A
través de la historia, en Puerto Rico se han
profesado diferentes credos. La religiosidad se ha
cimentado mayormente en instituciones eclesiásticas
que han jugado roles importantes en la cultura, en
la política y en todos los ámbitos de la sociedad.
Como en otras partes de América, la historia
religiosa de la Isla ha estado fuertemente atada
desde sus inicios a épocas y eventos históricos, que
se remontan a tiempos precolombinos.
Como punto crítico histórico, el Descubrimiento de
América puso en contacto dos culturas con sus
correspondientes creencias religiosas. Los indios
taínos, a la llegada de los españoles a Puerto Rico,
poseían un sistema de creencias basado en los
principios del bien y el mal, los cuales estaban
representados en las deidades de Yocahú y Juracán.
En su religión, la cual estaba anclada en los
fenómenos de la naturaleza, también figuraban dioses
menores, quienes tomaban la forma de cemíes —
pequeños ídolos fabricados en barro, madera o
caracoles. Los taínos, además, creían en la vida
después de la muerte.
Las tribus poseían un líder espiritual llamado
bohíque o médico-sacerdote, el cual realizaba los
ritos ceremoniales del areito en la plaza central o
batey del poblado, espacio en el que también se
llevaban a cabo ritos de paso, relacionados con
matrimonios entre los caciques y la élite, funerales
y ceremonias de ascenso al poder cacical.
Este panorama fue el encontrado por los
conquistadores, quienes traían consigo una
concepción religiosa monoteísta, liderada por los
dogmas de la Iglesia Católica Apostólica Romana,
institución religiosa cristiana. Esta institución se
basaba en un sistema jerárquico, similar al de la
monarquía, basado en la visión del mundo medieval.
El trasplante de las estructuras sociales españolas
también incluyó el aspecto religioso y la conversión
de los indígenas a la nueva fe . Este proceso
histórico se ha denominado Evangelización.
Oficialmente, la Iglesia Católica fue fundada como
institución en la Isla en 1511, mediante la
bula Romanus Pontifex emitida por el Papa
Julio II, con la cual se estableció la
Diócesis de Puerto Rico, dependiente de la
diócesis andaluza de Sevilla. En 1512, se fundó la
primera iglesia en el primer asentamiento español de
la Isla, llamado ‘Caparra’. El primer obispo lo fue
Alonso Manso, quien también fue el primer Inquisidor
General de las Indias.
Desde los inicios de la conquista y mediante los
pactos de
derecho canónico del
Patronato Real y el
Concordato la corona española y la Santa Sede
quedaron ligadas en la empresa colonial, de manera
que la Iglesia cedía autoridad a los Reyes Católicos,
quienes fungirían como una especie de delegados o
vicarios del pontificado en América. En esta
relación simbiótica, la Corona estaba llamada a
proveer todo lo necesario para el establecimiento y
mantenimiento de la Iglesia en América. Los
sacerdotes y las instituciones religiosas apoyarían
las gestiones del Estado y su misión en las Indias,
fundando escuelas, hospitales y asilos de
beneficencia. La fe católica conformaba la única
religión permitida bajo la corona española.
Según transcurrieron los años, se levantaron
iglesias a través de toda la Isla. Las mismas se
edificaban junto a las plazas principales de los
pueblos, que también eran centros del poder político
y de la vida social. De hecho, el establecimiento de
una iglesia era requisito para la fundación de un
pueblo o poblado.
Esta relación de poder compartido entre Iglesia y
Estado perduró durante 400 años. No obstante,
durante este largo período, se insertaron en el
ambiente religioso otros credos. Cerca del 1530, los
españoles comenzaron a importar esclavos a Puerto
Rico, mayormente, de las regiones del Sudán
Occidental y Guinea. Con ellos, se introdujeron
nuevos elementos culturales, incluyendo sus
creencias religiosas.
Los africanos que llegaron a la Isla, aunque
provenían de diferentes tribus, compartían
semejanzas en sus creencias. Estos eran politeístas,
y poseían una visión relativista con respecto al
bien y el mal. Rendían culto a sus antepasados y
pensaban que los espíritus incidían en su
cotidianeidad. Los africanos fueron también
evangelizados, a pesar de esto, todavía hoy día,
elementos cristianos y tribales africanos tienen eco
en la santería yoruba, practicada actualmente.
Aunque el cuadro general de la religión en Puerto
Rico permaneció sin mayores cambios durante el
dominio español, cabe señalar que llegaron a la Isla
y convivieron entre la sociedad católica, diversos
grupos, representantes de otros credos, como los
judíos, y asociaciones de libre pensadores. Estas
agrupaciones fueron rechazadas por las autoridades
debido a su carácter
secular y liberal, y por su desvinculación de
la Iglesia.
Una de éstas fue la
masonería, cuyos miembros comenzaron a
organizarse institucionalmente en la Isla desde
1789, aunque bajo jurisdicción extranjera — la local
nació en 1884 con el nombre de Gran
Logia Provincial de Puerto Rico, actual Gran
Logia Soberana de Puerto Rico. Además, hacia finales
del siglo XIX se introdujo el
espiritismo en la Isla, doctrina que también
fue perseguida por el gobierno español y la Iglesia.
Ya en esta fecha, habían comenzado a llegar los
primeros misioneros protestantes a la Isla. Para el
1872, se habían organizado iglesias anglicanas en
Fajardo, Luquillo y
Naguabo, autorizadas por el gobernador
español Simón de la Torre. En 1873, se edificó una
iglesia, también anglicana, en Ponce. Esta iglesia
fue la primera de origen protestante en Puerto Rico,
y operó bajo ciertas restricciones de las
autoridades eclesiásticas católicas. Sin embargo, no
fue hasta la Guerra Hispanoamericana (1898) que se
suscitaron los eventos históricos que marcarían una
gran transformación cultural, espiritual y política.
Una vez firmado el Tratado de París, quedó sin
efecto el Concordato y el Patronato entre el
Vaticano y la corona española. Esto significó que
por primera vez en la historia de Puerto Rico
ocurriría la separación entre Iglesia y Estado.
Algunas de sus consecuencias serían la
secularización del gobierno y de las instituciones
públicas. Esto implicó la instauración del
matrimonio civil, el divorcio y el establecimiento
de escuelas públicas laicas. Por otro lado,
significó la apertura hacia la pluralidad religiosa.
La
Iglesia Protestante de Estados Unidos, se reafirmaba
en sus ideas liberales, progresistas y positivistas;
ésta asumió la misión de predicación del Evangelio y
la salvación de las almas en el nuevo territorio.
Una vez más, iglesia y Estado hicieron causa común,
esta vez en el proceso de americanización,
enarbolando las ideas de la libertad, la democracia,
la civilización y el capitalismo, todos estos,
pilares de la modernidad. El nuevo sistema atendería
el articular y viabilizar el desarrollo económico,
social y cultural de una sociedad moderna.
Algunas de las ideas de la modernidad, las cuales
encontraban reflejos en la estructura y sistema de
la Iglesia Protestante, estaban asociadas a la
igualdad de todos los hombres, la libertada de culto
y a la libertad de asociación. La ideología
protestante creía en la participación activa del
individuo en los asuntos internos de las iglesias.
Además, la mujer fue insertada en estos procesos.
En vista de las circunstancias, hubo una emigración
de sacerdotes católicos hacia España, quienes fueron
rápidamente sustituidos por religiosos católicos
estadounidenses. El Papa nombró clérigos
estadounidenses para ocupar el episcopado de Puerto
Rico. El monseñor James Blenk figuró como obispo de
Puerto Rico de 1899 a 1906, sucedido por el monseñor
William Ambrose Jones, quien la dirigió de 1907 a
1921. Tan temprano como en el 1904, la Isla pasó a
manos de la Vicaría de Nueva York, aunque en 1908
regresó a formar parte de la Vicaría de las
Antillas.
La iglesia católica en Puerto Rico sufrió un proceso
de adaptación durante las primeras décadas del siglo
XX. Las autoridades eclesiásticas tomaron como
beneficioso el que el nuevo gobierno no pudiera
inmiscuirse en sus asuntos internos. No obstante,
tuvieron que entregar parte de las instituciones
sociales que habían fundado, tales como escuelas,
hospitales y asilos, que serían administradas por
los estadounidenses. Las que quedaron en sus manos,
tuvieron que ajustarse a las nuevas regulaciones
gubernamentales.
Entre tanto, la iglesia protestante comenzó la
conquista de nuevos fieles, especialmente en áreas
rurales y desprovistas. Para 1905, se fundó la
Federación de Iglesias Evangélicas de Puerto Rico, y
en 1915, la Isla se había dividido en nueve
territorios misioneros: Presbiteriano, Metodista,
BautistaBautista:
Rama del Protestantismo que tuvo origen en
Inglaterra el año 1611,
Congregacional, Hermanos Unidos, Iglesia Cristiana,
Luterana, Alianza Cristiana y Misionera y
Discípulos de Cristo Esta situación provocó
el surgimiento de grupos católicos como la
Congregación de San Juan Evangelista o
Hermanos Cheos. Este grupo misionero laico recorrió
la Isla predicando el catolicismo como medio de
preservación de la herencia religiosa católica ante
la amenaza que significaba la fuerte presencia de
los misioneros protestantes.
En 1919, se consolidó el movimiento protestante en
la Isla con la fundación del Seminario Evangélico de
Puerto Rico, proyecto conjunto local de la iglesia
Presbiteriana, la Bautista, la Metodista y la
Discípulos de Cristo. Esta es una institución de
enseñanza teológica que tiene como propósito formar
ministros.
Hacia mediados del siglo XX emergieron
institucionalmente diferentes Iglesias tales como la
Judía, la Hinduista, la Musulmana y la Budista. La
primera iglesia judía establecida en Puerto Rico fue
la del Jewish Community Center Of Puerto Rico en
1942. La misma es de corte conservador y tiene su
sede en Miramar desde 1953. También fue establecida
en la Isla una comunidad judía reformista en 1967.
Igualmente, han florecido instituciones y
agrupaciones religiosas al margen de las iglesias
tradicionales. La mayor parte de éstas son de origen
cristiano, aunque muchas de ellas no son
consideradas propiamente cristianas. Entre éstas se
encuentran los Testigos de Jehová, la Iglesia
Adventista del Séptimo Día, la Mormona o Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los últimos Días y la
Congregación Mita. Esta última, de origen
puertorriqueño, fundada por Juanita García Peraza en
1940 en Arecibo.
Durante los sesenta, época de la revolución de
pensamiento de los hippies en contra del orden
establecido, se generaron ciertas corrientes
espirituales. Esto surgió a raíz de una creciente
desconfianza hacia toda autoridad y a la incapacidad
de las instituciones sociales de llenar las
necesidades de la gente en todos los renglones
sociales. Esto trajo consigo la introducción de
nuevas prácticas religiosas asociadas al
Hinduismo, la meditación trascendental, los
movimientos esotéricos y de la Nueva Era. En 1968,
Jiddu Krishnamurti, líder hinduista, estableció en
Puerto Rico la sede hispana de su organización
llamada Fundación Hispanoamericana Krishnamurti.
Por otro lado, ya en la década de 1970 se enciende
un resurgimiento de los cultos carismáticos de
avivamiento religioso protestante, especialmente
pentecostal, quienes llevan un mensaje del fin de
los tiempos. Esto fue parte de una tendencia que se
inició con la llegada del pentecostalismo en 1916,
que tuvo un foco de popularidad en los años treinta
y que se ha proyectado hasta el presente. La misma
consiste en la proliferación de sectas religiosas
fundadas por individuos al margen de las
instituciones religiosas protestantes tradicionales.
También, en esta década, se inició el evento
religioso Clamor a Dios, concentración que reúne a
diferentes denominaciones protestantes y miles de
seguidores, con un fuerte impacto social y político
en las agendas del País.
Importantes figuras visitaron Puerto Rico entre
finales del siglo XX y principios del XXI. El Papa
Juan Pablo II fue recibido por cientos de miles de
peregrinos el 12 de octubre de 1984. Veinte años más
tarde, el 23 de septiembre de 2004, arribó a la Isla
el Dalai Lama del Tibet, Tenzin Gyatso, a traer
también su mensaje de paz.
Este mismo año (2004) se formó la Coalición
Ecuménica e Interreligiosa de Puerto Rico. Esta
organización que incluye líderes religiosos
cristianos — tales como católicos, luteranos,
episcopales, metodistas,
discípulos de Cristo. y bautistas — así como
musulmanes, tuvo sus inicios como una organización
cristiana, formada para abogar por la salida de la
Marina de Guerra de Estados Unidos de la isla de
Vieques. La Coalición Ecuménica e Interreligiosa de
Puerto Rico tiene como propósito promover la paz y
el bien común en la sociedad puertorriqueña mediante
la facilitación del diálogo entre diversos sectores
del País y la búsqueda de consenso con respecto a
asuntos que aquejan a la sociedad civil.
Actualmente, en Puerto Rico predomina la religión
cristiana, de denominación católica. La iglesia
Protestante ha seguido en crecimiento hasta el
presente. No obstante, diversas corrientes y
expresiones espirituales que se alejan de las
instituciones tradicionales eclesiásticas han
invadido el escenario religioso. Las mismas conviven
con estos credos tradicionales. Estas nuevas
modalidades y manifestaciones de la espiritualidad
están revestidas de aires de individualidad, y
atienden a búsquedas interiores del sentido de la
divinidad.