Y así, el primer prisionero pasó a la siguiente habitación. Esta vez los letreros decían lo siguiente:
Al menos en una de estas habitaciones
no hay un tigre.
Hay un tigre
en la otra habitación.
-¿Es verdad lo que dicen los letreros? -preguntó el segundo prisionero.
-O bien los dos dicen la verdad, o bien los dos mienten -contestó el rey. ¿Qué habitación debería escoger el prisionero?