El Libro de
los
Jueces
Establecimiento de Israel en Canaán
1 Aconteció, después de la
muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehovah
preguntando:
-¿Quién subirá primero por nosotros para combatir contra los
cananeos?
2 Y Jehovah respondió:
-Judá subirá. He aquí que yo he entregado la tierra en su mano.
3 Entonces Judá dijo a Simeón su hermano:
-Sube conmigo a mi territorio y combatamos contra los cananeos, y
después yo también iré contigo a tu territorio.
Y Simeón fue con él. 4 Entonces subió Judá, y Jehovah
entregó en su mano a los cananeos y a los ferezeos; y derrotaron en
Bezec a 10.000 hombres de ellos. 5 En Bezec hallaron a
Adonibezec y combatieron contra él. Y derrotaron a los cananeos y a los
ferezeos. 6 Adonibezec huyó, pero lo persiguieron, lo
capturaron y le cortaron los pulgares de sus manos y de sus pies. 7
Entonces dijo Adonibezec: "Setenta reyes con los pulgares de sus
manos y de sus pies cortados recogían las migajas debajo de mi mesa. Tal
como yo hice, así me ha pagado Dios." Y lo llevaron a Jerusalén, donde
murió.
8 Entonces los hijos de Judá combatieron contra
Jerusalén, la tomaron, la hirieron a filo de espada y prendieron fuego a
la ciudad. 9 Y después los hijos de Judá descendieron para
combatir contra los cananeos que habitaban en la región montañosa, en el
Néguev y en la Sefela.
10 Luego marchó Judá contra los cananeos que habitaban
en Hebrón y derrotó a Sesai, a Ajimán y a Talmai. (Antes el nombre de
Hebrón era Quiriat-arba.) 11 De allí marchó contra los
habitantes de Debir. (Antes el nombre de Debir era Quiriat-séfer.)
12 Entonces Caleb dijo:
-Al que ataque y tome Quiriat-séfer, yo le daré por mujer a mi
hija Acsa.
13 Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb, fue
quien la tomó. Y Caleb le dio por mujer a su hija Acsa. 14 Y
aconteció que cuando ella llegó, le persuadió a que pidiese a su padre
un campo. Entonces ella hizo señas desde encima del asno, y Caleb le
preguntó:
-¿Qué quieres?
15 Ella le respondió:
-Hazme un favor: Ya que me has dado tierra en el Néguev, dame
también fuentes de aguas.
Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de
abajo.
16 Los descendientes del queneo, suegro de Moisés,
subieron con los hijos de Judá de la Ciudad de las Palmeras al desierto
de Judá que está en el Néguev de Arad, y fueron y habitaron con el
pueblo.
17 Después fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron
a los cananeos que habitaban en Sefat, y la destruyeron. Y pusieron por
nombre a la ciudad Horma.
18 Judá también tomó Gaza con su territorio, Ascalón
con su territorio y Ecrón con su territorio. 19 Jehovah
estaba con Judá, y éste tomó posesión de la región montañosa. Pero no
pudo echar a los habitantes del valle, porque éstos tenían carros de
hierro.
20 Después dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había
dicho. Y él echó de allí a los tres hijos de Anac.
21 Pero los hijos de Benjamín no pudieron echar a los
jebuseos que habitaban en Jerusalén. Así que los jebuseos han habitado
con los hijos de Benjamín en Jerusalén, hasta el día de hoy.
22 También los de la casa de José subieron contra
Betel, y Jehovah estuvo con ellos. 23 Los de la casa de José
hicieron un reconocimiento de Betel. (Antes el nombre de la ciudad era
Luz.) 24 Los espías vieron a un hombre que salía de la ciudad
y le dijeron: "Por favor, muéstranos la entrada de la ciudad, y
tendremos misericordia de ti." 25 El les mostró la entrada de
la ciudad, y ellos la hirieron a filo de espada; pero dejaron libre a
aquel hombre y a toda su familia. 26 El hombre se fue a la
tierra de los heteos y edificó una ciudad a la que llamó Luz; éste es su
nombre hasta el día de hoy.
27 Pero Manasés no pudo echar a los habitantes de Bet-seán
y sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus
aldeas, ni a los de Ibleam y sus aldeas, ni a los de Meguido y sus
aldeas. Más bien, los cananeos persistieron en habitar en aquella
tierra. 28 Sin embargo, aconteció que cuando Israel llegó a
ser fuerte, sometió a los cananeos a tributo laboral, pero no los echó
del todo.
29 Tampoco Efraín pudo echar a los cananeos que
habitaban en Gezer, sino que los cananeos habitaron en medio de ellos,
en Gezer.
30 Tampoco Zabulón pudo echar a los habitantes de
Quitrón ni a los habitantes de Nahalal. Los cananeos habitaron en medio
de ellos, pero fueron sometidos a tributo laboral.
31 Tampoco Aser pudo echar a los habitantes de Aco, ni
a los habitantes de Sidón, ni de Ajlab, ni de Acziv, ni de Helba, ni de
Afec, ni de Rejob. 32 Los de Aser vivieron entre los
cananeos, habitantes de aquella tierra, porque no los pudieron echar.
33 Tampoco Neftalí pudo echar a los habitantes de Bet-semes,
ni a los de Bet-anat, sino que habitó entre los cananeos que habitaban
en la tierra. Los habitantes de Bet-semes y los de Bet-anat fueron
sometidos a tributo laboral.
34 Los amorreos contuvieron a los hijos de Dan en la
región montañosa, y no permitieron que bajaran al valle. 35
Los amorreos persistieron en habitar en el monte Heres, en Ajalón y en
Saalbín. Pero al llegar a ser fuerte la casa de José, aquéllos fueron
sometidos a tributo laboral. 36 La frontera de los amorreos
se extendía desde la cuesta de Acrabim, desde Sela hacia arriba.
El ángel de Jehovah en Boquim
2 El ángel de Jehovah subió
de Gilgal a Boquim, y dijo:
-Yo os saqué de Egipto y os introduje en la tierra acerca de la
cual había jurado a vuestros padres diciendo: "No invalidaré jamás mi
pacto con vosotros, 2 con tal que vosotros no hagáis una
alianza con los habitantes de esta tierra, cuyos altares habréis de
derribar." Pero vosotros no habéis obedecido mi voz. ¿Por qué habéis
hecho esto? 3 Por eso yo digo también: No los echaré de
delante de vosotros, sino que os serán adversarios, y sus dioses os
servirán de tropiezo.
4 Aconteció que cuando el ángel de Jehovah acabó de
decir estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz
y lloró. 5 Por eso llamaron a aquel lugar Boquim. Y
ofrecieron allí sacrificios a Jehovah.
Fin de la generación de Josué
6 Cuando Josué ya había despedido al pueblo, los hijos de
Israel se fueron cada uno a su heredad para tomar posesión de la tierra.
7 El pueblo sirvió a Jehovah todo el tiempo de Josué y todo
el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, quienes habían
visto todas las grandes obras que Jehovah había hecho por Israel.
8 Josué hijo de Nun, siervo de Jehovah, murió cuando
tenía 110 años. 9 Y lo sepultaron en el terreno de su heredad
en Timnat-séraj, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte
Gaas. 10 Y toda aquella generación fue también reunida con
sus padres.
Apostasía y aflicción de Israel
Después de ellos se levantó otra generación que no conocía a Jehovah, ni
la obra que él había hecho por Israel. 11 Los hijos de Israel
hicieron lo malo ante los ojos de Jehovah y sirvieron a los Baales.
12 Abandonaron a Jehovah, el Dios de sus padres, que los había
sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, entre los
dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales
adoraron; y provocaron a ira a Jehovah. 13 Abandonaron a
Jehovah, y sirvieron a Baal y a las Astartes. 14 El furor de
Jehovah se encendió contra Israel, y los entregó en mano de saqueadores
que los saqueaban. Los abandonó en mano de sus enemigos de alrededor, y
ellos no pudieron resistir más ante sus enemigos. 15
Dondequiera que salían, la mano de Jehovah estaba contra ellos para mal,
como Jehovah les había dicho y como Jehovah les había jurado. Así los
afligió en gran manera.
Surgimiento de los jueces
16 Entonces Jehovah levantó jueces que los librasen de mano
de los que les saqueaban. 17 Pero tampoco escuchaban a sus
jueces, sino que se prostituían tras otros dioses a los cuales adoraban.
Se apartaron pronto del camino por el que habían andado sus padres,
quienes habían obedecido los mandamientos de Jehovah. Ellos no lo
hicieron así.
18 Cuando Jehovah les levantaba jueces, Jehovah estaba
con el juez y los libraba de mano de sus enemigos todo el tiempo de
aquel juez. Porque Jehovah se conmovía ante sus gemidos, a causa de los
que los oprimían y afligían. 19 Pero acontecía que cuando
moría el juez, ellos volvían atrás y se corrompían más que sus padres,
siguiendo a otros dioses para servirles y para postrarse ante ellos. No
se apartaban de sus obras ni de su obstinado camino.
Pueblos dejados en medio de Israel
20 Entonces el furor de Jehovah se encendió contra Israel, y
dijo: "Puesto que este pueblo ha quebrantado mi pacto que yo establecí
con sus padres, y no ha obedecido mi voz, 21 tampoco yo
volveré a echar de delante de ellos a ninguna de las naciones que Josué
dejó cuando murió, 22 para que por medio de ellas yo pruebe
si Israel va a guardar o no el camino de Jehovah andando por él, como
sus padres lo guardaron."
23 Por eso Jehovah dejó allí a aquellas naciones y no
las arrojó de una vez, ni las entregó en mano de Josué.
3 Estas son las
naciones que Jehovah dejó para probar por medio de ellas a Israel -a
todos los que no habían conocido ninguna de las guerras de Canaán-,
2 sólo para que las generaciones de los hijos de Israel conociesen
la guerra y la enseñasen a los que antes no la habían conocido: 3
los cinco jefes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios
y los heveos que habitaban en la región montañosa del Líbano, desde el
monte Baal-hermón hasta Lebo-hamat. 4 Estos estaban para
probar por medio de ellos a Israel, para saber si éste obedecería los
mandamientos que Jehovah había dado a sus padres por medio de Moisés.
5 Así es que los hijos de Israel habitaban entre los
cananeos, los heteos, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los
jebuseos. 6 Además, tomaron a sus hijas por mujeres, dieron
sus hijas a los hijos de ellos y sirvieron a sus dioses.
Otoniel derrota a Cusán-risataim
7 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de
Jehovah. Olvidaron a Jehovah su Dios y sirvieron a los Baales y a las
Aseras. 8 Así que el furor de Jehovah se encendió contra
Israel, y los abandonó en manos de Cusán-risataim, rey de Siria
mesopotámica. Los hijos de Israel sirvieron a Cusán-risataim durante
ocho años.
9 Pero cuando los hijos de Israel clamaron a Jehovah,
Jehovah levantó un libertador a los hijos de Israel, quien los libró.
Este fue Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. 10
El Espíritu de Jehovah vino sobre él, y juzgó a Israel. Salió a la
guerra, y Jehovah entregó en su mano a Cusán-risataim, rey de Siria
mesopotámica; y su mano prevaleció contra Cusán-risataim. 11
Así reposó la tierra durante cuarenta años. Y murió Otoniel hijo de
Quenaz.
Ehud mata a Eglón, rey de Moab
12 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los
ojos de Jehovah. Y Jehovah fortaleció a Eglón, rey de Moab, contra
Israel, porque habían hecho lo malo ante los ojos de Jehovah. 13
El rey reunió consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y fue y
derrotó a Israel; y tomaron posesión de la Ciudad de las Palmeras.
14 Y los hijos de Israel sirvieron a Eglón, rey de Moab, durante
dieciocho años.
15 Pero los hijos de Israel clamaron a Jehovah, y
Jehovah les levantó un libertador: Ehud hijo de Gera, un hombre de
Benjamín, que era zurdo. Los hijos de Israel enviaron con él un presente
a Eglón, rey de Moab. 16 Ehud se había hecho un puñal de
doble filo y de un gomed de largo, y se lo ciñó debajo de su ropa, sobre
su muslo derecho. 17 El entregó el presente a Eglón, rey de
Moab. Eglón era un hombre muy obeso. 18 Aconteció que después
de haber entregado el presente, Ehud despidió a la gente que lo había
traído. 19 Pero él se volvió desde los ídolos que están cerca
de Gilgal, y le dijo:
-Oh rey, tengo un mensaje secreto para ti.
Entonces él dijo:
-¡Calla!
Luego salieron de su presencia todos los que estaban con él.
20 Y Ehud se acercó a él, quien estaba sentado en una sala de
verano que tenía para él solo. Ehud le dijo:
-Tengo un mensaje de Dios para ti.
Entonces él se levantó de su silla, 21 pero Ehud
extendió su mano izquierda, tomó el puñal de su muslo derecho y se lo
hundió en el vientre. 22 El mango entró tras la hoja, y la
gordura cubrió la hoja, porque no sacó el puñal de su vientre; y le
salió por detrás. 23 Luego Ehud salió al pórtico, cerró tras
sí las puertas de la sala de verano y puso el cerrojo.
24 Cuando él salió, fueron los siervos del rey y
miraron; y he aquí que las puertas de la sala estaban cerradas con
cerrojo. Ellos dijeron:
-Sin duda está haciendo sus necesidades en el interior de la sala
de verano.
25 Esperaron hasta quedar desconcertados. Pero viendo
que él no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y la abrieron.
Y he aquí que su señor estaba caído sobre el suelo, muerto. 26
Mientras ellos esperaban, Ehud se escapó. Luego pasó los ídolos y
se escapó hacia Seirat.
Ehud derrota a los moabitas
27 Cuando llegó, tocó la corneta en la región montañosa de
Efraín. Entonces los hijos de Israel descendieron con él de los montes,
y él iba delante de ellos. 28 Después él les dijo:
-¡Seguidme, porque Jehovah ha entregado en vuestra mano a vuestros
enemigos, los moabitas!
Ellos fueron tras él, tomaron los vados del Jordán que conducen a
Moab y no dejaron pasar a nadie. 29 En aquella ocasión
mataron como a 10.000 hombres de los moabitas, todos hombres robustos y
valientes. No escapó ninguno. 30 Así quedó Moab, aquel día,
sometido bajo la mano de Israel.
Y la tierra reposó durante ochenta años.
Samgar derrota a los filisteos
31 Después de él vino Samgar hijo de Anat, quien mató a 600
hombres de los filisteos con una aguijada de buey. El también libró a
Israel.
Débora, juez en Israel
4 Después de la muerte de
Ehud, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de
Jehovah. 2 Entonces Jehovah los abandonó en mano de Jabín,
rey de Canaán, el cual reinaba en Hazor. El jefe de su ejército era
Sísara, y habitaba en Haroset-goím.
3 Los hijos de Israel clamaron a Jehovah, porque aquél
tenía 900 carros de hierro y había oprimido con crueldad a los hijos de
Israel durante veinte años.
4 En aquel tiempo gobernaba a Israel Débora, profetisa,
esposa de Lapidot. 5 Ella solía sentarse debajo de la palmera
de Débora, entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín. Y los
hijos de Israel acudían a ella para juicio.
6 Entonces ella mandó llamar a Barac hijo de Abinoam,
de Quedes de Neftalí, y le dijo:
-¿No te ha mandado Jehovah Dios de Israel, diciendo: "Vé, toma
contigo a 10.000 hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de
Zabulón, reúnelos en el monte Tabor, 7 y yo atraeré hacia ti,
al arroyo de Quisón, a Sísara, jefe del ejército de Jabín, con sus
carros y sus escuadrones, y lo entregaré en tu mano"?
8 Barac le respondió:
-Si tú vas conmigo, yo iré. Pero si no vas conmigo, no iré.
9 Ella le dijo:
-¡Ciertamente iré contigo! Sólo que no será tuya la gloria, por la
manera en que te comportas; porque en manos de una mujer entregará
Jehovah a Sísara.
Débora se levantó y fue con Barac a Quedes. 10 Entonces
Barac convocó a Zabulón y a Neftalí en Quedes, y le siguieron 10.000
hombres. Y Débora fue con él.
11 Heber el queneo se había apartado de los queneos
descendientes de Hobab, suegro de Moisés, y había ido instalando sus
tiendas hasta la encina de Zaananim, que está junto a Quedes.
La derrota del ejército de Sísara
12 Cuando comunicaron a Sísara que Barac hijo de Abinoam
había subido al monte Tabor, 13 Sísara reunió todos sus
carros, 900 carros de hierro, con todo el pueblo que estaba con él,
desde Haroset-goím hasta el arroyo de Quisón.
14 Entonces Débora dijo a Barac:
-¡Levántate, porque éste es el día en que Jehovah ha entregado a
Sísara en tu mano! ¿No ha salido Jehovah delante de ti?
Barac descendió del monte Tabor con los 10.000 hombres detrás de
él. 15 Y Jehovah desbarató a filo de espada a Sísara con
todos sus carros y todo su ejército, delante de Barac. Sísara mismo se
bajó del carro y huyó a pie. 16 Entonces Barac persiguió los
carros y al ejército hasta Haroset-goím. Todo el ejército de Sísara cayó
a filo de espada hasta no quedar ni uno.
La muerte de Sísara
17 Sísara huyó a pie a la tienda de Jael, mujer de Heber el
queneo, porque había paz entre Jabín, rey de Hazor, y la casa de Heber
el queneo. 18 Jael salió para recibir a Sísara y le dijo:
-¡Ven, señor mío! Ven a mí; no tengas temor.
El entró en la tienda con ella, y ella le cubrió con una manta.
19 Y él le dijo:
-Por favor, dame un poco de agua, porque tengo sed.
Ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y lo volvió a
cubrir. 20 Entonces él le dijo:
-Quédate a la entrada de la tienda, y si alguien viene y te
pregunta diciendo: "¿Hay alguno aquí?", responderás que no.
21 Pero Jael, mujer de Heber, tomó una estaca de la
tienda, y tomando un mazo en su mano fue a él silenciosamente y le metió
la estaca por las sienes, clavándola en la tierra, mientras él estaba
profundamente dormido y agotado. Así murió.
22 Y he aquí que cuando Barac venía persiguiendo a
Sísara, Jael salió a su encuentro y le dijo:
-Ven, y te mostraré al hombre que buscas.
El entró con ella, y he aquí que Sísara yacía muerto con la estaca
clavada en su sien. 23 Así sometió Dios aquel día a Jabín,
rey de Canaán, ante los hijos de Israel. 24 Y la mano de los
hijos de Israel comenzó a endurecerse más y más contra Jabín, rey de
Canaán, hasta que lo destruyeron.
El cántico de Débora
5 Aquel día cantó Débora
con Barac hijo de Abinoam, diciendo:
2 "Por haberse puesto al frente los caudillos en
Israel,
por haberse ofrecido el pueblo voluntariamente,
¡bendecid a Jehovah!
3 "Oíd, oh reyes; escuchad, oh gobernantes:
Yo cantaré a Jehovah;
cantaré salmos a Jehovah Dios de Israel.
4 "Oh Jehovah, cuando saliste de Seír,
cuando marchaste desde el campo de Edom, la tierra tembló;
también los cielos gotearon,
y las nubes gotearon agua.
5 Los montes temblaron delante de Jehovah;
aquel Sinaí, delante de Jehovah Dios de Israel.
6 "En los días de Samgar hijo de Anat,
en los días de Jael,
los caminos quedaron abandonados,
y los caminantes se apartaban
por sendas retorcidas.
7 Quedaron abandonadas las aldeas en Israel;
quedaron abandonadas hasta que yo, Débora, me levanté.
¡Me levanté como madre en Israel!
8 "Cuando escogían dioses nuevos,
la guerra estaba a las puertas;
y no se veía ni lanza ni escudo
entre cuarenta mil en Israel.
9 ¡Mi corazón está con los jefes de Israel!
Los que voluntariamente
se ofrecieron entre el pueblo:
¡Bendecid a Jehovah!
10 "Los que cabalgáis sobre asnas blancas,
los que os sentáis sobre tapices,
y los que vais por el camino, considerad
11 la voz de los que cantan junto a los abrevaderos,
donde recitan los justos hechos de Jehovah,
los justos hechos de sus aldeanos que moran a campo abierto en
Israel.
Entonces descendió a las puertas el pueblo de Jehovah.
12 "¡Despierta, despierta, oh Débora!
¡Despierta, despierta!
¡Entona un cántico!
¡Levántate, oh Barac!
¡Lleva tus cautivos, oh hijo de Abinoam!
13 Entonces descendió el remanente de los poderosos,
y el pueblo de Jehovah vino a mí con los valientes.
14 "De Efraín vinieron algunos cuyas raíces estaban en Amalec;
detrás viniste tú, oh Benjamín, con tu pueblo;
de Maquir descendieron los jefes;
de Zabulón vinieron los que llevan la vara de mando.
15 Los jefes de Isacar fueron con Débora.
Así como Barac, también fue Isacar.
Fue traído tras él en el valle.
"En las divisiones de Rubén
hubo grandes deliberaciones del corazón.
16 ¿Por qué te quedaste entre los rediles
para escuchar los balidos de los rebaños?
¡En las divisiones de Rubén
hubo grandes deliberaciones del corazón!
17 "Galaad se quedó al otro lado del Jordán.
Y Dan, ¿por qué se quedó junto a los navíos?
También Aser se mantuvo en la costa del mar,
y se quedó habitando en sus bahías.
18 "Zabulón es el pueblo
que expuso su vida hasta la muerte;
Neftalí también, en las alturas del campo.
19 "Vinieron los reyes y combatieron;
entonces combatieron los reyes de Canaán
en Taanac, junto a las aguas de Meguido,
¡pero no se llevaron botín de plata!
20 "Desde los cielos combatieron las estrellas;
desde sus órbitas combatieron contra Sísara.
21 El torrente de Quisón los arrastró,
el antiguo torrente, el torrente de Quisón.
¡Marcha, oh alma mía, con poder!
22 Entonces resonaron los cascos de los caballos,
por el continuo galope de sus corceles.
23 " ’¡Maldecid a Meroz!’,
dijo el ángel de Jehovah.
’Maldecid severamente a sus moradores,
porque no vinieron en ayuda de Jehovah,
en ayuda de Jehovah con los valientes.’
24 "¡Bendita entre las mujeres sea Jael,
mujer de Heber el queneo.
Sea bendita entre las mujeres que habitan en tiendas.
25 El pidió agua, y ella le dio leche;
en taza de nobles le sirvió nata.
26 Con su mano tomó la estaca,
y con su derecha el mazo de obrero.
Golpeó a Sísara, machacó su cabeza,
perforó y atravesó su sien.
27 A los pies de ella se encorvó y cayó;
quedó tendido.
A los pies de ella se encorvó y cayó.
Donde se encorvó, allí cayó extenuado.
28 "La madre de Sísara se asoma a la ventana,
y mirando por la celosía, dice a gritos:
’¿Por qué tarda su carro en venir?
¿Por qué se detienen las ruedas de sus carros?’
29 Las más sabias de sus damas le responden,
y ella se repite a sí misma las palabras:
30 ’¿No habrán capturado botín?
¿No lo estarán repartiendo?
Para cada hombre una joven, o dos;
un botín de ropas de colores para Sísara;
un botín de bordados de colores,
bordados por ambos lados,
para mi cuello . . . ¡Qué botín!’
31 "¡Perezcan así todos tus enemigos, oh Jehovah!
Pero los que te aman sean como el sol
cuando se levanta en su poderío."
Y la tierra reposó durante cuarenta años.
Los madianitas oprimen a Israel
6 Los hijos de Israel
hicieron lo malo ante los ojos de Jehovah. Entonces Jehovah los entregó
en mano de Madián durante siete años, 2 y la mano de Madián
prevaleció contra Israel. Por causa de los madianitas los hijos de
Israel se hicieron escondrijos en las montañas, y cuevas y lugares
fortificados. 3 Porque sucedía que cuando Israel sembraba,
subían contra él los madianitas, los amalequitas y los hijos del
oriente. 4 Y acampando contra ellos, arruinaban las cosechas
de la tierra hasta cerca de Gaza. No dejaban qué comer en Israel: ni
ovejas, ni toros, ni asnos; 5 porque venían con sus ganados y
con sus tiendas, siendo como langostas por su multitud. Ellos y sus
camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla.
6 Israel era empobrecido en gran manera por causa de los
madianitas. Y los hijos de Israel clamaron a Jehovah.
7 Y sucedió que cuando los hijos de Israel clamaron a
Jehovah a causa de los madianitas, 8 Jehovah envió a los
hijos de Israel un profeta, que les dijo:
-Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Yo os hice subir de Egipto
y os saqué de la casa de esclavitud. 9 Os libré de mano de
los egipcios y de mano de todos los que os oprimían, a los cuales eché
de delante de vosotros y os di su tierra. 10 Y os dije: ’Yo
soy Jehovah vuestro Dios; no veneréis a los dioses de los amorreos en
cuya tierra habitáis.’ Pero no habéis obedecido mi voz."
Gedeón ante el ángel de Jehovah
11 Entonces el ángel de Jehovah fue y se sentó debajo de la
encina que está en Ofra, que pertenecía a Joás el abiezerita. Su hijo
Gedeón estaba desgranando el trigo en el lagar, para esconderlo de los
madianitas. 12 Y se le apareció el ángel de Jehovah, y le
dijo:
-¡Jehovah está contigo, oh valiente guerrero!
13 Y Gedeón le respondió:
-¡Oh, señor mío! Si Jehovah está con nosotros, ¿por qué nos ha
sobrevenido todo esto? ¿Dónde están todas sus maravillas que nuestros
padres nos han contado diciendo: "¿No nos sacó Jehovah de Egipto?" Ahora
Jehovah nos ha desamparado y nos ha entregado en mano de los madianitas.
14 Jehovah le miró y le dijo:
-Vé con esta tu fuerza y libra a Israel de mano de los madianitas.
¿No te envío yo?
15 Entonces le respondió:
-¡Oh, Señor mío! ¿Con qué podré yo librar a Israel? He aquí que mi
familia es la más insignificante de Manasés, y yo soy el más pequeño en
la casa de mi padre.
16 Pero Jehovah le dijo:
-Ciertamente yo estaré contigo, y tú derrotarás a los madianitas
como a un solo hombre.
17 Y él le respondió:
-Si he hallado gracia ante tus ojos, dame, por favor, una señal de
que eres tú el que hablas conmigo. 18 Te ruego que no te
vayas de aquí, hasta que yo vuelva a ti y traiga mi presente y lo ponga
delante de ti.
El respondió:
-Yo me quedaré hasta que vuelvas.
19 Gedeón entró, y preparó un cabrito y panes sin
levadura de un efa de harina. Puso la carne en una canasta y puso el
caldo en una olla; luego se los trajo y se los presentó debajo de la
encina.
20 Y el ángel de Dios le dijo:
-Toma la carne y los panes sin levadura; ponlos sobre esta peña y
vierte el caldo.
El lo hizo así. 21 Entonces el ángel de Jehovah
extendió el cayado que tenía en la mano, y con la punta tocó la carne y
los panes sin levadura, y subió fuego de la peña, que consumió la carne
y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehovah desapareció de su vista.
22 Dándose cuenta Gedeón de que era el ángel de Jehovah,
exclamó:
-¡Ay, Señor Jehovah! ¡Pues he visto cara a cara al ángel de
Jehovah!
23 Jehovah le dijo:
-La paz sea contigo. No temas; no morirás.
24 Entonces Gedeón edificó allí un altar a Jehovah, y
lo llamó Jehovah-shalom. Este permanece hasta el día de hoy en Ofra de
los abiezeritas.
Gedeón contiende con Baal
25 Aconteció aquella misma noche que Jehovah le dijo:
-Toma un toro del hato que pertenece a tu padre, y un segundo toro
de siete años. Luego derriba el altar de Baal que tiene tu padre, y
corta el árbol ritual de Asera que está junto a él. 26
Edifica ordenadamente un altar a Jehovah tu Dios en la cumbre de este
peñasco. Luego toma el segundo toro y sacrifícalo en holocausto sobre la
leña del árbol ritual de Asera que habrás cortado.
27 Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos e
hizo como Jehovah le había dicho. Pero sucedió que temiendo hacerlo de
día, por causa de la casa de su padre y de los hombres de la ciudad, lo
hizo de noche.
28 Cuando por la mañana se levantaron los hombres de la
ciudad, he aquí que el altar de Baal había sido derribado, el árbol
ritual de Asera que estaba junto a él había sido cortado, y el segundo
toro había sido ofrecido en holocausto sobre el altar edificado. 29
Entonces se preguntaban unos a otros:
-¿Quién ha hecho esto?
Cuando indagaron y buscaron, dijeron:
-Gedeón hijo de Joás ha hecho esto.
Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás:
30 -Saca fuera a tu hijo, para que muera; porque ha
derribado el altar de Baal y ha cortado el árbol ritual de Asera que
estaba junto a él.
31 Joás respondió a todos los que estaban frente a él:
-¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Vosotros lo defenderéis? ¡El
que contienda por Baal, que muera antes de mañana! Si es un dios, que
contienda por sí mismo, porque alguien ha derribado su altar.
32 Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, que quiere
decir: "Que Baal contienda con él", por cuanto derribó su altar.
Gedeón prueba a Dios con el vellón
33 Todos los madianitas, los amalequitas y los hijos del
oriente se reunieron, y cruzando el río acamparon en el valle de Jezreel.
34 Entonces Gedeón fue investido por el Espíritu de Jehovah.
El tocó la corneta, y los de Abiezer acudieron para ir tras él. 35
Envió mensajeros por todo Manasés, y los de Manasés también
acudieron para ir tras él. Asimismo, envió mensajeros a Aser, a Zabulón
y a Neftalí, los cuales subieron a su encuentro. 36 Pero
Gedeón dijo a Dios:
-Si has de librar a Israel por mi mano, como has dicho, 37
he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era. Si el rocío
está sólo en el vellón y toda la tierra queda seca, entonces sabré que
librarás a Israel por mi mano, como has dicho.
38 Y aconteció así. Cuando se levantó muy de mañana,
exprimió el vellón y sacó de él el rocío, una taza llena de agua.
39 Pero Gedeón dijo a Dios:
-No se encienda tu ira contra mí; permite que hable una vez más.
Sólo probaré una vez más con el vellón: Por favor, que sólo el vellón
quede seco y que el rocío esté sobre todo el suelo.
40 Y Dios lo hizo así aquella noche. Sucedió que sólo
el vellón quedó seco y que el rocío estuvo sobre todo el suelo.
Gedeón escoge 300 guerreros
7 Jerobaal (es decir,
Gedeón) se levantó muy de mañana con todo el pueblo que estaba con él, y
acamparon junto al manantial de Harod. El campamento de los madianitas
estaba al norte del suyo, cerca de la colina de Moré, en el valle.
2 Y Jehovah dijo a Gedeón:
-El pueblo que está contigo es demasiado numeroso para que yo
entregue a los madianitas en su mano. No sea que Israel se jacte contra
mí diciendo: "Mi propia mano me ha librado." 3 Ahora pues,
pregona a oídos del pueblo, y di: "¡Quien tema y tiemble, que se
vuelva!"
Entonces Gedeón los probó, y se volvieron 22.000 de ellos, y se
quedaron 10.000. 4 Pero Jehovah dijo a Gedeón:
-El pueblo aún es demasiado numeroso. Hazlos descender a las aguas
y allí te los probaré. Del que yo te diga: "Este irá contigo", ése irá
contigo; pero de cualquiera que yo te diga: "Este no irá contigo", el
tal no irá.
5 Entonces hizo descender el pueblo a las aguas, y
Jehovah dijo a Gedeón:
-A todo el que lama el agua con su lengua, como lame el perro, lo
pondrás aparte. Asimismo, a cualquiera que se doble sobre sus rodillas
para beber.
6 El número de los hombres que lamieron el agua,
llevándola a su boca con la mano, fue de 300. Todo el resto del pueblo
se dobló sobre sus rodillas para beber agua. 7 Entonces
Jehovah dijo a Gedeón:
-Con los 300 hombres que lamieron el agua os libraré y entregaré a
los madianitas en tu mano. El resto del pueblo, que se vaya cada uno a
su lugar.
8 Tomaron en sus manos las provisiones del pueblo y las
cornetas. Y él despidió a todos aquellos hombres de Israel, cada uno a
su morada; pero retuvo a los 300 hombres. El campamento de Madián estaba
abajo, en el valle.
Gedeón espía el campamento de Madián
9 Aconteció que aquella noche Jehovah le dijo:
-Levántate y desciende contra el campamento, porque yo lo he
entregado en tu mano. 10 Y si tienes miedo de descender,
desciende al campamento tú con tu criado Fura, 11 y oirás lo
que conversan. Luego tus manos se fortalecerán, y descenderás contra el
campamento.
Entonces descendió él con su criado Fura hasta uno de los puestos
avanzados de la gente armada del campamento. 12 Los
madianitas, los amalequitas y todos los hijos del oriente se extendían
por el valle, numerosos como langostas. Sus camellos eran incontables,
numerosos como la arena que está a la orilla del mar. 13 Y
cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando un sueño a su
compañero y decía:
-He aquí, he tenido un sueño. Veía un pan de cebada que rodaba
hasta el campamento de Madián. Llegó hasta la tienda, y la golpeó de tal
manera que cayó. Le dio la vuelta de arriba abajo, y la tienda cayó.
14 Su compañero respondió y dijo:
-¡Esto no es otra cosa que la espada de Gedeón hijo de Joás,
hombre de Israel! ¡Dios ha entregado en su mano a los madianitas con
todo el campamento!
15 Y aconteció que cuando Gedeón oyó el relato del
sueño y su interpretación, adoró. Después volvió al campamento de Israel
y dijo:
-¡Levantaos, porque Jehovah ha entregado el campamento de Madián
en vuestra mano!
Gedeón derrota a los madianitas
16 Gedeón dividió los 300 hombres en tres escuadrones, puso
en la mano de todos ellos cornetas y cántaros vacíos con teas encendidas
dentro de los cántaros, 17 y les dijo:
-Miradme a mí y haced lo que yo haga. Y he aquí que cuando yo
llegue a las afueras del campamento, lo que yo haga, hacedlo también
vosotros. 18 Cuando yo toque la corneta con todos los que
están conmigo, vosotros que estaréis alrededor de todo el campamento
también tocaréis las cornetas y gritaréis: "¡Por Jehovah y por Gedeón!"
19 Llegaron, pues, Gedeón y los 100 hombres que llevaba
consigo a las afueras del campamento, al comienzo de la vigilia
intermedia, cuando acababan de relevar los guardias. Entonces tocaron
las cornetas y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. 20
Los tres escuadrones tocaron las cornetas, y quebrando los
cántaros tomaron las teas con su mano izquierda mientras que con la
derecha tocaban las cornetas y gritaban:
-¡La espada por Jehovah y por Gedeón!
21 Cada uno permaneció en su lugar alrededor del
campamento. Pero todo el ejército echó a correr gritando y huyendo.
22 Mientras los 300 hombres tocaban las cornetas, Jehovah puso la
espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento.
El ejército huyó hasta Bet-sita, hacia Zereda, y hasta el límite
de Abel-mejola junto a Tabat. 23 Y una vez convocados, los
israelitas de Neftalí, de Aser y de todo Manasés persiguieron a los
madianitas. 24 Entonces Gedeón envió mensajeros por toda la
región montañosa de Efraín, diciendo: "Descended al encuentro de los
madianitas y tomad antes que ellos los vados hasta Bet-bara y el
Jordán."
Y convocados todos los hombres de Efraín, tomaron los vados hasta
Bet-bara y el Jordán. 25 Entonces capturaron a dos jefes de
los madianitas: a Oreb y a Zeeb. Mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a
Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb. Siguieron persiguiendo a los
madianitas y trajeron a Gedeón las cabezas de Oreb y de Zeeb, al otro
lado del Jordán.
Gedeón aplaca a los de Efraín
8 Entonces los hombres de
Efraín dijeron a Gedeón:
-¿Qué es esto que has hecho con nosotros, de no llamarnos cuando
ibas a combatir contra Madián?
Discutieron fuertemente con él. 2 Y les respondió:
-¿Qué he hecho yo ahora, comparado con vosotros? ¿No ha sido mejor
el rebusco de Efraín que la vendimia de Abiezer? 3 Dios ha
entregado en vuestra mano a Oreb y a Zeeb, jefes de Madián. ¿Qué pude yo
hacer comparado con vosotros?
Después que él dijo estas palabras, se aplacó el enojo de ellos
contra él.
Gedeón es afrentado en Sucot y Peniel
4 Gedeón llegó para cruzar el Jordán, él y los 300 hombres
que traía consigo, cansados, pero todavía persiguiendo. 5 Y
dijo a los hombres de Sucot:
-Dad, por favor, tortas de pan a la gente que me acompaña, porque
ellos están cansados. Yo estoy persiguiendo a Zébaj y a Zalmuna, reyes
de Madián.
6 Los jefes de Sucot le respondieron:
-¿Están ya las manos de Zébaj y de Zalmuna en tu mano, para que
demos pan a tu ejército?
7 Y Gedeón les dijo:
-Pues bien, cuando Jehovah haya entregado en mi mano a Zébaj y a
Zalmuna, azotaré vuestra carne con espinas y cardos del desierto.
8 De allí subió a Peniel y les dijo las mismas
palabras. Pero los de Peniel le respondieron como le habían respondido
los de Sucot. 9 Y él habló también a los de Peniel, diciendo:
-Cuando yo regrese en paz, derribaré esta torre.
Gedeón captura a los reyes de Madián
10 Zébaj y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército
de unos 15.000 hombres, todos los que habían quedado de todo el
campamento de los hijos del oriente, porque los caídos habían sido
120.000 hombres que sacaban espada. 11 Entonces Gedeón subió
por la ruta de los que habitan en tiendas, al este de Nóbaj y Jogbea, y
atacó el campamento cuando éste no estaba en guardia. 12
Zébaj y Zalmuna huyeron, pero él los persiguió. Luego capturó a Zébaj y
a Zalmuna, los dos reyes de Madián, y causó pánico en todo el
campamento.
Castigo de Sucot y de Peniel
13 Entonces Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla por la
cuesta de Heres. 14 Y capturó a un joven de los hombres de
Sucot y le interrogó. El le dio por escrito los nombres de los jefes de
Sucot y de sus ancianos: setenta y siete hombres. 15 Luego
fue a los hombres de Sucot y dijo:
-Aquí están Zébaj y Zalmuna, acerca de los cuales me afrentasteis
diciendo: "¿Están ya las manos de Zébaj y de Zalmuna en tu mano, para
que demos pan a tus hombres cansados?"
16 Entonces tomó a los ancianos de la ciudad, y azotó
con espinas y cardos del desierto a los hombres de Sucot. 17
Asimismo, derribó la torre de Peniel y mató a los hombres de la ciudad.
Castigo de los reyes de Madián
18 Luego preguntó a Zébaj y a Zalmuna:
-¿Qué aspecto tenían aquellos hombres que matasteis en Tabor?
Ellos respondieron:
-Como tú, así eran ellos; cada uno parecía ser hijo de rey.
19 El dijo:
-¡Eran mis hermanos, hijos de mi madre! ¡Vive Jehovah, que si les
hubierais perdonado la vida, yo no os mataría!
20 Entonces dijo a Jeter, su primogénito:
-¡Levántate y mátalos!
Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor, pues
todavía era un muchacho. 21 Entonces Zébaj y Zalmuna dijeron:
-Levántate tú y mátanos; porque como es el hombre, así es su
valentía.
Entonces se levantó Gedeón y mató a Zébaj y a Zalmuna, y tomó las
lunetas que sus camellos traían al cuello.
Israel se prostituye tras un efod
22 Los israelitas dijeron a Gedeón:
-Gobiérnanos tanto tú como tu hijo y tu nieto, pues nos has
librado de mano de Madián.
23 Pero Gedeón les respondió:
-Yo no os gobernaré a vosotros, ni tampoco os gobernará mi hijo.
Jehovah os gobernará. 24 -Y Gedeón añadió-: Quiero haceros
una petición: que cada uno me dé un arete de oro de su botín.
Los madianitas llevaban aretes de oro, porque eran ismaelitas.
25 Y ellos respondieron:
-De buena gana te los daremos.
Tendieron un manto, y cada uno echó allí un arete de su botín.
26 El peso de los aretes de oro que él pidió fue de 1.700
siclos de oro, sin contar las lunetas, los pendientes y las vestiduras
de púrpura que llevaban los reyes de Madián, ni los collares que sus
camellos traían al cuello. 27 Con ellos Gedeón hizo un efod,
que expuso en Ofra, su ciudad. Y todo Israel se prostituyó tras ese efod
en aquel lugar, y sirvió de tropiezo a Gedeón y a su familia.
Ultimos años y muerte de Gedeón
28 Así fue sometido Madián ante los hijos de Israel, y nunca
más volvió a levantar cabeza. Y la tierra reposó durante cuarenta años
en los días de Gedeón.
29 Jerobaal hijo de Joás fue y habitó en su casa.
30 Gedeón tenía setenta hijos que fueron sus descendientes
directos, porque tuvo muchas mujeres. 31 También su concubina
que estaba en Siquem le dio a luz un hijo, y él le puso por nombre
Abimelec.
32 Gedeón hijo de Joás murió en buena vejez, y fue
sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas.
Israel se prostituye tras Baal-berit
33 Aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel
volvieron a prostituirse tras los Baales, y adoptaron por dios a Baal-berit.
34 Los hijos de Israel no se acordaron de Jehovah su Dios que
los había librado de mano de todos sus enemigos de alrededor, 35
ni correspondieron con bondad a la casa de Jerobaal, es decir,
Gedeón, por todo el bien que él había hecho a Israel.
Abimelec se hace rey en Siquem
9 Abimelec hijo de Jerobaal
fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos y con toda
la familia de la casa paterna de su madre, diciendo:
2 -Hablad, por favor, a oídos de todos los señores de
Siquem: "¿Qué es mejor para vosotros: que todos los setenta hijos de
Jerobaal os gobiernen, o que un solo hombre os gobierne? Acordaos de que
yo soy hueso vuestro y carne vuestra."
3 Los hermanos de su madre dijeron todas estas cosas a
favor de él a oídos de todos los señores de Siquem. Y el corazón de
ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: "Es nuestro
hermano." 4 Le dieron 70 piezas de plata del templo de Baal-berit,
con las cuales Abimelec contrató a sueldo a hombres ociosos y
temerarios, que le siguieron.
5 El fue a la casa de su padre en Ofra y mató a sus
hermanos, los hijos de Jerobaal, setenta hombres, sobre una misma
piedra. Pero quedó Jotam, el hijo menor de Jerobaal, porque se escondió.
6 Entonces se reunieron todos los señores de Siquem con
todos los de Bet-milo. Y fueron y proclamaron a Abimelec como rey, junto
a la encina que está al lado de la piedra ritual en Siquem.
Oráculo de Jotam contra Abimelec
7 Cuando se lo dijeron a Jotam, él fue y se puso en la cumbre
del monte Gerizim. Y alzando su voz gritó diciéndoles:
-¡Escuchadme, oh señores de Siquem, y que Dios os escuche a
vosotros!
8 »Los árboles iban a elegir un rey sobre ellos y
dijeron al olivo: "¡Reina sobre nosotros!" 9 Pero el olivo
les respondió: "¿He de renunciar a mi aceite con el cual son honrados
Dios y los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?"
10 »Luego dijeron los árboles a la higuera: "¡Ven tú, y
reina sobre nosotros!" 11 Pero la higuera les respondió: "¿He
de renunciar a mi dulzura y a mi buen fruto, para ir a mecerme por
encima de los árboles?"
12 »Luego dijeron los árboles a la vid: "¡Ven tú, y
reina sobre nosotros!" 13 Pero la vid les respondió: "¿He de
renunciar a mi vino nuevo que alegra a Dios y a los hombres, para ir a
mecerme por encima de los árboles?"
14 »Entonces todos los árboles dijeron a la zarza:
"¡Ven tú, y reina sobre nosotros!" 15 Pero la zarza respondió
a los árboles: "Si en verdad me ungís como rey sobre vosotros, venid y
refugiaos a mi sombra. Y si no, ¡salga fuego de la zarza y devore los
cedros del Líbano!"
16 »Ahora pues, si habéis procedido de buena fe y con
integridad al proclamar como rey a Abimelec; si habéis actuado bien con
Jerobaal y con su casa; si le habéis recompensado conforme a la obra de
sus manos 17 (pues mi padre luchó por vosotros arriesgando su
vida para libraros de mano de Madián, 18 pero vosotros os
habéis levantado hoy contra la casa de mi padre, habéis matado a sus
hijos, a setenta hombres sobre una misma piedra, y habéis puesto por rey
sobre los señores de Siquem a Abimelec, el hijo de su criada, porque él
es vuestro hermano); 19 si pues de buena fe y con integridad
habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, entonces gozad de
Abimelec, y que él también goce de vosotros. 20 Y si no, ¡que
salga fuego de Abimelec, y consuma a los señores de Siquem y a Bet-milo!
¡Y que salga fuego de los señores de Siquem y de Bet-milo, y consuma a
Abimelec!
21 Jotam huyó, se fugó y se fue a Beer, donde vivió,
por causa de su hermano Abimelec.
Siquem se levanta contra Abimelec
22 Después que Abimelec había gobernado a Israel tres años,
23 Dios envió un mal espíritu entre Abimelec y los señores de
Siquem. Y los señores de Siquem traicionaron a Abimelec, 24
de modo que el crimen cometido contra los setenta hijos de Jerobaal, es
decir, su sangre, recayera sobre su hermano Abimelec que los mató, y
sobre los señores de Siquem que fortalecieron sus manos para que él
matase a sus hermanos.
25 Los señores de Siquem pusieron contra él, en las
cumbres de los montes, hombres al acecho, los cuales despojaban a todos
los que pasaban junto a ellos por el camino. Y le fue dado informe de
ello a Abimelec.
26 También Gaal hijo de Ebed fue con sus hermanos, y se
pasaron a Siquem; y los señores de Siquem pusieron su confianza en él.
27 Y salieron al campo, vendimiaron sus viñas, pisaron la uva
e hicieron una fiesta. Luego entraron en el templo de sus dioses,
comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. 28 Gaal hijo de
Ebed dijo:
-¿Quién es Abimelec, y qué es Siquem para que nosotros le
sirvamos? ¿No deberían el hijo de Jerobaal y Zebul, su oficial, servir a
los hombres de Hamor, padre de Siquem? ¿Por qué, pues, hemos de servirle
nosotros a él? 29 ¡Quién pusiera este pueblo bajo mi mano!
¡Yo echaría a Abimelec! Le diría a Abimelec: "¡Aumenta tu ejército y
sal!"
30 Cuando Zebul, alcalde de la ciudad, oyó las palabras
de Gaal hijo de Ebed, se encendió en ira 31 y envió
astutamente mensajeros a Abimelec para decirle: "He aquí que Gaal hijo
de Ebed y sus hermanos han venido a Siquem, y están sublevando la ciudad
contra ti. 32 Por tanto, vete de noche, tú y la gente que
está contigo, y pon emboscadas en el campo. 33 Por la mañana,
al salir el sol, levántate y ataca la ciudad. Y he aquí que cuando él y
la gente que está con él salgan contra ti, tú harás con él según se te
ofrezca."
34 Abimelec y toda la gente que estaba con él se
levantaron de noche y pusieron una emboscada contra Siquem con cuatro
escuadrones. 35 Gaal hijo de Ebed salió y se detuvo a la
entrada de la puerta de la ciudad. Entonces Abimelec y toda la gente que
estaba con él salieron de la emboscada.
36 Al ver Gaal a la gente, dijo a Zebul:
-¡He allí gente que desciende de las cumbres de las montañas!
Y Zebul le respondió:
-Tú ves la sombra de las montañas, como si fueran hombres.
37 Pero Gaal volvió a hablar diciendo:
-He allí gente que desciende por Tabur-haárets y un escuadrón que
viene por el camino de la encina de los Adivinos.
38 Entonces Zebul le respondió:
-¿Dónde está, pues, aquel hablar tuyo, cuando decías: "¿Quién es
Abimelec, para que le sirvamos?" ¿No es ésa la gente que tenías en poco?
¡Sal, pues, ahora y lucha contra él!
39 Gaal salió al frente de los señores de Siquem y
luchó contra Abimelec. 40 Pero Abimelec le persiguió, y Gaal
huyó de delante de él. Y muchos cayeron muertos, hasta la entrada de la
puerta. 41 Entonces Abimelec se quedó en Aruma, y Zebul echó
fuera a Gaal y a sus hermanos, para que no habitasen en Siquem.
Abimelec destruye Siquem
42 Aconteció que al día siguiente el pueblo salió al campo, y
le informaron a Abimelec. 43 El tomó a la gente, la repartió
en tres escuadrones y puso emboscadas en el campo. Cuando vio que la
gente salía de la ciudad, se levantó contra ellos y los atacó. 44
Abimelec y el escuadrón que iba con él acometieron con ímpetu y
tomaron posiciones a la entrada de la puerta de la ciudad. Los otros dos
escuadrones acometieron contra todos los que estaban en el campo y los
mataron. 45 Abimelec combatió contra la ciudad todo aquel
día, tomó la ciudad y mató a la gente que estaba en ella. También
demolió la ciudad y la sembró de sal.
46 Cuando oyeron esto todos los señores que estaban en
la torre de Siquem, entraron en la fortaleza del templo del dios Berit.
47 E informaron a Abimelec que todos los señores de la torre
de Siquem estaban reunidos. 48 Entonces subió Abimelec al
monte Salmón, él con toda la gente que estaba con él. Abimelec tomó en
su mano un hacha y cortó una rama de los árboles; la levantó, la puso
sobre su hombro y dijo a la gente que estaba con él:
-¡Lo que me habéis visto hacer, hacedlo rápidamente vosotros de la
misma manera!
49 Así que toda la gente cortó también cada uno su
rama, y siguieron a Abimelec. Las pusieron junto a la fortaleza y con
ellas prendieron fuego a la fortaleza, de modo que también murieron
todos los que estaban en la torre de Siquem, como unos mil hombres y
mujeres.
El final de Abimelec
50 Después Abimelec fue a Tebes. Luego acampó contra Tebes y
la tomó. 51 En medio de aquella ciudad había una torre
fortificada en la cual se refugiaron todos los hombres y las mujeres,
con todos los señores de la ciudad. Cerraron tras sí las puertas, y
subieron a la azotea de la torre.
52 Abimelec fue a la torre, la atacó y se acercó a la
puerta de la torre para prenderle fuego. 53 Pero una mujer
dejó caer una piedra de molino sobre la cabeza de Abimelec y le destrozó
el cráneo. 54 Entonces él llamó apresuradamente al joven, su
escudero, y le dijo:
-Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: "Una mujer lo
mató."
Su escudero lo atravesó, y él murió. 55 Y cuando los
hombres de Israel vieron que Abimelec había muerto, se fue cada uno a su
lugar.
56 Así Dios devolvió a Abimelec el mal que él había
hecho contra su padre, cuando mató a sus setenta hermanos. 57
Dios hizo que toda la maldad de los hombres de Siquem volviera sobre sus
cabezas. Y cayó sobre ellos la maldición de Jotam hijo de Jerobaal.
Tola, juez en Israel
10 Después de Abimelec se
levantó, para librar a Israel, Tola hijo de Fúa, hijo de Dodo, hombre de
Isacar. Habitaba en Samir, en la región montañosa de Efraín. 2
Y juzgó a Israel durante veintitrés años. Entonces murió y fue
sepultado en Samir.
Jaír, juez en Israel
3 Después de él se levantó Jaír el galadita, quien juzgó a
Israel durante veintidós años. 4 Este tuvo treinta hijos que
montaban sobre treinta asnos, y tenían treinta villas, que se llaman
Havot-jaír, hasta el día de hoy, las cuales están en la tierra de Galaad.
5 Entonces Jaír murió y fue sepultado en Camón.
Los amonitas oprimen a Israel
6 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos
de Jehovah y sirvieron a los Baales, a las Astartes, a los dioses de
Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los
hijos de Amón y a los dioses de los filisteos. Abandonaron a Jehovah y
no le sirvieron.
7 La ira de Jehovah se encendió contra Israel, y él los
entregó en mano de los filisteos y en mano de los hijos de Amón. 8
Y en aquel tiempo, éstos castigaron y oprimieron durante dieciocho
años a los hijos de Israel, a todos los hijos de Israel que estaban al
otro lado del Jordán, en la tierra de los amorreos que está en Galaad.
9 Luego los hijos de Amón cruzaron el Jordán para hacer
también la guerra contra Judá, contra Benjamín y contra la casa de
Efraín; e Israel fue afligido en gran manera. 10 Entonces los
hijos de Israel clamaron a Jehovah diciendo:
-Hemos pecado contra ti, porque hemos abandonado a nuestro Dios y
hemos servido a los Baales.
11 Y Jehovah respondió a los hijos de Israel:
-Cuando erais oprimidos por Egipto, por los amorreos, por los
amonitas, por los filisteos, 12 por los de Sidón, por los de
Amalec y por los de Maón, y clamasteis a mí, ¿no os libré yo de su mano?
13 Pero vosotros me habéis abandonado y habéis servido a
otros dioses. Por eso, no os libraré más. 14 ¡Id y clamad a
los dioses que os habéis elegido! Que ellos os libren en el tiempo de
vuestra aflicción.
15 Y los hijos de Israel respondieron a Jehovah:
-Hemos pecado. Haz tú con nosotros todo lo que te parezca bien.
Pero, por favor, líbranos en este día.
16 Entonces quitaron de en medio de ellos los dioses
extraños y sirvieron a Jehovah. Y él no pudo soportar más la aflicción
de Israel.
Jefté se levanta como juez
17 Entonces los hijos de Amón fueron convocados y acamparon
en Galaad. Asimismo, se reunieron los hijos de Israel y acamparon en
Mizpa. 18 Y los jefes del pueblo de Galaad se dijeron unos a
otros:
-Cualquiera que sea el hombre que comience a combatir contra los
hijos de Amón, él será el caudillo de todos los habitantes de Galaad.
11 Jefté el galadita
era un guerrero valiente. El era hijo de una mujer prostituta, y el
padre de Jefté era Galaad. 2 Pero la mujer de Galaad también
le había dado hijos, los cuales, cuando crecieron, echaron a Jefté y le
dijeron: "Tú no heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres hijo
de otra mujer." 3 Entonces Jefté huyó de sus hermanos y
habitó en la tierra de Tob. Y se juntaron con Jefté hombres ociosos que
salían con él.
4 Aconteció después de un tiempo que los hijos de Amón
hicieron la guerra contra Israel. 5 Y cuando los hijos de
Amón hicieron la guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron
para traer a Jefté de la tierra de Tob. 6 Y dijeron a Jefté:
-Ven, y serás nuestro jefe, para que combatamos contra los hijos
de Amón.
7 Pero Jefté respondió a los ancianos de Galaad:
-¿No sois vosotros los que me odiasteis y me echasteis de la casa
de mi padre? ¿Por qué, pues, venís a mí ahora, cuando estáis en
aflicción?
8 Los ancianos de Galaad respondieron a Jefté:
-Por esta misma razón volvemos ahora a ti, para que vengas con
nosotros, y combatas contra los hijos de Amón y seas nuestro caudillo,
el de todos los habitantes de Galaad.
9 Entonces Jefté dijo a los ancianos de Galaad:
-Si me hacéis volver para que combata contra los hijos de Amón, y
Jehovah los entrega en mi mano, yo seré vuestro caudillo.
10 Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté:
-Jehovah sea testigo entre nosotros, si no hacemos como tú dices.
11 Entonces Jefté fue con los ancianos de Galaad, y el
pueblo lo puso como su caudillo y jefe. Jefté repitió todas sus palabras
delante de Jehovah en Mizpa.
Jefté envía mensajeros a Amón
12 Jefté envió mensajeros al rey de los hijos de Amón,
diciendo: "¿Qué hay entre tú y yo, para que vengas a hacerme la guerra
en mi tierra?" 13 Y el rey de los hijos de Amón respondió a
los mensajeros de Jefté: "Que Israel tomó mi tierra cuando subía de
Egipto, desde el Arnón hasta el Jaboc y el Jordán. Por eso, devuélvela
ahora en paz."
14 Jefté volvió a enviar mensajeros al rey de los hijos
de Amón. 15 Y le dijeron: "Así ha dicho Jefté: Israel no tomó
la tierra de Moab ni la tierra de los hijos de Amón. 16
Porque cuando subieron de Egipto, Israel fue por el desierto hasta el
mar Rojo y llegó a Cades. 17 Entonces Israel envió mensajeros
al rey de Edom, diciendo: ’Por favor, déjame pasar por tu tierra.’ Pero
el rey de Edom no les escuchó. Envió también al rey de Moab, y él
tampoco quiso. Por eso Israel se quedó en Cades. 18 Después,
yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom y la tierra de Moab, y
viniendo por el lado oriental de la tierra de Moab, acampó al otro lado
del Arnón, sin entrar en el territorio de Moab, porque el Arnón era la
frontera de Moab. 19 Entonces Israel envió mensajeros a Sejón
rey de los amorreos, rey de Hesbón, y le dijo Israel: ’Por favor, déjame
pasar por tu tierra hasta mi lugar.’ 20 Pero Sejón no se fio
de Israel para darle paso por su territorio; sino que, reuniendo Sejón a
toda su gente, acampó en Jahaz y combatió contra Israel. 21
Pero Jehovah Dios de Israel entregó a Sejón y a toda su gente en mano de
Israel, que los derrotó. E Israel tomó posesión de toda la tierra de los
amorreos que habitaban en aquella región. 22 Y ellos tomaron
posesión de todo el territorio de los amorreos desde el Arnón hasta el
Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán. 23 Ahora pues, lo
que Jehovah Dios de Israel quitó de los amorreos delante de su pueblo
Israel, ¿vas a poseerlo tú? 24 ¿No poseerás tú lo que Quemós,
tu dios, te haga poseer? Nosotros, pues, poseeremos todo lo que Jehovah
nuestro Dios les quitó delante de nosotros. 25 Y ahora, ¿eres
tú acaso en algún sentido mejor que Balac hijo de Zipor, rey de Moab?
¿Tuvo él pleito con Israel, o hizo la guerra contra él? 26
Israel ha estado habitando 300 años en Hesbón y sus aldeas, en Aroer y
sus aldeas y en todas las ciudades que están junto al Arnón. ¿Por qué no
las has recuperado en este tiempo? 27 Así que yo no he pecado
contra ti, pero tú te comportas mal conmigo, haciéndome la guerra. Que
Jehovah, el Juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de
Amón."
28 Sin embargo, el rey de los hijos de Amón no hizo
caso del mensaje que Jefté le envió.
El desafortunado voto de Jefté
29 Entonces el Espíritu de Jehovah vino sobre Jefté, quien
pasó por Galaad y Manasés, y de allí pasó a Mizpa en Galaad, y de Mizpa
en Galaad fue hacia los hijos de Amón.
30 Y Jefté hizo un voto a Jehovah diciendo: "Si de
veras entregas en mi mano a los hijos de Amón, 31 cualquiera
que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro, cuando yo vuelva en
paz de los hijos de Amón, será de Jehovah; y lo ofreceré en holocausto."
32 Jefté fue hacia los hijos de Amón para combatir
contra ellos, y Jehovah los entregó en su mano. 33 El los
venció con una gran derrota desde Aroer hasta la entrada de Minit,
veinte ciudades; y hasta Abel-queramim. Así fueron sometidos los hijos
de Amón por los hijos de Israel.
34 Entonces Jefté llegó a su casa en Mizpa. Y he aquí
que su hija salió a su encuentro con panderos y danzas. Ella era su
única hija; aparte de ella no tenía hijo ni hija. 35 Y
sucedió que cuando él la vio, rasgó sus ropas y dijo:
-¡Ay, hija mía! ¡De veras me has abatido y estás entre los que me
afligen! Porque he abierto mi boca ante Jehovah y no podré retractarme.
36 Entonces ella le respondió:
-Padre mío, puesto que has abierto tu boca ante Jehovah, haz
conmigo de acuerdo con lo que salió de tu boca, ya que Jehovah ha hecho
venganza contra tus enemigos, los hijos de Amón. 37 -Además
dijo a su padre-: Que se me conceda esta petición: Déjame sola durante
dos meses para que vaya y ande por los montes y llore mi virginidad, yo
y mis compañeras.
38 Y él dijo:
-Vé.
La dejó ir por dos meses. Y ella se fue con sus compañeras por los
montes, y lloró su virginidad. 39 Pasados los dos meses ella
volvió a su padre, y él cumplió con ella el voto que había hecho. Ella
no conoció varón. 40 De aquí proviene la costumbre en Israel,
de que año tras año las jóvenes de Israel van a entonar lamentos por la
hija de Jefté el galadita, cuatro días al año.
Guerra entre Galaad y Efraín
12 Los hombres de Efraín
fueron convocados, cruzaron hacia Zafón y dijeron a Jefté:
-¿Por qué fuiste a hacer la guerra contra los hijos de Amón y no
nos llamaste para que fuéramos contigo? ¡Nosotros incendiaremos tu casa,
contigo dentro!
2 Jefté les respondió:
-Yo, juntamente con mi pueblo, he tenido una gran contienda contra
los hijos de Amón. Yo os convoqué, pero no me librasteis de su mano.
3 Viendo, pues, que no me librabais, arriesgué mi vida y fui
contra los hijos de Amón, y Jehovah los entregó en mi mano. ¿Por qué,
pues, habéis subido hoy contra mí para combatir conmigo?
4 Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad y
combatió contra Efraín. Y los hombres de Galaad derrotaron a Efraín,
porque habían dicho: "Vosotros, los de Galaad, sois unos fugitivos de
Efraín que estáis en medio de Efraín y de Manasés." 5 Luego
los de Galaad tomaron los vados del Jordán a los de Efraín. Y sucedió
que cuando alguno de los fugitivos de Efraín decía: "Dejadme cruzar",
los hombres de Galaad le preguntaban: "¿Eres tú efrateo?" Si decía:
"No", 6 entonces le decían: "Por favor, di ’Shibólet’." Si él
decía "Sibólet", porque no lo podía pronunciar correctamente, entonces
lo capturaban y lo degollaban junto a los vados del Jordán. En aquel
tiempo perecieron 42.000 de Efraín.
7 Jefté juzgó a Israel durante seis años. Luego murió
Jefté el galadita y fue sepultado en su ciudad, en Galaad.
Ibzán, Elón y Abdón, jueces en Israel
8 Después de Jefté juzgó a Israel Ibzán, de Belén, 9
quien tenía treinta hijos y treinta hijas. A éstas las casó con
gente de fuera, y trajo de fuera treinta mujeres para sus hijos. El
juzgó a Israel durante siete años. 10 Entonces murió Ibzán y
fue sepultado en Belén.
11 Después de él juzgó a Israel Elón el zabulonita,
quien juzgó a Israel durante diez años. 12 Entonces murió
Elón el zabulonita y fue sepultado en Ajalón, en la tierra de Zabulón.
13 Después de él juzgó a Israel Abdón hijo de Hilel, de
Piratón. 14 El tenía cuarenta hijos y treinta nietos que
montaban setenta asnos. Juzgó a Israel durante ocho años. 15
Entonces murió Abdón hijo de Hilel, de Piratón. y fue sepultado en
Piratón, en la tierra de Efraín, en el monte de Amalec.
Nacimiento de Sansón
13 Los hijos de Israel
volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, y los entregó
Jehovah en mano de los filisteos durante cuarenta años.
2 Había un hombre de Zora, de la familia de los danitas,
que se llamaba Manoa. Su mujer era estéril y nunca había dado a luz.
3 Y el ángel de Jehovah se apareció a la mujer y le dijo:
-He aquí que tú eres estéril y no has dado a luz, pero concebirás
y darás a luz un hijo. 4 Ahora, guárdate, por favor, y no
bebas vino ni licor. Tampoco comas nada inmundo, 5 porque he
aquí que concebirás y darás a luz un hijo sobre cuya cabeza no pasará
navaja, porque el niño será nazareo de Dios desde el vientre de su
madre. El comenzará a librar a Israel de mano de los filisteos.
6 La mujer fue y se lo contó a su marido diciendo:
-Un hombre de Dios ha venido a mí, y su aspecto era como el
aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera. No le pregunté de
dónde era, y él no me dijo su nombre. 7 Pero me dijo: "He
aquí que concebirás y darás a luz un hijo. Ahora pues, no bebas vino ni
licor; no comas nada inmundo, porque el niño será nazareo de Dios desde
el vientre de su madre hasta el día de su muerte."
8 Entonces Manoa imploró a Jehovah y dijo:
-Oh Señor, te ruego que aquel hombre de Dios que enviaste venga de
nuevo a nosotros y nos enseñe lo que debemos hacer con el niño que ha de
nacer.
9 Dios escuchó la voz de Manoa, y el ángel de Dios
volvió otra vez a la mujer, cuando ella estaba sentada en el campo, pero
Manoa su marido no estaba con ella. 10 La mujer se apresuró,
corrió y avisó a su marido diciéndole:
-¡He aquí que se me ha aparecido el hombre que vino a mí el otro
día!
11 Manoa se levantó y siguió a su mujer; y cuando llegó
al hombre, le preguntó:
-¿Eres tú el hombre que habló a la mujer?
El respondió:
-Sí, yo soy.
12 Entonces Manoa dijo:
-Cuando tu palabra se cumpla, ¿cuál será la norma de vida del
niño, y qué se le ha de hacer?
13 Y el ángel de Jehovah respondió a Manoa:
-La mujer se guardará de todas las cosas que le dije: 14
Que no coma nada que provenga de la vid, ni beba vino ni licor, ni
coma nada inmundo. Ha de guardar todo lo que le he mandado.
15 Entonces Manoa dijo al ángel de Jehovah:
-Permítenos detenerte y preparar para ti un cabrito del rebaño.
16 Y el ángel de Jehovah respondió a Manoa:
-Aunque me detengas, no comeré de tu comida. Pero si quieres
ofrecer holocausto, ofrécelo a Jehovah.
Manoa no sabía que él era el ángel de Jehovah. 17
Entonces Manoa preguntó al ángel de Jehovah:
-¿Cuál es tu nombre, para que te honremos cuando se cumpla tu
palabra?
18 El ángel de Jehovah le respondió:
-¿Por qué preguntas por mi nombre? Es Admirable.
19 Manoa tomó un cabrito del rebaño con su ofrenda
vegetal, y lo sacrificó sobre la peña a Jehovah. Entonces él hizo un
prodigio ante la vista de Manoa y de su mujer. 20 Aconteció
que mientras la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de
Jehovah subió en la llama del altar ante la vista de Manoa y de su
mujer, quienes se postraron en tierra sobre sus rostros.
21 El ángel de Jehovah no volvió a aparecer a Manoa ni
a su mujer. Entonces Manoa se dio cuenta de que era el ángel de Jehovah,
22 y Manoa dijo a su mujer:
-¡Ciertamente moriremos, porque hemos visto a Dios!
23 Pero su mujer le respondió:
-Si Jehovah hubiera querido matarnos, no habría aceptado de
nuestras manos el holocausto y la ofrenda. No nos habría mostrado todas
estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.
24 La mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre
Sansón. El niño creció, y Jehovah lo bendijo. 25 El Espíritu
de Jehovah comenzó a manifestarse en él en el campamento de Dan, entre
Zora y Estaol.
Sansón se casa con una filistea
14 Entonces Sansón
descendió a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los
filisteos. 2 Cuando regresó, se lo contó a su padre y a su
madre, diciendo:
-He visto en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos.
Ahora pues, tomádmela por mujer.
3 Pero su padre y su madre le dijeron:
-¿No hay una mujer entre las hijas de tus parientes, ni en todo
nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos
incircuncisos?
Pero Sansón dijo a su padre:
-Tómala para mí, porque ella me gusta.
4 Su padre y su madre no sabían que esto provenía de
Jehovah, quien buscaba un motivo contra los filisteos. En aquel tiempo
los filisteos dominaban sobre Israel.
5 Entonces Sansón descendió con su padre y su madre a
Timnat. Cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un cachorro de
león venía rugiendo hacia él. 6 Y el Espíritu de Jehovah
descendió con poder sobre Sansón, quien, sin tener nada en su mano,
despedazó al león como quien despedaza un cabrito. Pero no contó a su
padre ni a su madre lo que había hecho. 7 Descendió, pues, y
habló a la mujer; y ella le agradó a Sansón.
8 Al regresar después de algunos días para tomarla por
mujer, se apartó para ver el cuerpo muerto del león. Y he aquí que en el
cadáver del león había un enjambre de abejas y miel. 9 El la
recogió con sus manos, y se fue comiéndola por el camino. Cuando alcanzó
a su padre y a su madre, les dio a ellos, y ellos comieron. Pero no les
contó que había recogido la miel del cadáver del león.
10 Su padre descendió a donde estaba la mujer. Luego
Sansón hizo allí un banquete, porque así lo solían hacer los novios.
11 Y sucedió que cuando le vieron, trajeron a treinta
compañeros para que estuviesen con él. 12 Y Sansón les dijo:
-Permitid que os proponga una adivinanza. Si en los siete días del
banquete la interpretáis acertadamente y me la descubrís, os daré
treinta prendas de lino y treinta vestidos finos. 13 Pero si
no me la podéis interpretar, vosotros me daréis a mí las treinta prendas
de lino y los treinta vestidos finos.
Ellos respondieron:
-Dinos la adivinanza, y la escucharemos.
14 Entonces les dijo:
-Del que come salió comida,
y del fuerte salió dulzura.
Ellos no pudieron interpretar la adivinanza en tres días. 15
Y sucedió que en el cuarto día dijeron a la mujer de Sansón:
-Persuade a tu marido para que nos interprete la adivinanza. Si
no, te quemaremos a ti y a la casa de tu padre. ¿Será que nos habéis
invitado aquí para despojarnos?
16 La mujer de Sansón lloró delante de él y le dijo:
-Tú sólo me odias y no me amas. Has propuesto una adivinanza a los
hijos de mi pueblo, y no me la has interpretado a mí.
El le respondió:
-He aquí que ni a mi padre ni a mi madre se la he interpretado, y
¿te la había de interpretar a ti?
17 Ella lloró delante de él los siete días que ellos
tuvieron banquete. Y aconteció que al séptimo día él se la interpretó,
porque ella le presionaba. Entonces ella explicó la adivinanza a los
hijos de su pueblo. 18 Y al séptimo día, antes de la puesta
del sol, los hombres de la ciudad le contestaron:
-¿Qué cosa es más dulce que la miel? ¿Y qué cosa es más fuerte que
el león?
El les respondió:
-Si no hubierais arado con mi vaquilla, no habríais descubierto mi
adivinanza.
19 Entonces el Espíritu de Jehovah descendió con poder
sobre él. Y él bajó a Ascalón, mató a treinta hombres de ellos, y
tomando sus despojos, dio los vestidos finos a los que habían
interpretado la adivinanza. Encendido en ira, regresó a la casa de su
padre. 20 Entonces la mujer de Sansón fue dada a su compañero
que le había asistido en sus bodas.
Sansón se venga de los de Timnat
15 Después de algún tiempo,
en los días de la siega del trigo, Sansón fue a visitar a su mujer
llevándole un cabrito del rebaño. Y pensó: "Me uniré a mi mujer en el
cuarto." Pero el padre de ella no le dejó entrar. 2 El padre
de ella dijo:
-Pensé que la aborrecías del todo y se la di a tu compañero. Pero
su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, por favor, para
ti en su lugar.
3 Sansón le respondió:
-¡Esta vez yo quedaré sin culpa ante los filisteos, si les hago
algún mal!
4 Sansón se fue, atrapó 300 zorras, tomó teas, y atando
las zorras por las colas, puso una tea entre cada dos colas. 5
Después prendió fuego a las teas, soltó las zorras en los trigales
de los filisteos, y quemó las gavillas y la mies por segar, y hasta las
viñas y los olivares.
6 Entonces los filisteos preguntaron:
-¿Quién ha hecho esto?
Y les respondieron:
-Sansón, el yerno del timnateo, porque éste le quitó su mujer y se
la dio a su compañero.
Los filisteos fueron y quemaron a la mujer y a su padre. 7
Entonces Sansón les dijo:
-Puesto que habéis actuado así, ¡ciertamente no pararé hasta
haberme vengado de vosotros!
8 Entonces les golpeó en el muslo y en la cadera, con
gran mortandad. Luego descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam.
Sansón mata mil filisteos en Leji
9 Entonces los filisteos subieron y acamparon en Judá,
extendiéndose hasta Leji. 10 Y los hombres de Judá les
preguntaron:
-¿Por qué habéis subido contra nosotros?
Ellos respondieron:
-Hemos subido para prender a Sansón, a fin de hacerle lo mismo que
él nos ha hecho.
11 Entonces bajaron 3.000 hombres de Judá a la cueva de
la peña de Etam y preguntaron a Sansón:
-¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Qué es
esto que nos has hecho?
El les respondió:
-Lo mismo que ellos me han hecho a mí, eso les he hecho yo a
ellos.
12 Entonces le dijeron:
-Hemos venido para prenderte y entregarte en mano de los
filisteos.
Y Sansón les dijo:
-Juradme que vosotros no me mataréis.
13 Le respondieron:
-No; de ninguna manera te mataremos. Sólo te ataremos bien y te
entregaremos en su mano.
Entonces lo ataron con dos cuerdas nuevas y lo hicieron subir de
la peña. 14 Cuando llegaba hasta Leji, los filisteos salieron
a su encuentro con gritos de júbilo. Entonces el Espíritu de Jehovah
descendió con poder sobre él, las cuerdas que estaban en sus brazos se
volvieron como lino quemado al fuego, y las ataduras se cayeron de sus
manos. 15 Y hallando una quijada de asno todavía fresca,
extendió la mano, la tomó y mató con ella a mil hombres. 16
Entonces dijo Sansón:
-Con una quijada de asno
los amontoné a montones;
con una quijada de asno
he matado a mil varones.
17 Cuando acabó de hablar, arrojó la quijada de su
mano. Y llamó a aquel lugar Ramat-leji.
Sansón en el manantial de En-hacoré
18 Teniendo mucha sed, Sansón clamó a Jehovah diciendo:
-Tú has dado esta gran liberación por mano de tu siervo; y ahora,
¿he de morir de sed y caer en mano de los incircuncisos?
19 Entonces Dios abrió la hondonada que hay en Leji, y
de allí salió agua. El bebió, recobró su fuerza y se reanimó. Por eso
llamó el nombre de aquel lugar En-hacoré, que está en Leji hasta el día
de hoy.
20 Sansón juzgó a Israel durante veinte años, en los
días de los filisteos.
Sansón carga con las puertas de Gaza
16 Sansón fue a Gaza y vio
allí a una mujer prostituta, y se unió a ella. 2 Y fue dicho
a los de Gaza: "Sansón ha venido acá." Entonces ellos lo rodearon y lo
estuvieron acechando toda la noche, junto a la puerta de la ciudad.
Estos estuvieron en silencio toda la noche, diciendo: "Cuando aparezca
la luz de la mañana, entonces lo mataremos." 3 Pero Sansón
estuvo acostado solamente hasta la medianoche. Se levantó a la
medianoche, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos postes, las
arrancó con cerrojo y todo. Las puso sobre sus hombros y las subió a la
cumbre del monte que mira hacia Hebrón.
Dalila entrega a Sansón
4 Aconteció después de esto que Sansón se enamoró de una
mujer del valle de Sorec, cuyo nombre era Dalila. 5 Y fueron
a ella los jefes de los filisteos y le dijeron:
-Persuádele y averigua en qué consiste su gran fuerza, y con qué
lo podríamos dominar para atarlo y atormentarlo. Entonces cada uno de
nosotros te dará 1.100 piezas de plata.
6 Y Dalila dijo a Sansón:
-Dime, por favor, en qué consiste tu gran fuerza, y con qué
podrías ser atado para ser atormentado.
7 Sansón le respondió:
-Si me atan con siete cuerdas de arco frescas que aún no estén
secas, entonces me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.
8 Los jefes de los filisteos le llevaron siete cuerdas
de arco frescas que aún no estaban secas, y ella lo ató con ellas.
9 Ella tenía personas acechando en un cuarto. Entonces ella le
dijo:
-¡Sansón, los filisteos sobre ti!
Pero él rompió las cuerdas como un cordel de estopa se rompe
cuando toca el fuego. Y no se supo en qué consistía su fuerza. 10
Entonces Dalila dijo a Sansón:
-He aquí que te has burlado de mí y me has dicho mentiras. Ahora
dime, por favor, con qué podrías ser atado.
11 El le dijo:
-Si me atan fuertemente con sogas nuevas que no hayan sido usadas,
entonces me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.
12 Luego Dalila tomó sogas nuevas y lo ató con ellas. Y
le dijo:
-¡Sansón, los filisteos sobre ti!
Y había personas acechando en el cuarto. Pero él rompió las sogas
de sus brazos como un hilo. 13 Entonces Dalila dijo a Sansón:
-Hasta ahora te has burlado de mí y me has dicho mentiras. Dime,
pues, con qué podrías ser atado.
El entonces le dijo:
-Si tejes los siete mechones de mi cabellera entre la urdimbre, [y
los aseguras con la clavija del telar contra la pared, me debilitaré y
seré como un hombre cualquiera.
Dalila lo hizo dormir y tejió los siete mechones de su cabellera
entre la urdimbre.] 14 Luego ella aseguró la clavija y le
dijo:
-¡Sansón, los filisteos sobre ti!
Pero al despertar de su sueño, él arrancó la clavija del telar con
la tela. 15 Y ella le dijo:
-¿Cómo, pues, dices: "Yo te amo", siendo que tu corazón no está
conmigo? Ya son tres veces las que te has burlado de mí, y no me has
revelado en qué consiste tu gran fuerza.
16 Y aconteció que como ella le presionaba todos los
días con sus palabras y le importunaba, el alma de él fue reducida a
mortal angustia. 17 Entonces le descubrió todo su corazón y
le dijo:
-Nunca pasó una navaja sobre mi cabeza, porque soy nazareo de Dios
desde el vientre de mi madre. Si soy rapado, entonces mi fuerza se
apartará de mí, me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.
18 Viendo Dalila que él le había descubierto todo su
corazón, envió a llamar a los jefes de los filisteos, diciendo: "Venid
esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón." Entonces los
jefes de los filisteos fueron a ella, llevando el dinero en la mano.
19 Ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas.
Llamó a un hombre, quien le rapó los siete mechones de su cabeza.
Entonces ella comenzó a atormentarlo, pues su fuerza se había apartado
de él. 20 Y ella le dijo:
-¡Sansón, los filisteos sobre ti!
El se despertó de su sueño y pensó: "Saldré como las otras veces y
me escaparé." Pero no sabía que Jehovah ya se había apartado de él.
21 Entonces los filisteos le echaron mano, le sacaron los ojos y
lo llevaron a Gaza. Y lo ataron con cadenas de bronce, para que moliese
en la cárcel. 22 Sin embargo, después que fue rapado, el
cabello de su cabeza comenzó a crecer.
Venganza y muerte de Sansón
23 Entonces los jefes de los filisteos se reunieron para
ofrecer un gran sacrificio a Dagón su dios y para regocijarse. Y decían:
-¡Nuestro dios ha entregado en nuestra mano a Sansón, nuestro
enemigo!
24 Al verlo el pueblo, alabó a su dios diciendo:
-¡Nuestro dios ha entregado en nuestra mano a nuestro enemigo, al
destructor de nuestra tierra, que había matado a muchos de los nuestros!
25 Y aconteció que cuando el corazón de ellos estaba
alegre, dijeron:
-Llamad a Sansón para que nos sirva de espectáculo.
Llamaron a Sansón de la cárcel, y servía de espectáculo delante de
ellos. Lo pusieron entre las columnas. 26 Y Sansón dijo al
joven que le guiaba de la mano:
-Déjame palpar las columnas sobre las cuales descansa el edificio,
para que me apoye en ellas.
27 El edificio estaba lleno de hombres y mujeres. Todos
los jefes de los filisteos estaban allí, y en la azotea había como 3.000
hombres y mujeres que estaban mirando el espectáculo de Sansón. 28
Entonces Sansón clamó a Jehovah diciendo:
-¡Señor Jehovah, por favor, acuérdate de mí! Dame, te ruego,
fuerzas solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza
de los filisteos por mis dos ojos.
29 En seguida Sansón palpó las dos columnas de en
medio, sobre las cuales descansaba el edificio; y se apoyó contra ellas,
contra una con su mano derecha y contra la otra con su mano izquierda.
30 Y dijo Sansón:
-¡Muera yo con los filisteos!
Entonces empujó con fuerza, y el edificio cayó sobre los jefes y
sobre toda la gente que estaba en él. Y fueron más los que mató al morir
que los que había matado durante su vida.
31 Sus hermanos y toda la casa de su padre fueron y lo
recogieron. Luego lo llevaron y lo sepultaron entre Zora y Estaol, en el
sepulcro de su padre Manoa. El juzgó a Israel durante veinte años.
El santuario de Micaías
17 Había un hombre de la
región montañosa de Efraín, que se llamaba Micaías. 2 Y éste
dijo a su madre:
-Las 1.100 piezas de plata que te fueron tomadas y por las que tú
maldecías y hablabas en mi presencia, he aquí que la plata está en mi
poder; yo la había tomado.
Entonces su madre dijo:
-¡Jehovah te bendiga, hijo mío!
3 Cuando él devolvió a su madre las 1.100 piezas de
plata, su madre dijo:
-Solemne y espontáneamente he dedicado la plata a Jehovah, por mi
hijo, para hacer una imagen tallada y de fundición. Ahora pues, yo te la
devuelvo.
4 Pero él devolvió la plata a su madre. Y su madre tomó
200 piezas de plata y las dio al fundidor. Este hizo con ellas una
imagen tallada y de fundición, y fue puesta en la casa de Micaías.
5 Este hombre, Micaías, tenía un santuario. Mandó hacer
un efod e ídolos domésticos, e invistió a uno de sus hijos para que
fuera su sacerdote.
6 En aquellos días no había rey en Israel, y cada uno
hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos.
Un levita en el santuario de Micaías
7 Había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, que
era levita y vivía allí como forastero. 8 Este hombre había
partido de la ciudad de Belén de Judá para ir a residir donde encontrase
lugar. Y en su caminar por la región montañosa de Efraín, llegó a la
casa de Micaías. 9 Y Micaías le preguntó:
-¿De dónde vienes?
El le respondió:
-Soy un levita de Belén de Judá, y voy a residir donde encuentre
lugar.
10 Entonces le dijo Micaías:
-Quédate conmigo y sé para mí como padre y sacerdote. Yo te daré
10 piezas de plata por año, y tu ropa y tu comida.
El levita entró. 11 El levita convino en habitar con
aquel hombre, y el joven llegó a ser para él como uno de sus hijos.
12 Micaías invistió al levita, el cual le servía de sacerdote y
vivía en la casa de Micaías. 13 Micaías dijo:
-¡Ahora sé que Jehovah me prosperará, porque un levita ha venido a
ser mi sacerdote!
Los de Dan exploran Lais
18 En aquellos días no
había rey en Israel. También en aquellos días, la tribu de Dan buscaba
una heredad para sí, donde establecerse, porque hasta entonces no le
había tocado una heredad entre las tribus de Israel. 2
Entonces los hijos de Dan enviaron de sus clanes a cinco hombres de
entre todos ellos, hombres valientes de Zora y de Estaol, para reconocer
la tierra y para explorarla. Y les dijeron:
-Id y explorad la tierra.
Ellos llegaron, en la región montañosa de Efraín, hasta la casa de
Micaías, y pasaron allí la noche. 3 Y cuando estaban junto a
la casa de Micaías, reconocieron la voz del joven levita. Se acercaron
allí y le dijeron:
-¿Quién te ha traído aquí? ¿Qué estás haciendo en este lugar? ¿Qué
tienes que ver tú aquí?
4 Y él les respondió:
-De esta y de esta manera ha hecho conmigo Micaías, y me ha
empleado para que sea su sacerdote.
5 Ellos le dijeron:
-Por favor, consulta a Dios, para que sepamos si ha de prosperar
el viaje que estamos haciendo.
6 Y el sacerdote les respondió:
-Id en paz, porque el viaje que estáis haciendo goza de la
aprobación de Jehovah.
7 Entonces partieron aquellos cinco hombres y llegaron
a Lais. Y vieron que la gente que habitaba en ella vivía segura,
tranquila y confiada, a la manera de los sidonios. No había en la tierra
quien les hiciera ningún daño, ni quien les desplazara ni oprimiera.
Además, estaban lejos de los sidonios y no tenían trato con nadie.
8 Entonces se volvieron a sus hermanos en Zora y Estaol, y sus
hermanos les preguntaron:
-¿Qué hay?
Ellos respondieron:
9 -¡Levantaos, subamos contra ellos, porque hemos visto
la tierra, y he aquí que es muy buena! Vosotros, ¿por qué os quedáis
quietos? ¡No vaciléis para poneros en marcha a fin de entrar y tomar
posesión de la tierra! 10 Cuando vayáis allá, llegaréis a una
gente confiada y a una tierra extensa que Dios ha entregado en vuestra
mano. Es un lugar donde no falta ninguna cosa de lo que hay en la
tierra.
Los de Dan se llevan al levita
11 Entonces 600 hombres de la familia de los danitas, armados
para la guerra, partieron de allí, de Zora y de Estaol. 12
Subieron y acamparon en Quiriat-jearim, en Judá, por lo que aquel lugar
fue llamado Campamento de Dan, hasta el día de hoy. He aquí que está al
oeste de Quiriat-jearim. 13 De allí pasaron a la región
montañosa de Efraín y llegaron hasta la casa de Micaías. 14
Entonces intervinieron aquellos cinco hombres que habían ido a reconocer
la tierra de Lais, y dijeron a sus hermanos:
-¿Sabéis que en estas casas hay un efod, ídolos domésticos y una
imagen tallada y de fundición? Ahora pues, vosotros sabéis lo que habéis
de hacer.
15 Entonces se acercaron allí, llegaron a la casa del
joven levita, en casa de Micaías, y le saludaron deseándole paz. 16
Los 600 hombres de los hijos de Dan, ceñidos con sus armas de
guerra, estaban a la entrada de la puerta. 17 Mientras el
sacerdote estaba a la entrada de la puerta con los 600 hombres ceñidos
con sus armas de guerra, los cinco hombres que habían ido a reconocer la
tierra subieron, entraron allí y tomaron la imagen tallada y de
fundición, el efod y los ídolos domésticos. 18 Y cuando
entraron estos hombres en la casa de Micaías, y tomaron la imagen
tallada y de fundición, el efod, los ídolos domésticos, el sacerdote les
preguntó:
-¿Qué estáis haciendo?
19 Ellos le respondieron:
-¡Cállate! Pon la mano sobre tu boca, vente con nosotros y sé para
nosotros como padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas sacerdote de la casa
de un solo hombre, o que seas sacerdote de una tribu y de un clan de
Israel?
20 Se alegró el corazón del sacerdote; y tomó el efod,
los ídolos domésticos y la imagen tallada, y se fue en medio de aquella
gente. 21 Ellos se volvieron y partieron, poniendo delante de
ellos a los niños, el ganado y las posesiones.
22 Cuando ya se habían alejado de la casa de Micaías,
los hombres que habitaban en las casas cercanas a la casa de Micaías
fueron convocados y alcanzaron a los hijos de Dan. 23
Entonces gritaron a los hijos de Dan, quienes volvieron la cara y
preguntaron a Micaías:
-¿Qué te pasa que has convocado gente?
24 El respondió:
-¡Tomasteis mis dioses que yo hice y al sacerdote, y os fuisteis!
¿Qué más me queda? ¿Por qué, pues, me preguntáis: "¿Qué te pasa?"
25 Los hijos de Dan le dijeron:
-¡Que no se oiga tu voz entre nosotros! No sea que los de ánimo
colérico os acometan, y pierdas también tu vida y la vida de los de tu
familia.
26 Los hijos de Dan prosiguieron su camino. Y viendo
Micaías que ellos eran más fuertes que él, se volvió y regresó a su
casa.
La casa sacerdotal de Dan
27 Los hijos de Dan se llevaron las cosas que había hecho
Micaías, junto con el sacerdote que tenía, y llegaron a Lais, a una
gente tranquila y confiada. Los mataron a filo de espada y prendieron
fuego a la ciudad. 28 No hubo quien los socorriese, porque
estaban lejos de Sidón y no tenían tratos con nadie. La ciudad estaba en
el valle que hay cerca de Bet-rejob. Después ellos reedificaron la
ciudad y habitaron en ella. 29 Y llamaron el nombre de
aquella ciudad Dan, según el nombre de su padre Dan, que le había nacido
a Israel; aunque antes la ciudad se llamaba Lais.
30 Los hijos de Dan erigieron para sí la imagen
tallada; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron
sacerdotes de la tribu de Dan hasta el tiempo de la cautividad de la
tierra. 31 Así tuvieron instalada para ellos la imagen
tallada que Micaías había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios
estuvo en Silo.
Un levita y su concubina en Belén
19 En aquellos días, cuando
no había rey en Israel, había un hombre de Leví que habitaba como
forastero en la parte más remota de la región montañosa de Efraín. Este
había tomado para sí como concubina a una mujer de Belén de Judá. 2
Su concubina se enfadó con él y se fue de su lado para irse a la
casa de su padre, a Belén de Judá, y estuvo allá durante cuatro meses.
3 Su marido se levantó y la siguió para hablarle amorosamente
y hacerla volver. Llevó consigo a un criado suyo y un par de asnos. Ella
lo hizo entrar en la casa de su padre. 4 Y al verlo el padre
de la joven, salió a recibirlo gozoso. Su suegro, el padre de la joven,
le insistió, y se quedó con él tres días, comiendo, bebiendo y
alojándose allí. 5 Y sucedió que al cuarto día, cuando se
levantaron muy de mañana, el levita se dispuso a partir. Pero el padre
de la joven dijo a su yerno:
-Fortalécete con un poco de pan, y después os iréis.
6 Se sentaron los dos juntos, y comieron y bebieron.
Entonces el padre de la joven dijo al hombre:
-Quédate, por favor, a pasar la noche, y alégrese tu corazón.
7 El hombre se levantó para irse, pero su suegro le
insistió, y se quedó otra vez a pasar la noche allí. 8 Al
quinto día, se levantó muy de mañana para irse, y el padre de la joven
le dijo:
-Por favor, fortalécete; y esperad hasta que decline el día.
Y comieron los dos. 9 Entonces se levantó el hombre
para irse con su concubina y su criado. Pero su suegro, el padre de la
joven, le dijo:
-He aquí que el día se acaba, y está anocheciendo. Por favor,
pasad aquí la noche, porque el día ya ha declinado. Pasa aquí la noche y
alégrese tu corazón. Mañana os levantaréis temprano para vuestro viaje,
y te irás a tu morada.
10 Pero el hombre no quiso pasar la noche allí, sino
que se levantó y partió.
El levita y su concubina en Gabaa
Llegó frente a Jebús, que es Jerusalén, con su par de asnos aparejados y
con su concubina. 11 Cuando estaban cerca de Jebús, el día
había declinado mucho. Entonces el criado dijo a su señor:
-Ven, por favor, vayamos a esta ciudad de los jebuseos y pasemos
la noche en ella.
12 Su señor le respondió:
-No iremos a ninguna ciudad de extranjeros en la que no hay hijos
de Israel. Más bien, pasaremos hasta Gabaa. -Dijo además a su criado-:
13 Ven y acerquémonos a uno de esos lugares para pasar la
noche en Gabaa o en Ramá.
14 Pasando de largo, caminaron; y el sol se puso cuando
estaban junto a Gabaa, que pertenece a Benjamín. 15 Entonces
allí se apartaron del camino para entrar y pasar la noche en Gabaa.
Entraron y se sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien
los recibiese en su casa para pasar la noche.
16 Pero he aquí que al atardecer un anciano volvía de
trabajar en el campo. Este hombre era de la región montañosa de Efraín y
habitaba como forastero en Gabaa, pues los habitantes de aquel lugar
eran de los hijos de Benjamín. 17 Alzando los ojos, vio a
aquel viajero en la plaza de la ciudad; y el anciano le preguntó:
-¿A dónde vas y de dónde vienes?
18 El le respondió:
-Pasamos de Belén de Judá hasta las partes más remotas de la
región montañosa de Efraín, de donde soy. Fui hasta Belén de Judá y voy
a mi casa, pero no hay quien me reciba en su casa. 19 No
obstante, nosotros tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también
tenemos pan y vino para mí, para tu sierva y para el criado que está con
tus siervos. No nos falta nada.
20 El anciano dijo:
-La paz sea contigo. Lo que te falte quede todo a mi cargo, pero
no pases la noche en la plaza.
21 Los hizo entrar en su casa y dio forraje a los
asnos. Y ellos se lavaron los pies, comieron y bebieron.
El crimen cometido en Gabaa
22 Cuando estaban alegrándose, he aquí que los hombres de la
ciudad, hombres pervertidos, rodearon la casa y golpearon la puerta
diciendo al anciano, dueño de la casa:
-¡Saca fuera al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo
conozcamos!
23 Aquel hombre, dueño de la casa, salió a ellos y les
dijo:
-¡No, hermanos míos! Por favor, no cometáis esta maldad, porque
este hombre ha entrado en mi casa. No cometáis esta vileza. 24
He aquí mi hija virgen y la concubina de él. Yo os las sacaré;
humilladlas y haced con ellas lo que os parezca bien. Pero no hagáis
esta vileza a este hombre.
25 Pero aquellos hombres no le quisieron escuchar; por
lo cual, tomando el hombre a su concubina, la sacó afuera. Ellos la
violaron y abusaron de ella toda la noche hasta el amanecer, y la
dejaron cuando rayaba el alba.
26 Cuando amanecía, la mujer vino y cayó delante de la
puerta de la casa de aquel hombre donde estaba su señor, hasta que fue
de día. 27 Y levantándose de mañana su señor, abrió las
puertas de la casa y salió para seguir su camino. Y he aquí la mujer, su
concubina, estaba tendida delante de la puerta de la casa, con sus manos
sobre el umbral.
28 El le dijo:
-Levántate, y vámonos.
Pero no hubo respuesta. Entonces el hombre la cargó sobre el asno,
se puso en camino y se fue a su pueblo. 29 Cuando llegó a su
casa, tomó un cuchillo, y sujetando firmemente a su concubina, la
desmembró en doce pedazos y los envió por todo el territorio de Israel.
30 Y sucedió que todo el que lo veía, decía:
-¡Jamás se ha hecho ni visto cosa semejante, desde el día en que
los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto, hasta el día de
hoy! ¡Consideradlo, deliberad y manifestaos!
Condenación del crimen de Gabaa
20 Entonces todos los hijos
de Israel salieron, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad, y la
asamblea acudió como un solo hombre a Jehovah en Mizpa. 2 Los
jefes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, estaban
presentes en la reunión del pueblo de Dios, 400.000 hombres de
infantería que sacaban espada. 3 Y los hijos de Benjamín
oyeron que los hijos de Israel habían subido a Mizpa. Entonces dijeron
los hijos de Israel:
-Decid cómo fue cometido este crimen.
4 El levita, marido de la mujer asesinada, respondió y
dijo:
-Yo llegué con mi concubina a Gabaa de Benjamín para pasar la
noche. 5 Entonces se levantaron contra mí los hombres de
Gabaa y rodearon la casa por causa mía, por la noche, con la idea de
matarme. Violaron a mi concubina de tal manera que ella murió. 6
Después sujeté a mi concubina, la corté en pedazos y los envié por
todo el territorio de la heredad de Israel, por cuanto habían cometido
una infamia y una vileza en Israel. 7 He aquí, todos
vosotros, oh hijos de Israel, dad aquí vuestro parecer y consejo.
8 Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se
levantó y dijo:
-¡Ninguno de nosotros irá a su morada, ni nadie regresará a su
casa! 9 Y ahora, esto es lo que haremos a Gabaa: Subiremos
por sorteo contra ella. 10 De todas las tribus de Israel
tomaremos 10 hombres de cada 100 y 100 de cada 1.000 y 1.000 de cada
10.000, que lleven provisiones al pueblo, para que yendo a Gabaa de
Benjamín, le hagan conforme a toda la vileza que ha cometido en Israel.
Benjamín en pie de guerra
11 Todos los hombres de Israel se juntaron contra la ciudad,
unidos como un solo hombre. 12 Y las tribus de Israel
enviaron hombres por toda la tribu de Benjamín, diciendo:
-¿Qué crimen es éste, que se ha cometido entre vosotros? 13
Ahora pues, entregad a esos hombres perversos que están en Gabaa,
para que los matemos y extirpemos el mal de en medio de Israel.
Pero los hijos de Benjamín no quisieron escuchar la voz de sus
hermanos, los hijos de Israel. 14 Más bien, los hijos de
Benjamín vinieron de sus ciudades y se reunieron en Gabaa para salir a
la guerra contra los hijos de Israel. 15 Aquel día fueron
contados los hijos de Benjamín: 26.000 hombres de las ciudades, que
sacaban espada, sin contar a los habitantes de Gabaa, que fueron 700
hombres escogidos. 16 Entre toda aquella gente había 700
hombres escogidos que eran zurdos, todos los cuales tiraban una piedra
con la honda a un cabello, y no fallaban.
Guerra de exterminio contra Benjamín
17 Fueron contados los hombres de Israel, excluyendo a los de
Benjamín: 400.000 hombres que sacaban espada, todos hombres de guerra.
18 Luego se levantaron los hijos de Israel, subieron a Betel
y consultaron a Dios diciendo:
-¿Quién subirá primero por nosotros a la batalla contra los hijos
de Benjamín?
Y Jehovah respondió:
-Judá subirá primero.
19 Los hijos de Israel se levantaron por la mañana y
acamparon frente a Gabaa. 20 Salieron los hijos de Israel a
la batalla contra Benjamín. Y los hombres de Israel dispusieron la
batalla contra ellos junto a Gabaa. 21 Pero los hijos de
Benjamín salieron de Gabaa y aquel día dejaron muertos en tierra a
22.000 hombres de Israel. 22 Sin embargo, el pueblo se
fortaleció, y los hombres de Israel volvieron a disponer la batalla en
el mismo lugar donde la habían dispuesto el primer día. 23
Los hijos de Israel subieron y lloraron delante de Jehovah hasta el
atardecer, y consultaron a Jehovah diciendo:
-¿Volveremos a la batalla contra los hijos de Benjamín, nuestros
hermanos?
Y Jehovah les respondió:
-Subid contra ellos.
24 El segundo día, los hijos de Israel se acercaron a
los hijos de Benjamín. 25 Aquel segundo día los de Benjamín
salieron de Gabaa contra ellos y dejaron muertos en tierra a otros
18.000 de los hijos de Israel, todos los cuales sacaban espada.
26 Entonces subieron todos los hijos de Israel y todo
el pueblo, y fueron a Betel. Lloraron, permanecieron allí delante de
Jehovah, ayunaron aquel día hasta el atardecer y ofrecieron holocaustos
y sacrificios de paz delante de Jehovah. 27 Los hijos de
Israel consultaron a Jehovah. (El arca del pacto de Dios estaba allí en
aquellos días; 28 y Fineas hijo de Eleazar, hijo de Aarón,
servía delante de ella en aquellos días.) Ellos preguntaron:
-¿Volveremos a salir a la batalla contra los hijos de Benjamín,
nuestros hermanos; o desistiremos?
Y Jehovah respondió:
-Subid, porque mañana yo los entregaré en vuestra mano.
29 Entonces Israel puso gente emboscada alrededor de
Gabaa. 30 Y el tercer día, cuando los hijos de Israel
subieron contra los hijos de Benjamín, dispusieron la batalla frente a
Gabaa, como las otras veces. 31 Los hijos de Benjamín
salieron para enfrentar al pueblo y fueron alejados de la ciudad. Como
las otras veces, comenzaron a matar a algunos de ellos en el campo, por
los caminos, uno de los cuales sube a Betel y otro a Gabaa. Habían
matado a unos treinta hombres de Israel, 32 y los hijos de
Benjamín decían: "¡Son vencidos delante de nosotros, como la primera
vez!" Pero los hijos de Israel habían dicho: "Huiremos y los alejaremos
de la ciudad, hasta los caminos." 33 Entonces todos los
hombres de Israel se levantaron de su lugar, y dispusieron la batalla en
Baal-tamar. La gente emboscada de Israel se lanzó desde su lugar, al
oeste de Gabaa, 34 y fueron ante Gabaa 10.000 hombres
escogidos de todo Israel.
La batalla comenzó a arreciar, pero ellos no se daban cuenta de
que el desastre se les venía encima. 35 Jehovah derrotó a
Benjamín ante Israel, y los hijos de Israel mataron aquel día a 25.100
hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban espada. 36
Entonces los hijos de Benjamín vieron que estaban derrotados.
Los hombres de Israel habían cedido terreno a Benjamín, porque
estaban confiados en la gente emboscada que habían puesto contra Gabaa.
37 La gente de la emboscada se apresuró y acometió contra
Gabaa. La gente de la emboscada se desplegó y mató a filo de espada a
toda la ciudad. 38 Los hombres de Israel tenían un acuerdo
con los de la emboscada: que se hiciera subir una gran columna de humo
desde la ciudad.
39 Cuando los hombres de Israel retrocedieron en la
batalla, los de Benjamín comenzaron a derribar muertos a unos treinta
hombres de Israel y decían: "Ciertamente son vencidos delante de
nosotros, como en la primera batalla." 40 Pero cuando la
señal, una columna de humo, comenzó a subir de la ciudad, entonces
Benjamín miró hacia atrás, y he aquí que el fuego de la ciudad entera
subía al cielo. 41 Entonces los hombres de Israel se
volvieron, y los de Benjamín se aterrorizaron, porque vieron que el
desastre se les había venido encima. 42 Luego volvieron las
espaldas ante los hombres de Israel, hacia el camino del desierto. Pero
la batalla los alcanzó, y los que venían de las ciudades los destruían
en medio de ellos. 43 Así cercaron a los de Benjamín, los
persiguieron desde Noja, y los acosaron hasta la misma Gabaa, por el
lado oriental. 44 Cayeron 18.000 hombres de Benjamín, todos
ellos hombres de valor.
45 Entonces se dirigieron hacia el desierto, y huyeron
a la peña de Rimón; y fueron muertos otros 5.000 hombres en los caminos.
Continuaron acosándolos hasta Gidom y mataron a otros 2.000 hombres de
ellos. 46 Y todos los que cayeron de Benjamín aquel día
fueron 25.000 hombres que sacaban espada, todos hombres de valor.
47 Pero 600 hombres se dirigieron al desierto y huyeron a la peña
de Rimón, y permanecieron en la peña de Rimón durante cuatro meses.
48 Los hombres de Israel se volvieron contra los hijos de Benjamín
y en las ciudades hirieron a filo de espada tanto a hombres como
animales, y todo lo que fue hallado. Asimismo, prendieron fuego a todas
las ciudades que hallaron.
Israel llora por Benjamín
21 Los hombres de Israel
habían jurado en Mizpa, diciendo: "Ninguno de nosotros dará su hija por
mujer a los de Benjamín." 2 Entonces el pueblo fue a Betel, y
ellos permanecieron allí, delante de Dios, hasta el atardecer. Y alzando
su voz lloraron amargamente y dijeron:
3 -Oh Jehovah Dios de Israel, ¿por qué ha sucedido esto
en Israel, que falte hoy una tribu de Israel?
4 Al día siguiente, el pueblo se levantó muy de mañana.
Edificaron allí un altar, y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz.
5 Y los hijos de Israel dijeron:
-¿Quién de entre todas las tribus de Israel no ha venido a la
congregación, a Jehovah?
Porque se había hecho un juramento solemne contra quien no subiera
ante Jehovah en Mizpa, diciendo: "Morirá irremisiblemente."
Mujeres para los sobrevivientes
6 Los hijos de Israel se lamentaban por causa de Benjamín su
hermano, y decían:
-¡Una tribu ha sido cortada hoy de Israel! 7 ¿Qué
haremos en cuanto a conseguir mujeres para los que han quedado? Porque
nosotros hemos jurado por Jehovah que no les daremos por mujeres a
nuestras hijas. 8 -Y añadieron-: ¿Hay alguno de entre las
tribus de Israel que no haya subido a Jehovah, en Mizpa?
Y he aquí, hallaron que ninguno de Jabes, en Galaad, había ido al
campamento, a la congregación. 9 Cuando el pueblo fue
contado, he aquí que no había allí ningún hombre de los habitantes de
Jabes, en Galaad. 10 Entonces la asamblea envió allá a 12.000
hombres de los valientes. Y les mandaron diciendo:
-Id y matad a filo de espada a los habitantes de Jabes, en Galaad,
con las mujeres y los niños. 11 Esto es lo que habéis de
hacer: Eliminaréis a todo hombre, y a toda mujer que haya tenido unión
sexual con varón.
12 Entre los habitantes de Jabes, en Galaad, hallaron a
400 muchachas vírgenes, que no habían tenido unión sexual con varón; y
las llevaron al campamento en Silo, en tierra de Canaán.
13 Entonces toda la asamblea envió un mensaje a los
hijos de Benjamín que estaban en la peña de Rimón, y les proclamaron la
paz. 14 En aquel tiempo volvieron los de Benjamín, y les
dieron por mujeres a las que habían conservado vivas de las mujeres de
Jabes, en Galaad. Pero éstas no fueron suficientes para ellos.
15 El pueblo se lamentaba por causa de Benjamín, porque
Jehovah había abierto una brecha en las tribus de Israel. 16
Entonces los ancianos de la asamblea dijeron:
-¿Qué haremos en cuanto a conseguir mujeres para los que han
quedado? Porque las mujeres de Benjamín han sido exterminadas. 17
-Y dijeron-: Lo que era de Benjamín sea herencia de sus
sobrevivientes, para que no sea exterminada una tribu de Israel. 18
Pero nosotros no les podemos dar mujeres de nuestras hijas.
Porque los hijos de Israel habían jurado diciendo: "¡Maldito el
que dé mujer a los de Benjamín!" 19 Y dijeron:
-He aquí que cada año hay fiesta de Jehovah en Silo.
Silo está al norte de Betel, al lado oriental del camino que sube
de Betel a Siquem, y al sur de Lebona. 20 Y mandaron a los
hijos de Benjamín, diciendo:
-Id y poned emboscada en las viñas. 21 Mirad; y he aquí
que cuando las jóvenes de Silo salgan a bailar en círculos, vosotros
saldréis de las viñas y arrebataréis cada uno una mujer para sí de las
jóvenes de Silo, y os iréis a la tierra de Benjamín. 22 Y
sucederá que cuando sus padres o sus hermanos vengan a pleito ante
nosotros, les diremos: "Hacednos el favor de concedérnoslas, porque
nosotros no conseguimos en la guerra mujeres para todos ellos. Además,
vosotros no sois culpables, porque no se las habéis dado."
23 Los hijos de Benjamín lo hicieron así, y tomaron
mujeres, una cada uno, raptándolas de entre las que danzaban. Después se
fueron, volvieron a sus heredades, reedificaron las ciudades y habitaron
en ellas. 24 También los hijos de Israel partieron de allí,
cada uno a su tribu o clan; y se fueron de allí, cada uno a su heredad.
25 En aquellos días no había rey en Israel, y cada uno
hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos.
Reina-Valera Actualizada, 1989.
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