Marcos
9 También les dijo:
-De cierto os digo que hay algunos de
los que están aquí presentes que no gustarán la muerte hasta que hayan
visto que el reino de Dios ha venido con poder.
La transfiguración
2 Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a
Juan, y les hizo subir aparte, a solas, a un monte alto, y fue
transfigurado delante de ellos. 3 Sus vestiduras se hicieron
resplandecientes, muy blancas, tanto que ningún lavandero en la tierra
las puede dejar tan blancas. 4 Y les apareció Elías con
Moisés, y estaban hablando con Jesús. 5 Entonces intervino
Pedro y dijo a Jesús:
-Rabí, es bueno que nosotros estemos aquí. Levantemos, pues, tres
enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
6 Pues él no sabía qué decir, porque tuvieron miedo.
7 Vino una nube haciéndoles sombra, y desde la nube una voz
decía: "Este es mi hijo amado; a él oíd."
8 Y de inmediato, mirando alrededor, ya no vieron a
nadie más con ellos, sino sólo a Jesús.
9 Mientras descendían ellos del monte, Jesús les ordenó
que no contaran a nadie lo que habían visto, sino cuando el Hijo del
Hombre resucitara de entre los muertos. 10 Y ellos guardaron
la palabra entre sí, discutiendo qué significaría aquello de resucitar
de entre los muertos. 11 Le preguntaron diciendo:
-¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga
primero?
12 El les dijo:
-A la verdad, Elías viene primero y
restaura todas las cosas. Y, ¿cómo está escrito acerca del Hijo del
Hombre, que padezca mucho y sea menospreciado? 13
Sin embargo, os digo que Elías ya ha
venido; e hicieron con él todo lo que quisieron, tal como está escrito
de él.
Jesús sana a un muchacho
14 Cuando llegaron a los discípulos, vieron una gran multitud
alrededor de ellos, y a unos escribas que disputaban con ellos. 15
En seguida, cuando toda la gente le vio, se sorprendió, y
corriendo hacia él le saludaron. 16 Y les preguntó:
-¿Qué disputáis con ellos?
17 Le respondió uno de la multitud:
-Maestro, traje a ti mi hijo porque tiene un espíritu mudo,
18 y dondequiera que se apodera de él, lo derriba. Echa
espumarajos y cruje los dientes, y se va desgastando. Dije a tus
discípulos que lo echasen fuera, pero no pudieron.
19 Y respondiendo les dijo:
-¡Oh generación incrédula! ¿Hasta
cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os soportaré? ¡Traédmelo!
20 Se lo trajeron; y cuando el espíritu le vio, de
inmediato sacudió al muchacho, quien cayó en tierra y se revolcaba,
echando espumarajos. 21 Jesús preguntó a su padre:
-¿Cuánto tiempo hace que le sucede
esto?
El dijo:
-Desde niño. 22 Muchas veces le echa en el fuego o en
el agua para matarlo; pero si puedes hacer algo, ¡ten misericordia de
nosotros y ayúdanos!
23 Jesús le dijo:
-¿"Si puedes . . ."? ¡Al que cree
todo le es posible!
24 Inmediatamente el padre del muchacho clamó diciendo:
-¡Creo! ¡Ayuda mi incredulidad!
25 Pero cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba,
reprendió al espíritu inmundo diciéndole:
-Espíritu mudo y sordo, yo te mando,
¡sal de él y nunca más entres en él!
26 Entonces, clamando y desgarrándole con violencia, el
espíritu salió; y el muchacho quedó como muerto, de modo que muchos
decían:
-¡Está muerto!
27 Pero Jesús le tomó de la mano y le enderezó, y él se
levantó.
28 Cuando él entró en casa, sus discípulos le
preguntaron en privado:
-¿Por qué no pudimos echarlo fuera nosotros?
29 El les dijo:
-Este género con nada puede salir,
sino con oración.
Jesús vuelve a anunciar su muerte
30 Habiendo salido de allí, caminaban por Galilea. El no
quería que nadie lo supiese, 31 porque iba enseñando a sus
discípulos, y les decía: "El Hijo del
Hombre ha de ser entregado en manos de hombres, y le matarán. Y una vez
muerto, resucitará después de tres días." 32 Pero
ellos no entendían esta palabra y tenían miedo de preguntarle.
Quién es el más importante
33 Llegó a Capernaúm. Y cuando estuvo en casa, Jesús les
preguntó:
-¿Qué disputabais entre vosotros en
el camino?
34 Pero ellos callaron, porque lo que habían disputado
los unos con los otros en el camino era sobre quién era el más
importante. 35 Entonces se sentó, llamó a los doce y les
dijo:
-Si alguno quiere ser el primero,
deberá ser el último de todos y el siervo de todos.
36 Y tomó a un niño y lo puso en medio de ellos; y
tomándole en sus brazos, les dijo:
37 -El que en mi nombre
recibe a alguien como este niño, a mí me recibe; y el que a mí me recibe
no me recibe a mí, sino al que me envió.
Quién está de nuestra parte
38 Juan le dijo:
-Maestro, vimos a alguien que echaba fuera demonios en tu nombre,
y se lo prohibimos, porque no nos seguía.
39 Pero Jesús dijo:
-No se lo prohibáis, porque nadie que
haga milagros en mi nombre podrá después hablar mal de mí.
40 Porque el que no es contra
nosotros, por nosotros es. 41
Cualquiera que os dé un vaso de agua en mi
nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que jamás perderá su
recompensa.
Ocasiones de caer
42 »Y a cualquiera que haga
tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se
le atase una gran piedra de molino al cuello y que fuese echado al mar.
43 »Si tu mano te hace
tropezar, córtala. Mejor te es entrar manco a la vida que teniendo dos
manos, ir al infierno, al fuego inextinguible. 44,
45 Si tu pie te hace tropezar,
córtalo. Mejor te es entrar cojo a la vida que teniendo dos pies, ser
echado al infierno. 46, 47
Y si tu ojo te hace tropezar, sácalo. Mejor
te es entrar con un solo ojo al reino de Dios que, teniendo dos ojos,
ser echado al infierno, 48
donde su gusano no muere, y el fuego
nunca se apaga.
49 »Porque todo será
salado con fuego. 50
Buena es la sal; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué será
salada? Tened sal en vosotros y vivid en paz los unos con los otros.
Una pregunta acerca del divorcio
10 Y levantándose de allí,
fue a las regiones de Judea y de más allá del Jordán. Las multitudes
volvieron a acudir a él, y de nuevo les enseñaba como él acostumbraba.
2 Entonces se acercaron unos fariseos para probarle, y le
preguntaron si era lícito al marido divorciarse de su mujer. 3
Pero él respondió y les dijo:
-¿Qué os mandó Moisés?
4 Ellos dijeron:
-Moisés permitió escribir carta de divorcio y despedirla.
5 Pero Jesús les dijo:
-Ante vuestra dureza de corazón, os
escribió este mandamiento. 6
Pero desde el principio de la creación,
Dios los hizo varón y mujer. 7
Por esta causa el hombre dejará a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer; 8
y serán los dos una sola carne. Así
que, ya no son más dos, sino una sola carne. 9
Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo
separe el hombre.
10 En casa sus discípulos volvieron a preguntarle
acerca de esto. 11 El les dijo:
-Cualquiera que se divorcia de su
mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella. 12
Y si la mujer se divorcia de su
marido y se casa con otro, comete adulterio.
Jesús bendice a los niños
13 Y le presentaban niños para que los tocase, pero los
discípulos los reprendieron. 14 Al verlo, Jesús se indignó y
les dijo: "Dejad a los niños venir a mí, y
no les impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. 15
De cierto os digo que cualquiera que
no reciba el reino de Dios como un niño, jamás entrará en él."
16 Entonces tomándolos en los brazos, puso las manos sobre
ellos y los bendijo.
Jesús y el joven rico
17 Cuando salía para continuar su camino, un hombre vino
corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó:
-Maestro bueno, ¿qué haré para obtener la vida eterna?
18 Pero Jesús le dijo:
-¿Por qué me llamas "bueno"? Ninguno
es bueno, sino sólo uno, Dios. 19
Tú conoces los mandamientos: No cometas
homicidio, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio,
no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.
20 Pero él le dijo:
-Maestro, todo esto he guardado desde mi juventud.
21 Entonces al mirarlo Jesús, le amó y le dijo:
-Una cosa te falta: Anda, vende todo
lo que tienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo. Y ven;
sígueme.
22 Pero él, abatido por esta palabra, se fue triste,
porque tenía muchas posesiones.
El peligro de las riquezas
23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
-¡Cuán difícilmente entrarán en el
reino de Dios los que tienen riquezas!
24 Los discípulos se asombraron por sus palabras; pero
Jesús, respondiendo de nuevo, les dijo:
-Hijitos, ¡cuán difícil es entrar en
el reino de Dios! 25 Más
fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico
entrar en el reino de Dios.
26 Pero ellos quedaron aun más atónitos diciendo entre
sí:
-¿Y quién podrá ser salvo?
27 Entonces Jesús, mirándolos, les dijo:
-Para los hombres es imposible; pero
no para Dios. Porque para Dios todas las cosas son posibles.
28 Pedro comenzó a decirle:
-He aquí, nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido.
29 Jesús le dijo:
-De cierto os digo que no hay nadie
que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos,
o campos, por causa de mí y del evangelio, 30
que no reciba cien veces más ahora en este
tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con
persecuciones; y en la edad venidera, la vida eterna. 31
Pero muchos primeros serán los
últimos, y los últimos, primeros.
Jesús anuncia su muerte y victoria
32 Iban por el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba
delante de ellos. Estaban asombrados, y los que le seguían tenían miedo.
Entonces, volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a declarar
las cosas que le estaban por acontecer:
33 -He aquí subimos a
Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales
sacerdotes y a los escribas. Le condenarán a muerte y le entregarán a
los gentiles. 34 Se
burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán; y después de
tres días resucitará.
Petición de los hijos de Zebedeo
35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a
él y le dijeron:
-Maestro, queremos que nos concedas lo que pidamos.
36 El les dijo:
-¿Qué queréis que haga por vosotros?
37 Ellos dijeron:
-Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el
otro a tu izquierda.
38 Entonces Jesús les dijo:
-No sabéis lo que pedís. ¿Podéis
beber la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo
soy bautizado?
39 Ellos dijeron:
-Podemos.
Y Jesús les dijo:
-Beberéis la copa que yo bebo, y
seréis bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado.
40 Pero el sentarse a mi derecha o a
mi izquierda no es mío concederlo, sino que es para quienes está
preparado.
41 Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse con
Jacobo y Juan. 42 Pero Jesús los llamó y les dijo:
-Sabéis que los que son tenidos por
príncipes de los gentiles se enseñorean de ellos, y sus grandes ejercen
autoridad sobre ellos. 43
Pero no es así entre vosotros. Más bien,
cualquiera que anhele hacerse grande entre vosotros será vuestro
servidor, 44 y cualquiera
que anhele ser el primero entre vosotros será siervo de todos.
45 Porque el Hijo del Hombre
tampoco vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en
rescate por muchos.
Jesús sana al ciego Bartimeo
46 Entonces llegaron a Jericó. Y cuando él iba saliendo de
Jericó junto con sus discípulos y una gran multitud, el ciego Bartimeo,
hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47
Y cuando oyó que era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar diciendo:
-¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí!
48 Muchos le regañaban para que se callara, pero él
gritaba aun más fuerte:
-¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
49 Entonces Jesús se detuvo y mandó llamarle. Llamaron
al ciego diciéndole:
-Ten confianza. Levántate. El te llama.
50 Entonces él, tirando su manto, se levantó y fue a
Jesús. 51 Y Jesús le respondió diciendo:
-¿Qué quieres que te haga?
El ciego le dijo:
-Rabí, que yo recobre la vista.
52 Jesús le dijo:
-Vete. Tu fe te ha salvado.
Al instante recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.
La entrada triunfal en Jerusalén
11 Cuando llegaron cerca de
Jerusalén, junto a Betfagé y Betania, frente al monte de los Olivos,
Jesús envió a dos de sus discípulos 2 y les dijo:
-Id a la aldea que está frente a
vosotros, y cuando hayáis entrado allí, en seguida hallaréis atado un
borriquillo sobre el cual ningún hombre ha montado. Desatadlo y traedlo.
3 Y si alguien os dice: "¿Por
qué hacéis eso?", decidle: "El Señor lo necesita, y luego lo enviará
aquí otra vez."
4 Ellos fueron y hallaron el borriquillo atado a la
puerta, afuera, en la esquina de dos calles; y lo desataron. 5
Algunos de los que estaban allí les dijeron:
-¿Qué hacéis desatando al borriquillo?
6 Ellos les dijeron tal como Jesús les había dicho, y
les dejaron ir.
7 Trajeron el borriquillo a Jesús y echaron sobre él
sus mantos, y se sentó sobre él. 8 Muchos tendieron sus
mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles. 9
Los que iban delante y los que le seguían aclamaban:
-¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
10 ¡Bendito el reino venidero de nuestro padre David!
¡Hosanna en las alturas!
11 Entró Jesús en Jerusalén, en el templo, y habiendo
mirado todo en derredor, como la hora ya era tarde, salió para Betania
con los doce.
Jesús y la higuera sin fruto
12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre.
13 Y viendo desde lejos una higuera que tenía hojas, se
acercó para ver si hallara en ella algo. Cuando vino a ella, no encontró
nada sino hojas, porque no era tiempo de higos. 14 Entonces
Jesús dijo a la higuera: "¡Nunca jamás coma
nadie de tu fruto!" Y lo oyeron sus discípulos.
Jesús purifica el templo
15 Llegaron a Jerusalén, y Jesús entró en el templo. Y
comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el
templo. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían
palomas, 16 y no consentía que nadie cruzase por el templo
llevando utensilio alguno. 17 Y enseñaba diciendo:
"¿No está escrito que mi casa será
llamada casa de oración para todas las naciones? Pero vosotros la
habéis hecho cueva de ladrones."
18 Lo oyeron los principales sacerdotes y los escribas,
y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, pues todo el pueblo
estaba maravillado de su doctrina. 19 Y al llegar la noche,
Jesús y los suyos salieron de la ciudad.
Lección de la higuera seca
20 Por la mañana, pasando por allí vieron que la higuera se
había secado desde las raíces. 21 Entonces Pedro,
acordándose, le dijo:
-Rabí, he aquí la higuera que maldijiste se ha secado.
22 Respondiendo Jesús les dijo:
-Tened fe en Dios. 23
De cierto os digo que cualquiera que
diga a este monte: "Quítate y arrójate al mar", y que no dude en su
corazón, sino que crea que será hecho lo que dice, le será hecho.
24 Por esta razón os digo que
todo por lo cual oráis y pedís, creed que lo habéis recibido, y os será
hecho. 25 ,26 Y cuando os
pongáis de pie para orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadle,
para que vuestro Padre que está en los cielos también os perdone a
vosotros vuestras ofensas.
La autoridad de Jesús
27 Volvieron a Jerusalén. Luego, mientras él andaba por el
templo, vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los
ancianos, 28 y le decían:
-¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio la
autoridad para hacer estas cosas?
29 Entonces Jesús les dijo:
-Yo os haré una pregunta.
Respondedme, y yo os diré con qué autoridad hago estas cosas:
30 El bautismo de Juan, ¿era del
cielo o de los hombres? Respondedme.
31 Entonces ellos razonaban entre sí diciendo:
-Si decimos "del cielo", dirá: "¿Por qué, pues, no le creísteis?"
32 Pero si decimos "de los hombres . . ."
Temían al pueblo, porque todos consideraban que verdaderamente
Juan era profeta. 33 Entonces respondiendo a Jesús dijeron:
-No sabemos.
Y Jesús les dijo:
-Tampoco yo os digo con qué autoridad
hago estas cosas.
Parábola de los labradores malvados
12 Entonces comenzó a
hablarles en parábolas:
-Un hombre plantó una viña. La rodeó
con una cerca, cavó un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos
labradores y se fue lejos. 2
A su debido tiempo envió un siervo a los
labradores, para recibir de los labradores una parte del fruto de la
viña. 3 Pero ellos lo
tomaron, lo hirieron y le enviaron con las manos vacías. 4
Volvió a enviarles otro siervo, pero
a ése le hirieron en la cabeza y le afrentaron. 5
Y envió otro, y a éste lo mataron. Envió a
muchos otros, pero ellos herían a unos y mataban a otros.
6 »Teniendo todavía un
hijo suyo amado, por último, también lo envió a ellos diciendo: "Tendrán
respeto a mi hijo." 7
Pero aquellos labradores dijeron entre sí: "Este es el heredero. Venid,
matémosle, y la heredad será nuestra." 8
Y le prendieron, lo mataron y le echaron
fuera de la viña.
9 »¿Qué, pues, hará el
señor de la viña? Vendrá, destruirá a los labradores y dará la viña a
otros. 10 ¿No habéis
leído esta Escritura:
La piedra que desecharon
los edificadores,
ésta fue hecha cabeza del
ángulo;
11 de parte del Señor
sucedió esto,
y es maravilloso en
nuestros ojos?
12 Ellos procuraban prenderle, pero temían a la
multitud, porque sabían que en aquella parábola se había referido a
ellos. Y dejándole, se fueron.
Pregunta sobre el tributo al César
13 Entonces enviaron a él algunos de los fariseos y de los
herodianos para que le sorprendiesen en alguna palabra. 14 Y
viniendo le dijeron:
-Maestro, sabemos que eres hombre de verdad y que no te cuidas de
nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad
enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo al César, o no?
¿Daremos o no daremos?
15 Entonces él, como entendió la hipocresía de ellos,
les dijo:
-¿Por qué me probáis? Traedme un
denario para que lo vea.
16 Se lo trajeron, y él les dijo:
-¿De quién es esta imagen y esta
inscripción?
Le dijeron:
-Del César.
17 Entonces Jesús les dijo:
-Dad al César lo que es del César, y
a Dios lo que es de Dios.
Y se maravillaban de él.
Pregunta acerca de la resurrección
18 Entonces vinieron a él unos saduceos, quienes dicen que no
hay resurrección, y le preguntaron diciendo:
19 -Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano
de alguno muere y deja mujer y no deja hijos, su hermano tome la
mujer y levante descendencia a su hermano. 20 Había siete
hermanos. El primero tomó mujer, y murió sin dejar descendencia. 21
La tomó el segundo y murió sin dejar descendencia. El tercero, de
la misma manera. 22 Así los siete no dejaron descendencia.
Después de todos, murió también la mujer. 23 En la
resurrección, cuando resuciten, puesto que los siete la tuvieron por
mujer, ¿de cuál de ellos será mujer?
24 Entonces Jesús les dijo:
-¿No es por esto que erráis, porque
no conocéis las Escrituras ni tampoco el poder de Dios? 25
Porque cuando resuciten de entre los
muertos, no se casarán ni se darán en casamiento, sino que son como los
ángeles que están en los cielos. 26
Y con respecto a si resucitan los muertos,
¿no habéis leído en el libro de Moisés, cómo le habló Dios desde la
zarza diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios
de Jacob? 27 Dios no
es Dios de muertos, sino de vivos. Vosotros erráis mucho.
El gran mandamiento
28 Se le acercó uno de los escribas al oírles discutir; y
dándose cuenta de que Jesús había respondido bien, le preguntó:
-¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
29 Jesús le respondió:
-El primero es: Escucha, Israel:
El Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. 31 El
segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro
mandamiento mayor que estos dos.
32 Entonces el escriba le dijo:
-Bien, Maestro. Has dicho la verdad: Dios es uno, y no hay otro
aparte de él; 33 y amarle con todo el corazón, con
todo el entendimiento, y con todas las fuerzas, y amar al
prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y
sacrificios.
34 Y viendo Jesús que había respondido sabiamente, le
dijo:
-No estás lejos del reino de Dios.
Ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas.
Jesús, hijo y Señor de David
35 Mientras estaba enseñando en el templo, Jesús respondiendo
decía:
-¿Cómo es que dicen los escribas que
el Cristo es hijo de David? 36
David mismo dijo mediante el Espíritu
Santo:
Dijo el Señor a mi Señor:
"Siéntate a mi diestra,
hasta que ponga a tus enemigos
debajo de tus pies."
37 David mismo le llama
"Señor"; ¿cómo es, pues, su hijo?
Y la gran multitud le escuchaba con gusto.
Jesús denuncia a los escribas
38 Y en su enseñanza decía:
-Guardaos de los escribas, a quienes
les gusta pasearse con ropas largas y aman las salutaciones en las
plazas, 39 las primeras
sillas en las sinagogas y los primeros asientos en los banquetes.
40 Estos, que devoran las casas
de las viudas y como pretexto hacen largas oraciones, recibirán mayor
condenación.
La ofrenda de la viuda pobre
41 Estando Jesús sentado frente al arca del tesoro, observaba
cómo el pueblo echaba dinero en el arca. Muchos ricos echaban mucho,
42 y una viuda pobre vino y echó dos blancas, que equivalen a
un cuadrante. 43 El llamó a sus discípulos y les dijo:
-De cierto os digo que esta viuda
pobre echó más que todos los que echaron en el arca. 44
Porque todos han echado de su
abundancia; pero ésta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su
sustento.
La inminente destrucción del templo
13 Cuando él salía del
templo, uno de sus discípulos dijo:
-Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios!
2 Y Jesús le dijo:
-¿Veis estos grandes edificios? Aquí
no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
Señales que anticipan el fin
3 Estando él sentado en el monte de los Olivos frente al
templo, Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaban aparte:
4 -Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas? ¿Y qué señal
habrá cuando todas estas cosas estén por cumplirse?
5 Jesús comenzó a decirles:
-Mirad que nadie os engañe.
6 Muchos vendrán en mi nombre
diciendo: "Yo soy", y engañarán a muchos. 7
Pero cuando oigáis de guerras y de rumores
de guerras, no os turbéis. Es necesario que así suceda, pero todavía no
es el fin. 8 Porque se
levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá terremotos
por todas partes. Habrá hambres. Estos son principio de dolores.
9 »Pero vosotros, mirad
por vosotros mismos. Porque os entregarán en los concilios, y seréis
azotados en las sinagogas. Por mi causa seréis llevados delante de
gobernadores y de reyes, para testimonio a ellos. 10
Es necesario que primero el evangelio sea
predicado a todas las naciones. 11
Cuando os lleven para entregaros, no os
preocupéis por lo que hayáis de decir. Más bien, hablad lo que os sea
dado en aquella hora; porque no sois vosotros los que habláis, sino el
Espíritu Santo. 12 El
hermano entregará a muerte a su hermano, y el padre a su hijo. Se
levantarán los hijos contra sus padres y los harán morir. 13
Y seréis aborrecidos de todos, por
causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
La abominación desoladora
14 »Pero cuando veáis que la
abominación desoladora se ha establecido donde no debe estar (el que
lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes.
15 El que esté en la azotea no
descienda ni entre para sacar algo de su casa, 16
y el que esté en el campo no vuelva atrás
para tomar su manto. 17
¡Ay de las que estén encintas y de las que críen en aquellos días!
18 Orad, pues, que no acontezca
en invierno. 19 Porque
aquellos días serán de tribulación como nunca ha habido desde el
principio de la creación que Dios creó, hasta ahora, ni habrá jamás.
20 Si el Señor no hubiese
acortado aquellos días, no se salvaría nadie; pero por causa de los
escogidos que él eligió, él ha acortado aquellos días.
Falsos cristos y falsos profetas
21 »Entonces, si alguien os
dice: "He aquí, aquí está el Cristo", o "He allí, allí está", no le
creáis. 22 Porque se
levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán señales y
maravillas para engañar, de ser posible, a los escogidos. 23
Pero vosotros, ¡mirad! Os lo he dicho
todo de antemano.
La venida del Hijo del Hombre
24 »Entonces en aquellos días,
después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará
su resplandor. 25 Las
estrellas caerán del cielo, y los poderes que están en los cielos serán
sacudidos. 26 Entonces
verán al Hijo del Hombre viniendo en las nubes con gran poder y
gloria. 27 Después
enviará a sus ángeles y reunirá a sus escogidos de los cuatro vientos,
desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
28 »De la higuera aprended
la parábola: Cuando su rama ya está tierna y brotan sus hojas, sabéis
que el verano está cerca. 29
Así también vosotros, cuando veáis que
suceden estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas. 30
De cierto os digo que no pasará esta
generación hasta que todas estas cosas sucedan. 31
El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán.
32 »Pero acerca de aquel
día o de la hora, nadie sabe; ni siquiera los ángeles en el cielo, ni
aun el Hijo, sino sólo el Padre. 33
Mirad y velad, porque no sabéis cuándo será
el tiempo. 34 Será como
el hombre que al salir de viaje dejó su casa y dio autoridad a sus
siervos, a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
35 Velad, pues, porque no sabéis
cuándo vendrá el Señor de la casa, sea a la tarde, a la medianoche, al
canto del gallo o a la mañana; 36
no sea que cuando vuelva de repente os
halle durmiendo. 37 Lo
que a vosotros digo, a todos digo: ¡Velad!
Acuerdo para matar a Jesús
14 Dos días después era la
Pascua y la fiesta de los panes sin levadura. Y los principales
sacerdotes y los escribas estaban buscando cómo prenderle por engaño y
matarle, 2 pues decían: "No en la fiesta, de modo que no se
haga alboroto en el pueblo."
Jesús es ungido en Betania
3 Estando él en Betania sentado a la mesa en casa de Simón el
leproso, vino una mujer que tenía un frasco de alabastro con perfume de
nardo puro de gran precio. Y quebrando el frasco de alabastro, lo
derramó sobre la cabeza de Jesús. 4 Pero había allí algunos
que se indignaron entre sí y dijeron:
-¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? 5
Porque podría haberse vendido este perfume por más de trescientos
denarios y haberse dado a los pobres.
Y murmuraban contra ella, 6 pero Jesús dijo:
-Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Ella
ha hecho una buena obra conmigo. 7
Porque siempre tenéis a los pobres con
vosotros, y cuando queréis les podéis hacer bien; pero a mí no siempre
me tenéis. 8 Ella ha
hecho lo que podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la
sepultura. 9 De cierto os
digo que dondequiera que sea predicado este evangelio en todo el mundo,
también lo que ésta ha hecho será contado para memoria de ella.
Judas ofrece traicionar a Jesús
10 Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los
principales sacerdotes para entregárselo. 11 Ellos, al oírlo,
se alegraron y prometieron darle dinero. Y él buscaba cómo entregarle en
un momento oportuno.
Preparativos para la Pascua
12 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura,
cuando sacrificaban el cordero de la Pascua, sus discípulos le dijeron:
-¿Dónde quieres que vayamos y hagamos los preparativos para que
comas la Pascua?
13 El envió a dos de sus discípulos y les dijo:
-Id a la ciudad, y os saldrá al
encuentro un hombre llevando un cántaro de agua. Seguidle;
14 y donde entre, decid al dueño de
casa: "El Maestro dice: ’¿Dónde está mi habitación donde he de comer la
Pascua con mis discípulos?’ " 15
Y él os mostrará un gran aposento alto ya
dispuesto y preparado. Preparad allí para nosotros.
16 Salieron sus discípulos, entraron en la ciudad,
hallaron como les había dicho y prepararon la Pascua.
Jesús anuncia la traición de Judas
17 Al atardecer fue con los doce; 18 y cuando
estaban sentados a la mesa comiendo, Jesús dijo:
-De cierto os digo que uno de
vosotros, el que come conmigo, me va a entregar.
19 Entonces comenzaron a entristecerse y a decirle uno
tras otro:
-¿Acaso seré yo?
20 El les dijo:
-Es uno de los doce, el que moja el
pan conmigo en el plato. 21
A la verdad, el Hijo del Hombre va, tal
como está escrito de él. Pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado
el Hijo del Hombre! Bueno le fuera a aquel hombre no haber nacido.
La Cena del Señor
22 Mientras ellos comían, Jesús tomó pan y lo bendijo; lo
partió, les dio y dijo:
-Tomad; esto es mi cuerpo.
23 Tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y
bebieron todos de ella. 24 Y él les dijo:
-Esto es mi sangre del pacto, la cual
es derramada a favor de muchos. 25
De cierto os digo que no beberé más del
fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo en el reino de
Dios.
26 Y después de cantar un himno, salieron al monte de
los Olivos.
Jesús predice la negación de Pedro
27 Entonces Jesús les dijo:
-Todos os escandalizaréis de mí;
porque escrito está: Heriré al pastor, y serán dispersadas las ovejas.
28 Pero después de haber
resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
29 Entonces Pedro le dijo:
-Aunque todos sean escandalizados, yo no.
30 Jesús le dijo:
-De cierto te digo que hoy, en esta
noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, tú me negarás tres
veces.
31 Pero él decía con mayor insistencia:
-Aunque me sea necesario morir contigo, jamás te negaré.
También todos decían lo mismo.
Angustia de Jesús en Getsemaní
32 Llegaron al lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus
discípulos:
-Sentaos aquí, mientras yo oro.
33 Tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a
entristecerse y a angustiarse. 34 Y les dijo:
-Mi alma está muy triste, hasta la
muerte. Quedaos aquí y velad.
35 Pasando un poco adelante, se postraba en tierra y
oraba que de ser posible, pasase de él aquella hora. 36
Decía:
-¡Abba, Padre, todo es posible para
ti! ¡Aparta de mí esta copa! Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú
quieres.
37 Volvió y los halló durmiendo, y le dijo a Pedro:
-Simón, ¿duermes? ¿No has podido
velar una sola hora? 38
Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu a la verdad
está dispuesto, pero la carne es débil.
39 De nuevo se apartó y oró diciendo las mismas
palabras. 40 Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo,
porque sus ojos estaban cargados de sueño. Y no sabían qué responderle.
41 Volvió por tercera vez y les dijo:
-¿Todavía estáis durmiendo y
descansando? Basta ya. La hora ha venido. He aquí, el Hijo del Hombre es
entregado en manos de los pecadores. 42
¡Levantaos, vamos! He aquí, está cerca el
que me entrega.
Jesús es arrestado
43 En seguida, mientras él aún hablaba, llegó Judas, uno de
los doce, y con él una multitud con espadas y palos, de parte de los
principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos. 44
El que le entregaba les había dado señal diciendo: "Al que yo bese, ése
es. Prendedle y llevadle con seguridad." 45 Cuando llegó, de
inmediato se acercó a él y dijo:
-¡Rabí!
Y le besó. 46 Entonces ellos le echaron mano y le
prendieron; 47 pero uno de los que estaban allí, sacando su
espada, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.
48 Jesús respondió y les dijo:
-¿Como contra un asaltante habéis
salido con espadas y palos para prenderme? 49
Cada día yo estaba delante de vosotros
enseñando en el templo, y no me prendisteis. Pero así es, para que se
cumplan las Escrituras.
50 Entonces todos los suyos le abandonaron y huyeron.
51 Pero cierto joven, habiendo cubierto su cuerpo desnudo con
una sábana, le seguía; y le prendieron. 52 Pero él, dejando
la sábana, huyó desnudo.
Jesús ante el Sanedrín
53 Llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote; y se reunieron
con él todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas.
54 Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo
sacerdote, y estaba sentado con los guardias y se calentaba ante el
fuego.
55 Los principales sacerdotes y todo el Sanedrín
buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a muerte; pero no lo
hallaban. 56 Porque muchos daban falso testimonio contra
Jesús, pero sus testimonios no concordaban. 57 Entonces se
levantaron unos, y dieron falso testimonio contra él diciendo:
58 -Nosotros le oímos decir: "Yo derribaré este templo
que ha sido hecho con manos, y en tres días edificaré otro hecho sin
manos."
59 Pero ni aun así concordaba el testimonio de ellos.
60 Entonces el sumo sacerdote se levantó en medio y preguntó
a Jesús diciendo:
-¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
61 Pero él callaba y no respondió nada. Otra vez el
sumo sacerdote le preguntó y le dijo:
-¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
62 Jesús le dijo:
-Yo soy. Y además, veréis al Hijo
del Hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo con las
nubes del cielo.
63 Entonces el sumo sacerdote rasgó su vestidura y
dijo:
-¿Qué más necesidad tenemos de testigos? 64 Vosotros
habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?
Y todos ellos le condenaron como reo de muerte. 65
Algunos comenzaron a escupirle, a cubrirle la cara y a darle de
bofetadas, diciendo:
-¡Profetiza!
También los guardias le recibieron a bofetadas.
Pedro niega a Jesús
66 Estando Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas
del sumo sacerdote. 67 Cuando vio a Pedro calentándose, se
fijó en él y le dijo:
-Tú también estabas con Jesús de Nazaret.
68 Pero él negó diciendo:
-No lo conozco, ni sé lo que dices.
Y salió afuera a la entrada, y el gallo cantó. 69
Cuando la criada le vio, comenzó otra vez a decir a los que estaban
allí:
-Este es uno de ellos.
70 Pero él negó otra vez.
Poco después, los que estaban allí decían otra vez a Pedro:
-Verdaderamente tú eres uno de ellos, porque eres galileo.
71 Pero él comenzó a maldecir y a jurar:
-¡No conozco a este hombre de quien habláis!
72 Y en seguida cantó el gallo por segunda vez, y Pedro
se acordó de la palabra, como Jesús le había dicho: "Antes que cante el
gallo dos veces, tú me negarás tres veces." Y pensando en esto, lloraba.
Jesús ante Pilato
15 Y luego, muy de mañana,
cuando los principales sacerdotes ya habían consultado con los ancianos,
con los escribas y con todo el Sanedrín, después de atar a Jesús, le
llevaron y le entregaron a Pilato.
2 Y Pilato le preguntó:
-¿Eres tú el rey de los judíos?
Y respondiendo le dijo:
-Tú lo dices.
3 Los principales sacerdotes le acusaban de muchas
cosas. 4 Pero Pilato le preguntaba de nuevo diciendo:
-¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan.
5 Pero Jesús aun con eso no respondió nada, de modo que
Pilato se maravillaba.
6 En la fiesta Pilato solía soltarles un preso, el que
pidiesen. 7 Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con
los rebeldes que habían cometido homicidio en la insurrección. 8
La multitud se levantó y comenzó a pedir que les hiciese como
acostumbraba.
9 Entonces Pilato les respondió diciendo:
-¿Queréis que yo os suelte al rey de los judíos?
10 Porque sabía que por envidia le habían entregado los
principales sacerdotes. 11 Pero los principales sacerdotes
incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás.
12 De nuevo intervino Pilato y les decía:
-¿Qué, pues, queréis que haga con el que llamáis "el rey de los
judíos"?
13 De nuevo gritaron:
-¡Crucifícale!
14 Entonces Pilato les dijo:
-¿Pues, qué mal ha hecho?
Pero lanzaron gritos aun más fuertes:
-¡Crucifícale!
15 Entonces Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les
soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese
crucificado.
Los soldados se burlan de Jesús
16 Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, que es
el Pretorio, y convocaron a toda la compañía. 17 Le vistieron
de púrpura; y habiendo entretejido una corona de espinas, se la pusieron
18 y comenzaron a aclamarle:
-¡Viva, rey de los judíos!
19 También le golpeaban la cabeza con una caña, le
escupían y puestos de rodillas le rendían homenaje.
20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el
manto de púrpura y le pusieron su propia ropa. Entonces le sacaron para
crucificarle.
La crucifixión de Jesús
21 Obligaron a uno que pasaba viniendo del campo, a un cierto
Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, a que cargara la cruz de
Jesús. 22 Y le llevaron al lugar llamado Gólgota, que
traducido es lugar de la Calavera. 23 Le dieron vino mezclado
con mirra, pero él no lo tomó. 24 Y le crucificaron, y
repartieron sus vestiduras, echando suertes sobre ellas para ver qué se
llevaría cada uno. 25 Era la hora tercera cuando le
crucificaron. 26 El título de su acusación estaba escrito: EL
REY DE LOS JUDIOS. 27 Y con él crucificaron a dos ladrones,
uno a su derecha y otro a su izquierda.28, 29 Y
los que pasaban le insultaban, meneando sus cabezas y diciendo:
-¡Ah! Tú que derribas el templo y lo edificas en tres días,
30 ¡sálvate a ti mismo y desciende de la cruz!
31 De igual manera, burlándose de él entre ellos
mismos, los principales sacerdotes junto con los escribas decían:
-A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar. 32 ¡Que
el Cristo, el rey de Israel, descienda ahora de la cruz para que veamos
y creamos!
También los que estaban crucificados con él le injuriaban.
La muerte de Jesús
33 Cuando llegó la hora sexta, descendió oscuridad sobre toda
la tierra, hasta la hora novena. 34 Y en la hora novena Jesús
exclamó a gran voz, diciendo:
-¡Eloi, Eloi! ¿Lama sabactani?
-que traducido quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?-.
35 Al oírle, algunos de los que estaban allí decían:
-He aquí, llama a Elías.
36 Corrió uno y empapó una esponja en vinagre, la puso
en una caña y le dio a beber, diciendo:
-Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.
37 Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró. 38
Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
39 El centurión que estaba de pie delante de él, cuando
vio que había muerto de esta manera, dijo:
-¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!
40 También estaban allí algunas mujeres, mirando desde
lejos. Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de
Jacobo el Menor y de José, y Salomé. 41 Cuando Jesús estaba
en Galilea, éstas le seguían y le servían. También había muchas otras
que habían subido con él a Jerusalén.
Jesús es sepultado
42 Cuando ya atardecía, siendo el día de la Preparación, es
decir, la víspera del sábado, 43 llegó José de Arimatea,
miembro ilustre del concilio, quien también esperaba el reino de Dios, y
entró osadamente a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
44 Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto. Y
llamando al centurión, le preguntó si ya había muerto. 45 Una
vez informado por el centurión, concedió el cuerpo a José. 46
Comprando una sábana y bajándole de la cruz, José lo envolvió en la
sábana y lo puso en un sepulcro que había sido cavado en una peña. Luego
hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y María la madre de José miraban
dónde le ponían.
La resurrección de Jesús
16 Cuando pasó el sábado,
María Magdalena, María madre de Jacobo, y Salomé compraron especias
aromáticas para ir a ungirle. 2 Muy de mañana, el primer día
de la semana, fueron al sepulcro apenas salido el sol, 3 y
decían una a otra:
-¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?
4 Pero cuando miraron, vieron que la piedra ya había
sido removida, a pesar de que era muy grande. 5 Y cuando
entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho,
vestido de una larga ropa blanca, y se asustaron. 6 Pero él
les dijo:
-No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, quien fue
crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. He aquí el lugar donde le
pusieron. 7 Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que
él va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis, como os dijo.
8 Ellas salieron y huyeron del sepulcro, porque
temblaban y estaban presas de espanto. Y no dijeron nada a nadie, porque
tenían miedo.
Una conclusión del Evangelio
9 [Una vez resucitado Jesús, muy de mañana en el primer día
de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de la cual había
echado siete demonios. 10 Ella fue y lo anunció a los que
habían estado con él, que estaban tristes y lloraban. 11 Pero
cuando ellos oyeron que estaba vivo y que había sido visto por ella, no
lo creyeron.
12 Después apareció en otra forma a dos de ellos que
iban caminando hacia el campo. 13 Ellos fueron y lo
anunciaron a los demás, pero tampoco a ellos les creyeron.
14 Luego, apareció a los once cuando estaban sentados a
la mesa, y les reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, porque
no habían creído a los que le habían visto resucitado.
15 Y les dijo: "Id por
todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16
El que cree y es bautizado será
salvo; pero el que no cree será condenado. 17
Estas señales seguirán a los que creen: En
mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas,
18 tomarán serpientes en las manos, y
si llegan a beber cosa venenosa, no les dañará. Sobre los enfermos
pondrán sus manos, y sanarán."
19 Después que les habló, el Señor Jesús fue recibido
arriba en el cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Y
ellos salieron y predicaron en todas partes, actuando con ellos el Señor
y confirmando la palabra con las señales que seguían.
Reina-Valera Actualizada,1989. |