Durante
los siglos de la Edad Media, China fue la región más avanzada del
mundo: la más poblada, más productiva y de mayor desarrollo técnico.
Pero su progreso no fue fácil, ni tranquilo. En varias ocasiones las
guerras civiles, las rebeliones campesinas y las invasiones de los
pueblos fronterizos transformaron a la sociedad y dividieron al
imperio. Sólo con grandes esfuerzos se recuperaron la unidad y el
orden.La
fuerza de la sociedad china estaba en una numerosa población
campesina, formada por comunidades y familias fuertemente unidas y
apegadas a la tierra.
Para
navegar en los tormentos mares de oriente, los chinos construyeron
barcos muy distintos a los utilizados en el Mediterráneo. Se
llamaban juncos y algunos eran tan grandes que podían transportar
hasta 1000 personas.
Estos
campesinos realizaban el trabajo intenso y continuo que es necesario
para hacer productivas tierras muy fértiles, pero amenazadas siempre
por inundaciones y desastres.
La
agricultura fue la base de la civilización china. De ella obtenían
el gobierno imperial los impuestos para sostenerse y los recursos
para la construcción de las grandes obras públicas; las ciudades
recibían alimentos; y numerosos artesanos y especialistas podían
dedicarse a oficios de técnica avanzada.
Debemos
a los chinos de esa época muchos inventos y adelantos técnicos, que
siglos después cambiarían la historia de la humanidad. Vamos a
revisar tres ejemplos: el papel, las primeras formas de la imprenta
y la pólvora.
Los chinos aprendieron a producir papel utilizando fibras de bambú,
paja de arroz o desechos de tela vieja, que mezclaban con agua y
alguna sustancia pegajosa, hasta formar una pasta muy fina. Después
ponían la pasta a secar formando láminas delgadas colocadas en un
bastidor.
El
producto obtenido era uniforme, liso y mucho más barato que el
pergamino, usado en Europa para escribir y que se fabricaba con
pieles de animales. El papel no sólo servía para escribir: se usaba
en los muros de las cosas, como empaque y en otras muchas cosas.
Junto con la invención del papel, los chinos dieron los primeros
pasos en el desarrollo de la imprenta. Buscaron un procedimiento
que, en lugar de copiar los escritos a mano, les permitiera obtener
muchas reproducciones iguales de un mismo original. La solución fue
labrar los caracteres de una página en una plancha de madera, de
manera que éstos sobresalientes. Después entintaban la plancha y
aplanaban sobre ella hojas de papel. Como ves, es un sistema
parecido a los sellos de hoy en día.
Siglos
más tarde, cada signo se labraba en un trozo separado de madera, que
se combinaba con otros para formar expresiones. El sistema era más
rápido, aunque la enorme cantidad de caracteres de la lengua china
dificultaba las cosas. Los primeros libros, calendarios y noticias
se imprimieron con estos procedimientos.
Los químicos chinos descubrieron que al mezclar carbón, azufre y
salitre en ciertas proporciones, se produce una mezcla que explota
en contacto con el fuego: ésa es la pólvora. Durante un tiempo,
el nuevo invento no tuvo aplicaciones militares; sino que se usaba
para fabricar fuegos artificiales. Más tarde los chinos y los
mongoles encontraron que con ella también podían hacer bombas. Sin
embargo, el uso eficaz de la pólvora en las armas de fuego no fue
logrado realmente por sus inventores sino por los europeos del siglo
XVI.