La Revelación
de Jesucristo a Juan /Apocalipsis
La revelación de Jesucristo
1 La revelación
de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos las cosas que
deben suceder pronto; y que dio a conocer enviándola por medio de su
ángel a su siervo Juan, 2 quien ha dado testimonio de la
palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo, de todo lo que ha visto.
3 Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de
esta profecía, y guardan las cosas escritas en ella, porque el tiempo
está cerca.
Saludo a las siete iglesias de Asia
4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia a
vosotros y paz de parte del que es y que era y que ha de venir, y de
parte de los siete Espíritus que están delante de su trono, 5
y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los
muertos y el soberano de los reyes de la tierra.
Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados con su sangre,
6 y nos constituyó en un reino, sacerdotes para Dios su
Padre; a él sea la gloria y el dominio para siempre jamás. Amén.
7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le
verá: aun los que le traspasaron. Todas las tribus de la tierra harán
lamentación por él. ¡Sí, amén!
8 "Yo soy el Alfa y la Omega", dice el Señor Dios,
"el que es, y que era y que ha de venir, el Todopoderoso."
Juan ve al Hijo del Hombre en visión
9 Yo Juan, vuestro hermano y copartícipe en la tribulación y
en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba en la isla llamada
Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor y oí detrás de mí
una gran voz como de trompeta, 11 que decía:
"Escribe en un libro lo que ves, y envíalo
a las siete iglesias: a Efeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis,
a Filadelfia y a Laodicea."
12 Di vuelta para ver la voz que hablaba conmigo.
Y habiéndome vuelto, vi siete candeleros de oro, 13 y en
medio de los candeleros vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido
con una vestidura que le llegaba hasta los pies y tenía el pecho ceñido
con un cinto de oro. 14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos
como la lana blanca, como la nieve, y sus ojos eran como llama de fuego.
15 Sus pies eran semejantes al bronce bruñido, ardiente como
en un horno. Su voz era como el estruendo de muchas aguas. 16
Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada
aguda de dos filos. Su rostro era como el sol cuando resplandece en su
fuerza.
17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y
puso sobre mí su mano derecha y me dijo:
"No temas. Yo soy el primero y el último, 18
el que vive. Estuve muerto, y he aquí que
vivo por los siglos de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte y del
Hades. 19 Así que,
escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser
después de éstas. 20 En
cuanto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi mano
derecha, y de los siete candeleros de oro: Las siete estrellas son los
ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros son las siete
iglesias.
Mensaje para la iglesia en Efeso
2
"Escribe al ángel de la iglesia en Efeso:
El que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que camina en
medio de los siete candeleros de oro, dice estas cosas: 2
Yo conozco tus obras, tu arduo
trabajo y tu perseverancia; que no puedes soportar a los malos, que has
puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles y no lo son, y que los has
hallado mentirosos. 3
Además, sé que tienes perseverancia, que has sufrido por causa de mi
nombre y que no has desfallecido.
4 "Sin embargo, tengo
contra ti que has dejado tu primer amor. 5
Recuerda, por tanto, de dónde has caído.
¡Arrepiéntete! Y haz las primeras obras. De lo contrario, yo vendré
pronto a ti y quitaré tu candelero de su lugar, si no te arrepientes.
6 "Pero tienes esto:
que aborreces los hechos de los nicolaítas, que yo también aborrezco.
7 "El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venza le daré de
comer del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios.
Mensaje para la iglesia en Esmirna
8 "Escribe al ángel de la
iglesia en Esmirna: El primero y el último, el que estuvo muerto y
vivió, dice estas cosas: 9
Yo conozco tu tribulación y tu pobreza
-aunque eres rico-, y la blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo
son; más bien, son sinagoga de Satanás. 10
No tengas ningún temor de las cosas que has
de padecer. He aquí, el diablo va a echar a algunos de vosotros en la
cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé
fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
11 "El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venza, jamás
recibirá daño de la muerte segunda.
Mensaje para la iglesia en Pérgamo
12 "Escribe al ángel de la
iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice estas
cosas: 13 Yo conozco
dónde habitas: donde está el trono de Satanás. Y retienes mi nombre y no
has negado mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo fiel, quien fue
muerto entre vosotros, donde mora Satanás.
14 "Sin embargo,
tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes allí a algunos que se
adhieren a la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo
delante de los hijos de Israel, a comer de lo sacrificado a los ídolos y
a cometer inmoralidad sexual. 15
Asimismo, tú también tienes a los que se
adhieren a la doctrina de los nicolaítas. 16
Por tanto, ¡arrepiéntete! Pues de lo
contrario vendré pronto a ti y pelearé contra ellos con la espada de mi
boca.
17 "El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venza le daré
de comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca y en la
piedrecita un nombre nuevo escrito, que nadie conoce sino el que lo
recibe.
Mensaje para la iglesia en Tiatira
18 "Escribe al ángel de la
iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de
fuego y sus pies semejantes al bronce bruñido, dice estas cosas:
19 Yo conozco tus obras, tu
amor, tu fidelidad, tu servicio y tu perseverancia; y que tus últimas
obras son mejores que las primeras.
20 "Sin embargo,
tengo contra ti que toleras a la mujer Jezabel, que dice ser profetisa,
y enseña y seduce a mis siervos a cometer inmoralidad sexual y a comer
lo sacrificado a los ídolos. 21
Le he dado tiempo para que se arrepienta, y
no quiere arrepentirse de su inmoralidad. 22
He aquí, yo la echo en cama, y a los que
con ella adulteran, en muy grande tribulación, a menos que se
arrepientan de las obras de ella. 23
Y a sus hijos mataré con penosa muerte, y
todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño la mente y el
corazón. Y os daré a cada uno de vosotros conforme a vuestras obras.
24 "Pero a los demás
en Tiatira, a cuantos no tienen esta doctrina, quienes no han conocido
las cosas profundas de Satanás (como las llaman), os digo: No os impongo
ninguna carga más. 25
Solamente aferraos a lo que tenéis, hasta que yo venga. 26
Al que venza y guarde mis obras hasta
el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, 27
-él las guiará con cetro de hierro; como
vaso de alfarero son quebradas-, así como yo también he recibido de mi
Padre. 28 Además, yo le
daré la estrella de la mañana.
29 "El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Mensaje para la iglesia en Sardis
3
"Escribe al ángel de la iglesia en Sardis:
El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas dice
estas cosas: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero
estás muerto. 2 Sé
vigilante y refuerza las cosas que quedan y están a punto de morir,
porque no he hallado que tus obras hayan sido acabadas delante de Dios.
3 Acuérdate, pues, de lo que has
recibido y oído. Guárdalo y arrepiéntete. Si no eres vigilante, vendré
como ladrón; nunca sabrás a qué hora vendré a ti.
4 "Sin embargo,
tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestidos y
que andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.
5 De esta manera, el que venza
será vestido con vestidura blanca; y nunca borraré su nombre del libro
de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus
ángeles.
6 "El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Mensaje para la iglesia en Filadelfia
7 "Escribe al ángel de la
iglesia en Filadelfia: El Santo y Verdadero, el que tiene la llave de
David, el que abre y nadie cierra, y cierra y nadie abre, dice estas
cosas: 8 Yo conozco tus
obras. He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual
nadie puede cerrar; porque tienes un poco de poder y has guardado mi
palabra y no has negado mi nombre. 9
He aquí, yo te daré algunos de la sinagoga
de Satanás, de los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten.
He aquí, yo haré que lleguen y se postren delante de tus pies, y
conocerán que yo te he amado. 10
Porque guardaste la palabra de mi
paciencia, yo también te guardaré a la hora de la prueba que ha de venir
sobre todo el mundo habitado, para probar a los moradores de la tierra.
11 "Yo vengo pronto.
Retén lo que tienes para que nadie tome tu corona. 12
Al que venza, yo le haré columna en el
templo de mi Dios, y nunca jamás saldrá fuera. Y escribiré sobre él el
nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios -la nueva
Jerusalén que desciende del cielo, enviada por mi Dios- y mi nombre
nuevo.
13 "El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Mensaje para la iglesia en Laodicea
14 "Escribe al ángel de la
iglesia en Laodicea: El Amén, el testigo fiel y verdadero, el origen de
la creación de Dios, dice estas cosas: 15
Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni
caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 16
Así, porque eres tibio, y no frío ni
caliente, estoy por vomitarte de mi boca. 17
Ya que tú dices: ’Soy rico; me he
enriquecido y no tengo ninguna necesidad’, y no sabes que tú eres
desgraciado, miserable, pobre, ciego y desnudo, 18
yo te aconsejo que de mí compres oro
refinado por el fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para
que te vistas y no se descubra la vergüenza de tu desnudez, y colirio
para ungir tus ojos para que veas.
19 "Yo reprendo y
disciplino a todos los que amo. Sé, pues, celoso y arrepiéntete.
20 He aquí, yo estoy a la puerta
y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré
con él, y él conmigo. 21
Al que venza, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo
también he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
22 "El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."
La adoración alrededor del trono
4 Después de esto miré, y
he aquí una puerta abierta en el cielo. La primera voz que oí era como
de trompeta que hablaba conmigo diciendo: "¡Sube acá, y te mostraré las
cosas que han de acontecer después de éstas!"
2 De inmediato estuve en el Espíritu; y he aquí un
trono estaba puesto en el cielo, y sobre el trono uno sentado. 3
Y el que estaba sentado era semejante a una piedra de jaspe y de
cornalina, y alrededor del trono había un arco iris semejante al aspecto
de la esmeralda. 4 También alrededor del trono había
veinticuatro tronos, y sobre los tronos vi a veinticuatro ancianos
sentados, vestidos de vestiduras blancas, con coronas de oro sobre sus
cabezas.
5 Del trono salen relámpagos y truenos y voces. Y
delante del trono arden siete antorchas de fuego, las cuales son los
siete Espíritus de Dios. 6 Y delante del trono hay como un
mar de vidrio, semejante al cristal.
Junto al trono, y alrededor del mismo, hay cuatro seres
vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. 7 El
primer ser viviente es semejante a un león, y el segundo ser viviente es
semejante a un becerro, y el tercer ser viviente tiene cara como de
hombre, y el cuarto ser viviente es semejante a un águila volando.
8 Y cada uno de los cuatro seres vivientes tiene seis alas, y
alrededor y por dentro están llenos de ojos. Ni de día ni de noche cesan
de decir:
"¡Santo, Santo, Santo
es el Señor Dios Todopoderoso,
que era y que es y que ha de venir!"
9 Y cada vez que los seres vivientes dan gloria,
honra y alabanza al que está sentado en el trono y que vive por los
siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postran
delante del que está sentado en el trono y adoran al que vive por los
siglos de los siglos; y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
11 "Digno eres tú,
oh Señor y Dios nuestro,
de recibir la gloria,
la honra y el poder;
porque tú has creado
todas las cosas,
y por tu voluntad tienen ser
y fueron creadas."
El Cordero abre el libro
5 Vi en la mano derecha del
que estaba sentado sobre el trono, un libro escrito por dentro y por
fuera, sellado con siete sellos. 2 También vi a un ángel
poderoso que proclamaba a gran voz: "¿Quién es digno de abrir el libro y
de desatar sus sellos?" 3 Pero ninguno, ni en el cielo ni en
la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro; ni siquiera
mirarlo. 4 Y yo lloraba mucho, porque ninguno fue hallado
digno de abrir el libro; ni siquiera de mirarlo. 5 Y uno de
los ancianos me dijo: "No llores. He aquí el León de la tribu de Judá,
la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos."
6 Y en medio del trono y de los cuatro seres
vivientes y de los ancianos vi un Cordero de pie, como inmolado. Tenía
siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados
a toda la tierra. 7 El fue y tomó el libro de la mano derecha
del que estaba sentado en el trono. 8 Cuando tomó el libro,
los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron
delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de
incienso, que son las oraciones de los santos. 9 Ellos
entonaban un cántico nuevo, diciendo:
"¡Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos!
Porque tú fuiste inmolado
y con tu sangre has redimido
para Dios gente de toda raza,
lengua, pueblo y nación.
10 Tú los has constituido en un reino
y sacerdotes para nuestro Dios,
y reinarán sobre la tierra."
11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor
del trono y de los seres vivientes y de los ancianos. El número de ellos
era miríadas de miríadas y millares de millares. 12 Y decían
a gran voz:
"Digno es el Cordero,
que fue inmolado,
de recibir el poder,
las riquezas, la sabiduría,
la fortaleza, la honra,
la gloria y la alabanza."
13 Y oí a toda criatura que está en el cielo y
sobre la tierra y debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas
que hay en ellos, diciendo:
"Al que está sentado en el trono
y al Cordero
sean la bendición y la honra
y la gloria y el poder
por los siglos de los siglos."
14 Los cuatro seres vivientes decían: "¡Amén!" Y
los veinticuatro ancianos se postraron y adoraron.
El Cordero abre los siete sellos
6 Y miré cuando el Cordero
abrió el primero de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres
vivientes que decía con voz de trueno: "¡Ven!" 2 Y miré, y he
aquí un caballo blanco. El que estaba montado sobre él tenía un arco, y
le fue dada una corona; y salió venciendo y para vencer.
3 Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser
viviente que decía: "¡Ven!" 4 Y salió otro caballo, rojo. Al
que estaba montado sobre él, le fue dado poder para quitar la paz de la
tierra y para que se matasen unos a otros. Y le fue dada una gran
espada.
5 Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser
viviente que decía: "¡Ven!" Y miré y he aquí un caballo negro, y el que
estaba montado sobre él tenía una balanza en su mano. 6 Y oí
como una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: "¡Una
medida de trigo por un denario, y tres medidas de cebada por un denario!
Y no hagas ningún daño al vino ni al aceite."
7 Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del
cuarto ser viviente que decía: "¡Ven!" 8 Y miré, y he aquí un
caballo pálido; y el que estaba montado sobre él se llamaba Muerte; y el
Hades le seguía muy de cerca. A ellos les fue dado poder sobre la cuarta
parte de la tierra, para matar con espada y con hambre y con pestilencia
y por las fieras del campo.
9 Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del
altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de
Dios y del testimonio que ellos tenían. 10 Y clamaban a gran
voz diciendo: "¿Hasta cuándo, oh soberano Señor, santo y verdadero, no
juzgas y vengas nuestra sangre sobre los que moran en la tierra?"
11 Y a cada uno de ellos le fue dado un vestido blanco; y se les
dijo que descansaran todavía un poco de tiempo, hasta que se completase
el número de sus consiervos y sus hermanos que también habían de ser
muertos como ellos.
12 Y miré cuando él abrió el sexto sello, y se
produjo un gran terremoto. El sol se puso negro como tela de cilicio; la
luna entera se puso como sangre, 13 y las estrellas del cielo
cayeron sobre la tierra, como una higuera arroja sus higos tardíos
cuando es sacudida por un fuerte viento. 14 El cielo fue
apartado como un pergamino enrollado, y toda montaña e isla fueron
removidas de sus lugares. 15 Los reyes de la tierra, los
grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos, todo esclavo y todo
libre se escondieron en las cuevas y entre las peñas de las montañas,
16 y decían a las montañas y a las peñas: "Caed sobre
nosotros y escondednos del rostro del que está sentado sobre el trono y
de la ira del Cordero. 17 Porque ha llegado el gran día de su
ira, y ¡quién podrá permanecer de pie!"
Los 144.000 sellados de Israel
7 Después de esto, vi a
cuatro ángeles que estaban de pie sobre los cuatro puntos cardinales de
la tierra, y que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no
soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún
árbol. 2 Y vi que otro ángel, subiendo del oriente, tenía el
sello del Dios vivo. Y llamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes
les fue dado hacer daño a la tierra y al mar, 3 diciendo:
"¡No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que
marquemos con un sello la frente de los siervos de nuestro Dios!"
4 Oí el número de los sellados: 144.000 sellados
de todas las tribus de los hijos de Israel. 5 Sellados,
de la tribu de Judá, 12.000
de la tribu de Rubén, 12.000
de la tribu de Gad, 12.000
6 de la tribu de Aser, 12.000
de la tribu de Neftalí, 12.000
de la tribu de Manasés, 12.000
7 de la tribu de Simeón, 12.000
de la tribu de Leví, 12.000
de la tribu de Isacar, 12.000
8 de la tribu de Zabulón, 12.000
de la tribu de José, 12.000
de la tribu de Benjamín, 12.000.
La multitud de los redimidos
9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud de todas
las naciones y razas y pueblos y lenguas, y nadie podía contar su
número. Están de pie delante del trono y en la presencia del Cordero,
vestidos con vestiduras blancas y llevando palmas en sus manos. 10
Aclaman a gran voz diciendo:
"¡La salvación
pertenece a nuestro Dios
que está sentado sobre el trono,
y al Cordero!"
11 Todos los ángeles que estaban de pie alrededor
del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, se
postraron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios
diciendo: 12 "¡Amén! La bendición y la gloria y la sabiduría
y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza sean a
nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!"
13 Uno de los ancianos me preguntó diciendo:
-Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes
son y de dónde han venido?
14 Y yo le dije:
-Señor mío, tú lo sabes.
Y él me dijo:
-Estos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado
sus vestidos y los han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15
Por esto están delante del trono de Dios y le rinden culto de día
y de noche en su templo. El que está sentado en el trono extenderá su
tienda sobre ellos. 16 No tendrán más hambre, ni tendrán más
sed, ni caerá sobre ellos el sol ni ningún otro calor; 17
porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los
guiará a fuentes de agua viva, y Dios enjugará toda lágrima de los ojos
de ellos.
El séptimo sello
8 Cuando él abrió el
séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. 2
Y vi a los siete ángeles que estaban delante de Dios, y les fueron
dadas siete trompetas. 3 Y otro ángel vino y se puso de pie
delante del altar. Tenía un incensario de oro, y le fue dado mucho
incienso para que lo añadiese a las oraciones de todos los santos sobre
el altar de oro, que estaba delante del trono. 4 Y el humo
del incienso con las oraciones de los santos subió de la mano del ángel
en presencia de Dios. 5 Y el ángel tomó el incensario, lo
llenó con fuego del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y se produjeron
truenos y estruendos y relámpagos y un terremoto.
Las siete trompetas
6 Los siete ángeles que tenían las siete trompetas se
dispusieron a tocarlas.
7 El primero tocó la trompeta. Y se produjo
granizo y fuego mezclados con sangre, y fueron arrojados sobre la
tierra. Y la tercera parte de la tierra fue quemada, y la tercera parte
de los árboles fue quemada, y toda la hierba verde fue quemada.
8 El segundo ángel tocó la trompeta. Y algo como
un gran monte ardiendo con fuego fue lanzado al mar. Y la tercera parte
del mar se convirtió en sangre; 9 y murió la tercera parte de
las criaturas vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de los
barcos fue destruida.
10 El tercer ángel tocó la trompeta. Y cayó del
cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha; y cayó sobre la
tercera parte de los ríos y sobre las fuentes de agua. 11 El
nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se
convirtió en ajenjo, y muchos hombres murieron por las aguas, porque
fueron hechas amargas.
12 El cuarto ángel tocó la trompeta. Y fue herida
la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte
de las estrellas, de manera que se oscureció la tercera parte de ellos,
y no alumbraba el día durante una tercera parte, y también la noche de
la misma manera.
13 Miré y oí volar un águila por en medio del
cielo, diciendo a gran voz: "¡Ay, ay, ay de los que habitan en la
tierra, por razón de los demás toques de trompeta que los tres ángeles
aún han de tocar!"
9 El quinto
ángel tocó la trompeta. Y vi que una estrella había caído del cielo a la
tierra, y le fue dada la llave del pozo del abismo. 2 Y abrió
el pozo del abismo, y subió humo del pozo como el humo de un gran horno;
y fue oscurecido el sol y también el aire por el humo del pozo. 3
Y del humo salieron langostas sobre la tierra, y les fue dado
poder como tienen poder los escorpiones de la tierra. 4 Y se
les dijo que no hiciesen daño a la hierba de la tierra ni a ninguna cosa
verde, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tienen el
sello de Dios en sus frentes. 5 Se les mandó que no los
matasen, sino que fuesen atormentados por cinco meses. Su tormento era
como el tormento del escorpión cuando pica al hombre. 6 En
aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero de ninguna manera la
hallarán. Anhelarán morir, y la muerte huirá de ellos.
7 El aspecto de las langostas era semejante a
caballos equipados para la guerra. Sobre sus cabezas tenían como
coronas, semejantes al oro, y sus caras eran como caras de hombres.
8 Tenían cabello como cabello de mujeres, y sus dientes eran como
dientes de leones. 9 Tenían corazas como corazas de hierro.
El estruendo de sus alas era como el ruido de carros que con muchos
caballos corren a la batalla. 10 Tienen colas semejantes a
las de los escorpiones, y aguijones. Y en sus colas está su poder para
hacer daño a los hombres durante cinco meses. 11 Tienen sobre
sí un rey, el ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en
griego tiene por nombre Apolión.
12 El primer ay ha pasado. He aquí vienen aún dos
ayes después de esto.
13 El sexto ángel tocó la trompeta. Y oí una voz
que salía de los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de
Dios, 14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta:
"Desata a los cuatro ángeles que han estado atados junto al gran río
Eufrates."
15 Fueron desatados los cuatro ángeles que habían
estado preparados para la hora y día y mes y año, para que matasen a la
tercera parte de los hombres. 16 El número de los soldados de
a caballo era de dos miríadas de miríadas; yo escuché el número de
ellos.
17 Y de esta manera, vi en la visión los caballos
y a los que cabalgaban en ellos, que tenían corazas color de fuego, de
jacinto y de azufre. Las cabezas de los caballos eran como cabezas de
leones; y de sus bocas salía fuego, humo y azufre. 18 La
tercera parte de los hombres fueron muertos por estas tres plagas: por
el fuego, el humo y el azufre que salían de la boca de ellos. 19
Pues el poder de los caballos está en sus bocas y en sus colas.
Porque sus colas son semejantes a serpientes, y tienen cabezas con las
cuales hieren.
20 Los demás hombres que no fueron muertos con
estas plagas ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, para
dejar de adorar a los demonios y a las imágenes de oro, y de plata, y de
bronce, y de piedra, y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni
caminar. 21 Tampoco se arrepintieron de sus homicidios, ni de
sus hechicerías, ni de su inmoralidad sexual, ni de sus robos.
El ángel y el librito
10 Vi a otro ángel poderoso
que descendía del cielo envuelto en una nube, y el arco iris estaba
sobre su cabeza. Su rostro era como el sol, y sus piernas como columnas
de fuego, 2 y tenía en su mano un librito abierto. Puso su
pie derecho sobre el mar y su pie izquierdo sobre la tierra, 3
y gritó a gran voz, como cuando ruge el león. Cuando gritó, los
siete truenos emitieron sus voces. 4 Cuando los siete truenos
hablaron, yo estaba por escribir, pero oí una voz del cielo que decía:
"Sella las cosas que los siete truenos hablaron; no las escribas."
5 Y el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la
tierra levantó su mano derecha al cielo 6 y juró por el que
vive para siempre jamás, quien creó el cielo y las cosas que están en
él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que
están en él: "Ya no hay más tiempo, 7 sino que en los días de
la voz del séptimo ángel, cuando él esté por tocar la trompeta, también
será consumado el misterio de Dios, como él lo anunció a sus siervos los
profetas."
8 Y la voz que oí del cielo habló otra vez
conmigo, diciendo: "Vé, toma el librito abierto de la mano del ángel que
está de pie sobre el mar y sobre la tierra." 9 Fui al ángel
diciéndole que me diera el librito, y me dijo: "Toma y trágalo; y hará
amargar tu estómago, pero en tu boca será dulce como la miel."
10 Y tomé el librito de la mano del ángel y lo
tragué. Y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo comí, mi
estómago se hizo amargo. 11 Y me dijeron: "Te es necesario
profetizar otra vez a muchos pueblos y naciones y lenguas y reyes."
Los dos testigos y la bestia
11 Entonces me fue dada una
caña, semejante a una vara de medir, y se me dijo: "Levántate y mide el
templo de Dios y el altar, y a los que en él adoran. 2 Y deja
aparte el atrio de afuera del templo. Y no lo midas, porque ha sido dado
a los gentiles, y ellos pisotearán la ciudad santa por cuarenta y dos
meses. 3 Yo mandaré a mis dos testigos, y ellos profetizarán
por 1.260 días, vestidos de cilicio. 4 Ellos son los dos
olivos y los dos candeleros que están delante del Dios de la tierra.
5 Si alguien les quiere dañar, fuego sale de la boca de ellos
y devora a sus enemigos. Cuando alguien les quiera hacer daño, tiene que
morir de esta manera. 6 Ellos tienen poder para cerrar el
cielo, de modo que no caiga lluvia durante los días de su profecía; y
tienen poder sobre las aguas, para convertirlas en sangre y para herir
la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
7 Cuando hayan concluido su testimonio, la bestia
que sube del abismo hará guerra contra ellos, los vencerá y los matará.
8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la gran ciudad que
simbólicamente es llamada Sodoma y Egipto, donde también fue crucificado
el Señor de ellos. 9 Y por tres días y medio, la gente de los
pueblos y de las razas y de las lenguas y de las naciones miran sus
cadáveres; y no permiten que sus cadáveres sean puestos en sepulcros.
10 Y los habitantes de la tierra se gozan sobre ellos y se
alegran. Y se enviarán regalos unos a otros, porque estos dos profetas
habían sido un tormento para los habitantes de la tierra.
11 Después de los tres días y medio el aliento de
vida enviado por Dios entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies. Y
un gran temor cayó sobre los que los veían. 12 Oyeron una
gran voz del cielo que les decía: "¡Subid acá!" Y subieron al cielo en
la nube, y sus enemigos los vieron. 13 Y en aquella hora se
produjo un gran terremoto, y cayó la décima parte de la ciudad. Murieron
por el terremoto 7.000 hombres, y los demás estaban aterrorizados y
dieron gloria al Dios del cielo.
14 Ha pasado el segundo ay. He aquí el tercer ay
viene pronto.
Séptima trompeta: el reino de Cristo
15 El séptimo ángel tocó la trompeta. Y en el cielo se oyeron
grandes voces que decían:
"El reino del mundo ha venido a ser
de nuestro Señor y de su Cristo.
El reinará por los siglos de los siglos."
16 Y los veinticuatro ancianos, que estaban
sentados en sus tronos delante de Dios, se postraron sobre sus rostros y
adoraron a Dios 17 diciendo: "Te damos gracias, Señor Dios
Todopoderoso, que eres y que eras, porque has asumido tu gran poder, y
reinas. 18 Las naciones se enfurecieron, pero ha venido tu
ira y el tiempo de juzgar a los muertos y de dar su galardón a tus
siervos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, tanto a
los pequeños como a los grandes, y de destruir a los que destruyen la
tierra."
19 Y fue abierto el templo de Dios que está en el
cielo, y se hizo visible el arca de su pacto en su templo. Entonces
estallaron relámpagos, voces, truenos, un terremoto y una fuerte
granizada.
La mujer y el dragón
12 Apareció en el cielo una
gran señal: una mujer vestida del sol y con la luna debajo de sus pies,
y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2 Y estando
encinta, gritaba con dolores de parto y sufría angustia por dar a luz.
3 Y apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón
rojo que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas tenía
siete diademas. 4 Su cola arrastraba la tercera parte de las
estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra.
El dragón se puso de pie delante de la mujer que estaba por
dar a luz, a fin de devorar a su hijo en cuanto le hubiera dado a luz.
5 Ella dio a luz un hijo varón que ha de guiar todas las
naciones con cetro de hierro. Y su hijo fue arrebatado ante Dios y su
trono. 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar
que Dios había preparado, para ser alimentada allí durante 1.260 días.
7 Estalló entonces una guerra en el cielo: Miguel
y sus ángeles pelearon contra el dragón. Y el dragón y sus ángeles
pelearon, 8 pero no prevalecieron, ni fue hallado más el
lugar de ellos en el cielo. 9 Y fue arrojado el gran dragón,
la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás, el cual engaña a
todo el mundo. Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados
junto con él.
10 Oí una gran voz en el cielo que decía: "¡Ahora
ha llegado la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios, y la
autoridad de su Cristo! Porque ha sido arrojado el acusador de nuestros
hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.
11 Y ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero y de
la palabra del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas hasta la
muerte. 12 Por esto, alegraos, oh cielos, y los que habitáis
en ellos. ¡Ay de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a
vosotros y tiene grande ira, sabiendo que le queda poco tiempo."
13 Y cuando el dragón vio que había sido arrojado
a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.
14 Pero le fueron dadas a la mujer dos alas de gran águila,
para volar de la presencia de la serpiente, al desierto, a su lugar
donde recibe alimento por un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo.
15 Tras la mujer, la serpiente echó de su boca
agua como un río, para que ella fuese arrastrada por el torrente.
16 Pero la tierra ayudó a la mujer. Y la tierra abrió su boca y
tragó por completo el río que el dragón había echado de su boca. 17
Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue para
hacer guerra contra los demás descendientes de ella, quienes guardan los
mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. 18
Y él se puso de pie sobre la arena del mar.
La bestia que sube del mar
13 Y vi que subía del mar
una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas. Sobre sus cuernos
tenía diez diademas, y sobre sus cabezas había un nombre de blasfemia.
2 La bestia que vi era semejante a un leopardo; sus pies eran
como de oso, y su boca como la boca de león. Y el dragón le dio su poder
y su trono y grande autoridad. 3 Vi una de sus cabezas como
herida de muerte, pero su herida mortal se había sanado. Y toda la
tierra se maravilló en pos de la bestia, 4 y adoraron al
dragón porque le había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la
bestia diciendo: "¿Quién es semejante a la bestia, y quién puede
combatir contra ella?"
5 Y a la bestia le fue dada una boca que hablara
insolencias y blasfemias, y le fue dada autoridad para actuar por
cuarenta y dos meses. 6 Y abrió su boca en blasfemias contra
Dios, para blasfemar contra su nombre y contra su tabernáculo, es decir,
contra los que tienen morada en el cielo. 7 Y le fue
permitido hacer guerra contra los santos y vencerlos. También le fue
dado poder sobre toda raza y pueblo y lengua y nación. 8 Y le
adorarán todos los habitantes sobre la tierra, cuyos nombres no están
inscritos en el libro de la vida del Cordero, quien fue inmolado desde
la fundación del mundo. 9 Si alguno tiene oído, oiga:
10 Si alguien lleva en cautividad,
es llevado en cautividad;
si alguien mata a espada,
tiene que ser muerto a espada.
¡Aquí está la perseverancia y la fe de los santos!
La bestia que sube de la tierra
11 Y vi otra bestia que subía de la tierra. Y tenía dos
cuernos semejantes a los de un cordero, y hablaba como un dragón.
12 Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de
ella, y hace que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia
cuya herida mortal fue sanada. 13 Y hace grandes señales, de
tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de
los hombres. 14 Y engaña a los habitantes de la tierra a
causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia,
mandándoles a los habitantes de la tierra hacer una imagen en honor de
la bestia que tiene la herida de espada y que revivió. 15
También le fue permitido dar aliento a la imagen de la bestia, para que
la imagen de la bestia hablase e hiciera que fueran muertos todos los
que no adoraran a la imagen de la bestia. 16 Y ella hace que
a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a
esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente,
17 y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la
marca, es decir, el nombre de la bestia o el número de su nombre.
18 Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento calcule el
número de la bestia, porque es número de un hombre; y su número es 666.
El Cordero y los 144.000 sellados
14 Y miré, y he aquí el
Cordero de pie sobre el monte Sion, y con él estaban los 144.000 que
tenían su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes. 2
Oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas y como la voz
de un gran trueno. Y la voz que escuché era como de arpistas cuando
tocan sus arpas. 3 Ellos cantan un himno nuevo delante del
trono y en presencia de los cuatro seres vivientes y de los ancianos.
Nadie podía aprender el himno, sino sólo los 144.000, quienes habían
sido redimidos de la tierra. 4 Estos son los que nunca se
mancharon con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al
Cordero por dondequiera que vaya. Estos fueron redimidos de entre los
hombres, primicias para Dios y para el Cordero. 5 Y en sus
bocas no se halló engaño; son sin mancha.
6 Vi a otro ángel que volaba en medio del cielo,
que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la
tierra: a toda nación y raza y lengua y pueblo. 7 Decía a
gran voz:
"¡Temed a Dios y dadle gloria,
porque ha llegado
la hora de su juicio!
Adorad al que hizo los cielos
y la tierra y el mar
y las fuentes de las aguas."
8 Y siguió otro ángel, un segundo, diciendo: "¡Ha
caído, ha caído Babilonia la grande! Todas las naciones habían bebido
del vino de la furia de su inmoralidad."
9 Y siguió otro ángel, un tercero, diciendo a gran
voz: "¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en
la frente o en la mano, 10 él también beberá del vino del
furor de Dios que ha sido vertido puro en la copa de su ira, y será
atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y delante
del Cordero. 11 El humo del tormento de ellos sube para
siempre jamás. Y no tienen descanso ni de día ni de noche los que adoran
a la bestia y a su imagen, ni cualquiera que recibe la marca de su
nombre. 12 ¡Aquí está la perseverancia de los santos, quienes
guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús!"
13 Y oí una voz del cielo que decía: "Escribe:
¡Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el
Señor!" "Sí," dice el Espíritu, "para que descansen de sus arduos
trabajos; pues sus obras les seguirán."
La cosecha de la tierra para juicio
14 Y miré, y he aquí una nube blanca, y sobre la nube estaba
sentado uno semejante al Hijo de Hombre. Tenía en su cabeza una corona
de oro y en su mano una hoz afilada. 15 Y otro ángel salió
del templo, gritando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube:
"¡Mete tu hoz y siega! Porque ha llegado la hora de segar, porque la
mies de la tierra está madura." 16 Y el que estaba sentado
sobre la nube lanzó su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada.
17 Luego salió otro ángel del templo que estaba en
el cielo, llevando también él una hoz afilada. 18 Y salió del
altar otro ángel que tenía poder sobre el fuego. Y llamó a gran voz al
que tenía la hoz afilada, diciendo: "¡Mete tu hoz afilada y vendimia los
racimos de la viña de la tierra, porque las uvas están maduras!" 19
Entonces el ángel lanzó su hoz afilada en la tierra, y vendimió la
viña de la tierra. Echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.
20 Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad, y salió sangre
del lagar hasta la altura de los frenos de los caballos, a lo largo de
1.600 estadios.
El coro de los victoriosos
15 Vi otra señal en el
cielo, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete últimas
plagas, con las cuales la ira de Dios es consumada.
2 Vi algo como un mar de vidrio mezclado con fuego
y a los vencedores sobre la bestia y su imagen y el número de su nombre.
Estaban de pie sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios.
3 Y cantan el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico
del Cordero, diciendo:
"Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor Dios Todopoderoso.
Justos y verdaderos son tus caminos,
Rey de las naciones.
4 Oh Señor, ¿quién no temerá
y glorificará tu nombre?
Porque sólo tú eres santo.
Todas las naciones vendrán
y adorarán delante de ti;
porque tus juicios han sido manifestados."
Los siete ángeles y las siete plagas
5 Después de esto miré, y el santuario del tabernáculo del
testimonio fue abierto en el cielo; 6 y del santuario
salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas. Estaban vestidos
de lino limpio y resplandeciente, ceñidos alrededor del pecho con cintos
de oro. 7 Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete
ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios quien vive por los
siglos de los siglos.
8 El templo se llenó de humo por la gloria de Dios
y por su poder, y nadie podía entrar en el templo hasta que fuesen
consumadas las siete plagas de los siete ángeles.
Las copas de la ira de Dios
16 Entonces oí una gran voz
que desde el templo decía a los siete ángeles: "Id y derramad las siete
copas de la ira de Dios sobre la tierra."
2 Fue el primer ángel y derramó su copa sobre la
tierra. Y se produjo una llaga dolorosa y maligna sobre los hombres que
tenían la marca de la bestia y los que adoraban su imagen.
3 El segundo ángel derramó su copa sobre el mar. Y
se convirtió en sangre como de muerto. Y murió todo ser viviente que
estaba en el mar.
4 El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y
sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. 5
Oí al ángel de las aguas decir: "Justo eres tú que eres y que
eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. 6 Porque
ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, tú también
les has dado a beber sangre, pues se lo merecen." 7 Y oí al
altar decir: "¡Ciertamente, oh Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son
verdaderos y justos!"
8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, y
le fue dado quemar a los hombres con fuego. 9 Los hombres
fueron quemados con el intenso calor y blasfemaron el nombre del Dios
que tiene autoridad sobre estas plagas, pero no se arrepintieron para
darle gloria.
10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono
de la bestia, y su reino fue convertido en tinieblas. Se mordían las
lenguas de dolor 11 y blasfemaron al Dios del cielo por sus
dolores y sus llagas, pero no se arrepintieron de sus obras.
12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran
río Eufrates, y sus aguas se secaron para que fuese preparado el camino
de los reyes del Oriente. 13 Vi salir de la boca del dragón y
de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, tres espíritus
impuros semejantes a ranas. 14 Pues son espíritus de demonios
que hacen señales, los cuales salen a los reyes de todo el mundo
habitado para congregarlos para la batalla del gran día del Dios
Todopoderoso. 15 "He aquí, yo vengo como ladrón.
Bienaventurado el que vela y guarda sus vestidos para que no ande
desnudo y vean su vergüenza." 16 Y los congregó en el lugar
que se llama en hebreo Armagedón.
17 El séptimo ángel derramó su copa por el aire. Y
salió una gran voz del santuario desde el trono, que decía: "¡Está
hecho!" 18 Entonces se produjeron relámpagos y estruendos y
truenos, y hubo un gran terremoto. Tan fuerte fue ese gran terremoto
como jamás había acontecido desde que el hombre existe sobre la tierra.
19 La gran ciudad se dividió en tres partes, y las ciudades
de las naciones cayeron. Y la gran Babilonia fue recordada delante de
Dios, para darle a ella de la copa del vino del furor de su ira. 20
Toda isla huyó, y las montañas no fueron halladas más. 21
Y del cielo cayó sobre los hombres enorme granizo, como de un
talento de peso. Y los hombres blasfemaron a Dios por la plaga del
granizo, porque la plaga era grande en extremo.
La ramera y la bestia
17 Vino uno de los siete
ángeles que tenían las siete copas y habló conmigo diciendo: "Ven acá, y
te mostraré la condenación de la gran ramera que está sentada sobre
muchas aguas. 2 Con ella fornicaron los reyes de la tierra, y
los que habitan en la tierra se embriagaron con el vino de su
fornicación."
3 Me llevó en el Espíritu al desierto. Y vi una
mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia y
que tenía siete cabezas y diez cuernos. 4 La mujer estaba
vestida de púrpura y escarlata, y estaba adornada con oro y piedras
preciosas y perlas. En su mano tenía una copa de oro llena de
abominaciones y de las impurezas de su inmoralidad. 5 En su
frente estaba escrito un nombre, un misterio: "Babilonia la grande,
madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra." 6
Vi a la mujer embriagada con la sangre de los santos, y con la sangre de
los mártires de Jesús.
Al verla, quedé asombrado con gran asombro. 7 Y el
ángel me dijo: "¿Por qué estás asombrado? Yo te explicaré el misterio de
la mujer y de la bestia que la lleva y que tiene siete cabezas y diez
cuernos. 8 La bestia que has visto era, y no es, y ha de
subir del abismo, y va a la perdición. Los habitantes de la tierra,
cuyos nombres no están inscritos en el libro de la vida desde la
fundación del mundo, se maravillarán cuando vean a la bestia que era y
no es y será. 9 Aquí está la mente que tiene sabiduría: Las
siete cabezas son siete montes sobre los cuales está sentada la mujer.
10 Y son siete reyes: Cinco han caído, uno es, y otro aún no
ha venido; y cuando venga, debe quedar sólo por un breve tiempo. 11
La bestia que era y no es, también es el octavo, y procede de los
siete y va a la perdición. 12 Los diez cuernos que has visto
son diez reyes que todavía no han recibido reino, pero toman autoridad
por una hora como reyes junto con la bestia. 13 Estos tienen
un solo propósito, y entregan su poder y autoridad a la bestia. 14
Ellos harán guerra contra el Cordero, y el Cordero los vencerá,
porque él es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con él son
llamados y elegidos y fieles."
15 También me dijo: "Las aguas que has visto donde
está sentada la ramera, son pueblos y multitudes, naciones y lenguas.
16 Los diez cuernos que has visto, y la bestia, éstos
aborrecerán a la ramera y la dejarán desolada y desnuda. Comerán sus
carnes y la quemarán con fuego; 17 porque Dios ha puesto en
sus corazones el ejecutar su propósito, y que tengan un solo propósito,
y que entreguen su reino a la bestia hasta que se cumplan las palabras
de Dios. 18 La mujer que has visto es la gran ciudad que
tiene imperio sobre los reyes de la tierra."
La caída de la gran ciudad
18 Después de estas cosas
vi a otro ángel que descendía del cielo y que tenía gran autoridad, y la
tierra se iluminó con su gloria. 2 Y proclamó con potente voz
diciendo: "¡Ha caído, ha caído Babilonia la grande! Se ha convertido en
habitación de demonios, refugio de todo espíritu inmundo, y refugio de
toda ave inmunda y aborrecible. 3 Porque todas las naciones
han bebido el vino de la furia de su fornicación. Los reyes de la tierra
han fornicado con ella, y los comerciantes de la tierra se han
enriquecido con la potencia de su lujosa sensualidad."
4 Oí otra voz del cielo que decía: "¡Salid de
ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no
recibáis sus plagas! 5 Pues sus pecados se han amontonado
hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus injusticias. 6
Pagadle tal como ella os ha pagado, y devolvedle el doble según sus
obras. En la copa que ella preparó, preparadle el doble. 7 En
la medida que ella se ha glorificado y ha vivido en sensualidad, así
dadle tormento y llanto, porque dice en su corazón: ’Estoy sentada como
reina; no soy viuda, ni jamás veré llanto.’ 8 Por eso, en un
solo día le sobrevendrán las plagas: muerte, llanto y hambre. Y será
quemada con fuego, porque fuerte es el Señor Dios quien la juzga.
9 "Cuando vean el humo de su incendio, llorarán y
se lamentarán por ella los reyes de la tierra que han fornicado con ella
y han vivido de su sensualidad. 10 Estando de pie, desde
lejos por temor de su tormento, dirán: ’¡Ay! ¡Ay de ti, oh gran ciudad,
oh Babilonia, ciudad poderosa; porque en una sola hora vino tu juicio!’
11 "Y los comerciantes de la tierra lloran y se
lamentan por ella, porque ya nadie compra más su mercadería: 12
mercadería de oro, plata, piedras preciosas, perlas, lino fino,
púrpura, seda, escarlata, toda madera olorosa, todo artículo de marfil,
todo artículo de madera preciosa, y de cobre, y de hierro y de mármol;
13 canela, especias aromáticas, incienso, mirra, perfumes,
vino, aceite, harina refinada, trigo, ganado, ovejas, caballos, carros,
y cuerpos y almas de hombres.
14 "El fruto que anhela tu alma se apartó de ti.
Todas las cosas exquisitas y espléndidas se te desvanecieron, y jamás
las hallarán.
15 "Los comerciantes de estos bienes que se han
enriquecido de ella, estarán de pie, desde lejos por temor de su
tormento, llorando y lamentando, 16 diciendo: ’¡Ay! ¡Ay de la
gran ciudad, vestida de lino fino y de púrpura y de escarlata, adornada
de oro y piedras preciosas y perlas! 17 ¡Porque en una sola
hora ha sido asolada tanta riqueza!’
"Y todo timonel, todo el que navega de lugar en lugar, y los
marineros y cuantos trabajan en el mar se pusieron de pie desde lejos.
18 Y viendo el humo de su incendio, daban voces diciendo:
’¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?’ 19 Echaron
polvo sobre sus cabezas, y llorando y lamentando, gritaban diciendo:
’¡Ay! ¡Ay de la gran ciudad! En ella todos los que tenían barcos en el
mar se enriquecieron de la opulencia de ella. ¡Porque en una sola hora
ha sido asolada!’
20 "Alégrate sobre ella, oh cielo, y vosotros
santos y apóstoles y profetas. Porque Dios ha juzgado vuestra causa
contra ella."
21 Y un ángel poderoso tomó una piedra como una
gran piedra de molino y la arrojó al mar diciendo: "Con semejante
violencia será derribada Babilonia la grande ciudad, y nunca jamás será
hallada. 22 Nunca más será oído en ti el tañido de arpistas,
de músicos, de flautistas o de trompetistas. Nunca más se hallará en ti
ningún artesano de cualquier oficio. Y el ruido de los molinos nunca más
se oirá en ti. 23 La luz de la antorcha nunca más alumbrará
en ti. Y la voz del novio y de la novia nunca más se oirá en ti; porque
tus comerciantes eran los magnates de la tierra, y porque todas las
naciones fueron engañadas por tus hechicerías. 24 Y en ella
fue hallada la sangre de los profetas y de los santos y de todos los que
han sido muertos en la tierra."
Himnos de victoria
19 Después de estas cosas,
oí como la gran voz de una enorme multitud en el cielo, que decía:
"¡Aleluya!
La salvación y la gloria y el poder
pertenecen a nuestro Dios.
2 Porque sus juicios son verdaderos y justos;
pues él ha juzgado a la gran ramera
que corrompió la tierra con su inmoralidad,
y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella."
3 Y por segunda vez dijeron: "¡Aleluya!" Y el humo
de ella subió por los siglos de los siglos.
4 Y se postraron los veinticuatro ancianos y los
cuatro seres vivientes y adoraron a Dios que estaba sentado sobre el
trono, diciendo: "¡Amén! ¡Aleluya!"
5 Entonces salió del trono una voz que decía:
"¡Load a nuestro Dios, todos sus siervos y los que le teméis, tanto
pequeños como grandes!"
Las bodas del Cordero
6 Oí como la voz de una gran multitud, como el ruido de
muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, diciendo:
"¡Aleluya! Porque reina el Señor
nuestro Dios Todopoderoso.
7 Gocémonos, alegrémonos
y démosle gloria,
porque han llegado
las bodas del Cordero,
y su novia se ha preparado.
8 Y a ella se le ha concedido
que se vista de lino fino,
resplandeciente y limpio."
Porque el lino fino es los actos justos de los santos.
9 El ángel me dijo: "Escribe: Bienaventurados los
que han sido llamados a la cena de las bodas del Cordero." Me dijo
además: "Estas son palabras verdaderas de Dios."
10 Yo me postré ante sus pies para adorarle, pero
él me dijo: "¡Mira, no lo hagas! Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos
que tienen el testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios! Pues el testimonio de
Jesús es el espíritu de la profecía."
Victoria del Fiel y Verdadero
11 Vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que
lo montaba se llama Fiel y Verdadero. Y con justicia él juzga y hace
guerra. 12 Sus ojos son como llama de fuego. En su cabeza
tiene muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino
él mismo. 13 Está vestido de una vestidura teñida en sangre,
y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS. 14 Los ejércitos en
el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y
limpio. 15 De su boca sale una espada aguda para herir con
ella a las naciones, y él las guiará con cetro de hierro. El pisa el
lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16
En su vestidura y sobre su muslo, tiene escrito el nombre: REY DE
REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
17 Vi a un ángel que estaba de pie en el sol, y él
gritó con gran voz a todas las aves que volaban en medio del cielo,
diciendo: "¡Venid! ¡Congregaos para el gran banquete de Dios! 18
Para que comáis la carne de reyes, de comandantes, y de los
poderosos; y la carne de caballos y de sus jinetes; y la carne de todos,
tanto de libres como de esclavos, tanto de pequeños como de grandes."
19 Y vi a la bestia y a los reyes de la tierra y a
sus ejércitos, congregados para hacer la guerra contra el que estaba
montado sobre el caballo y contra su ejército. 20 Y la bestia
fue tomada prisionera, junto con el falso profeta que había hecho
delante de ella las señales con que había engañado a los que recibieron
la marca de la bestia y adoraban a su imagen. Ambos fueron lanzados
vivos al lago de fuego ardiendo con azufre. 21 Los demás
fueron muertos con la espada que salía de la boca del que estaba sentado
sobre el caballo, y todas las aves se hartaron de la carne de ellos.
El reino de mil años
20 Vi a un ángel que
descendía del cielo y que tenía en su mano la llave del abismo y una
gran cadena. 2 El prendió al dragón, aquella serpiente
antigua quien es el diablo y Satanás, y le ató por mil años. 3
Lo arrojó al abismo y lo cerró, y lo selló sobre él para que no
engañase más a las naciones, hasta que se cumpliesen los mil años.
Después de esto, es necesario que sea desatado por un poco de tiempo.
4 Y vi tronos; y se sentaron sobre ellos, y se les
concedió hacer juicio. Y vi las almas de los degollados por causa del
testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a
la bestia ni a su imagen, ni tampoco recibieron su marca en sus frentes
ni en sus manos. Ellos volvieron a vivir y reinaron con Cristo por mil
años. 5 Pero los demás muertos no volvieron a vivir, sino
hasta que se cumplieran los mil años. Esta es la primera resurrección.
6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera
resurrección. Sobre éstos la segunda muerte no tiene ningún poder; sino
que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él por los mil
años.
Derrota final de Satanás
7 Cuando se cumplan los mil años, Satanás será soltado de su
prisión 8 y saldrá para engañar a las naciones que están
sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra, a Gog y a Magog, a fin
de congregarlos para la batalla. El número de ellos es como la arena del
mar. 9 Y subieron sobre lo ancho de la tierra y rodearon el
campamento de los santos y la ciudad amada, y descendió fuego del cielo
y los devoró. 10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado al
lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso
profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Juicio ante el gran trono blanco
11 Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él,
de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar fue
hallado para ellos. 12 Vi también a los muertos, grandes y
pequeños, que estaban de pie delante del trono, y los libros fueron
abiertos. Y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida. Y los
muertos fueron juzgados a base de las cosas escritas en los libros, de
acuerdo a sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que
estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron los muertos que estaban
en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras. 14 Y
la Muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte
segunda, el lago de fuego. 15 Y el que no fue hallado
inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
El cielo nuevo y la tierra nueva
21 Vi un cielo nuevo y una
tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el
mar ya no existe más. 2 Y yo vi la santa ciudad, la nueva
Jerusalén que descendía del cielo de parte de Dios, preparada como una
novia adornada para su esposo. 3 Oí una gran voz que procedía
del trono diciendo: "He aquí el tabernáculo de Dios está con los
hombres, y él habitará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo
estará con ellos como su Dios. 4 Y Dios enjugará toda lágrima
de los ojos de ellos. No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni
clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron."
5 El que estaba sentado en el trono dijo:
"He aquí yo hago nuevas todas las cosas."
Y dijo: "Escribe, porque estas palabras son
fieles y verdaderas." 6 Me dijo también:
"¡Está hecho! Yo soy el Alfa y la Omega, el
principio y el fin. Al que tenga sed, yo le daré gratuitamente de la
fuente de agua de vida. 7
El que venza heredará estas cosas; y yo
seré su Dios, y él será mi hijo. 8
Pero, para los cobardes e incrédulos, para
los abominables y homicidas, para los fornicarios y hechiceros, para los
idólatras y todos los mentirosos, su herencia será el lago que arde con
fuego y azufre, que es la muerte segunda."
La nueva Jerusalén
9 Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas
llenas de las siete últimas plagas, y habló conmigo diciendo: "Ven acá.
Yo te mostraré la novia, la esposa del Cordero." 10 Me llevó
en el Espíritu sobre un monte grande y alto, y me mostró la santa ciudad
de Jerusalén, que descendía del cielo de parte de Dios. 11
Tenía la gloria de Dios, y su resplandor era semejante a la piedra más
preciosa, como piedra de jaspe, resplandeciente como cristal. 12
Tenía un muro grande y alto. Tenía doce puertas, y a las puertas
había doce ángeles, y nombres inscritos que son los nombres de las doce
tribus de los hijos de Israel. 13 Tres puertas daban al este,
tres puertas al norte, tres puertas al sur y tres puertas al oeste.
14 El muro de la ciudad tenía doce fundamentos, y sobre ellos los
doce nombres de los apóstoles del Cordero.
15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir,
de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro. 16 La
ciudad está dispuesta en forma cuadrangular. Su largo es igual a su
ancho. El midió la ciudad con la caña, y tenía 12.000 estadios. El
largo, el ancho y el alto son iguales. 17 Midió su muro, 144
codos según medida de hombre, que es la del ángel. 18 El
material del muro era jaspe, y la ciudad era de oro puro semejante al
vidrio limpio. 19 Los cimientos del muro de la ciudad estaban
adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era de jaspe, el
segundo de zafiro, el tercero de ágata, el cuarto de esmeralda, 20
el quinto de ónice, el sexto de cornalina, el séptimo de crisólito,
el octavo de berilo, el noveno de topacio, el décimo de crisoprasa, el
undécimo de jacinto, el duodécimo de amatista. 21 Las doce
puertas eran doce perlas; cada puerta fue hecha de una sola perla. La
plaza era de oro puro como vidrio transparente.
22 No vi en ella templo, porque el Señor Dios
Todopoderoso, y el Cordero, es el templo de ella. 23 La
ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna, para que resplandezcan en
ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lámpara.
24 Las naciones andarán a la luz de ella, y los reyes de la
tierra llevan a ella su gloria. 25 Sus puertas nunca serán
cerradas de día, pues allí no habrá noche. 26 Y llevarán a
ella la gloria y la honra de las naciones. 27 Jamás entrará
en ella cosa impura o que hace abominación y mentira, sino solamente los
que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.
El río y el árbol de vida
22 Después me mostró un río
de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluye del trono de
Dios y del Cordero. 2 En medio de la avenida de la ciudad, y
a uno y otro lado del río, está el árbol de la vida, que produce doce
frutos, dando cada mes su fruto. Las hojas del árbol son para la sanidad
de las naciones.
3 Ya no habrá más maldición. Y el trono de Dios y
del Cordero estará en ella, y sus siervos le rendirán culto. 4
Verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. 5
No habrá más noche, ni tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del
sol; porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los
siglos de los siglos.
Cristo viene pronto
6 Me dijo además: "Estas
palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus
de los profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos las
cosas que tienen que suceder pronto. 7
¡He aquí vengo pronto! Bienaventurado el
que guarda las palabras de la profecía de este libro."
8 Yo, Juan, soy el que he oído y visto estas
cosas. Cuando las oí y las vi, me postré para adorar ante los pies del
ángel que me las mostraba. 9 Y él me dijo: "¡Mira, no lo
hagas! Pues yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de
los que guardan las palabras de este libro. ¡Adora a Dios!"
10 Y me dijo: "No selles las palabras de la
profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11 El
que es injusto, haga injusticia todavía. El que es impuro, sea impuro
todavía. El que es justo, haga justicia todavía, y el que es santo,
santifíquese todavía. 12 He aquí vengo pronto, y mi
recompensa conmigo, para pagar a cada uno según sean sus obras. 13
Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y
el fin."
14 Bienaventurados los que lavan sus vestiduras,
para que tengan derecho al árbol de la vida y para que entren en la
ciudad por las puertas. 15 Pero afuera quedarán los perros,
los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras y todo el
que ama y practica la mentira.
Conclusión
16 "Yo, Jesús, he enviado a mi
ángel para daros testimonio de estas cosas para las iglesias. Yo soy la
raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana."
17 El Espíritu y la esposa dicen: "¡Ven!" El que
oye diga: "¡Ven!" El que tiene sed, venga. El que quiere, tome del agua
de vida gratuitamente. 18 Yo advierto a todo el que oye las
palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a estas cosas,
Dios le añadirá las plagas que están escritas en este libro; 19
y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios
le quitará su parte del árbol de la vida y de la santa ciudad, de los
cuales se ha escrito en este libro.
20 El que da testimonio de estas cosas dice: "¡Sí,
vengo pronto!"
¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
21 La gracia de nuestro Señor Jesús sea con todos.
Reina-Valera Actualizada, 1989. |