.
Vocabulario
- admonición : advertencia
- aljibe : depósito subterráneo que recoge el agua de la
lluvia
- aperos : instrumento que se usa en un oficio
- besara : primer surco abierto en una plantación
- cuchitril : cuarto o lugar pequeño y sucio
- encalabrinaba : exitar los nervios del compañero
- erejo : cristiano que defiende las doctrinas de fe
- lasitud : debilidad
- lindes : lineas o bordes
- marota : traba para caballerías
- murinaque : prenda de tela rígida
- misántropo : persona que siente rechazo hacia otras
personas
- petulancia : insolente, presuntuoso
- pinche : persona que ayuda en la cocina
- prángana : pobreza extremada
- silogismo : argumento de tres preposiciones
- soslayo : verde de lado
- tétrica : triste
- corte : constante ir y venir
- cazurro : utencilio de cocina
- egolatría : admiración excesiva a uno mismo
- quejumbrar : quejarse con frecuencia
- embestida : acción de abordar a alguien
- absentismo : descuido de algo
- gemido : sonido de pena o padecimiento
- hordonada : lugar de terreno hondo
- humareda : gran cantidad de humo
- megalomanía : forma de delirio
- supinos : tendido boca arriba
- acaecidos : sucesos
- zozobra : inquietud
- guadañar : cegar hierba
- desventuras : desgracias
- expoliación : despojar con violencia
- moza : criada
- falaz : engañoso
- fauces : parte posterior de la boca
- fronda : hojas y ramas
- sesgo : torcido
- zanco : palo alto para pasar por terrenos pantanosos
- chalina : corbata
- brinza : filamento delegante
- oblación : arte de ofrecer algo a Dios
- espuela : arco de metal que se ajusta al talón del
jinete
- magro : flaco
- rictus : contracción de los labios similar a la sonrisa
- huraño : que hulló del trato de la gente
- jubiloso : lleno de júbilo
- grasiento : lleno de grasa
- portentoso : que causa admiración o terror
- abalorios : cuentas para hacer collares
- mojicones : golpes dados en la cara con la mano
- viático :sacramento que se le brinda a los enfermos
- ahíto : fastidiado, saciado, lleno
- zaguán : espacio que sirve de entrada y está contiguo a
la puerta de la calle
- fonógrafo : aparato que registra las vibraciones de la
voz humana
- otear : mirar desde un lugar alto
- jumento :animal de carga
- cenital : del cenit o relacionado con él
Resumen
La novela comienza cuando Juan Antonio Borrás emprende su viaje hacia las
haciendas de Don Oscar de Mendoza. Juan Antonio era un agrónomo recién graduado
con un espíritu de lucha y deseos de triunfar. Durante el viaje, a la mente de
Juan Antonio vinieron recuerdos de su vida estudiantil y sus romances con su
amada Sarah. Cuando Juan Antonio llegó a la casa de Don Oscar de Mendoza, éste
se sintió como en su propia casa. Don Oscar tuvo la cortesía de llevarlo
personalmente a Palmares. Luego de visitar a Palmares, Juan y don Flor se
dirigían a Santa Rosa. Borrás se figuraba el camino como la felicidad eterna.
Sentía que iba caminando por tierras de maravillas. Su primera salida la asoció
con la de Don Quijote. Tuvo la ingenuidad de pensar que iba a emprender una
tarea a lo vaquero. Al llegar, de vez en cuando la peonada lo miraba de refilón,
con cierta curiosidad. Rato después, Juan Antonio tiene el placer de conocer a
la familia Alzamora. Ésta estaba integrada por Doña Lela, Doña Julia y Delmira.
Juan se sintió muy agusto ya que esta casa sería su nuevo hogar. Al salir de
Santa Rosa visitaron la residencia de los Moreau. La residencia era un
majestuoso edificio de concreto de dos plantas, con amplios balcones de hierro y
unas graciosas torrecillas sobre el techo.
Después de pasados los días y de haber iniciado su trabajo, Borrás se
encuentra en el cañaveral cuando uno de los peones le avisa que Ventura Rondón
había sufrido un mal. Juan Antonio muy preocupado salió en busca de éste a lo
cual se conmovió mucho. Se dió cuenta de que llevaba el grito de un hombre
clavado, como una flecha. Tiempo después de Ventura haberse recuperado, Juan
decide ir a su casa a visitarlo. Al llegar a la casa, Borrás se da cuenta en las
pobres condiciones en las que viven Ventura y su familia.
En la hacienda se preparaban para empezar el corte en Los Pozos para poder
despachar primero la caña más distante. Multiplicose la peonada. De barrios
vecinos llegó una multitud de jíbaros melancólicos y sumisos; negros adustos,
mulatos fornidos. Días después, cerca del mediodía, se encontraba Juan Antonio
en El Pinto, cuando sintió un gentío detrás de los árboles. Era un entierro.
Borrás se dió a la tarea de seguir a la multidud y le pregunta a uno de los
peones : ¿quién murió?, a lo que éste contestó : Ventura Rondón. A Juan lo
atacaron varios recuerdos sobre Rondón, sobre todo por su familia.
¡Noche de San Silvestre! En casa de don Manuel había baile de gente escogida.
Cuando Juan Antonio entró al baile hubo silencio. “Se echó la casa por la
ventana”. Después de un rato, el dueño de la casa le trae a Borrás una pareja :
la muchacha trigueña, la sencación de la noche. En medio del baile hubo un seis
bombeao en el cual participaron casi todos.
Juan Antonio se enfermó, padecía de fiebres y alucinaciones. Una de ellas era
sobre un “ incendio en e cañaveral”. Borrás sentía que se quemaba y nadie venía
a ayudarlo. Cuando despertó de esa terrible alucinación, se vió rodeado por doña
Lela y Delmira. Después de pasada su enfermedad es Delmira, quien en esta
ocasión, se enferma. Juan para devolverle el favor de haber cuidado de el cuando
estuvo enfermo, se ofrece a cuidar de ella. Llama al doctor y éste le dice que
Delmira sufre de una terrible anemia. Tiempo después la enferma mejora, aunque
por ordenes del doctor, era preferible que guardara cama.
Un sábado llegó la noticia tan esperada : Se iba don Florencio. Don Oscar fue
personalmente a Santa Rosa a hablarle a Juan del asunto ; sería nombrado para
dirigir los trabajos de las dos colonias al mismo tiempo. Al otro día llegó don
Florencio a darle unos cuantos consejos a Juan de como trabajar en las
haciendas. Ya definitivamente a cargo de las dos colonias, Borrás se sentía más
importante, se sentía el jefe.
Segundo es despedido de la hacienda. Días después, mientras Juan Antonio
dormía se escucharon gritos de alarma en la carretera : ¡Fuego, fuego!. Esta vez
no eran alucinaciones. Juan corre a la carretera a lo que se escuchan los gritos
: ¡Fuego, Fuego!. El fuego avanzaba haciendo estallar las cañas. Hacía una calor
insoportable. Tras muchos esfuerzos fue atajado el enemigo de las lenguas
ardientes. Quemáronse seis o siete cuerdas. Cerca del Viernes Santo ocurre otro
incendio. Se sospechaba de Segundo, ya que uno de los peones había escuchado una
conversación de éste con otro peón y al ser despedido... Borrás y Paco deciden
quedarse en Bejucales para seguir al enemigo más de cerca. Pasaron una, dos,
tres noches y nada que se veía. Ya a la cuarta noche Juan no tenía ánimos pero
resulta que esta noche se convirtió en la que tanto habían esperado. Detrás de
los árboles se escuchaban voces : eran las de Segundo y los peones. Cuando salen
Juan y Paco los peones se dan a la fuga y sólo quedó Segundo. Borrás lo puedo
haber matado, pero le faltó valor ; soltó el arma y luchó cuerpo a cuerpo. De
repente Segundo saca un puñal y a Paco no le quedó más remedio que disparar.
Juan sintió que el puñal caía, efectivamente, Paco había matado a Segundo.
Al tiempo, muere don Polo. Manuel se muda lejos para nunca más volver. Juan
Antonio se siente derrotado. Al parecer se había ganado el odio de ciertas
personas. Recibe una carta de su hermana, la cual le hacía la advertencia de que
debía volver porque su padre estaba muy mal de salud. Una vez en el pueblo, su
viejo muere. Al volver a Palmares, Borrás recide una carta de don Oscar de
Mendoza, la cual informaba el despido de éste. Juan se encuentra con su anigo de
la infancia, Carlos Ordoñez. Después de irse de la hacienda pasa un mes. Juan
Antonio vuelve decidido y se casa con Pepiña.
Primer Capítulo: Surcos Abiertos
- ¿Cómo comienza la novela?
La novela comienza cuando Juan Antonio Borrás emprende su viaje hacia las
haciendas de Don Oscar de Mendoza.
- ¿Qué recuerdos vienen a la mente de Juan Antonio Borrás?
Durante el viaje, a la mente de Juan Antonio vinieron recuerdos de su vida
estudiantil y sus romances con su amada Sarah.
Éste se mostraba un poco melancólico ya que dejaba a su familia y a su amada
Sarah. Lo único que lo consolaba era saber que iba en busca de un mejor futuro.
- ¿Quién era Don Oscar de Mendoza?
Administrador de las haciendas. Era un hombre relativamente joven, bajo de
estatura, grueso, vestido con alguna elegancia. Una prematura calvicie recalcaba
la amplitud de la frente. Su rostro encendido y bien rasurado daba un aire
simpático.
- ¿Cómo recibió Don Oscar a Juan Antonio?
Don Oscar recibió a Juan Antonio de una manera agradable. Lo invitó a que se
quedara a almorzar y tuvo la cortesía de llevarlo personalmente a Palmares.
- ¿Cómo se sintió Juan Antonio cuando iba a visitar pro primera
vez a Santa Rosa?
Se figuraba que caminaba hacia el país de la felicidad eterna. Se hacía de
cuenta que los flamboyanes le ofrecían un homenaje de rojas alfombras y que los
pájaros repetían su nombre de triunfador. Sentía que iba caminando por tierras
de maravillas.
El encargado del portón. Era un viejo doblado, blanquísimo, con una venda
bajo el sombrero de cogollos, lento el andar, prolongada la tos, al parecer
crónica.
- ¿Qué sensación tuvo Borrás cuando se montó en el caballo para
ir a Palmares?
Nunca amó tanto la vida como en ese instante de montar el hermoso caballo.
Tuvo la ingenuidad de pensar que iba a emprender una tarea a lo vaquero. Se
figuraba que iba a tener todo un mundo bajo las herraduras de su bruto cuatralbo.
Se sentía ardido, con ánimos de acometer cualquier empresa por ardua que ella
fuese. Su primera salida la asoció con la de Don Quijote.
- ¿Quién era Balbino Soltrén? ¿Cómo era?
Capataz de la brigada. Era un hombrecillo desbarrigado y canijo, pálido, con
la barba bastante crecida.
- ¿Quienes eran Lope Corchado y José Dolores? ¿Cómo eran?
Lope Corchado : Primer capataz de Santa Rosa. Parecía un despreocupado
salteador de caminos este hombracho de gesto repulsivo, con una cicatriz sobre
el labio superior que le partía el bigote ralo en dos. Cara de zorro, ojillos
saltones, color encendido.
José Dolores : Es un hombre de más de cien años que por lo ágil y
avispado que es, no da manifiestas señales de ancianidad. Cuando se quita el
sombrero muestra su pelo ensortijado y níveo que hace vivo el contraste con el
rostro negro de líneas severas. Irradia simpatías este jirón de humanidad buena,
humilde, servicial; hombre de memoria privilegiada.
- ¿Qué actitud asumió Borrás cuando vió a los obreros
trabajando en el cañaveral?
De vez en cuando la peonada lo miraba de refilón, con cierta curiosidad.
Observó tal actitud sin pensar en la desventura ( que ahora le parece horrible)
de esta gente. Se sentía libre de preocupaciones, pues ya se creía vencedor
desde antes de entrar en la nueva lucha. Encontró lo más natural del mundo que
ellos trabajasen en tales condiciones.
Cuñada de Juan Pedro. Es una muchacha en plena mocedad, de algunos dieciocho
o veinte años, alta elegante, soberanamente simpática. Al reír se le forman dos
graciosos hoyuelos en las mejillas.
- Describe el palacete de los Moreau
La residencia de los Moreau es un majestuoso edificio de concreto de dos
plantas, con amplios balcones de hierro y unas graciosas torrecillas sobre el
techo. Tenía aspecto señorial. Situada entre tanto verde ofrece una vista
espléndida. Detrás del palacete está situado el antiguo ingenio con sus
venerables muros de viejas construcciones, sus grandes secadores, sus viejos y
hasta misteriosos aljibes en cuyas piletas croan melancólicas ranas ; sus fondos,
sus membranzas de aquellos tiempos...
- Expica el título de la primera parte
Entiendo que el título Surcos Abiertos es como decir los recuerdos revividos
de Juan Antonio al emprender su viaje.
- ¿Quienes y cómo eran los Alzamora?
Los Alzamoras eran los dueños de Santa Rosa. La familia estaba compuesta por
:
Carlos Alzamora : Cabeza de la familia Alzamora. Dueño de Santa Rosa.
Terminó suicidándose como Judas.
Adelaida Alzamora : Soletrona ya dentro de esa edad indefinible en que
toda mujer que no se ha casado se resigna, pasa de los cuarenta y tantos años.
Es alta, intensamente pálida, luce tocado de otros tiempos.
Julia Alzamora : Hermana de doña Lela, muy parecidas en su físico.
Soleterona también.
Delmira Alzamora : Ojos melancólicos, pelo negrísimo, rostro pálido y
ovalado.
Segundo Capítulo : Mientras la caña crece
- Narra el incidente cuando Ventura cae con un mal en el
cañaveral
Después de pasados los días y de haber iniciado su trabajo, Borrás se
encuentra en el cañaveral cuando uno de los peones le avisa que Ventura Rondón
había sufrido un mal. Juan Antonio muy preocupado salió en busca de éste. Así
como estaba, con la loba sirviéndole de cama, la respiración fatigosa, casi
inmóvil, inspiraba profunda lástima. Borrás y Lope lo sacaron afuera, a la
sombra de un mangó. Le dieron un poco de café y se mejoró un poco, pero no lo
suficiente como para poderse incorporar.
- ¿Cómo afectó este incidente a Juan Antonio?
Juan Antonio se dió cuenta de que llevaba el grito del hombre clavado, como
una flecha, en su corazón. Sus ojos, cargados de tragedia, tropezaron con este
rótulo : « Prohibido el paso ». Experimentó deseos de apedrearlo con furia para
hacerlo bajar, hecho trizas, de su prominencia insultante.
- Describe las condiciones en que vivían Ventura y su familia
El cuchitril era una vivienda que por fortuna estaba situada en una loma. La
casuca era baja de luz. El techo estaba en parte cubierto de paja de caña y en
parte de yaguas, a través de las cuales se veían trocitos de cielo. Las paredes
eran una miseria : agujeros enormes en las tablas de estillas y en las yaguas.
La saluca, reducidísima, con un cajón, un ture, una silla, un banco y una tosca
de mesa por todo ajuar.
Eran los sábados días de pago. La caseta estaba situada junto a la tienda, el
ancho caminal vecino por medio. En los sobrecitos esta leyenda : « Colonia
Palmares, Nombre del obrero. Salario semanal. Anticipo. Remanente ». En una
esquina, un desuellacaras hacía su agosto. Sobre un pedazo de yerba verde, un
quincallero tendía sus barajitas.
- Explica las relaciones entre Juan Antonio y don Florencio
Rosado
Su relación era buena pero llegó un momento en el que Juan Antonio se dió
cuenta de que don Flor trataba con cierto odio a la peonada y eso le molestó.
Juan decía que don Flor llevaba en sus ojos la llamarada del odio.
- Cuenta algo sobre la vida anterior de Segundo Marte
Su madre murió al dar a luz a Segundo, quien era el tercero de los hijos, los
dos primeros ya habían muerto. Su padre era loco con él, pero como se pasaba
casi todo el día en su tienda, el niño se crió en la falda de una mujer anciana
que lo mimaba mucho. Segundo pasó una infancia horrible, víctima de una
madrastra intransigente y de un padre sin comprensión. Llevó una vida vagabunda.
Tan hostil le fue la vida que tuvo que anegarse en la renunciación. Sufrió la
mar negra en los cañaverales e hizo todo tipo de trabajos. Lo que él necesita es
un poco de cariño y comprensión.
- Explica la relación del título de esta parte con el contenido
Esto muestra los sucesos ocurridos en el transcurso del tratado de la caña.
Se muestra el esfuerzo de la peonada y el deseo de lucha de éstos.
Tercer Capítulo : Yerba Mala
- Menciona los sucesos más importantes de esta parte
a) El entierro de Segundo Marte.
b) Borrás siente una mezcla de sentimientos relacionados con Delmira,
Sarah y Pepiña.
c) Juan Antonio fue al baile en casa de don Manuel y bailó con María
Luisa
d) El brote de huelga.
- Haz una lista de costumbres y tradiciones
- Seis bombeao
- Pelea de gallos
- ¿Cómo se describe al jíbaro en esta parte?
Jíbaros melancólicos y sumisos, negros adustos, mulatos formidos. Casi
todos los jíbaros son parlanchines cuando dan en sus temas favoritos. Gozan la
conversación. Se lamentan muy a menudo, pero es una lamentación resignada,
como si no encontaran escapatoria. Aman. Odian. Ríen. Lloran. Se cruzan de
brazos ante la tiranía; no obstante, se tajean, se matan por nimiedades. Es
muy curioso observar al jíbaro de la montaña que se viene a los llanos
costaneros. Ha vivido tan acostumbrado a sus cerros, a sus caminillos
froagosos, a sus árboles, que vive los primeros meses azorado en la sabana.
Son pícaros y de vez en cuando miran el sol para aliviar la fatiga.
- “ Se echa la casa por la ventana”
- “ Ujú, me da una gueletina a pasteles”
- “ Psrecen guácaras de los seborucos”
- “ Las modas no se hicieron sólo pa las del pueblo”
- “ Las cosas van de mal en pior. No hay quien se salve”
- “ Tabanica como ella sola”
- “ El niño bonito de las muchachas”
- “ El diablo se le aguanta”
- “ Los amores le llevarán a la tumba”
- “ ¡Contra, que carnecita!”
- “ Con el romo haciéndole cosquillas en el estómago como un
diablillo”
- “ Le has quitao el pan de la boca a tus hijos”
- “ En tiempo de guerra no hay misa”
- “ Quién malas mañas ha, tarde o nunca las olvidará”
- “ Han venido al mundo a servir de polvo para todas las pisadas”
- “ Es un hombre que sabe lo que pasa aquí y en Roma”
- “ Debería estar ocupando un sarcófago entre las momias egípcias”
Cuarto Capítulo : Incendio
- ¿Qué enfermedad tenía Delmira?
Delmira tenía anemia, una de las enfermedades más comunes de esa época.
Sufría de postraciones constantes.
- ¿Qué sentimientos surgieron entre Delmira y Borrás?
Si los sentimientos que experimentaba Borrás no eran amor, ¿qué era el amor
entonces? ¡Tenía que amarla, amar a la novia buena! A Pepiña quiso mirarla
como a una hermana... ¿Delmira Alzamora su novia? Pero era todo lo contrario.
Los sentimientos fraternales realmente los tenía por Delmira. Era inevitable,
la sentía su hermana.
- ¿Qué puesto ocuparía Juan Antonio? ¿Cómo se sentía?
Por fin un sábado llegó la noticia : Se iba don Flor. Don Oscar fue
personalmente a Santa Rosa a hablarle a Borrás del asunto. Se le nombraba para
dirigir los trabajos de las dos colonias a un tiempo. Ya definitivamente a
cargo de las dos colonias, Juan Antonio se sentía más importante, más jefe. Se
sintió pugnaz, extrañamente exaltado, experimentó regocijo por la ardidez
recobrada. ¡Estaba dominado por anisas de triunfo!
- Describe la escena del incendio
Mientras Juan Antonio dormía se escucharon gritos de alarma en la carretera
: ¡Fuego, fuego!. Esta vez no eran alucinaciones. Juan corre a la carretera a
lo que se escuchan los gritos : ¡Fuego, Fuego!. El fuego avanzaba haciendo
estallar las cañas. Hacía una calor insoportable. Tras muchos esfuerzos fue
atajado el enemigo de las lenguas ardientes. Quemáronse seis o siete cuerdas.
Cerca del Viernes Santo ocurre otro incendio.
Quinto Capítulo : El Regreso
- ¿Por qué Juan Antonio decía que estaba situado entre dos
posiciones opuestas?
Porque de un lado, la Central ; de otro lado, don Polo. Era tremenda lucha
la que se liberaba en su alma. Prácticamente se había echado a todos de
enemigo y ni tan siquiera sabía por qué.
- ¿Qué otra lucha tenía con su conciencia?
El recuerdo de Segundo. Parecía que su espectro lo perseguía hasta en
sueños y que su férettro pasaba, pasaba... Arrastrábase la negra caja en su
corazón hablandóle de cosas fugaces.
- ¿Cómo se manifiesta el odio de Juan Antonio?
Por la hipocresía de don Oscar. Sentía que se le encabritaba el corcel de
la ira. Juan Antonio defendía a la peonada pues ya esaba cansado de ver
como eran maltratados. Era odio a la Central, personificada en aquel momento
en don Oscar de Mendoza.
- ¿Qué le sucedió a don Polo? ¿Cómo se sintió Juan Antonio?
Don Polo se moría irremediablemente. Cuando le dieron la noticia a Juan
Antonio, sintió un frío extraño en el alma y se apresuró a visitarlo.
- Comenta sobre la derrota de Juan Antonio
Tras de todos los sentimientos se encontraba su derrota como jefe de
colonia. Era doloroso pensar en eso. An esos momentos sentía deseos de hui
hacia el primitivismo. Los hombres lo habían excomulgado y la Naturaleza le
insinuaba un alejamiento de la comedia sombría. Los cañaverales parecían
llenarse de carcajadas hirientes. Al pasar la brisa se escuchaba la melodía
perversa de la esclavitud. Resplandecía el relámpago del machete tronchando
libertades.
- ¿Qué contenía la carta de su hermana?
Decía : « Papá está mal, muy mal de salud, y está continuamente llamándote.
Debes venir en seguida. Te esperamos ansiosamente. Ven cuanto antes. Todos
queremos verte ». « Los bucares están florecidos y las tórtolas no se cansan
de cantar. A veces me creo que las tórtolas llorán... ¿Te acuerdas de cuando
niños las espiábamos? Todo lo tuyo espera...».
- ¿Por qué despiden a Juan Antonio de la central?
Por medio de uno de los peones, a Juan Antonio le hicieron llegar una carta.
Era del administrador. Ésta decía que se veía precisado a prescindir de los
servicios de Juan Antonio porque « no le convenía el propagandista dentro de
la casa ». Y añadía : « Necesitamos gente que no dé aliento a ideas
subversivas que traen fatales consecuencias a la Central. Lamentamos mucho
tener que tomar este acuerdo, pero usted comprenderá que así lo requiere el
buen orden ».
- ¿Qué sucede al final de la novela con Juan Antonio, Pepiña
y Delmira?
Después de un mes de ausencia de Juan Antonio, éste volvió y se casó con
Pepiña. En cuanto a Delmira, ella decidió irse a un sanatorio muy lejos para
pasar su enfermedad y vivir sus últimos días.
Se le considera el novelista
puertorriqueño más prolífico y consecuente. Ha publicado las novelas:
- La Llamarada (1935)
- Solar Montoya (1941)
- El 30 de Febrero (1943)
- La Resaca (1949)
- Los Dedos de la Mano (1951)
- La Ceiba en el Tiesto (1956)
- El Laberinto (1959)
- Cauce Sin río: Diario de Mi Generación
(1962)
- El Fuego y Su Aire (1970)
- Los Amos Benévolos (1976)
- Infiernos Privados (1986)
- Por Boca de Caracoles (1990)
- Los Gemelos (1992)
- Proa Libre Sobre Mar Gruesa (1995)
- Contrapunto de soledades (inédita a
febrero de 1999)
Otros libros de teatro y crítica literaria
incluyen:
- La Resentida (1949),
- Antología de Cuentos Puertorriqueños
(1954),
- Pulso de Puerto Rico (1956)
- La Responsabilidad de Un Profesor
Universitario (1963)
- Polos de la Cultura Iberoamericana
(1977)
- El Jíbaro de Puerto Rico: Símbolo y Figura
(1968; con Esther Melón)
- La Poesía Modernista en Puerto Rico
(1969)
- Enrique Laguerre Habla Sobre Nuestras
Bibliotecas (1959)
Obras Completas (1962
L a G r a n E n c ic l o
p e d i a I l u s t r a d a d e l P r o y e
c t o S a l ó n H o g a r |
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