Información general
Alrededor de 15 millones de hectáreas (30% del
territorio) está cubierto por arbolado. La mayor parte de estos
bosques tienen muy poca madera por metro cuadrado, porque los árboles
están dispersos o son pequeños. Sólo en la zona húmeda
del país (norte y noroeste) la densidad es alta. Entre los años
cincuenta y setenta se repoblaron más de dos millones de hectáreas,
parte de ellas con especies de rápido crecimiento (pino insignis,
eucalipto, etc.). La mayoría de las plantaciones se hacen con el
fin de evitar la erosión.
Otros 11 millones de hectáreas, hasta un total
de 26 millones, están cubiertas por arbustos y se han clasificado
como tierras forestales potenciales.
Según el Segundo Inventario Forestal español
(1995) España desde 1975 a 1995, ha ganado 400 000 hectáreas
de arbolado, esto es un territorio equivalente a la superficie de la provincia
de Pontevedra.
Aunque este dato no es totalmente fiable porque el criterio
de lo que se considera como bosque ha sido algo distinto en 1995 de lo
que fue en 1975, la realidad es que las extensiones de las especies más
habituales han aumentado. La que más ha crecido es el pino insignis
(radiata) que aumentó un 86%, seguida del pino carrasco (71%), el
eucaliptus y el alcornoque (50%), la encina (49%) seguidos de otros como
el roble, etc.
Este incremento de los montes se debe fundamentalmente
al abandono de muchas actividades agrícolas y ganaderas que deja
terrenos libres que han sido ocupados, de forma natural, por bosques.
Sin contar la variada flora de Canarias, sólo en
la Península hay 80 especies de árboles distintos -74 autóctonos
y 6 foráneos-, lo que significa la mayor variedad de Europa.
Si por lo que se refiere a la diversidad de especies la
Península ocupa un lugar privilegiado, en lo que se refiere a la
producción maderera es todo lo contrario. La mayoría de los
países de Europa tienen un rendimiento de producción de madera
mayor que España. La explicación es la baja pluviosidad y
los pobres suelos de buena parte de la Península que provocan producciones
netas muy bajas.
Las zonas más arboladas son las de la cornisa Cantábrica
con Gipuzkoa a la cabeza (60% de su superficie arbolada) y las menos las
islas Canarias. Almería ha sido la que más ha aumentado su
superficie forestal que en esos veinte años casi dobló la
extensión, duplicando su número de encinas y multiplicando
por seis la superficie recubierta de pinos, en este caso por la intervención
repobladora humana. Galicia es la que más superficie arbolada ha
perdido debido, sobre todo, a los incendios forestales.
Incendios Forestales
Los
incendios son muy frecuentes en los bosques españoles y producen
un fuerte impacto negativo. Entre 1990 y 1995 se quemaron 500 000 hectáreas
y el área forestal perdida en incendios entre 1975 y 1995 es casi
igual al área ganada por repoblación.
Un hecho que agrava el problema es que en la actualidad
casi no se aprovecha la madera como leña, por lo que la mayoría
se queda en el bosque y cuando se seca facilita mucho la producción
y propagación de los incendios.
Las grandes sequías, como la que afectó
a una gran parte de España entre 1990 y 1995, influyen mucho en
los bosques. Muchos árboles pierden parte de su copa y los bosques
arden con mucha más facilidad. El año 1994 ha sido uno de
los peores de toda la historia con más de 88 grandes incendios de
los que afectan a más de 500 hectáreas (en 1997 hubo sólo
1). |