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REGLAS DE ORTOGRAFÍA
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Regla
1: Antes de b y p
se escribe m.
Regla 2: Las sílabas bla,
ble, bli,
blo, blu,
bra, bre,
bri, bro
y bru se escriben
con b.
Regla 3: Las palabras que comienzan con
bu-, bus-
y bur- se escriben
con b.
Regla 4: La terminación -aba, -abas,
-ábamos,-ábais
y -aban del pretérito
imperfecto en los verbos
terminados en -ar se escriben
con b.
Regla 5: Antes de v se escribe n.
Regla 6: Después de ol se escribe v.
Regla 7: Los adjetivos terminados en -ava,
-ave, -avo,
-eva, -eve,
-evo,
-iva y -ivo
se escriben con
v.
Regla 8: Las palabras terminadas en -voro
y-vora se escriben con v.
(excepto víbora) |
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Regla
9: Los verbos terminados en -cer
y -cir se
escriben con c. (excepto toser, coser
y asir)
Regla 10: Las palabras terminadas en -ción
se
escriben con c cuando derivan de otra
terminada en -tor o -dor.
Regla 11: Los diminutivos terminados en -cito,-cita,
-cillo y -cilla
se escriben con
c.
Regla 12: Las palabras terminadas en -ésimo
y
-ésima se escriben con
s. (excepto
décimo y décima)
Regla 13: Cuando un adjetivo termina en -oso
y
-osa se escriben con s.
Regla 14: Los aumentativos terminados en -ísima
y -ísimo se escriben con s.
Regla 15: Los sustantivos aumentativos o que indican
golpe terminados en -azo y -aza
se escriben con z.
Regla 16: Los plurales de las palabras terminadas
en z, la cambian por c. |
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Regla
17: Las palabras terminadas en -aje
se escriben con j.
Regla 18: Las palabras terminadas en -gente
y -gencia se escriben con
g.
Regla 19: Los verbos terminados en -ger
y-gir
se escriben con g (excepto
tejer y crujir).
Regla 20: Las palabras que empiezan con hie-
y hue- llevan h.
Regla 21: Las palabras que empiezan con hum-
seguido de vocal llevan h. |
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¿Para
qué sirve la ortografía
La
ortografía se puede describir como: es el uso correcto de las letras
para escribir palabras. Concretamente el término ortografía subraya que
las letras se usan de acuerdo con unas determinadas convenciones que se
expresan a través de un conjunto de normas. Éstas establecen el uso
correcto de las letras y los demás signos gráficos en la escritura de
una lengua cualquiera en un tiempo concreto. La escritura alfabética es
en su origen una escritura fonética, ahora bien, no existe alfabeto
alguno que sea una representación exacta de su lengua. Incluso en el
caso del español, que es junto al alemán una de las lenguas que mejor
representa su fonética, existen 28 letras para representar sus 24
fonemas básicos.
Esto
demuestra que un solo fonema puede escribirse con más de una letra, como
el palatal /y/, que se puede escribir según las normas ortográficas con
la letra y o con el dígrafo ll; el fonema velar /x/, que
se escribe por medio de las letras g o j (y en México
también x); o el fonema /s/ que para los latinoamericanos en
general se escribe con las letras c, s y z, y en algunas
palabras de origen náhuatl con la letra x. En otras lenguas el
desajuste entre la fonética y la ortografía es mayor, como por ejemplo
en el caso del inglés, donde sólo un 25% de las palabras se escriben
siguiendo una adecuación fonética. Además, hay que tener en cuenta que
la pronunciación de una lengua varía de forma notable tanto en el
espacio, por lo que aparecen los dialectos, como en el tiempo. Por otro
lado, algunas normas ortográficas son de origen gramatical y no fonético
como por ejemplo el escribir con mayúscula cualquier nombre propio, o
escribir n ante f o v. Esta exigencia gramatical se
aplicará incluso a los neologismos que puedan entrar en la lengua.
La
ortografía no es un mero artificio que pueda cambiarse con facilidad. Un
cambio ortográfico representa un cambio importante en una lengua. La
ortografía es el elemento que mantiene con mayor firmeza la unidad de
una lengua hablada por muchas personas originarias de países muy
alejados. Esto ocurre con el español, el árabe, el inglés o el francés,
por poner algunos ejemplos. Si la ortografía cambiara para ajustarse
sólo a criterios fonéticos, el español podría fragmentarse en tantas
lenguas como regiones del mundo donde se habla, pues poseen algunos
hábitos articulatorios diferentes, y si se representara en la escritura,
con el paso del tiempo aparecerían graves problemas de comprensión que
conducirían a la incomunicación. La ortografía no es sólo un hecho
estrictamente gramatical, sino que también obedece a motivos claramente
extralingüísticos.
En
la escritura del español se observan tres grandes etapas, que coinciden
en términos generales con los tres momentos de su evolución histórica.
Los primeros documentos que se escriben en castellano no se ajustan a
una única norma ortográfica, porque no existía, pero a partir del
reinado de Alfonso X sí se detecta una cierta uniformidad; ésta es
quizás la escritura más fonética de la historia del idioma, porque
intenta reproducir las creaciones recientes de una lengua que pugna por
ocupar el lugar del latín como lengua culta. Por ejemplo, en esta
gráfica medieval tienen su lugar consonantes hoy desaparecidas: ss,
que correspondería a un sonido sordo de [s] en posición intervocálico,
ç para un sonido [ts], que desapareció siglos después y algunos
otros.
En
el siglo XV Nebrija escribe su Gramática de la lengua castellana
y fija en ella la primera norma ortográfica que reproduce y retoca el
humanista Gonzalo Correas en el siglo XVII, aquí se consagra que la
diferencia entre b y v es sólo ortográfica pero no fonética. De
acuerdo con ella, se publican y editan los textos del Siglo de Oro. Los
cambios fonéticos de la lengua hablada, que se habían iniciado con la
propagación del castellano por el mundo, habían concluido y se hacía
necesaria una nueva norma ortográfica que los fijara y divulgara a
regiones tan extensas como alejadas: por esta razón en 1741 la Real
Academia Española publica la Ortografía que está prácticamente
vigente hasta el siglo XX. En el año 1959 la Academia publica las
Nuevas Normas de Prosodia y Ortografía que se distribuyen por las
estaciones de radio, por las redacciones de los periódicos y se pactan
con las otras academias de la lengua del continente americano lo que
garantiza su cumplimiento y asegura un único criterio para la lengua
literaria impresa. Aquí reciben el mismo tratamiento tanto las normas
referidas a la escritura de las palabras como las referidas a los demás
signos que necesita la escritura.
En
otras lenguas, las reformas ortográficas proceden también de hechos
relacionados con los cambios fonéticos y gramaticales que cada una sufre
a lo largo de su historia; así el holandés, el francés o el noruego, por
citar algunos ejemplos, han sufrido recientes reformas ortográficas que
han patrocinado sus gobiernos respectivos, porque durante el siglo XX
todas las lenguas han conocido la necesidad de adoptar préstamos
procedentes de la revolución tecnológica, informativa y científica;
todas están en contacto y se hace necesario fijar con nitidez las
características peculiares de cada una. Ello sin olvidar la presión
ejercida por el inglés que se está consagrando como una auténtica lengua
franca. En esta lengua, la obra de Webster consagró los usos del inglés
de Estados Unidos y con ello sus cambios ortográficos frente a las
escrituras del inglés europeo.
En
el caso del francés, la primera fijación de la ortografía coincide
también con el siglo XVII y es resultado de la fundación de la Academia
Francesa por Richelieu que obligó y consagró de forma oficial el uso y
las normas de la lengua culta. A finales del siglo XVIII había tanta
diferencia entre la lengua culta y la popular, que una de las formas por
las que los revolucionarios franceses descubrían la condición de los
nobles, era su forma de leer las letras del diptongo oi que
correspondía a los fonemas /e/ para la lengua culta y /wa/ para la
vulgar y popular, consagrándose por razones políticas este valor
fonético, sin que ninguna reforma ortográfica posterior la haya recogido.
Como
queda demostrado por todos estos hechos, la ortografía en una lengua no
es tan arbitraria como parece y responde no sólo a la representación
fonética de las lenguas, sino que sobre todo, supone un elemento de
cohesión que fija una norma escrita única en las lenguas que son comunes
a países diferentes.
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