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L a G r a n E n c ic l
o p e d i a I l u s t r a d a d e l P r o y e c t
o S a l ó n H o g a r
ABASTOS
DE AGUA EN PUERTO RICO
HISTORIA Y PROBLEMATICA
Revisado y adaptado por Ana Navarro, Ph.D.
Especialista Calidad de Agua
A
partir de los años 50, decenas de corporaciones
estadounidenses establecieron fábricas en suelo
puertorriqueño, no sólo por los beneficios económicos,
la calidad de la mano de obra y la infraestructura en
desarrollo, sino también por la disponibilidad de
excelentes recursos acuáticos. Muchas fábricas,
dependientes de buenas reservas de agua para su
funcionamiento, se establecieron en el norte de Puerto
Rico, donde están localizados nuestros ríos y quebradas
más caudalosos. De hecho entre los municipios de
Aguadilla y Carolina y trazando una línea imaginaria
desde Moca hasta Bayamón se encuentra el Acuífero del
Norte, de donde se extraen más de 170 millones de
galones de agua por día para uso público, agrícola e
industrial.
El
aumento de nuestra población y el desarrollo industrial
de la isla han ejercido grandes presiones sobre nuestros
abastos de agua. El patrón de desarollo urbano es clave
en el problema del agua. Mientras mas se desparrama la
ciudad, mas extensiva y compleja es la red de
distribución de agua y su mantenimiento. La
deforestación ha contribuído a la merma de nuestras
reservas de agua. Al reducirse las áreas boscosas, se
reduce la producción de lluvia y por ende disminuye las
fuentes subterráneas que alimentan los ríos y quebradas.
Además, en áreas desprovistas de árboles y de la sombra
que brindan, la tasa de evaporación es muy alta,
contribuyendo aún más a la sequía terrestre.
Nuestros ríos representan la principal fuente de agua
dulce en la isla, proveyendo sobre el 70% del agua
potable que utilizamos. Con un promedio de precipitación
anual de 70 pulgadas, Puerto Rico cuenta con numerosos
acuíferos tanto subterráneos como superficiales y más de
100 ríos y quebradas desembocan en el mar.
LA CRISIS DE AGUA EN
PUERTO RICO
El
planificador José Rivera Santana sostiene que "el
problema no es uno de falta de agua, como ha pretendido
hacer creer el gobierno, la pérdida de agua no
contabilizada en Puerto Rico fue de un 44% en 1998 (equivalente
a dos represas Carraízo) por lo que el estado de
emergencia es la Junta de Planificación". De nada vale
explotar nuevas fuentes de abastos de agua cuando
pierdes tanta agua en roturas. El desarrollo no
planificado y el uso constante de grandes abastos de
agua por las industrias farmacéuticas, electrónicas, de
textiles, y de construcción amenazan tanto la cantidad
como la calidad de nuestras aguas. A través de todo
Puerto Rico es difícil determinar dónde comienza un
pueblo y dónde termina otro y casi todos (por no decir
todos) tienen problemas con el servicio de agua.
Gasolineras, talleres de mecánica y negocios
industriales son responsables por la emanaciones y
derrames de derivados de petróleo y otros contaminantes
que ganan acceso a nuestros ríos, quebradas y reservas
subterráneas.
Desde 1985 se han informado sobre la contaminación
causada por sustancias químicas peligrosas (compuestos
orgánicos volátiles) en más de 17 pozos de agua potable
en la costa norte. Recientemente en el pueblo de Maricao
se ha denunciado la contaminación de los pozos de agua
con plaguicidas y el aumento en el número de casos de
cáncer en esa población. A través de la isla, nuestras
reservas subterráneas están contaminadas con productos
químmicos agrícolas. Aunque dichos compuestos tardan en
llegar al manto freático, los mismos se mantienen
activos y pueden contaminar severamente un amplio abasto
de agua en forma imprevista y duradera.
La
calidad del agua también se ha visto afectada por una
gran cantidad de sólidos en suspensión. Mayormente por
la falta de esfuerzo y seguimiento (Planes CES de la
Junta de Calidad Ambiental) para conservar el suelo
durante la construcción de nuevas estructuras y/o la
utilización de prácticas agrícolas que fomentan la
erosión. Al momento de sembrar y de construir, se
utilizan palas mecánicas para eliminar arbustos, malezas
y árboles lo que causa en muchas ocasiones la extinción
de la capa vegetativa del suelo. Se dejan expuesta
grandes áreas de la subcapa de suelo y cuando llueve, el
suelo es arrastrado por las aguas, aumentando así la
cantidad de sedimento en los ríos y quebradas. De igual
manera, cuando se cultivan plantaciones de un solo
producto (monocultivos), el suelo entre las plantas es
dejado completamente libre de vegetación, contribuyendo
así a la erosión. Al construir residencias, pocos
contratistas o dueños escogen trabajar en conjunto con
la naturaleza, ambientando el proyecto con las arboledas
existentes y según los contornos del terreno. Este
proceso, aunque reglamentado en Puerto Rico, se lleva a
cabo con muy poca supervisión por parte de las agencias
reguladoras estatales y federales.
El
desarrollo de canteras de materia prima para la
construcción se ha convertido en uno de los negocios más
lucrativos de toda la isla. Millones de dólares son
generados por esta industria anualmente, basada en la
minería de arena, piedra, material de relleno y
agregados para la construcción de carreteras. También se
ha permitido el extraer arena y roca de los ríos y
quebradas para ser utilizados como materia prima en
dicha industria. El uso de equipo mecánico para la
extracción de roca y arena perturba el fondo de los ríos.
Los sedimentos suspendidos van a parar a los lagos o al
mar. Este proceso ha ocasionado problemas serios en
Puerto Rico, como por ejemplo, la disminución de la
capacidad de nuestros lagos, el aumento de sedimentos en
nuestros ríos, quebradas y aguas costeras y la muerte de
nuestros arrecifes de coral, que requieren aguas
cristalinas para sobrevivir.
La
basura lanzada a los lagos no llega al océano, pero éste
no es el caso de nuestros ríos y quebradas. El uso de
barrancos, quebradas, puentes y sectores solitarios como
vertederos se repite a lo largo del país. Eventualmente
los contaminantes desechados -en su mayoría químicos-
ganan acceso a algún cuerpo de agua y luego al mar.
Causando allí problemas estéticos y devastadores efectos
en la calidad del agua y en la ecología de nuestros
recursos marinos. El efecto que produce la basura en el
ambiente marino no es el de "un simple daño del paisaje".
La basura afecta directamente a las especies que habitan
el mar al ocasionar la muerte por enredamiento en -o
ingestión de- desperdicios sólidos. También la calidad
del agua se ve seriamente afectada al contaminarse con
químicos tóxicos que se mezclan con los nutrientes del
agua y que luego sirven de alimento para muchas especies
marinas.
En
Puerto Rico los contaminantes más dañinos son las
descargas originadas a partir de fuentes precisas o
conocidas. Las descargas de aguas usadas de las plantas
de tratamiento han reducido la calidad de las aguas
costeras. Este problema ha ido en aumento con el
desarrollo desmedido y sin planificación en toda la
Isla. Cada año se construyen más condominios, marinas y
hoteles alrededor de Puerto Rico sin considerar los
efectos de las descargas generadas por dichos proyectos.
Muchas áreas costeras ya reciben descargas de aguas
servidas de la AAA. Estas descargas impactan áreas que
sirven como criaderos de peces y moluscos de alto valor
económico. Se estima que a mediano o a largo plazo,
habrá que reciclar el agua. Las plantas de tratamiento
tendrán que ser terciarias para que los billones de
galones de aguas usadas que se tiran al mar se puedan
utilizar con fines agrícolas principalmente aunque no
exclusivamente. Por otro lado, las industrias
farmaceúticas - químicas son las responsables de la
mayor parte de la contaminación química en nuestros
cuerpos de agua. Según un estudio titulado "Envenenando
nuestras aguas" (Febrero 2000) en el año 1997 se
descargaron en las aguas de Puerto Rico 373,007 libras
de contaminantes tóxicos. Estos incluyen: carcinógenos,
metales tóxicos resistentes y toxinas reproductivas. Si
desea mayor información sobre este estudio busque en
www.pirg.org.
No esperemos a que nuestros recursos se agoten o que
se contaminen aún más. La calidad de nuestras vidas
depende de la calidad de nuestras aguas. Y sin agua no
podemos vivir. |
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