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SOMOS GUARACHEROS
¡Este bongó
que te llama!:
El changüí
guantanamero y las influencias haitianas
en el son
cubano
Dr. Benjamín Lapidus
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Nació en Estados
Unidos. Ha tocado y grabado con los grandes de la música
caribeña y del jazz. Como director del grupo Sonido
Isleño, grabó cinco discos de composiciones originales.
En 2002, recibió su doctorado en etnomusicología del
CUNY Graduate Center. Autor del libro Así es el changüí:
The Roots of the Cuban Son in Guantánamo (Scarecrow
Press 2008). Ha publicado artículos en Ethnomusicology,
Centro: Journal of the Center for Caribbean Studies,
Latin Beat. Cuban Counterpoints (Lexington 2004).
Actualmente es Profesor Asistente en John Jay College of
Criminal Justice, CUNY, donde enseña música caribeña y
música del mundo. |
Introducción
Durante mis
investigaciones sobre el changüí, he visto que los músicos
guantanameros traversan entre el changüí, son, rumba, y otros
géneros afro-haitianos con facilidad y fluidez. Empecé a
preguntarme sobre la relación entre el changüí, el son y éstos:
¿es el changüí un producto del extenso contacto entre prácticas
musicales haitianas y cubanas? ¿Es posible que la herencia
haitiana en Oriente contribuyera directamente al desarrollo del
son cubano?
Guantánamo y la región
oriental de Cuba fueron sitios de amplia migración caribeña por
su proximidad geográfica a otras islas caribeñas y a la
necesidad constante de trabajadores azucareros. El va y ven de
emigrantes produjo un intercambio cultural que convirtió a
Oriente en un crisol de la cultura criolla. Así, podemos mirar
la música guantanamera como un producto cultural cubano al igual
que caribeño. Olas de migración haitiana hacia Cuba dejaron
huellas musicales evidentes en la historia del son. El changüí
guantanamero, mayormente tocado por músicos con raíces haitianas
(o de otras islas), provee la oportunidad de revisitar el
complejo del son y determinar las influencias haitianas.
En otras publicaciones
he discutido las distintas narrativas históricas del desarrollo
del son y he hecho análisis musicales del changüí guantanamero.[1]
Para no repetir esos trabajos, esta ponencia discutirá cómo el
toque del bongó de monte changüisero tiene técnicas y patrones
que se encuentran en géneros haitianos, como el petwó, y en
géneros cubanos-haitianos, como la tumba francesa. A través de
transcripciones musicales y ejemplos de videos y grabaciones,
esta ponencia presenta los elementos musicales haitianos que se
observan en el changüí y plantea una nueva perspectiva sobre el
son, la cual incluye aspectos extranjeros y el constante
intercambio musical que siempre ha existido en el Caribe.
La primera honda de
inmigración haitiana a Cuba y su música
La Tumba
francesa es un producto del proceso de transculturación en
Oriente, el cual empezó en 1791, cuando debido a la revolución
haitiana, hacendados huyeron a Cuba. Pérez de la Riva calcula
que entre 1795 y 1805 más de 30,000 personas de La Española se
ubicaron en Oriente. Aproximadamente, 20,000 eran negros, muchos
de ellos esclavos domésticos y trabajadores agrícolas.[2]
En poco tiempo, los hacendados crearon una industria cafetalera
de calidad excelente en su nuevo país.
Los criollos
franceses y afro-haitianos crearon una comunidad dinámica en
Oriente. Poco después de la llegada de los criollos, y a través
del siglo XIX, negros libres y mulatos encontraron un nuevo
hogar. Aunque los mayorales franceses tenían una reputación de
ser especialmente severos, los esclavos expresaban su cultura.[3]
Entre esas expresiones, el lenguaje kreyol y el vudú se
mantuvieron vivos. Tumba francesa, cocoyé y la tajona son tres
de los géneros principales que nacen durante este periodo.
A finales del
siglo XIX, las sociedades de tumba francesa eran cabildos, pero
tuvieron que adoptar elementos religiosos católicos bajo la ley
de asociaciones.[4]
La música y el baile de la tumba francesa tienen elementos
franceses y afro-haitianos. La sociedad de tumba francesa tiene
una jerarquía que imita a la aristocracia francesa. El mayor o
la mayora de plaza dirige y escoge los bailes y los cambios de
pasos. También decide cuáles bailarines interpretan la música y
mantienen una sensación de realeza a través de reverencias o
tradiciones similares. El composé es el guía y canta en kreyol.
Como sugiere su nombre, él compone e improvisa canciones. El
coro está usualmente compuesto de mujeres, aunque he visto
algunos hombres participando. El coro usa maracas de metal
llamadas chachás que provienen de Haití. Más importante son los
instrumentos principales, el premier, bulá, ségon, y el catá, y
su modo de ejecución, el cual refleja sus raíces haitianas. Los
instrumentos son muy parecidos a sus tocayos haitianos usados en
el rada y en otros géneros haitianos.
Los dos
estilos principales de la tumba francesa son masón y yubá. Cada
uno tiene su propio baile. El masón se baila en parejas y se
cree que está basado en la contradanza de la plantocracia
francesa; se parece mucho a la kontradanza haitiana. También
debemos reconocer la existencia de géneros haitianos nombrados
mazon y djouba o djounba. Durante el masón de la tumba francesa,
otro tambor llamado tambora, es añadido. El baile que acompaña
este estilo es un movimiento de lado a lado con cada cambio en
el peso del cuerpo ocurriendo en el compás del catá. Normalmente,
todos los instrumentos tocan a la misma vez, pero el ejemplo No.
1 demuestra un premier improvisando con un catá.[5]
Ejemplo No. 1
La segunda honda de
migración haitiana y su música
La segunda
honda de inmigración haitiana a Cuba ocurrió durante el siglo
XX. Lundahl atribuye esta honda a factores económicos, como la
escasez de trabajadores en Cuba después de la guerra de 1895-98,
el crecimiento de la población haitiana y la falta de tierra
disponible para los campesinos haitianos como resultado de la
ocupación Norteamericana.[6]
Pérez de La Riva calcula que más de 500,000 haitianos llegaron a
Cuba entre 1902 y 1930 para cortar caña.[7]
Estos haitianos fueron maltratados y repatriados a la fuerza
durante épocas de depresión económica.[8]
Con frecuencia, se mantenían aislados y en áreas remotas y
montañosas cerca de Santiago de Cuba.[9]
En Guantánamo, haitianos se establecieron cerca de los centrales
azucareros y en la ciudad. Esta herencia es tangible en las
tradiciones culinarias, religiosas, lingüísticas y musicales
como méringue, tambuey, gagá y vudú.[10]
El contacto con Haití se mantuvo a través de los años 1970 y
1980, cuando barcos llenos de haitianos visitaban a Guantánamo
para recibir ayuda médica. Aunque el espacio no me permite una
explicación de cada estilo musical asociado con esta última
migración haitiana, un patrón rítmico llamado tresillo, el cual
es central para gagá y méringue, es también un patrón evidente
en el changüí. Más importante para esta discusión son algunas
técnicas usadas en estos géneros, específicamente el bramido (llamado
siye en kreyol) y la secuencia de golpes bajo-aro-abierto y
tapa’o que se observa en géneros como rada y petwó. El ritmo y
su técnica son evidentes en la siguiente transcripción de petwo
rale. (Ver ejemplo No. 2)
Ejemplo No. 2
Correlaciones
musicales entre el changüí y la tumba francesa
Son numerosas
las características musicales que el changüí comparte con la
tumba francesa: (1) los ritmos usados para improvisar en ambos
géneros, (2) los ritmos ejecutados por los instrumentos
secundarios, y (3) la coreografía y, hasta cierto punto, la
melodía. Un estudio detallado del patrón del bongó en el changüí
revela una chocante similitud al patrón de improvisación del
premier. El tono bajo del bongó changüisero es parecido al del
premier en la tumba francesa. La siguiente transcripción (ver
ejemplo No. 3), tocado por “Taveras” (Andrés Fistó Cobas), es un
ejemplo del típico bongó de monte changüisero.[11]
Ejemplo No. 3
No importa que la
transcripción de la tumba francesa se escriba en 3/4 y la del
bongó de monte está en tiempo a la mitad. El tono grave del
bongó de monte es parecido al tono grave del premier de la tumba
francesa, aunque el premier tiene una cuerda encima del parche.
Se ve en los compases 11-13, 22-23 y 42-45, que el fraseo medio
kase (del manman en el vodú) en el premier es central en el
estilo changüisero del bongó.[12]
El ejemplo anterior demuestra que el bongó changüisero usa la
hembra muy poco, pero cuando la usa es para frasear como un kase.
Ciertas frases aparecen en ambos géneros, particularmente el
patrón estático que se toca entre nuevas ideas improvisadas,
como es evidente en los compases 2 y 3 del bongó de monte y los
compases 7 y 8 en la transcripción del premier. Los
percusionistas utilizan estos patrones para resolver tensiones
rítmicas y regresar a un patrón básico antes de improvisar una
vez más. Flams y redobles son importantes en ambos géneros, como
es evidente en la transcripción del bongó en los compases 34-35,
37-38 y durante toda la transcripción del premier. El tiempo
débil del uno y el tiempo débil del último golpe en un compás
(el compás 3 en la transcripción de la tumba francesa y el 4 en
la del changüí) están acentuados y figuran en ambos géneros. El
redoble de cuatro ataques que se encuentra en la improvisación
del premier en compases 8, 14, y 37, aparece como un redoble de
cinco en el changüí. El bongosero ejecuta ese golpe al principio
de cada composición changüisera durante la ejecución colectiva y
mientras está improvisando.
Igual que el quinto en
la rumba, el frente cobrado es un diálogo entre un bailador y el
premier, pero los ritmos son más parecidos a los que se
encuentran en el diálogo del bongó changüisero con un bailador.
Musicólogos guantanameros plantean que el patrón de la marímbula
en el changüí se deriva del patrón catá en la tumba francesa.
Similarmente, el patrón de la tambora en el masón de la tumba
francesa es el mismo que el patrón del bongó changüisero durante
el clímax de despedida. Este patrón también tiene el bramido que
parece derivado del siye haitiano. Ambos se pueden derivar del
cinquillo o del patrón haitiano de gagá.
Los bailarines
changüiseros bailan con la marímbula; en la tumba francesa
bailan con el catá. Danilo Orozco explica, y cito: "En los
bailadores de Changüí, hay algunas influencias también de pasos
que se observan en la tumba francesa pero en otra forma. En
tanto en el movimiento de los hombros, en los pasillos laterales."[13]
La Tumba francesa está
organizada sobre el ostinato del catá. En el changüí, las
maracas y el guayo tocan ostinati pero no funcionan como una
clave que organiza todos los instrumentos. En Orígenes desde el
changüí, un documental producido por ICAIC, Cambrón dice que
había visto a sus mayores tocando el patrón del catá en el guayo.[14]
Cambrón también demuestra cómo los estilos de baile son muy
parecidos para ambos géneros y caracteriza el changüí como “un
tumbao de monte.”[15]
Originalmente,
la tumba francesa se bailaba en los cafetales. Similarmente, un
paso de baile para nengón, un estilo más antiguo que el changüí,
requiere mover un pie en un círculo. Algunos especialistas han
explicado este movimiento como mimético, como si uno estuviera
regando el café para secarlo. Changüí y nengón provienen de la
misma región cafetalera (Las Cidras, Yateras, etc.) donde había
muchos haitianos y grupos de tumba francesa.
El tres changüisero
tiene que tocar pasos de calle entre cada línea del texto. Estos
son arpegios de cualquier acorde que terminan el verso,
normalmente dominante o subdominante. Estas figuras son
cadenciales pero preparan el cantante para la próxima estrofa.
Son muy fáciles de reconocer entre cada línea de verso. El
nombre, pasos de calle, se deriva del pasacallo español. Es
posible que el nombre venga de las contradanzas de la
plantocracia francesa. Pero según Esquenazi Pérez, en el área de
La Maya, hay un tipo de ritmo de origen afro-haitiano llamado
pasacalle que es muy parecido al ritmo de la conga santiaguera,
y más rápido que el ritmo masón de la tajona.[16]
Es posible que los pasos de calle en el changüí sean afro-haitianos
en su concepción y origen, aunque una conexión a la armonía
europea es una explicación conveniente.
Conexiones entre el
changüí y el son
Desde una
perspectiva musical, la idea de que el changüí es el antecesor
del son tiene mérito. Primero, el ritmo de la marímbula se
encuentra en el patrón de la tumbadora del son y la salsa
contemporánea, así como en el son del período 1920-40. Segundo,
el ritmo del bongó de monte durante el clímax de despedida se
encuentra en el patrón del bajo en el son y la salsa
contemporánea, así como en el son del período 1920-40. En las
grabaciones del Sexteto Habanero y otros grupos en el 1928, se
escucha al bongosero hacer uso del bramido.[17]
También es interesante escuchar cómo el bongosero está
principalmente improvisando, tocando muy pocos patrones para
marcar el tiempo, como el martillo.
Los primeros
grupos de son tenían instrumentos similares a los de changüí y
se escuchan redobles, golpes secos y bramidos parecidos a los
del changüí. Es más, muchos sones empiezan con el tres tocando
un arpegio de un acorde en un estilo rítmico, antes de que
entren los otros instrumentos. El ejemplo No. 4 compara un
patrón típico del tres sonero con el del tres changüisero.
Ejemplo No. 4
Example 7.13. Son tres
pattern compared with changüí pasos de calle.
Estos dos o tres
acordes dados en la llamada de montuno del changüí aparentan ser
condensados o alargados en el son. Esta explicación también
apoyaría la opinión guantanamera de que el changüí antecede al
son. El son es armónicamente más rico que el changüí, y
treseros de son moderno, como Cotó, ejecutan ideas musicales tan
difíciles en armonía y técnica como los de jazz.[18]
Tal vez la música se desarrolla de changüí a son como resultado
de la mejor habilidad de los bailarines para bailar música
sincopada cuando se pasa del siglo XIX al XX. A la vez que la
habilidad de los bailarines mejora, la música es menos sincopada,
lo que resulta en que menos bailarines bailen a contratiempo.
Muchos de los géneros cubanos no acentúan el contratiempo como
lo hace el changüí. ¿Será esto indicación de la antigüedad de
este género? De todas maneras, el changüí, diferente al son, es
un género que explota música, ideas y movimientos
sofisticadamente sincopados.
Conclusión
El objetivo de esta
ponencia era demostrar cómo la presencia haitiana en Oriente
contribuyó, a través del changüí, al desarrollo del son. Las
implicaciones de la evidencia musical e histórica discutida aquí,
merece investigaciones adicionales y más estudios en Oriente.
Algunos debaten que el changüí tiene rasgos que son arcaicos en
el son y que posiblemente pueden haberse asimilado del son
antiguo; ésto haría al changüí un derivativo del son. Esta
hipótesis es poco probable. Primero, el changüí tiene enlaces
con la tumba francesa y otros géneros afro-haitianos. Segundo,
la ausencia de la clave y el alto grado de síncopa indican que
probablemente nace antes del son. Una inspección de estilos de
baile apoya la idea que la coreografía del son es más suave y
criolla que la del changüí, la cual acentúa la síncopa y el
contratiempo.
Tengo
esperanza que otros expertos se interesen rápidamente en buscar
más allá de los clichés y encuentren las raíces del son y otros
géneros musicales. Michel-Rolf Trouillot dice que durante el
proceso de transformación de lo que pasó a lo que dicen que ha
pasado, la cronología substituye el proceso.[19]
Asimismo, la narrativa actual del desarrollo histórico del son
excluye los éxitos de los músicos guantanameros y haitianos y
reduce la historia del son a algunos datos claves. Estas
narrativas locales fueron parte del proceso que creó el son.
Otras narrativas también deberían ser consideradas. Un enfoque
comparativo que considere la migración intra-caribeña e
intercambio cultural podría provocar más respuestas, si no más
preguntas. En este caso, la música demuestra lo extensivo que
fueron y continúan siendo estos intercambios.
Notas
[1] Benjamin Lapidus, “The Changüí Genre of
Guantánamo, Cuba”, en Ethomusicology 49(1) enero 2005:
49-74; “Stirring the Ajiaco: Changüí, Son and the
Haitian Connection”, en Cuban Counterpoints: The Legacy
of Fernando Ortiz, editado por Mauricio A. Font, Alfonso
W. Quiroz, y Pamela Smorkaloff (Lexington Books, 2004):
237-246.
[2] Juan Pérez de la Riva, “Cuba y
la migración antillana 1900-1931,” en Anuario de
Estudios Cubanos, No. 2 (La Habana: Editorial de
Ciencias Sociales, 1979), 17.
[3] Olga Portuondo Zuñiga, “La
región de Guantánamo: de la producción de consumo a la
de mercancías”, Del Caribe IV, no. 10 (1987), 12.
[4] Olavo Alén, La música de las
sociedades de tumba francesa en Cuba (La Habana: Casa de
las Américas, 1986), 14.
[5] “Front/Frente Solo (Yubá), Afro-Cuba: A Musical
Anthology. Rounder Records CD 1088. Disco Compacto.
1994.
[6] Mats Lundahl, “A Note on Haitian Migration to
Cuba, 1890-1934”, Cuban Studies 12, no. 2 (1982), 24-26.
[7] Pérez de la Riva, “Cuba y la
migración antillana 1900-1931,” 53.
[8] Barry Carr, “Identity, Class and Nation: Black
Immigrant Workers, Cuban Communism and the Sugar
Insurgency, 1925-1934”, Hispanic American Historical
Review 78, no. 1 (1998), 88-91.
[9] Marc C. McLeod, “Undesirable Aliens: Race,
Ethnicity, and Nationalism in the Comparison of Haitian
and British West Indian Immigrant Workers in Cuba”,
Journal of Social History 31, no. 3 (1998), 606.
[10] Manriela Méndez Ceballo, María
Cubeira Palomo, Lourdes San Fat, “Influencias de las
inmigraciones haitianas en el ámbito cultural y
costumbrista de la provincia de Guantánamo”, El Managüí
2, no. 4 (1987), 27.
[11] Grupo Changüí de Guantánamo,
“Así es el changüí”, ¡Ahora Sí! Here Comes
Changüí.
Notas por Danilo Orozco.
Corazón Records CORA121. Disco
Compacto. 1994.
[12] Markus Schwartz, “Rhythms Without End: Haitian
Vodou Drum Music”, World Percussion & Rhythm Magazine
5(2) (Fall/Winter 2003), 24-25. Schwartz escribe: “The
kase, meaning break, is a unique phenomenon present in
most if not all of the rhythms of Haitian Vodou, and
when one considers that each rhythm also has its
corresponding kase, the entire Vodou drum repertoire is
effectively doubled. A sudden divergence from the flow
of the main rhythm usually initiated by a call from the
Manman drum, the kase may serve as a jumping-off point
for the Manman player to cross the rhythm, creating
tension and release inside the music in a very powerful
way. In Port-au-Prince drumming, the kase can be used to
display the virtuosity and individuality of the Manman
drummer, who sometimes plays very elaborate improvised
passages, especially if trying to induce possession
trance amongst the Hounsi (initiates) dancing in the
ceremony. Serving a different function altogether, the
kase can also be used as a fixed section of the rhythm
that signals to the dancers to perform specific
choreography, and it is in this capacity that the kase
is often employed in the Vodou music found in the Lakou
(traditional courtyard/communities found in the
countryside) of Gonaives.”
[13] What’s Cuba Playing At? [¿Qué
se toca Cuba?] Arena/BBC LMA L024H, 1985. 60 minutos.
Videocassette.
[14] Orígenes desde el changüí.
ICAIC.
[15] Orígenes desde el changüí.
ICAIC.
[16] Marta Esquenazi Pérez, Del
areíto y otros sones (La Habana: Editorial Letras
Cubanas, 2001), 160-161.
[17] Sexteto y Septeto Habanero,
Grabaciones Completas 1925-1931 (1998) Tumbao Cuban
Classics TCD300; 4 CDs with accompanying liner notes and
photos Las raíces del son by Sénen Suárez.
[18] Juan de la Cruz Antomarchi
“Cotó” es un tresero nacido y criado en Guantánamo,
actualmente radicado en La Habana. Se encuentra algunos
ejemplos buenos de su estilo único en el disco Cotó y Su
Eco del Caribe, A mi Yemaya EGREM CD 0254 (1997), y
también en grabaciones con Elio Revé o con Cubanismo.
[19] Michel-Rolf Trouillot, Silencing the Past:
Power and the Production of History (Boston: Beacon
Press, 1996), 113.
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