Tendencias
internacionales en la gestión de los residuos
La importancia de gestionar bien los recursos es tal que
diversos acuerdos internacionales y las Conferencias mundiales sobre el
medio Ambiente, como la de Río de 1992, han tratado el tema. También
la Unión Europea ha legislado sobre esta cuestión.
Las grandes líneas en las que se deben mover
las actuaciones son:
Reducir en origen la producción de residuos.
Hay muy buenos ejemplos de que se puede hacer con eficacia y ahorro económico
en muchos casos. Por ejemplo, las pilas contienen en la actualidad mucho
menos mercurio -peligroso contaminante- que el que contenían hace
unos años y las latas de bebidas han reducido su peso un 35%, en
relación al que tenían en los años setenta, gracias
a su mejor diseño y fabricación. Para impulsar acciones de
este tipo los gobiernos deben favorecer la investigación y la implantación
de políticas de este tipo en las empresas, reduciendo sus impuestos,
ayudándoles económicamente o con las medidas que se consideren
más oportunas.
Tratar adecuadamente los residuos producidos. Se
debe impulsar el reciclaje con campañas de sensibilización
que tanto éxito han tenido en muchas comunidades. Hay muchos lugares
en los que se ha reducido más del 40% el volumen de las basuras
generadas. También en este caso las autoridades deben ayudar, además,
a que se usen adecuadamente los materiales reciclados y a que haya mercado
para ellos. Para facilitar el reciclaje y la adecuada disposición
de las basuras se deben impulsar sistemas de recogida y plantas de tratamiento
de las basuras que faciliten el separar los distintos componentes. También
es importante hacer un buen inventario de productos tóxicos y peligrosos
y vigilar para que se traten correctamente. Leyes de envases, como la española
del año 1997, y otras similares, deben ayudar a reducir las basuras.
Promover la cooperación internacional. Es
imprescindible regular el tráfico de residuos entre países
para que no acaben produciendo en otro país los daños ambientales
que se impiden en el de procedencia.
Reciclado
de automóviles en Alemania
La Volkswagen ha sido una empresa líder en el
empeño por reciclar la mayor cantidad posible de los componentes
de los automóviles. Tiene una planta en Alemania que se ha dedicado
ha investigar cómo se puede hacer este proceso de forma que resulte
económicamente rentable y se ha comprometido, lo mismo que otras
empresas automovilísticas, a recoger los vehículos desechados
y a reciclarlos tanto cuanto sea posible.
Alrededor del 75% de un coche es fácilmente reciclable,
pero el 25% restante plantea muchas dificultades. En un automóvil
medio hay unos 600 materiales distintos: vidrios, plásticos, metales,
cerámicas, cuero, gomas, etc.
Cuando el automóvil llega a la planta de reciclado
lo primero que le hacen es vaciar todos los líquidos de frenos,
transmisión, etc. Luego se le retiran los componentes voluminosos
como el motor, baterías, neumáticos que, si pueden seguir
siendo usados, entran al mercado de segunda mano y, si no, se desmontan
para aprovechar sus partes valiosas. Los convertidores catalíticos
contienen, por ejemplo, metales valiosos como el platino y el rodio.
A continuación se quitan los plásticos y
se intenta volverlos a usar. Una técnica cada vez más aplicada
es marcarlos con un código que facilite reconocer qué tipo
de plástico es para así facilitar su clasificación.
Algunas partes son difíciles de reciclar. Así,
por ejemplo, las lunetas térmicas o las llantas que tienen una composición
tan heterogénea que resulta prohibitivo económicamente el
proceso de separación.
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