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El
Verbo
Parte de
la oración, que funciona como núcleo del predicado e indica proceso,
acción o estado.
Forma
Presenta
formas simples, que constan de una sola palabra: canto, temía,
partiré; formas compuestas constituidas por dos o más palabras y
que son los llamados tiempos compuestos: he cantado, hubiera temido,
habrá partido y además perífrasis verbales: tengo que cantar,
volvió a temer, voy a partir. Admite las categorías gramaticales
de tiempo, aspecto, modo y voz, además de las de persona, que comparte
con los pronombres personales y posesivos, y la de número que se da
también en el sustantivo y el adjetivo. Carece de género, excepto el
participio.
Las formas
verbales constan de un lexema o raíz que encierra el significado
léxico del verbo y de formantes constitutivos, desinencias o morfemas
que aportan la información gramatical varia: número, persona, tiempo,
modo y aspecto. Entre el lexema y los formantes constitutivos se sitúa
la vocal temática que informa sobre la conjugación a la que pertenece
el verbo y que aparece sin alteración en el infinitivo. El verbo
admite formantes facultativos y constituyentes.
Los
formantes facultativos son prefijos: des- deshacer, re-
rehacer, ante- anteponer, contra- contraponer, en- ensuciar, em-
embarcar, entre- entreabrir, inter- intercambiar, pre- prever, tras-
trasnochar, sub- subestimar, sobre- sobrecargar, y sufijos:
-ear, vocear, lloriquear; -ecer, favorecer, oscurecer; -ejar,
cotejar, bosquejar; -guar, santiguar, amortiguar; -ificar, bonificar,
cuantificar; -uar, actuar, conceptuar; -iar, carbonizar, economizar.
Los
formantes constituyentes o gramaticales pueden ser:
1)
Desinencias, morfemas flexivos que se añaden al tema (lexema +
vocal temática) para indicar: tiempo (presente, pasado o futuro),
modo (indicativo, subjuntivo, e imperativo), aspecto (perfectivo,
imperfectivo, resultativo, incoativo, ingresivo, durativo), número
(singular o plural) y persona (primera, segunda o tercera). En
el verbo, con un mismo morfema se representa a la vez tiempo, modo y
aspecto, o número y persona; es lo que se denomina sincretismo verbal.
Pero hay veces en que el morfema no está explícito, como por ejemplo
ocurre con el de tiempo-modo-aspecto en el presente de indicativo
(cant-a-mos), en ese caso, se representa su ausencia con el signo Æ.
Las formas verbales que presentan desinencias se denominan formas
personales del verbo.
2)
Sufijos verbales (-ar, -er, -ir del infinitivo; -ando, -endo
del gerundio y -ado, -ido ddel participio), terminaciones
propias de las formas no personales del verbo, llamadas también
verboides.
3)
Verbos auxiliares: Los tiempos compuestos de los verbos y la
pasiva se construyen en español mediante verbos auxiliares (haber
y ser) y el participio del verbo que se conjuga. Por lo tanto,
estos verbos auxiliares están gramaticalizados; es decir, han perdido
su significado propio y han pasado a ser meros morfemas de la forma
verbal que le sigue —el auténtico verbo—, indicando el tiempo, modo,
aspecto, número y persona de la forma compleja verbal resultante. Lo
mismo ocurre con las perífrasis verbales, formadas por un verbo
gramaticalizado que funciona como auxiliar y un infinitivo, un
gerundio o un participio, entre los que puede haber una preposición o
una conjunción.
Entre el
lexema y los morfemas gramaticales en español puede aparecer la vocal
temática (a, e, i), que es un morfema gramatical carente de
significado; indica si el verbo pertenece a la primera (-a-,
cantar), segunda (-e-, temer) o tercera (-i-, partir)
conjugación. Esta vocal temática no está siempre presente porque se
neutraliza, como en la primera persona del singular del presente de
indicativo, o se transforma en un diptongo, como en la tercera persona
del plural del pretérito perfecto simple de los verbos de la segunda y
tercera conjugación. Ejemplos de análisis formal de formas verbales:
Cantábamos:
Cant-:
lexema; aporta el contenido semántico de la palabra.
-a-:
Vocal temática; indica que el verbo cantar sigue el paradigma de la
primera conjugación verbal del español.
-ba-:
morfema gramatical que indica tiempo (pretérito imperfecto), modo (indicativo)
y aspecto (imperfectivo).
-mos:
morfema gramatical que indica persona (primera) y número (plural).
Habíamos cantado:
Habíamos: forma auxiliar, procedente del verbo haber,
susceptible en sus orígenes de ser dividida en partes como cualquier
forma verbal simple, pero que al estar gramaticalizada funciona como
morfema de la forma verbal que le sigue, a la cual aporta las
nociones de tiempo (pretérito pluscuamperfecto), modo (indicativo),
aspecto (perfectivo), persona (primera) y número (plural).
cant-:
lexema; aporta el significado de la palabra.
-a-:
vocal temática que indica que el verbo sigue el paradigma de la
primera conjugación.
-do:
morfema de participio; indica aspecto perfectivo.
Categorías verbales
Número
El número
del verbo es una marca de concordancia impuesta por el sujeto. Las
formas verbales pueden ir en singular: yo hablo o en plural:
nosotros hablamos. No presentan variaciones de número las formas
no personales o verboides del infinitivo y gerundio: hablar,
hablando. Los verbos unipersonales sólo presentan formas verbales
en singular, por su referencia nocional de la impersonalidad: nieva,
nevaba. A veces, aparecen usos verbales que presentan una relación
especial de concordancia con el sujeto, el verbo puede aparecer en
plural con sujetos en singular: Eso son amores; este tipo de
discordancia es aceptada porque responde a razones de significación o
de sentido, porque, aunque el sujeto vaya en singular tiene
significado de plural.
Persona
La persona
del verbo varía, de acuerdo con las personas gramaticales que el
sujeto presenta, afecta también a los pronombres personales y a los
posesivos. La persona remite a los interlocutores del discurso, según
el eje básico hablante-oyente, yo-tú. Las personas son: primera,
segunda y tercera, en singular: yo amo, tú amas, él ama, o
plural: nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Hay que
señalar algunas excepciones de algunos verbos y formas verbales, que
sólo se utilizan en tercera persona de singular, como los verbos
unipersonales: Nieva, y algunos verbos defectivos: Atañe.
Las formas no personales o verboides carecen de persona: comer,
comiendo, comido. El imperativo sólo tiene segunda persona.
Modo
El morfema
verbal de modo indica la actitud del hablante ante el enunciado y
significación verbal: la actitud puede ser objetiva o subjetiva. Ésta
puede presentarse como un hecho cierto, o bien, considerar que su
realización será más o menos incierta, virtual, hipotética, deseable,
deseada, dudosa… Es una categoría específica del verbo. Si el hablante
expresa la realidad de forma objetiva, sin tomar parte de ella,
utilizará el modo indicativo, el modo de la realidad: Sergio
estudia mucho; Hace calor; Mañana iremos al cine. Si el hablante
participa en el enunciado, expresa de una forma subjetiva deseo, duda,
temor…, utilizará el modo subjuntivo de la no realidad, de la
representación mental: Ojalá tenga suerte; Es posible que lo haga.
La gramática tradicional distingue cuatro modos verbales: indicativo,
subjuntivo, condicional e imperativo, en realidad son dos los modos
verbales: indicativo y subjuntivo, que corresponden a la doble actitud
posible del hablante ante el enunciado: objetiva y subjetiva.
Los modos
tradicionales imperativo y condicional no son más que variantes del
modo subjuntivo y del modo indicativo: el imperativo del subjuntivo y
el condicional del indicativo.
El modo
indicativo es el modo actualizador por excelencia. Sus formas
sitúan el acontecer en un lugar y momento dados. Sus formas verbales
expresan que el hablante considera la acción o proceso como algo
perteneciente a la realidad, que posee existencia objetiva: El
muchacho está aquí. Había acudido mucho público. Iré a tu casa hoy.
El modo
subjuntivo es el modo de lo virtual, ofrece la significación del
verbo sin actualizar y a él pertenecen las formas verbales con las que
el hablante considera la acción o proceso como algo irreal, como un
hecho que existe en su pensamiento pero al que no puede atribuir fuera
de éste, existencia real con seguridad: Espero que estés en casa;
Ojalá lo hagas; Acaso vaya.
El modo
imperativo expresa mandato u orden, función apelativa, se utiliza
exclusivamente en situación de discurso. El mandato es la
subjetivación del enunciado con matiz significativo optativo en grado
máximo, sólo se utiliza en la segunda persona. Así, el imperativo
queda incluido por su significado verbal en el modo subjuntivo. En su
uso se confunde o alterna con el subjuntivo. El imperativo sólo acepta
forma afirmativa: Ven tú. Venid vosotros. La forma negativa de
mandato se expresa en presente de subjuntivo: No lo hagáis.
Para expresar mandatos indirectos u órdenes referidas a otras personas
gramaticales, que no sea la segunda, se utiliza también el presente de
subjuntivo: Lo digan ellos.
El modo
condicional es un tiempo verbal creado en las lenguas románicas,
no existía en latín. Procede de la perífrasis latina del pretérito
imperfecto de indicativo + infinitivo: Amaría de amare
habebam. A lo largo de la historia de la lengua, el condicional ha
presentado vacilaciones significativas de uso e incluso terminológicas.
En principio, se denominó modo potencial, por su significación
hipotética o posible: Me compraría un coche si pudiera; en la
actualidad la Real Academia Española lo denomina condicional, por
influjo de la gramática francesa y por ser el tiempo característico de
las condicionales. Por su significado, es un futuro hipotético, indica
siempre una acción futura respecto a otra. Se incluye como variante de
modo indicativo, porque el hablante lo utiliza como expresión de una
acción real. En el uso actual se sustituye o alterna con el pretérito
imperfecto de indicativo en las oraciones condicionales: Si tuviera
dinero, me compraría una casa o me compraba una casa.
Tiempo
El tiempo
es la categoría gramatical que ubica el acontecer del verbo en
el imaginario eje del tiempo natural o real del hablante. Se trata de
una categoría deíctica. El tiempo es un concepto de medida; el
hablante necesita expresar la fecha de las acciones, o comportamientos
que expresa con el verbo, y para ello utiliza un segmento imaginario,
en el que el punto de partida es presente, todo lo anterior es pasado
y lo que queda por venir, futuro. La oposición básica se establece
entre el presente, el pasado y el futuro, acción simultánea, anterior
y posterior respectivamente al ahora del hablante. El presente es
puntual, pero en la conciencia del hablante abarca lo que acaba de ser
presente y es pasado y lo que es todavía futuro, pero que va a ser
presente de inmediato. El hablante, la realidad que mejor conoce es la
que ha vivido, la que se ha dado en el pasado. La realidad del
presente la conoce, pero no la ha asimilado, y la realidad del futuro
la desconoce. Por eso, en la conjugación española hay más tiempos
verbales en el pasado que en el presente y en el futuro.
Los
tiempos verbales del modo indicativo son: Tiempos del presente:
presente: amo, temo, parto; pretérito perfecto: he
amado, he temido, he partido. Tiempos de pasado: pretérito
imperfecto: amaba, temía, partía; pretérito indefinido o
pretérito perfecto simple: amé, temí, partí; condicional
simple: amaría, temería, partiría; pretérito pluscuamperfecto:
había amado, había temido, había partido; pretérito
anterior o copretérito: hube amado, hube temido, hube
partido; condicional compuesto: habría amado, habría temido,
habría partido. Tiempo del futuro: futuro simple: amaré,
temeré, partiré; futuro compuesto: habré amado, habré temido,
habré partido.
Voz
La voz es
la categoría gramatical que indica si el sujeto realiza la acción, la
recibe o la sufre. Hay dos voces, activa y pasiva. La voz activa
indica que el sujeto gramatical coincide con el agente de la acción
expresada por el verbo, acción que se ejerce sobre un objeto: Pedro
compró una casa. En la voz pasiva, el sujeto no realiza la acción,
sino que la recibe o padece, el sujeto coincide con el objeto. El
agente puede estar especificado o no: La casa fue comprada por Pedro.
El verbo español ha perdido las formas propias de la voz pasiva latina,
para su expresión se utiliza el verbo ser más el participio del verbo
conjugado, en concordancia con el sujeto: El león es temido; Los
leones son temidos. No existen, en español, morfemas específicos de
voz. Sólo admiten la voz pasiva aquellos verbos que pueden usarse como
verbos transitivos.
Otra forma
de expresión de la voz pasiva es la pasiva refleja, que aparece en
construcciones en voz activa con el pronombre se y significado pasivo:
Se abren las puertas de la catedral a las diez. El sujeto gramatical
las puertas recibe la acción del verbo (abren: son abiertas). Se,
morfema indicativo de voz pasiva, indica que el sujeto gramatical debe
interpretarse como objetivo.
Aspecto
El aspecto
es el morfema verbal que indica el tiempo interno de la acción
expresada por el verbo: Luis amó, Luis amaba, nos indica si la
acción verbal ha acabado ya (amó), o si está en proceso o
desarrollo (amaba). El aspecto no supone, a diferencia de la
categoría tiempo, ubicación alguna, pero sí tiene en cuenta, al
considerar la acción aislada, el factor temporal que subyace a su
realización, desarrollo y conclusión. Por ello, aunque no se confunden,
existe una relación entre ambas categorías. No indica si la acción es
presente, pasada o futura respecto al momento del hablante, sino que
indica la medición interna del proceso verbal con referencia al
término o transcurso del mismo proceso: amó, amaba indican
acciones que ya se han dado en el pasado, pero amó indica que
la acción ya se había acabado en ese momento del pasado, y amaba
expresa que la acción seguía realizándose en el pasado.
El aspecto
verbal puede ser: aspecto perfectivo el que indica que la
acción verbal se representa como acabada: Yo amé. He terminado mis
estudios. Aspecto imperfectivo indica que la acción se
representa en un proceso sin indicar si éste ha acabado: Yo amo;
Terminaré mis estudios. En español el aspecto se expresa mediante
procedimientos gramaticales, terminaciones verbales o léxicas,
perífrasis verbales: He estudiado (perfectivo) o yo he de
estudiar (imperfectivo). En español, todos los tiempos simples,
excepto el pretérito perfecto simple, indican el aspecto imperfectivo,
y, todos los tiempos compuestos y el pretérito perfecto simple, el
aspecto perfectivo.
También
las formas no personales o verboides expresan aspecto perfectivo o
imperfectivo:
Infinitivo simple: imperfectivo, cantar; Infinitivo compuesto:
perfectivo, haber cantado; Gerundio simple: imperfectivo,
cantando; Gerundio compuesto: perfectivo, habiendo cantado;
Participio: perfectivo, cantado.
Las formas
del subjuntivo presentan en el uso lingüístico aspecto perfectivo e
imperfectivo indistintamente: Cuando hayas cumplido treinta años te
felicitaré (aspecto imperfectivo); Aunque hayas estudiado
mucho, no has aprobado ninguna asignatura (aspecto perfectivo).
Generalmente, las formas del subjuntivo expresan deseo, duda, temor,
indican tiempo de lo desconocido o del futuro, y acciones
imperfectivas: Ojalá vengas; Deseo que vengan mis amigos. Las
perífrasis verbales indican el término o proceso de la acción
expresada por el verbo perifrástico: Las perífrasis de infinitivo,
indican aspecto imperfectivo: Tengo que trabajar; Debía de estudiar
más; las perífrasis de gerundio, indican aspecto imperfectivo:
Iba leyendo los temas; Voy estudiando ciencias. Las perífrasis de
participio, indican aspecto perfectivo: Yo tengo realizados los
ejercicios; Yo tengo estudiados los temas.
Función
La función
privativa del verbo es ser núcleo del predicado, a él se refieren
directa o indirectamente todos los complementos del sintagma.
Significación
Atendiendo
a la definición que sobre el verbo hacen Amado Alonso y Pedro
Henríquez Ureña, "los verbos son unas formas especiales del lenguaje
con las que pensamos la realidad como comportamiento del sujeto". Por
lo tanto, dado que la realidad es cambiante, la significación del
verbo habrá que atenderla bajo criterios morfosintácticos, o según su
modo de acción.
Clases de verbos
Desde un
punto de vista formal los verbos pueden ser regulares, irregulares y
defectivos. Según criterios morfosintácticos, los verbos se clasifican
en verbos auxiliares, plenos, copulativos, predicativos, transitivos,
intransitivos, pronominales, regulares, irregulares y defectivos, y
según su significado léxico en verbos perfectivos e imperfectivos,
incoativos, frecuentativos e iterativos.
Verbos regulares e
irregulares
Los verbos
regulares son los verbos que en las distintas formas que pueden
adoptar en su conjugación se ajustan siempre a las formas del verbo
que se toma como modelo en la conjugación a la que pertenece.
Saltar, partir, amar.
Los verbos
irregulares son aquellos que no siguen los modelos clásicos de la
conjugación, ya que presentan alteraciones en la raíz o en el lexema:
cuelo de colar, debía ser colo; en el morfema o
terminación: anduve, de andar, debería ser andé, o en
ambas partes a la vez: puso, de poner, debería ser ponió.
Las irregularidades de las formas verbales están motivadas por
transformaciones fonéticas que han sufrido estas formas a lo largo de
la historia de la lengua, y que han llegado a soluciones múltiples,
por lo que no es fácil agrupar las irregularidades de los verbos
españoles ni reducirlas a reglas fijas. Se clasifican en verbos
irregulares totales y verbos irregulares parciales.
Los verbos
irregulares totales son los que cambian totalmente de forma en su
conjugación. Son los verbos ir: yo voy, tú ibas, él fue,
y ser: nosotros somos, vosotros erais, ellos fueron. Los verbos
irregulares parciales son los que cambian sólo en parte, en las
distintas formas que presentan en su conjugación, son todos los verbos
irregulares excepto ser e ir: anduvo, piensas, tuvo,
tendríamos.
Irregularidades más
frecuentes
Se suelen
agrupar según tres modelos o grupos: modelo de presente, modelo de
pretérito y modelo de futuro.
Modelo
de presente: Las irregularidades que presenta un verbo en el
presente de indicativo se dan, también, en el presente de subjuntivo y
en el imperativo: apretar: aprieto, apriete y aprieta tú.
Las
irregularidades del modelo de presente consisten en:
Diptongación de la vocal del lexema o raíz: apretar, yo aprieto;
poder, yo puedo. Esta irregularidad es muy frecuente en los verbos
españoles, así: acertar, calentar, fregar, comenzar, confesar,
defender, encender, extender, gobernar, manifestar, merendar,
almorzar, mostrar, mover, oler, probar, resolver, soñar, volar,
volver…
Adición de
consonante (n, z, y): venir, yo vengo; producir, yo
produzco. Otros verbos que presentan esta irregularidad son:
agradecer, apetecer, compadecer, conocer, crecer, favorecer, merecer,
nacer, perecer, tener, poner, valer, concluir, destruir, influir…
Cierre de
la vocal de la raíz, e pasa a i: Gemir, yo gimo;
servir, yo sirvo. Otros verbos: vestir, competir, concebir,
elegir, freír, medir, pedir, reír, rendir, seguir, teñir…
Modelo
de pretérito: Las irregularidades que presenta un verbo en el
pretérito indefinido se dan en el pretérito imperfecto y futuro
imperfecto de subjuntivo: andar: anduve, anduviera o anduviese,
anduviere.
Las
irregularidades del modelo de pretérito son cierre de la vocal de la
raíz e que pasa a i, y o que pasa a u:
gemir, él gimió; servir, el sirvió.
Uso de
pretéritos fuertes: todos los verbos regulares tienen sus pretéritos
indefinidos acentuados en la sílaba final, son pretéritos débiles:
canté, temí, partí. Los pretéritos fuertes son los que llevan su
acentuación en la penúltima sílaba y son irregulares: tener, yo
tuve; haber, yo hube, y otros verbos como: andar, anduve;
estar, estuve; poder, pude; saber, supe; venir, vine; querer, quise;
traer, traje; conducir, conduje; decir, dije; hacer, hice…
Modelo
de futuro: Las irregularidades que presenta un verbo en el futuro
imperfecto de indicativo se dan, también, en el condicional simple:
tener: tendré, tendría. A continuación se señalan las
irregularidades más frecuentes en lengua española.
Las
irregularidades del modelo de futuro consisten en la pérdida de la
vocal pretónica: caber, yo cabré; poder, yo podré…
Pérdida de
vocal pretónica y aumento de consonante: valer, yo valdré; salir,
yo saldré; venir, yo vendré; poner, yo pondré…
Pérdida de
vocal y de consonante: hacer, yo haré; decir, yo diré.
Además de
estas irregularidades, los verbos españoles presentan otras que suelen
ser menos frecuentes: decir, yo digo; caber, yo quepo; saber, yo
sé. Hay otra serie de verbos, los verbos irregulares aparentes,
que presentan en alguna de las formas de su conjugación alteraciones
gráficas que no responden a irregularidades verbales, sino que
corresponden al cumplimiento de las normas ortográficas de nuestra
lengua: toque, rece, cace…
Verbos defectivos
Los verbos
defectivos no son verbos irregulares desde el punto de vista formal,
sino que carecen de algún tiempo o persona; unas veces, por su
especial significado, y otras, por dificultades de pronunciación. Así,
son defectivos los verbos impersonales que, por su significación de
fenómenos atmosféricos o de naturaleza sólo se utilizan en tercera
persona de singular: amanecer, anochecer, llover, nevar, tronar,
granizar… Hay otros verbos defectivos de uso frecuente:
balbucir, balbucí; agredir, agredió; abolir, abolió; transgredir,
transgredió; atañer, atañe; concernir, concierne; soler, suele, solía,
solió.
Verbos auxiliares
Los verbos
auxiliares son los que han perdido o debilitado su significado verbal,
y se utilizan para la conjugación de otros verbos como haber,
que se utiliza para la formación de los tiempos compuestos: he
comido, y ser, que se usa para la conjugación en voz
pasiva: Él era admirado. Otros se emplean en combinaciones con
formas no personales del verbo de significado pleno y forma una
perífrasis verbal o frase verbal que pueden ser aspectuales: está
durmiendo, volvió a hablar.
Verbos plenos
Los verbos
plenos son aquellos que poseen contenido semántico pleno: comer,
golpear, llorar, dormir.
Verbos copulativos
Los verbos
copulativos tienen como función servir de nexo o unión entre el sujeto
y un elemento nominal o adjetivo, que le es atribuido: Luis es
listo. Pedro es arquitecto. Son los verbos ser y estar,
aunque funcionan como copulativos otros verbos: quedar, permanecer,
encontrarse: El niño se encuentra enfermo, La niña permanece
tranquila.
Verbos predicativos
Los verbos
predicativos son los que tienen significado pleno y constituyen el
núcleo sintáctico y semántico del predicado: el perro duerme, el
obrero trabajaba.
Verbos transitivos e
intransitivos
Los verbos
transitivos son aquellos que necesitan de un objeto o complemento
directo para completar su significación: Juan come verduras.
Los verbos
intransitivos son los que no necesitan un complemento directo, tienen
significado completo: Juan corre. Aunque en el uso lingüístico,
los verbos no son en sí mismos transitivos o intransitivos, sino que
se denominan así, según su uso: Juan come patatas, uso
transitivo, y Juan come mucho, uso intransitivo. No obstante,
hay verbos que se utilizan casi siempre como intransitivos: vivir,
caminar, existir, nacer, morir. Y otros casi siempre acompañados
del complemento directo: hacer, tener, comer: Yo hago
secundaria. Hizo su trabajo; Él tiene calor; Él comió chocolate.
Verbos pronominales
Los verbos
pronominales son los que se construyen con pronombres reflexivos, de
igual persona que el sujeto del verbo: marcharse, arrepentirse,
avergonzarse, alegrarse, asombrarse… A este grupo pertenecen los
verbos reflexivos, que los hay de dos tipos: reflexivos formales, los
que tienen forma reflexiva pero no valor reflexivo; la acción no recae
sobre el sujeto que la realiza: Juan se atreve; y reflexivos
gramaticales, aquellos en los que el sujeto es a la vez objeto de la
acción: lavarse, peinarse…: Sergio se lava. Daniel se peina.
Verbos recíprocos son los que implican a varios sujetos que realizan
la misma acción y la reciben mutuamente: Daniel y Sergio se pelean.
Verbos impersonales
Los verbos
impersonales son aquellos que carecen de sujeto: Nieva, llueve,
truena. Son los llamados verbos de la naturaleza y también
unipersonales, pues sólo se utilizan en tercera persona de singular.
Según el
modo de la acción, que es una categoría semántica propia del verbo,
que caracteriza el proceso verbal desde el punto de vista de su manera
de acontecer los verbos se clasifican en: verbos perfectivos e
imperfectivos, incoativos, frecuentativos e iterativos.
Verbos según su modo de
acción
Según el
modo de acción, que es una categoría semántica propia del verbo y que
caracteriza el proceso verbal desde el punto de vista de su manera de
acontecer, los verbos se clasifican en perfectivos, imperfectivos,
incoativos, frecuentativos e iterativos.
Verbos perfectivos
Los verbos
perfectivos designan acciones o procesos que requieren alcanzar su
culminación para producirse como tales: saltar, conducir, morir,
nacer, abrir, cerrar; por ejemplo, el significado de cerrar
no se alcanza hasta que la acción se completa.
Verbos imperfectivos
Los verbos
imperfectivos son aquellos que no necesitan alcanzar su culminación
para que la acción o proceso tenga lugar o sea completa: andar,
leer, nadar, dormir, oír, pintar, por ejemplo, el significado de
leer, encierra un tránsito.
Verbos incoativos
Los verbos
incoativos o ingresivos son los que marcan el comienzo de una acción o
comportamiento: amanecer, envejecer, palidecer, iniciar. A
veces, indican la duración de la acción o comportamiento y presentan
forma reflexiva: enfriarse, calentarse, dormirse, enriquecerse…
Verbos frecuentativos
Los verbos
frecuentativos son los que indican una acción frecuente o habitual:
cortejar, merodear, tutear. Suelen ir acompañados de
procedimientos léxicos o gramaticales que refuerzan el significado
frecuente o habitual de la acción verbal: Luis ‘tutea’ a menudo a
sus abuelos.
Verbos iterativos
Los verbos
iterativos o reiterativos expresan acciones compuestas de varios actos
iguales y repetidos: golpear, manosear, vagabundear, patear,
besuquear.
Estilística de las
formas verbales
Cada
tiempo y modo del verbo tiene un valor estilístico del que se sirve el
hablante para expresar su estado anímico, independiente del momento
temporal real en que pase la acción, aunque siempre ligado a los
significados de los tiempos y modos verbales.
Modo indicativo
El
presente indica que la acción expresada por el verbo se da en la
época misma en que se habla: Luis vive en Guadalajara; Sergio
trabaja aquí. Puede presentar matices temporales específicos:
El
presente puntual se refiere a nociones momentáneas que se
desarrollan en el momento presente del hablante: dispara.
El
presente histórico indica hechos pasados y que ya son historia,
porque han ocurrido con anterioridad: Colón descubre América en
1492. Es una forma típica de los escritos de carácter histórico y
narrativo. El hablante intenta acercar y revivir aquellos hechos
ocurridos en el pasado.
El
presente por futuro expresa acciones que van a ocurrir en un
momento posterior: La semana próxima empiezo a trabajar. El
hablante expresa una convicción o seguridad de que los hechos
ocurrirán.
El
presente ingresivo indica acciones que están a punto de
realizarse: Ahora mismo voy.
El
presente imperativo expresa obligatoriedad, tiene valor de futuro,
y es utilizado para expresar un mandato: Tú te vas ahora de mi
casa.
El
presente actual indica una acción que se está realizando en el
momento presente, y que se amplía tanto hacia el pasado como hacia el
futuro: Vivo en Guadalajara.
El
presente habitual indica una repetición de acciones o procesos que
se dan en la época del hablante: Me levanto a las ocho.
El
presente persistente no expresa limitación temporal alguna, y se
refiere a nociones o valores universales y eternos: La justicia es
necesaria.
El
presente gnómico aparece en refranes, proverbios máximas…, que
tienen valor no sólo en el momento actual sino en cualquier tiempo:
A quien madruga, Dios le ayuda.
El
pretérito imperfecto indica la duración en el pasado: Yo me iba
cuando tú llegaste. Expresa una acción inacabada, es como un
presente en el pasado. Se emplea en las narraciones y descripciones y
puede emplearse con valores específicos.
El
pretérito imperfecto de cortesía tiene valor de presente, y se
utiliza para expresar un ruego o pregunta a una persona con quien no
se tiene suficiente confianza: Quisiera pedirle su ayuda, en
vez de quiero pedirle…
El
pretérito imperfecto de opinión tiene valor de presente, se
utiliza en enunciados de opinión: Yo creía que eso era otra
historia, en vez de yo creo…
El
pretérito imperfecto imaginativo tiene valor de presente y se
refiere a hechos imaginados o soñados. Es muy utilizado en el
lenguaje popular y en el lenguaje infantil: Yo me comía ahora mil
pasteles.
El
pretérito imperfecto hipotético o condicional se utiliza en las
oraciones condicionales en lugar del condicional, expresa una acción
posible de ser realizada: Si tuviera dinero, me compraba una
casa.
El
pretérito perfecto simple o pretérito indefinido indica una acción
que ha ocurrido en el pasado: llegué, vi… No expresa matices
significativos especiales, ya que expresa siempre hechos que han
ocurrido en el pasado, indica una acción pasada sin ninguna conexión
con el presente, la acción ha terminado totalmente: El verano
pasado estuve en la playa. Pero en su uso lingüístico alterna y se
confunde con el pretérito perfecto compuesto.
El
futuro simple o imperfecto indica acciones que se van a realizar:
Iré a tu casa. Su valor significativo indica imprecisión
temporal y cierta eventualidad, su uso es muy escaso en el lenguaje
coloquial, sobre todo en ciertas zonas de Latinoamérica, donde es
desplazado con frecuencia por formas del presente de indicativo y por
la perífrasis obligatoria de infinitivo: Pedro llegará el lunes,
Pedro llega el lunes, Pedro ha de llegar el lunes. Entre los
valores específicos del futuro se encuentran:
El
futuro exhortativo expresa obligatoriedad o mandato: No
matarás.
El
futuro de cortesía lo utiliza el hablante para suavizar la
brusquedad de una petición: Ustedes me dirán por díganme.
El
futuro de probabilidad indica duda, incertidumbre: Serán las
doce. ¿Quién llamará a estas horas?
El
futuro de sorpresa tiene valor de presente, sirve para expresar
el asombro que produce alguna acción o comportamiento: ¡Si será
torpe este muchacho!
El
futuro histórico tiene valor de pasado, y lo utiliza el hablante
para hacer referencia a un hecho histórico anterior del que se va a
informar, y quiere adelantarlo: Lope de Vega nos ofrecerá en su
dramaturgia un gran avance histórico.
El
condicional simple indica una acción futura e hipotética respecto
a otra acción que expresa posibilidad: Si estudiara, aprobaría.
Es el tiempo típico de las oraciones condicionales. Es frecuente el
uso del condicional como expresión de cortesía y de opinión: Me
gustaría decirle… Quería pedirle un favor, o como valor de
probabilidad: Serían las diez.
Los
tiempos compuestos guardan una relación significativa con los
tiempos simples de los que se derivan, y además del valor
significativo temporal que les es propio, suelen coincidir con los
tiempos simples correspondientes en los usos especiales.
El
pretérito perfecto expresa una acción pasada pero que dura en el
presente del hablante: Hoy me he levantado temprano, se
relaciona con el pretérito perfecto simple. Modernamente, se tiende
a fundir los dos usos en uno, con predominio de una u otra función
verbal, según los hábitos lingüísticos: en Madrid se prefiere el
pretérito perfecto y se emplea para significaciones que antes
correspondían al pretérito perfecto simple o indefinido: El mes
pasado me he comprado un coche, en parte de Castilla y en gran
parte de América, al contrario, se usa el pretérito perfecto simple:
Me compré una casa el mes pasado. Aunque esta diferencia
todavía se mantiene entre escritores y gramáticos y en gran parte en
el norte de España.
El
pretérito pluscuamperfecto expresa tiempo pasado, su acción se
presenta como anterior a otra acción también pasada: Cuando
llegaron, ya había hecho la comida. La acción había hecho
es anterior a la acción, también pasada, llegaron.
El
pretérito anterior se usa muy poco en la lengua escrita y ha
dejado de usarse en la lengua hablada. Es un tiempo relativo
(antepretérito) y expresa una acción inmediatamente anterior a otra
pasada, por lo que su significación temporal no es apreciada en la
conciencia del hablante. Ha sido sustituido por el pretérito
indefinido o por el pretérito pluscuamperfecto en casi todos los
usos y sólo quedan algunas formas en la lengua literaria: Apenas
hubo amanecido, se fue.
El
futuro perfecto expresa acción futura y acabada, anterior a otra
acción futura: Cuando vengáis ya habré ordenado todo. Puede
trasladarse al pasado, para indicar una conjetura, la probabilidad
de que haya ocurrido la acción: Supongo que habrá llegado.
El
condicional compuesto se emplea para indicar una acción futura
respecto de un momento del pasado, pero anterior a otro momento que
se señala en la oración: Me dijo que cuando yo llegara a casa, ya
me habría enviado el paquete; la acción habría enviado es
futuro con relación a dijo, pero anterior a llegara.
Puede indicar también conjetura o probabilidad en el pasado: En
aquel tiempo, él ya había cumplido treinta años.
Modo subjuntivo
El
presente puede referirse indistintamente a un tiempo presente:
Es preciso que te vayas, o futuro: Es necesario que vayas
mañana a clase. Nunca se refiere al tiempo pasado.
El
pretérito imperfecto puede indicar presente: Aquí estoy
porque si no lo hiciera, te enfadarías; futuro: Me dijeron,
que volviera el lunes, y pretérito o pasado: Quedó en
llamarme, lo que hizo que me pasara todo el día esperando.
El
pretérito perfecto expresa una acción perfecta realizada en una
unidad de tiempo que incluye pasado o futuro, pero en la que se
siente instalado el hablante: Espero que hayas escrito esa carta
(pasado). Cuando la hayas escrito, dímelo (futuro).
El
pretérito pluscuamperfecto indica una acción perfecta y pasada,
realizada en una unidad de tiempo que ya ha concluido para el
hablante: Raro sería que tú no hubieras protestado.
El
futuro imperfecto y el perfecto expresan la eventualidad. Se
diferencian porque el futuro imperfecto amare señala aspecto
imperfectivo, en oposición al futuro perfecto hubiere amado,
que implica el final de la acción. Ambas formas han sido desplazadas
por otras, en el español actual, aunque se emplean en textos
jurídicos y administrativos. Su uso actual está presente en ciertas
zonas de América.
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