Mateo presentó a Jesús naciendo en Belén porque
los padres de este, José y Maria eran y vivian allí; y Lucas ubicó a Jesús
naciendo en Belén por un (censo) o incidente histórico que los hizo viajar desde
Nazaret. Ambos relatos se contradicen en este aspecto. Los eruditos (no
religiosos) creen que Jesús nacio en el lugar de donde se origina su nombre;
Jesús de Nazaret.
Ariel Álvarez Valdés
Proyecto Salón Hogar
Artículo
publicado en la revista
Mensaje,
que junto a otros textos del mismo autor, será parte del libro “Los Enigmas de
la Biblia”. La edición se encuentra en preparación y abarcará el Antiguo y Nuevo
Testamento. Informaremos cuando esté disponible, ya que será un excelente y
entretenido modo de conocer mejor la Biblia y sus misterios.
¿Donde nacio Jesús?
“La respuesta surge sencilla: Jesús nació en Belén. Lo aprendemos desde
niños al celebrar la Navidad, y lo cantamos todos los años en los villancicos
alrededor del pesebre. Sin embargo, al analizar con detenimiento el Nuevo
Testamento descubrimos que no es fácil fijar el lugar del nacimiento de Jesús”.
Es cierto que dos evangelistas, Mateo y Lucas, afirman expresamente que Jesús
nació en Belén. Mateo dice: "Cuando nació Jesús en Belén de Judea, en tiempos
del rey Herodes" (Mt 2,1). Y Lucas escribe: "Cuando ellos (José y María) estaban
allí (en Belén), ella dio a luz a su hijo primogénito" (Lc 2,6-7).
Pero en cambio los otros dos evangelistas, Marcos y Juan, presentan a Jesús como
si hubiera nacido en Nazaret. En efecto, siempre lo llaman "Jesús de Nazaret";
y sabemos que en la Biblia, cuando después del nombre de una persona se menciona
una ciudad, es porque se trata de su lugar de nacimiento. Así, por ejemplo, se
habla de Pablo de Tarso (Hch 9, 1), de José de Arimatea (Mc
15,43), de Lázaro de Betania (Jn 11,1), de Amós de Técoa (Am 1,1),
o de Miqueas de Moréshet (Mi 1,1).
¿Cuál sería entonces la cuna de Jesús: Belén o Nazaret? Analicemos más
detenidamente las evidencias.
Para Marcos no hay dudas
El primer Evangelio que se escribió, el de Marcos, da a entender que Jesús nació
en Nazaret. Ya al principio, cuando relata su bautismo, dice que Jesús "vino de
Nazaret de Galilea" (1,9). 0 sea, no menciona ninguna otra ciudad de origen
fuera de ésta. Después, cuando Jesús se va a Nazaret, dice que "se fue a su
patria" (6,1), y patria (en griego: patris) significa literalmente "la tierra
natal", "el lugar de nacimiento". Esto lo confirma el mismo Jesús, cuando ante
el escándalo que producen sus enseñanzas en Nazaret, él exclama: "Un profeta
sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa es despreciado" (6,4).
Además, todo el mundo lo conoce como Jesús de Nazaret: el endemoniado de
Cafarnaúm (1,24), la criada del Sumo Sacerdote (14,67), el ángel del sepulcro
(16,6), y hasta el mismo evangelista Marcos (10,47).
Por lo tanto, cuando Marcos escribió su Evangelio, dio a entender a sus lectores
que Jesús había nacido en Nazaret, ya que siempre lo identifica como originario
de esa ciudad, y no da ninguna otra indicación alternativa como para pensar que
fuera de otra parte.
¿Jesus de Nazareth o
Jesús de Belén?
María madre de Jesús nació en Nazareth, sus padres
fueron según la tradición Joaquín, y Ana. Ella era de familia
sacerdotal, descendiente de Aarón; ya que Isabel, madre de Juan y esposa del
sacerdote Zacarías era su prima (Lc 1,5; 1,36).
De acuerdo a la tradición María, siendo niña fue ofrecida al Templo para ser
educada e iniciada y formada en el culto, bajo la guía de mujeres virtuosas que
vivían en edificios adyacentes, quiénes a su vez tenían a su cargo el arreglo y
cuidado del Templo y a la oración. Estas mujeres al servicio del Templo han sido
parte de una larga tradición que se remonta a los tiempos de Moisés (Ex 38, 8)
Según la tradición y costumbres hebreas a la edad de 14 años fue dada por esposa
a José. Sin embargo María continuó viviendo en su casa paterna hasta que
transcurra el año, tiempo prudencial según la costumbre hebrea, entre el
casamiento y la entrada a la casa. Su prometido José era de la tribu de David (Lc
1,27). Él era carpintero de oficio y vivía en Nazareth (Mt. 13,55)
¿CUÁNDO NACIÓ JESÚS?
Parece ser que ni el 25
de diciembre, ni hace 2006 años. La historia apunta más bien a la primavera, y
cinco años antes de lo que se cree. Pero los primeros cristianos eligieron la
fecha para hacerla coincidir con las fiestas paganas de exaltación del Sol.
La Navidad
es una fiesta que hoy, de una forma u otra, alcanza
no solo al mundo religioso cristiano, sino también a países de otras religiones
y personas agnósticas o no creyentes. Es ya más que una celebración religiosa.
Es un paradigma, una metáfora de un momento de mayor intimidad familiar, de
arquetipos antiguos, de sueños de fraternidad perdida. Y sin embargo, sus
orígenes no son claros. La iglesia de los primeros siglos estaba tan segura de
ignorar la fecha del nacimiento de Jesús de Nazareth que algunos papas llegaron
a castigar con pena de excomunión a los cristianos que aseguraban conocer tal
fecha. Entonces, ¿El profeta judío no nació el 25 de diciembre? Ciertamente, no.
No conocemos ni el día ni el mes ni el año de su nacimiento. Ni el lugar, ya que
lo más seguro es que nació en Nazareth y no en Belén como siempre se ha pensado.
Baste recordar que a los judíos se les nombra por el lugar de nacimiento o por
el nombre del padre. A Jesús, ni los evangelistas lo llamaron nunca Jesús de
Belén, siempre fue Jesús de Nazareth.
¿Dónde surge entonces la
idea de celebrar la Navidad cristiana el
25 de diciembre? por lo pronto, hasta bien entrado el siglo IV de nuestra era,
la Navidad o no se celebraba o se celebraba en otras fechas. Por ejemplo, en un
cálculo del año 243 se fija el día del nacimiento de Cristo el 28 de marzo, día
de nacimiento del Sol, teniendo en cuenta que para el cristiano el Mesías es,
según el profeta Malaquías, el "sol de justicia"
En el ano 194 después de
Cristo, Clemente de Alejandría escribió que Jesús nació el 18 de noviembre del
año 3 antes de nuestra era, pero ofreció dos fechas alternativas: el 19 de abril
y el 20 de mayo. Un siglo y medio más tarde Epifanio fijó la Navidad el 6 de
enero pero ofreció el 20 de mayo como la fecha de la concepción, con fechas
alternativas del 21 de mayo y el 20 de junio, lo que supondría que Jesús nació
prematuro entre dos y tres meses antes del término.
Para el año 379 fue
introducida la festividad de Navidad el
25 de diciembre por san Gregorio Nacianceno, defensor de la divinidad de cristo.
Pero no fue una decisión pacífica. En Antioquia hubo diez años de resistencia a
aceptar tal fecha, y en Egipto la lucha contra la introducción del 25 de
diciembre como fiesta de la Navidad duró hasta el año 431. Y hay una iglesia, la
de los Armenos, que aún hoy sigue resistiéndose a celebrar el nacimiento de
Cristo el 25 de diciembre, y siguen celebrándola el 6 de enero.
Al principio del
cristianismo no se celebraba la Navidad. Era algo que no interesaba, la única
gran festividad era la Pascua. Las fiestas referidas a los apóstoles estaban
ligadas al día de su muerte, de su martirio, no de su nacimiento. Una de las
primeras fiestas que empezaron a celebrarse fuera de la pascua fue el bautismo
de Jesús o Epifanía, que se celebraba, y aún hoy se celebra, el 6 de enero,
considerando que la verdadera manifestación de la divinidad de Jesús llego
durante el bautismo que recibió de su primo Juan Bautista.
El hecho de empezar a
celebrar también el nacimiento de Jesús surgió de una disputa teológica. Una
parte de los primeros cristianos, considerados más tarde como heréticos,
concretamente los gnósticos, defendían que fue sólo durante el bautismo cuando
la divinidad se reveló el Cristo, y no durante su nacimiento. Y así surgió,
primero en Egipto y más tarde en todas las iglesias de Oriente, la necesidad de
celebrar la festividad del bautismo de Jesús. Y decidieron que fuera el día 6 de
enero. ¿Por qué? si se desconocía la fecha del nacimiento de Jesús, menos aún se
conocía la de su bautismo. Al parecer, se decidió esa fecha porque los paganos,
es decir, los no cristianos, celebraban la fiesta en honor a Dionisios, que a
partir de la fusión de mitos egipcios y helenos, era el dios del vino, de la
vegetación y de la fecundidad y la muerte. También ese día se celebraba en
Alejandría el nacimiento de Eón, de la virgen Core, y esa fecha también estaba
consagrada a Osiris. Según una leyenda, en ese día las aguas del río Nilo
poseían poder de curación por parte de los dioses.
¿Cuándo llega la
Navidad? También dicha fiesta tuvo origen en las primeras discusiones teológicas
contra la secta de los gnósticos –en quienes algunos ven a los primeros teólogos
del cristianismo, aunque sus escritos acabaron quemados y ellos perseguidos-,
los cristianos más ortodoxos admitían que Dios se había manifestado en la
persona de Jesús ya desde su concepción virginal y, por tanto, en su nacimiento.
Y comenzaron, desde inicios del siglo IV, como aparece en un papiro encontrado
en Egipto, a celebrar también la Navidad. Pero como se ignoraba la fecha, la
juntaron al la del bautismo; así, durante mucho tiempo se celebró la Navidad el
6 de enero.
¿Cuándo comienza pues, a
celebrarse la Navidad el 25 de diciembre,
separándola de la fiesta del bautismo o de la Epifanía? No existe certeza
absoluta de dicho cambio. Todo parece indicar que fue tras haber condenado el
concilio de Nicea, el año 325 de nuestra era, la doctrina que negaba que Jesús
Dios se había hecho hombre. Con dicha condena quedaba excluida la doctrina de
que la divinidad apareció en Jesús sólo durante el bautismo.
Había pues, que buscarle
una fecha diferente a la Navidad. ¿Por qué se decidió que fuera el 25 de
diciembre? Según el relato que el evangelista Lucas hace del nacimiento de
Jesús, no podría haber nacido antes de la primavera de Palestina. Cuenta Lucas
que en el momento en que Jesús nació "había unos pastores acampados al raso,
guardando por turnos sus rebaños". Y eso, debido a los inviernos fríos de
aquella región, sólo pasa a partir de la primavera. de ahí que en el mismo siglo
IV se hubiesen propuesto fechas para el nacimiento de Jesús en abril y junio.
También se piensa que debió nacer cerca de las festividades de la Pascua, Ya que
Lucas dice que nació en un pesebre, "porque no encontraron sitio en la posada",
y las posadas se llenaban precisamente en vísperas de la Pascua, cuando los
judíos se dirigían a celebrarla en Jerusalén. Todo ello en el supuesto –aceptado
por la Iglesia oficial- de que el relato de Lucas es histórico y no sólo
literario.
La razón por la que la
Iglesia primitiva, a pesar de dicho relato evangélico, decidió celebrar la
navidad el 25 de diciembre tampoco es de ciencia cierta. Todo hace parecer que
los cristianos, aconsejados por el emperador Constantino –que de perseguidor de
los cristianos se había convertido en el gran defensor de la nueva religión
abrazando su fe-, escogieron el 25 de diciembre porque esa era la fecha de la
gran fiesta pagana dedicada al Sol. También el 25 de diciembre se celebraba en
el Imperio Romano se celebraba un culto solar en el seno de la religión de
Mitra. Era esa fecha cuando todo el mundo pagano celebraba la fiesta de la luz y
del sol. precisamente los emperadores romanos seguidores del culto de Mitra
habían levantado templos al "Sol invencible". En esa fecha se hacían grandes
hogueras y grandes bacanales. Entonces, los seguidores del profeta judío
decidieron cristianizar la gran fiesta pagana del Sol colocando en esa
fecha el nacimiento de quién, según dijimos, el profeta Malaquías había indicado
que sería el "sol de justicia" de Israel.
A partir de entonces, la
Iglesia de Roma hizo grandes esfuerzos para imponer esa fecha del nacimiento de
Cristo, separada de la fiesta teológica del bautismo, a todas las demás iglesias
orientales. pero todo hace pensar que no fue fácil ya que muchas se resistieron
hasta nuestros días. La misma Iglesia de Jerusalén resistió hasta el siglo VI y
siguió celebrando la Navidad el 6 de enero. En realidad, la fiesta de la
Navidad, separada ya de la del bautismo, se había contaminado enseguida de las
fiestas al Sol adquiriendo algunos de sus rasgos más paganos y festivos. Algo
que aún colea hoy.
Quienes critican dentro
del cristianismo que la Navidad se ha
paganizado, que es una fiesta más consumista que religiosa, ignoran que en su
origen la Navidad, trasladada al 25 de diciembre, incorporó muchos de los
distintivos de fiesta pagana romana, algo que es criticado ya entonces por los
cristianos orientales. De ahí que no hace mucho que los alemanes llegasen
incluso a pensar en cambiar la fecha de La Navidad para poder celebrarla en otro
día, despojada de su actual connotación pagana, cosa que no tuvo seguidores, ya
que hoy la Navidad es más que la fiesta cristiana y religiosa del nacimiento de
Cristo. Es una fiesta mundial de carácter familiar an la que cada uno celebra lo
que mejor desea.
La verdad es que
anteriormente a los romanos, la fiesta del 25 de diciembre era ya celebrada por
los celtas. Era la fecha en la que el invierno había llegado a su ecuador. Y
existen tradiciones de la Navidad que no nacen de la festividad cristiana, como
la de los regalos, que suele atribuirse al relato de los Reyes Magos que
llevaron obsequios al Niño Jesús. Ya en los ritos paganos del 25 de diciembre
era tradicional "dar y recibir regalos". Se trata de una tradición que existía
siglos antes de Cristo y que el cristianismo acabó apropiándose de ella. Hay
hasta quién piensa que el relato evangélico en el que se narra que unos magos
llevaron de regalo a Jesús oro, incienso y mirra fue creado para aplicar a la
leyenda del nacimiento de Cristo la antigua costumbre pagana de cambiarse
regalos en la fiesta del solsticio de invierno, el 25 de diciembre.
Lo que tampoco sabrá
nunca la Iglesia es el año cierto en el
que nació Jesús, a pesar de que nuestro calendario actual arranca
paradójicamente de aquel año que desconocemos. En su tiempo, el calendario que
regía en todo el mundo era el calendario romano, que se basaba en los años
transcurridos desde la fundación de Roma. Según el calendario cristiano moderno,
Roma se fundó en el año 753 antes de Cristo y, por tanto, este 2001 sería el
2754 de la fundación de Roma, el calendario romano data más o menos de un siglo
después de la caída de Roma. La fecha y el año de Navidad fueron decididos por
Dionisio el Exiguo en el año 525 después de Cristo. Dionisio decidió basar su
calendario en el nacimiento de la fecha de Jesús, sólo que su problema era que
tampoco él sabía el año en que Jesús había nacido. ¿Qué hizo? servirse de toda
una serie de cálculos y adivinanzas personales. Se apoyó en la historia romana
para hacer su cálculo. Sumó hacia atrás, los reinados de los emperadores, método
que ya se había usado, por ejemplo en Egipto durante el reinado de los faraones
para calcular fechas históricas. Un método que podría haber sido válido si
Dionisio no se Hubiera equivocado. ¿En cuanto? Por lo pronto en un año, ya que
se olvidó de calcular el año cero. Aún más. Cesar Augusto, que era emperador
cundo nació Jesús, reinó también cuatro años bajo su nombre propio de Octavio,
algo que Dionisio olvidó a la hora de hacer sus cálculos. Por tanto, ambos
errores suponen una diferencia de cinco años, por eso, si Dionisio no cometió
otros errores que desconocemos, Jesús nació el año cinco antes de nuestra era. O
sea que hoy estaríamos por lo menos en el año 2011.
Quienes siguen negando
la historicidad y considerando a Jesús
más bien fruto y elaboración de un mito, piensan que los relatos de la Navidad
de los evangelistas oficiales y de los mismos evangelios apócrifos nacieron más
bien para aplicar la nueva religión, nacida del judaísmo, los mitos de las
religiones más antiguas, comenzando por las prehistóricas. De ahí que se
eligiera el 25 de diciembre para celebrar el nacimiento del jefe de la nueva
religión que, desde muy antiguo, era la fiesta de iniciación, en la que los
fieles del paganismo comían alimentos sagrados y bebían vino para obtener la
salvación y la salud, gracias a la diosa de la Tierra, y alcanzar así la
resurrección en el más allá.
La Navidad sería, pues,
la metáfora religiosa heredada de otras fiestas antiquísimas de las religiones
agrícolas. Metáfora religiosa que, según explica Francisca Martín-Cano Abreu en
su trabajo sobre el significado astronómico del arte prehistórico y la religión,
relata la culminación de la historia de la agricultura, en la que Jesús, al
igual que Buda, Horus, Carpo, Sida, Misa y libera, se identifica con el fruto de
la Virgen Diosa tras haber sido también semilla que convierte en fruto.
Según esta mitología, el
mismo relato de Lucas, en el que aparecen un asno y un buey en el pesebre donde
nació Jesús, tendría relación con la diosa soberana de los Animales, que da a
luz entre animales. La iconografía cristiana imita la obra de arte pagana y en
muchos casos le cambia el significado a las escenas. Por ejemplo, el famoso
árbol de la vida de las antiguas religiones fue cambiado por el árbol del bien y
del mal, y hasta acabó condenando la manzana, que era símbolo de inmortalidad,
como fruto maldito.
Para los defensores de
la hipótesis del cristianismo como mitología, dicha religión tiene origen en la
primitiva religión agrícola, que supuso, según Martín-Cano, por parte de
nuestros ancestros del Paleolítico, "el primer intento científico-religioso,
basado en la observación, de explicar la naturaleza y sus complejos fenómenos,
antes de que los conocimientos científicos descubriesen las leyes de los
fenómenos naturales".
Todas las religiones
primitivas se basaban en los hechos de la
naturaleza, en la observación de los astros y en las estaciones ligadas a las
cosechas. De ahí que en el nacimiento de las religiones aparezcan siempre
elementos de la astrología. Así se explicaría que los evangelios hubiesen
introducido en el nacimiento la historia de la estrella misteriosa que condujo a
los magos hasta el pesebre donde Jesús había nacido. Una narración sin duda
mítica, sin explicación científica alguna.
Lo más probable es que
también al contar la historia del nacimiento de Jesús, del que poco o nada
sabemos, se hayan introducido elementos de las antiguas mitologías. Baste
recordar que muchos siglos antes de Cristo, el dios Mitra, según una leyenda
popular, había nacido de una virgen el 25 de diciembre, en una cueva, siendo
adorado por pastores y magos, obró milagros, fue perseguido, lo mataron, y
resucitó al tercer día.
De ahí la historia tan
poco probable de que Jesús naciera en un pesebre entre animales, visitado por
tres reyes magos (el evangelio no habla de reyes, sino de magos orientales), o
el de la estrella que les siguió, de la huida a Egipto y de la matanza de los de
los inocentes por mano de Herodes. Sin embargo, hoy la Navidad cristiana, ha
adquirido una connotación que no tenían las religiones primitivas que celebraban
el 25 de diciembre las fiestas paganas del Sol: su carácter de búsqueda de paz
para el mundo. Por eso, incluso personas de otras religiones o incluso no
creyentes se sienten atraídas por esta festividad que evoca la solidaridad, la
ayuda a los pobres, la unión de las familias, y la búsqueda de paz interior y
exterior. Paradójicamente, esta Navidad vuelve a coincidir con el enfrentamiento
entre religiones justo en los lugares que, según la tradición, vieron nacer
crecer y morir –y para los cristianos resucitar- al famoso profeta de Nazareth
que había soñado con un mundo donde los hombres supieran respetarse como hijos
de un mismo Dios.
Un pueblo de mala muerte
El cuarto evangelista, San Juan, también afirma que Jesús nació en Nazaret.
Comienza presentándolo como "un profeta de Nazaret" (Jn 1,45). Y tan convencido
está todo el mundo de que Jesús es de Nazaret, que Natanael no quiere creer en
él porque dice: "¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn 1,46).
En efecto, Nazaret era una ciudad ignota, minúscula y de mala fama. Tan
insignificante, que en el Antiguo Testamento no se la menciona nunca. Incluso
cuando el libro de Josué describe detalladamente la región de Galilea (Jos
19,10-16), saltea a Nazaret. Tampoco la nombra Flavio Josefo, el gran
historiador judío del siglo I; al describir las guerras judías contra los
romanos, menciona 54 ciudades galileas, pero ignora completamente a Nazaret. Y
el Talmud, una antiquísima colección de escritos judíos, enumera una lista de 63
ciudades galileas de la que está ausente Nazaret. Debió de haber sido, pues, una
pequeña aldea sin ninguna importancia. Por eso, que alguien tan importante como
Jesús hubiera nacido allí producía escándalo entre la gente. A pesar de eso, el
Evangelio de Juan en ningún momento aclara que Jesús no era de Nazaret. Al
contrario, lo afirma varias veces más en su Evangelio.
Por ejemplo, al contar una discusión entre los judíos sobre el origen de Jesús,
dice que algunos lo rechazan como Mesías porque sabían que había nacido en
Nazaret, y comentaban: "¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la
Escritura que vendrá... de Belén?" (Jn 7,41-42). Y nadie se encarga de explicar
que Jesús había nacido en Belén. Más adelante, San Juan afirma que los judíos no
querían creer en Jesús porque era de Galilea, y "de Galilea no sale ningún
profeta" (Jn 7,52). En ninguna parte del Cuarto Evangelio, pues, se afirma que
Jesús haya nacido en Belén. Al contrario, siempre esta presente la idea de que
había nacido en Nazaret.
Sólo para la infancia
Vemos, pues, que las dos únicas veces en todo el Nuevo Testamento que se dice
que Jesús nació en Belén son las que vimos en los relatos de la infancia de
Mateo y Lucas. En ninguna otra parte se dice ni una sola palabra sobre el origen
belenita de Jesús. Ni siquiera San Pablo, que tuvo que discutir acaloradamente
varias veces con los lectores de sus cartas tratando de convencerlos de que
Jesús era el Mesías, y a quien le hubiera venido muy bien el argumento de que
Jesús había nacido en Belén, parece conocer tal información.
Entonces, ¿son históricas o no las afirmaciones de Mateo y de Lucas sobre el
nacimiento de Jesús en Belén? Posiblemente no.
En primer lugar, porque incluso estos dos evangelistas, a pesar de decir que
Jesús nació en Belén, cuando lo presentan en su vida adulta cambian su discurso
y lo llaman "Jesús de Nazaret".
Así, por ejemplo, Mateo, durante el juicio a Jesús, cuenta que una criada
denuncia a Pedro diciendo: "Este estaba con Jesús el nazareno" (Mt 26,71). Y
cuando relata la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén como Mesías, dice que la
gente lo aclamaba gritando: "Este es el profeta Jesús de Nazaret" (Mt 21,11),
cuando le hubiera convenido mucho más poner "Jesús de Belén", ya que esto
hubiera sido un argumento muy fuerte para confirmar el mesianismo de Jesús.
Lo mismo hace Lucas. Si bien aclara que Jesús "se había criado" en Nazaret (Le
4,16), siempre lo llama "Jesús de Nazaret" como si allí hubiera nacido. Por
ejemplo, al curar a un endemoniado en Cafarnaúm (Lc 4,34), al curar al ciego de
Jericó (Lc 18,37), o en el episodio de los discípulos de Emaús (Lc 24,19).
También en su libro de los Hechos de los Apóstoles, Lucas llama siempre a Jesús
"el nazareno", como si hubiera nacido en Nazaret. Tal expresión aparece en boca
de Pedro (Hch 2,22; 3,6; 4.10; 10,38), de Pablo (Hch 26,9), de la gente (Hch
6,14), y hasta del mismo Jesús (Hch 22,8).
¿Vivían o estaban de paso?
En segundo lugar, no parece muy seguro el nacimiento de Jesús en Belén porque
los relatos de Mateo y Lucas, que son los únicos que lo cuentan, se contradicen.
En efecto, según Mateo, Jesús habría nacido en Belén porque sus padres vivían en
Belén y allí tenían su casa (Mt 2,11). En cambio según Lucas, Jesús habría
nacido en Belén porque su familia, que vivía en Nazaret (Lc 2,26), estaba de
paso en Belén con motivo de un censo (Lc 2.4).
Tampoco coinciden en cuanto al tiempo que Jesús vivió en Belén, Según Mateo,
después de nacer, Jesús estuvo en Belén casi dos años (Mt 2,16) hasta que su
familia huyó primero a Egipto y luego a Nazaret. En cambio según Lucas, Jesús se
fue a vivir a Nazaret cuando tenía un mes y medio de vida (Lc 2,39).
Vemos, pues, que las pruebas evangélicas sobre el nacimiento de Jesús en Belén
son más bien débiles. En cambio son abrumadores los datos del Nuevo Testamento
en contra. Por eso, la mayoría de los biblistas actualmente sostienen que la
ciudad natal de Jesús no habría sido Belén sino más bien Nazaret.
¿Por qué entonces Mateo y Lucas sitúan su nacimiento en Belén, en los relatos de
la infancia?
Cada sucesor, una desilusión
Hoy los estudiosos sostienen que el nacimiento de Jesús en Belén, más que una
indicación histórica, es una exposición teológico. 0 sea, los evangelistas Mateo
y Lucas pretendieron transmitir una idea religiosa, pero enunciada en forma de
relato histórico, con el fin de dejar una enseñanza. Se trata de una manera de
expresarse muy propia de los pueblos semitas. ¿Y cuál es la enseñanza que
quisieron expresar con el nacimiento de Jesús en Belén? Quisieron decir que
Jesús era el famoso Mesías esperado el pueblo de Israel.
Para entender por qué fue necesario relatar el origen belenita de Jesús,
tengamos en cuenta que para la mentalidad judía, el futuro Mesías tenía que ser
un descendiente de la familia del rey David. Esta esperanza se fundaba a una
antigua promesa que el profeta Natán había hecho al mismo rey David, cuando éste
vivía. Según esa profecía, Dios había asegurado a David que nunca iba a faltar
un descendiente suyo como sucesor en el trono de Jerusalén (2 Sm 7,4-16). Frente
a la inseguridad en la que vivían los monarcas antiguos de no tener un hijo
varón que los sucediera y otra familia reinara en su lugar, Dios le garantizó a
David que siempre gobernaría Jerusalén un descendiente suyo (un mesías, es decir
un ungido), y que lo haría con sabiduría y con justicia.
Pero cada nuevo rey que subía al trono de Jerusalén, era una nueva desilusión
para la gente, que veía cómo se sucedían gobernantes corruptos y malvados,
desentendidos del pueblo y preocupados sólo por sus intereses personales. Por
eso, cada vez que moría un rey y subía su hijo, el pueblo se preguntaba si éste
sería el Mesías esperado que traería la prosperidad y la paz al pueblo.
Abandonar el ambiente de la capital
Hacia el año 500 a.C., apareció en Jerusalén un profeta anónimo anunciando que
iba a modificar las expectativas que hasta ese momento había sobre el Mesías.
Esa profecía hoy se encuentra en el libro de Míqueas, y dice así: "Pero tú,
Belén de Efratá, aunque eres pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el
que ha de dominar Israel... Él gobernará con el poder y la majestad de Yahvé su
Dios" (Mi 5,1-3).
El profeta anunciaba que sí iba a llegar el tan ansiado Mesías. Pero hacía una
aclaración: iba a venir de Belén, de donde procedía el rey David. Hasta ese
momento, todos los reyes nacían en Jerusalén, la capital del país, porque allí
se había establecido David y allí estaba la corte real. Pero ahora Miqueas
anuncia que el futuro Mesías, descendiente de David, procederá de la ciudad de
David (Belén) y no de Jerusalén.
¿Qué significaba esto? Sin duda el profeta no se refería, al menos directamente,
al nacimiento de Jesús, que vendrá al mundo medio milenio más tarde. Los
profetas no adivinaban el futuro, ni eran clarividentes, ni buscaban predecir
hechos desvinculados de la realidad en la que vivían. Su misión era anunciar una
palabra de Dios que tuviera que ver con el presente de sus oyentes.
Lo que el profeta quiso decir era que Dios no miraba con buenos ojos a la corte
de Jerusalén. Esta ciudad, en la que se habían prostituido tantos reyes con el
lujo y el poder, no era el mejor ambiente para que surgiera el Mesías. David, el
rey más grande que tuvo Israel, había nacido en la humilde Belén. Si ahora ellos
querían tener al nuevo Mesías, había que volver a preparar el mismo ambiente de
Belén.
La profecía no pretendía fijar un lugar geográfico para el nacimiento del
sucesor del rey. Simplemente proponía a los gobernantes de Jerusalén volver a la
humildad y sencillez de sus orígenes. Es decir, sugería cortar con el actual
modo de hacer política, abandonar la conducta que ostentaban los dirigentes y
volver al estilo de vida que se tenía en aquel pasado remoto e ideal, que una
vez sirvió para que naciera un gran rey. La profecía era una constante
advertencia de lo que Dios quería para los reyes de Israel.
Con las formas literarias que tenían
Con el paso del tiempo la profecía de Miqueas se volvió famosa, de tal manera
que en la época de Jesús un gran sector del judaísmo, aunque no todos, esperaba
literalmente que el futuro Mesías naciera en el pueblo de Belén.
Por eso, durante los primeros años del cristianismo, cuando los apóstoles
salieron a proclamar el Evangelio después de la resurrección de Jesús, tuvieron
dificultades en ciertos ambientes judíos, porque Jesús era de Nazaret, un lugar
remoto y desconocido, que en nada favorecía a su figura davídica y mesiánica.
Frente a este problema, algunas comunidades cristianas, que gustaban preparar
sus predicaciones en formas de relato, decidieron presentar el nacimiento de
Jesús como sucedido en la ciudad de Belén. Por supuesto que no pretendían
falsear la realidad, como puede parecernos a nosotros, los lectores modernos,
que con nuestra mentalidad occidental distinguimos exactamente cuál es un dato
histórico y cuál no lo es. A los primeros cristianos no les preocupaba el hecho
puramente histórico de que Jesús hubiera nacido en Nazaret. La certeza de que él
era el Mesías esperado constituía lo único importante. Y esta idea no podía ser
explicada sino mediante las formas y los géneros literarios propios de los
judíos de aquel tiempo. Por lo tanto, cuando Mateo v Lucas afirman que Jesús
nació en Belén, lo que están diciendo es que Jesús es realmente el Mesías que
todos esperaban; el que cumplió las expectativas que ningún otro rey de Israel
había cumplido. El acento de los evangelistas está puesto en esta idea. Y así lo
entendieron y tomaron también los lectores de los primeros siglos.
Dos maneras de nacer
Cuando Marcos, el primer evangelista que escribió, compuso su relato, no incluyó
el dato del nacimiento de Jesús en Belén. Como sus lectores eran de origen
pagano, no tuvo problemas en conservar el recuerdo de que había nacido en
Nazaret.
En cambio, cuando escribieron Mateo y Lucas, muchos de sus lectores eran
cristianos procedentes del judaísmo, a los cuales sí les preocupaba que Jesús
fuera el verdadero Mesías esperado por Israel, el descendiente de David.
Entonces, ambos evangelistas para expresar esta idea recurrieron a la narración
teológica de su nacimiento en Belén. Eso sí, cada uno empleó una diferente,
según la que ellos conocían. Así, Mateo presentó a Jesús naciendo en Belén
porque su familia era de allí; y Lucas presentó a Jesús naciendo en Belén por un
incidente histórico.
Finalmente Juan, que al momento de componer su Evangelio había llegado a la
convicción de que Jesús era Dios, es decir, existía desde siempre, desde antes
de venir al mundo, tampoco tuvo interés de incluir el nacimiento de Jesús en
Belén. Su origen terreno, en Belén o en Nazaret, no tenía para él ninguna
importancia, porque en realidad su verdadero origen era el cielo; Él procedía de
Dios (Jn 1,1-18), y eso bastaba para declararlo Mesías. Por eso Juan, al igual
que Marcos. conservó el dato histórico del origen nazareno de Jesús.
Recordarlo en Navidad
¿Dónde nació pues Jesús? Probablemente en Nazaret. Su origen nazareno aparece
afirmado en veinte lugares del Nuevo Testamento. En cambio, los únicos dos
lugares que señalan que su patria era Belén son Mt 2 y Lc 2.
¿Y el nacimiento de Jesús en Belén? Esta noticia no es un dato civil, sino una
afirmación teológica; no expresa una evidencia administrativa sino una idea
religiosa.
¿Debemos entonces abandonar las tradiciones de Belén? ¿Debemos dejar de lado los
villancicos, renunciar a los pesebres, y excluir las peregrinaciones a la ciudad
de Belén, donde actualmente se venera la gruta de su nacimiento? Por supuesto
que no, así como no desechamos la celebración del 25 de diciembre aunque sabemos
que ese día no nació Jesús.
|