Los Documentos de Puerto Rico en P r o y e c t o S a l ó n H o g a r
Estado del ejército de Puerto Rico en el Siglo 18 Extracto del libro El Ejército de los Borbones, de M. Gomez Ruiz y V. Alonso Juanola, realizado por Juanvi autor de la página de Internet: La Infantería Española. GOBERNACION Y COMANDANCIA GENERAL DE PUERTO RICO Así como Cuba fue considerada como la "llave del Nuevo Mundo", Puerto Rico fue la "llave de las Antillas", pues al ser la isla más oriental del conjunto, fue muchas veces punto de destino o de arribada forzosa para los buques procedentes de España. Al igual que en otros lugares, en los siglos XVI y XVII su defensa estuvo encomendada a Milicias locales y solamente en la fortaleza del Morro, construida a finales del XVI, hubo algún soldado profesional, aunque sin constituir una unidad orgánica. A pesar de penurias y escaseces, fueron rechazados diversos ataques de piratas o corsarios y la isla se mantuvo bajo dominio español. Pero también fue en el siglo XVIII cuando se crean y desarrollan auténticas unidades para la defensa del territorio, siendo Puerto Rico una de las primeras. Como en los demás dominios españoles, hubo un Ejército de Dotación, compuesto por Cuerpos veteranos y Milicias regladas y unas Tropas de refuerzo, constituidas por los efectivos llegados desde España y que en el caso de Puerto Rico fueron bastante importantes, por hacer estancia en la isla unidades que más tarde pasaron a otros territorios. Pero veamos ya el Ejército de dotación. EL EJERCITO DE DOTACION En los primeros años del siglo XVIII la guarnición de la isla consistía en dos Compañías de Infantería y una de Artillería. El estado real de estas unidades queda perfectamente descrito en un informe que el Teniente Coronel D. Matías de Abadía, que había sido "nombrado por S.M. Gobernador y Capitán General de esta ciudad e isla de San Juan de Puerto Rico", dirige a D. José Patiño el 18 de enero de 1732. Lo reproducimos porque no tiene desperdicio: "Señor: Paso a manos de V.S. noticias del estado en que hallé las Compañías de Infantería y Artilleros de este Presidio embilecidas con mezcla de porción de mulatos contra las Rs. Ordenanzas de S.M. y de que al presente se hallan limpias de este borrón y de hombres mutiles, como también de porción de criollos que avia más de los quarenta que S.M. tiene permitidos en cada Compañía por lo que reconocerá V.S. El deplorable estado en que se hallava esta Plaza. Y aunque mi aplicación no parará en desvelarse, así en disciplinar esta Infantería, como en aumentarla, no puedo dejar de hacer presente a V.S. que es imposible ponerla en un regular estado si S.M. no se sirve mandar se siga la Ordenanza de España y se reforme esta antigualla, y se remitan Oficiales reformados de los Exércitos pues ninguno de quantos aquí ay es capaz. Que es desnudamente quanto devo informar a S.M. sin perjudicar a nadie, porque tengo la experiencia que no he hallado alguno que sepa el exercicio, exceptuando un Sargento y dos o tres cayos de esquadra que sirvieron en los Exercitos de S.M." A continuación de este informe va un estado de la fuerza existente cuando tomó posesión de su cargo el 11 de octubre de 1731 y el resultado de lo que había podido hacer hasta la fecha del informe. Existente el 11 de octubre de 1731 Compañía que servía interinamente D. Eugenio de Sepúlveda
Compañía de D. Isidro Alvarez de Nava, que sirve interinamente D. Juan Butrón
Compañía de Artillería de D. Juan de Sierra
A continuación el resultado de su actuación con el estado en que se hallaban las tres Compañías el 18 de enero de 1732 Compañía que sirve D. Eugenio de Sepúlveda
Compañía de D. Isidro Alvarez que sirve interinamente D. Laureano de Arroyo Guerrero
Compañía de Artilleros de D. Juan de Sierra
En la nota al pie del estadillo dice que se han aumentado en 44 plazas las 247 que había anteriormente, que ha expulsado a 16 por ser pardos y a otros 18 los ha enviado a Inválidos. En 1739, D. Matías de Abadía, ya Coronel, seguía de
Gobernador y Capitán General de la Isla y con fecha 26 de agosto de 1739
envía a la Corte un extenso Reglamento con 77 artículos para el Presidio de
la Plaza, que S.M. le había mandado confeccionar. En este Reglamento propone
la reunificación de las tres Compañías que hasta entonces había y con ellas
crear un Batallón de cinco Compañías de Infantería y una de Artillería.
Cada Compañía de Infantería tenía:
La Compañía de Artilleros estaba formada por:
Tanto los Oficiales y Sargentos de Infantería como los
de Artillería tenían unas gratificaciones que percibían, siempre y cuando
sus unidades llegasen a un número de plazas determinado. Es decir, en las
mismas condiciones que ya vimos en el Reglamento de Cuba de 1719 y quedó
explicado en su lugar.
Estos músicos eran "Bajón y chirimias" que se
destinaban para acompañar el Santísimo Sacramento. "Al Governador y Capitán General que solo le están señalados ciento ochenta y tres pesos y seis reales al mes, con los que no puede mantener una moderada decencia, se le consideran precisos trescientos treinta y tres pesos dos reales y veinte y tres maravedises al mes". Como puede verse en los sueldos señalados por el
Reglamento, no le aumentaron ni siquiera un maravedí. A pesar de las normas del Reglamento de 1741, el Batallón nunca fue una unidad eficaz y operativa. Algo de ello debían saber en la Corte, ya que en 1764 fue enviado O'Reilly para inspeccionar la guarnición de la isla y remediar los defectos que hallase. Los informes no pueden ser más desconsoladores, en el estado que remite con fecha 18 de mayo de 1765 dice: "El Batallón Fijo no ha estado aquartelado desde su formación, cada soldado vivía en una choza propia o alquilada; yo dispuse que todos los soldados se aquartelasen luego, que comiesen en rancho, que las armas de todas las Compañías se recogiesen en aquel Quartel y que se las pusiese armeros en disposición a facilitar su cuydado y resguardo de la humedad..." "...los tambores de estas Compañías eran esclavos de los Capitanes, quienes recivian los veinte y quatro pesos que les correspondía cada mes; he excluido a todos de mi revista y he mandado que en adelante no se admitan sino hombres libres y blancos..." O'Reilly licenció a setenta y tres soldados y envió a
Inválidos otros treinta y nueve dejando el Batallón sólo con 274 plazas. En
un informe posterior, redactado en el transcurso de su viaje de regreso a
España insinúa la posibilidad de suprimirlo. "El Governador reformará el Batallón Fixo de Puerto Rico, dará por esta sola vez imbálidos en la isla a los Sarxentos y soldados del Fixo que por sus dilatados servizios los merezcan, pero en esto prozedera con la mas escrupulosa atención para no gravar indebidamente a la Real Hacienda ni dejar desamparados a los que por sus buenos y largos servicios fueran acrehedores a la gracia de imbálidos..." El Gobernador procedió inmediatamente a disolver las Compañías de Infantería y poco tiempo después hizo lo mismo con las de Artillería. EL REGIMIENTO FIJO DE PUERTO RICO Tras la disolución del Batallón, en Puerto Rico no hubo más cuerpos veteranos que los peninsulares, que relevándose periódicamente, guarnecían la isla. En 1789, el Coronel del Regimiento de Nápoles, que desde 1784 se hallaba de guarnición en la isla, pidió se le autorizara a formar un Regimiento Fijo. Se aprobó su creación el 18 de agosto de 1789 y por Orden comunicada el 22 de junio de 1790 se establece que se compondría de dos Batallones y Plana Mayor y cada Batallón con una Compañía de Granaderos y cuatro de Fusileros. La plantilla que se fija es la siguiente: Plana Mayor
La Compañía de Granaderos estaba compuesta por:
Las Compañías de Fusileros tenían:
Hay que hacer notar en esta plantilla el empleo de
segundo capitán que hasta entonces no existía en las unidades peninsulares;
quizá obedezca al número de soldados de cada Compañía, que también es muy
superior a las plantillas fijadas por las Ordenanzas. Unicamente en los
Regimientos suizos de la época encontramos algo parecido.
Uniforme de los soldados de infantería y artillería de Puerto Rico (1741) Dibujo tomado del libro El Ejército de los Borbones, de M. Gomez Ruiz y V. Alonso Juanola Pero en el estado de fuerza enviado por O'Reilly en 1765 se dice: "...el vestuario es de bramante con vuelta azul y botón dorado..." lo que quiere decir que en estos años se había cambiado, lo cual no tiene nada de extraño ya que ...cada soldado se provehia de según la necesidad y sus posibles, sin que se atendiese mucho a la uniformidad..." Según O'Reilly casi todos llevaban sombrero de palma y pantalón suelto. Cuando se crea el Regimiento en 1789 se le asigna el siguiente uniforme: Casaca, chupa y calzón blanco; vuelta, collarín y solapa, azul; botón blanco, tres a cada lado de la solapa.
Uniforme del Regimiento Fijo de Puerto Rico (1791) Dibujo tomado del libro El Ejército de los Borbones, de M. Gomez Ruiz y V. Alonso Juanola Como en casi todos los territorios, primero fueron las
Milicias urbanas o gremiales y posteriormente las regladas o provinciales.
Con una Plana Mayor
Ninguno de estos individuos gozaba de sueldo, ni tampoco estaban uniformados. En 1766 se adoptó el Reglamento que desde 1764 se
estaba aplicando en la isla de Cuba aunque con algunas ligeras
modificaciones para adaptarlo a las necesidades particulares de la isla.
Tomando como base las antiguas Milicias se organizaron
las siguientes unidades:
Compañías de Morenos
La plantilla de las Compañías de Blancos y Pardos era:
Las Compañías de Morenos tenían la misma plantilla,
salvo que no contaban con ningún sargento veterano, siendo los tres
voluntarios.
Los Oficiales, Sargentos y Tambores procedían del
Ejército y gozaban de sueldo. Uniformidad La Infantería de Blancos y Pardos vistió casaca, chupa
y calzón de bramante, con vueltas, collarín y alamares encarnados; botón
dorado; galón dorado o de estambre amarillo en el sombrero; medio botín de
cordobán.
Uniformes de las Compañías de Blancos y Pardos y de las Compañías de Morenos (1785) Dibujos tomados del libro El Ejército de los Borbones, de M. Gomez Ruiz y V. Alonso Juanola Compañía Veterana de Artillería
Uniforme
Uniforme del soldado de Artillería (1785) Dibujo tomado del libro El Ejército de los Borbones, de M. Gomez Ruiz y V. Alonso Juanola
Aunque existían en la isla algunos puntos fortificados antes de los planes de O'Reilly, es entre 1769 y 1785 cuando se refuerzan los ya existentes o se construyen algunos nuevos. En el Reglamento de 1741 se designan los Castellanos de los tres puntos entonces fortificados Castillo de San Felipe del Morro El Reglamento suprime el empleo de Alcaide, por encontrarse el castillo dentro del recinto de la Plaza. Se nombra un Teniente que ha de tener la obligación de cuidar del cierre y apertura de la puerta, así como del aseo y limpieza de los pertrechos y utensilios del castillo. O'Reilly proyectó una serie de mejoras cuyas obras comenzaron en 1766, construyéndose tres baterías, dos hacia el mar y la tercera hacia el interior. Las obras continuaron hasta 1787, resultando entonces un formidable punto fortificado con 69 piezas de artillería y gran número de naves para alojamiento de las tropas. El Fuerte de San Juan de la Cruz (Isla de Cabras) En el mismo Reglamento de 1741 se nombra un Teniente con la misma misión que el anterior. Las Murallas En forma de trapecio rodeaban la ciudad de San Juan, con cuatro puntos fundamentales: EL CASTILLO DEL MORRO, LA REAL FORTALEZA DE SANTA CATALINA, EL CASTILLO DE SAN CRISTOBAL Y EL BALUARTE DE SANTIAGO. Estos puntos estaban unidos por lienzos de murallas que fueron mejoradas si guiendo los planes de O'Reilly. TROPAS PENINSULARES DE REFUERZO Muchas unidades del Ejército Peninsular pasaron por
Puerto Rico, unas permanecieron allí algún tiempo, otras, el preciso para
continuar hacia otros puntos del Continente y algunas, ya muy diezmadas,
como lugar de espera para su regreso.
|