Reconstrucción del PasadoLos comienzos del hombre
La prehistoria corresponde al período de tiempo que va desde la aparición del hombre sobre la Tierra hasta la invención de la escritura (alrededor del 3.100 a.C.). Incluye la evolución del hombre desde la forma más primitiva de primate hasta convertirse en un Homo sapiens sapiens, que es la especie a la cual pertenecemos. Pese a que tardó varios millones de años, la evolución humana fue un proceso de aprendizaje progresivo, lleno de logros y creaciones que aún perduran. Durante la prehistoria, que normalmente asociamos con retraso, el hombre aprendió a pulir piedras y a fundir metales para confeccionar sus herramientas; descubrió el fuego; inventó la cerámica, el bote a vela, la rueda, el telar, el huso y el arado, y quizás lo más importante, pasó de la vida nómade en base al pastoreo, la caza y la recolección de frutos, a la vida sedentaria, tras el descubrimiento de la agricultura y la ganadería. Esta etapa no fue igual en las distintas zonas del mundo, ya que hubo lugares más desarrollados que otros. Mientras en Mesopotamia y Egipto la prehistoria terminó a fines del cuarto milenio y segunda mitad del segundo antes de Cristo, respectivamente, en algunas partes de Oceanía, África y América se han mantenido formas de vida prehistórica hasta este siglo. En busca de lo desconocidoEl conocimiento de la prehistoria ha sido sumamente difícil, ya que como la escritura solo surgió a fines del cuarto milenio antes de Cristo, no hay registros de épocas anteriores. Por esto, los investigadores se han basado exclusivamente en fuentes arqueológicas; es decir, en el estudio de los escasos restos materiales de las sociedades prehistóricas: armas y útiles de piedra y hueso, pinturas y objetos artísticos, piezas de cerámica, huesos de animales o de hombres, la forma de enterrar a sus muertos, etc. Para conocer la edad o antigüedad de los restos se utiliza el método estratigráfico, que consiste en el estudio de los estratos (capas o niveles) del terreno en los que aparecen los restos, cuya edad se conoce a través de la estructura geológica -composición de la tierra- y del yacimiento -disposición de cada uno de los estratos. También se efectúa un estudio evolutivo de los objetos y un análisis físico con elementos radiactivos, como el carbono 14, el flúor, los pares de potasio-argón, torio-iridio, etc. Organizando el pasadoPara ordenar el proceso evolutivo del hombre durante tantos miles de años, se han establecido períodos o etapas dentro de la prehistoria, en base a las costumbres y conocimientos existentes en cada momento. La división tradicional de la prehistoria, definida por John Lubbock y Christian Jürgensen Thomsen, describe las etapas sucesivas del Paleolítico o Edad de la Piedra Tallada, Neolítico o Edad de la Piedra Pulimentada y la Edad de los Metales -cobre, bronce y hierro. Otros criterios de periodificación son el de Lewis Henry Morgan, que denominó Salvajismo al Paleolítico, Barbarie al Neolítico, Calcolítico a la Edad del cobre y Civilización a la Edad del bronce antiguo; y el de Vere Gordon Childe, que distinguió entre el Salvajismo (Paleolítico), Revolución agrícola (Neolítico) y Revolución urbana (Edad de los metales). Nuestros antepasadosSe estima que el Universo nació hace unos 15 mil millones de años. Sin embargo, la historia del hombre es muchísimo más breve. Nuestros antepasados, los primates, surgieron más de 70 millones de años atrás, al evolucionar desde los mamíferos insectívoros. El primate más antiguo que se ha encontrado es el denominado Purgatorius, de Norteamérica, que tiene 70 millones de años y fue encontrado en las Montañas Rocosas en Estados Unidos. Esta especie fue la única que convivió un breve tiempo con los últimos dinosaurios de finales del período Cretácico. Los primates desarrollaron varias características que permitieron su evolución hasta el hombre actual. Su visión era similar a la nuestra -binocular, capaz de apreciar relieves y formas a distancia-; tenían el cerebro mucho más grande que otros mamíferos placentarios -aquellos cuya gestación es en el útero materno-; sus extremidades posteriores se adaptaron para el desplazamiento, mientras los miembros delanteros se especializaron en la manipulación de objetos; podían caminar en dos y cuatro patas. Hace unos 40 millones de años aparecieron los monos llamados antropoides -de la palabra anthropoidea, que en griego significa, semejante al hombre- en Norteamérica o Eurasia, desde donde emigraron hacia otros continentes. Se dividían en dos grupos: los catarrinos, distribuidos en África y Asia, y los platirrinos, ubicados en América Central y Sur. Los dedos de sus manos po-seían uñas, en vez de garras, y una gran movilidad para sujetar y manipular objetos. El mono platirrino más antiguo que se conoce se descubrió en la zona central de Chile, tiene 20 millones de años y fue denominado Chilecebus carrascoensis. Hace unos 35 millones de años un grupo de primates se desarrolló para formar otra familia, la hominoidea -que en latín también significa ‘semejante al hombre’- o de los homínidos, que se caracteriza por no tener cola. Sus antiguos representantes, los pliopitécidos, se extinguieron hace 15 millones de años. Después aparecieron los póngidos (orangutanes, gorilas, chimpancés, etc.), 25 millones de años atrás. Los primeros homínidos eran relativamente pequeños, alrededor de 1.20 a 1.40 metros, su cerebro pesaba unos 425 gramos. Eran parecidos a los actuales chimpancés; sin embargo, la relación cerebro-masa corporal pudo ser el doble de la del chimpancé que conoces y cuatro veces la de un gorila. El parecido más claro de los primeros homínidos con nosotros era que habían adoptado una posición erguida para desplazarse. Actualmente encontramos póngidos en los bosques tropicales de África y Asia, aunque antiguamente también habitaban en Europa. Estas especies eran de mayor tamaño, como el gigantophitecus, que llegó a tener tres metros de longitud y vivió hace 15 mil años en China y la India.
Nuestros parientes directosHace 300 mil años, los homínidos se habían desarrollado tanto que no solo igualaban a los hombres actuales en peso total, sino también en el cerebral. El primer vestigio de ellos se halló en 1856 en el valle de Neander, en Alemania, por lo que fueron llamados hombres de Neanderthal. Sus cráneos eran menos humanos que los nuestros, ya que tenían protuberancias sobre los ojos, dientes anchos, mandíbulas salientes, la frente inclinada hacia atrás y la barbilla ligeramente hundida. Eran más bajos, robustos y musculosos que nosotros. Como se asemejaban tanto al hombre actual, excepto en el cráneo, fueron considerados de nuestra especie con el nombre de Homo sapiens neanderthalensis -que en latín significa ‘hombre sabio’-. Los H. erectus se extinguieron o talvez fueron aniquilados por la nueva especie -que era más inteligente y fuerte- entre 300 y 200 mil años atrás. Los neandertales se trasladaron a Europa, vivieron durante los períodos glaciales, cazaron al mamut, el rinoceronte lanudo y el oso gigante de las cavernas, y supieron cómo encender el fuego. Sus útiles de piedra eran más variados, elaborados y precisos. Estos hombres también fueron los primeros en enterrar a sus muertos. El hecho de que los quisieran proteger de ser devorados por los animales -ya que los homínidos anteriores abandonaban los cuerpos donde caían- ha sido interpretado como una valoración de la vida y una muestra de los afectos, ya que prestaban atención y cuidado a los individuos incluso después de la muerte. Con frecuencia se enterraban alimentos y flores con el difunto, lo que puede significar que de algún modo creían que la vida continuaba después de la muerte. Cerca de 50 mil años atrás, aparece el hombre más parecido a nosotros, cuyo nombre científico es Homo sapiens y que es conocido como hombre de Cro-Magnon -por la localidad francesa donde fueron hallados restos de ellos en 1868-. Eran más altos, esbeltos y menos musculosos que los neandertales. Sus cerebros eran algo más pequeños, pero mayores en la parte frontal. Esta característica permite creer que poseían mayor capacidad intelectual y estaban en mejores condiciones para desarrollar un pensamiento abstracto y un lenguaje elaborado. El hombre actualLas dos variedades de Homo sapiens coexistieron durante 20 mil años. Aunque pudieron mezclarse ocasionalmente, hace 30 mil años los neandertales habían desaparecido. De ahora en adelante, ya no nos referiremos a homínidos sino a personas o seres humanos pertenecientes a la especie Homo sapiens sapiens. Respecto a su distribución geográfica, se cree que hace más de 25 mil años migraron -desde África, Asia, Europa y algunas islas próximas a la costa-, aprovechando el descenso de las aguas a causa de las glaciaciones. De esta manera poblaron toda América, hasta Tierra del Fuego, y Australia, incluida Tasmania, isla situada frente a su costa sudoriental. La Antártida fue la única masa continental que permaneció inhabitada hasta la época contemporánea. La última edad del hielo terminó hace unos 10 mil años, con lo que el clima se hizo más templado. Crecieron de nuevo los árboles y reaparecieron los bosques. Al mismo tiempo, desaparecieron los mamuts. Con todos estos cambios del entorno, y producto de la distribución de la población por todo el planeta, lo que implicaba hábitat distintos -sol o hielo, bosque o llano, humedad o sequedad, altura y latitud-, alimentación diferente y herencia genética variada, se produjo una diversificación étnica. La distinción entre una raza y otra probablemente se produjo entre el 8.000 y el 4.000 a.C., con diferencias de altura y proporción, estructura facial y color de piel, matices y contextura del cabello.
El uso de la piedraEl Lítico o Edad de la Piedra se extiende desde la primera aparición del hombre hasta alrededor del 4.000 a.C. Corresponde a la época en que el hombre hizo casi todas sus herramientas y armas de piedra. Este período se divide en dos: el Paleolítico y el Neolítico. El Paleolítico o Edad de la Piedra Antigua, caracterizado por el uso de la piedra tallada, se extendió hasta el 10.000-8.000 a.C. Las condiciones de vida eran extremadamente duras, a causa de las glaciaciones. Además, abundaban feroces animales, como el mamut, bisonte, elefante, rinoceronte, oso y el león. El hombre vivía de la caza, la pesca y la recolección de frutas silvestres, y se agrupaba en pequeñas comunidades nómades, que se movilizaban siguiendo a los animales que migraban buscando pasto o impulsados por los cambios del clima. Habitaban en cuevas que les daban protección natural o en carpas de cuero. Gracias al desarrollo progresivo de la inteligencia de los homínidos, fueron aprendiendo a fabricar armas y herramientas con piedras -técnica que lentamente fueron perfeccionando- y a manejar el fuego. Además de tallar la piedra, utilizaron huesos para hacer agujas y puntas de flechas y arpones. En esta época también se iniciaron los entierros de los muertos para que no se los comieran los animales, junto a alimentos y herramientas. De fines del paleolítico son los primeros artistas de la humanidad, de acuerdo a los descubrimientos de pinturas en cuevas del norte de España y Francia. Los grandes cambiosEl Neolítico, o Edad de la Piedra Nueva, corresponde al período en que se utilizaba la piedra pulimentada, que terminó alrededor del 4.000 a.C. en el Cercano Oriente. El hombre logró aumentar en forma decisiva su dominio sobre la naturaleza, al aprender a pulir y perforar la piedra. Las herramientas más finas y eficaces le permitieron cortar árboles y construir habitaciones de madera. Además, inventaron el huso y el telar, y desarrollaron técnicas para hilar y tejer lana (de origen animal) y lino (de origen vegetal). Descubrieron que la greda se endurecía al fuego, y con el tiempo aprendieron a fabricar una gran variedad de objetos de cerámica -vasos, ollas, platos-. Con posterioridad desarrollaron técnicas para decorar estas cerámicas con figuras y colores. Para la pesca y las migraciones, crearon los botes, hechos con el tronco de un árbol ahuecado, mientras que para la caza y la guerra inventaron el arco y la flecha, que solo serían reemplazados por las armas de fuego en el siglo XIV d.C. Gracias a sus inventos y avances, el hombre pudo dar un paso decisivo: empezó a producir sus alimentos mediante la agricultura y la ganadería; es decir, aprendió a domesticar y criar animales -ovejas, cabras, vacunos y, finalmente, caballos- y a cultivar la tierra. La cría de animales se efectuó inicialmente en las extensas estepas de Asia, con lo que los hombres se convirtieron en pastores. Pero como había que proveer a los animales de pasto, cambiaban periódicamente de lugar, por lo que continuaron con la vida nómade. La agricultura, uno de los descubrimientos más importantes de la humanidad, surgió cuando los hombres se dieron cuenta de que las semillas puestas en la tierra brotaban y producían nuevas plantas y semillas. Ya no dependían solo de lo que les daba la naturaleza; podían producir más de lo que necesitaban para su consumo, planificar su futuro y permanecer en un solo lugar. Comenzó el sedentarismo. Los campesinos tomaron posesión de la tierra, considerándola propiedad de ellos y de su grupo. Para protegerla, formaron aldeas y pequeñas ciudades, y las rodearon de muros defensivos. Cada tribu y pueblo desarrolló su propia lengua, tradiciones y costumbres, religión, arte y forma de vida. La vida en comunidad obligó a establecer reglas -para los matrimonios, la educación de los niños y la distribución de los alimentos- y a tener a alguna autoridad que las hiciera cumplir -los guerreros más valientes o los vecinos más acaudalados-. Como no existía la escritura, los hombres se regían por el derecho consuetudinario (leyes basadas en el uso y las costumbres), que se transmitía en forma oral.
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