2 Crónicas
Salomón pide sabiduría para gobernar
1 Salomón hijo de
David se afianzó en su reino. Jehovah su Dios estaba con él y le
engrandeció sobremanera. 2 Entonces Salomón habló a todo
Israel: a los jefes de millares y de centenas, a los jueces y a todos
los dirigentes de todo Israel, jefes de las casas paternas. 3
Salomón, y toda la congregación con él, fue al lugar alto que había en
Gabaón; porque allí se encontraba el tabernáculo de reunión de Dios que
Moisés, siervo de Jehovah, había hecho en el desierto. 4
(Aunque David había subido el arca de Dios desde Quiriat-jearim al lugar
que le había preparado, porque le había erigido una tienda en
Jerusalén.) 5 Y el altar de bronce que había hecho Bezaleel
hijo de Uri, hijo de Hur, estaba allí delante del tabernáculo de Jehovah.
Y Salomón y la congregación fueron a consultarle. 6 Salomón
fue allí, ante Jehovah, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo
de reunión, y ofreció sobre él 1.000 holocaustos. 7 Aquella
noche Dios se apareció a Salomón y le dijo:
-Pide lo que quieras que yo te dé.
8 Y Salomón respondió a Dios:
-Tú has mostrado gran misericordia a mi padre David, y a mí
me has constituido rey en su lugar. 9 Ahora, oh Jehovah Dios,
sea confirmada tu palabra dada a mi padre David, porque tú me has
constituido rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra.
10 Ahora pues, dame sabiduría y conocimiento, para que yo
pueda salir y entrar delante de este pueblo. Porque, ¿quién podrá
gobernar a este tu pueblo tan grande?
11 Entonces Dios dijo a Salomón:
-Porque esto ha estado en tu corazón, y no has pedido
riquezas, ni posesiones, ni gloria, ni la vida de los que te aborrecen,
ni tampoco has pedido muchos años, sino que has pedido para ti sabiduría
y conocimiento para gobernar a mi pueblo sobre el cual te he constituido
rey, 12 te son dados sabiduría y conocimiento. Pero también
te daré riquezas, posesiones y gloria tales como nunca sucedió con los
reyes que fueron antes de ti, ni sucederá así después de ti.
Prosperidad de Salomón
13 Salomón volvió a Jerusalén desde el lugar alto que estaba
en Gabaón, de delante del tabernáculo de reunión, y comenzó a reinar
sobre Israel.
14 Salomón también acumuló carros y jinetes. Tenía
1.400 carros y 12.000 jinetes, que puso en las ciudades de los carros y
en Jerusalén junto al rey.
15 El rey hizo que la plata y el oro fueran tan
comunes en Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan
abundante como los sicómoros que hay en la Sefela.
16 Los caballos de Salomón provenían de Egipto y
de Coa. Los mercaderes del rey los adquirían en Coa al contado. 17
Cada carro que importaban de Egipto costaba 600 siclos de plata; y
cada caballo, 150 siclos. Y así los exportaban por medio de ellos, a
todos los reyes de los heteos y a los reyes de Siria.
Preparativos para el templo
2 1 Salomón se
propuso construir una casa al nombre de Jehovah, y una casa real para
sí. 2 Entonces reclutó a 70.000 cargadores, a 80.000 canteros
en la región montañosa, y a 3.600 supervisores.
3 Salomón también envió a decir a Hiram, rey de
Tiro:
Haz conmigo como hiciste con mi padre David al enviarle cedro, para que
edificara para sí una casa en que habitar. 4 He aquí, yo voy
a construir una casa al nombre de Jehovah mi Dios, a fin de
consagrársela para quemar incienso aromático delante de él, para la
presentación continua de los panes, y para los holocaustos de la mañana,
de la tarde, de los sábados, de las lunas nuevas y de las fiestas
solemnes de Jehovah nuestro Dios, lo que a Israel le corresponde ofrecer
perpetuamente.
5 La casa que voy a construir será grande, porque
nuestro Dios es más grande que todos los dioses. 6 Pero,
¿quién ha de ser capaz de construirle una casa, siendo que los cielos y
los cielos de los cielos no le pueden contener? ¿Quién, pues, soy yo
para que le construya una casa, aunque sea sólo para quemar incienso
delante de él?
7 Ahora pues, envíame un hombre hábil para
trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en púrpura, en carmesí
y en material azul, y que sea experto en tallados, para trabajar junto
con los que están conmigo en Judá y en Jerusalén, a quienes ha preparado
mi padre David. 8 Envíame también del Líbano madera de cedro,
de ciprés y de sándalo; porque yo sé que tus siervos saben cortar los
árboles del Líbano. He aquí que mis siervos estarán con los tuyos 9
para que me preparen mucha madera, porque el templo que voy a
edificar ha de ser grande y maravilloso.
10 He aquí que para tus siervos que cortan y
labran la madera, yo doy 20.000 coros de trigo para el sustento, 20.000
coros de cebada, 20.000 batos de vino y 20.000 batos de aceite.
11 Hiram, rey de Tiro, respondió con una carta que envió a
Salomón:
¡Porque Jehovah ama a su pueblo, te ha hecho rey sobre ellos!
12 E Hiram añadió:
¡Bendito sea Jehovah Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra y
que dio al rey David un hijo sabio que conoce la cordura y el
entendimiento, y que ha de edificar una casa para Jehovah y una casa
real para sí. 13 Yo, pues, te envío a Hiram-abi, un hombre
hábil y entendido. 14 El es hijo de una mujer de las hijas de
Dan, y su padre es un hombre de Tiro. El sabe trabajar en oro, en plata,
en bronce, en hierro, en piedra, en madera, en púrpura, en material
azul, en lino fino y en carmesí. También sabe hacer todo tipo de
tallados y todos los diseños que se le asignen. El estará con tus
expertos y con los de mi señor David, tu padre. 15 Ahora
pues, envíe mi señor a sus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el
vino que ha prometido. 16 Nosotros cortaremos en el Líbano
toda la madera que necesites, y te la llevaremos por mar en balsas hasta
Jope; y tú la subirás a Jerusalén.
17 Salomón hizo un censo de todos los hombres extranjeros que
estaban en la tierra de Israel, después del censo que había hecho su
padre, y se halló que eran 153.600. 18 De ellos designó a
70.000 cargadores, a 80.000 canteros en la región montañosa, y a 3.600
supervisores que hiciesen trabajar a la gente.
La construcción del templo
3 Salomón comenzó a
edificar la casa de Jehovah en Jerusalén, en el monte Moriah, donde él
se había aparecido a su padre David, en el lugar que David había
preparado en la era de Ornán el jebuseo. 2 Comenzó a edificar
en el segundo día del mes segundo del cuarto año de su reinado.
3 Estas son las medidas (de acuerdo con el patrón
de medida) que Salomón determinó para construir la casa de Dios: Era de
60 codos de largo y de 20 codos de ancho. 4 El pórtico, que
estaba en la parte frontal del templo, tenía 20 codos de largo, como el
ancho del edificio, y 120 codos de alto. Y lo revistió por dentro de oro
puro.
5 Cubrió la sala mayor con madera de ciprés; la
recubrió de oro de buena calidad, y encima grabó figuras de palmeras y
cadenas. 6 También revistió la sala con piedras preciosas
para ornamento. Y el oro era oro de Parvaim. 7 Así que
recubrió de oro la sala, las vigas, los umbrales, sus paredes y sus
puertas. Y talló querubines sobre las paredes.
8 Hizo también la sala del lugar santísimo; era de
20 codos de largo, según el ancho del frente del edificio, y de 20 codos
de ancho. Luego la recubrió con unos 600 talentos de oro de buena
calidad. 9 Los clavos pesaban 50 siclos de oro. También
recubrió de oro las salas superiores.
10 Hizo también en la sala del lugar santísimo,
dos querubines, obra de escultura, a los cuales recubrió de oro. 11
Las alas de los querubines eran de 20 codos de largo. El ala del
uno tenía 5 codos y llegaba hasta una pared de la sala; y la otra ala,
de 5 codos, tocaba el ala del otro querubín. 12 El ala del
otro querubín, de 5 codos, también llegaba hasta la pared de la sala; y
la otra ala, de 5 codos, tocaba el ala del otro querubín. 13
Las alas de estos querubines estaban extendidas en un espacio de 20
codos. Ellos estaban de pie, con sus rostros hacia el centro de la sala.
14 Hizo también el velo de material azul, de
púrpura, de carmesí y de lino fino; y en el mismo hizo bordar
querubines.
15 Hizo también delante del templo dos columnas de
35 codos de alto, las cuales tenían encima capiteles de 5 codos. 16
E hizo cadenillas, a manera de collares, y las puso en la parte
superior de las columnas. Hizo cien granadas y las puso en las
cadenillas. 17 Luego erigió las columnas delante del templo,
una al sur y otra al norte. A la del sur llamó Jaquín, y a la del norte
llamó Boaz.
4 Hizo también
un altar de bronce de 20 codos de largo, 20 codos de ancho y 10 codos de
alto.
2 Hizo también la fuente de bronce fundido que
tenía 10 codos de borde a borde. Era circular y tenía 5 codos de alto, y
una circunferencia de 30 codos. 3 Había un motivo de bueyes
debajo y alrededor del borde, diez por cada codo, dispuestos en dos
hileras de bueyes alrededor de la fuente, los cuales habían sido
fundidos en una sola pieza con ella. 4 Estaba asentada sobre
doce bueyes: tres miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al
este. La fuente estaba sobre ellos, y todas sus partes traseras daban
hacia el lado interior. 5 La fuente tenía un palmo menor de
espesor; su borde era como el borde de un cáliz o de una flor de lirio.
Tenía una capacidad de 3.000 batos.
6 Hizo también diez pilas y puso cinco de ellas al
sur y cinco al norte, para que lavasen en ellas las cosas para el
holocausto y las enjuagasen en ellas. Y la fuente era para que los
sacerdotes se lavaran en ella.
7 Hizo también diez candelabros de oro, de acuerdo
con lo establecido para ellos, y los puso en el templo, cinco al sur y
cinco al norte. 8 Hizo también diez mesas y las puso en el
templo, cinco al sur y cinco al norte. Hizo también cien tazones de oro
para la aspersión. 9 Hizo también el atrio de los sacerdotes,
el gran atrio y las puertas del atrio, y revistió de bronce sus puertas.
10 Colocó la fuente en el lado sur, hacia el sureste. 11
Hiram hizo también las ollas, las palas y los tazones para la
aspersión.
Así terminó Hiram de hacer la obra que hizo para el rey
Salomón en la casa de Dios: 12 las dos columnas, los tazones
de los capiteles que estaban en la parte superior de las dos columnas; y
las dos redes que cubrían los tazones de los capiteles que estaban en la
parte superior de las columnas; 13 las 400 granadas para las
dos redes (dos hileras de granadas para cada red) para cubrir los dos
tazones de los capiteles que estaban en la parte superior de las
columnas; 14 las diez bases y las diez pilas sobre las bases;
15 la fuente con los doce bueyes debajo de ella; 16
las ollas, las palas y los tenedores. Todos los utensilios Hiram-abi
los hizo de bronce bruñido al rey Salomón, para la casa de Jehovah.
17 El rey los hizo fundir en la llanura del Jordán, en tierra
arcillosa, entre Sucot y Saretán. 18 Salomón hizo todos estos
utensilios en tal cantidad que el peso del bronce no pudo ser
determinado.
19 Salomón también hizo todos los utensilios de la
casa de Dios: el altar de oro, las mesas sobre las cuales estaba el pan
de la Presencia, 20 y los candelabros con sus lámparas de oro
fino, para que fuesen encendidos delante del santuario interior,
conforme a lo establecido. 21 Las flores, las lámparas y las
tenazas fueron hechas de oro purísimo. 22 Asimismo, las
despabiladeras, los tazones para la aspersión, las cucharas y los
incensarios eran de oro fino. También eran de oro los goznes de las
puertas del templo, tanto los de las puertas interiores del lugar
santísimo, como los de las puertas de la sala del templo.
5 Así se terminó
toda la obra que Salomón hizo para la casa de Jehovah. Luego Salomón
hizo traer las cosas que su padre David había consagrado, y puso la
plata, el oro y todos los utensilios en los tesoros de la casa de Dios.
Salomón traslada el arca al templo
2 Entonces Salomón congregó en Jerusalén a los ancianos de
Israel, a todos los jefes de las tribus y a los jefes de las casas
paternas de los hijos de Israel, para hacer subir el arca del pacto de
Jehovah desde la Ciudad de David, que es Sion. 3 Y se
congregaron ante el rey todos los hombres de Israel en la fiesta del mes
séptimo.
4 Fueron todos los ancianos de Israel, y los
levitas tomaron el arca. 5 Luego subieron el arca, el
tabernáculo de reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en el
tabernáculo; los sacerdotes levitas los subieron. 6 El rey
Salomón y toda la congregación de Israel, que se había reunido junto a
él delante del arca, sacrificaban tantas ovejas y vacas que por su gran
cantidad no se podían contar ni numerar.
7 Entonces los sacerdotes introdujeron el arca del
pacto de Jehovah en su lugar, en el santuario interior del templo, en el
lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines. 8 Los
querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, de modo que los
querubines cubrían el arca y sus varas por encima. 9 Las
varas eran tan largas que los extremos de las varas se podían ver desde
el lugar santo, ante el santuario interior; pero no se podían ver desde
afuera. Y allí han quedado hasta el día de hoy. 10 Ninguna
cosa había en el arca, excepto las dos tablas que Moisés había puesto en
Horeb, donde Jehovah hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron
de Egipto.
11 Y sucedió que cuando los sacerdotes salieron
del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaban presentes se
habían santificado, sin distinción de sus grupos); 12 cuando
todos los músicos levitas (Asaf, Hemán y Jedutún, con sus hijos y sus
hermanos) vestidos de lino fino y portando címbalos, liras y arpas,
estaban de pie al este del altar, y con ellos 120 sacerdotes que tocaban
las trompetas; 13 cuando los que tocaban las trompetas y los
que cantaban hicieron oír su voz al unísono alabando y dando gracias a
Jehovah; cuando elevaron la voz junto con las trompetas, los címbalos y
otros instrumentos de música; y cuando alababan a Jehovah diciendo:
"Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia", entonces
la casa se llenó con una nube, la casa de Jehovah. 14 Y los
sacerdotes no pudieron continuar sirviendo por causa de la nube, porque
la gloria de Jehovah había llenado la casa de Dios.
Salomón dedica el templo
6 Entonces Salomón dijo: "Jehovah
ha dicho que él habita en la densa oscuridad. 2 Y yo te he
edificado una casa sublime, una morada donde habites para siempre."
3 El rey se volvió y bendijo a toda la
congregación de Israel. Y toda la congregación de Israel estaba de pie.
4 Entonces dijo: "¡Bendito sea Jehovah Dios de Israel, quien
con su mano ha cumplido lo que con su boca prometió a mi padre David,
diciendo: 5 ’Desde el día en que saqué a mi pueblo de la
tierra de Egipto, no había elegido ninguna ciudad de todas las tribus de
Israel para edificar una casa donde estuviese mi nombre, ni había
elegido un hombre que fuese el soberano sobre mi pueblo Israel. 6
Pero elegí Jerusalén para que allí estuviera mi nombre, y elegí a
David para que estuviese al frente de mi pueblo Israel.’
7 "Estuvo en el corazón de mi padre David el
anhelo de edificar una casa al nombre de Jehovah Dios de Israel. 8
Pero Jehovah dijo a mi padre David: ’Por cuanto ha estado en tu
corazón el anhelo de edificar una casa a mi nombre, has hecho bien al
tener esto en tu corazón. 9 Sin embargo, tú no edificarás la
casa, sino tu hijo que te nacerá, él edificará la casa a mi nombre.’
10 "Jehovah ha cumplido su promesa que había
hecho, y yo me he levantado en lugar de mi padre David. Me he sentado en
el trono de Israel, como Jehovah había prometido, y he edificado la casa
al nombre de Jehovah Dios de Israel. 11 Y he puesto allí el
arca, en la cual está el pacto de Jehovah que él hizo con los hijos de
Israel."
Salomón ora al dedicar el templo
12 Entonces Salomón se puso de pie delante del altar de
Jehovah, frente a toda la congregación de Israel, y extendió sus manos.
13 (Pues Salomón había mandado hacer una plataforma de bronce
de 5 codos de largo, 5 codos de ancho y 3 codos de alto, y la había
puesto en medio del atrio. Se puso de pie sobre ella, e hincando sus
rodillas ante toda la congregación de Israel, extendió las manos al
cielo.) 14 Y dijo: "¡Oh Jehovah Dios de Israel, no hay Dios
como tú, ni en el cielo ni en la tierra! Tú guardas el pacto y la
misericordia para con tus siervos que caminan delante de ti con todo su
corazón. 15 Tú has cumplido con tu siervo David, mi padre, lo
que le prometiste. Con tu boca lo prometiste, y con tu mano lo has
cumplido, como sucede en este día. 16 Ahora pues, oh Jehovah
Dios de Israel, cumple con tu siervo David, mi padre, lo que le
prometiste diciendo: ’No te faltará delante de mí un hombre que se
siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino
para andar en mi ley, como tú has andado delante de mí.’ 17
Ahora pues, oh Jehovah Dios de Israel, sea confirmada tu palabra que
hablaste a tu siervo David.
18 "Pero, ¿es verdad que Dios ha de habitar con
los hombres sobre la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los
cielos no te pueden contener. ¡Cuánto menos este templo que he
edificado! 19 Sin embargo, oh Jehovah, Dios mío, vuélvete
hacia la oración y la plegaria de tu siervo, para oír el clamor y la
oración que tu siervo hace delante de ti. 20 Estén abiertos
tus ojos de día y de noche hacia este templo, hacia el lugar del cual
has dicho que allí estaría tu nombre, para escuchar la oración que tu
siervo haga hacia este lugar. 21 Escucha las plegarias de tu
siervo y de tu pueblo Israel, cuando oren hacia este lugar. Escucha tú
desde el lugar de tu morada, desde los cielos; escucha tú y perdona.
22 "Si alguna persona peca contra su prójimo, y
éste le toma juramento al hacerle jurar, y él entra bajo juramento ante
tu altar en este templo, 23 entonces escucha tú desde los
cielos y actúa. Juzga a tus siervos dando la paga al injusto, haciendo
recaer su conducta sobre su cabeza y justificando al justo, dándole
conforme a su justicia.
24 "Si tu pueblo Israel es derrotado delante del
enemigo por haber pecado contra ti, y ellos se vuelven y confiesan tu
nombre, y oran y suplican ante ti en este templo, 25 entonces
escucha tú desde los cielos, perdona el pecado de tu pueblo Israel y
hazles volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres.
26 "Cuando los cielos estén cerrados y no haya
lluvia, por haber ellos pecado contra ti; si oran hacia este lugar,
confiesan tu nombre y se vuelven de su pecado cuando tú los aflijas,
27 entonces escucha tú en los cielos y perdona el pecado de
tus siervos y de tu pueblo Israel. Sí, enséñales el buen camino por el
que deben andar y dales lluvia sobre tu tierra, la cual has dado a tu
pueblo por heredad.
28 "Cuando en la tierra haya hambre; cuando haya
peste; cuando haya tizón, añublo, langosta o pulgón, o cuando sus
enemigos lo asedien en la tierra de sus ciudades (cualquiera que sea la
plaga o la enfermedad), 29 cualquiera que sea la oración o la
plegaria que haga algún hombre o todo tu pueblo Israel (cada uno
reconociendo su plaga y su dolor, y extendiendo sus manos hacia este
templo), 30 entonces escucha tú desde los cielos, el lugar de
tu morada, y perdona. Da a cada uno conforme a todos sus caminos, pues
conoces su corazón (porque sólo tú conoces el corazón del hombre);
31 a fin de que te teman para andar en tus caminos todos los días
que vivan sobre la superficie de la tierra que tú has dado a nuestros
padres.
32 "Asimismo, cuando el extranjero que no sea de
tu pueblo Israel venga de una tierra lejana a causa de tu gran nombre,
de tu poderosa mano y de tu brazo extendido, y venga a orar hacia este
templo, 33 entonces escucha tú desde los cielos, el lugar de
tu morada. Haz conforme a todo aquello por lo cual el extranjero clame a
ti, a fin de que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te
teman como tu pueblo Israel y sepan que este templo que he edificado es
llamado por tu nombre.
34 "Si tu pueblo sale a la batalla contra sus
enemigos por el camino que los envíes, y ellos oran a ti en dirección a
esta ciudad que tú has elegido y a la casa que he edificado a tu nombre,
35 entonces escucha desde los cielos su oración y su
plegaria, y ampara su causa.
36 "Si pecan contra ti (pues no hay hombre que no
peque), y te enojas contra ellos y los entregas ante el enemigo, y éstos
los llevan como cautivos suyos a tierra lejana o cercana; 37
si ellos vuelven en sí en la tierra a donde hayan sido llevados
cautivos, y se vuelven y te suplican en la tierra de su cautividad,
diciendo: ’Hemos pecado; hemos hecho iniquidad; hemos actuado
impíamente’; 38 si en la tierra de su cautividad, adonde los
hayan llevado cautivos, ellos se vuelven a ti con todo su corazón y con
toda su alma, y oran en dirección a la tierra que diste a sus padres, a
la ciudad que has elegido y al templo que he edificado a tu nombre,
39 entonces escucha desde los cielos, el lugar de tu morada, su
oración y sus plegarias, y ampara su causa. Perdona a tu pueblo que ha
pecado contra ti.
40 "Ahora pues, oh Dios mío, por favor, estén
abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración hecha en este lugar.
41 Y ahora, levántate, oh Jehovah Dios; ven al lugar de tu
reposo, tú y el arca de tu poder. Tus sacerdotes, oh Jehovah Dios, sean
revestidos de salvación, y tus fieles regocíjense en el bien. 42
Oh Jehovah Dios, no rechaces a tu ungido. Acuérdate de tu
misericordia para con tu siervo David."
7 Cuando Salomón
terminó de orar, descendió fuego del cielo y consumió el holocausto y
los sacrificios, y la gloria de Jehovah llenó el templo. 2
Los sacerdotes no pudieron entrar en la casa de Jehovah, porque la
gloria de Jehovah había llenado la casa de Jehovah. 3 Todos
los hijos de Israel vieron descender el fuego y la gloria de Jehovah
sobre el templo, y se postraron con el rostro en tierra sobre el
pavimento. Y adoraron y dieron gracias a Jehovah diciendo: "Porque él es
bueno, porque para siempre es su misericordia."
Fiesta por la dedicación del templo
4 Entonces el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios
delante de Jehovah. 5 El rey Salomón ofreció en sacrificio
22.000 toros y 120.000 ovejas. Así el rey y todo el pueblo dedicaron la
casa de Dios.
6 Los sacerdotes estaban de pie en sus puestos de
servicio, y los levitas tenían los instrumentos de música de Jehovah,
que el rey David hiciera para dar gracias a Jehovah, "porque para
siempre es su misericordia", cuando David alababa con ellos. Los
sacerdotes tocaban trompetas frente a ellos, y todo Israel estaba de
pie.
7 Entonces Salomón consagró la parte central del
atrio que estaba delante de la casa de Jehovah, pues allí ofreció los
holocaustos y los sebos de los sacrificios de paz. Porque el altar de
bronce que Salomón había hecho no podía contener los holocaustos, las
ofrendas vegetales y los sebos.
8 En aquella ocasión Salomón y todo Israel con él,
una gran congregación desde Lebo-hamat hasta el arroyo de Egipto,
hicieron fiesta durante siete días. 9 Y al octavo día
hicieron una asamblea festiva, porque habían celebrado la dedicación del
altar en siete días; y celebraron la fiesta durante siete días. 10
El día 23 del mes séptimo, envió al pueblo a sus moradas, alegres
y con el corazón gozoso por la bondad que Jehovah había hecho a David, a
Salomón y a su pueblo Israel.
Pacto de Dios con Salomón
11 Salomón acabó la casa de Jehovah y la casa del rey, y todo
lo que Salomón se había propuesto en su corazón hacer en la casa de
Jehovah y en su propia casa resultó bien. 12 Entonces Jehovah
se apareció a Salomón de noche y le dijo: "Yo he escuchado tu oración y
he elegido para mí este lugar como casa para los sacrificios. 13
Si cierro los cielos de modo que no haya lluvia, o si mando la
langosta para que devore la tierra, o si envío peste a mi pueblo;
14 si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si
oran y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo
oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.
15 "Ahora mis ojos estarán abiertos y mis oídos
atentos a la oración hecha en este lugar. 16 Ahora he elegido
y he santificado esta casa para que esté allí mi nombre para siempre.
Mis ojos y mi corazón estarán allí todos los días. 17 Y en
cuanto a ti, si andas delante de mí como anduvo tu padre David, haciendo
todas las cosas que te he mandado y guardando mis leyes y mis decretos,
18 entonces estableceré el trono de tu reino como prometí a
tu padre David, diciendo: ’No te faltará un hombre que gobierne en
Israel.’ 19 Pero si vosotros os volvéis y abandonáis mis
estatutos y mis mandamientos que he puesto delante de vosotros, y os
vais y servís a otros dioses y los adoráis, 20 entonces os
arrancaré de mi suelo que os he dado. Y esta casa que he santificado a
mi nombre, la apartaré de mi presencia, y la convertiré en refrán y
escarnio entre todos los pueblos. 21 En cuanto a esta casa
que es sublime, todo el que pase por ella se asombrará y preguntará:
’¿Por qué ha hecho así Jehovah a esta tierra y a esta casa?’ 22
Y responderán: ’Porque abandonaron a Jehovah, Dios de sus padres,
que los sacó de la tierra de Egipto, y se aferraron a adorar y servir a
otros dioses. Por eso él ha traído sobre ellos todo este mal.’ "
Otras obras de Salomón
8 Aconteció al cabo de
veinte años, durante los cuales Salomón había edificado la casa de
Jehovah y su propia casa, 2 que Salomón reedificó las
ciudades que le había dado Hiram, y estableció allí a los hijos de
Israel.
3 Después Salomón fue a Hamat de Soba y se apoderó
de ella. 4 También reedificó Tadmor en el desierto, y todas
las ciudades almacenes que había edificado en Hamat.
5 Después reedificó Bet-jorón Alta y Bet-jorón
Baja, ciudades fortificadas con murallas, puertas y cerrojos; 6
Baalat y todas las ciudades almacenes que tenía Salomón, todas las
ciudades para los carros y las ciudades para los jinetes; todo lo que
Salomón se propuso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la
tierra bajo su dominio.
7 A todo el pueblo que había quedado de los
heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos (que no eran de Israel,
8 sino sus descendientes que habían quedado después de ellos
en la tierra, a quienes los hijos de Israel no destruyeron), Salomón los
sometió a tributo laboral, hasta el día de hoy.
9 Pero a ninguno de los hijos de Israel sometió a
servidumbre para sus obras; porque ellos eran hombres de guerra, jefes
de sus comandantes, jefes de sus carros y sus jinetes. 10
Estos jefes de los oficiales que tenía el rey Salomón eran 250, los
cuales mandaban sobre aquella gente.
11 Salomón también trasladó a la hija del faraón
de la Ciudad de David a la casa que le había edificado, porque dijo:
"Ninguna mujer mía ha de vivir en la casa de David, rey de Israel, pues
aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehovah son sagradas."
12 Entonces Salomón ofreció holocaustos a Jehovah
sobre el altar de Jehovah que había edificado delante del pórtico,
13 para que se ofreciese cada cosa en su día, conforme al
mandamiento de Moisés, en los sábados, en las lunas nuevas y en las tres
festividades anuales: en la fiesta de los Panes sin Levadura, en la
fiesta de Pentecostés y en la fiesta de los Tabernáculos.
14 También constituyó los grupos de los sacerdotes
en sus oficios, conforme a lo establecido por su padre David. Constituyó
a los levitas según sus turnos, para alabar y servir frente a los
sacerdotes, haciendo cada cosa en su día. Lo mismo a los porteros según
sus grupos, en cada puerta, porque así lo había mandado David, hombre de
Dios. 15 No se apartaron del mandato del rey con relación a
los sacerdotes y a los levitas en ningún asunto, incluyendo el de los
tesoros. 16 Así fue ejecutada toda la obra de Salomón desde
el día en que fueron puestos los cimientos de la casa de Jehovah, hasta
acabarla. Así quedó terminada la casa de Jehovah.
17 Entonces Salomón fue a Ezión-geber y a Eilat, a
orillas del mar, en la tierra de Edom. 18 E Hiram le envió,
por medio de sus servidores, barcos y siervos conocedores del mar. Estos
fueron con los siervos de Salomón a Ofir y tomaron de allí 450 talentos
de oro, y los llevaron al rey Salomón.
La reina de Saba visita a Salomón
9 La reina de Saba oyó de
la fama de Salomón y vino a Jerusalén con un gran séquito, con camellos
cargados de especias aromáticas, oro en abundancia y piedras preciosas,
para probar a Salomón con preguntas difíciles. Cuando vino a Salomón,
habló con él de todo lo que tenía en su corazón. 2 Y Salomón
respondió a todas sus preguntas; ninguna cosa hubo tan difícil que
Salomón no le pudiese responder.
3 La reina de Saba vio la sabiduría de Salomón, la
casa que había edificado, 4 los manjares de su mesa, las
sillas de sus servidores, la presentación y las vestiduras de sus
siervos, sus coperos y sus vestiduras, y los holocaustos que él ofrecía
en la casa de Jehovah; y se quedó sin aliento. 5 Entonces
dijo al rey: "¡Era verdad lo que había oído en mi tierra de tus cosas y
de tu sabiduría! 6 Yo no creía sus palabras, hasta que vine,
y mis ojos lo han visto. Y he aquí que no se me había contado ni la
mitad de la grandeza de tu sabiduría. Tú superas la fama que yo había
oído. 7 ¡Dichosos tus hombres, y dichosos estos servidores
tuyos que continuamente están de pie delante de ti y escuchan tu
sabiduría! 8 ¡Bendito sea Jehovah tu Dios, que se agradó de
ti para ponerte en su trono como rey para Jehovah tu Dios! Porque tu
Dios ama a Israel para hacerlo firme para siempre, te ha constituido
como su rey, a fin de que practiques el derecho y la justicia."
9 Entonces ella dio al rey 120 talentos de oro,
una gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca hubo
especias aromáticas como las que la reina de Saba dio al rey Salomón.
10 También los siervos de Hiram y los siervos de
Salomón, que traían oro de Ofir, trajeron madera de sándalo y piedras
preciosas. 11 Y el rey hizo con la madera de sándalo
graderías para la casa de Jehovah y para la casa del rey, además de
arpas y liras para los músicos. Nunca antes en la tierra de Judá se
habían visto cosas semejantes.
12 El rey Salomón dio a la reina de Saba todo lo
que ella quiso pedirle, más de lo que ella había llevado al rey.
Entonces ella se volvió y regresó a su tierra, con sus servidores.
Esplendor y sabiduría de Salomón
13 El peso del oro que le venía a Salomón cada año era de 666
talentos de oro, 14 aparte del de los mercaderes y de los
comerciantes importadores. También todos los reyes de Arabia y los
gobernadores del país traían oro y plata a Salomón.
15 El rey Salomón hizo 200 escudos grandes de oro
trabajado. En cada escudo empleó 600 siclos de oro trabajado. 16
También hizo otros 300 escudos pequeños de oro trabajado. En cada
escudo empleó 300 siclos de oro. Y el rey los puso en la Casa del Bosque
del Líbano.
17 El rey también hizo un gran trono de marfil, y
lo recubrió de oro puro. 18 El trono tenía seis gradas y un
estrado recubierto de oro fijado al trono. A ambos lados, junto al
asiento, tenía soportes para los brazos, y junto a los brazos había dos
leones de pie. 19 Había también allí doce leones de pie, uno
a cada lado de las seis gradas. Jamás se hizo algo semejante para ningún
reino.
20 Todos los vasos de beber del rey Salomón eran
de oro, y toda la vajilla de la Casa del Bosque del Líbano era de oro
fino. En los días de Salomón la plata no era estimada para nada. 21
Porque los barcos del rey iban a Tarsis con los siervos de Hiram;
y una vez cada tres años venían los barcos de Tarsis trayendo oro,
plata, marfil, monos y pavos reales.
22 El rey Salomón superaba a todos los reyes de la
tierra en riqueza y en sabiduría. 23 Y todos los reyes de la
tierra procuraban estar en la presencia de Salomón para oír la sabiduría
que Dios había puesto en su corazón. 24 Año tras año cada uno
de ellos le llevaba su presente: objetos de plata, objetos de oro,
vestiduras, armas, perfumes, caballos y mulos.
25 Salomón tenía 4.000 establos para los caballos
y los carros. También tenía 12.000 jinetes, a los cuales puso en las
ciudades de los carros, y en Jerusalén junto al rey. 26 El
gobernaba sobre todos los reyes, desde el Río hasta la tierra de los
filisteos y hasta la frontera con Egipto.
27 El rey hizo que la plata fuera tan común en
Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan abundante como los
sicómoros que hay en la Sefela.
28 También importaban caballos para Salomón, de
Egipto y de todos los países.
Muerte de Salomón
29 Los demás hechos de Salomón, los primeros y los últimos,
¿no están escritos en las palabras del profeta Natán, en la profecía de
Ajías de Silo y en las visiones del vidente Ido acerca de Jeroboam hijo
de Nabat? 30 Salomón reinó 40 años en Jerusalén sobre todo
Israel. 31 Salomón reposó con sus padres, y lo sepultaron en
la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Roboam reinó en su lugar.
La división del reino
10 Entonces Roboam fue a
Siquem, porque todo Israel había ido a Siquem para proclamarle rey.
2 Y sucedió que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat (quien estaba
en Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón), Jeroboam volvió
de Egipto. 3 Entonces mandaron a llamarle, y Jeroboam vino
con todo Israel, y hablaron a Roboam diciendo:
4 -Tu padre agravó nuestro yugo; pero ahora,
alivia tú el duro trabajo y el pesado yugo que tu padre puso sobre
nosotros, y te serviremos.
5 El les dijo:
-Volved a mí dentro de tres días.
El pueblo se fue. 6 Entonces el rey Roboam
consultó a los ancianos que habían servido a su padre Salomón, cuando
aún vivía, y les preguntó:
-¿Cómo aconsejáis vosotros que yo responda a este pueblo?
7 Y ellos le respondieron diciendo:
-Si tratas bien a este pueblo, y les aceptas y les hablas
buenas palabras, ellos serán tus siervos para siempre.
8 Pero él dejó de lado el consejo que le habían
dado los ancianos, y consultó a los jóvenes que se habían criado con él
y que estaban a su servicio. 9 Les preguntó:
-¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo que
me ha hablado diciendo: "Alivia el yugo que tu padre puso sobre
nosotros"?
10 Entonces los jóvenes que se habían criado con
él le contestaron diciendo:
-Así responderás al pueblo que ha hablado contigo, diciendo:
"Tu padre hizo pesado nuestro yugo; pero tú, hazlo más liviano sobre
nosotros"; así les dirás: "Mi dedo meñique es más grueso que los lomos
de mi padre. 11 Ahora bien, mi padre cargó sobre vosotros un
pesado yugo; pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os castigó con
látigos; pero yo, con escorpiones."
12 Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo
a Roboam, como el rey había hablado diciendo: "Volved a mí al tercer
día." 13 Entonces el rey les respondió con dureza. El rey
Roboam dejó de lado el consejo de los ancianos, 14 y les
habló siguiendo el consejo de los jóvenes, diciendo:
-Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro
yugo. Mi padre os castigó con látigos, pero yo, con escorpiones.
15 El rey no hizo caso del pueblo, porque esto
estaba dispuesto de parte de Dios, para que Jehovah cumpliera la palabra
que había hablado a Jeroboam hijo de Nabat, por medio de Ajías de Silo.
16 Y viendo todo Israel que el rey no les había hecho caso,
el pueblo respondió al rey diciendo:
-¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos herencia
en el hijo de Isaí! ¡Israel, cada uno a su morada! ¡Mira ahora por tu
propia casa, oh David!
Entonces todo Israel se fue a sus moradas, 17 pero
Roboam reinó sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de
Judá. 18 Después el rey Roboam envió a Adoniram, que estaba a
cargo del tributo laboral; pero los hijos de Israel lo apedrearon, y
murió. Entonces el rey Roboam se apresuró a subir en un carro para huir
a Jerusalén. 19 Así se rebeló Israel contra la casa de David,
hasta el día de hoy.
Roboam desiste de atacar a Israel
11 Entonces Roboam llegó a
Jerusalén y reunió a los de la casa de Judá y de Benjamín, 180.000
guerreros escogidos, a fin de combatir contra Israel y devolver el reino
a Roboam. 2 Pero la palabra de Jehovah vino a Semaías, hombre
de Dios, diciendo: 3 "Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de
Judá, y a todos los israelitas que están en Judá y Benjamín, diciendo
que 4 así ha dicho Jehovah: ’No subáis ni combatáis contra
vuestros hermanos. Volveos cada uno a su casa, porque de parte mía ha
sucedido esto.’ "
Ellos escucharon las palabras de Jehovah y desistieron de ir
contra Jeroboam.
Roboam fortifica Judá y Benjamín
5 Roboam habitó en Jerusalén y reedificó ciudades para la
defensa de Judá. 6 Reedificó Belén, Etam, Tecoa, 7
Betsur, Soco, Adulam, 8 Gat, Maresa, Zif, 9
Adoraim, Laquis, Azeca, 10 Zora, Ajalón y Hebrón, ciudades
fortificadas en Judá y en Benjamín. 11 También reforzó las
fortificaciones y puso en ellas comandantes, provisiones, aceite y vino.
12 Proveyó escudos y lanzas a todas las ciudades, y las
fortificó en gran manera. Así Judá y Benjamín le estaban sujetos.
Migración de los fieles a Jerusalén
13 Los sacerdotes y los levitas que estaban en todo Israel se
pasaron a Roboam desde todo su territorio. 14 Los levitas
abandonaban sus campos y sus posesiones, y se iban a Judá y a Jerusalén,
porque Jeroboam y sus hijos los habían excluido de servir a Jehovah como
sacerdotes. 15 Más bien, estableció sus propios sacerdotes
para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que había
hecho.
16 Tras ellos llegaron también personas de todas
las tribus de Israel, que habían decidido en su corazón buscar a Jehovah
Dios de Israel. Ellos fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a
Jehovah, Dios de sus padres. 17 Así fortalecieron el reino de
Judá y apoyaron a Roboam hijo de Salomón durante tres años, porque tres
años anduvieron en los caminos de David y de Salomón.
La familia de Roboam
18 Roboam tomó por mujer a Majalat hija de Jerimot, hijo de
David, y de Abihaíl hija de Eliab, hijo de Isaí, 19 la cual
le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham. 20 Después
de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz a Abías, a
Atai, a Ziza y a Selomit. 21 Roboam amaba a Maaca hija de
Absalón más que a todas sus otras mujeres y concubinas; pues él tomó
dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y
sesenta hijas.
22 Roboam puso a Abías, hijo de Maaca, como jefe y
príncipe entre sus hermanos, a fin de proclamarle rey. 23
Pero con prudencia dispersó al resto de sus hijos por todas las tierras
de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, dándoles
abundantes provisiones. Y les buscó muchas mujeres.
Roboam y la invasión de Sisac
12 Cuando se consolidó y se
fortaleció el reino de Roboam, éste abandonó la ley de Jehovah, y todo
Israel con él. 2 Y sucedió que en el quinto año del rey
Roboam, por cuanto se habían rebelado contra Jehovah, subió Sisac, rey
de Egipto, contra Jerusalén, 3 con 1.200 carros, 60.000
jinetes y gente innumerable que venía con él de Egipto: libios,
suquienos y etíopes. 4 Tomó las ciudades fortificadas de Judá
y llegó hasta Jerusalén.
5 Entonces el profeta Semaías fue a Roboam y a los
gobernadores de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por causa de
Sisac, y les dijo:
-Así ha dicho Jehovah: "Vosotros me habéis abandonado; por
tanto, yo también os he abandonado en mano de Sisac."
6 Los jefes de Israel y el rey se humillaron y
dijeron:
-Justo es Jehovah.
7 Cuando Jehovah vio que se habían humillado, vino
la palabra de Jehovah a Semaías, diciendo:
-Se han humillado; no los destruiré. Les daré alguna
liberación, y mi ira no se derramará sobre Jerusalén por medio de Sisac.
8 No obstante, serán sus siervos, para que sepan distinguir
entre servirme a mí y servir a los reinos de otras tierras.
9 Entonces Sisac, rey de Egipto, subió contra
Jerusalén y tomó los tesoros de la casa de Jehovah y los tesoros de la
casa del rey; todo lo tomó. También tomó los escudos de oro que había
hecho Salomón. 10 En lugar de ellos, el rey Roboam hizo
escudos de bronce y los entregó a la custodia de los jefes de la
escolta, que guardaban la entrada de la casa del rey. 11 Y
sucedía que cuantas veces el rey entraba en la casa de Jehovah, los de
la escolta venían y los llevaban, y después los volvían a poner en la
cámara de los de la escolta.
12 Como Roboam se había humillado, la ira de
Jehovah se apartó de él para no destruirlo del todo. Además, en Judá las
cosas marchaban bien. 13 El rey Roboam se hizo fuerte en
Jerusalén y reinó. Roboam tenía 41 años cuando comenzó a reinar, y reinó
17 años en Jerusalén, la ciudad que Jehovah había elegido de entre todas
las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre
era Naama la amonita.
14 Roboam hizo lo malo, porque no dispuso su
corazón para buscar a Jehovah. 15 Los hechos de Roboam, los
primeros y los últimos, ¿no están escritos en las crónicas del profeta
Semaías y del vidente Ido acerca del registro familiar? Hubo guerra
constante entre Roboam y Jeroboam. 16 Roboam reposó con sus
padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Y su hijo Abías reinó en
su lugar.
Abías rey de Judá
13 En el año 18 del rey
Jeroboam comenzó a reinar Abías sobre Judá, 2 y reinó tres
años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca hija de Uriel, de
Gabaa.
Hubo guerra entre Abías y Jeroboam. 3 Abías
dispuso la batalla con un ejército de 400.000 hombres de guerra
escogidos. Jeroboam preparó la batalla contra él con 800.000 hombres
escogidos y valientes.
4 Abías se levantó sobre el monte Zemaraim, que
está en la región montañosa de Efraín, y dijo: "Oídme, Jeroboam y todo
Israel: 5 ¿No sabéis vosotros que Jehovah Dios de Israel dio
a David el reinado sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos,
mediante un pacto de sal? 6 Pero Jeroboam hijo de Nabat,
servidor de Salomón hijo de David, se levantó y se rebeló contra su
señor. 7 Con él se agruparon hombres ociosos y perversos, que
pudieron más que Roboam hijo de Salomón, pues Roboam era joven e
inmaduro de corazón, y no se mantuvo fuerte ante ellos. 8 Y
ahora vosotros tratáis de resistir al reinado de Jehovah que está en
manos de los hijos de David, porque sois muchos y tenéis con vosotros
los becerros de oro que Jeroboam os hizo como dioses. 9 ¿No
habéis excluido a los sacerdotes de Jehovah, los hijos de Aarón, y a los
levitas, y os habéis hecho sacerdotes a la manera de los pueblos de
otras tierras? Cualquiera que venga a consagrarse con un becerro y siete
carneros se convierte en sacerdote de lo que no es Dios. 10
Pero en cuanto a nosotros, Jehovah es nuestro Dios, y no le hemos
abandonado. Los sacerdotes que sirven a Jehovah son los hijos de Aarón,
y los levitas están en la obra. 11 Ellos ofrecen a Jehovah
los holocaustos cada mañana y cada tarde, queman el incienso aromático,
hacen la presentación del pan sobre la mesa limpia y encienden el
candelabro de oro con sus lámparas, para que ardan cada noche. Nosotros
guardamos la ordenanza de Jehovah nuestro Dios, pero vosotros le habéis
abandonado. 12 He aquí que Dios está con nosotros, a la
cabeza, y sus sacerdotes tienen las trompetas de estrépito para tocar
contra vosotros. ¡Oh hijos de Israel, no luchéis contra Jehovah, Dios de
vuestros padres; porque no os irá bien!"
13 Pero Jeroboam puso una emboscada a fin de
alcanzarlos por la retaguardia, de manera que estaban frente a Judá,
pero tenían la emboscada a espaldas de ellos. 14 Judá se
volvió, y he aquí que tenían la batalla por delante y por detrás.
Entonces clamaron a Jehovah, y los sacerdotes tocaron las trompetas.
15 Los hombres de Judá gritaron con estruendo; y sucedió que
mientras gritaban los hombres de Judá, Dios desbarató a Jeroboam y a
todo Israel delante de Abías y de Judá. 16 Los hijos de
Israel huyeron delante de Judá, y Dios los entregó en su mano. 17
Abías y su gente les ocasionaron una gran derrota, y de Israel
cayeron muertos 500.000 hombres escogidos. 18 Así fueron
humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, pero los hijos de Judá
se hicieron fuertes, porque se apoyaban en Jehovah, Dios de sus padres.
19 Abías persiguió a Jeroboam y le tomó las
ciudades de Betel con sus aldeas, Jesana con sus aldeas y Efrón con sus
aldeas. 20 Jeroboam no recuperó su poderío en los días de
Abías. Después Jehovah lo hirió, y murió. 21 Pero Abías se
hizo fuerte. Tomó para sí catorce mujeres, y engendró veintidós hijos y
dieciséis hijas.
22 Los demás hechos de Abías, sus caminos y sus
palabras están escritos en la historia del profeta Ido.
14 1
Abías reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su
hijo Asa reinó en su lugar, en cuyos días la tierra tuvo tranquilidad
durante diez años.
Asa, rey de Judá
2 Asa hizo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehovah su
Dios. 3 Quitó los altares de culto extraño y los lugares
altos, rompió las piedras rituales y quebró los árboles rituales de
Asera. 4 Mandó a los de Judá que buscaran a Jehovah, Dios de
sus padres, y que pusieran por obra la ley y los mandamientos. 5
Quitó los lugares altos y los altares de incienso de todas las
ciudades de Judá.
El reino estuvo en calma bajo él, 6 y edificó
ciudades fortificadas en Judá, porque había tranquilidad en la tierra.
En aquellos años no había guerra contra él, porque Jehovah le había dado
reposo. 7 Por tanto, dijo a Judá: "Edifiquemos estas ciudades
y rodeémoslas de murallas, torres, puertas y cerrojos, mientras la
tierra esté ante nosotros, porque hemos buscado a Jehovah nuestro Dios.
Le hemos buscado, y él nos ha dado reposo por todas partes." Entonces
edificaron y fueron prosperados.
8 Asa tuvo un ejército de 300.000 de Judá, que
llevaba escudos grandes y lanzas; también tuvo 280.000 de Benjamín,
quienes llevaban escudos pequeños y disparaban con el arco. Todos eran
hombres valientes.
9 Zéraj el etíope salió contra ellos con un
ejército de 1.000.000 de hombres y 300 carros, y llegó hasta Maresa.
10 Asa salió contra él, y dispusieron la batalla en el valle
de Sefata, junto a Maresa. 11 Asa invocó a Jehovah su Dios,
diciendo: "¡Oh Jehovah, no hay otro como tú para ayudar tanto al
poderoso como al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehovah, Dios
nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre vamos contra esta
multitud. ¡Oh Jehovah, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el
hombre!"
12 Entonces Jehovah desbarató a los etíopes
delante de Asa y de Judá, y los etíopes huyeron. 13 Asa y la
gente que estaba con él los persiguieron hasta Gerar. Cayeron tantos de
los etíopes que no quedaron sobrevivientes de ellos, porque fueron
destrozados delante de Jehovah y de su ejército, y les tomaron un gran
botín. 14 Atacaron también todas las ciudades de los
alrededores de Gerar, porque el terror de Jehovah había caído sobre
éstas. Saquearon todas las ciudades, porque en ellas había mucho botín.
15 Asimismo, cayeron sobre las tiendas de los que tenían
ganado, y se llevaron muchas ovejas y camellos. Luego volvieron a
Jerusalén.
Pacto de Asa con Jehovah
15 Entonces el Espíritu de
Dios vino sobre Azarías hijo de Oded, 2 quien salió al
encuentro de Asa y le dijo: "Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehovah
estará con vosotros cuando vosotros estéis con él. Si le buscáis, él se
dejará hallar; pero si le abandonáis, él os abandonará. 3 Por
mucho tiempo ha estado Israel sin el Dios verdadero, sin sacerdote que
les enseñase, y sin ley. 4 Pero cuando en su tribulación se
volvieron a Jehovah Dios de Israel y le buscaron, él se dejó hallar por
ellos. 5 En aquellos tiempos no había paz ni para el que
salía, ni para el que entraba, porque había muchas aflicciones sobre
todos los habitantes de los países. 6 Una nación era
destruida por otra nación, y una ciudad por otra ciudad, porque Dios los
turbaba con toda clase de calamidades. 7 Pero vosotros,
esforzaos; no desfallezcan vuestras manos, porque vuestra obra tiene
recompensa."
8 Cuando Asa oyó estas palabras y la profecía del
profeta Oded, tomó ánimo y quitó los ídolos abominables de toda la
tierra de Judá y de Benjamín, así como de las ciudades que él había
tomado en la región montañosa de Efraín. También reparó el altar de
Jehovah que estaba delante del pórtico de la casa de Jehovah. 9
Después reunió a todo Judá y Benjamín, y a los que residían con
ellos de Efraín, Manasés y Simeón; pues muchos de Israel se habían
pasado a él, al ver que Jehovah su Dios estaba con él.
10 Se reunieron, pues, en Jerusalén en el mes
tercero del año 15 del reinado de Asa. 11 Aquel día
ofrecieron como sacrificio a Jehovah, del botín que habían traído, 700
vacas y 7.000 ovejas. 12 Luego hicieron un pacto prometiendo
que buscarían a Jehovah, Dios de sus padres, con todo su corazón y con
toda su alma; 13 y que todo el que no buscase a Jehovah Dios
de Israel muriese, fuera grande o pequeño, hombre o mujer. 14
Y lo juraron a Jehovah en voz alta y con júbilo, al son de trompetas y
de cornetas. 15 Todos los de Judá se alegraron por dicho
juramento, porque juraron con todo su corazón. Así buscaron a Jehovah
con toda su voluntad, y él se dejó hallar por ellos. Y Jehovah les dio
reposo por todas partes.
16 También depuso a Maaca, madre del rey Asa, de
ser reina madre, porque ella había hecho una monstruosa imagen de Asera.
Asa destruyó la monstruosa imagen, la desmenuzó y la quemó junto al
arroyo de Quedrón. 17 Aunque no quitó de Israel los lugares
altos, sin embargo, el corazón de Asa fue íntegro todos sus días.
18 El introdujo en la casa de Dios lo que había consagrado su
padre y lo que él mismo había consagrado: plata, oro y utensilios.
Pacto de Asa con Ben-hadad
19 No hubo guerra hasta el año 35 del reinado de Asa.
16 1 Pero en el
año 36 del reinado de Asa, Baasa rey de Israel subió contra Judá y
estaba reedificando Ramá para no dejar que ninguno tuviera acceso a Asa,
rey de Judá. 2 Entonces Asa sacó plata y oro de los tesoros
de la casa de Jehovah y de la casa del rey, y los envió a Ben-hadad, rey
de Siria, que habitaba en Damasco, diciendo: 3 "Haya alianza
entre tú y yo, como la había entre mi padre y tu padre. He aquí, yo te
envío plata y oro; vé y anula tu alianza con Baasa, rey de Israel, para
que él se retire de mí."
4 Ben-hadad consintió con el rey Asa. Envió contra
las ciudades de Israel a los jefes de sus ejércitos, y atacaron Ijón,
Dan, Abel-maim y todas las ciudades almacenes de Neftalí.
5 Cuando Baasa oyó esto, dejó de reedificar Ramá e
hizo cesar su obra. 6 Entonces el rey Asa trajo a todo Judá,
y se llevaron las piedras y la madera de Ramá, con que Baasa edificaba.
Y con ellas reedificó Geba y Mizpa.
7 En aquel tiempo el vidente Hanani fue a Asa, rey
de Judá, y le dijo: "Por haberte apoyado en el rey de Siria y no haberte
apoyado en Jehovah tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria se ha
escapado de tu mano. 8 ¿No eran los etíopes y los libios un
ejército numerosísimo, con muchos carros y jinetes? Con todo, porque te
apoyaste en Jehovah, él los entregó en tu mano. 9 Porque los
ojos de Jehovah recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen
un corazón íntegro para con él. Locamente has actuado en esto, y de
ahora en adelante habrá guerras contra ti."
10 Asa se enojó contra el vidente y lo puso en la
cárcel, porque se encolerizó contra él por esto. En aquel tiempo también
maltrató a algunos del pueblo.
Ultimos años y muerte de Asa
11 He aquí que los hechos de Asa, los primeros y los últimos,
están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 12
En el año 39 de su reinado Asa se enfermó de los pies. Su
enfermedad fue muy grave; pero aun en su enfermedad no consultó a
Jehovah, sino a los médicos. 13 Asa reposó con sus padres y
murió en el año 41 de su reinado, 14 y lo sepultaron en el
sepulcro que él había cavado para sí en la Ciudad de David. Lo
recostaron en un féretro, el cual llenaron de especias aromáticas y de
todo tipo de ungüentos y mezclas de ungüentos, e hicieron una gran
hoguera en su honor.
El rey Josafat y sus reformas
17 En lugar de Asa reinó su
hijo Josafat, quien se hizo fuerte contra Israel. 2 Puso
tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá, y puso destacamentos
en la tierra de Judá y en las ciudades de Efraín que su padre Asa había
tomado.
3 Jehovah estuvo con Josafat, porque anduvo en los
primeros caminos de su padre David, y no acudió a los Baales. 4
Más bien, buscó al Dios de su padre, andando según sus
mandamientos y no según las obras de Israel. 5 Por eso
Jehovah afirmó el reino en su mano. Todo Judá daba presentes a Josafat,
y él tuvo riquezas y gloria en abundancia. 6 Elevó su corazón
hacia los caminos de Jehovah, y quitó otra vez de Judá los lugares altos
y los árboles rituales de Asera.
7 En el tercer año de su reinado envió a sus
magistrados -Benjail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías-, para que
enseñasen en las ciudades de Judá. 8 Y con ellos, a los
levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías,
Tobías y Tob-adonías; y con los levitas, a los sacerdotes Elisama y
Joram. 9 Ellos enseñaron en Judá, llevando consigo el libro
de la Ley de Jehovah. E hicieron una gira por todas las ciudades de Judá,
instruyendo al pueblo.
10 El temor de Jehovah cayó sobre todos los reinos
de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no hicieron guerra
contra Josafat. 11 Algunos de los filisteos traían a Josafat
presentes y tributos de plata. También los árabes le llevaban ganado:
7.700 carneros y 7.700 machos cabríos. 12 Josafat se fue
engrandeciendo más y más, y edificó en Judá fortalezas y ciudades
almacenes. 13 Tenía muchas provisiones en las ciudades de
Judá.
El tenía en Jerusalén guerreros y hombres valientes. 14
Esta era la lista de ellos, según sus casas paternas:
Los jefes de millares de Judá: el jefe Adnas, y con él,
300.000 hombres valientes. 15 A su lado, el jefe Johanán, y
con él, 280.000. 16 A su lado, Amasías hijo de Zicri, que se
había ofrecido voluntariamente a Jehovah, y con él, 200.000 hombres
valientes.
17 Los de Benjamín: Eliada, un hombre valiente, y
con él, 200.000 hombres armados de arco y escudo. 18 A su
lado, Jozabad, y con él, 180.000 hombres listos para la guerra. 19
Estos eran servidores del rey, sin contar los que el rey había
puesto en las ciudades fortificadas, por todo Judá.
Josafat y Acab van contra los sirios
18 Josafat tenía riquezas y
gloria en abundancia, y emparentó con Acab. 2 Después de
algunos años descendió a Samaria para visitar a Acab, por lo que Acab
mató muchas ovejas y vacas para él y para la gente que estaba con él. Y
le persuadió a que subiese con él a Ramot de Galaad. 3 Acab,
rey de Israel, preguntó a Josafat, rey de Judá:
-¿Irás conmigo a Ramot de Galaad?
Y él le respondió:
-Yo soy como eres tú, y mi pueblo como tu pueblo. Iremos
contigo a la guerra.
4 Además, Josafat dijo al rey de Israel:
-Por favor, consulta hoy la palabra de Jehovah.
5 Entonces el rey de Israel reunió a los profetas,
a 400 hombres, y les preguntó:
-¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o desistiré?
Ellos respondieron:
-Sube, porque Dios la entregará en mano del rey.
6 Entonces preguntó Josafat:
-¿No hay aquí todavía algún profeta de Jehovah, para que
consultemos por medio de él?
7 El rey de Israel respondió a Josafat:
-Todavía hay un hombre por medio del cual podríamos consultar
a Jehovah; pero yo le aborrezco, porque no me profetiza el bien, sino el
mal, todos sus días. Es Micaías hijo de Imla.
Josafat respondió:
-No hable así el rey.
8 Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario
y le dijo:
-Trae pronto a Micaías hijo de Imla.
9 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá,
vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados, cada uno en su
trono, en la era a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los
profetas profetizaban delante de ellos. 10 Sedequías hijo de
Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro y decía:
-Así ha dicho Jehovah: "¡Con éstos embestirás a los sirios,
hasta acabar con ellos!"
11 Y todos los profetas profetizaban de la misma
manera, diciendo:
-Sube a Ramot de Galaad y triunfa, porque Jehovah la
entregará en mano del rey.
12 El mensajero que había ido a llamar a Micaías
le habló diciendo:
-He aquí, las palabras de los profetas unánimemente anuncian
el bien al rey. Sea, pues, tu palabra como la de uno de ellos, y anuncia
el bien.
13 Pero Micaías respondió:
-¡Vive Jehovah, que lo que mi Dios me diga, eso hablaré!
Llegó al rey, 14 y el rey le preguntó:
-Micaías, ¿iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o
desistiré?
El respondió:
-Subid y triunfad, porque serán entregados en vuestra mano.
15 El rey le dijo:
-¿Cuántas veces tengo que hacerte jurar que no me digas sino
la verdad en el nombre de Jehovah?
16 Entonces respondió:
-He visto a todo Israel dispersado por los montes como ovejas
que no tienen pastor. Y Jehovah dijo: "Estos no tienen señor; vuélvase
cada uno a su casa en paz."
17 Entonces el rey de Israel dijo a Josafat:
-¿No te dije que no profetizaría acerca de mí el bien, sino
el mal?
18 Luego dijo Micaías:
-Escuchad, pues, la palabra de Jehovah: Yo he visto a Jehovah
sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba de pie a su
derecha y a su izquierda. 19 Entonces Jehovah preguntó:
"¿Quién inducirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot
de Galaad?" Y uno respondía de una manera, y otro respondía de otra
manera. 20 Entonces salió un espíritu, se puso delante de
Jehovah y dijo: "Yo le induciré." Jehovah le preguntó: "¿De qué manera?"
21 Y él respondió: "Saldré y seré espíritu de mentira en la
boca de todos sus profetas." Y Jehovah dijo: "Tú lo inducirás, y también
prevalecerás. Sal y hazlo así." 22 Ahora pues, he aquí que
Jehovah ha puesto un espíritu de mentira en la boca de estos tus
profetas, porque Jehovah ha decretado el mal con respecto a ti.
23 Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y
golpeó a Micaías en la mejilla, diciéndole:
-¿Por qué camino se apartó de mí el Espíritu de Jehovah, para
hablarte a ti?
24 Y Micaías respondió:
-¡He aquí, tú lo verás aquel día, cuando te metas de cuarto
en cuarto para esconderte!
25 Entonces dijo el rey de Israel:
-Tomad a Micaías y hacedlo volver a Amón, alcalde de la
ciudad, y a Joás, hijo del rey. 26 Y diles: "El rey ha dicho
así: ’Poned a éste en la cárcel y mantenedle con una escasa ración de
pan y de agua, hasta que yo vuelva en paz.’ "
27 Y Micaías dijo:
-Si logras volver en paz, Jehovah no ha hablado por medio de
mí. -Y añadió-: ¡Oídlo, pueblos todos!
28 El rey de Israel subió con Josafat, rey de Judá,
a Ramot de Galaad. 29 El rey de Israel dijo a Josafat:
-Yo me disfrazaré y entraré en la batalla; pero tú, vístete
con tus vestiduras.
Entonces el rey de Israel se disfrazó, y entraron en la
batalla.
Derrota de Israel y muerte de Acab
30 Ahora bien, el rey de Siria había mandado a los jefes de
los carros que tenía, diciendo: "No luchéis contra chico ni contra
grande, sino sólo contra el rey de Israel." 31 Y sucedió que
cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, dijeron:
-¡Este es el rey de Israel!
Entonces se dirigieron hacia él para atacarle; pero Josafat
gritó, y Jehovah le ayudó. Dios los desvió de él. 32 Y
sucedió que al ver los jefes de los carros que no era el rey de Israel,
se apartaron de él. 33 Entonces un hombre tiró con su arco a
la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la
armadura y la coraza. Y él dijo al que guiaba el carro:
-¡Da la vuelta y sácame de la batalla, porque he sido herido!
34 La batalla arreció aquel día, y el rey de
Israel fue sostenido en pie en el carro, frente a los sirios, hasta el
atardecer. Y murió al ponerse el sol.
19 Josafat, rey
de Judá, volvió en paz a su casa en Jerusalén. 2 Pero el
vidente Jehú hijo de Hanani le salió al encuentro y dijo al rey Josafat:
-¿Das ayuda al impío y amas a los que aborrecen a Jehovah?
Por esto, la ira de Jehovah será contra ti. 3 Sin embargo, se
han hallado en ti cosas buenas, porque has eliminado del país los
árboles rituales de Asera y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios.
Política judicial de Josafat
4 Josafat habitaba en Jerusalén, pero volvió a salir entre el
pueblo desde Beerseba hasta la región montañosa de Efraín, y los hacía
volver a Jehovah, Dios de sus padres. 5 También estableció
jueces en la tierra, de ciudad en ciudad, en todas las ciudades
fortificadas de Judá.
6 Y dijo a los jueces: "Mirad lo que hacéis,
porque no juzgáis en lugar del hombre, sino en lugar de Jehovah, quien
estará con vosotros en materia de juicio. 7 Ahora pues, que
el temor de Jehovah esté en vosotros. Actuad cuidadosamente, porque con
Jehovah nuestro Dios no hay maldad, ni distinción de personas, ni
aceptación de soborno."
8 Josafat también estableció en Jerusalén a
algunos de los levitas, de los sacerdotes y de los jefes de las casas
paternas, para la administración de la justicia de Jehovah y para los
pleitos de los habitantes de Jerusalén. 9 Y les mandó
diciendo: "Habréis de proceder con temor de Jehovah, con fidelidad y con
corazón íntegro. 10 En cualquier pleito que traigan a
vosotros vuestros hermanos que habitan en sus ciudades (sean delitos de
sangre o cuestiones de instrucción, mandamientos, leyes o decretos),
habéis de advertirles a fin de que no pequen contra Jehovah y que no
haya ira contra vosotros y contra vuestros hermanos. Al obrar de este
modo, no tendréis culpabilidad. 11 He aquí que el sumo
sacerdote Amarías será quien os presida en cualquier asunto de Jehovah.
Zebadías hijo de Ismael, dirigente de la tribu de Judá, os presidirá en
cualquier asunto del rey. Los levitas también actuarán delante de
vosotros como oficiales. Esforzaos y actuad, y Jehovah esté con el
bueno."
Victoria de Josafat sobre Moab y Amón
20 Aconteció después de
esto que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos algunos de los
amonitas, salieron a la guerra contra Josafat. 2 Entonces
fueron e informaron a Josafat diciendo: "Una gran multitud viene contra
ti de la otra orilla del mar, de Edom. Y he aquí que están en Hazezón-tamar,
que es En-guedi."
3 Josafat tuvo temor, se propuso consultar a
Jehovah e hizo pregonar ayuno en todo Judá. 4 Se reunieron
los de Judá para pedir socorro a Jehovah, y de todas las ciudades de
Judá vinieron para buscar a Jehovah. 5 Entonces Josafat se
puso de pie ante la congregación de Judá y de Jerusalén, en la casa de
Jehovah, delante del atrio nuevo, 6 y dijo: "Oh Jehovah, Dios
de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, que gobiernas en
todos los reinos de las naciones y que tienes en tu mano fuerza y poder,
de modo que nadie te pueda resistir? 7 ¿No fuiste tú, oh Dios
nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra de la presencia
de tu pueblo Israel y la diste a la descendencia de tu amigo Abraham
para siempre? 8 Ellos han habitado en ella y han edificado
allí un santuario a tu nombre, diciendo: 9 ’Si el mal viniese
sobre nosotros (espada de juicio, peste o hambre), nos presentaremos
delante de este templo y delante de ti, porque tu nombre está en este
templo. A ti clamaremos en nuestra tribulación, y tú nos escucharás y
librarás.’
10 "Ahora pues, he aquí que los hijos de Amón, los
de Moab y los de la región montañosa de Seír (la tierra de los cuales no
quisiste que Israel atravesase cuando venía de la tierra de Egipto, por
lo que se apartaron de ellos y no los destruyeron); 11 he
aquí que ahora ellos nos pagan viniendo a expulsarnos de la heredad que
tú nos has dado en posesión. 12 Oh Dios nuestro, ¿no los
juzgarás tú? Porque nosotros no disponemos de fuerzas contra esta
multitud tan grande que viene contra nosotros. No sabemos qué hacer,
pero en ti ponemos nuestros ojos."
13 Todo Judá estaba de pie delante de Jehovah, con
sus pequeños, sus mujeres y sus hijos. 14 También estaba allí
Yajaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Jeiel, hijo de
Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de
Jehovah en medio de la congregación, 15 y dijo: "Oíd, todo
Judá y habitantes de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat, así os ha dicho
Jehovah: ’No temáis ni desmayéis delante de esta multitud tan grande,
porque la batalla no será vuestra, sino de Dios. 16 Descended
mañana contra ellos. He aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y
los encontraréis en el extremo del valle, frente al desierto de Jeruel.
17 En esta ocasión, vosotros no tendréis que luchar.
Deteneos, estaos quietos y ved la victoria que Jehovah logrará para
vosotros. ¡Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis! ¡Salid mañana a
su encuentro, y Jehovah estará con vosotros!’ "
18 Entonces Josafat inclinó su rostro a tierra.
Del mismo modo, todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron
delante de Jehovah, y adoraron a Jehovah. 19 Luego se
levantaron los levitas de los hijos de Cohat y de los hijos de Coré,
para alabar con fuerte y alta voz a Jehovah Dios de Israel.
20 Se levantaron muy de mañana y salieron hacia el
desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat se puso de pie y
dijo: "Oídme, Judá y habitantes de Jerusalén: ¡Creed en Jehovah vuestro
Dios, y estaréis seguros! ¡Creed a sus profetas y seréis prosperados!"
21 Después de consultar con el pueblo, designó a
algunos de ellos para que cantasen a Jehovah y le alabasen en la
hermosura de la santidad, mientras iban delante del ejército, diciendo:
"¡Alabad a Jehovah, porque para siempre es su misericordia!"
22 Cuando comenzaron el canto y la alabanza,
Jehovah puso emboscadas contra los hijos de Amón, los de Moab y los de
la región montañosa de Seír que habían venido contra Judá, y fueron
derrotados. 23 Los hijos de Amón y de Moab se levantaron
contra los de la región montañosa de Seír, para destruirlos por completo
y aniquilarlos. Cuando habían acabado con los de la región montañosa de
Seír, cada cual contribuyó a la destrucción de su campañero.
24 Cuando los de Judá llegaron a cierta altura que
domina el desierto, miraron hacia la multitud; y he aquí que ellos
yacían muertos en tierra. Ninguno había escapado. 25 Entonces
Josafat y su gente fueron para despojarlos, y entre los cadáveres
hallaron muchas riquezas, tanto vestidos como objetos preciosos, los que
arrebataron para sí en tal cantidad que les era imposible llevar. Tres
días duró el despojo, porque era mucho.
26 Al cuarto día se congregaron en el valle de
Berajá. Allí bendijeron a Jehovah; por eso llamaron el nombre de aquel
lugar valle de Berajá, hasta hoy.
27 Todos los hombres de Judá y de Jerusalén, con
Josafat a la cabeza, partieron gozosos para regresar a Jerusalén; porque
Jehovah les había dado gozo sobre sus enemigos. 28 Llegaron a
Jerusalén, a la casa de Jehovah, con liras, arpas y trompetas. 29
Y cuando oyeron que Jehovah había combatido contra los enemigos de
Israel, el temor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquellas
tierras. 30 Entonces el reino de Josafat tuvo tranquilidad,
porque su Dios le dio reposo por todas partes.
Ultimos años y muerte de Josafat
31 Así reinó Josafat sobre Judá. Tenía 35 años cuando comenzó
a reinar, y reinó 25 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Azuba
hija de Silji.
32 El anduvo en el camino de su padre Asa, sin
apartarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehovah. 33
Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, pues el pueblo
aún no había dispuesto su corazón hacia el Dios de sus padres.
34 Los demás hechos de Josafat, los primeros y los
últimos, he aquí que están escritos en las crónicas de Jehú hijo de
Hanani, las cuales fueron incluidas en el libro de los reyes de Israel.
35 Pasadas estas cosas Josafat, rey de Judá, se
asoció con Ocozías, rey de Israel, quien era dado a la impiedad. 36
Josafat lo hizo su socio para hacer barcos que fueran a Tarsis, y
construyeron barcos en Ezión-geber. 37 Entonces Eliezer hijo
de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat diciendo: "Porque te has
asociado con Ocozías, Jehovah destruirá tus obras." Y los barcos se
destrozaron y no pudieron ir a Tarsis.
21 Josafat
reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Y
su hijo Joram reinó en su lugar.
Joram, rey de Judá
2 Joram tenía estos hermanos, hijos de Josafat: Azarías,
Yejiel, Zacarías, Azariahu, Micael y Sefatías. Todos éstos eran hijos de
Josafat, rey de Judá. 3 Su padre les había dado muchos
regalos de plata, oro y cosas preciosas, junto con ciudades fortificadas
en Judá; pero a Joram le había dado el reino, porque él era el
primogénito. 4 Joram ascendió al trono de su padre, y después
que se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos y también a
algunos de los jefes de Israel. 5 Joram tenía 32 años cuando
comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén.
6 El anduvo en el camino de los reyes de Israel,
como hizo la casa de Acab, porque tenía por mujer a una hija de Acab. E
hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. 7 Sin embargo, Jehovah
no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que había hecho
con David. Porque había prometido darle una lámpara a él, y a sus hijos,
continuamente.
8 En sus días Edom se rebeló contra el dominio de
Judá, y constituyeron un rey sobre ellos. 9 Entonces Joram
fue con sus oficiales y todos sus carros con él. Y sucedió que
levantándose de noche, atacó a los edomitas que les habían cercado a él
y a los jefes de los carros. 10 Así se rebeló Edom contra el
dominio de Judá, hasta el día de hoy. Por aquel tiempo, también Libna se
rebeló contra su dominio, porque él había abandonado a Jehovah, Dios de
sus padres.
11 Además, edificó lugares altos en los montes de
Judá e hizo que los habitantes de Jerusalén se prostituyeran; y a lo
mismo empujó a Judá. 12 Entonces le llegó una carta del
profeta Elías que decía:
Así ha dicho Jehovah, Dios de tu padre David: "Por cuanto no has andado
en los caminos de tu padre Josafat, ni en los caminos de Asa, rey de
Judá, 13 sino que has andado en los caminos de los reyes de
Israel y has hecho que Judá y los habitantes de Jerusalén se
prostituyan, como se ha prostituido la casa de Acab, y además has
asesinado a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran
mejores que tú, 14 he aquí que por eso Jehovah traerá una
gran plaga sobre tu pueblo, sobre tus hijos, sobre tus mujeres y sobre
todos tus bienes. 15 Y a ti te herirá con muchas
enfermedades. Una enfermedad de los intestinos ocasionará que éstos se
te salgan a causa de la enfermedad, día tras día."
16 Jehovah despertó contra Joram el espíritu de los filisteos
y de los árabes que estaban al lado de los etíopes, 17 y
subieron contra Judá y la invadieron. Luego tomaron todos los bienes que
hallaron en el palacio real, y también a sus hijos y a sus mujeres. No
le quedó más hijo que Ocozías, el menor de sus hijos. 18
Después de todo esto Jehovah lo hirió con una enfermedad incurable en
sus intestinos. 19 Y sucedió que con el transcurso de los
días, al final de dos años, se le salieron los intestinos a causa de su
enfermedad, y murió con graves dolores. Su pueblo no hizo una hoguera
por él, como la habían hecho por sus padres.
20 Tenía 32 años cuando comenzó a reinar, y reinó
8 años en Jerusalén; y se fue sin ser deseado. Lo sepultaron en la
Ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
Ocozías, rey de Judá
22 Los habitantes de
Jerusalén proclamaron rey en su lugar a Ocozías, su hijo menor, porque
una banda armada que había venido con los árabes al campamento había
matado a todos los mayores. Por eso asumió el reinado Ocozías hijo de
Joram, rey de Judá. 2 Ocozías tenía 22 años cuando comenzó a
reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía
hija de Omri.
3 El anduvo en los caminos de la casa de Acab,
porque su madre le aconsejaba a que actuase impíamente. 4 E
hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como la casa de Acab; porque
después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaban para su
perdición. 5 También siguió sus consejos y con Joram hijo de
Acab, rey de Israel, fue a la guerra contra Hazael, rey de Siria, en
Ramot de Galaad. Los sirios hirieron a Joram, 6 y éste volvió
a Jezreel para curarse de las heridas que le habían ocasionado en Ramot
cuando combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Ocozías hijo de
Joram, rey de Judá, descendió a Jezreel para ver a Joram hijo de Acab,
porque éste estaba enfermo.
7 La caída de Ocozías, al visitar a Joram, ocurrió
de parte de Dios, pues cuando llegó, salió con Joram contra Jehú hijo de
Nimsi, al cual Jehovah había ungido para que exterminase a la casa de
Acab. 8 Y sucedió que cuando Jehú ejecutaba juicio contra la
casa de Acab, encontró a los jefes de Judá y a los hijos de los hermanos
de Ocozías, que servían a Ocozías, y los mató. 9 Después
mandó buscar a Ocozías, y lo capturaron en Samaria, donde se había
escondido; lo llevaron a Jehú y lo mataron. Y le dieron sepultura,
porque dijeron: "Era hijo de Josafat, quien buscó a Jehovah con todo su
corazón."
No quedó nadie de la casa de Ocozías para retener el poder
del reino.
Atalía usurpa el trono de Judá
10 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había
muerto, se levantó y exterminó a toda la descendencia real de la casa de
Judá. 11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de
Ocozías, lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes
estaban dando muerte, y puso a él y a su nodriza en un dormitorio.
Josabet, hija del rey Joram y mujer del sacerdote Joyada (siendo ella
hermana de Ocozías), lo escondió de Atalía, para que no lo matara.
12 Y estuvo escondido con ellos en la casa de Dios seis años.
Entre tanto, Atalía reinaba en el país.
Joás asciende al trono de Judá
23 Al séptimo año, Joyada
cobró ánimo y trajo, para hacer un convenio con él, a jefes de centenas:
Azarías hijo de Jerojam, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed,
Maasías hijo de Adaías y Elisafat hijo de Zicri. 2 Ellos
recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá
y a los jefes de las casas paternas de Israel, y fueron a Jerusalén.
3 Entonces toda la congregación hizo un convenio con el rey
en la casa de Dios, y Joyada les dijo:
-He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como Jehovah ha
prometido acerca de los hijos de David. 4 Esto es lo que
habéis de hacer: Una tercera parte de vosotros, los sacerdotes y los
levitas que entráis de turno el sábado, estaréis de porteros. 5
Otra tercera parte estará en la casa del rey, y la otra tercera
parte estará en la puerta del Cimiento. Todo el pueblo estará en los
atrios de la casa de Jehovah, 6 pero nadie entrará en la casa
de Jehovah, excepto los sacerdotes y los levitas que sirven. Estos
podrán entrar, porque están consagrados; y todo el pueblo guardará la
ordenanza de Jehovah. 7 Entonces los levitas formarán un
círculo alrededor del rey, cada uno con sus armas en su mano. Cualquiera
que entre en el templo morirá. Estaréis con el rey cuando entre y cuando
salga.
8 Los levitas y todo Judá hicieron conforme a todo
lo que había mandado el sacerdote Joyada. Tomaron cada uno a sus
hombres, a los que habían de entrar el sábado y a los que habían de
salir el sábado, porque el sacerdote Joyada no dio licencia a los
grupos. 9 El sacerdote Joyada dio a los jefes de centenas las
lanzas y los escudos pequeños y grandes que habían sido del rey David, y
que estaban en la casa de Dios. 10 Luego puso a toda la gente
en su lugar, cada uno con su lanza en la mano, desde el lado sur del
templo hasta el lado norte del templo, entre el altar y el templo,
alrededor del rey.
11 Luego sacaron al hijo del rey, le pusieron la
corona, le dieron el testimonio y le proclamaron rey. Joyada y sus hijos
lo ungieron diciendo:
-¡Viva el rey!
12 Cuando Atalía oyó el bullicio de la gente que
corría y loaba al rey, se acercó a la gente en la casa de Jehovah.
13 Y cuando miró, he aquí que el rey estaba de pie junto a su
columna, a la entrada. Los magistrados y los que tocaban las trompetas
estaban junto al rey. Todo el pueblo de la tierra se regocijaba y tocaba
las trompetas, y los cantores dirigían la alabanza con instrumentos
musicales. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó:
-¡Conspiración! ¡Conspiración!
14 Luego el sacerdote Joyada sacó a los jefes de
centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo:
-¡Sacadla de entre las filas; y el que la siga sea muerto a
espada!
Porque el sacerdote había dicho que no la matasen en la casa
de Jehovah. 15 Entonces le echaron mano, y cuando ella llegó
a la entrada de la puerta de los Caballos de la casa del rey, allí la
mataron.
16 Joyada hizo un pacto entre él, todo el pueblo y
el rey, de que serían el pueblo de Jehovah. 17 Después todo
el pueblo entró en el templo de Baal, y lo destruyeron. Rompieron sus
altares y sus imágenes, y delante de los altares mataron a Matán,
sacerdote de Baal.
18 Luego Joyada designó oficiales para la casa de
Jehovah, a cargo de los sacerdotes levitas, a quienes David había
organizado para estar a cargo de la casa de Jehovah, a fin de ofrecer
los holocaustos de Jehovah, como está escrito en la ley de Moisés, con
alegría y canto, conforme a lo establecido por David. 19
También puso porteros junto a las puertas de la casa de Jehovah, para
que no entrase ninguna persona impura por cualquier razón.
20 Después tomó a los jefes de centenas, a los
poderosos, a los que gobernaban el pueblo y a todo el pueblo de la
tierra; e hizo descender al rey desde la casa de Jehovah. Entraron en la
casa del rey por la puerta superior, e hicieron que el rey se sentase en
el trono del reino. 21 Todo el pueblo de la tierra se
regocijó, y la ciudad estaba en calma, después que a Atalía le habían
dado muerte a espada.
24 Joás tenía 7 años cuando
comenzó a reinar, y reinó 40 años en Jerusalén. El nombre de su madre
era Sibia, de Beerseba.
Joás restaura el templo
2 Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, todo el tiempo
del sacerdote Joyada. 3 Joyada tomó para el rey dos mujeres,
y éste engendró hijos e hijas.
4 Aconteció después de esto que Joás decidió
reparar la casa de Jehovah. 5 Entonces reunió a los
sacerdotes y a los levitas, y les dijo:
-Recorred las ciudades de Judá y reunid de todo Israel el
dinero para reparar de año en año la casa de vuestro Dios. Poned
diligencia en este asunto.
Pero los levitas no pusieron diligencia. 6
Entonces el rey llamó a Joyada, el sumo sacerdote, y le dijo:
-¿Por qué no has requerido de los levitas que traigan de Judá
y de Jerusalén la contribución que Moisés, siervo de Jehovah, y la
congregación de Israel establecieron para el tabernáculo del testimonio?
7 Pues los hijos de la malvada Atalía habían
arruinado la casa de Dios, y también habían empleado para los Baales
todas las cosas sagradas de la casa de Jehovah.
8 Entonces el rey dijo que hiciesen un cofre, que
pusieron fuera, junto a la puerta de la casa de Jehovah. 9
Luego hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que trajesen a Jehovah la
contribución que Moisés, siervo de Dios, había establecido para Israel
en el desierto. 10 Entonces se regocijaron todos los jefes y
todo el pueblo, y traían sus contribuciones y las echaban en el cofre,
hasta llenarlo. 11 Y sucedía que cuando llegaba el tiempo
para llevar el cofre al oficial del rey por medio de los levitas, y
cuando veían que había mucho dinero, el escriba del rey y el oficial del
sumo sacerdote iban y vaciaban el cofre, y lo tomaban y lo volvían a
poner en su lugar. Así lo hacían a diario, y recogían mucho dinero.
12 Luego el rey y Joyada lo entregaban a los que hacían la obra de
reparación de la casa de Jehovah. Así contrataban canteros y carpinteros
para que restauraran la casa de Jehovah; igualmente trabajadores en
hierro y en bronce, para que reparasen la casa de Jehovah.
13 Los obreros trabajaban, y la obra de
restauración progresó en sus manos. Restauraron la casa de Dios a su
primer estado y la reforzaron. 14 Cuando acabaron, llevaron
al rey y a Joyada lo que quedó del dinero, y con él hicieron utensilios
para la casa de Jehovah: utensilios para el servicio y para ofrecer
holocaustos, cucharas y utensilios de oro y de plata. Continuamente
ofrecían holocaustos en la casa de Jehovah, todos los días de Joyada.
Muerte de Joyada y apostasía de Joás
15 Entonces Joyada envejeció y murió lleno de años. Tenía 130
años cuando murió, 16 y lo sepultaron en la Ciudad de David,
junto con los reyes, porque había hecho bien en Israel para con Dios y
su casa.
17 Después de la muerte de Joyada vinieron los
jefes de Judá y se postraron ante el rey, y el rey los escuchó. 18
Entonces abandonaron la casa de Jehovah, Dios de sus padres, y
rindieron culto a los árboles rituales de Asera y a los ídolos. Y la ira
de Dios vino contra Judá y contra Jerusalén, a causa de esta culpa suya.
19 Sin embargo, les envió profetas para que los hiciesen
volver a Jehovah; y éstos les amonestaron, pero ellos no escucharon.
Crimen de Joás contra Zacarías
20 Entonces el Espíritu de Dios invistió a Zacarías, hijo del
sacerdote Joyada, quien se puso de pie donde estaba más alto que el
pueblo y les dijo:
-Así ha dicho Dios: "¿Por qué quebrantáis los mandamientos de
Jehovah? No prosperaréis; porque por haber abandonado a Jehovah, él
también os abandonará."
21 Pero ellos conspiraron contra él, y por mandato
del rey lo apedrearon en el atrio de la casa de Jehovah. 22
El rey Joás no se acordó de la bondad que Joyada, padre de Zacarías,
había mostrado con él. Más bien, mató a su hijo, quien dijo al morir: "¡Jehovah
lo vea y lo demande!"
Ultimos años y muerte de Joás
23 Aconteció que al año siguiente subió contra él el ejército
de Siria. Vinieron a Judá y a Jerusalén, destruyeron de entre la
población a todos los magistrados del pueblo y enviaron todo su botín al
rey en Damasco. 24 Aunque el ejército de Siria había venido
con poca gente, Jehovah entregó en su mano un ejército muy numeroso,
porque habían abandonado a Jehovah, Dios de sus padres. Así ejecutaron
juicio contra Joás.
25 Cuando los sirios se alejaron de él, lo dejaron
gravemente enfermo. Después conspiraron contra él sus servidores, a
causa de la sangre del hijo del sacerdote Joyada. Lo hirieron de muerte
en su cama, y murió. Y lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en
los sepulcros de los reyes. 26 Los que conspiraron contra él
fueron Zabad, hijo de Simeat la amonita, y Jozabad, hijo de Simrit la
moabita.
27 Lo referente a sus hijos, a las muchas
profecías acerca de él y a la restauración de la casa de Jehovah, he
aquí que está escrito en la historia del libro de los reyes. Y su hijo
Amasías reinó en su lugar.
Amasías, rey de Judá
25 Amasías tenía 25 años
cuando comenzó a reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su
madre era Joadán, de Jerusalén.
2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah,
aunque no con un corazón íntegro. 3 Sucedió que cuando el
reino se consolidó con él, mató a sus servidores que habían herido de
muerte al rey, su padre. 4 Pero no dio muerte a los hijos de
ellos, conforme a lo que está escrito en la Ley, en el libro de Moisés,
donde Jehovah mandó diciendo: Los padres no morirán por culpa de los
hijos, ni los hijos morirán por culpa de los padres; sino que cada cual
morirá por su propio pecado.
Amasías derrota a los edomitas
5 Después Amasías reunió a los de Judá y los organizó por
todo Judá y Benjamín, de acuerdo con sus casas paternas, bajo jefes de
millares y de centenas. Luego contó a los de 20 años para arriba y halló
que eran 300.000 escogidos para ir a la guerra, los cuales portaban
lanza y escudo. 6 Además, tomó a sueldo a 100.000 hombres
valientes de Israel, por 100 talentos de plata.
7 Entonces un hombre de Dios fue a él y dijo:
-Oh rey, que no vaya contigo el ejército de Israel; porque
Jehovah no está con Israel ni con ninguno de los hijos de Efraín. 8
Aunque tú fueras y te esforzaras en la batalla, Dios te haría
fracasar delante del enemigo. Porque en Dios hay poder para ayudar o
para hacer fracasar.
9 Amasías preguntó al hombre de Dios:
-¿Qué será, pues, de los 100 talentos de plata que he dado al
ejército de Israel?
El hombre de Dios respondió:
-Jehovah puede darte mucho más que eso.
10 Entonces Amasías apartó las tropas que habían
venido a él de Efraín, para que se fuesen a sus casas. Ellos se enojaron
muchísimo contra Judá y se volvieron a sus casas enfurecidos. 11
Pero Amasías se esforzó y guió a su pueblo; fue al valle de la Sal
y mató a 10.000 de los hijos de Seír. 12 Los hijos de Judá
tomaron vivos a otros 10.000, que llevaron a la cumbre de un peñasco y
de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos. 13 Pero
las tropas que Amasías había despedido para que no fuesen con él a la
batalla, saquearon las ciudades de Judá desde Samaria hasta Bet-jorón,
mataron a 3.000 de ellos y se llevaron mucho despojo.
Apostasía de Amasías
14 Pero sucedió que después que Amasías vino de la matanza de
los edomitas, trajo consigo los dioses de los hijos de Seír y los puso
como dioses para sí, y se inclinó ante ellos y les quemó incienso.
15 Entonces el furor de Jehovah se encendió contra Amasías, y le
envió un profeta que le dijo:
-¿Por qué has acudido a los dioses de ese pueblo, que no
pudieron librar a su pueblo de tu mano?
16 Y sucedió que cuando el profeta le habló estas
cosas, él le respondió:
-¿Te hemos puesto a ti por consejero del rey? ¡Cállate! ¿Por
qué te han de matar?
Entonces el profeta concluyó diciendo:
-Yo sé que Dios ha decidido destruirte, porque has hecho esto
y no has escuchado mi consejo.
Joás rey de Israel derrota a Amasías
17 Después de haber tomado consejo Amasías, rey de Judá,
mandó a decir a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: "¡Ven,
y veámonos las caras!"
18 Y Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías,
rey de Judá: "El cardo que está en el Líbano mandó a decir al cedro que
está en el Líbano: ’Da tu hija a mi hijo por mujer.’ Entonces pasó una
fiera salvaje del Líbano y pisoteó el cardo. 19 Tú dices: ’He
aquí, he derrotado a Edom’, y tu corazón se ha envanecido, y te glorías.
Ahora pues, quédate en tu casa. ¿Por qué provocas un mal, en que puedas
caer tú y Judá contigo?"
20 Pero Amasías no quiso escuchar, porque esto
estaba determinado por Dios, quien los quería entregar en mano de sus
enemigos, porque habían acudido a los dioses de Edom. 21
Entonces Joás, rey de Israel, subió; y se enfrentaron él y Amasías, rey
de Judá, en Bet-semes, que pertenece a Judá. 22 Los de Judá
fueron derrotados ante Israel y huyeron, cada uno a su morada.
23 Entonces Joás, rey de Israel, prendió en Bet-semes
a Amasías, rey de Judá e hijo de Joás, hijo de Ocozías; y lo llevó a
Jerusalén. Y abrió una brecha en el muro de Jerusalén, desde la puerta
de Efraín hasta la puerta de la Esquina, 400 codos. 24 Luego
tomó todo el oro, la plata y todos los utensilios que se hallaban en la
casa de Dios con Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey. También
tomó rehenes y regresó a Samaria.
Ultimos años y muerte de Amasías
25 Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años
después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel. 26
Los demás hechos de Amasías, los primeros y los últimos, ¿no están
escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel? 27
Desde el tiempo en que Amasías se apartó de Jehovah, hicieron una
conspiración contra él en Jerusalén. El huyó a Laquis, pero enviaron
gente tras él a Laquis, y lo mataron allí. 28 Después lo
llevaron sobre caballos y lo sepultaron con sus padres, en la Ciudad de
David.
Uzías, rey de Judá
26 Entonces todo el pueblo
de Judá tomó a Uzías, que tenía 16 años de edad, y lo proclamaron rey en
lugar de su padre Amasías. 2 El reedificó Eilat y la
restituyó a Judá, después que el rey reposó con sus padres. 3
Uzías tenía 16 años cuando comenzó a reinar, y reinó 52 años en
Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén.
4 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah,
conforme a todas las cosas que había hecho su padre Amasías. 5
Se propuso buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en las
visiones de Dios; y en el tiempo en que buscó a Jehovah, Dios le
prosperó. 6 Salió y combatió contra los filisteos, y abrió
brecha en el muro de Gat, en el muro de Yabne y en el muro de Asdod.
Edificó ciudades en la zona de Asdod y entre los filisteos. 7
Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en
Gur-baal y contra los meunitas. 8 Los amonitas dieron tributo
a Uzías, y su nombre se difundió hasta la entrada de Egipto, porque se
había hecho poderoso en extremo.
9 Uzías también edificó torres en Jerusalén, junto
a la puerta de la Esquina, junto a la puerta del Valle y junto al
ángulo, y las fortificó. 10 También edificó torres en el
desierto y cavó muchos pozos, porque tenía mucho ganado, tanto en la
Sefela como en la costa. Tuvo también agricultores y viñadores en la
región montañosa y en los campos fértiles, porque era amante de la
agricultura.
11 Uzías mantuvo un ejército entrenado para la
batalla, que salía a la campaña por divisiones, conforme al número de su
lista hecha por el escriba Jeiel y por el oficial Maasías, bajo la
dirección de Ananías, uno de los funcionarios del rey. 12 El
número total de los jefes de las casas paternas al frente de los
guerreros valientes era de 2.600. 13 Bajo su mando estaba un
ejército de 307.500 guerreros, una fuerza poderosa para ayudar al rey
contra los enemigos. 14 Uzías preparó para todo el ejército
escudos, lanzas, cascos, cotas de malla, arcos y piedras para las
hondas. 15 En Jerusalén hizo máquinas, ingeniosamente
diseñadas por técnicos, para que estuviesen en las torres y en las
esquinas, a fin de lanzar dardos y grandes piedras. Su fama se difundió
muy lejos, porque halló ayuda de manera sorprendente, hasta que se hizo
fuerte.
Ultimos años y muerte de Uzías
16 Cuando Uzías se hizo fuerte, su corazón se enalteció hasta
corromperse. El actuó con infidelidad contra Jehovah su Dios y entró en
la casa de Jehovah para quemar incienso en el altar del incienso.
17 El sacerdote Azarías entró tras él, y ochenta sacerdotes de
Jehovah con él, hombres valientes. 18 Estos se pusieron
contra el rey Uzías y le dijeron:
-¡No te corresponde a ti, oh Uzías, quemar incienso a Jehovah,
sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que han sido consagrados para
ello! ¡Sal del santuario, porque has actuado mal! ¡Esto no te servirá de
gloria delante de Jehovah Dios!
19 Pero Uzías, quien tenía en su mano un
incensario para quemar incienso, se llenó de ira. Y al airarse contra
los sacerdotes, brotó lepra en su frente, en presencia de los
sacerdotes, en la casa de Jehovah, junto al altar del incienso. 20
El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes lo vieron, y he
aquí que él tenía leprosa la frente. Entonces le hicieron salir aprisa
de allí. El mismo se apresuró a salir, porque Jehovah lo había herido.
21 El rey Uzías quedó leproso hasta el día de su muerte.
Siendo leproso habitó aislado en una casa, porque había sido excluido de
la casa de Jehovah. Su hijo Jotam tenía a su cargo la casa del rey y
gobernaba al pueblo de la tierra.
22 Los demás hechos de Uzías, los primeros y los
últimos, los ha escrito el profeta Isaías hijo de Amoz. 23
Uzías reposó con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo
de sepultura de los reyes, aunque dijeron: "El es leproso." Y su hijo
Jotam reinó en su lugar.
Jotam, rey de Judá
27 Jotam tenía 25 años
cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El nombre de su
madre era Jerusa hija de Sadoc.
2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah,
conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías, salvo que no
entró en el templo de Jehovah. Sin embargo, el pueblo continuaba
corrompiéndose.
3 Jotam edificó la puerta superior de la casa de
Jehovah e hizo muchas edificaciones en la muralla del Ofel. 4
Edificó ciudades en la región montañosa de Judá, y fortalezas y torres
en los bosques. 5 También hizo guerra contra el rey de los
hijos de Amón, a los cuales venció. Aquel año los hijos de Amón le
dieron 100 talentos de plata, 10.000 coros de trigo y 10.000 coros de
cebada. Esto mismo le dieron los hijos de Amón el segundo y el tercer
año. 6 Jotam se hizo fuerte, porque dispuso sus caminos
delante de Jehovah su Dios.
7 Los demás hechos de Jotam, todas sus guerras y
sus actividades, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de
Israel y de Judá. 8 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y
reinó 16 años en Jerusalén. 9 Jotam reposó con sus padres, y
lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su hijo Acaz reinó en su lugar.
Acaz, rey de Judá
28 Acaz tenía 20 años
cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén.
El no hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, en contraste
con su padre David. 2 Anduvo en los caminos de los reyes de
Israel, y aun hizo de metal fundido imágenes de los Baales. 3
Quemó incienso en el valle de Ben-hinom e hizo pasar por fuego a sus
hijos, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah
había echado de delante de los hijos de Israel. 4 Asimismo,
ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las
colinas y debajo de todo árbol frondoso. 5 Entonces Jehovah
su Dios lo entregó en mano del rey de Siria; ellos lo derrotaron y le
tomaron muchos cautivos, a los cuales llevaron a Damasco.
También fue entregado en mano del rey de Israel, el cual le
ocasionó una gran derrota. 6 Pécaj hijo de Remalías mató en
Judá a 120.000 en un solo día, todos hombres valientes, porque habían
abandonado a Jehovah, Dios de sus padres. 7 También Zicri, un
hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías, hijo del rey, a Azricam,
encargado del palacio, y a Elcana que era segundo después del rey.
8 Los hijos de Israel también tomaron cautivos a 200.000 de sus
hermanos: mujeres, hijos e hijas. Además, tomaron de ellos un gran botín
y se lo llevaron a Samaria.
9 Había allí un profeta de Jehovah que se llamaba
Oded, el cual salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaria,
y les dijo:
-He aquí, fue debido a que Jehovah, Dios de vuestros padres,
estaba airado contra Judá, que la entregó en vuestra mano. Pero vosotros
los habéis matado con tal saña que ha llegado hasta el cielo. 10
Y ahora habéis determinado someter a los hijos de Judá y de
Jerusalén como vuestros siervos y siervas. ¿No sois vosotros los
verdaderos culpables ante Jehovah vuestro Dios? 11 Ahora
pues, escuchadme y haced volver a los cautivos que habéis tomado de
vuestros hermanos, porque el furor de la ira de Jehovah está sobre
vosotros.
12 Entonces se levantaron contra los que venían de
la guerra algunos hombres de los jefes de los hijos de Efraín (Azarías
hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum y
Amasa hijo de Hadlai), 13 y les dijeron:
-No traigáis acá a los cautivos, porque esto nos hará
culpables delante de Jehovah. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros
pecados y sobre nuestra culpa, a pesar de que ya es grande nuestra culpa
y de que el furor de su ira está sobre Israel.
14 Entonces el ejército abandonó a los cautivos y
el botín delante de los jefes y de toda la congregación. 15
Unos hombres que fueron designados por nombre se levantaron, tomaron a
los cautivos y vistieron del botín a todos los que entre ellos estaban
desnudos. Los vistieron, los calzaron y les dieron de comer y de beber.
Los ungieron, condujeron en asnos a todos los débiles, y los llevaron
hasta Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Después
regresaron a Samaria.
16 En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir ayuda
al rey de Asiria, 17 porque otra vez habían venido los
edomitas y habían atacado a los de Judá, llevándose cautivos. 18
Asimismo, los filisteos habían hecho una incursión en las ciudades
de la Sefela y del Néguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón,
Gederot, Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas y Gimzo con sus
aldeas; y habitaron en ellas. 19 Ciertamente Jehovah humilló
a Judá por causa de Acaz, rey de Judá, porque él había permitido la
corrupción en Judá y había actuado gravemente contra Jehovah.
20 Tiglat-pileser, rey de Asiria, vino a él, pero
lo redujo a estrechez en lugar de fortalecerlo. 21 A pesar de
que Acaz había despojado la casa de Jehovah, la casa del rey y las casas
de los gobernadores, para darlo al rey de Asiria, éste no le prestó
ayuda.
22 En el tiempo de su aflicción el rey Acaz
persistió en su infidelidad a Jehovah, 23 porque ofreció
sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado. Y dijo:
"Puesto que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también les
ofreceré sacrificios, para que me ayuden a mí." Pero ellos fueron los
que lo hicieron fracasar a él y a todo Israel.
24 Además de esto, Acaz recogió los utensilios de
la casa de Dios. Destrozó los utensilios de la casa de Dios, y cerró las
puertas de la casa de Jehovah. Se hizo altares en todos los rincones de
Jerusalén. 25 E hizo lugares altos en todas las ciudades de
Judá, para quemar incienso a otros dioses, provocando a ira a Jehovah,
Dios de sus padres.
26 Los demás hechos de Acaz, todos su caminos, los
primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro de los
reyes de Judá y de Israel. 27 Acaz reposó con sus padres, y
lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo pusieron en los
sepulcros de los reyes de Israel. Y su hijo Ezequías reinó en su lugar.
Ezequías y el retorno a Jehovah
29 Ezequías comenzó a
reinar cuando tenía 25 años, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de
su madre era Abía hija de Zacarías.
2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah,
conforme a todas las cosas que había hecho su padre David. 3
En el mes primero del primer año de su reinado, abrió las puertas de la
casa de Jehovah y las reparó. 4 Hizo venir a los sacerdotes y
a los levitas, los reunió en la plaza oriental 5 y les dijo:
-Oídme, oh levitas: Purificaos ahora, y purificad luego la
casa de Jehovah, Dios de vuestros padres, sacando del santuario la
inmundicia. 6 Porque nuestros padres han sido infieles y han
hecho lo malo ante los ojos de Jehovah, nuestro Dios. Ellos le han
abandonado, han apartado sus rostros del tabernáculo de Jehovah, y le
han vuelto las espaldas. 7 Incluso han cerrado las puertas
del pórtico y han apagado las lámparas. No han quemado incienso ni han
ofrecido holocaustos en el santuario al Dios de Israel. 8 Por
eso la ira de Jehovah ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha
entregado a turbación, horror y escarnio, como lo veis con vuestros
propios ojos. 9 He aquí que por esto nuestros padres han
caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres
están cautivos. 10 Ahora pues, yo he decidido hacer un pacto
con Jehovah Dios de Israel, para que aparte de nosotros el furor de su
ira. 11 Ahora pues, hijos míos, no seáis negligentes, porque
Jehovah os ha escogido a fin de que estéis delante de él y le sirváis,
para que seáis sus servidores y le queméis incienso."
12 Entonces se levantaron los levitas Majat hijo
de Amasai y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Cohat; Quis hijo de
Abdi y Azarías hijo de Jehalelel, de los hijos de Merari; Jóaj hijo de
Zima y Edén hijo de Jóaj, de los hijos de Gersón; 13 Simri y
Jeiel, de los hijos de Elizafán; Zacarías y Matanías, de los hijos de
Asaf; 14 Yejiel y Simi, de los hijos de Hemán: Semaías y
Uziel, de los hijos de Jedutún. 15 Estos reunieron a sus
hermanos, se purificaron y entraron para limpiar la casa de Jehovah,
conforme al mandato del rey, basado en la palabra de Jehovah. 16
Los sacerdotes entraron en la parte interior de la casa de Jehovah
para limpiarla. Sacaron al atrio de la casa de Jehovah toda la
inmundicia que hallaron en el templo de Jehovah, y los levitas la
tomaron para sacarla fuera, al arroyo de Quedrón. 17
Comenzaron a purificarlo el primero del mes primero. El octavo día del
mismo mes entraron en el pórtico de Jehovah y purificaron la casa de
Jehovah en ocho días. Y acabaron el día 16 del mes primero.
18 Luego pasaron adentro, ante el rey Ezequías, y
le dijeron:
-Ya hemos limpiado toda la casa de Jehovah, el altar del
holocausto y todos sus utensilios; igualmente, la mesa de la
presentación y todos sus utensilios. 19 Asimismo, hemos
preparado y consagrado todos los utensilios que en su infidelidad había
puesto de lado el rey Acaz mientras reinaba. He aquí, ellos están
delante del altar de Jehovah.
20 El rey Ezequías se levantó muy de mañana,
reunió a los dirigentes de la ciudad y subió a la casa de Jehovah.
21 Llevaron siete toros, siete carneros, siete corderos y siete
machos cabríos para hacer un sacrificio por el pecado a favor del reino,
del santuario y de Judá. Y mandó a los sacerdotes hijos de Aarón que los
ofreciesen como holocausto sobre el altar de Jehovah.
22 Entonces mataron los toros, y los sacerdotes
tomaron la sangre y la esparcieron sobre el altar. Mataron luego los
carneros y esparcieron la sangre sobre el altar. Asimismo, mataron los
corderos y esparcieron la sangre sobre el altar. 23 Después
hicieron acercar ante el rey y la multitud los machos cabríos de la
ofrenda por el pecado, y pusieron sus manos sobre ellos. 24
Entonces los sacerdotes los degollaron y con su sangre hicieron un
sacrificio por el pecado en el altar, para hacer expiación por todo
Israel. Porque el rey había ordenado el holocausto y el sacrificio por
el pecado, por todo Israel.
25 También puso a los levitas en la casa de
Jehovah, con címbalos, liras y arpas, conforme al mandato de David, de
Gad, vidente del rey, y del profeta Natán; porque éste fue el
mandamiento de Jehovah por medio de sus profetas. 26 Así que
los levitas estuvieron de pie con los instrumentos de David, y los
sacerdotes con las trompetas.
27 Entonces Ezequías mandó que se ofreciera el
holocausto sobre el altar. Y cuando el holocausto empezó a ser ofrecido,
comenzó el canto a Jehovah con las trompetas y los instrumentos de
David, rey de Israel. 28 Toda la congregación adoraba
mientras resonaba el canto y sonaban las trompetas, todo hasta acabarse
el holocausto.
29 Cuando acabaron de ofrecer el holocausto, el
rey y todos los que estaban con él se arrodillaron y adoraron. 30
Entonces el rey Ezequías y los dirigentes mandaron a los levitas
que alabasen a Jehovah con las palabras de David y del vidente Asaf. Y
ellos alabaron con grande gozo, y se inclinaron y adoraron. 31
Luego Ezequías tomó la palabra y dijo:
-Ahora vosotros os habéis consagrado a Jehovah. Acercaos y
presentad sacrificios y ofrendas de acción de gracias en la casa de
Jehovah.
Entonces la multitud presentó sacrificios y ofrendas de
acción de gracias, y todos los de corazón generoso ofrecieron
holocaustos. 32 El número de los holocaustos que trajo la
asamblea fue de 70 toros, 100 carneros y 200 corderos; todos éstos
fueron para el holocausto a Jehovah. 33 Las ofrendas
consagradas fueron de 600 toros y 3.000 ovejas.
34 Sin embargo, los sacerdotes eran pocos y no
bastaban para desollar todos los holocaustos, de modo que sus hermanos
los levitas les ayudaron, hasta que acabaron la obra y hasta que los
sacerdotes se purificaron. Porque los levitas habían sido más
concienzudos que los sacerdotes en purificarse.
35 Así, pues, hubo una gran cantidad de
holocaustos, con los sebos de los sacrificios de paz y con las
libaciones de cada holocausto. Así quedó restablecido el servicio de la
casa de Jehovah. 36 Ezequías y todo el pueblo se alegraron
por lo que Dios había realizado a favor del pueblo, porque la cosa se
había hecho con rapidez.
Ezequías celebra la Pascua
30 Ezequías envió
mensajeros por todo Israel y Judá, y también escribió cartas a los de
Efraín y Manasés para que acudieran a Jerusalén, a la casa de Jehovah,
para celebrar la Pascua de Jehovah Dios de Israel.
2 El rey había tomado el acuerdo, junto con sus
magistrados y con toda la congregación en Jerusalén, de celebrar la
Pascua en el mes segundo. 3 No la habían podido celebrar a su
debido tiempo, porque los sacerdotes no se habían purificado en número
suficiente, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén. 4
Esto les pareció bien al rey y a toda la asamblea, 5 y
determinaron pasar una proclama por todo Israel, desde Beerseba hasta
Dan, para que acudieran a celebrar la Pascua a Jehovah Dios de Israel,
en Jerusalén. Porque hacía mucho tiempo que no la habían celebrado según
estaba escrito.
6 Fueron, pues, los mensajeros por todo Israel y
Judá, con cartas de parte del rey y de sus magistrados, como el rey lo
había mandado, que decían:
Oh hijos de Israel, volveos a Jehovah, Dios de Abraham, de Isaac y de
Israel, para que él se vuelva a los que han escapado y sobrevivido de
mano de los reyes de Asiria. 7 No seáis como vuestros padres
y como vuestros hermanos, que actuaron con infidelidad a Jehovah, Dios
de sus padres, por lo cual él los entregó a la desolación, como vosotros
veis.
8 Ahora pues, no endurezcáis vuestra cerviz como
vuestros padres. Someteos a Jehovah, y venid a su santuario que él ha
santificado para siempre. Servid a Jehovah vuestro Dios, y el furor de
su ira se apartará de vosotros. 9 Porque si os volvéis a
Jehovah, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia
delante de quienes los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra.
Porque Jehovah vuestro Dios es clemente y misericordioso, y si vosotros
os volvéis a él, no esconderá de vosotros su rostro.
10 Los mensajeros pasaron de ciudad en ciudad por la tierra
de Efraín y de Manasés, y hasta Zabulón; pero se reían de ellos y los
ridiculizaban. 11 Solamente algunos hombres de Aser, de
Manasés y de Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalén. 12
También en Judá se manifestó la mano de Dios, dándoles un solo corazón
para cumplir el mandato del rey y de los magistrados, conforme a las
palabras de Jehovah.
13 En el mes segundo se reunió en Jerusalén mucha
gente, una gran congregación, para celebrar la fiesta de los panes sin
levadura. 14 Luego se levantaron y quitaron los altares que
había en Jerusalén. También quitaron los altares de incienso, y los
echaron al arroyo de Quedrón.
15 Entonces sacrificaron la víctima de la Pascua
el 14 del mes segundo. Los sacerdotes y los levitas estaban avergonzados
y se purificaron, y llevaron holocaustos a la casa de Jehovah. 16
Tomaron su respectivo lugar conforme a lo establecido en la ley de
Moisés, hombre de Dios, y los sacerdotes esparcían la sangre que
recibían de mano de los levitas.
17 Puesto que había muchos en la congregación que
no estaban purificados, los levitas estuvieron a cargo del sacrificio de
las víctimas de la Pascua, por todos los que no se habían purificado, a
fin de consagrarlas a Jehovah. 18 La mayoría de la gente,
muchos de Efraín, de Manasés, de Isacar y de Zabulón, no se había
purificado; pero comieron la víctima de la Pascua, aunque no de acuerdo
con lo prescrito. Pero Ezequías oró por ellos diciendo: "Jehovah, que es
bueno, perdone a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a
Dios, 19 a Jehovah, Dios de sus padres, aunque no sea de
acuerdo con la purificación ritual." 20 Y Jehovah escuchó a
Ezequías y sanó al pueblo.
21 Así los hijos de Israel que se hallaban en
Jerusalén celebraron la fiesta de los Panes sin Levadura, durante siete
días, con gran gozo. Los levitas y los sacerdotes alababan a Jehovah día
tras día, cantando a Jehovah con instrumentos resonantes.
22 Ezequías habló al corazón de todos los levitas
que demostraban tener buen conocimiento de Jehovah, y durante siete días
comieron la porción asignada, ofreciendo sacrificios de paz y dando
gracias a Jehovah, Dios de sus padres. 23 Entonces toda la
congregación determinó que se celebrase otros siete días. Y celebraron
otros siete días con alegría. 24 Porque Ezequías, rey de Judá,
había dado para la congregación 1.000 toros y 7.000 ovejas; y también
los magistrados habían dado para la congregación 1.000 toros y 10.000
ovejas, y muchos sacerdotes ya se habían purificado.
25 Toda la congregación de Judá se regocijó, como
también los sacerdotes, los levitas y toda la congregación que había
venido de Israel. Asimismo los forasteros que habían venido de la tierra
de Israel y los que habitaban en Judá. 26 Hubo gran alegría
en Jerusalén, porque no había habido cosa semejante en Jerusalén desde
los días de Salomón hijo de David, rey de Israel.
27 Después los sacerdotes y los levitas se
levantaron y bendijeron al pueblo. Y su voz fue oída, y su oración llegó
a su santa morada, al mismo cielo.
31 Cuando se
acabó todo esto, todos los de Israel que habían estado presentes fueron
por las ciudades de Judá; rompieron las piedras rituales, cortaron los
árboles rituales de Asera y derribaron los lugares altos y los altares
en todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y Manasés, hasta acabar con
ellos. Después todos los hijos de Israel regresaron a sus ciudades, cada
uno a su posesión.
Reorganización de sacerdotes y levitas
2 Ezequías constituyó los grupos de los sacerdotes y de los
levitas, conforme a sus grupos, y cada uno según su oficio (tanto los
sacerdotes como los levitas), para los holocaustos y los sacrificios de
paz; a fin de que sirviesen, diesen gracias y alabasen en las puertas de
la morada de Jehovah.
3 El rey contribuyó con una parte de su patrimonio
para los holocaustos: para los holocaustos de la mañana y de la tarde, y
para los holocaustos de los sábados, de las lunas nuevas y de las
fiestas solemnes, como está escrito en la ley de Jehovah. 4
También mandó al pueblo que habitaba en Jerusalén que diesen a los
sacerdotes y a los levitas la porción que les correspondía, para que se
mantuviesen dedicados a la ley de Jehovah. 5 Cuando fue
divulgada esta orden, los hijos de Israel dieron muchas primicias de
grano, vino nuevo, aceite, miel y de todos los frutos de la tierra.
Asimismo, trajeron en abundancia los diezmos de todas las cosas.
6 También los hijos de Israel y de Judá que
habitaban en las ciudades de Judá trajeron los diezmos de las vacas y de
las ovejas, y los diezmos de las cosas consagradas a Jehovah su Dios, y
lo acumularon en montones. 7 Comenzaron a hacer aquellos
montones en el mes tercero, y acabaron en el mes séptimo.
8 Ezequías y los magistrados fueron a ver los
montones, y bendijeron a Jehovah y a su pueblo Israel. 9
Ezequías preguntó a los sacerdotes y a los levitas acerca de los
montones. 10 Y Azarías, sumo sacerdote de la casa de Sadoc,
le respondió: "Desde que comenzaron a traer la ofrenda a la casa de
Jehovah, hemos comido y nos hemos saciado, y ha sobrado mucho. Porque
Jehovah ha bendecido a su pueblo, y ha sobrado esta gran cantidad."
11 Entonces Ezequías mandó que preparasen unas
cámaras en la casa de Jehovah. Las prepararon 12 y pusieron
fielmente en ellas las ofrendas, los diezmos y las cosas consagradas. A
cargo de ello estaban el oficial Conanías, levita, y su hermano Simei,
segundo en rango. 13 Yejiel, Azazías, Najat, Asael, Jerimot,
Jozabad, Eliel, Ismaquías, Majat y Benaías eran supervisores bajo el
mando de Conanías y de su hermano Simei, por disposición del rey
Ezequías y de Azarías, director de la casa de Dios. 14 El
levita Coré hijo de Imna, guardia de la puerta oriental, estaba
encargado de las ofrendas voluntarias hechas a Dios, de la distribución
de las contribuciones a Jehovah y de las cosas más sagradas. 15
Bajo su mando estaban Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y
Secanías en las ciudades de los sacerdotes encargados de distribuir con
fidelidad a sus hermanos sus porciones, conforme a sus grupos, desde el
mayor hasta el menor; 16 a los varones, de acuerdo con sus
genealogías, de tres años para arriba, todos los que entraban en la casa
de Jehovah, para realizar su tarea diaria, según su servicio, en sus
deberes y de acuerdo con sus grupos. 17 Lo mismo a los
sacerdotes inscritos en las genealogías, según sus casas paternas, y a
los levitas de 20 años para arriba, conforme a sus deberes y a sus
grupos. 18 Ellos estaban inscritos en el registro con todos
sus bebés, sus mujeres, sus hijos e hijas, de toda la asamblea, porque
con fidelidad se consagraban a las cosas sagradas. 19 Además,
para los hijos de Aarón, los sacerdotes, que estaban en los campos
alrededor de sus ciudades, había hombres designados por nombre en cada
una de las ciudades, para que dieran porciones a cada varón entre los
sacerdotes y a todos los levitas registrados en las genealogías.
20 De esta manera hizo Ezequías en todo Judá. El
hizo lo bueno, lo recto y lo verdadero delante de Jehovah su Dios.
21 El buscó a su Dios en toda obra que emprendió en el servicio de
la casa de Dios y en la ley y los mandamientos. Lo hizo de todo corazón
y fue prosperado.
Ezequías y la invasión de Senaquerib
32 Después de estas cosas y
de esta fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiria; e invadió Judá y
acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de
conquistarlas. 2 Al ver que había venido Senaquerib y que su
propósito era combatir contra Jerusalén, Ezequías 3 tomó
consejo con sus generales y sus valientes para cegar los manantiales de
aguas que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. 4
Se reunió mucha gente, y cegaron todos los manantiales y el arroyo que
corría a través del territorio, diciendo: "¿Por qué han de hallar tanta
agua los reyes de Asiria, cuando vengan?"
5 Ezequías se animó y reconstruyó toda la muralla
que tenía brechas, y sobre ella levantó torres y edificó por fuera otra
muralla. Fortificó el Milo en la Ciudad de David, e hizo muchas lanzas y
muchos escudos. 6 También designó comandantes de guerra sobre
el pueblo; y los hizo reunir ante él en la plaza de la puerta de la
ciudad, y les habló al corazón diciendo: 7 "Esforzaos y sed
valientes; no temáis ni desmayéis ante el rey de Asiria, ni ante toda la
multitud que viene con él; porque más poderoso es el que está con
nosotros que el que está con él. 8 Con él está un brazo de
carne; pero con nosotros está Jehovah, nuestro Dios, para ayudarnos y
para llevar a cabo nuestras batallas."
Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías, rey
de Judá.
Las amenazas del Rabsaces
9 Después de esto Senaquerib, rey de Asiria, que estaba
sitiando Laquis con todas sus fuerzas, envió sus servidores a Jerusalén
para decir a Ezequías, rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en
Jerusalén: 10 "Así ha dicho Senaquerib, rey de Asiria: ¿En
qué confiáis vosotros que permanecéis sitiados en Jerusalén? 11
¿No os engaña Ezequías, para entregaros a morir de hambre y de
sed, diciendo: ’Jehovah nuestro Dios nos librará de mano del rey de
Asiria’? 12 ¿No es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos
altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ’Delante
de un solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso’? 13
¿No sabéis lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos
de aquellas tierras? ¿Pudieron los dioses de las naciones de aquellas
tierras librar sus tierras de mi mano? 14 ¿Cuál de todos los
dioses de aquellas naciones que mis padres destruyeron por completo pudo
salvar a su pueblo de mi mano, para que vuestro dios pueda libraros de
mi mano? 15 Ahora pues, ¡no os engañe Ezequías, ni os haga
errar de esta manera! ¡No le creáis! Porque ningún dios de ninguna
nación ni reino ha podido librar a su pueblo de mi mano ni de la mano de
mis padres. ¡Cuánto menos vuestro dios os podrá librar de mi mano!"
16 Estas y otras cosas hablaron sus servidores
contra Jehovah Dios y contra su siervo Ezequías. 17 Además,
escribió cartas en las que afrentaba a Jehovah Dios de Israel, y hablaba
contra él diciendo: "Como los dioses de las naciones de otras tierras no
pudieron librar a sus pueblos de mi mano, tampoco el dios de Ezequías
librará a su pueblo de mi mano."
18 Entonces gritaron a gran voz en hebreo al
pueblo de Jerusalén que estaba sobre la muralla, para atemorizarlos e
infundirles miedo, a fin de poder tomar la ciudad. 19
Hablaron del Dios de Jerusalén como de los dioses de los pueblos de la
tierra, que son obra de manos de hombres.
20 Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías
hijo de Amoz oraron acerca de esto y clamaron a los cielos. 21
Y Jehovah envió un ángel, el cual hirió a todos los guerreros
esforzados, a los oficiales y a los jefes en el campamento del rey de
Asiria. Senaquerib se volvió a su tierra con el rostro avergonzado. Y
cuando entró en el templo de su dios, algunos de sus propios hijos lo
mataron allí a espada. 22 Así libró Jehovah a Ezequías y a
los habitantes de Jerusalén de mano de Senaquerib, rey de Asiria, y de
mano de todos. Y les dio reposo en derredor.
23 Muchos traían a Jerusalén ofrendas para Jehovah,
y preciosos regalos para Ezequías, rey de Judá. Y después de esto fue
engrandecido ante todas las naciones.
Ultimos días y muerte de Ezequías
24 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte y oró a
Jehovah. El le respondió y le dio una señal milagrosa. 25
Pero Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho; antes
bien, se enalteció su corazón, y el furor de Dios vino contra él, contra
Judá y contra Jerusalén. 26 Pero después que se enalteció su
corazón, Ezequías se humilló, junto con los habitantes de Jerusalén; y
el furor de Jehovah dejó de venir sobre ellos en los días de Ezequías.
27 Ezequías tuvo muchísimas riquezas y gloria.
Adquirió tesoros de plata y oro, piedras preciosas, especias aromáticas,
escudos y toda clase de objetos valiosos. 28 También tuvo
depósitos para los productos del grano, del vino nuevo y del aceite,
establos para toda clase de ganado y rediles para los rebaños. 29
Adquirió ciudades, rebaños de ovejas y vacas en gran abundancia,
porque Dios le dio muchísimas posesiones.
30 El mismo Ezequías cegó la salida de las aguas
de Guijón Alto, y las condujo directamente hacia abajo, hacia el oeste,
a la Ciudad de David.
Ezequías tuvo éxito en todo lo que hizo, 31
excepto en el asunto de los intermediarios de los jefes de Babilonia,
que fueron enviados a él para investigar el prodigio que había
acontecido en el país. Dios lo abandonó para probarlo, a fin de conocer
todo lo que estaba en su corazón.
32 Los demás hechos de Ezequías y sus obras
piadosas, he aquí que están escritos en la visión del profeta Isaías
hijo de Amoz y en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 33
Ezequías reposó con sus padres, y lo sepultaron en la subida de
los sepulcros de los hijos de David. Todo Judá y los habitantes de
Jerusalén le honraron en su muerte. Y su hijo Manasés reinó en su lugar.
Manasés, rey de Judá
33 Manasés tenía 12 años
cuando comenzó a reinar, y reinó 55 años en Jerusalén.
2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah,
conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había
echado de delante de los hijos de Israel. 3 Volvió a edificar
los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. Erigió altares
a los Baales, hizo árboles rituales de Asera, y se postró ante todo el
ejército de los cielos y les rindió culto. 4 También edificó
altares en la casa de Jehovah, de la cual Jehovah había dicho: "En
Jerusalén estará mi nombre para siempre." 5 Edificó altares a
todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehovah.
6 Hizo pasar por fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom;
practicó la magia, la adivinación y la hechicería; evocó a los muertos y
practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos de
Jehovah, provocándole a ira.
7 La imagen tallada del ídolo que había hecho, él
la puso en la casa de Dios, de la cual Dios había dicho a David y a su
hijo Salomón: "En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas
las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre. 8 No
volveré a quitar los pies de Israel de la tierra que yo he establecido
para vuestros padres, con tal de que procuren hacer todas las cosas que
les he mandado: toda la ley, los estatutos y los decretos, dados por
medio de Moisés."
9 Manasés hizo que Judá y los habitantes de
Jerusalén se desviaran; e hicieron lo malo, más que las naciones que
Jehovah había destruido ante los hijos de Israel. 10 Jehovah
habló a Manasés y a su pueblo, pero no escucharon. 11 Por
ello Jehovah trajo contra ellos a los jefes del ejército del rey de
Asiria, quienes aprisionaron con ganchos a Manasés, y lo llevaron a
Babilonia atado con cadenas de bronce.
12 Sin embargo, cuando fue puesto en angustia,
imploró el favor de Jehovah su Dios y se humilló mucho delante del Dios
de sus padres. 13 El oró a Dios, quien aceptó su oración y
escuchó su súplica, y lo hizo volver a Jerusalén y a su reino. Entonces
Manasés reconoció que Jehovah es Dios.
14 Después de esto edificó la muralla exterior de
la Ciudad de David, al oeste de Guijón, en el valle, hasta la entrada de
la puerta del Pescado, y cercó el Ofel, elevándolamucho. También puso
oficiales del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá.
15 Quitó de la casa de Jehovah los dioses extraños
y el ídolo, asimismo todos los altares que había edificado en el monte
de la casa de Jehovah y en Jerusalén; y los echó fuera de la ciudad.
16 Luego restauró el altar de Jehovah, y sobre él ofreció
sacrificios de paz y de acción de gracias, y mandó a los de Judá que
sirviesen a Jehovah Dios de Israel. 17 Sin embargo, el pueblo
seguía ofreciendo sacrificios en los lugares altos, aunque sólo a
Jehovah su Dios.
18 Los demás hechos de Manasés, su oración a su
Dios y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Jehovah
Dios de Israel, he aquí que están escritos en las crónicas de los reyes
de Israel. 19 Asimismo, su oración y cómo fue escuchado, todo
su pecado e infidelidad, los sitios donde edificó lugares altos y puso
árboles rituales de Asera e imágenes, antes de que se humillase, he aquí
que están escritos en las crónicas de los videntes. 20
Manasés reposó con sus padres, y lo sepultaron en su casa. Y su hijo
Amón reinó en su lugar.
Amón, rey de Judá
21 Amón tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó 2 años
en Jerusalén.
22 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como
había hecho su padre Manasés. Amón ofrecía sacrificios y rendía culto a
todos los ídolos que había hecho su padre Manasés. 23 Pero
nunca se humilló delante de Jehovah, como se humilló su padre. Al
contrario, Amón añadió más a su culpa.
24 Sus servidores conspiraron contra él y lo
mataron en su casa. 25 Pero el pueblo de la tierra mató a
todos los que habían conspirado contra el rey Amón. Luego, en su lugar,
el pueblo de la tierra proclamó rey a su hijo Josías.
El rey Josías y sus reformas
34 Josías tenía 8 años
cuando comenzó a reinar, y reinó 31 años en Jerusalén.
2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, y
anduvo en los caminos de su padre David, sin apartarse ni a la derecha
ni a la izquierda.
3 A los ocho años de su reinado, siendo aún
muchacho, comenzó a buscar al Dios de su padre David. Y a los doce años
comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares altos, de los árboles
rituales de Asera, de las imágenes talladas y de las imágenes de
fundición. 4 Delante de él derribaron los altares de los
Baales; destrozó los altares de incienso que estaban puestos encima y
quebró los árboles rituales de Asera. Redujo a polvo las imágenes
talladas y las imágenes de fundición, y esparció el polvo sobre los
sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios. 5 Quemó
sobre sus altares los huesos de los sacerdotes, y limpió a Judá y a
Jerusalén. 6 Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés,
Efraín, Simeón y hasta en Neftalí y en sus ruinas alrededor. 7
Derribó, pues, los altares y quebró los árboles rituales de Asera
y los ídolos hasta hacerlos polvo, y destrozó los altares de incienso en
toda la tierra de Israel. Después regresó a Jerusalén.
8 En el año 18 de su reinado, cuando acabó de
purificar la tierra y el templo, envió a Safán hijo de Azalías, a
Maasías el alcalde de la ciudad y al cronista Jóaj hijo de Joacaz, para
que reparasen la casa de Jehovah su Dios. 9 Estos fueron al
sumo sacerdote Hilquías y le dieron el dinero que había sido traído a la
casa de Dios, dinero que los levitas que guardaban la puerta habían
recogido de los de Manasés y Efraín, y de todo el remanente de Israel,
de todo Judá y de Benjamín y de los habitantes de Jerusalén. 10
Ellos lo entregaron en manos de los que hacían la obra, los que
estaban encargados de la casa de Jehovah; y éstos lo entregaron a los
que hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehovah, para reparar y
restaurar la casa. 11 Lo entregaron a los carpinteros y
constructores, a fin de comprar piedra labrada y madera para las
uniones, y para poner vigas a los edificios que los reyes de Judá habían
dejado arruinar. 12 Estos hombres procedían con fidelidad en
la obra. Los que estaban encargados de ellos para dirigirlos eran Yajat
y Abdías, levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam, de los
hijos de Cohat, y todos los levitas expertos en los instrumentos de
música. 13 También estaban encargados de los cargadores y
dirigían a todos los que se ocupaban en diversos aspectos de la obra.
Entre los levitas también había escribas, oficiales y porteros.
Hallazgo del libro de la Ley
14 Al sacar el dinero que había sido traído a la casa de
Jehovah, el sacerdote Hilquías halló el libro de la Ley de Jehovah, dada
por medio de Moisés. 15 Entonces Hilquías habló al escriba
Safán diciendo:
-He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehovah.
E Hilquías entregó el libro a Safán.
16 Entonces Safán llevó el libro al rey, y además
le dio informes diciendo:
-Tus siervos han cumplido todo lo que les fue encargado.
17 Ellos han vaciado el dinero que se halló en la casa de Jehovah,
y lo han entregado en manos de los que están encargados, en manos de los
que hacen la obra. 18 -Asimismo, el escriba Safán declaró al
rey diciendo-: El sacerdote Hilquías me ha dado un libro.
Safán leyó en él delante del rey. 19 Y sucedió que
cuando el rey escuchó las palabras de la Ley, rasgó sus vestiduras.
20 Luego el rey mandó a Hilquías, a Ajicam hijo de Safán, a Abdón
hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías el siervo del rey,
diciendo:
21 -Id y consultad a Jehovah por mí y por los
sobrevivientes de Israel y de Judá, respecto a las palabras del libro
que ha sido hallado. Porque grande es la ira de Jehovah que ha sido
derramada sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron el
mandamiento de Jehovah de hacer conforme a todo lo que está escrito en
este libro.
22 Entonces Hilquías y los hombres del rey fueron
a la profetisa Hulda, esposa de Salum hijo de Ticva, hijo de Jarjas,
guarda de las vestiduras, la cual vivía en el Segundo Barrio de
Jerusalén; y hablaron con ella de este asunto. 23 Y ella les
dijo:
-Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Decid al hombre que os
ha enviado a mí, que así ha dicho Jehovah: 24 ’He aquí yo
traeré el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas
las maldiciones que están escritas en el libro que han leído delante del
rey de Judá. 25 Porque me han abandonado y han quemado
incienso a otros dioses, provocándome a ira con todas las obras de sus
manos. Por eso se derramará mi ira sobre este lugar, y no será apagada.’
" 26 Así diréis al rey de Judá que os ha enviado para
consultar a Jehovah: "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel con respecto a
las palabras que has escuchado: 27 ’Por cuanto tu corazón se
ha enternecido y te has humillado delante de Dios, cuando escuchaste sus
palabras contra este lugar y contra sus habitantes; por cuanto te
humillaste delante de mí y rasgaste tus vestiduras y lloraste en mi
presencia, yo también te he escuchado, dice Jehovah. 28 He
aquí que yo te reuniré con tus padres, y serás reunido en tu sepulcro en
paz. Tus ojos no verán todo el mal que traeré sobre este lugar y sobre
sus habitantes.’ "
Y ellos dieron la respuesta al rey.
Pacto inspirado en el libro de la Ley
29 Entonces el rey mandó reunir a todos los ancianos de Judá
y de Jerusalén. 30 Luego el rey subió a la casa de Jehovah
con todos los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén, los
sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el más grande hasta el
más pequeño. Y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del
pacto que había sido hallado en la casa de Jehovah.
31 El rey se puso de pie en su lugar e hizo pacto
delante de Jehovah, de andar en pos de Jehovah y de guardar sus
mandamientos, sus testimonios y sus estatutos con todo su corazón y con
toda su alma; para poner por obra las palabras del pacto escritas en
este libro.
32 Entonces hizo que se comprometieran todos los
que estaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén
hicieron conforme al pacto de Dios, el Dios de sus padres. 33
Después Josías quitó todas las abominaciones de todas las tierras que
tenían los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en
Israel sirvieran a Jehovah su Dios. No se apartaron de ir en pos de
Jehovah, el Dios de sus padres, todo el tiempo que Josías vivió.
Josías y la celebración de la Pascua
35 Josías celebró la Pascua
de Jehovah en Jerusalén. Sacrificaron la víctima de la Pascua el 14 del
mes primero, 2 y él puso a los sacerdotes en sus cargos y los
alentó al servicio de la casa de Jehovah. 3 Dijo a los
levitas que enseñaban a todo Israel y que estaban consagrados a Jehovah:
"Poned el arca sagrada en el templo que edificó Salomón hijo de David,
rey de Israel, para que no tengáis que llevarla más sobre los hombros.
Ahora serviréis a Jehovah, vuestro Dios, y a su pueblo Israel. 4
Preparaos según vuestras casas paternas y por vuestros grupos,
conforme a lo prescrito por David, rey de Israel, y por el documento de
su hijo Salomón. 5 Permaneced en el santuario según la
distribución de las casas paternas de vuestros hermanos los hijos del
pueblo, y del grupo de las casas paternas de los levitas. 6
Sacrificad la víctima de la Pascua, purificaos y preparadla para
vuestros hermanos, a fin de que hagan conforme a la palabra de Jehovah,
dada por medio de Moisés."
7 Luego el rey Josías dio a los hijos del pueblo
para los sacrificios de la Pascua, para todos los que se hallaban
presentes, rebaños de corderos y cabritos en número de 30.000, y 3.000
cabezas de ganado vacuno. Esto procedía del patrimonio del rey.
8 También sus magistrados dieron con liberalidad
al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Hilquías, Zacarías y Yejiel,
oficiales de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes 2.600 ovejas y 300
cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua. 9
Y Conanías, Semaías y Natanael, sus hermanos, y Hasabías, Jeiel y
Josabad, jefes de los levitas, dieron a los levitas 5.000 ovejas y 500
cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua.
10 Preparado así el servicio, los sacerdotes se
colocaron de pie en sus puestos, y los levitas según sus grupos,
conforme al mandato del rey. 11 Entonces sacrificaron la
víctima de la Pascua; y los levitas la desollaban, mientras los
sacerdotes esparcían la sangre recibida de mano de ellos.
12 Luego quitaron el holocausto para darlo a las
divisiones, según las casas paternas de los hijos del pueblo, para que
lo ofreciesen a Jehovah según está escrito en el libro de Moisés. Lo
mismo hicieron con las cabezas de ganado vacuno. 13 Asaron al
fuego la carne de la víctima de la Pascua, según lo establecido; pero lo
que había sido santificado lo cocieron en ollas, calderos y sartenes, y
lo llevaron rápidamente a todos los hijos del pueblo.
14 Después prepararon para sí y para los
sacerdotes, porque los sacerdotes hijos de Aarón estuvieron ocupados
hasta la noche en ofrecer los holocaustos y los sebos. Por eso los
levitas prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes hijos de
Aarón.
15 También los cantores, hijos de Asaf, estaban en
su puesto conforme al mandato de David, de Asaf, de Hemán y de Jedutún,
vidente del rey. También los porteros estaban en cada puerta. No era
necesario que se apartasen de su servicio, porque sus hermanos los
levitas preparaban para ellos. 16 Así fue organizado aquel
día todo el servicio de Jehovah, para hacer el sacrificio de la Pascua y
para ofrecer los holocaustos sobre el altar de Jehovah, conforme al
mandato del rey Josías.
17 En aquel tiempo los hijos de Israel que se
hallaban presentes celebraron el sacrificio de la Pascua y la fiesta de
los Panes sin Levadura, durante siete días. 18 No había sido
celebrada en Israel una Pascua como ésta desde el tiempo del profeta
Samuel, ni ninguno de los reyes de Israel celebró una Pascua como la que
celebró Josías, con los sacerdotes, los levitas y todo Judá e Israel que
se hallaron allí, junto con los habitantes de Jerusalén. 19
Esta Pascua fue celebrada en el año 18 del reinado de Josías.
Trágica muerte de Josías
20 Después de todas estas cosas, cuando Josías había reparado
el templo, Necao, rey de Egipto, subió a combatir en Carquemis, junto al
Eufrates, y Josías le salió al encuentro. 21 Necao le envió
mensajeros diciendo: "¿Qué tenemos tú y yo, oh rey de Judá? Yo no he
venido ahora contra ti, sino contra el pueblo que me hace la guerra.
Dios me ha dicho que me apresure. Por tu bien, deja de resistir a Dios,
porque él está conmigo; no sea que él te destruya."
22 Pero Josías no se apartó de él; se disfrazó
para combatir contra él, y no hizo caso a las palabras de Necao, que en
realidad procedían de la boca de Dios. Josías fue para combatir en el
valle de Meguido, 23 pero los arqueros tiraron contra el rey
Josías. Entonces el rey dijo a sus servidores: "¡Retiradme, porque estoy
gravemente herido!"
24 Sus servidores lo retiraron del carro y lo
pusieron en otro carro que él tenía. Lo llevaron a Jerusalén, pero
murió; y lo sepultaron en los sepulcros de sus padres. Todo Judá y
Jerusalén hicieron duelo por Josías. 25 Jeremías compuso un
lamento por Josías, y todos los cantores, hombres y mujeres, mencionan a
Josías en sus lamentaciones, hasta el día de hoy, pues lo pusieron como
un precepto en Israel. He aquí que está escrito entre las lamentaciones.
26 Los demás hechos de Josías y sus obras piadosas
conforme a lo escrito en la ley de Jehovah, 27 sus hechos,
los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro de
los reyes de Israel y de Judá.
36 Luego el
pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y le proclamó rey en
Jerusalén, en lugar de su padre.
Joacaz, rey de Judá
2 Joacaz tenía 23 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres
meses en Jerusalén. 3 Pero el rey de Egipto lo depuso en
Jerusalén, e impuso al país una multa de 100 talentos de plata y un
talento de oro.
4 El rey de Egipto proclamó a Eliaquim, hermano de
Joacaz, rey sobre Judá y Jerusalén, pero le cambió su nombre por el de
Joacim. Y a Joacaz, su hermano, Necao lo tomó y lo llevó a Egipto.
Joacim, rey de Judá
5 Joacim tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11
años en Jerusalén.
El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah su Dios. 6
Entonces Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y lo ató
con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia. 7
Nabucodonosor también llevó a Babilonia algunos utensilios de la casa de
Jehovah, y los puso en su palacio en Babilonia.
8 Los demás hechos de Joacim, las abominaciones
que hizo y lo que se halló en su contra, he aquí que están escritos en
el libro de los reyes de Israel y de Judá. Y su hijo Joaquín reinó en su
lugar.
Joaquín rey de Judá
9 Joaquín tenía 18 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres
meses y diez días en Jerusalén.
El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, 10 y al
año siguiente el rey Nabucodonosor mandó llevarle a Babilonia, junto con
los utensilios preciosos de la casa de Jehovah. En lugar de él proclamó
rey sobre Judá y Jerusalén a Sedequías, hermano de su padre.
Sedequías y la caída de Jerusalén
11 Sedequías tenía 21 años cuando comenzó a reinar, y reinó
11 años en Jerusalén.
12 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, su
Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por
mandato de Jehovah. 13 Asimismo, se rebeló contra el rey
Nabucodonosor, quien le había hecho jurar por Dios. Endureció su cerviz
y obstinó su corazón para no volver a Jehovah Dios de Israel. 14
También todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo
multiplicaron sus infidelidades, siguiendo todas las abominaciones de
las naciones y contaminando la casa de Jahovah, que él había santificado
en Jerusalén.
15 Jehovah, Dios de sus padres, les envió sus
mensajeros persistentemente, porque tenía misericordia de su pueblo y de
su morada. 16 Pero ellos se burlaban de los mensajeros de
Dios, despreciaban sus palabras y hacían escarnio de sus profetas, hasta
que la ira de Jehovah estalló contra su pueblo, y ya no hubo remedio.
17 Así trajo contra ellos al rey de los caldeos, quien mató a
espada a sus jóvenes en su mismo santuario, sin perdonar la vida de los
jóvenes ni de las jóvenes, de los ancianos ni de los decrépitos. A todos
los entregó en su mano.
18 Asimismo, todos los utensilios de la casa de
Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa de Jehovah y los
tesoros del rey y de sus magistrados, todo lo llevó a Babilonia. 19
Luego incendiaron la casa de Dios y derribaron la muralla de
Jerusalén. Incendiaron todos sus palacios y destruyeron todos sus
objetos preciosos. 20 A los sobrevivientes de la espada, los
llevó cautivos a Babilonia, y fueron hechos esclavos del rey y de sus
hijos hasta el establecimiento del reino de Persia, 21 para
que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, hasta que
la tierra hubiera disfrutado de su reposo. Todo el tiempo de su
desolación reposó, hasta que se cumplieron los setenta años.
Ciro decreta reconstruir el templo
22 En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se
cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, Jehovah despertó
el espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su
reino, oralmente y por escrito, diciendo:
23 Así ha dicho Ciro, rey de Persia: "Jehovah, Dios de los
cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado
para que le edifique un templo en Jerusalén, que está en Judá. Quien
haya entre vosotros de todo su pueblo, que Jehovah su Dios sea con él, y
suba."
Reina-Valera Actualizada, 1989. |