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Albert Einstein: el gran físico
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Albert
Einstein es considerado el físico más importante del siglo XX.
Nació en 1879 en Alemania, pero se nacionalizó estadounidense.
Es famoso mundialmente por su Teoría de
la Relatividad, formulada en 1905, y que cambió radicalmente el
concepto tradicional de masa.
La
relatividad afirma que la masa de un cuerpo determinado varía
cuando su velocidad se aproxima a la velocidad de la luz
(300.000 kilómetros por segundo). Por ejemplo, si un cuerpo
se desplaza a una velocidad de 260.000 km/s, su masa puede
convertirse en energía. Esto se puede graficar en la famosa
fórmula de Einstein: E = mc2, es decir, la energía es
igual a la masa por el cuadrado de la velocidad de la luz.
Albert Einstein sigue
siendo una figura mítica de nuestro tiempo; más, incluso,
de lo que llegó a serlo en vida, si se tiene en cuenta
que su imagen, en condición de póster y exhibiendo un
insólito gesto de burla, se ha visto elevada a la
dignidad de icono doméstico, junto a los ídolos de la
canción y los astros de Hollywood.
Sin embargo, no son su
genio científico ni su talla humana los que mejor lo
explican como mito, sino, quizás, el cúmulo de paradojas
que encierra su propia biografía, acentuadas con la
perspectiva histórica. Al Einstein campeón del pacifismo
se le recuerda aún como al «padre de la bomba»; y
todavía es corriente que se le atribuya la demostración
del principio de que «todo es relativo» a él, que luchó
encarnizadamente contra la posibilidad de que conocer la
realidad significara jugar con ella a la gallina ciega.
Albert Einstein nació en
la ciudad bávara de Ulm el 14 de marzo de 1879. Fue el
hijo primogénito de Hermann Einstein y de Pauline Koch,
judíos ambos, cuyas familias procedían de Suabia. Al
siguiente año se trasladaron a Munich, en donde el padre
se estableció, junto con su hermano Jakob, como
comerciante en las novedades electrotécnicas de la época.
El pequeño Albert fue un
niño quieto y ensimismado, que tuvo un desarrollo
intelectual lento. El propio Einstein atribuyó a esa
lentitud el hecho de haber sido la única persona que
elaborase una teoría como la de la relatividad: «un
adulto normal no se inquieta por los problemas que
plantean el espacio y el tiempo, pues considera que todo
lo que hay que saber al respecto lo conoce ya desde su
primera infancia. Yo, por el contrario, he tenido un
desarrollo tan lento que no he empezado a plantearme
preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido
mayor».
Albert Einstein en 1947
En 1894, las dificultades
económicas hicieron que la familia (aumentada desde
1881, por el nacimiento de una hija, Maya) se trasladara
a Milán; Einstein permaneció en Munich para terminar sus
estudios secundarios, reuniéndose con sus padres al año
siguiente. En el otoño de 1896, inició sus estudios
superiores en la Eidgenossische Technische Hochschule de
Zurich, en donde fue alumno del matemático Hermann
Minkowski, quien posteriormente generalizó el formalismo
cuatridimensional introducido por las teorías de su
antiguo alumno. El 23 de junio de 1902, empezó a prestar
sus servicios en la Oficina Confederal de la Propiedad
Intelectual de Berna, donde trabajó hasta 1909. En 1903,
contrajo matrimonio con Mileva Maric, antigua compañera
de estudios en Zurich, con quien tuvo dos hijos: Hans
Albert y Eduard, nacidos respectivamente en 1904 y en
1910. En 1919 se divorciaron, y Einstein se casó de
nuevo con su prima Elsa.
Durante 1905, publicó
cinco trabajos en los Annalen der Physik: el
primero de ellos le valió el grado de doctor por la
Universidad de Zurich, y los cuatro restantes acabaron
por imponer un cambio radical en la imagen que la
ciencia ofrece del universo. De éstos, el primero
proporcionaba una explicación teórica, en términos
estadísticos, del movimiento browniano, y el segundo
daba una interpretación del efecto fotoeléctrico basada
en la hipótesis de que la luz está integrada por cuantos
individuales, más tarde denominados fotones; los dos
trabajos restantes sentaban las bases de la teoría
restringida de la relatividad, estableciendo la
equivalencia entre la energía E de una cierta cantidad
de materia y su masa m, en términos de la famosa
ecuación E = mc², donde c es la velocidad de la luz, que
se supone constante.
Einstein con Elsa, su segunda esposa
El esfuerzo de Einstein lo
situó inmediatamente entre los más eminentes de los
físicos europeos, pero el reconocimiento público del
verdadero alcance de sus teorías tardó en llegar; el
Premio Nobel de Física, que se le concedió en 1921 lo
fue exclusivamente «por sus trabajos sobre el movimiento
browniano y su interpretación del efecto fotoeléctrico».
En 1909, inició su carrera de docente universitario en
Zurich, pasando luego a Praga y regresando de nuevo a
Zurich en 1912 para ser profesor del Politécnico, en
donde había realizado sus estudios. En 1914 pasó a
Berlín como miembro de la Academia de Ciencias prusiana.
El estallido de la Primera Guerra Mundial le forzó a
separarse de su familia, por entonces de vacaciones en
Suiza y que ya no volvió a reunirse con él.
Contra el sentir
generalizado de la comunidad académica berlinesa,
Einstein se manifestó por entonces abiertamente
antibelicista, influido en sus actitudes por las
doctrinas pacifistas de Romain Rolland. En el plano
científico, su actividad se centró, entre 1914 y 1916,
en el perfeccionamiento de la teoría general de la
relatividad, basada en el postulado de que la gravedad
no es una fuerza sino un campo creado por la presencia
de una masa en el continuum espacio-tiempo. La
confirmación de sus previsiones llegó en 1919, al
fotografiarse el eclipse solar del 29 de mayo; The
Times lo presentó como el nuevo Newton y su fama
internacional creció, forzándole a multiplicar sus
conferencias de divulgación por todo el mundo y
popularizando su imagen de viajero de la tercera clase
de ferrocarril, con un estuche de violín bajo el brazo.
Durante la siguiente
década, Einstein concentró sus esfuerzos en hallar una
relación matemática entre el electromagnetismo y la
atracción gravitatoria, empeñado en avanzar hacia el que,
para él, debía ser el objetivo último de la física:
descubrir las leyes comunes que, supuestamente, habían
de regir el comportamiento de todos los objetos del
universo, desde las partículas subatómicas hasta los
cuerpos estelares. Tal investigación, que ocupó el resto
de su vida, resultó infructuosa y acabó por acarrearle
el extrañamiento respecto del resto de la comunidad
científica.
Einstein tocando el violín, una de sus aficiones
favoritas
A partir de 1933, con el
acceso de Hitler al poder, su soledad se vio agravada
por la necesidad de renunciar a la ciudadanía alemana y
trasladarse a Estados Unidos, en donde pasó los últimos
veinticinco años de su vida en el Instituto de Estudios
Superiores de Princeton, ciudad en la que murió el 18 de
abril de 1955.
Einstein dijo una vez que
la política poseía un valor pasajero, mientras que una
ecuación valía para toda la eternidad. En los últimos
años de su vida, la amargura por no hallar la fórmula
que revelase el secreto de la unidad del mundo hubo de
acentuarse por la necesidad en que se sintió de
intervenir dramáticamente en la esfera de lo político.
En 1939, a instancias de los físicos Leo Szilard y Paul
Wigner, y convencido de la posibilidad de que los
alemanes estuvieran en condiciones de fabricar una bomba
atómica, se dirigió al presidente Roosevelt instándole a
emprender un programa de investigación sobre la energía
atómica.
Luego de las explosiones
de Hiroshima y Nagasaki, se unió a los científicos que
buscaban la manera de impedir el uso futuro de la bomba
y propuso la formación de un gobierno mundial a partir
del embrión constituido por las Naciones Unidas. Pero
sus propuestas en pro de que la humanidad evitara las
amenazas de destrucción individual y colectiva,
formuladas en nombre de una singular amalgama de ciencia,
religión y socialismo, recibieron de los políticos un
rechazo comparable a las críticas respetuosas que
suscitaron entre los científicos sus sucesivas versiones
de la idea de un campo unificado. |
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