El Segundo Libro de los Reyes
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2 Reyes


Elías anuncia el final de Ocozías


1 Después de la muerte de Acab, Moab se rebeló contra Israel.

2 Ocozías se cayó por la celosía de su sala en el piso superior, en Samaria, y quedó malherido. Entonces envió mensajeros diciéndoles:

-Id y consultad a Baal-zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de esta enfermedad.

3 Entonces el ángel de Jehovah dijo a Elías el tisbita:

-Levántate, sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria y diles: "¿Acaso no hay Dios en Israel para que vosotros vayáis a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? 4 Por tanto, así ha dicho Jehovah: ’De la cama a la cual subiste no descenderás, sino que ciertamente morirás.’ "

Entonces Elías se fue. 5 Y cuando los mensajeros regresaron al rey, éste les preguntó:

-¿Por qué habéis regresado?

6 Ellos le respondieron:

-Un hombre vino a nuestro encuentro y nos dijo: "Id, regresad al rey que os envió y decidle que así ha dicho Jehovah: ’¿Acaso no hay Dios en Israel, para que tú mandes a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? Por tanto, de la cama a la cual subiste no descenderás, sino que ciertamente morirás.’ "

7 Entonces él les preguntó:

-¿Qué aspecto tenía aquel hombre que vino a vuestro encuentro y os dijo estas palabras?

8 Ellos le respondieron:

-Era un hombre velludo, que tenía ceñido un cinto de cuero a la cintura.

Entonces dijo:

-El es Elías el tisbita.

Elías confirma a Ocozías su final


9 Entonces Ocozías envió a Elías un jefe de cincuenta con sus cincuenta hombres. Este fue a él, y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte, y le dijo:

-Oh hombre de Dios, el rey ha dicho: "¡Desciende!"

10 Elías respondió y dijo al jefe de cincuenta:

-Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti con tus cincuenta.

Entonces descendió fuego del cielo y lo consumió a él con sus cincuenta.

11 El rey volvió a enviarle otro jefe de cincuenta con sus cincuenta, y éste le habló diciendo:

-Oh hombre de Dios, el rey ha dicho así: "¡Desciende pronto!"

12 Elías respondió y les dijo:

-Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti con tus cincuenta.

Entonces descendió del cielo fuego de Dios y lo consumió a él con sus cincuenta.

13 Volvió a enviar un tercer jefe de cincuenta con sus cincuenta. Aquel tercer jefe de cincuenta subió, y al llegar se hincó de rodillas ante Elías y le rogó diciendo:

-¡Oh hombre de Dios, te ruego que sea de valor a tus ojos mi vida y la vida de estos cincuenta siervos tuyos! 14 He aquí, ha descendido fuego del cielo y ha consumido a los dos primeros jefes de cincuenta con sus cincuenta. ¡Sea ahora mi vida de valor a tus ojos!

15 Entonces el ángel de Jehovah dijo a Elías:

-Desciende con él; no le tengas miedo.

Elías se levantó, fue con él al rey 16 y le dijo:

-Así ha dicho Jehovah: "Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón (¿acaso no hay Dios en Israel para consultar su palabra?), por tanto, de la cama a la cual subiste no descenderás, sino que ciertamente morirás."

Muerte de Ocozías rey de Israel


17 Y Ocozías murió, conforme a la palabra de Jehovah que Elías había hablado. En su lugar comenzó a reinar Joram, en el segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá, porque Ocozías no tenía hijo.

18 Las demás cosas que hizo Ocozías, ¿no están escritas en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

Elías es llevado al cielo


2 Aconteció que cuando Jehovah iba a arrebatar a Elías al cielo en un torbellino, Elías venía de Gilgal con Eliseo. 2 Y Elías dijo a Eliseo:

-Por favor, quédate aquí, porque Jehovah me ha enviado a Betel.

Eliseo dijo:

-¡Vive Jehovah, y vive tu alma, que no te dejaré!

Entonces descendieron a Betel. 3 Y los hijos de los profetas que estaban en Betel salieron al encuentro de Eliseo, y le preguntaron:

-¿Sabes que hoy Jehovah arrebatará a tu señor por encima de tu cabeza?

El respondió:

-Sí, yo lo sé. Callad.

4 Elías le volvió a decir:

-Eliseo, por favor, quédate aquí, porque Jehovah me ha enviado a Jericó.

Y él dijo:

-¡Vive Jehovah, y vive tu alma, que no te dejaré!

Y fueron a Jericó. 5 Entonces los hijos de los profetas que estaban en Jericó se acercaron a Eliseo y le preguntaron:

-¿Sabes que hoy Jehovah arrebatará a tu señor por encima de tu cabeza?

Y él respondió:

-Sí, yo lo sé. Callad.

6 Luego le dijo Elías:

-Por favor, quédate aquí, porque Jehovah me ha enviado al Jordán.

Y él dijo:

-¡Vive Jehovah, y vive tu alma, que no te dejaré!

Fueron, pues, los dos. 7 Y llegaron cincuenta hombres de los hijos de los profetas y se pararon al frente, a lo lejos. También ellos dos se pararon junto al Jordán. 8 Entonces Elías tomó su manto, lo dobló y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado; y ambos pasaron en seco. 9 Y sucedió que cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo:

-Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea arrebatado de tu lado.

Eliseo dijo:

-Te ruego que pase a mí una doble porción de tu espíritu.

10 El dijo:

-Has pedido algo difícil. Si me ves cuando sea arrebatado de tu lado, te será concedido; si no, no.

11 Aconteció que mientras ellos iban y conversaban, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego los separó a los dos, y Elías subió al cielo en un torbellino. 12 Eliseo, al verlo, gritó:

-¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel, y sus jinetes!

Nunca más le vio. Y agarrando sus ropas, las rasgó en dos partes.

Eliseo sucede a Elías


13 Entonces Eliseo recogió el manto de Elías, que se le había caído, y regresó. Luego, deteniéndose a la orilla del Jordán, 14 tomó el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas y dijo:

-¿Dónde está Jehovah, el Dios de Elías?

Y cuando él también golpeó las aguas, éstas se apartaron a uno y a otro lado; y Eliseo cruzó. 15 Lo vieron los hijos de los profetas que estaban en Jericó, al otro lado, y dijeron:

-¡El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo!

Entonces fueron hacia él, se postraron ante él en tierra, 16 y le dijeron:

-He aquí, con tus siervos hay cincuenta hombres valerosos. Que vayan ellos y busquen a tu señor; no sea que el Espíritu de Jehovah lo haya levantado y lo haya arrojado en alguna montaña o en algún valle.

El dijo:

-No los mandéis.

17 Ellos insistieron hasta que sintiéndose él avergonzado, dijo:

-Enviadlos.

Entonces enviaron a cincuenta hombres, los cuales lo buscaron durante tres días, pero no lo hallaron. 18 Cuando volvieron a él, que se había quedado en Jericó, les dijo:

-¿No os dije que no fueseis?

Eliseo sanea las aguas de Jericó


19 Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo:

-He aquí, el lugar de esta ciudad es bueno, como lo ve mi señor; pero las aguas son malas, y la tierra es estéril.

20 Entonces él dijo:

-Traedme una vasija nueva y poned en ella sal.

Se la trajeron. 21 Y salió al manantial de las aguas, echó dentro la sal y dijo:

-Así ha dicho Jehovah: "Yo saneo estas aguas, y no habrá en ellas más muerte ni esterilidad."

22 Y así fueron saneadas las aguas hasta el día de hoy, conforme a las palabras que Eliseo pronunció.

Eliseo y los muchachos de Betel


23 Después fue de allí a Betel; y cuando subía por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad y se burlaban de él diciéndole:

-¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!

24 Volviéndose hacia atrás, los vio y los maldijo en el nombre de Jehovah. Entonces salieron dos osas del bosque y despedazaron a cuarenta y dos de aquellos niños.

25 De allí fue al monte Carmelo, y de allí volvió a Samaria.

Joram sube al trono de Israel


3 Joram hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, en el año 18 de Josafat, rey de Judá; y reinó 12 años.

2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, aunque no como su padre y su madre, porque quitó la piedra ritual de Baal que había hecho su padre. 3 Sin embargo, persistió en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos.

Eliseo predice la victoria sobre Moab


4 Mesa, rey de Moab, que era ganadero, pagaba al rey de Israel como tributo 100.000 corderos, más la lana de otros 100.000 carneros. 5 Pero sucedió que cuando murió Acab, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel. 6 Entonces el rey Joram salió de Samaria y pasó revista a todo Israel. 7 También fue y envió a decir a Josafat, rey de Judá:

-El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Irás conmigo a la guerra contra Moab?

El respondió:

-Sí, iré. Yo soy como tú eres; mi pueblo es como tu pueblo, y mis caballos son como tus caballos. 8 -Y añadió-: ¿Por qué camino iremos?

Joram respondió:

-Por el camino del desierto de Edom.

9 Partieron, pues, el rey de Israel, el rey de Judá y el rey de Edom, y dieron un rodeo de siete días, hasta que les faltó agua para el ejército y para los animales que les acompañaban. 10 Entonces el rey de Israel dijo:

-¡Ay! ¡Jehovah ha traído a estos tres reyes para entregarlos en mano de los moabitas!

11 Y Josafat preguntó:

-¿No hay aquí algún profeta de Jehovah, para que consultemos a Jehovah por medio de él?

Uno de los servidores del rey de Israel respondió diciendo:

-Aquí está Eliseo hijo de Safat, el que solía verter agua en las manos de Elías.

12 Y Josafat dijo:

-La palabra de Jehovah está con él.

El rey de Israel, Josafat y el rey de Edom fueron a él, 13 y Eliseo dijo al rey de Israel:

-¿Qué tengo yo que ver contigo? ¡Vete a los profetas de tu padre y a los profetas de tu madre!

Pero el rey de Israel le respondió:

-No, porque Jehovah ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en mano de los moabitas.

14 Entonces Eliseo dijo:

-¡Vive Jehovah de los Ejércitos, a quien sirvo, que si yo no tuviese respeto por Josafat, rey de Judá, no te atendería ni te miraría. 15 Pero ahora, traedme un músico.

Sucedió que mientras el músico tañía, la mano de Jehovah vino sobre Eliseo, 16 y éste dijo:

-Así ha dicho Jehovah: "Haced varios diques en este valle. 17 Porque así ha dicho Jehovah: No veréis viento ni lluvia, pero este valle se llenará de agua; y beberéis vosotros, vuestros animales y vuestro ganado." 18 Esto es poca cosa a los ojos de Jehovah; él también entregará a los moabitas en vuestra mano. 19 Y destruiréis toda ciudad fortificada y toda ciudad importante. Derribaréis todos los árboles buenos, cegaréis todos los manantiales de agua y arruinaréis con piedras todo campo fértil.

Los moabitas son derrotados


20 Aconteció que por la mañana, a la hora en que se suele presentar la ofrenda vegetal, he aquí que llegaron las aguas por el camino de Edom, y la tierra se llenó de agua.

21 Cuando todos los de Moab oyeron que los reyes subían para combatir contra ellos, convocaron a todos, desde los que apenas podían ceñirse las armas en adelante, y se situaron en la frontera. 22 Cuando se levantaron temprano por la mañana y el sol resplandeció sobre las aguas, los de Moab vieron desde lejos las aguas rojas como sangre. 23 Entonces dijeron:

-Esto es sangre. Sin duda, los reyes han peleado entre sí, y cada uno ha dado muerte a su compañero. ¡Ahora pues, Moab, al botín!

24 Pero cuando llegaron al campamento de Israel, se levantaron los israelitas y atacaron a los de Moab, los cuales huyeron ante ellos. E invadieron el país, matando a los de Moab 25 y desolando las ciudades. Cada uno echó su piedra en todas las tierras fértiles, y las llenaron. También cegaron todos los manantiales de agua y derribaron todos los árboles buenos, hasta que sólo Quir-jaréset quedó con sus piedras, pero los que tiraban la honda la rodearon y la atacaron.

26 Cuando el rey de Moab vio que la batalla se le hacía demasiado difícil, tomó consigo a 700 hombres que sacaban espada, para irrumpir contra el rey de Edom; pero no pudieron. 27 Entonces él tomó a su hijo primogénito, el que había de reinar en su lugar, y lo ofreció en holocausto sobre el muro. Y hubo gran ira contra los israelitas, quienes se retiraron de allí y regresaron a su tierra.

Eliseo y el aceite de la viuda


4 Entonces una mujer, que fuera esposa de uno de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo diciendo:

-Tu siervo, mi marido, ha muerto. Tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehovah, pero el acreedor ha venido para llevarse a mis dos hijos como esclavos suyos.

2 Y Eliseo le preguntó:

-¿Qué puedo hacer por ti? Dime qué tienes en casa.

Ella respondió:

-Tu sierva no tiene ninguna cosa en casa, excepto un frasco de aceite.

3 El le dijo:

-Vé y pide prestadas vasijas de fuera, de todas tus vecinas, vasijas vacías; no pidas pocas. 4 Luego entra, cierra la puerta detrás de ti y de tus hijos, y vierte el aceite en todas esas vasijas. Y cuando una esté llena, ponla aparte.

5 Ella se apartó de él y cerró la puerta detrás de sí y de sus hijos. Ellos le traían las vasijas, y ella vertía el aceite. 6 Y sucedió que cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo:

-Tráeme otra vasija.

Y le respondió:

-No hay más vasijas.

Entonces el aceite cesó. 7 Luego ella fue y se lo contó al hombre de Dios, quien dijo:

-Anda, vende el aceite y paga tu deuda, y tú y tus hijos vivid de lo que quede.

Eliseo anuncia un hijo a una sunamita


8 Aconteció que cierto día pasaba Eliseo por Sunem. Y había allí una mujer importante, quien le invitó insistentemente a comer. Y sucedía que cada vez que él pasaba, entraba allí a comer. 9 Entonces ella dijo a su marido:

-He aquí, yo sé que este hombre que siempre pasa por nuestra casa es un santo hombre de Dios. 10 Hagamos un pequeño cuarto en la azotea, y pongamos allí una cama, una mesa, una silla y una lámpara para él, a fin de que cuando venga a nosotros, pueda quedarse allí.

11 Aconteció que cierto día él llegó por allí, subió al cuarto y se acostó allí. 12 Entonces dijo a Guejazi, su criado:

-Llama a esta sunamita.

Cuando la llamó, ella se presentó delante de él; 13 y Eliseo dijo a Guejazi:

-Dile: "He aquí, tú te has preocupado de nosotros con todo este cuidado. ¿Qué se puede hacer por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al jefe del ejército?"

Pero ella respondió:

-Yo habito en medio de mi pueblo.

14 Eliseo preguntó:

-¿Qué, pues, haremos por ella?

Y Guejazi respondió:

-A la verdad, ella no tiene hijos, y su marido es viejo.

15 Entonces Eliseo dijo:

-Llámala.

El la llamó, y ella se detuvo a la puerta. 16 Entonces él dijo:

-El año que viene, por este tiempo, tú abrazarás un hijo.

Ella dijo:

-¡No, señor mío, hombre de Dios! ¡No engañes a tu sierva!

17 Pero la mujer concibió y dio a luz un hijo al año siguiente, por el tiempo que Eliseo le había dicho.

Eliseo resucita al hijo de la sunamita


18 Cuando el niño creció, sucedió cierto día que fue a donde estaban su padre y los segadores. 19 Y dijo a su padre:

-¡Mi cabeza, mi cabeza!

Y el padre dijo a su criado:

-Llévalo a su madre.

20 Lo tomó y lo llevó a su madre. El niño estuvo recostado sobre las rodillas de ella hasta el mediodía; luego murió. 21 Entonces ella subió, lo acostó sobre la cama del hombre de Dios, cerró la puerta y salió. 22 Después llamó a su marido y le dijo:

-Te ruego que me mandes uno de los criados y una de las asnas, para que yo corra hacia el hombre de Dios y regrese.

23 El preguntó:

-¿Para qué vas a verle hoy? No es luna nueva ni sábado.

Y ella respondió:

-Paz.

24 Después hizo aparejar el asna y dijo a su criado:

-Toma la rienda y anda. No te detengas por mí en el viaje, a menos que yo te lo diga.

25 Ella se marchó y llegó a donde estaba el hombre de Dios, en el monte Carmelo. Y sucedió que cuando el hombre de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Guejazi:

-He allí la sunamita. 26 Ahora, por favor, corre a su encuentro y pregúntale: "¿Te va bien? ¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien a tu hijo?"

Y ella respondió:

-Bien.

27 Cuando ella llegó al monte, al hombre de Dios, se asió de sus pies. Guejazi se acercó para apartarla, pero el hombre de Dios le dijo:

-Déjala, porque su alma está en amargura. Jehovah me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.

28 Ella dijo:

-¿Acaso pedí yo un hijo a mi señor? ¿No te dije que no me llenaras de falsas esperanzas?

29 Entonces él dijo a Guejazi:

-Ciñe tus lomos, toma mi bastón en tu mano y anda. Si encuentras a alguien, no le saludes. Si alguien te saluda, no le respondas. Y pon mi bastón sobre la cara del niño.

30 La madre del niño dijo:

-¡Vive Jehovah, y vive tu alma, que no me apartaré de ti!

31 Entonces él se levantó y la siguió. Guejazi se adelantó a ellos y puso el bastón sobre la cara del niño. Pero éste no habló ni reaccionó, de modo que Guejazi volvió al encuentro de Eliseo y le dijo:

-El niño no se ha despertado.

32 Cuando Eliseo llegó a la casa, he aquí que el niño estaba muerto, tendido sobre su cama. 33 Entonces entró, cerró la puerta detrás de ellos dos, y oró a Jehovah. 34 Después subió y se echó sobre el niño, su boca sobre su boca, sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre sus manos. Así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. 35 Luego se volvió y se paseaba por la casa de un lado a otro. Después subió y se tendió sobre el niño, y el niño estornudó siete veces. Luego el niño abrió sus ojos. 36 Entonces Eliseo llamó a Guejazi y le dijo:

-Llama a esta sunamita.

El la llamó, y cuando ella entró, Eliseo le dijo:

-Toma a tu hijo.

37 Cuando ella entró, se echó a los pies de él, y se postró en tierra. Después tomó a su hijo y salió.

Eliseo elimina el veneno del guiso


38 Eliseo regresó a Gilgal, cuando había hambre en el país. Los hijos de los profetas estaban sentados delante de él. Entonces dijo a su criado:

-Pon la olla grande y prepara un guiso para los hijos de los profetas.

39 Uno de ellos salió al campo para recoger hierbas, y halló una vid silvestre. Tomó de ella calabazas silvestres llenando su falda; y cuando regresó, las cortó en tajadas echándolas en la olla del guiso, aunque no sabía qué eran. 40 Luego lo sirvieron para que comieran los hombres. Pero sucedió que cuando comían del guiso, ellos gritaron diciendo:

-¡Oh hombre de Dios, hay muerte en la olla!

Y no lo pudieron comer. 41 Entonces Eliseo dijo:

-Traed harina.

La esparció en la olla y dijo:

-Sirve a la gente para que coman.

Y ya no hubo nada malo en la olla.

Eliseo multiplica el pan


42 Entonces vino un hombre de Baal-salisa, trayendo en su alforja alimentos de primicias para el hombre de Dios: veinte panes de cebada y espigas de grano nuevo.

Y Eliseo dijo:

-Da a la gente para que coma.

43 Y su criado respondió:

-¿Cómo voy a poner esto delante de 100 hombres?

Pero él volvió a decir:

-Da a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehovah: "Comerán, y sobrará."

44 Entonces él lo puso delante de ellos. Y comieron, y sobró, conforme a la palabra de Jehovah.

Eliseo sana a Naamán de su lepra


5 Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era un hombre muy importante delante de su señor y tenido en gran estima, porque por medio de él Jehovah había librado a Siria. El hombre era un guerrero valiente, pero leproso.

2 Los sirios habían salido en incursiones y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la esposa de Naamán. 3 Ella dijo a su señora:

-¡Ojalá mi señor se presentase al profeta que está en Samaria! Pues él lo sanaría de su lepra.

4 Naamán entró y habló a su señor, diciendo:

-Así y así ha dicho la muchacha que es de la tierra de Israel.

5 El rey de Siria le dijo:

-Anda, vé, y yo enviaré una carta al rey de Israel.

Partió, pues, llevando consigo 10 talentos de plata, 6.000 siclos de oro y 10 vestidos nuevos. 6 También llevó la carta para el rey de Israel, la cual decía así:


Ahora, cuando esta carta llegue a ti, sabrás que yo te he enviado a mi servidor Naamán, para que lo sanes de su lepra.


7 Y sucedió que cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras y dijo:

-¿Acaso soy yo Dios, para dar la muerte o dar la vida, y para que éste me envíe un hombre, a fin de que yo lo sane de su lepra? ¡Considerad, pues, y ved cómo él busca ocasión contra mí!

8 Pero sucedió que cuando Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras, envió a decir al rey: "¿Por qué has rasgado tus vestiduras? ¡Que venga a mí, y sabrá que hay profeta en Israel!"

9 Entonces Naamán llegó con sus caballos y su carro, y se detuvo ante la puerta de la casa de Eliseo. 10 Y Eliseo le envió un mensajero que le dijo:

-Vé, lávate siete veces en el Jordán, y tu carne te será restaurada, y serás limpio.

11 Naamán se enfureció y se fue diciendo:

-He aquí, yo pensaba que seguramente él saldría, que puesto de pie invocaría el nombre de Jehovah su Dios, y que moviendo su mano sobre el lugar, sanaría la parte leprosa. 12 ¿No son los ríos de Damasco, el Abana y el Farfar, mejores que todas las aguas de Israel? ¿No podría yo lavarme en ellos y ser limpio?

Y dando la vuelta, se iba enojado. 13 Pero sus siervos se acercaron a él y le hablaron diciendo:

-Padre mío, si el profeta te hubiera mandado alguna cosa grande, ¿no la habrías hecho? Con mayor razón si él te dice: "Lávate y serás limpio."

14 Entonces él descendió y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne se volvió como la carne de un niño pequeño, y quedó limpio.

15 Luego Naamán volvió al hombre de Dios, él con toda su comitiva. Llegó y se detuvo delante de él, y dijo:

-¡He aquí, yo reconozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel! Ahora pues, acepta, por favor, un presente de parte de tu siervo.

16 Pero Eliseo dijo:

-¡Vive Jehovah, a quien sirvo, que no aceptaré nada!

Naamán le insistió para que lo aceptase, pero él rehusó. 17 Entonces Naamán dijo:

-Si no, por favor, sea dada a tu siervo una carga de esta tierra, que pueda ser llevada por un par de mulas; porque de aquí en adelante tu siervo no ofrecerá holocausto ni sacrificio a otros dioses, sino sólo a Jehovah. 18 Pero Jehovah perdone esto a tu siervo: Cuando mi señor entre en el templo de Rimón para adorar allí, y él se apoye en mi brazo y yo me incline en el templo de Rimón (cuando yo tenga que inclinarme en el templo de Rimón), que Jehovah perdone esto a tu siervo.

19 Y le dijo:

-Vé en paz.

Guejazi contrae la lepra de Naamán


Cuando Naamán se alejó de él y había recorrido cierta distancia, 20 Guejazi, criado de Eliseo, el hombre de Dios, pensó: "He aquí que mi señor ha eximido a este sirio Naamán y no ha tomado de su mano las cosas que él trajo. ¡Vive Jehovah, que ciertamente correré tras él y conseguiré de él alguna cosa!"

21 Guejazi siguió a Naamán; y cuando Naamán vio que venía corriendo tras él, se bajó del carro para recibirle y le preguntó:

-¿Está todo bien?

22 Y él respondió:

-Sí, pero mi señor me envía a decir: "He aquí, en este momento han llegado a mí dos jóvenes de los hijos de los profetas, de la región montañosa de Efraín. Te ruego que des para ellos un talento de plata y dos vestidos nuevos."

23 Entonces Naamán dijo:

-Dígnate aceptar dos talentos.

El le insistió y ató en dos bolsas dos talentos y dos vestidos nuevos. Y los entregó a dos de sus criados para que los llevasen delante de él. 24 Cuando llegaron a la colina, él los tomó de sus manos y los guardó en casa. Luego despidió a los hombres, y se fueron. 25 Entonces él entró y se puso de pie delante de su señor. Y Eliseo le preguntó:

-¿De dónde vienes, Guejazi?

Y él respondió:

-Tu siervo no ha ido a ninguna parte.

26 Entonces Eliseo le dijo:

-¿No estuvo allí mi corazón cuando el hombre volvió de su carro a tu encuentro? ¿Es ésta la ocasión de aceptar dinero o de aceptar ropa, olivares, viñas, ovejas, vacas, siervos y siervas? 27 Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes, para siempre.

Entonces salió de su presencia leproso, blanco como la nieve.

Eliseo hace flotar el hacha


6 Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo:

-He aquí que el lugar en que habitamos contigo es demasiado estrecho para nosotros. 2 Permite que vayamos al Jordán, que tomemos de allí cada uno un tronco y que nos hagamos allí un lugar donde podamos habitar.

El dijo:

-Id.

3 Luego uno dijo:

-Por favor, dígnate venir con tus siervos.

Y él respondió:

-Yo iré.

4 Entonces fue con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron los árboles. 5 Pero sucedió que cuando uno de ellos estaba derribando un tronco, se le cayó el hierro del hacha al agua, y dio voces diciendo:

-¡Ay, señor mío! ¡Era prestada!

6 El hombre de Dios preguntó:

-¿Dónde cayó?

Le mostró el lugar. Y él cortó un palo, lo echó allí e hizo flotar el hierro. 7 Entonces dijo:

-Tómalo.

Y él extendió la mano y lo tomó.

Eliseo acaba con las incursiones sirias


8 El rey de Siria estaba en guerra con Israel, y tomó consejo con sus servidores, diciendo:

-En tal y tal lugar estará mi campamento.

9 Pero el hombre de Dios mandó a decir al rey de Israel: "Guárdate de pasar por tal lugar, porque los sirios van a descender allí." 10 Y el rey de Israel enviaba gente al lugar que el hombre de Dios le indicaba y advertía, de modo que tomaba precauciones allí, no una ni dos veces. 11 Entonces el corazón del rey de Siria se turbó por esto, y llamando a sus servidores les preguntó:

-¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros está de parte del rey de Israel?

12 Entonces respondió uno de sus servidores:

-Ninguno, oh mi señor el rey; sino que el profeta Eliseo, que está en Israel, le declara al rey de Israel las palabras que hablas en tu dormitorio.

13 Entonces él dijo:

-Id, mirad dónde está, y yo enviaré a capturarlo.

Le informaron diciendo:

-He aquí, está en Dotán.

14 Y el rey envió allá gente de a caballo, carros y un gran ejército, los cuales llegaron de noche y rodearon la ciudad. 15 Cuando el que servía al hombre de Dios madrugó para partir y salió, he aquí que un ejército tenía cercada la ciudad con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo:

-¡Ay, señor mío! ¿Qué haremos?

16 El le respondió:

-No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

17 Entonces Eliseo oró diciendo:

-Te ruego, oh Jehovah, que abras sus ojos para que vea.

Jehovah abrió los ojos del criado, y éste miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo y carros de fuego, alrededor de Eliseo. 18 Y cuando los sirios descendieron hacia él, Eliseo oró a Jehovah y dijo:

-Te ruego que hieras a esta gente con ceguera.

Y los hirió con ceguera, conforme a la palabra de Eliseo. 19 Luego Eliseo les dijo:

-Este no es el camino, ni ésta es la ciudad. Seguidme, y yo os guiaré a donde está el hombre que buscáis.

Entonces los guió a Samaria. 20 Y sucedió que cuando llegaron a Samaria, Eliseo dijo:

-Oh Jehovah, abre los ojos de éstos para que vean.

Jehovah abrió sus ojos, y miraron; y he aquí que se hallaban en medio de Samaria. 21 Cuando el rey de Israel los vio, preguntó a Eliseo:

-¿Los mato, padre mío? ¿Los mato?

22 El le respondió:

-No los mates. ¿Matarías a los que tomas cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua para que coman y beban, y se vuelvan a su señor.

23 Entonces les hizo un gran banquete. Y cuando habían comido y bebido, los dejó ir; y se volvieron a su señor. Y las bandas armadas de Siria no volvieron a hacer incursiones en la tierra de Israel.

Los sirios sitian Samaria


24 Aconteció después de esto que Ben-hadad, rey de Siria, reunió todo su ejército, y subió y sitió a Samaria. 25 Y he aquí que mientras la tenían sitiada, había mucha hambre en Samaria, tanto que la cabeza de un asno era vendida por 80 siclos de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de paloma por 5 siclos de plata.

26 Sucedió que cuando el rey de Israel pasaba por el muro, una mujer gritó diciéndole:

-¡Socórreme, oh mi señor el rey!

27 El dijo:

-Si no te socorre Jehovah, ¿de dónde te he de socorrer yo? ¿De la era, o del lagar? 28 -El rey añadió-: ¿Qué quieres?

Ella respondió:

-Esta mujer me dijo: "Entrega tu hijo para que lo comamos hoy, y mañana comeremos el mío." 29 Cocimos, pues, a mi hijo y lo comimos. Al día siguiente yo le dije a ella: "Entrega tu hijo para que lo comamos." Pero ella ha escondido a su hijo.

30 Sucedió que cuando el rey oyó las palabras de la mujer, rasgó sus vestiduras y pasaba así por el muro. Entonces el pueblo miró, y he aquí que debajo llevaba cilicio sobre su cuerpo. 31 Luego dijo:

-¡Así me haga Dios y aun me añada, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat queda hoy en su lugar!

Eliseo anuncia la liberación de Samaria


32 Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él, cuando el rey envió a uno de sus hombres. Pero antes que el mensajero llegase a él, Eliseo dijo a los ancianos:

-¿Veis cómo este hijo de homicida envía para que me quiten la cabeza? Mirad, pues, y cuando llegue el mensajero, cerrad la puerta e impedidle la entrada. ¿No se oye tras él el ruido de los pasos de su señor?

33 Mientras él estaba hablando con ellos, he aquí que el mensajero descendía hacia él y dijo: "¡Ciertamente este mal proviene de Jehovah! ¿Qué puedo aún esperar de Jehovah?"

7 Entonces Eliseo dijo:

-Oíd la palabra de Jehovah: Así ha dicho Jehovah: "Mañana a estas horas, en la puerta de Samaria, se venderá una medida de harina refinada por un siclo, y dos medidas de cebada por un siclo."

2 El comandante, en cuyo brazo se apoyaba el rey, respondió al hombre de Dios y dijo:

-He aquí, aun cuando Jehovah hiciese ventanas en los cielos, ¿sería esto posible?

Y él dijo:

-¡He aquí que tú lo verás con tus ojos, pero no comerás de ello!

Final del sitio de Samaria


3 Había cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta de la ciudad, los cuales se dijeron unos a otros:

-¿Para qué nos quedamos aquí hasta morir? 4 Si decimos: "Entremos en la ciudad", el hambre está en la ciudad, y moriremos allí; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Ahora pues, vayamos y pasemos al campamento de los sirios. Si nos conceden la vida, viviremos; y si nos matan, moriremos.

5 Al anochecer se levantaron para ir al campamento de los sirios. Y cuando llegaron a un extremo del campamento de los sirios, he aquí que no había nadie allí. 6 Porque el Señor había hecho que en el campamento de los sirios se oyera el estruendo de carros, el estruendo de caballos y el estruendo de un gran ejército, y se dijeron unos a otros: "He aquí, el rey de Israel ha contratado contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios para que vengan contra nosotros." 7 Así que se habían levantado y huido al anochecer dejando sus tiendas, sus caballos, sus asnos y el campamento intacto. Y habían huido para salvar sus vidas.

8 Cuando estos leprosos llegaron al extremo del campamento, entraron en una tienda, comieron y bebieron y tomaron de allí plata, oro y ropa; y fueron y los escondieron. Luego regresaron y entraron en otra tienda; también de allí tomaron, y fueron y lo escondieron. 9 Luego se dijeron unos a otros:

-No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas nuevas, y nosotros estamos callados. Si esperamos hasta la luz de la mañana, nos alcanzará la maldad. Ahora pues, vayamos, entremos y demos la noticia a la casa del rey.

10 Entonces fueron y dieron voces a los porteros de la ciudad, y les informaron diciendo:

-Fuimos al campamento de los sirios, y he aquí que no había nadie, ni la voz de nadie, sino sólo caballos y asnos atados; y las tiendas estaban intactas.

11 Los porteros lo proclamaron y lo anunciaron dentro de la casa del rey. 12 Entonces el rey se levantó de noche y dijo a sus servidores:

-Yo os diré lo que nos han hecho los sirios: Ellos saben que tenemos hambre y han salido de sus tiendas para esconderse en el campo diciendo: "Cuando salgan de la ciudad, los prenderemos vivos y entraremos en la ciudad."

13 Entonces intervino uno de sus servidores y dijo:

-Que se tomen cinco de los caballos que han quedado en la ciudad (a los que quedan les sucederá como a toda la multitud de Israel que ha quedado en ella; les sucederá como a toda la multitud de Israel que ya ha perecido), y mandemos a ver.

14 Tomaron, pues, dos carros tirados por caballos; y el rey envió mensajeros tras el ejército de los sirios, diciéndoles:

-Id y ved.

15 Fueron tras ellos hasta el Jordán, y he aquí que todo el camino estaba lleno de prendas de vestir y equipo que los sirios habían arrojado en su apresuramiento. Los mensajeros volvieron e informaron al rey. 16 Entonces el pueblo salió y saqueó el campamento de los sirios. Y sucedió que se vendía una medida de harina refinada por un siclo, y dos medidas de cebada por un siclo, conforme a la palabra de Jehovah.

Muerte del comandante del rey


17 El rey puso a cargo de la puerta de la ciudad a aquel comandante en cuyo brazo se apoyaba. Pero el pueblo lo atropelló junto a la puerta; y murió, conforme a lo que había dicho el hombre de Dios cuando el rey fue a él. 18 Sucedió, pues, tal como el hombre de Dios había hablado al rey, diciendo: "Mañana a estas horas, en la puerta de Samaria, se venderán dos medidas de cebada por un siclo y una medida de harina refinada por un siclo." 19 Aquel comandante había respondido al hombre de Dios y había dicho: "He aquí, aun cuando Jehovah hiciese ventanas en los cielos, ¿sería esto posible?" Y Eliseo le había dicho: "¡He aquí que tú lo verás con tus ojos, pero no comerás de ello!" 20 Y así le ocurrió, porque el pueblo lo atropelló junto a la puerta, y murió.

Eliseo trae bendición a la sunamita


8 Eliseo habló a aquella mujer a cuyo hijo había hecho revivir, diciendo:

-Levántate tú con toda tu familia y vé a residir donde puedas, pues Jehovah ha llamado al hambre, y vendrá sobre la tierra durante siete años.

2 Entonces la mujer se levantó e hizo como le dijo el hombre de Dios. Ella con su familia partió y se fue a residir en la tierra de los filisteos durante siete años. 3 Y sucedió que cuando pasaron los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos y fue a clamar al rey por su casa y por su campo.

4 El rey estaba hablando con Guejazi, el criado del hombre de Dios, y le decía:

-Cuéntame, por favor, todas las grandes cosas que ha hecho Eliseo.

5 Y sucedió que mientras él contaba al rey cómo había hecho revivir a un muerto, he aquí la mujer, a cuyo hijo había hecho revivir, vino para clamar al rey por su casa y por su campo. Entonces Guejazi dijo:

-¡Oh mi señor el rey! ¡Esta es la mujer, y éste es su hijo a quien Eliseo hizo revivir!

6 El rey preguntó a la mujer, y ella se lo contó. Entonces el rey le asignó un funcionario, diciendo:

-Haz que le sean devueltas todas las cosas que eran suyas, y todos los productos del campo, desde el día que dejó el país, hasta ahora.

Eliseo predice el reinado de Hazael


7 Después Eliseo fue a Damasco, y como Ben-hadad, rey de Siria, estaba enfermo, le informaron diciendo:

-El hombre de Dios ha venido aquí.

8 Entonces el rey dijo a Hazael:

-Toma contigo un presente y vé al encuentro del hombre de Dios; consulta a Jehovah por medio de él y pregunta: "¿Sanaré de esta enfermedad?"

9 Hazael tomó consigo un presente de todo lo mejor de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su encuentro. Cuando llegó, se detuvo delante de él y dijo:

-Ben-hadad, tu hijo, rey de Siria, me ha enviado para preguntarte: "¿Sanaré de esta enfermedad?"

10 Eliseo le respondió:

-Vé y dile: "¡Ciertamente sanarás!" Pero Jehovah me ha mostrado que de cierto morirá.

11 Entonces el hombre de Dios se puso de pie y miró fijamente a Hazael, hasta avergonzarlo. Y el hombre de Dios lloró. 12 Hazael le preguntó:

-¿Por qué llora mi señor?

El respondió:

-Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel. Prenderás fuego a sus fortificaciones, matarás a espada a sus jóvenes, estrellarás a sus niños y abrirás el vientre a sus mujeres encintas.

13 Hazael dijo:

-¿Qué es tu siervo sino un perro, para que haga semejante cosa?

Entonces Eliseo respondió:

-Jehovah me ha mostrado que tú serás rey de Siria.

14 Hazael se alejó de Eliseo y regresó a su señor, quien le preguntó:

-¿Qué te ha dicho Eliseo?

El respondió:

-Me dijo que ciertamente sanarás.

15 Pero al día siguiente tomó un paño, lo empapó en agua y lo extendió sobre la cara de Ben-hadad; y éste murió. Y Hazael reinó en su lugar.

Joram, rey de Judá


16 En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá. 17 Tenía 32 años cuando comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén.

18 El anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque tenía por mujer a una hija de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. 19 Sin embargo, Jehovah no quiso destruir a Judá, por amor a su siervo David. Porque había prometido darle una lámpara a él, y a sus hijos, continuamente.

20 En sus días Edom se rebeló contra el dominio de Judá, y constituyeron un rey sobre ellos. 21 Entonces Joram fue a Zaír con todos sus carros. Y sucedió que, levantándose de noche, atacó a los edomitas que les habían cercado a él y a los jefes de los carros; pero el pueblo huyó a sus moradas. 22 Así se rebeló Edom contra el dominio de Judá, hasta el día de hoy. Por aquel tiempo, también Libna se rebeló contra su dominio.

23 Los demás hechos de Joram y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 24 Joram reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. Y su hijo Ocozías reinó en su lugar.

Ocozías, rey de Judá


25 En el año 12 de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de Joram, rey de Judá. 26 Ocozías tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía hija de Omri, rey de Israel.

27 El anduvo en el camino de la casa de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como la casa de Acab, porque había emparentado con la casa de Acab. 28 Ocozías, con Joram hijo de Acab, fue a la guerra contra Hazael, rey de Siria, en Ramot de Galaad. Los sirios hirieron a Joram, 29 y el rey Joram volvió a Jezreel para curarse de las heridas que le habían ocasionado los sirios en Ramot, cuando combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, descendió a Jezreel para ver a Joram hijo de Acab, porque éste estaba enfermo.

Jehú es ungido rey de Israel


9 Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo:

-Cíñete los lomos, toma este frasco de aceite en tu mano, y vé a Ramot de Galaad. 2 Cuando llegues allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi. Entra, haz que se levante de entre sus compañeros y llévalo a una habitación interior. 3 Luego toma el frasco de aceite y derrámalo sobre su cabeza diciendo: "Así ha dicho Jehovah: ’Yo te he ungido rey de Israel.’ " Luego abre la puerta y escápate. ¡No esperes!

4 Aquel joven, el criado del profeta, fue a Ramot de Galaad. 5 Entonces entró, y he aquí que los jefes del ejército estaban sentados. Y dijo:

-Jefe, tengo un mensaje para ti.

Jehú preguntó:

-¿Para cuál de todos nosotros?

Y él respondió:

-Para ti, jefe.

6 Jehú se levantó y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo:

-Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Yo te he ungido rey del pueblo de Jehovah, de Israel. 7 Tú herirás a los de la casa de Acab, tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas y la sangre de todos los siervos de Jehovah derramada por mano de Jezabel. 8 Toda la casa de Acab perecerá; exterminaré a todo varón de Acab en Israel, tanto a los esclavos como a los libres. 9 Yo haré a su casa como a la casa de Jeroboam hijo de Nabat y a la casa de Baasa hijo de Ajías. 10 Y a Jezabel la comerán los perros en la parcela de Jezreel. No habrá quien le dé sepultura."

En seguida abrió la puerta y huyó.

El ejército proclama rey a Jehú


11 Después Jehú salió a donde estaban los servidores de su señor, y le preguntaron:

-¿Todo va bien? ¿Para qué vino a ti ese loco?

Y él les dijo:

-Vosotros conocéis a ese hombre y sus palabras.

12 Ellos dijeron:

-¡Mentira! ¡Decláranoslo, por favor!

Y él dijo:

-Así y así me habló diciendo: "Así ha dicho Jehovah: ’Yo te he ungido rey de Israel.’ "

13 Entonces tomaron rápidamente cada uno su manto y lo tendieron debajo de Jehú sobre las gradas desnudas. Luego tocaron la corneta y proclamaron:

-¡Jehú reina!

14 Así conspiró Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi, contra Joram.

Jehú elimina a Joram rey de Israel


Joram había estado guardando Ramot de Galaad con todo Israel, por causa de Hazael, rey de Siria. 15 Pero el rey Joram había regresado a Jezreel para curarse de las heridas que le habían ocasionado los sirios cuando combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Jehú dijo:

-Si es vuestro deseo, que nadie se escape de la ciudad para ir a dar las noticias en Jezreel.

16 Luego Jehú mismo cabalgó y fue a Jezreel, porque Joram estaba allí, en cama. También Ocozías, rey de Judá, había descendido para ver a Joram.

17 Entonces el centinela que estaba apostado en la torre de Jezreel vio al grupo de gente de Jehú que venía, y dijo:

-¡Veo un grupo de gente!

Joram dijo:

-Toma un jinete y envíalo a su encuentro, y que les pregunte: "¿Hay paz?"

18 Fue el jinete a caballo a su encuentro, y le dijo:

-Así ha dicho el rey: "¿Hay paz?"

Y Jehú respondió:

-¿Qué te importa a ti la paz? ¡Vuélvete conmigo!

Entonces el centinela informó diciendo:

-¡El mensajero llegó hasta ellos, pero no regresa!

19 Envió otro jinete a caballo, el cual llegó hasta ellos y dijo:

-Así ha dicho el rey: "¿Hay paz?"

Y Jehú respondió:

-¿Qué te importa a ti la paz? ¡Vuélvete conmigo!

20 También el centinela informó diciendo:

-¡Ese llegó hasta ellos, pero no regresa! Y la manera de conducir del que viene es como la de Jehú hijo de Nimsi, porque conduce como un loco.

21 Entonces Joram dijo:

-¡Unce el carro!

Cuando unció su carro, Joram rey de Israel y Ocozías rey de Judá, cada uno en su carro, salieron al encuentro de Jehú, y lo encontraron en la parcela de Nabot de Jezreel. 22 Y cuando Joram vio a Jehú, le preguntó:

-¿Hay paz, Jehú?

Y él respondió:

-¿Cómo va a haber paz, mientras continúen las fornicaciones y las muchas hechicerías de tu madre Jezabel?

23 Entonces Joram, volviendo las riendas, huyó diciendo a Ocozías:

-¡Traición, Ocozías!

24 Pero Jehú puso la flecha en su arco e hirió a Joram por la espalda. La flecha le atravesó el corazón, y él cayó sobre sus rodillas en su carro. 25 Luego Jehú dijo a Bidcar, uno de sus comandantes:

-¡Tómalo y arrójalo en la parcela del campo de Nabot de Jezreel! Acuérdate que cuando tú y yo íbamos juntos cabalgando detrás de su padre Acab, Jehovah pronunció contra él esta sentencia: 26 "Ciertamente vi ayer la sangre de Nabot y la sangre de sus hijos, dice Jehovah. Y tengo que darte la retribución en esta parcela, dice Jehovah." Ahora pues, tómalo y arrójalo en la parcela, conforme a la palabra de Jehovah.

Jehú elimina a Ocozías rey de Judá


27 Al ver esto Ocozías, rey de Judá, huyó por el camino de Bet-hagan, y Jehú lo persiguió diciendo:

-¡Matad también a ése!

Y le hirieron en el carro en la cuesta de Gur, junto a Ibleam; pero huyó a Meguido, donde murió. 28 Entonces sus servidores le llevaron a Jerusalén en un carro, y le dieron sepultura con sus padres en su sepulcro en la Ciudad de David.

29 En el año 11 de Joram hijo de Acab había comenzado a reinar Ocozías sobre Judá.

Jehú elimina a Jezabel


30 Jehú fue después a Jezreel. Y cuando lo oyó Jezabel, se pintó los ojos, arregló su cabello y miró por la ventana. 31 Cuando Jehú entraba por la puerta de la ciudad, ella dijo:

-¿Cómo le va a Zimri, asesino de su señor?

32 Jehú levantó la cara hacia la ventana y dijo:

-¿Quién está conmigo? ¿Quién?

Miraron hacia él dos o tres funcionarios, 33 y él les dijo:

-¡Echadla abajo!

La echaron, y parte de su sangre salpicó la pared y los caballos, los cuales la atropellaron. 34 Luego entró, y después que comió y bebió, dijo:

-Ocupaos de esa maldita y sepultadla, pues es hija de rey.

35 Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que el cráneo, los pies y las palmas de las manos. 36 Volvieron y se lo informaron. Y él dijo:

-¡Esta es la palabra que Jehovah habló por medio de su siervo Elías el tisbita, diciendo: "En la parcela de Jezreel, los perros comerán la carne de Jezabel; 37 y el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre la superficie del campo en la parcela de Jezreel, de modo que nadie pueda decir: ’Esta es Jezabel.’ "

Jehú elimina a los hijos de Acab


10 Acab tenía setenta hijos en Samaria. Y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria a los principales de la ciudad, a los ancianos y a los tutores de los hijos de Acab, diciendo:


2 Ahora, cuando esta carta llegue a vosotros, puesto que tenéis con vosotros a los hijos de vuestro señor, y tenéis con vosotros los carros, los caballos, una ciudad fortificada y las armas, 3 mirad cuál es el mejor y más apto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre, y combatid por la casa de vuestro señor.


4 Pero ellos tuvieron mucho temor y se dijeron: "He aquí que dos reyes no pudieron resistirle; ¿cómo podremos resistir nosotros?" 5 Entonces el administrador del palacio, el alcalde de la ciudad, los ancianos y los tutores enviaron a decir a Jehú: "Nosotros somos tus siervos y haremos todo lo que nos digas. No pondremos a ninguno como rey; haz lo que te parezca bien."

6 Entonces les escribió una segunda carta diciendo:


Si estáis de mi parte y obedecéis mi voz, tomad las cabezas de los hijos varones de vuestro señor y venid a mí mañana a estas horas, a Jezreel.


Los hijos del rey, setenta hijos varones, estaban allí con los principales de la ciudad que los criaban. 7 Y sucedió que cuando les llegó la carta, tomaron a los hijos del rey y degollaron a los setenta hijos varones. Luego pusieron sus cabezas en canastas y las enviaron a Jehú, a Jezreel. 8 Entonces llegó el mensajero y le informó diciendo:

-Han traído las cabezas de los hijos del rey.

Y él dijo:

-Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta de la ciudad, hasta mañana.

9 Cuando llegó la mañana, Jehú salió, se puso de pie y dijo a todo el pueblo:

-Vosotros sois inocentes. He aquí, yo soy el que ha conspirado contra mi señor y lo he matado. Pero, ¿quién ha matado a todos éstos? 10 Sabed, por tanto, que de la palabra de Jehovah, de lo que ha hablado Jehovah contra la casa de Acab, nada caerá a tierra; y que Jehovah ha hecho lo que había dicho por medio de su siervo Elías.

11 Así Jehú mató a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, a todos sus principales, a sus amigos íntimos y a sus sacerdotes, hasta no dejarle ningún sobreviviente.

Jehú elimina a los hermanos de Ocozías


12 Jehú partió y se dirigió a Samaria, y en el camino llegó a Bet-equed de los pastores. 13 Y Jehú encontró allí a los hermanos de Ocozías, rey de Judá, y les preguntó:

-¿Quiénes sois vosotros?

Ellos respondieron:

-Somos hermanos de Ocozías y hemos descendido para saludar a los hijos del rey y a los hijos de la reina madre.

14 Entonces él dijo:

-¡Prendedlos vivos!

Y después que los prendieron vivos, degollaron junto al pozo de Bet-equed a cuarenta y dos hombres, sin dejar con vida a ninguno de ellos.

Jehú elimina a la familia de Acab


15 Jehú partió de allí y encontró a Jonadab hijo de Recab, que venía a su encuentro. Y después de saludarle, le preguntó:

-¿Es recto tu corazón, como mi corazón es recto con tu corazón?

Jonadab respondió:

-Sí, lo es.

Entonces Jehú dijo:

-Si lo es, ¡dame la mano!

Y le dio la mano. Luego le hizo subir con él al carro, 16 y dijo:

-Ven conmigo y verás mi celo por Jehovah.

Y le hizo subir a su carro. 17 Entonces, cuando Jehú llegó a Samaria, mató a todos los de Acab que habían quedado allí, hasta exterminarlos, conforme a la palabra que Jehovah había hablado a Elías.

Jehú elimina a los profetas de Baal


18 Entonces Jehú reunió a todo el pueblo y les dijo:

-Acab sirvió poco a Baal; Jehú le servirá mucho. 19 Ahora pues, convocadme a todos los profetas de Baal, a todos sus siervos y a todos sus sacerdotes, sin que falte ni uno; porque voy a ofrecer un gran sacrificio a Baal. Cualquiera que falte no vivirá.

Jehú hacía esto con astucia, para destruir a los que rendían culto a Baal. 20 Entonces dijo Jehú:

-¡Consagrad una asamblea festiva para Baal!

Y ellos la convocaron. 21 Entonces Jehú envió mensajeros por todo Israel, y todos los siervos de Baal llegaron, sin que nadie dejase de venir. Y entraron en el templo de Baal, el cual se llenó de extremo a extremo.

22 Entonces Jehú dijo al que estaba a cargo del vestuario:

-Saca vestiduras para todos los siervos de Baal.

Y él sacó las vestimentas para ellos. 23 Luego entró Jehú con Jonadab hijo de Recab en el templo de Baal, y dijo a los siervos de Baal:

-Buscad y ved que no haya aquí entre vosotros ninguno de los siervos de Jehovah, sino sólo los siervos de Baal.

24 Cuando entraron para ofrecer los sacrificios y los holocaustos, Jehú colocó afuera ochenta hombres diciéndoles:

-¡Cualquiera que deje escapar a alguno de los hombres que yo he puesto en vuestras manos, su vida responderá por la de él!

25 Y sucedió que cuando ellos acabaron de hacer el holocausto, Jehú dijo a los de su escolta y a los comandantes:

-¡Entrad y matadlos; que no salga ninguno!

Los de la escolta y los comandantes los mataron a filo de espada y los echaron fuera. Avanzaron hasta el interior del templo de Baal, 26 sacaron el árbol ritual del templo de Baal y lo quemaron. 27 Destrozaron la piedra ritual de Baal, destrozaron el templo y lo convirtieron en letrina hasta el día de hoy. 28 Así Jehú erradicó a Baal de Israel.

Otros hechos de Jehú


29 Con todo eso, Jehú no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. Jehú no se apartó de ir en pos de los becerros de oro que estaban en Betel y en Dan. 30 Entonces Jehovah dijo a Jehú:

-Porque has actuado bien haciendo lo recto ante mis ojos y has hecho a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación.

31 Pero Jehú no se cuidó de andar con todo su corazón en la ley de Jehovah Dios de Israel, ni se apartó de los pecados de Jeroboam, quien hizo pecar a Israel.

32 En aquellos días Jehovah comenzó a reducir a Israel. Hazael los derrotó en todo el territorio de Israel, 33 desde el Jordán al oriente, en todas las tierras de Galaad, Gad, Rubén y Manasés; y desde Aroer, que está junto al río Arnón, hasta Galaad y Basán.

34 Los demás hechos de Jehú, todas las cosas que hizo y todo su poderío, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 35 Jehú reposó con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Y su hijo Joacaz reinó en su lugar. 36 El tiempo que reinó Jehú sobre Israel en Samaria fue de 28 años.

Atalía usurpa el trono de Judá


11 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó a toda la descendencia real. 2 Pero Josabet, hija del rey Joram y hermana de Ocozías, tomó a Joás hijo de Ocozías, lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y puso a él y a su nodriza en un dormitorio. Así lo escondió de Atalía, y no fue muerto. 3 Y estuvo escondido con ella en la casa de Jehovah seis años. Entre tanto, Atalía reinaba en el país.

Joás asciende al trono de Judá


4 Al séptimo año, Joyada trajo a los jefes de centenas de los careos y de los de la escolta real, y los llevó con él a la casa de Jehovah. Entonces hizo un convenio con ellos, les hizo prestar juramento en la casa de Jehovah y les mostró al hijo del rey. 5 Y les mandó diciendo:

-Esto es lo que habéis de hacer: Una tercera parte de vosotros, los que entráis de turno el sábado, tendréis la guardia de la casa del rey. 6 Otra tercera parte estará junto a la puerta Sur, y la otra tercera parte estará en la puerta detrás de la escolta real. Así guardaréis el palacio por turno. 7 Y dos partes de vosotros, todos los que salís de turno el sábado, tendréis la guardia de la casa de Jehovah junto al rey. 8 Formaréis un círculo alrededor del rey, cada uno con sus armas en su mano. Cualquiera que se meta en las filas morirá. Estaréis con el rey cuando salga y cuando entre.

9 Los jefes de centenas hicieron conforme a todo lo que había mandado el sacerdote Joyada. Tomaron cada uno a sus hombres, a los que habían de entrar el sábado y a los que habían de salir el sábado, y fueron al sacerdote Joyada. 10 El sacerdote dio a los jefes de centenas las lanzas y los escudos que habían sido del rey David, y que estaban en la casa de Jehovah. 11 Entonces los de la escolta real se apostaron, cada uno con sus armas en su mano, desde el lado sur del templo hasta el lado norte del templo, entre el altar y el templo, alrededor del rey.

12 Luego Joyada sacó al hijo del rey, le puso la corona y le dio el testimonio; y le proclamaron rey. Lo ungieron y le aplaudieron diciendo:

-¡Viva el rey!

13 Cuando Atalía oyó el bullicio de la escolta y de la gente, se acercó a la gente en la casa de Jehovah. 14 Y cuando miró, he aquí que el rey estaba de pie junto a la columna, según la costumbre. Los magistrados y los que tocaban las trompetas estaban junto al rey. Todo el pueblo de la tierra se regocijaba y tocaba las trompetas. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó:

-¡Conspiración! ¡Conspiración!

15 Luego el sacerdote Joyada dio orden a los jefes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo:

-¡Sacadla de entre las filas; y al que la siga, matadle a espada!

Porque el sacerdote había dicho que no la matasen en la casa de Jehovah. 16 Entonces le echaron mano, y cuando ella llegó a la casa del rey, por el camino de la entrada de los caballos, allí fue muerta.

17 Joyada hizo un pacto entre Jehovah, el rey y el pueblo, de que serían el pueblo de Jehovah. También hizo pacto entre el rey y el pueblo. 18 Después todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y lo destruyeron. Rompieron por completo sus altares y sus imágenes, y delante de los altares mataron a Matán, sacerdote de Baal.

Luego el sacerdote designó oficiales para la casa de Jehovah. 19 Después tomó a los jefes de centenas, a los careos, a los de la escolta real y a todo el pueblo de la tierra; e hicieron descender al rey desde la casa de Jehovah. Entraron en la casa del rey por el camino de la puerta de los de la escolta real. Entonces el rey se sentó en el trono real. 20 Todo el pueblo de la tierra se regocijó, y la ciudad estaba en calma, después que a Atalía le habían dado muerte a espada en la casa del rey.

21 Joás tenía 7 años cuando comenzó a reinar.

12 1 Joás comenzó a reinar en el séptimo año de Jehú, y reinó 40 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Sibia, de Beerseba.

Joás restaura el templo


2 Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, todo el tiempo en que le instruyó el sacerdote Joyada. 3 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos.

4 Entonces Joás dijo a los sacerdotes:

-Todo el dinero de las cosas consagradas que se trae a la casa de Jehovah, tanto el dinero estipulado a cada hombre (el dinero del rescate de las personas) como todo el dinero que cada uno traiga voluntariamente a la casa de Jehovah, 5 tómenlo para sí los sacerdotes, cada uno de parte de su administrador, y reparen ellos las grietas del templo donde éstas se encuentren.

6 Pero sucedió que hasta el año 23 del rey Joás, los sacerdotes aún no habían reparado las grietas del templo. 7 Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Joyada y a los demás sacerdotes, y les dijo:

-¿Por qué no reparáis las grietas del templo? Ahora pues, no toméis el dinero de vuestros administradores, sino dadlo para reparar las grietas del templo.

8 Los sacerdotes consintieron en no tomar dinero del pueblo, ni reparar las grietas del templo. 9 El sacerdote Joyada tomó un cofre, le hizo una abertura en la tapa y lo puso junto al altar, a la derecha, según uno entra en la casa de Jehovah. Los sacerdotes que guardaban la puerta depositaban en él todo el dinero que era llevado a la casa de Jehovah. 10 Y sucedía que cuando veían que había mucho dinero en el cofre, el escriba del rey y el sumo sacerdote iban y contaban el dinero que se hallaba en la casa de Jehovah, y lo guardaban en bolsas. 11 Entregaban el dinero contado en manos de los que hacían la obra, los que estaban encargados de la casa de Jehovah; y ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y a los constructores que reparaban la casa de Jehovah, 12 a los albañiles y a los canteros, y para la compra de madera y piedra labrada, a fin de reparar las grietas de la casa de Jehovah, y para todo lo que se gastaba en la reparación del templo. 13 Pero con el dinero que se llevaba a la casa de Jehovah no hacían tazas de plata, ni despabiladeras, ni tazones, ni trompetas, ni ningún otro objeto de oro ni de plata para la casa de Jehovah, 14 porque lo daban a los que hacían la obra y con él reparaban la casa de Jehovah. 15 Tampoco se pedían cuentas a los hombres en cuyas manos era entregado el dinero para darlo a los que hacían la obra, pues ellos actuaban con honestidad.

16 El dinero del sacrificio por la culpa y el dinero del sacrificio por el pecado no era traído a la casa de Jehovah, porque era para los sacerdotes.

Ultimos años y muerte de Joás


17 Por aquel entonces subió Hazael, rey de Siria, combatió contra Gat y la tomó. Luego Hazael decidió subir contra Jerusalén. 18 Y Joás, rey de Judá, tomó todas las cosas sagradas que habían consagrado Josafat, Joram y Ocozías sus padres, reyes de Judá, las que él mismo había consagrado y todo el oro que se halló en los tesoros de la casa de Jehovah y de la casa del rey, y las envió a Hazael, rey de Siria. Así se alejó éste de Jerusalén.

19 Los demás hechos de Joás y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 20 Sus servidores se levantaron, hicieron una conspiración y mataron a Joás en Bet-milo, en el camino que desciende a Sila. 21 Sus servidores Josacar hijo de Simeat y Jozabad hijo de Somer lo hirieron, y murió. Luego lo sepultaron con sus padres en la Ciudad de David. Y su hijo Amasías reinó en su lugar.

Joacaz, rey de Israel


13 En el año 23 de Joás hijo de Ocozías, rey de Judá, comenzó a reinar Joacaz hijo de Jehú sobre Israel en Samaria, y reinó 17 años.

2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah y siguió tras los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel; no se apartó de ellos. 3 Por eso se encendió el furor de Jehovah contra Israel, y los entregó en mano de Hazael, rey de Siria, y en mano de Ben-hadad hijo de Hazael, por mucho tiempo. 4 Pero Joacaz imploró el favor de Jehovah, y Jehovah le escuchó, porque vio la opresión de Israel, pues el rey de Siria los oprimía. 5 Entonces Jehovah dio un libertador a Israel, y salieron del dominio de los sirios. Así habitaron los hijos de Israel en sus moradas, como antes. 6 Sin embargo, no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, quien hizo pecar a Israel; y anduvieron en ellos. También el árbol ritual de Asera seguía en pie en Samaria.

7 No le había quedado gente a Joacaz, salvo 50 jinetes, 10 carros y 10.000 hombres de infantería. Porque el rey de Siria los había destruido y los había dejado como polvo de la trilla.

8 Los demás hechos de Joacaz, todas las cosas que hizo y su poderío, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 9 Joacaz reposó con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Y su hijo Joás reinó en su lugar.

Joás, rey de Israel


10 En el año 37 de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar Joás hijo de Joacaz sobre Israel en Samaria, y reinó 16 años.

11 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. No se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel, sino que anduvo en ellos.

12 Los demás hechos de Joás, todas las cosas que hizo y el poderío con que luchó contra Amasías, rey de Judá, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 13 Joás reposó con sus padres, y Jeroboam se sentó en su trono. Y Joás fue sepultado en Samaria, con los reyes de Israel.

Eliseo predice la victoria sobre Siria


14 Eliseo se enfermó de la enfermedad de la que moriría. Entonces Joás, rey de Israel, descendió a él y llorando en su presencia, dijo:

-¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel, y sus jinetes!

15 Eliseo le dijo:

-Toma un arco y flechas.

El tomó un arco y flechas, 16 y Eliseo dijo al rey de Israel:

-Pon tu mano sobre el arco.

Cuando puso su mano, Eliseo puso sus manos sobre las manos del rey. 17 Luego dijo:

-Abre la ventana que da al oriente.

El la abrió, y Eliseo dijo:

-¡Tira!

Y él tiró. Entonces Eliseo dijo:

-¡Flecha de victoria de Jehovah! ¡Flecha de victoria contra Siria! Porque derrotarás a Siria en Afec, hasta acabar con ella.

18 Volvió a decir:

-Toma las flechas.

Las tomó, y Eliseo dijo al rey de Israel:

-¡Golpea la tierra!

El golpeó la tierra tres veces y se detuvo. 19 Entonces el hombre de Dios se enojó contra él y dijo:

-De haber golpeado cinco o seis veces, entonces habrías derrotado a Siria hasta acabar con ella. Pero ahora la derrotarás sólo tres veces.

Los restos de Eliseo


20 Murió Eliseo, y lo sepultaron. Al año siguiente llegaron al país unas bandas armadas de los moabitas. 21 Y aconteció que mientras algunos sepultaban a un hombre, he aquí que vieron una banda armada y arrojaron al muerto dentro del sepulcro de Eliseo. Y cuando el muerto cayó y tocó los restos de Eliseo, aquél revivió y se puso de pie.

Joás derrota tres veces a los sirios


22 Hazael, rey de Siria, oprimió a los israelitas todos los días de Joacaz. 23 Pero Jehovah fue generoso con ellos y les mostró misericordia. Se volvió hacia ellos a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob, y no quiso destruirlos ni echarlos de su presencia hasta ahora.

24 Después murió Hazael, rey de Siria, y su hijo Ben-hadad reinó en su lugar. 25 Entonces Joás hijo de Joacaz volvió a tomar de mano de Ben-hadad hijo de Hazael las ciudades que éste había tomado en la guerra, de mano de su padre Joacaz. Tres veces lo derrotó Joás y recuperó las ciudades de Israel.

Amasías, rey de Judá


14 En el segundo año de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel, comenzó a reinar Amasías hijo de Joás, rey de Judá. 2 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén.

3 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, aunque no como su padre David. Hizo conforme a todas las cosas que había hecho su padre Joás. 4 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos.

5 Sucedió que cuando el reino se consolidó en su mano, mató a sus servidores que habían herido de muerte al rey, su padre. 6 Pero no dio muerte a los hijos de los que le habían dado muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés, donde Jehovah mandó diciendo: Los padres no serán muertos por culpa de los hijos, ni los hijos serán muertos por culpa de los padres; sino que cada cual será muerto por su propio pecado.

7 El derrotó a 10.000 edomitas en el valle de la Sal. También tomó Sela por medio de la guerra y la llamó Jocteel, hasta el día de hoy.

8 Por aquel entonces Amasías envió mensajeros a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo: "¡Ven, y veámonos las caras!"

9 Y Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: "El cardo que está en el Líbano mandó a decir al cedro que está en el Líbano: ’Da tu hija a mi hijo por mujer.’ Entonces pasó una fiera salvaje del Líbano y pisoteó el cardo. 10 Ciertamente has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido. Disfruta de tu gloria, pero quédate en tu casa. ¿Por qué provocas un mal en que puedas caer tú y Judá contigo?"

11 Pero Amasías no quiso escuchar. Entonces Joás, rey de Israel, subió; y se enfrentaron él y Amasías, rey de Judá, en Bet-semes, que pertenece a Judá. 12 Los de Judá fueron derrotados ante Israel y huyeron, cada uno a su morada.

13 Entonces Joás, rey de Israel, prendió en Bet-semes a Amasías, rey de Judá e hijo de Joás, hijo de Ocozías; y vino a Jerusalén. Y abrió una brecha en el muro de Jerusalén, desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la Esquina, 400 codos. 14 Luego tomó todo el oro, la plata y todos los utensilios que se hallaban en la casa de Jehovah y en los tesoros de la casa del rey. También tomó rehenes y regresó a Samaria.

15 Los demás hechos de Joás, las cosas que hizo, su poderío y cómo luchó contra Amasías, rey de Judá, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 16 Joás reposó con sus padres y fue sepultado en Samaria, con los reyes de Israel. Y su hijo Jeroboam reinó en su lugar.

17 Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel. 18 Los demás hechos de Amasías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 19 Hicieron una conspiración contra él en Jerusalén. Huyó a Laquis, pero enviaron gente tras él a Laquis, y lo mataron allí. 20 Después lo llevaron sobre caballos, y fue sepultado en Jerusalén con sus padres, en la Ciudad de David.

21 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Azarías, que tenía 16 años de edad, y lo proclamaron rey en lugar de su padre Amasías. 22 El reedificó Eilat y la restituyó a Judá, después que el rey reposó con sus padres.

Jeroboam II, rey de Israel


23 En el año 15 de Amasías hijo de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar en Samaria Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, y reinó 41 años.

24 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, y no se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel.

25 El restauró las fronteras de Israel, desde Lebo-hamat hasta el mar del Arabá, conforme a la palabra que Jehovah Dios de Israel había hablado por medio de su siervo, el profeta Jonás hijo de Amitai, de Gat-jefer. 26 Porque Jehovah vio la aflicción de Israel que era muy amarga, y que no había nadie, ni esclavo ni libre, que diese ayuda a Israel. 27 Jehovah no había determinado borrar el nombre de Israel de debajo del cielo; por eso los libró por medio de Jeroboam hijo de Joás.

28 Los demás hechos de Jeroboam, todas las cosas que hizo, el poderío con que combatió y cómo restituyó Damasco y Hamat a Israel, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 29 Jeroboam reposó con sus padres, con los reyes de Israel. Y su hijo Zacarías reinó en su lugar.

Azarías, rey de Judá


15 En el año 27 de Jeroboam, rey de Israel, comenzó a reinar Azarías hijo de Amasías, rey de Judá. 2 Tenía 16 años cuando comenzó a reinar, y reinó 52 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén.

3 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Amasías. 4 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos. 5 Jehovah hirió al rey, y quedó leproso hasta el día de su muerte, habitando aislado en una casa. Jotam, hijo del rey, tenía a su cargo la casa del rey y gobernaba al pueblo de la tierra.

6 Los demás hechos de Azarías y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 7 Azarías reposó con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en la Ciudad de David. Y su hijo Jotam reinó en su lugar.

Zacarías, rey de Israel


8 En el año 38 de Azarías, rey de Judá, Zacarías hijo de Jeroboam reinó sobre Israel en Samaria seis meses.

9 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como habían hecho sus padres. No se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. 10 Entonces Salum hijo de Jabes conspiró contra él, lo hirió en presencia del pueblo y lo mató; y reinó en su lugar.

11 Los demás hechos de Zacarías, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

12 Esta fue la palabra que Jehovah había hablado a Jehú, diciendo: "Tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación." Y fue así.

Salum, rey de Israel


13 Salum hijo de Jabes comenzó a reinar en el año 39 de Azarías, rey de Judá. Y reinó en Samaria un mes. 14 Entonces Menajem hijo de Gadi subió de Tirsa y fue a Samaria, e hirió a Salum hijo de Jabes en Samaria; lo mató y reinó en su lugar.

15 Los demás hechos de Salum y la conspiración que hizo, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

Menajem, rey de Israel


16 Por aquel entonces Menajem atacó Tifsaj y a todos los que estaban en ella y en sus territorios, desde Tirsa. La atacó porque no le habían abierto las puertas, y abrió el vientre a todas sus mujeres encintas.

17 En el año 39 de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Menajem hijo de Gadi sobre Israel, y reinó 10 años en Samaria.

18 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. En todos sus días no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel.

19 Entonces Tiglat-pileser, rey de Asiria, vino contra el país, y Menajem dio a Tiglat-pileser 1.000 talentos de plata para que le ayudara a consolidar el reino en su mano. 20 Menajem exigió el dinero a Israel, es decir, a todos los pudientes, 50 siclos de plata a cada uno, para dárselo al rey de Asiria. Así que el rey de Asiria regresó y no se detuvo allí en el país.

21 Los demás hechos de Menajem y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 22 Menajem reposó con sus padres, y su hijo Pecaías reinó en su lugar.

Pecaías, rey de Israel


23 En el año 50 de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Pecaías hijo de Menajem sobre Israel en Samaria, y reinó dos años.

24 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. No se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel.

25 Contra él conspiró Pécaj hijo de Remalías, que era un comandante suyo; e hirió a Pecaías en Samaria, en la ciudadela de la casa del rey, junto con Argob y Arié. Con él iban cincuenta hombres de los hijos de Galaad. Le dio muerte y reinó en su lugar.

26 Los demás hechos de Pecaías, y todas las cosas que hizo, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

Pécaj, rey de Israel


27 En el año 52 de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Pécaj hijo de Remalías sobre Israel en Samaria, y reinó 20 años.

28 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. No se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel.

29 En los días de Pécaj, rey de Israel, vino Tiglat-pileser, rey de Asiria, y tomó gente de Ijón, Abel-bet-maaca, Janóaj, Quedes, Hazor, Galaad, Galilea y de toda la tierra de Neftalí; y la llevó cautiva a Asiria.

30 Oseas hijo de Ela hizo una conspiración contra Pécaj hijo de Remalías, y lo hirió y le dio muerte. Y reinó en su lugar en el año 20 de Jotam hijo de Azarías. 31 Los demás hechos de Pécaj, y todas las cosas que hizo, he aquí que están escritos en las crónicas de los reyes de Israel.

Jotam, rey de Judá


32 En el segundo año de Pécaj hijo de Remalías, rey de Israel, comenzó a reinar Jotam hijo de Azarías, rey de Judá. 33 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa hija de Sadoc.

34 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Azarías. 35 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos.

El edificó la puerta superior de la casa de Jehovah.

36 Los demás hechos de Jotam, y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 37 En aquel tiempo Jehovah comenzó a enviar contra Judá a Rezín, rey de Siria, y a Pécaj hijo de Remalías. 38 Jotam reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Acaz reinó en su lugar.

Acaz, rey de Judá


16 En el año 17 de Pécaj hijo de Remalías, comenzó a reinar Acaz hijo de Jotam, rey de Judá. 2 Acaz tenía 20 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén.

El no hizo lo recto ante los ojos de Jehovah su Dios, en contraste con su padre David. 3 Anduvo en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar por fuego a su hijo, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel. 4 Asimismo, ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso.

5 Entonces Rezín, rey de Siria, y Pécaj hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer la guerra. Sitiaron a Acaz, pero no pudieron vencerle. 6 En aquel tiempo Rezín, rey de Siria, recuperó Eilat para Siria, y echó de Eilat a los judíos. Después los edomitas fueron a Eilat y habitaron allí hasta el día de hoy.

7 Entonces Acaz envió mensajeros a Tiglat-pileser, rey de Asiria, para decirle: "Yo soy tu siervo y tu hijo. Sube y defiéndeme de mano del rey de Siria y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí." 8 Acaz tomó la plata y el oro que se hallaban en la casa de Jehovah y en los tesoros de la casa del rey, y envió al rey de Asiria un presente. 9 El rey de Asiria le atendió; subió el rey de Asiria contra Damasco, la tomó y llevó cautivos a sus habitantes a Quir. Y también mató a Rezín.

Innovaciones de Acaz en el templo


10 El rey Acaz fue a Damasco, al encuentro de Tiglat-pileser, rey de Asiria. Y cuando vio el altar que estaba en Damasco, el rey Acaz envió al sacerdote Urías el diseño y el modelo del altar, conforme a toda su construcción. 11 El sacerdote Urías construyó el altar de acuerdo con todo lo que el rey Acaz había enviado de Damasco. Así lo hizo el sacerdote Urías antes que el rey Acaz volviera de Damasco.

12 Cuando el rey volvió de Damasco y vio el altar, el rey se acercó a él y ofreció sobre él un holocausto. 13 Quemó su holocausto y su ofrenda vegetal, derramó su libación y esparció la sangre de sus sacrificios de paz sobre el altar.

14 El altar de bronce que estaba delante de Jehovah, él lo quitó de delante del templo, de entre su altar y la casa de Jehovah, y lo puso en el lado norte de su altar. 15 Luego el rey Acaz dio orden al sacerdote Urías, diciendo: "En el altar grande quema el holocausto de la mañana y la ofrenda vegetal de la tarde, así como el holocausto del rey y su ofrenda, el holocausto de todo el pueblo de la tierra y su ofrenda y su libación. Esparce sobre él toda la sangre del holocausto y toda la sangre del sacrificio. Pero el altar de bronce será mío, para que yo determine." 16 Y el sacerdote Urías hizo conforme a todas las cosas que le ordenó el rey Acaz.

17 El rey Acaz también desmontó los marcos de las bases de las pilas móviles y quitó de encima de ellas las pilas. También bajó la fuente de encima de los bueyes de bronce que estaban debajo de ella, y la puso sobre el pavimento de piedra. 18 Asimismo, a causa del rey de Asiria, quitó de la casa de Jehovah el dosel para el sábado que habían hecho en la casa y el pasadizo exterior del rey.

19 Los demás hechos de Acaz, las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 20 Acaz reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Y su hijo Ezequías reinó en su lugar.

Oseas y la cautividad de Israel


17 En el año 12 de Acaz, rey de Judá, comenzó a reinar Oseas hijo de Ela sobre Israel en Samaria, y reinó 9 años.

2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, aunque no como los reyes de Israel que habían reinado antes de él.

3 Salmanazar, rey de Asiria, subió contra él, y Oseas fue hecho su siervo y le pagaba tributo. 4 Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, porque éste había enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y porque no había pagado el tributo anual al rey de Asiria. Por ello el rey de Asiria lo detuvo y le metió preso en una cárcel.

5 Después el rey de Asiria invadió todo el país. Subió contra Samaria y la sitió durante tres años. 6 En el noveno año de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los estableció en Halaj y en el Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos.

Causas espirituales de la cautividad


7 Esto aconteció porque los hijos de Israel pecaron contra Jehovah su Dios, que los había sacado de la tierra de Egipto, del poder del faraón, rey de Egipto, y porque veneraron a otros dioses. 8 También anduvieron según las prácticas de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel, y en las que establecieron los reyes de Israel. 9 Los hijos de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra Jehovah su Dios; se edificaron lugares altos en todas sus ciudades, desde las torres de los centinelas hasta las ciudades fortificadas. 10 Se erigieron piedras rituales y árboles rituales de Asera sobre toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso. 11 Quemaron allí incienso en todos los lugares altos, así como las naciones que Jehovah había desterrado de delante de ellos. Hicieron cosas malas provocando a ira a Jehovah, 12 pues rindieron culto a los ídolos, acerca de los cuales Jehovah les había dicho: "Vosotros no haréis tal cosa."

13 Jehovah advertía a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: "Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y mis estatutos, conforme a toda la ley que mandé a vuestros padres y que os envié por medio de mis siervos los profetas."

14 Pero ellos no obedecieron, sino que endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en Jehovah su Dios. 15 También desecharon sus leyes y el pacto que él había hecho con sus padres, y sus amonestaciones con que los había amonestado. Fueron tras la vanidad y se hicieron vanos. Imitaban a las naciones que estaban a su alrededor, de las cuales Jehovah les había mandado no actuar como ellas. 16 Abandonaron todos los mandamientos de Jehovah su Dios, se hicieron dos becerros de fundición y un árbol ritual de Asera, se postraron ante todo el ejército de los cielos y sirvieron a Baal. 17 Hicieron pasar por fuego a sus hijos y a sus hijas, practicaron los encantamientos y las adivinaciones, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira.

18 Por tanto, Jehovah se enojó en gran manera contra Israel, y los quitó de su presencia. No quedó sino sólo la tribu de Judá. 19 Pero tampoco Judá guardó los mandamientos de Jehovah su Dios, sino que anduvieron en las prácticas que Israel había establecido.

20 Jehovah desechó a toda la descendencia de Israel. Los afligió y los entregó en mano de saqueadores, hasta echarlos de su presencia. 21 Cuando arrancó a Israel de la casa de David, proclamaron rey a Jeroboam hijo de Nabat; pero Jeroboam apartó a Israel de seguir a Jehovah y les hizo cometer un gran pecado. 22 Los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados que cometió Jeroboam, sin apartarse de ellos, 23 hasta que Jehovah quitó a Israel de su presencia, como lo había dicho por medio de todos sus siervos los profetas. E Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta el día de hoy.

Origen de los samaritanos


24 El rey de Asiria trajo gentes de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim; y las estableció en las ciudades de Samaria en lugar de los hijos de Israel. Ellas tomaron posesión de Samaria y habitaron en sus ciudades. 25 Y aconteció, cuando comenzaron a habitar allí, que como no reverenciaban a Jehovah, envió Jehovah contra ellas leones que las mataban. 26 Entonces ellas enviaron a decir al rey de Asiria: "Las gentes que tú trajiste cautivas y estableciste en las ciudades de Samaria no conocen la costumbre del dios del país, y él ha enviado leones contra ellas. Y he aquí que las matan, porque no conocen la costumbre del dios del país."

27 El rey de Asiria mandó decir: "Llevad allí a uno de los sacerdotes que trajisteis cautivos de allá. Que vaya y habite allí, y que les enseñe la costumbre del dios del país."

28 Entonces fue uno de los sacerdotes que habían sido llevados cautivos de Samaria y habitó en Betel. El les enseñó cómo debían reverenciar a Jehovah. 29 Pero cada pueblo seguía haciendo sus propios dioses y los ponía en los santuarios de los lugares altos que habían hecho los de Samaria. Cada pueblo hizo así en la ciudad donde habitaba. 30 Los hombres de Babilonia hicieron una imagen de Sucot-benot; los de Cuta hicieron una imagen de Nergal; los de Hamat hicieron una imagen de Asima; 31 los aveos hicieron imágenes de Nibjaz y de Tartac; y los de Sefarvaim quemaban a sus hijos en el fuego en honor de Adramelec y Anamelec, dioses de Sefarvaim.

32 También temían a Jehovah e hicieron para sí, de entre ellos mismos, sacerdotes de los lugares altos, que oficiaban por ellos en los santuarios de los lugares altos. 33 Temían a Jehovah, pero servían a sus dioses, según las prácticas de los pueblos de donde habían sido trasladados. 34 Hasta el día de hoy persisten en sus prácticas antiguas: No temen a Jehovah; no actúan conforme a sus estatutos ni a sus decretos, ni conforme a la ley y los mandamientos que Jehovah mandó a los hijos de Jacob, a quien puso por nombre Israel, 35 y con quienes Jehovah hizo un pacto y les mandó diciendo: "No temeréis a otros dioses, ni los adoraréis, ni los serviréis, ni les ofreceréis sacrificio. 36 Más bien, a Jehovah, que os sacó de la tierra de Egipto con gran poder y con brazo extendido, a él temeréis, a él adoraréis y a él ofreceréis sacrificios. 37 Cuidaréis siempre de poner por obra los estatutos, los decretos, la ley y los mandamientos que escribió para vosotros; y no temeréis a otros dioses. 38 No olvidaréis el pacto que hice con vosotros ni temeréis a otros dioses. 39 Sólo temed a Jehovah vuestro Dios, y él os librará de mano de todos vuestros enemigos."

40 Pero ellos no escucharon; antes bien, hicieron según su antigua costumbre. 41 Así aquellos pueblos temían a Jehovah, y al mismo tiempo rendían culto a sus imágenes. Lo mismo hicieron sus hijos y los hijos de sus hijos; como hicieron sus padres, así hacen ellos hasta el día de hoy.

Ezequías y el retorno a Jehovah


18 Aconteció que en el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz, rey de Judá. 2 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abi hija de Zacarías.

3 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre David. 4 Quitó los lugares altos, rompió las piedras rituales, cortó los árboles rituales de Asera e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta aquel entonces los hijos de Israel le quemaban incienso. Y la llamó Nejustán.

5 Ezequías puso su esperanza en Jehovah Dios de Israel. Ni antes ni después de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá, 6 porque fue fiel a Jehovah y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehovah había mandado a Moisés. 7 Jehovah estaba con él, y tuvo éxito en todas las cosas que emprendió. Se rebeló contra el rey de Asiria y dejó de servirle. 8 Derrotó a los filisteos hasta Gaza y sus territorios, desde las torres de los centinelas hasta la ciudad fortificada.

Caída de Samaria


9 Aconteció en el cuarto año del rey Ezequías, que era el séptimo año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, que Salmanazar, rey de Asiria, subió contra Samaria y la sitió. 10 La tomaron al cabo de tres años; es decir, Samaria fue tomada en el sexto año de Ezequías, que era el noveno año de Oseas, rey de Israel.

11 El rey de Asiria llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los puso en Halaj y en el Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos; 12 por cuanto no obedecieron la voz de Jehovah su Dios, sino que quebrantaron su pacto. No escucharon ni pusieron por obra todas las cosas que había mandado Moisés, siervo de Jehovah.

Ezequías y la invasión de Senaquerib


13 En el año 14 del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. 14 Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria, en Laquis: "Yo he fallado. Apártate de mí, y pagaré lo que me impongas."

El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, 300 talentos de plata y 30 talentos de oro. 15 Entonces le dio Ezequías toda la plata que se hallaba en la casa de Jehovah y en los tesoros de la casa del rey. 16 En aquel tiempo Ezequías desmanteló las puertas del templo de Jehovah y sus marcos, que el mismo Ezequías, rey de Judá, había recubierto de oro, y se los dio al rey de Asiria.

Las amenazas del Rabsaces


17 Después el rey de Asiria envió al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un poderoso ejército, desde Laquis al rey Ezequías, en Jerusalén. Subieron y llegaron a Jerusalén. Y habiendo subido y llegado, se detuvieron junto al acueducto del estanque de arriba, que está en el camino del Campo del Lavador. 18 Luego llamaron al rey, y salieron hacia ellos Eliaquim hijo de Hilquías, el administrador del palacio; Sebna, el escriba; y Jóaj hijo de Asaf, el cronista. 19 Entonces les dijo el Rabsaces:

-Decid a Ezequías que así ha dicho el gran rey, el rey de Asiria: "¿Qué confianza es esa en que confías? 20 Tú has dicho tener plan y poderío para la guerra, pero sólo son palabras de labios. Pero ahora, ¿en quién confías para que te hayas rebelado contra mí? 21 He aquí que ahora tú confías en Egipto, en ese bastón de caña cascada, que a cualquiera que se apoye sobre ella, le entrará por la mano y se la atravesará. Así es el faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él. 22 Pero si me decís: ’Confiamos en Jehovah nuestro Dios’, ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ’Delante de este altar adoraréis en Jerusalén’?"

23 »Ahora pues, comprométete con mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré 2.000 caballos, si acaso tú puedes proveer quienes cabalguen sobre ellos. 24 ¿Cómo podrás resistir a un oficial de uno de los más insignificantes servidores de mi señor, confiando en Egipto por carros y jinetes? 25 Y ahora, ¿acaso he subido contra este lugar para destruirlo sin que haya intervenido Jehovah? Jehovah me ha dicho: "Sube contra esa tierra y destrúyela."

26 Entonces Eliaquim hijo de Hilquías, Sebna y Jóaj dijeron al Rabsaces:

-Por favor, habla a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos. No hables con nosotros en hebreo, a oídos del pueblo que está sobre la muralla.

27 Pero el Rabsaces les dijo:

-¿Acaso me ha enviado mi señor para decir estas palabras sólo a tu señor y a ti? ¿No les concierne también a los hombres que están sobre la muralla, quienes, como vosotros, han de comer sus propios excrementos y beber su propia orina?

28 Entonces el Rabsaces se puso de pie, gritó a gran voz en hebreo y habló diciendo:

-¡Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria! 29 Así ha dicho el rey: "No os engañe Ezequías, porque él no os podrá librar de mi mano. 30 Tampoco os haga confiar Ezequías en Jehovah, diciendo: ’Ciertamente Jehovah nos librará, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.’ " 31 ¡No escuchéis a Ezequías! Porque así ha dicho el rey de Asiria: "Haced la paz conmigo y rendíos a mí. Y comerá cada uno de su vid y de su higuera, y beberá cada uno de las aguas de su pozo, 32 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de aceite de olivo y de miel. Así viviréis y no moriréis. No escuchéis a Ezequías, porque os engaña diciendo: ’Jehovah nos librará.’ 33 ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones libró su tierra de la mano del rey de Asiria? 34 ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Ivá? ¿Acaso libraron éstos a Samaria de mi mano? 35 ¿Cuáles de entre todos los dioses de estas tierras libraron sus tierras de mi mano, para que Jehovah libre a Jerusalén de mi mano?"

36 Pero el pueblo calló y no le respondió ni una palabra, porque había una orden del rey que decía: "No le respondáis." 37 Entonces Eliaquim hijo de Hilquías, el administrador del palacio; Sebna, el escriba; y Jóaj hijo de Asaf, el cronista, fueron a Ezequías con sus vestiduras rasgadas, y le declararon las palabras del Rabsaces.

Isaías anuncia la liberación


19 Aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y cubierto de cilicio entró en la casa de Jehovah. 2 Luego envió, cubiertos de cilicio, a Eliaquim el administrador del palacio, a Sebna el escriba y a los ancianos de los sacerdotes a donde estaba el profeta Isaías hijo de Amoz. 3 Y le dijeron:

-Así ha dicho Ezequías: "Este día es día de angustia, de reprensión y de vergüenza; porque los hijos están a punto de nacer, pero no hay fuerzas para dar a luz. 4 Quizás Jehovah tu Dios habrá escuchado todas las palabras del Rabsaces, al cual ha enviado su señor, el rey de Asiria, para afrentar al Dios vivo; y le reprenderá a causa de las palabras que Jehovah tu Dios ha escuchado. Eleva, pues, una oración por el remanente que aún queda."

5 Fueron, pues, a Isaías los servidores del rey Ezequías, 6 e Isaías les dijo:

-Así diréis a vuestro señor: "Así ha dicho Jehovah: ’No temas por las palabras que has oído, con las que me han injuriado los criados del rey de Asiria. 7 He aquí, yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor y se volverá a su tierra. Y haré que en su tierra caiga a espada.’ "

Isaías y las cartas de Senaquerib


8 Cuando el Rabsaces oyó que el rey de Asiria había partido de Laquis, regresó y halló al rey combatiendo contra Libna. 9 Luego el rey oyó hablar acerca de Tirhaca, rey de Etiopía: "He aquí que él ha salido para combatir contra ti."

Entonces volvió a enviar mensajeros a Ezequías, diciendo: 10 "Así diréis a Ezequías, rey de Judá: ’No te engañe tu dios, en quien tú confías, al decirte que Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. 11 He aquí, tú has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todos los países, destruyéndolos por completo. ¿Y serás librado tú? 12 ¿Acaso los dioses de las naciones, que mis padres destruyeron, libraron a Gozán, a Harán, a Resef y a los hijos de Edén que estaban en Telasar? 13 ¿Dónde están el rey de Hamat, el rey de Arfad y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Ivá?’ "

14 Entonces Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros, y la leyó. Luego Ezequías subió a la casa de Jehovah, y la extendió delante de Jehovah. 15 Y Ezequías oró delante de Jehovah y dijo: "Oh Jehovah Dios de Israel, que tienes tu trono entre los querubines: Sólo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra; tú has hecho los cielos y la tierra. 16 Inclina, oh Jehovah, tu oído y escucha; abre, oh Jehovah, tus ojos y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha mandado decir para afrentar al Dios vivo. 17 Es verdad, oh Jehovah, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras, 18 y que han entregado al fuego sus dioses y los destruyeron; porque éstos no eran dioses, sino obra de manos de hombre, de madera y de piedra. 19 Ahora pues, oh Jehovah, Dios nuestro, por favor, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú, oh Jehovah, eres Dios."

Juicio divino contra Senaquerib


20 Entonces Isaías hijo de Amoz mandó a decir a Ezequías: "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: ’He escuchado lo que me has pedido en oración acerca de Senaquerib, rey de Asiria. 21 Esta es la palabra que Jehovah ha hablado acerca de él: " ’La virgen hija de Sion te menosprecia; hace burla de ti. Mueve su cabeza a tus espaldas la hija de Jerusalén. 22 ¿A quién has afrentado e injuriado? ¿Contra quién has levantado la voz y alzado tus ojos con altivez? ¡Contra el Santo de Israel!

23 " ’Por medio de tus mensajeros has afrentado al Señor y has dicho: Con la multitud de mis carros yo ascendí a las cumbres de los montes, a las regiones más remotas del Líbano. Corté sus más altos cedros y sus cipreses escogidos. Llegué hasta su morada más lejana, al bosque más exuberante. 24 Yo cavé y bebí aguas extranjeras, y con las plantas de mis pies hice secar todas las corrientes de Egipto.

25 " ’¿Acaso no lo has oído? Hace mucho tiempo que lo determiné; desde los días de la antigüedad lo dispuse. Y ahora he hecho que suceda, para hacer de las ciudades fortificadas montones de ruinas. 26 Y sus habitantes, sin poder hacer nada, son aterrorizados y avergonzados. Son como la planta del campo o el verdor del pasto, como la hierba de los terrados que es quemada antes de madurar.

27 " ’Yo conozco tu sentarte, tu salir y tu entrar, y también tu furor contra mí. 28 Porque te has enfurecido contra mí y tu arrogancia ha subido a mis oídos, pondré mi gancho en tu nariz y mi freno en tus labios. Y te haré regresar por el camino por donde has venido.’

29 "Y esto te servirá de señal, oh Ezequías: Este año comeréis de lo que brote de por sí, y el segundo año de lo que crezca de aquello. Pero en el tercer año sembrad y segad; plantad viñas y comed de su fruto. 30 Y los sobrevivientes de la casa de Judá, los que habrán quedado, volverán a echar raíces por debajo y a dar fruto por arriba. 31 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte Sion los sobrevivientes. ¡El celo de Jehovah de los Ejércitos hará esto!

32 "Por tanto, así ha dicho Jehovah acerca del rey de Asiria: ’No entrará en esta ciudad; no tirará en ella ni una sola flecha. No vendrá frente a ella con escudo, ni construirá contra ella terraplén. 33 Por el camino por donde vino, por él se volverá; y no entrará en esta ciudad, dice Jehovah. 34 Pues defenderé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a mi siervo David.’ "

35 Aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehovah e hirió a 185.000 en el campamento de los asirios. Se levantaron por la mañana, y he aquí que todos ellos eran cadáveres. 36 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió y regresó, y permaneció en Nínive. 37 Pero sucedió que mientras adoraba en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat. Y su hijo Esarjadón reinó en su lugar.

Jehovah sana a Ezequías


20 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Entonces el profeta Isaías hijo de Amoz fue a él y le dijo:

-Así ha dicho Jehovah: "Pon en orden tu casa, porque vas a morir y no vivirás."

2 Entonces él volvió su cara hacia la pared y oró a Jehovah diciendo:

3 -Oh Jehovah, acuérdate, por favor, de que he andado delante de ti en verdad y con corazón íntegro, y que he hecho lo bueno ante tus ojos.

Ezequías lloró con gran llanto. 4 Y sucedió que antes que Isaías saliese del patio central, le vino la palabra de Jehovah, diciendo:

5 -Vuelve y di a Ezequías, el soberano de mi pueblo: "Así ha dicho Jehovah, Dios de tu padre David: ’He oído tu oración y he visto tus lágrimas. He aquí, te voy a sanar; al tercer día subirás a la casa de Jehovah. 6 Añadiré quince años a tus días, y libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria. Defenderé esta ciudad por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David.’ "

7 Entonces Isaías dijo:

-Tomad pasta de higos . . .

La tomaron y la pusieron sobre la llaga; luego sanó. 8 Entonces Ezequías preguntó a Isaías:

-¿Cuál será la señal de que Jehovah me sanará y de que subiré a la casa de Jehovah al tercer día?

9 E Isaías respondió:

-Esta señal tendrás de parte de Jehovah, de que él hará esto que ha dicho: ¿Puede avanzar la sombra diez gradas o retroceder diez gradas?

10 Ezequías respondió:

-Es cosa fácil que la sombra avance diez gradas; pero no que retroceda diez gradas.

11 Entonces el profeta Isaías invocó a Jehovah, y él hizo que la sombra retrocediese diez gradas, por las gradas que había avanzado en la gradería de Acaz.

Ezequías y la embajada de Babilonia


12 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías, porque había oído que Ezequías había estado enfermo. 13 Ezequías se alegró por ellos y les mostró toda la casa de sus tesoros: la plata, el oro, los perfumes y los ungüentos finos, su armería y todo lo que había en sus depósitos. No hubo cosa que Ezequías no les mostrase en su casa y en todos sus dominios. 14 Entonces el profeta Isaías fue al rey Ezequías y le preguntó:

-¿Qué dijeron aquellos hombres, y de dónde vinieron a ti?

Ezequías respondió:

-Han venido de un país lejano, de Babilonia.

15 El preguntó:

-¿Qué han visto en tu casa?

Y Ezequías respondió:

-Han visto todo lo que hay en mi casa; nada hay en mis depósitos que no les haya mostrado.

16 Entonces Isaías dijo a Ezequías:

-Escucha la palabra de Jehovah: 17 "He aquí, vienen días en que todo lo que hay en tu casa, lo que tus padres han atesorado hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. No quedará nada, ha dicho Jehovah. 18 Y de tus hijos que procederán de ti, que tú habrás engendrado, tomarán para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia."

19 Ezequías dijo a Isaías:

-La palabra de Jehovah que has hablado es buena.

Porque pensó: "¿No habrá paz y estabilidad en mis días?"

20 Los demás hechos de Ezequías y todo su poderío, cómo construyó el estanque y el acueducto, e introdujo las aguas en la ciudad, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 21 Ezequías reposó con sus padres, y su hijo Manasés reinó en su lugar.

Manasés, rey de Judá


21 Manasés tenía 12 años cuando comenzó a reinar, y reinó 55 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Hefsiba.

2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel. 3 Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. Erigió altares a Baal e hizo un árbol ritual de Asera, como había hecho Acab, rey de Israel. Se postró ante todo el ejército de los cielos y les rindió culto. 4 También edificó altares en la casa de Jehovah, de la cual Jehovah había dicho: "En Jerusalén pondré mi nombre." 5 Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehovah. 6 Hizo pasar por fuego a su hijo, practicó la magia y la adivinación, evocó a los muertos y practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira.

7 Puso la imagen tallada de Asera que había hecho, en la casa de la cual Jehovah había dicho a David y a su hijo Salomón: "En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre. 8 No volveré a desplazar los pies de Israel de la tierra que he dado a sus padres, con tal de que procuren hacer conforme a todas las cosas que les he mandado, y conforme a toda la ley que les mandó mi siervo Moisés."

9 Pero ellos no escucharon, y Manasés hizo que se desviaran, e hicieron lo malo, más que las naciones que Jehovah había destruido ante los hijos de Israel. 10 Entonces Jehovah habló por medio de sus siervos los profetas, diciendo: 11 "Por cuanto Manasés, rey de Judá, ha hecho estas abominaciones y ha hecho más mal que todo el que hicieron los amorreos que le precedieron, y ha hecho también pecar a Judá con sus ídolos, 12 por tanto, así ha dicho Jehovah Dios de Israel: ’He aquí, yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oiga le retiñirán ambos oídos. 13 Extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab, y limpiaré a Jerusalén como cuando se limpia un plato; se limpia y luego se lo pone boca abajo. 14 Desampararé al remanente de mi heredad y lo entregaré en mano de sus enemigos, y serán presa y despojo para todos sus enemigos. 15 Porque han hecho lo malo ante mis ojos y me han provocado a ira desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta el día de hoy.’ "

16 Aparte de esto, Manasés derramó muchísima sangre inocente, hasta llenar Jerusalén de un extremo a otro, además de su pecado con el que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehovah.

17 Los demás hechos de Manasés, todas las cosas que hizo y el pecado que cometió, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 18 Manasés reposó con sus padres y fue sepultado en el jardín de su casa, en el jardín de Uza. Y su hijo Amón reinó en su lugar.

Amón, rey de Judá


19 Amón tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó 2 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Mesulemet hija de Haruz, de Jotba.

20 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como había hecho su padre Manasés. 21 Anduvo en todo el camino en el que había andado su padre, rindió culto a los ídolos a los que su padre había rendido culto, y se postró ante ellos. 22 Abandonó a Jehovah, el Dios de sus padres, y no anduvo en el camino de Jehovah.

23 Los servidores de Amón conspiraron contra él y mataron al rey en su casa. 24 Pero el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón. Luego, en su lugar, el pueblo de la tierra proclamó rey a su hijo Josías.

25 Los demás hechos de Amón, las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 26 Fue sepultado en su sepulcro, en el jardín de Uza. Y su hijo Josías reinó en su lugar.

Josías y el hallazgo del libro de la Ley


22 Josías tenía 8 años cuando comenzó a reinar, y reinó 31 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Yedida hija de Adaías, de Boscat.

2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, y anduvo en todo el camino de su padre David, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.

3 Sucedió que en el año 18 del rey Josías el rey envió a Safán hijo de Azalías, hijo del escriba Mesulam, a la casa de Jehovah, diciendo:

4 -Vé al sumo sacerdote Hilquías y dile que vacíe el dinero que ha sido traído a la casa de Jehovah y que los guardias de la puerta han recogido del pueblo. 5 Que lo entreguen en manos de los que hacen la obra, los que están encargados de la casa de Jehovah, para que lo entreguen a los que hacen la obra en la casa de Jehovah, con el propósito de reparar las grietas de la casa 6 (es decir, a los carpinteros, a los constructores y a los albañiles), a fin de comprar madera y piedra labrada para reparar la casa. 7 Pero que no se les pida cuenta del dinero cuyo manejo se les confía, porque ellos proceden con fidelidad.

8 Entonces el sumo sacerdote Hilquías dijo al escriba Safán:

-He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehovah.

E Hilquías entregó el libro a Safán, y éste lo leyó.

9 Entonces el escriba Safán fue al rey y le dio informes diciendo:

-Tus siervos han vaciado el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en manos de los que hacen la obra, los que están encargados de la casa de Jehovah. 10 -Asimismo, el escriba Safán declaró al rey diciendo-: El sacerdote Hilquías me ha dado un libro.

Y Safán lo leyó en presencia del rey. 11 Y sucedió que cuando el rey escuchó las palabras del libro de la Ley, rasgó sus vestiduras. 12 Luego el rey mandó al sacerdote Hilquías, a Ajicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías, el siervo del rey, diciendo:

13 -Id y consultad a Jehovah por mí, por el pueblo y por todo Judá, respecto a las palabras del libro que ha sido hallado. Porque grande es la ira de Jehovah que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no han obedecido los mandamientos de este libro de hacer conforme a todo lo que ha sido escrito acerca de nosotros.

14 Entonces el sacerdote Hilquías, Ajicam, Acbor, Safán y Asaías fueron a la profetisa Hulda, esposa de Salum hijo de Ticva, hijo de Jarjas, guarda de las vestiduras, la cual vivía en el Segundo Barrio de Jerusalén; y hablaron con ella. 15 Y ella les dijo:

-Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Decid al hombre que os ha enviado a mí, 16 que así ha dicho Jehovah: ’He aquí yo traeré el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas las palabras del libro que el rey de Judá ha leído. 17 Porque me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, provocándome a ira con todas las obras de sus manos. Por eso se ha encendido mi ira contra este lugar, y no será apagada.’ " 18 Así diréis al rey de Judá que os ha enviado para consultar a Jehovah: "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel con respecto a las palabras que has escuchado: 19 ’Por cuanto tu corazón se ha conmovido y te has humillado delante de Jehovah cuando escuchaste lo que he pronunciado contra este lugar y contra sus habitantes (que vendrían a ser objeto de horror y maldición), y por cuanto rasgaste tus vestiduras y lloraste en mi presencia, yo también te he escuchado, dice Jehovah. 20 Por tanto, he aquí que yo te reuniré con tus padres, y serás reunido en tu sepulcro en paz. Tus ojos no verán todo el mal que traeré sobre este lugar.’ "

Y ellos dieron la respuesta al rey.

Pacto inspirado en el libro de la Ley


23 Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. 2 Luego el rey subió a la casa de Jehovah, y con él todos los hombres de Judá, todos los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor. Y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehovah.

3 El rey se puso de pie junto a la columna e hizo pacto delante de Jehovah, de andar en pos de Jehovah y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos con todo el corazón y con toda el alma, para cumplir las palabras de este pacto escritas en este libro. Entonces todo el pueblo se puso de pie a favor del pacto.

Campaña de Josías contra la idolatría


4 Entonces el rey mandó al sumo sacerdote Hilquías, a los sacerdotes de segundo orden y a los guardias de la puerta, que sacasen del santuario de Jehovah todos los objetos que habían sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos. Los quemó fuera de Jerusalén en los campos del Quedrón, e hizo llevar sus cenizas a Betel.

5 Quitó a los sacerdotes idólatras que los reyes de Judá habían puesto para que quemasen incienso en los lugares altos de las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén; también a los que quemaban incienso a Baal, al sol, a la luna, a los signos del zodíaco y a todo el ejército de los cielos.

6 También sacó de la casa de Jehovah el árbol ritual de Asera, fuera de Jerusalén, al arroyo de Quedrón; y lo quemó en el arroyo de Quedrón. Lo redujo a polvo y arrojó su polvo sobre el sepulcro de los hijos del pueblo. 7 Y destruyó las habitaciones de los varones consagrados a la prostitución ritual, las cuales estaban en la casa de Jehovah, donde las mujeres hacían tejidos para Asera.

8 Hizo venir a todos los sacerdotes de las ciudades de Judá y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba. Destruyó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, los cuales estaban a la izquierda, según uno entra por la puerta de la ciudad. 9 Sin embargo, los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar de Jehovah en Jerusalén; sólo comían panes sin levadura entre sus hermanos.

10 También profanó el Tófet, que estaba en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasase por fuego a su hijo o a su hija en honor a Moloc. 11 Y quitó de la entrada de la casa de Jehovah los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol. Estaban junto a la cámara del funcionario Natán-melec, que estaba en las dependencias. Y quemó en el fuego los carros del sol.

12 También demolió los altares que los reyes de Judá habían hecho, que estaban en la azotea de la Sala de Acaz, y los altares que Manasés había hecho en los dos atrios de la casa de Jehovah. Los destrozó allí y arrojó su polvo en el arroyo de Quedrón. 13 Profanó los lugares altos que estaban al este de Jerusalén, al sur del monte de la Destrucción, los cuales había edificado Salomón, rey de Israel, para Astarte, ídolo detestable de los sidonios; para Quemós, ídolo detestable de Moab; y para Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón. 14 Destrozó las piedras rituales, cortó los árboles rituales de Asera y llenó sus lugares con huesos humanos.

15 También destruyó el altar que había en Betel y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel; destruyó ese altar y el lugar alto. Quemó el lugar alto y lo convirtió en polvo, y quemó el árbol ritual de Asera. 16 Y al volverse Josías, vio los sepulcros que estaban allí en el monte. Entonces mandó sacar los huesos de los sepulcros y los quemó sobre el altar para profanarlo, conforme a la palabra de Jehovah que había proclamado el hombre de Dios que había anunciado estas cosas.

17 Después preguntó:

-¿Qué es aquel monumento que veo?

Y los hombres de la ciudad le respondieron:

-Es el sepulcro del hombre de Dios que vino de Judá y anunció estas cosas que tú has hecho contra el altar de Betel.

18 Entonces dijo:

-Dejadlo. Nadie mueva sus restos.

Así fueron preservados sus restos junto con los restos del profeta que vino de Samaria.

19 Josías también quitó todos los santuarios de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, que habían hecho los reyes de Israel, provocando a ira a Jehovah. Hizo con ellos conforme a todo lo que había hecho en Betel. 20 Además, mató sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que estaban allí, y sobre ellos quemó huesos humanos. Después regresó a Jerusalén.

Josías y la celebración de la Pascua


21 Entonces el rey mandó a todo el pueblo, diciendo:

-Celebrad la Pascua a Jehovah vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en este libro del pacto.

22 En verdad, no había sido celebrada una Pascua como ésta desde el tiempo de los jueces que gobernaron a Israel, ni en todo el tiempo de los reyes de Israel y de los reyes de Judá. 23 Esta Pascua a Jehovah fue celebrada en Jerusalén en el año 18 del rey Josías.

Ultimos años y muerte de Josías


24 Asimismo, Josías eliminó a los que evocaban a los muertos y a los espiritistas, los ídolos domésticos, los ídolos repugnantes y todos los ídolos detestables que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilquías había hallado en la casa de Jehovah. 25 No hubo un rey antes de él que se volviera como él a Jehovah con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni tampoco se levantó otro igual después de él.

26 Con todo eso, Jehovah no desistió del ardor de su gran ira, ya que su ira se había encendido contra Judá, por todas las cosas con que Manasés le había provocado. 27 Entonces dijo Jehovah: "También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel. Desecharé esta ciudad que escogí, a Jerusalén, y la casa de la cual había dicho: ’Allí estará mi nombre.’ "

28 Los demás hechos de Josías y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?

29 En sus días el faraón Necao, rey de Egipto, subió contra el rey de Asiria, junto al río Eufrates. El rey Josías fue a su encuentro, pero cuando el faraón le vio, le dio muerte en Meguido. 30 Sus servidores lo pusieron en un carro y lo llevaron muerto de Meguido a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro. Luego el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y le ungieron y le proclamaron rey en lugar de su padre.

Joacaz, rey de Judá


31 Joacaz tenía 23 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su madre era Hamutal hija de Jeremías, de Libna.

32 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que habían hecho sus padres. 33 El faraón Necao lo encarceló en Ribla, en la tierra de Hamat, para que no reinara en Jerusalén; e impuso sobre el país una multa de 100 talentos de plata y un talento de oro.

34 El faraón Necao proclamó rey a Eliaquim hijo de Josías en lugar de Josías su padre, pero le cambió su nombre por el de Joacim. Y tomó a Joacaz y lo llevó a Egipto, donde murió.

Joacim, rey de Judá


35 Joacim pagó al faraón la plata y el oro, pero tuvo que imponer un impuesto al país para dar el dinero conforme al mandato del faraón. Exigió la plata y el oro al pueblo de la tierra, a cada uno según la estimación de su patrimonio, para darlo al faraón Necao.

36 Joacim tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Zebuda hija de Pedaías, de Ruma.

37 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que habían hecho sus padres.

24 En sus días subió Nabucodonosor, rey de Babilonia, y Joacim fue su vasallo durante tres años. Luego cambió de parecer y se rebeló contra él. 2 Entonces Jehovah envió contra él tropas de los caldeos, de los sirios, de los moabitas y de los amonitas; y las envió contra Judá para destruirla, conforme a la palabra que Jehovah había hablado por medio de sus siervos los profetas. 3 Ciertamente esto vino contra Judá por mandato de Jehovah, para quitarla de su presencia por los pecados de Manasés, por todo lo que él había hecho, 4 así como por la sangre inocente que había derramado; pues había llenado Jerusalén de sangre inocente. Por eso Jehovah no estuvo dispuesto a perdonar.

5 Los demás hechos de Joacim y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 6 Joacim reposó con sus padres, y su hijo Joaquín reinó en su lugar.

7 El rey de Egipto no volvió a salir de su tierra, porque el rey de Babilonia había tomado todo lo que era del rey de Egipto, desde el arroyo de Egipto hasta el río Eufrates.

Joaquín y la cautividad de Jerusalén


8 Joaquín tenía 18 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su madre era Nejusta hija de Elnatán, de Jerusalén.

9 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre.

10 En aquel tiempo los servidores de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén; y la ciudad fue sitiada. 11 También Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino contra la ciudad, cuando sus servidores la tenían sitiada. 12 Entonces Joaquín, rey de Judá, se entregó al rey de Babilonia, él con su madre, sus servidores, sus oficiales y sus funcionarios. El rey de Babilonia lo apresó en el octavo año de su reinado. 13 Luego sacó de allí todos los tesoros de la casa de Jehovah y los tesoros de la casa del rey. Rompió en pedazos todos los utensilios de oro que había hecho Salomón, rey de Israel, para la casa de Jehovah, como Jehovah había dicho. 14 Y llevó en cautiverio a toda Jerusalén: a todos los magistrados, a todos los guerreros valientes (un total de 10.000 cautivos), y a todos los herreros y artesanos. No quedó nadie, excepto la gente más pobre del pueblo de la tierra.

15 También llevó cautivos a Babilonia a Joaquín, a la madre del rey, a las mujeres del rey, a los funcionarios del rey y a los poderosos del país; los llevó cautivos de Jerusalén a Babilonia. 16 El rey de Babilonia llevó cautivos a Babilonia a todos los hombres de guerra, que eran 7.000, a los artesanos, y herreros, que eran 1.000, y a todos los valientes ejercitados para la guerra.

17 El rey de Babilonia proclamó rey en lugar de Joaquín a su tío Matanías, y cambió su nombre por el de Sedequías.

Sedequías y la caída de Jerusalén


18 Sedequías tenía 21 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Hamutal hija de Jeremías, de Libna.

19 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a todo lo que había hecho Joacim. 20 Ciertamente el furor de Jehovah estaba contra Jerusalén y Judá, hasta que los echó de su presencia.

Entonces Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.

25 Y aconteció el 10 del mes décimo del noveno año de su reinado que Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino con todo su ejército contra Jerusalén. Luego acamparon contra ella y construyeron muros de asedio contra ella en derredor.

2 La ciudad estuvo sitiada hasta el año 11 del rey Sedequías. 3 En el noveno día del mes cuarto prevaleció el hambre en la ciudad, y no había alimentos para el pueblo de la tierra.

4 Entonces se abrió una brecha en la ciudad, y huyeron de noche el rey y todos los hombres de guerra por el camino de la puerta que estaba entre los dos muros, junto al jardín del rey, mientras los caldeos estaban junto y alrededor de la ciudad. Se dirigieron hacia el Arabá, 5 pero el ejército de los caldeos persiguió al rey y lo alcanzó en las llanuras de Jericó; y todo su ejército fue dispersado de su lado.

6 Entonces prendieron al rey y lo llevaron ante el rey de Babilonia, en Ribla, y éste pronunció sentencia contra aquél. 7 Degollaron a los hijos de Sedequías en su presencia. Y a Sedequías le sacó los ojos, le aprisionó con cadenas de bronce y lo hizo llevar a Babilonia.

8 El séptimo día del mes quinto del año 19 de Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, servidor del rey de Babilonia. 9 Incendió la casa de Jehovah, la casa del rey y todas las casas de Jerusalén; incendió todo edificio grande. 10 Todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia demolió los muros alrededor de Jerusalén.

11 Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo llevar cautivo al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia y al resto de la gente. 12 Sin embargo, el capitán de la guardia hizo quedar una parte de la gente más pobre de la tierra, como viñadores y labradores.

13 Los caldeos destrozaron las columnas de bronce que estaban en la casa de Jehovah, así como las bases de las pilas móviles y la fuente de bronce que estaban en la casa de Jehovah; y se llevaron el bronce a Babilonia. 14 También se llevaron las ollas, las palas, las despabiladeras, los cucharones y todos los utensilios de bronce con que servían. 15 El capitán de la guardia se llevó también los incensarios y los tazones para la aspersión, tanto los de oro como los de plata.


Reina-Valera Actualizada, 1989.