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L a G r a n E n c i c l o
p e d i a I l u s t r a d
a d e l P r o y e c t o
S a l ó n H o g a r |
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Nos comunicamos con
el arte
Cuado autoría de pintor puertorriqueño Francisco
Oller
El arte es el uso de la habilidad
y la imaginación, para crear objetos, experiencias,
melodías o entornos con el fin de lograr el placer
estético en el observador. Se dice tradicionalmente
que el arte alimenta el alma, y quienes realizan
esta afirmación no se equivocan. Al ver una obra de
arte, uno se siente conmovido por ella, y puede
llegar a sentir que se está transportando a otros
lugares y tiempos, reales o imaginarios; el arte
provoca sobrecogimiento. Se dice que la capacidad de
distinguir lo hermoso de lo feo es una habilidad
humana innata, pero la verdad es que los valores
estéticos cambian de cultura en cultura, y algunos
pensadores se han referido a la definición del arte
como uno de los problemas más grandes de la
filosofía; por lo mismo el arte y su percepción
siempre serán subjetivos.
Desde la edad clásica y mucho
antes, se viene practicando el arte en sus diversas
modalidades y expresiones. Ya los primeros humanos
con inteligencia, dibujaban en las cavernas su
interpretación de la realidad de manera tanto
externa (tal como se presenta a los sentidos) como
interna (sus apreciaciones subjetivas de la
realidad, usando símbolos y representaciones
abstractas); incluso investigaciones modernas
afirman que el origen de arte es entópico, esto es,
deriva de experiencias subjetivas o internas de los
chamanes de la época que volcaron de manera gráfica
sus percepciones. Desde esos comienzos, hasta el día
de hoy, el arte trata de reflejar, lo que somos y lo
que estamos viviendo.
En los comienzos de la historia
del arte, es decir a partir de los recuentos
escritos en donde está presente el concepto, se
entendía por arte a una determinada habilidad, por
lo general manual o musical, bien desarrollada en
una persona. El concepto luego evoluciona
marcadamente en el período romántico, donde se le da
una cualidad "metafísica" a la actividad artística,
y por lo mismo se complica su definición, dejándola
en manos de la filosofía, la religión y la ciencia.
Una buena definición contemporánea bastante
equilibrada en términos históricos sobre el
concepto, podría ser la de un producto de la
actividad humana, capaz de estimular los sentidos y
la mente, transmitiendo emociones e ideas. De todas
maneras el tema es sumamente subjetivo, y da para
interminables conclusiones.
Cada época de la historia, por la
misma razón, a cultivado un tipo de arte. Los
clásicos, era rigurosos con las formas humanas. El
hombre era el centro. Luego se fueron desarrollando
lo románico, lo bizantino, el renacimiento, el
barroco, el realismo, el surrealismo, etc. Son
muchos los estilos de arte que se han desarrollado,
pero cada uno de ellos, ha maravillado y tocado a
sus contemporáneos, justamente porque el arte desde
cierto punto de vista tiene un valor dual: por una
parte representa e identifica un estado temporal o
específico de lo que viven la sociedad y las
personas, y por otra parte el arte tiene un valor
universal rescatando la inmutable naturaleza humana,
sus sueños, esperanzas, alegrías y tristezas.
Con el pasar de los siglos, se
fue depurando el concepto de arte. Sobretodo la
visión que se tenía, en cuanto a su exposición y el
valor comercial que se podía llegar a explotar y ya
para fines del siglo XVII, se comenzó a conceptuar
la idea de exponer masivamente las obras de arte,
con un objetivo recreacional y, al mismo tiempo,
comercial. Al mismo tiempo, surgieron las primeras
escuelas serias y masificadas, para que los
interesados y sobretodo, dotados, pudieran aprender
las técnicas necesarias como para convertirse en
verdaderos maestros de su oficio.
Entre las disciplinas
consideradas actualmente como arte, están: la
arquitectura, las manualidades, la danza, la
decoración, el diseño, el dibujo, la pintura, la
moda, el cine, la literatura, la música (con todos
sus géneros y expresiones), la fotografía, la
poesía, la escultura y el teatro. La clasificación
de todas las modalidades de esta actividad humana en
nuestros días es motivo de constantes debates, pero
no podría ser menos para un tema tan cautivante y
elusivo como el arte. |
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ARTE TAINO
El arte de los indios taínos como
el de todos los pueblos aborígenes refleja su particular concepción del
mundo. Los taínos creían en espíritus superiores que controlaban, a
veces caprichosamente, la naturaleza humana y el mundo. A estos
espíritus el hombre debía halagar, apaciguar o neutralizar por medio de
ritos y ceremonias sagradas. El arte taíno, encarnación de dichas
creencias, se expresaba, con relativo o absoluto dominio técnico en
agradables formas convencionales, elaboradas con los más diversos
materiales. De algunos de sus ejemplares, ejecutados con materia
perecedera, sólo nos resta la descripción que de ellos nos dejaron los
cronistas de Indias.
Pocos objetos de valor artístico se salvaron de la destrucción
sistemática, llevada a cabo por los misioneros y colonizadores, de todo
lo que para ellos, tenía significación mágico-religiosa, es decir los
ídolos y otros objetos de uso ceremonial. De la destrucción, que
obedecía a las ideas religiosas de la época, sólo se salvaron aquellas
que se enviaron, como objetos exóticos, a príncipes europeos
renacentistas quienes los conservaron en sus gabinetes de curiosidades,
y aquellos que, a tiempo, lograron esconder los indios en cuevas y otros
lugares inaccesibles para los conquistadores, y que serían, siglos más
tarde, re-descubiertos por arqueólogos y campesinos.
Las investigaciones arqueológicas también han redescubierto otros
objetos que ya habían sido desechados pos los taínos siglos antes de la
conquista. Debemos reconocer la labor de aquellos coleccionistas del
siglo XIX y primeras décadas del actual, que en las Antillas, sin ser
arqueólogos la mayoría de ellos, se dedicaron a recoger y reunir los
objetos de nuestros indios, que accidentalmente aparecían durante las
labores agrícolas o la construcción de caminos o edificios. Estos
valiosos objetos algunos de los cuales son insuperables exponentes del
arte aborigen, no hubieran llegado hasta nosotros si no hubiera sido por
la dedicación de estos coleccionistas u estudiosos antillanos.
Antes de considerar la producción artística de los taínos de las
Antillas Mayores debemos señalar que para la apreciación del arte
aborigen americano es necesario desechar muchas de las ideas
preconcebidas sustentadas por la tradicional evaluación del arte
occidental.
Lo que hoy podemos denominar arte taíno no es otra cosa que la expresión
simbólica y estética de su sociedad, de sus necesidades, y sobre todo,
de sus creencias y prácticas mágico-religiosas. Es dentro de esta
realidad que podemos apreciar e interpretar sus diversas expresiones.
Las creencias taínas en la magia simpática, así como en seres
espirituales capaces de controlar la naturaleza, permeaban y moldeaban
su cultura. Para el indio la naturaleza estaba animada de poderes
sobrenaturales con los que los bohiques o chamenes y los caciques podían
comunicarse a través de estrictas y elaboradas prácticas y ritos
ceremoniales. Fray Romón Pané (1974, Cap. XIX), a comienzos de la
conquista en La Española, recogió valiosa información que nos ilustra la
manera como el artista taíno recibía la inspiración o más bien la orden
de elaborar un objeto sagrado. Refiere el fraile que cuando un indio que
transitaba por un oscuro y solitario lugar veía moverse las ramas de un
árbol sin la intervención de brisa alguna, persuadido de que se trataba
de un fenómeno sobrenatural, se detenía y le preguntaba al árbol quién
era y qué deseaba. El árbol, según el fraile le decía:
“...Llámame a un behique y te diré quién soy.”
El fraile sigue diciendo:
...y aquel hombre ido al susodicho médico, le dice lo que ha visto y el
hechicero o brujo corre enseguida a ver el árbol de que el otro le ha
hablado, se sienta junto a él, y le hace la caoba... Hecha la caoba, se
pone de pie y le dice todos sus títulos, como si fuera un gran señor y
le pregunta, “Dime quién eres y qué haces aquí y, que quieres de mí y
por qué me has hecho llamar Dios si quieres que te corte o si quieres
venir conmigo y cómo quieres que te lleve, que yo te construiré una
hereda.”
Este sentimiento de hermandad con la naturaleza, típico de los pueblos
aborígenes, produce en el artista taíno un profundo respeto por los
materiales con los que plasma sus obras. La piedra, la madera, el hueso,
la concha de caracol, no sólo representan el medio sobre el cual ha de
trabajar sino la identidad existente entre esa materia y el espíritu
mismo de la deidad que en la obra ha de plasmarse. Sólo diestros
artífices eran capaces de elaborar los ídolos y demás objetos del culto
mágico-religioso.
La celebración de los ritos y ceremonias taínas, tales como los areytos
y la cojoba (inhalación de los polvos alucinógenos), conllevaban toda
una serie de expresiones artísticas, manifestadas a través de un rico y
vistoso despliegue de cantos, danzas, música, indumentarias, objetos
sagrados y adornos personales. En esta forma rendía homenaje la sociedad
indígena a los dioses y espíritus tutelares; requería, mediando ruegos y
ayunos, su protección y ayuda y así lograba conocer sus mandatos y
decisiones.
El areyto, ceremonia celebrada por diversos motivos y con actividades
desde festivas hasta luctuosas, ejemplifica la unión de las distintas
expresiones artísticas al servicio del grupo, de la misma manera que la
propia sociedad taína representaba la unión de todos los miembros en la
conservación de su supervivencia física y espiritual.
Los cronistas de Indias describen los areytos como complejas y largas
ceremonias en las que la literatura oral, en forma de declaraciones
poéticas, historias míticas y canciones, acompañadas por la música y los
ritmos producidos por trompetas y tambores de madera, maracas, flautas,
silbatos y fotutos de caracol, así como por el tintineo de sartas de
caracoles, servían para recordar las gestas históricas de los taínos e
impartir la enseñanza de sus valores tradicionales.
A los cantos y la música acompañaba el baile comunitario, elaborándose
para cada ceremonia una complicada coreografía en la que se en lazaban
los movimientos de la danza con el despliegue, por los bailarines de la
rica gama de ornamentación y de color representado por los llamativos
diseños pintados sobre sus cuerpos, las máscaras que cubrían sus rostros,
los vistosos adornos de cabeza, hechos de algodón, plumas, paja y oro, y
los bellos collares, pulseras, orejas y colgantes con que completaban su
atuendo.
El arte de los taínos, conceptual y a la vez, utilitario, refleja antes
de nada, su visión mágico-religiosa, del mundo. Sus obras de arte están
representadas por una vasta gama de objetos de uso personal y doméstico,
y, en particular, por un rico repertorio ceremonial. La variedad y
cantidad de estos objetos, trabajosamente elaborados (recordemos que no
disponían de instrumentos metálicos) en los más diversos materiales
obtenibles en su ambiente o derivados de su comercio, constituyen la
muestra más fehaciente de su innata inclinación artística.
Las formas abstractas, naturalistas o estilizadas de estos objetos eran
tradicionales y estereotipadas, por lo cual podemos distinguir
verdaderas series de objetos similares en las diversas islas habitadas
por los taínos o en aquellas a las que llegaba su comercio. Esta
producción representa una arte conceptual al servicio de la sociedad
taína a la vez que refleja una fuerte voluntad artística y una decidida
intención mágico-religiosa. En algunas ocasiones los taínos se veían
obligados a alterar las formas convencionales para adaptarlas al
material o campo decorativo disponible, lo que hacían verdadera
habilidad y sentido estético.
El arte taíno logra sus más bellas expresiones plásticas en el medio
escultórico. Con el propósito de lograr su objetivo artístico, los
taínos utilizaron las duras piedras como el granito, la diorita, el
basalto y otras más fáciles de tallar como el mármol y la serpentina. En
muchos casos el color de la piedra, las vetas de la misma y el pulimento
que lograba darle facilitaba y enriquecía la obra artística.
También se hacía uso de las bellas y duras maderas de los bosques
tropícales como el guayacán, el moralón y el capá. El huesos del manatí,
el mamífero de mayor tamaño en la fauna antillana, le proveyó de
material para algunos de los más bellos artefactos de uso ceremonial así
como para tallar idolillos. El hueso humano, en particular el fémur y el
cráneo también le ofrecían la oportunidad de grabar representaciones
antropomorfas de carácter mágico-religioso y adornos ceremoniales.
En la colección del Museo de la Universidad de Puerto Rico se atesora
una figurita tallada en hueso de manatí que indudablemente representa un
idolillo de fecundidad. La pieza fue excavada en Luquillo, Puerto Rico.
La figurita de mujer, muy desgastada y sin rostro, recuerda a las venus
del arte paleolítico europeo en el ajustado y vigoroso modelado del
vientre grávido y de los abultados senos. La mujer aparece arrodillada,
con los brazos doblados y las manos al frente, en lo que posiblemente
representa una posición ceremonial.
Excepcional también es otra figura tallada en hueso que se conserva en
el mismo Museo. Representa un torso masculino muy bien estudiado
anatómicamente y con exagerados rasgos masculinos. La escultura, aunque
pequeña –no tiene más de quince centímetros de altura- constituye un
gran logro pues comunica la sensación de monumentalidad. Estas piezas
talladas en hueso están representadas en proporciones correctas, lo cual
no es usual en las representaciones escultóricas taínas.
Dominaron nuestros indios el arte de la cerámica, en lo que produjeron
elaboradas vasijas y platones, así como adornos corporales y otros
objetos utilitarios. El uso de la arcilla les permitió, además, modelar
figuras antropomorfas y zoomorfas en las que hicieron alarde de su
talento artístico. En el Museo del Hombre Dominicano, y en el Museo del
Indio Americano de Nueva York se conservan bellos ejemplos de la
escultura en barro de los taínos de La Española.
Nuestros primeros
artistas
José Campeche
Francisco Oller
Historia de la literatura puertorriqueña
Origen
de la música de Puerto Rico
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Programa de
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