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Elementos químicos en el
ecosistema.
Los seres vivos están formados por elementos químicos, fundamentalmente por oxígeno,
hidrógeno, carbono y nitrógeno que, en conjunto, suponen más del 95% de peso de los
seres vivos. El resto es fósforo, azufre, calcio, potasio, y un largo etcétera de
elementos presentes en cantidades muy pequeñas, aunque algunos de ellos muy importantes
para el metabolismo.
Estos elementos también se encuentran en la naturaleza no viva, acumulados en
depósitos. Así, en la atmósfera hay O2, N2 y CO2. En
el suelo H2O, nitratos, fosfatos y otras sales. En las rocas fosfatos,
carbonatos, etc.
Transferencia cíclica de los
elementos
Algunos seres vivos son capaces de captarlos de los depósitos inertes en los
que se acumulan. Después van transfiriéndose en las cadenas tróficas de unos seres
vivos a otros, siendo sometidos a procesos químicos que los van situando en distintas
moléculas.
Así, por ejemplo, el N es absorbido del suelo por las raíces de las plantas en forma
de nitrato; en el metabolismo de las plantas pasa a formar parte de proteínas y ácidos
nucleicos (químicamente hablando ha sufrido una reducción); los animales tienen el N en
forma de proteínas y ácidos nucleicos, pero lo eliminan en forma de amoniaco, urea o
ácido úrico en la orina. El ciclo lo cierran bacterias del suelo que oxidan el amoniaco
a nitratos. Por otros procesos el N puede ser tomado del aire por algunas bacterias que lo
acaban dejando en forma de nitratos o también puede ser convertido a N2 gas
por otras bacterias que lo devuelven a la atmósfera.
Los ciclos de los elementos mantienen una estrecha relación con el flujo de energía
en el ecosistema, ya que la energía utilizable por los organismos es la que se encuentra
en enlaces químicos uniendo los elementos para formar las moléculas. |