Significado de los simbolos
Los símbolos desempeñan un papel vital en la identificación para el
mundo entero de una nación y su pueblo. Canciones, lemas,
representaciones de figuras humanas y emblemas diferencian a un país de
todos los demás, proyectan una idea de su carácter y sus valores, y
actúan como elementos de unidad en tiempos de crisis nacional.
Estados Unidos tiene una variedad de signos que tipifican a esa nación,
cada uno especial para los norteamericanos, cada uno fácilmente
reconocible para la mayoría de la gente en todas partes. Y detrás de
cada uno hay una rica y variada historia.
A continuación examinaremos de cerca los símbolos que representan la
fortaleza, independencia e ideales de los Estados Unidos de América.
Sello de los
Estados Unidos
Significado: el Sello de Estados Unidos. En el anverso, que contiene el
diseño principal, un águila de cabeza blanca sostiene en una garra una
rama de olivo, que simboliza la paz, y en la otra un manojo de 13
flechas, una por cada uno de los estados originales.
En el pecho del águila aparece un escudo de franjas rojas y blancas y en
el pico hay un listón con una inscripción en latín que dice: "E pluribus
unum", que significa "De muchos, uno".
Sobre su cabeza hay una constelación de 13 estrellas. En el reverso hay
una pirámide sin acabar, que significa la fortaleza perdurable.
El secretario de Estado, quien es el más alto miembro del gabinete,
tiene en custodia este escudo o sello, el cual, por ley, debe aparecer
en todos los documentos importantes. Una réplica del Sello aparece sobre
las puertas de todas las embajadas y consulados de Estados Unidos. La
representación de ambos lados se encuentra solamente al reverso de los
billetes de un dólar.
Poco después de la firma de la Declaración de Independencia, Benjamin
Franklin, John Adams y Thomas Jefferson fueron escogidos por los
delegados al Congreso Continental para encontrar un diseño adecuado.
Tres comisiones trabajaron durante seis años, sometiendo temas bíblicos
y versiones de escudos heráldicos del Viejo Mundo, antes que finalmente
el Congreso aprobara, el 20 de junio de 1782, un diseño definitivo. El
15 de septiembre de 1789 una resolución del Congreso proclamó que la
versión de 1782 sería "el Sello de los Estados Unidos".
Los historiadores han documentado un aparte de la historia del Gran
Sello. Benjamin Franklin se opuso vigorosamente al uso del águila de
cabeza blanca, proponiendo en su lugar el pavo salvaje. En una enérgica
carta dirigida a su hija, criticó severamente el "mal carácter moral"
del águila, agregando que: "No vive honestamente; la podemos ver sobre
un árbol muerto, donde, por haraganería no pesca por sí misma sino que
se queda observando la labor del halcón pescador; cuando esa diligente
ave por fin logra capturar un pez y lo lleva a su nido para sustentar a
su hembra y sus críos, el águila la persigue y le arrebata el pez".
Franklin perdió la batalla; ganó el águila.
En total se hicieron siete troqueles. El primero, de bronce, está en
exhibición en el Archivo Nacional de Washington, D.C. El séptimo,
actualmente en uso, es de acero endurecido y fue grabado por la firma de
Bailey, Banks and Biddle de Filadelfia, Pensilvania, en 1904.
La Bandera
El símbolo mas reverenciado por sus ciudadanos es la bandera. Las
franjas rojas y blancas y las estrellas blancas sobre fondo azul relatan
la historia del país, de su espíritu indomable y de su amor a la
libertad.
La bandera es tan antigua como la nación misma. El 14 de junio de 1777,
fecha que ahora se celebra en toda la nación como Día de la Bandera, los
fundadores de la patria acordaron una resolución mediante la cual se
estableció un estandarte para la nueva nación. Según ellos, tendría 13
franjas rojas y blancas distribuidas en forma alterna, que
representarían los 13 Estados recién creados, y 13 estrellas sobre un
solo fondo, que representarían su fusión en una sola unión.
Aunque no existen pruebas históricas de carácter oficial respecto a
quién en realidad confeccionó la primera bandera, una leyenda
reverenciada otorga tal honor a Betsy Griscom Ross, joven costurera que
vivía en la calle Arch de Filadelfia, Pensilvania. Un día de junio de
1776, según reza la historia, Betsy recibió la visita de una comisión de
representantes del Congreso Continental, el órgano legislativo de las
colonias, encabezada por George Washington, en ese entonces comandante
en jefe del Ejército Colonial. Los otros miembros de la comisión eran
Robert Morris, uno de los firmantes de la Declaración de Independencia,
quien administraba las finanzas durante la Guerra de la Independencia, y
el general George Ross, también firmante de la declaración y tío de
John, esposo de Betsy.
Los tres le presentaron a Betsy un boceto con el pedido de que
confeccionara la bandera. Betsy sugirió un cambio. En lugar de una
estrella de seis puntas, dijo, sería más atractiva una de cinco puntas.
Los hombres objetaron que una estrella de cinco puntas sería difícil de
dibujar. La ingeniosa joven, con un simple giro de sus tijeras, demostró
que podía hacerse fácilmente. La comisión de eminentes patriotas se
convenció. La bandera se creó y ahora la casita de ladrillos de Betsy
Ross es una de las más importantes atracciones turísticas de Filadelfia.
El mismo George Washington, en una ocasión, interpretó el significado de
la bandera en estos términos: "Tomamos las estrellas del cielo, el rojo
de nuestra madre patria, separándolo con franjas blancas para de esta
manera indicar que nosotros nos hemos separado de ella, y las franjas
blancas pasarán a la posteridad como símbolo de la libertad."
La nueva enseña fue izada por primera vez en el Fuerte Stanwix, sitio de
la actual ciudad de Rome, estado de Nueva York, el 3 de agosto de 1777.
Tres días después, tuvo su bautismo de fuego en la batalla de Oriskany,
Nueva York, donde los colonialistas obligaron a los ingleses a retirarse.
En la medida en que Estados Unidos crecía, se agregaba a la bandera una
estrella cada vez que un estado ingresaba a la Unión Americana. Hoy,
contiene 50 estrellas.
Himno nacional
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.wav
(1.020k) (Letra
en español, en
inglés)
"The Star-Spangled Banner" ("La Bandera de Estrellas Centelleantes"), el
himno nacional de Estados Unidos, es reconocido en el mundo entero.
Nació durante las tempranas horas del 14 de septiembre de 1814, luego de
un bombardeo de 25 horas al fuerte McHenry, un puesto militar a la
entrada del puerto de Baltimore, en la costa atlántica.
Inglaterra y Estados Unidos se encontraban en guerra. Izando una bandera
blanca de tregua, un joven abogado llamado Francis Scott Key había
abordado, varios días antes, el barco de guerra británico Tonnant para
concertar la liberación de un médico norteamericano de avanzada edad.
Durante las negociaciones, Key se percató de los planes ingleses de
tomar por asalto Baltimore. Fue escoltado de regreso a su corbeta por
marinos británicos para que no pudiera avisar a los norteamericanos del
inminente ataque.
Temprano en la mañana del 13 de septiembre, comenzó el bombardeo.
Dieciséis barcos de guerra atacaron con sus cañones el puerto durante
todo ese día e incluso el día siguiente. Key se paseaba por el puente de
su nave, tratando de divisar en una noche sin luna si todavía ondeaba la
bandera de Estados Unidos. El cañoneo continuó aun después de la media
noche, pero hasta ya amanecido el día y después que se disipó el humo de
los cañonazos, Key no pudo divisar la bandera roja, blanca y azul que
aún ondeaba sobre el fuerte.
Key, quien además de ser abogado era poeta, buscó en el bolsillo de su
chaqueta y encontró una vieja carta. Comenzó a componer un poema que
tituló "En Defensa del Fuerte McHenry", en el que hizo alusión cuatro
veces a la bandera estrellada. Unos pocos días después de la batalla el
poema fue impreso en octavillas que se repartieron en las calles de
Baltimore.
En la época en que Key compuso su poema, había alcanzado gran
popularidad en Norteamérica una vieja canción inglesa de taberna: "A
Anacreonte que está en el Cielo". Key compuso la letra siguiendo la
melodía y ritmo de la canción. La composición se cantó por primera vez
en público el 19 de octubre de 1814, y desde entonces ha sido cantada en
desfiles, en actos oficiales, en escuelas y aun antes del inicio de
eventos deportivos.
El 31 de marzo de 1931, mediante una Resolución del Congreso firmada por
el presidente Herbert Hoover, el patriótico poema fue designado himno
nacional. A través de los años, el himno ha sido criticado por ser
difícil de cantar. Otras canciones han sido sugeridas para suplantarlo,
mas, aunque resulte difícil entonar sus notas altas, sigue siendo el
himno que emociona a los norteamericanos.
Tres figuras encarnan los símbolos más conocidos de Estados Unidos: la
estatua de la Libertad, el Tío Sam y Columbia.
La estatua de la Libertad
La estatua de la Libertad, paradójicamente, ni siquiera fue creada en
Estados Unidos, sino en el estudio de un escultor francés llamado
Frederic Auguste Bartholdi.
Es una estatua de cobre, cubierta con una túnica larga y suelta, que se
yergue majestuosamente sobre una pequeñísima isla en el puerto de Nueva
York y le da la bienvenida a los barcos y pasajeros que llegan. En la
mano derecha sostiene una antorcha en alto señalando el cielo; en la
izquierda se encuentra una tablilla que dice: "4 de julio de 1776",
fecha en que se proclamó la Declaración de Independencia.
La estatua, cuyo nombre completo es La Libertad Iluminando el Mundo, fue
un regalo de Francia a Estados Unidos, que simboliza el amor de ambos
países a la democracia.
Una versión mas pequeña, de 36 pies (11 metros) de altura y esculpida en
bronce, se encuentra en uno de los puentes que cruzan el río Sena en
París.
La estatua de la Libertad es la más grande que se haya construido jamás.
Pesa 240.000 kilos, tiene una altura de 46 metros y se levanta sobre un
pedestal de 45,7 metros de altura. En la cabeza lleva una corona de
siete puntas, que representa los siete continentes. Un ascensor lleva a
los visitantes desde el pedestal hasta la base de la estatua, y de allí
168 escalones conducen a la corona en cada una de las dos escalinatas.
El espíritu de la estatua lo traduce el famoso poema de Emma Lazarus,
"El nuevo Coloso", inscrito en una placa colocada en el interior del
pedestal. Este poema concluye de la siguiente manera:
Dadme vuestros seres pobres y cansados. Dadme esas masas ansiosas de ser
libres, los tristes desechos de costas populosas. Que vengan los
desamparados Que las tempestades batan. Mi antorcha alumbra un umbral
dorado. El escultor Bartholdi alcanzó fama en Francia, su país natal,
desde muy joven. A los 22 años creó la estatua de uno de los más
importantes generales de Napoleón, y poco después le concedieron la
prestigiosa condecoración de la Legión de Honor. En 1865 acudió a una
cena cerca del Palacio de Versalles en casa de Edouard de Laboulaye,
profesor e historiador francés, en la que los invitados conversaban
sobre la estrecha amistad que unía a Francia con Estados Unidos desde
que el marqués de Lafayette luchó con valentía en la guerra de
independencia de este país.
Esa noche Laboulaye gestó la idea de una gigantesca estatua para
conmemorar la independencia de Estados Unidos. Bartholdi fue comisionado
para explorar la posibilidad. En los diez años que siguieron, el
escultor visitó Estados Unidos y decidió que la estatua debía estar
situada en el puerto de Nueva York.
Finalmente se obtuvieron fondos y en 1875 Bartholdi comenzó a trabajar
en el coloso. El brazo levantado, de 12,8 metros de largo, tenía un dedo
índice de 2,4 metros de longitud. La cabeza medía cinco metros y la boca
era de un metro de ancho.
El 4 de julio de 1884, en París, Ferdinand de Lesseps, constructor del
canal de Suez y presidente de la Unión Franco-norteamericana, donó
oficialmente la estatua como regalo a Estados Unidos. En nombre de
Estados Unidos recibió la donación el embajador norteamericano en
Francia.
En mayo de 1885 la estatua fue desmantelada y empacada en 214 grandes
cajones para su transporte en un navío de la marina francesa. En abril
de 1886 finalizó la construcción del pedestal y se dio inicio a la tarea
de reensamblar la estatua.
El 28 de octubre de ese año, se develó la estatua en presencia de
dignatarios de Francia y Estados Unidos. Cien años después el presidente
Ronald Reagan dirigió los actos de celebración de su primer centenario.
El Tío Sam
El Tío Sam, unos 75 años más viejo que la Dama del Puerto, es una hombre
barbudo de largas piernas, ataviado con los colores y formato de la
bandera nacional y tocado con un sombrero de copa. Como lo demuestran
constantemente los titularas de la prensa en todo el mundo, el Tío Sam,
es la personificación de Estados Unidos. Nadie duda del significado de
la frase: "El Tío Sam envía ayuda a víctimas del desastre".
Durante muchas décadas los caricaturistas políticos en Estados Unidos y,
por supuesto, en todo el mundo, han encontrado una valiosa mina de
inspiración en el viejo caballero. Ha sido retratado con la apariencia,
el estado de ánimo o la actitud necesaria para expresar su punto de
vista. Durante la Segunda Guerra Mundial, frecuentemente se lo
representó con las mangas recogidas, trabajando en una fábrica; cuando
el Partido Republicano ganaba las elecciones, se lo representaba montado
en un elefante, y cuando ganaba el Partido Demócrata, iba a lomo de un
burro; cuando los tiempos eran económicamente difíciles, se lo dibujaba
con los pantalones raídos y la chaqueta llena de remiendos.
El retrato más conocido de Sam fue el que figuraba en un cartel del
Ejército para atraer reclutas, pintado en 1917 por el conocido
ilustrador James Montgomery Flagg. El cartel muestra a Sam con el
semblante serio, los labios apretados y el dedo índice que apunta
directamente al observador. En grandes letras están las palabras: "¡QUIERO
QUE FORMES PARTE DEL EJERCITO DE ESTADOS UNIDOS!"
El cartel resultó tan eficaz en la inscripción de reclutas se lo usó
nuevamente en la Segunda Guerra Mundial.
Sam ha sonreído y ha hecho muecas de dolor, ha adoptado un semblante
alegre, nos ha mirado airadamente, nos ha mostrado el puño, ha llorado
en las tragedias y se ha llenado de gloria en los momentos de victoria.
De hecho, ilustra los altibajos de la vida nacional de Estados Unidos.
El Tío Sam no fue un personaje ficticio, como muchos suponen, sino que
comenzó su vida como una persona real. Según los historiadores, fue un
comerciante en carnes llamado Samuel Wilson, quien nació en 1766 y peleó
en la Guerra de la Independencia cuando aún era adolescente.
Cuando estalló la Guerra de 1812, Sam Wilson, quien para entonces ya era
un próspero hombre de negocios, fue nombrado inspector de los
suministros de alimentos del Ejército en el estado de Nueva York y el
vecino estado de Nueva Jersey. Un día, cuando el gobernador de Nueva
York, Daniel D. Tompkins, visitaba la planta de Wilson, observó que los
barriles de carne que esperaban ser despachados llevaban impresas las
marcas "EA-US" en grandes letras.
El gobernador preguntó: "¿Qué representan las iniciales?" Uno de los
ayudantes de Wilson respondió que uno de los contratistas a quien Wilson
enviaba carne era un tal Elbert Anderson. Con respecto a la marca "US",
contestó que, por supuesto, quería decir que la carne iba destinada al
ejercito de Estados Unidos, y en tono de broma añadió: "Significa Uncle
Sam (Tío Sam) Wilson".
Esa anécdota, que se repitió ampliamente, fue especialmente apreciada
por los vecinos de Wilson, quienes lo estimaban mucho por su patriotismo,
su rígido código de honor y su autosuficiencia. Para cuando la guerra
había terminado, dos anos después, Sam Wilson era conocido en todo el
país como Tío Sam, el hombre que tipificaba al norteamericano promedio.
Siglo y medio más tarde, Sam Wilson fue reconocido oficialmente por el
gobierno de Estados Unidos como el prototipo del Tío Sam. En 1961, el
Congreso aprobó una resolución que lo declaro "representante del símbolo
nacional de Estados Unidos".
Columbia
"Columbia" es el equivalente femenino del Tío Sam, casi tan alta como
éste aunque mucho más real en apariencia, y tan seria y digna como el
Tío Sam es campechano y sencillo. Generalmente se la presenta como una
mujer escultural que luce una larga túnica blanca y con una especie de
gorro frigio adornado con estrellas, a veces con la bandera de Estados
Unidos en la mano.
Como símbolo de Estados Unidos, Columbia es varios decenios más vieja
que Sam, y a diferencia de él, no fue originalmente una persona real
sino más bien la creación de artistas que, con el paso de los años, la
han presentado como la encarnación del carácter norteamericano, firme,
resuelto, inquebrantable y, sobre todo, patriótico.
El historiador Alton Ketchum escribió que la mayoría de estas pinturas y
estatuas tomaron la forma de las diosas griegas, pero los orígenes de
Columbia no se encuentran en la mitología griega. Mas bien se le dio ese
nombre en honor a un hombre que nació en Italia y que hizo historia bajo
el patronato real de España -- el explorador Cristóbal Colón, quien
descubrió el Nuevo Mundo el 12 de octubre de 1492.
Entre los primeros en aplicar el nombre de Columbia a la América
independiente estaba Philip Morin Freneau, quien ha sido calificado de
"el poeta de la Revolución Americana".
"Columbia jamás será gobernada por una isla," dijo en un poema titulado
"La Balanza Política", en una de las varias ocasiones en las que utilizó
la palabra como sinónimo del la emergente nación.
Desde entonces, se ha dado este nombre a una veintena de ciudades en
Estados Unidos, a cientos de empresas privadas, incluyendo una de las
mas importantes cadenas de televisión, y a una de las más viejas
universidades del país. King's College, fundado en 1754 en la ciudad de
Nueva York, posteriormente cambió su nombre por el de Universidad de
Columbia, actualmente una de las instituciones de educación superior de
más renombre del mundo.
"Yankee Doodle"
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Los orígenes de las palabras "Yankee" y "Yankee Doodle" como simbolos
nacionales se pierden en la bruma de la historia. Algunas autoridades
creen que la palabra "yankee" puede haberse originado de la voz
holandesa "yanke", que significa "Juanito", mientras que otros dicen que
los indios americanos pronunciaban mal la palabra francesa "anglais",
que significa "inglés." El resultado fue la palabra "Yankee". Antes de
la Guerra de la Independencia, los soldados británicos comenzaban a
referirse en forma despectiva a los colonos, a quienes consideraban
patanes pueblerinos, como "yankees". Pero los morteamericanos, lejos de
ofenderse, más bien gustaron del apodo y pronto lo adoptaron para
referirse a sí mismos.
Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, las tropas
norteamericanas eran conocidas en todo el mundo como "yanks" o "yankees".
Una canción popular escrita en 1917 por el autor teatral y compositor
George M. Cohan titulada "Over There" contiene la apasionada estrofa: "¡Ahí
vienen los yankees! ¡Ahí vienen los yankees!"
La canción "Yankee Doodle", que en la actualidad está tan identificada
con los norteamericanos, se cantaba en Inglaterra desde los tiempos de
la reina Isabel I en el siglo XVI. A mediados de los años 1600, las
tropas gubernamentales al mando del rey Carlos I cantaban estas palabras
en tono de desprecio dirigidas a Oliver Cromwell, el rebelde al frente
de la revolución de los puritanos, la cual a la postre derrocó a la
monarquía.
En 1775, cuando las batallas de Lexington y Concord señalaban el inicio
de la Guerra de la Independencia en Norteamérica, las tropas coloniales
cantaban la tonada con letra escrita por un cirujano británico para
ridiculizarlas. La tonada se convirtió en el canto de guerra del
ejercito de George Washington y los hombres la cantaban cuando marchaban,
cuando acampaban y cuando peleaban. Cada verso era seguido del coro. Así
comenzaba:
Mi padre y yo fuimos a acampar /Junto con el Capitán Gooding /Ahí vimos
hombres y muchachos /Tan profusos como el pudín casero. Coro: Yankee
Doodle, mantente firme, Yankee Doodle galán /Sigue la música y el paso
/Y con las chicas hazte fácil.
Mas no todos los 15 versos eran alegres. El penúltimo dice así:
Veo otra fila de hombres, /Cavando sepulturas, me dijeron; /Tan largas y
tan hondas /Para que en ellas cupiera yo.
El ave nacional
El ave nacional de Estados Unidos es esa misma águila, que en Estados
Unidos se llama "águila calva" y que, por cierto, no es calva. Plumas de
color blanco puro cubren la cabeza de los ejemplares adultos, lo que la
hace parecer calva. El lema nacional, grabado en todas las monedas
metálicas y billetes de banco, es: "En Dios Confiamos". Si bien esta
frase, que aparece en la cuarta estrofa del Himno Nacional, ha sido
grabada en las monedas desde 1861, no fue sino en 1956 que el Congreso
aprobó una ley que la designaba como el lema nacional oficial.
Desde la bandera hasta las canciones, desde una gran estatua a un
caballero barbudo, los simbolos describen gráficamente para sus
ciudadanos y el mundo entero el alma de Estados Unidos.
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