L  a  G r a n  E n c i c l o p e d i a   I l u s t r a d a  d e l   P r o y e c t o  S a l ó n  H o g a r

Texto:


 

          Juancito parecía un niño igual que los demás, pero era algo diferente.  No solo era un poco gordito y algo bajito para su edad, sino que a veces las cosas no le salían bien.  Era simpático, juguetón y bastante travieso, como sus hermanos, pero muuuuy distraído…

 

“¿Que le pasa a este niño?”, se preguntaba don Juan, su papá.

-Juancito, ¿me estas escuchando?

-Es que lleva la música por dentro –decía dona Emilia, su vecina.

          Cuando cumplió siete anos, sus papas lo enviaron a la escuelita del maestro Gómez, para que aprendiera a leer y escribir. Juancito memorizo el abecedario rápidamente. Lo recitaba como si fuera una canción, pero no reconocía las letras.  Para el eran garabatos sin sentido.  Cuando los demás alumnos leían la catilla, la mente de Juancito se iba lejos tarareando melodías e inventando nuevos ritmos.

          -No tienes interés en estudiar. Así no aprenderás a leer.

-se quejaba el maestro cuando sorprendía a Juancito distraído,

mirando por la ventana deseoso de jugar en la calle.

          Un día, mientras su abuelo le leía un cuento, Juancito descubrió que si aprendía el nombre y el sonido de cada una de las letras, podría entender lo que decían todos los libros de su biblioteca.  Entonces aprendió a leer y se convirtió en un buen estudiante.

          Juancito y su familia de siete hermanos vivían en una hermosa casona, frente a la catedral de Nuestra Señora de la Guadalupe, en Ponce.  Tan pronto hizo la primera comunión, se convirtió en monaguillo. Como vivía tan cerca de la iglesia, muchas veces era el quien repicaba las campanas. Lo hacia con tanta gracia y armonía, que todos en el pueblo comentaban admirados: “¡Juancito esta tocando las campanas! Ese ninot lleva la música por dentro”.

          Como era la costumbre en aquella época, hace ya más de cinco anos, don Juan, que era notario, quiso que su hijo aprendiera un oficio.  Por eso, lo envío al taller de orfebrería de su amigo don Roque, que era platero y relojero. El pobre Juancito se moría de aburrimiento, encerrado entre aquellas cuatro paredes.

          Un día, se le ocurrió hacer flautines y pitos de lata con los instrumentos de trabajo de don Roque.  A pesar de que sonaban como música de ángeles, a don Roque no le hizo mucha gracia su ocurrencia y, muy enojado, lo mando con su música a otra parte.

          Entonces, su padre comprendió que la verdadera vocación de Juancito era la música y lo envío a estudiar solfeo. El niño se las notas musicales: do – re – mi – fa – so – la – si.  Su vecina, dona Emilia, cuando ya no resistía la continua cantaleta, le ofrecía una monedita de cobre para que dejara de practicar por un rato.

          Por su interés y perseverancia, Juancito aprendió a tocar con gran habilidad la flauta, el contrabajo, el bombardino, el cornetín y el piano.  Hacia sonar los instrumentos de una forma muy especial.  No solo interpretaba la música que le asignaban, sino que le añadía melodías y ritmos novedosos.  Así, se convirtió en la primera de su clase.

          Era tal su destreza que, todavía siendo un niño, lo invitaron a formar parte de una orquesta para tocar el bombardino.  Una noche fue como músico a una fiesta,  a la que asistió una muchacha tan hermosa que todos querían bailar con ella.  El empeño de todos querían bailar con ella.  El empeño de todos querían bailar con ella.  El empeño de todos los caballeros por llamar la atención de la joven provoco una pelea, y el baile termino como el rosario la aurora.  Al día siguiente, inspirado  en la experiencia, Juancito escribió, como una broma, su primera danza, que titulo El sopapo.

          Así fue la niñez del hombre que hoy conocemos como Juan Morel Campos.  Aquel niño, travieso y juguetón, se convirtió en un hombre serio y disciplinado sin dejar de ser simpático, ingenioso y libre.  Recorrió casi toda Latinoamérica como director de orquesta y hoy es considerado como un genio musical.

          Es, además, uno de los creadores de la danza puertorriqueña.  Aquel niño distraído logro con su empeño convertir en melodía toda aquella música que llevaba por dentro y que se ha quedado con nosotros para siempre.

 

Georgina Lázaro León (puertorriqueña)  

 

Contesta las siguientes preguntas.

 

1.    ¿Como se llama el niño del cuento “Con la música por dentro”?

2.    ¿Cual era la vocación que mas le gustaba al niño?

3.    ¿Quien es ahora ese niño travieso y jugueton?

 

 

Entiendo el cuento

 

1)     Menciona la respuesta que indica el significado de la palabra destacada.

 

___Juancito se convirtió                      a) Tipo de musica para  bailar

      en monaguillo.                               que se origino en Puerto Rico.

___Era el quien repicaba                     b) Tocaba repetidamente.        

      las campanas.

___Su padre lo envió a                        c) Nino que ayuda al

      estudiar solfeo.                                   sacerdote en la misa.

___Su primera danza                             d) Técnica para leer y tocar

      se titulo El Sopapo.                             Música.


 

2)     Ordena los sucesos, según ocurrieron en el cuento.

 

___ Juancito estudia y compone música

___ Juancito hace instrumentos musicales en el taller de don Roque.

___ Juancito se distrae en la escuela del maestro Gomez.

___ Juancito se convierte en monaguillo de la catedral de Ponce.

 

3)     Marca las mejores opciones.

 

a.     A Juanito…

 

___ no le gusta como enseñaba el maestro Gomes.

___ lo que mas le gustaba de ser monaguillo era tocar las campanas.

___ se le hacia muy difícil usar los instrumentos de don Roque, el platero

___ lo hacia feliz componer música.

 

b.    El titulo del cuento significa que Juancito…

 

___ era un travieso.

___ tenia un talento especial para la música.

___ guardaba la música en una caja.

___ era sordo.