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12/03/2009 15:28
El Changüí guantanamero
Por: Jesús
Risquet Bueno (La Habana, Cuba)
www.Trabajadores.cu © 2008.
Trabajadores. Órgano de la Central de
Trabajadores de Cuba.
Jesús
Risquet Bueno (La Habana, Cuba)
El Changüí sentó las
bases de la música folklórica
tradicional guantanamera en la que han
jugado un papel fundamental las
migraciones haitianas
El Changüí es el género musical que
más se aproxima al son, oriundo de
la zona más oriental del
archipiélago cubano y puede ser
catalogado como la célula genuina de
ese género.
Durante mucho tiempo el Changüí era
el único motivo de animación en las
fiestas o guateques campesinos en la
región montañosa de Guantánamo,
fiesta que duraba varios días. Sobre
su origen es preciso tener en cuenta
que es esta una región donde
confluyeron diversas culturas:
aborigen, hispánica, africana,
europea y antillana.
Guantánamo
alberga actualmente el mayor número
de descendientes de haitianos,
jamaicanos y puertorriqueños,
formando grupos que aún cultivan sus
tradiciones músico-danzarias. No es
casual que los descendientes de
haitianos hayan sido en todos los
tiempos los más relevantes cultores
del changüí mediante la ejecución de
sus instrumentos principales: el
tres, el bongó y la marímbula.
La influencia notable del Changüí
como acontecimiento innegable en el
sostén de la identidad cultural,
hizo que fuera más allá del mero
hecho musical.
Cuando el Changüí bajó de las
montañas orientales, para ser
introducido en las ciudades, se
convirtió en un símbolo que
identificó algunos barrios y
familias; porque la fiesta o Changüí
que así también se le llamaba, iba
de casa en casa donde se iban
sumando voluntariamente los músicos.
Los primeros cultores del Changüí
fueron personas muy humildes y de un
nivel cultural bastante bajo.
La clave del Changüí está enmarcada
en sus instrumentos esenciales: el
tres como líder, la marímbula y el
bongó de monte, formando el llamado
trío o triángulo de oro.
El tres, instrumento típico para
interpretar la música campesina y el
son cubano, es su base fundamental
por las posibilidades que brinda a
la interpretación y a la
improvisación. Se dice que sin tres
no hay Changüí. “Es quien plantea el
tema, da pie a la entrada del resto
del grupo, dobla la melodía que
hace el cantante, realizando los
llamados pasos de calle (puentes
entre una y otra frase), introduce
la descarga y conduce al clímax de
despedida. El tresero changüisero
nunca pone acordes, pues su
instrumento tiene esencialmente una
función melódico- rítmica”.
El bongó de monte es más grande que
el normal y no mantiene un patrón
estándar como en el son sino que
ejecuta repartos y acentuaciones
similares a lo que hace el quinto en
la rumba; además
de ciertos bramidos muy
característicos.
La marímbula, un instrumento casi
extinguido de los formatos musicales
cubanos, juega un papel fundamental
en el Changüí, su sonido se asemeja
al del bajo, pero con una afinación
indeterminada.
A ellos se suman luego el guayo y
las maracas como complemento creando
una sonoridad incomparable.
Como
todo acontecimiento musical, el
Changüí desde sus inicios se
convirtió
en un medio de comunicación
social partiendo del énfasis que
ponen sus autores en los
sentimientos e ideas que expresan.
Desde los finales de siglo XIX hasta
casi mediados del siglo XX se
manifiestan un sinnúmero de
tocadores, bailadores, cantores y
creadores del Changuí, del campo y
de la ciudad.
Algunos de los nombres que aparecen
en la historia del Changüí: “Chito”
Latamblé, Antonio Cisneros “Ñico ya”,
Eduardo Goulet más conocido como
“Pipi el rey del Changüí en Yateras”
y director del Grupo Estrellas
Campesinas, agrupación portadora del
género, Asunción
Gainza, tresera comparada con
cualquiera de las mejores de su
tiempo, María Guevara, quien
deslumbraba con el bongó, Roberto
Bauta, autor del antológico tema
El Guararey
de Pastora, la singular
bailadora Evelia Noblet, el
carismático Saturnino Olivares
“Nino”, hasta llegar a los más
jóvenes y continuadores de una
tradición como el guajiro Celso
Fernández, la voz obligada e
inconfundible de “Mikiki” y la
nobleza y talento de Ariel Daudinot
“El Zorro”.
El Changüí tiene su forma de ser
cantado: El tresero cogía un
tumbaíto (frase corta introductoria
y reiterativa) y ahí empezaba la
fiesta. En la actualidad todavía se
escuchan algunos de aquellos
primeros tumbaítos.
Inmediatamente comenzaban a
incorporarse los improvisadores o
regineros para armar la controversia.
Generalmente se cantaba en cuartetas
y los temas siempre han sido la
mujer, la campiña, asuntos
domésticos, sociales o políticos. La
eminente musicóloga Dra. María
Teresa Linares, señala en su texto
El punto cubano que soneros muy
ancianos afirmaban que a la copla se
le llamaba Regina, y regineros a los
soneros improvisadores de entonces.
Según el investigador Alberto
Muguercia, mientras los campesinos
de las regiones centrales y
occidentales de Cuba hacían sus
controversias empleando la décima o
espinela, los de los zona oriental,
sobre todo en el sur, preferían usar
la cuarteta
en su contrapunteo aunque
alguno que otro utilizara décimas en
muy raras ocasiones.
Con sonoridades más modernas en
algunos casos, el Changüí se sigue
cultivando en nuestros días y forma
parte del patrimonio musical de la
Isla.
Titulares de portada
EL CHANGÜÍ
José Cuenca
Sosa
Nació en Guantánamo, Cuba, donde se
licenció en Educación Musical por la Universidad Pedagógica de Guantánamo en
1993. Investigador y Director-Fundador del Centro de Información y
Documentación Musical “Rafael Inciarte Brioso”. Profesor de Historia y
Apreciación de la Música en la Universidad de Guantánamo. Miembro de sección de
Musicología de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la Unión
Nacional de Historiadores de Cuba, la Sociedad Cultural “José Martí” y la
Fundación Nicolás Guillén. Preside el Comité Organizador del Festival Nacional
del Changüí, en Guantánamo.
Guantánamo, reservorio de la música
cubana, ha estado marcada en su desarrollo histórico-social por diversas
culturas (aborigen, hispánica, africana, europea y antillana). Esta región fue
escenario de migraciones que del siglo XVIII a los años 50 del siglo XX
partieron de Haití, Jamaica, Santo Domingo, Puerto Rico y otros países, y han
contribuido decisivamente a que su música tenga un marcado acento caribeño. En
la actualidad Guantánamo alberga a una de las mayores colonias de descendientes
de haitianos, jamaicanos y puertorriqueños en el archipiélago cubano, quienes
cultivan sus tradiciones músico-danzarias como el bembé, vodú, gagá, merengue,
reggae, plena y otros.
Entre los aportes trascendentales
de Guantánamo, la tumba francesa y el changüí ocupan por su singularidad los
lugares principales. Estas expresiones están unidas en su devenir histórico,
social y músico-cultural, así como en su entorno geográfico. En ambas, las
migraciones haitianas han jugado un papel fundamental, no por casualidad,
descendientes de haitianos han sido los más destacados cultivadores de estos
géneros.
El fenómeno de las Tumbas Francesas
data de 1790, con las primeras oleadas migratorias procedentes de la isla de
Santo Domingo, pues fueron precisamente los esclavos de los colonos franceses
los que organizaron en los cafetales guantanameros estas fiestas, que con la
incorporación progresiva de los criollos cubanos y la inevitable evolución
histórico- social, sin perder su esencia francesa, se convirtieron en
elementos de un folclor netamente cubano.
En los mismos escenarios guantanameros donde se da el fenómeno de las Tumbas
y en su época de mayor florecimiento, el siglo XIX, tiene su origen el changüí,
reflejo de importantísimas tradiciones familiares que cristalizan a lo largo de
este siglo.
Las zonas de los actuales
municipios guantanameros de Yateras, El Salvador, Manuel Tames y Guantánamo, son
la cuna de este género paralelo al son, que tiene rasgos muy específicos que lo
particularizan. Por esta misma etapa encontramos en Baracoa los nengones
y el kiribá, tipos de sones muy antiguos que se tocan con el mismo
conjunto instrumental: tres, bongó, marímbula, guayo (o güiro) y maracas.
A partir de la década
del 20 del siglo pasado,
comienzan a aparecer en los barrios periféricos de la ciudad de Guantánamo los
llamados “focos changüíseros”, casas particulares donde era habitual la
realización de toques de changüí y donde se congregaban sus más destacados
cultores, algunos de los cuales con el tiempo se convirtieron en figuras
emblemáticas.
PRINCIPALES CARACTERISTICAS DEL
CHANGÜÍ
En el aspecto social es una fiesta
campesina que se trasladó a la ciudad y que puede durar hasta más de una semana.
El convite se celebra generalmente para Noche Buena, Año Nuevo, algún cumpleaños
o bajo cualquier pretexto. Decir en Guantánamo “Vamos a un Changüí” es el
equivalente en otra parte de Cuba a decir “Vamos a un Guateque”.
Pero es en lo musical donde encontramos lo singular
de este fenómeno socio-cultural, específicamente en sus instrumentos
principales: el tres, el bongó y la marímbula.
El tres es el instrumento líder,
sin él no hay changüí. Es quien plantea el tema, da pie a la entrada del resto
del grupo, dobla la melodía que hace el cantante, realizando los llamados
“pasos de calle” (puentes entre una y otra frase), introduce la descarga y
conduce al clímax de despedida. El tresero changüisero nunca pone acordes, pues
su instrumento tiene esencialmente una función melódico- rítmica.
La segunda punta del “Triangulo de
Oro” del changüí es el bongó de monte, más grande que el normal y que a
diferencia del bongó en el son, no mantiene un patrón estándar sino que
permanentemente ejecuta repartos y acentuaciones muy similares al toque del
Premier de la Tumba Francesa y a lo que hace el “quinto” en la rumba. En
momentos de clímax, realiza además,
ciertos bramidos característicos. Para cerrar el triangulo está la marímbula,
casi extinguida en los formatos musicales cubanos y que en el changüí juega un
papel fundamental, realizando la función de una
especie de bajo pero con afinación indeterminada.
El diálogo
bongó-marímbula, al que se suma el tres,
da al changüí una riqueza extraordinaria donde la herencia africana es
determinante. Junto a ellos, el guayo y las maracas mantienen un patrón regular
muy cercano al toque del catá de la Tumba Francesa, como complemento del
resto de los instrumentos.
Durante toda esta etapa que va
de finales de siglo XIX
a las primeras décadas del XX,
encontramos numerosos tocadores, bailadores, cantores, creadores, tanto del
campo como de la ciudad. Este proceso continuaría hasta llegar a un momento
definitorio en la década del 40 con la creación del Grupo Changüí Guantánamo,
agrupación insignia del género, que ha marcado
su devenir histórico y músico-cultural hasta nuestros días.
El grupo se fundó en 1945 por los
hermanos Latamblé Veranes: Arturo, bongosero y director,
y Reyes “Chito” (1916-1993), tresero, así como otros músicos, entre ellos Pedro
Speck (1909-2000) y Luís Céspedes (1909- 1991), bajo la orientación de Rafael
Inciarte Brioso (1909–1991), importante músico
santiaguero, radicado en Guantánamo a partir del año 1927. Con esta agrupación
se estabiliza el formato del conjunto instrumental como lo conocemos hasta hoy
y se agrega una pareja de baile. Anteriormente,
el changüí se hacía a partir de la presencia de un tresero y otros tocadores
que podían auxiliarse de objetos como el taburete o una botella de cristal
percutida con una cuchara. En ocasiones se han utilizado también el acordeón, el
cuatro y la guitarra, práctica que no ha llegado hasta hoy.
Con el triunfo de la Revolución de
1959, a propuesta de Inciarte,
el grupo es profesionalizado como patrimonio de la música cubana. En los 60
acapara la atención de las instituciones culturales, locales y nacionales,
siendo invitado en 1962 por el musicólogo Odilio Urfé al Primer Festival
Nacional de Agrupaciones Folclóricas celebrado en La Habana. A partir de aquí,
su presencia será habitual en importantes eventos organizados en la Isla y en
otros países del mundo. El resto de las agrupaciones de changüí se mantenía en
las zonas profundas de la tradición y el entramado social.
No es hasta finales de los años 80
y principios de los 90 que podemos hablar de un fuerte y creciente movimiento
changüisero, con la aparición y permanencia de numerosas agrupaciones en varios
municipios y la incorporación al sistema institucional de la música de los
formatos más destacados.
Con la creación en diciembre de
1999 del Centro de Información y Documentación Musical “Rafael Inciarte
Brioso”, la atención a este patrimonio músico-danzario adquirió organicidad y
sistematicidad. La celebración de concursos para autores y compositores,
competencias de treseros, bongoseros, marimbuleros, regineros (cantantes
improvisadores) y bailadores, ha sido un impulso decisivo para el género,
alcanzando su momento culminante con la instauración del Festival Nacional del
Changüí “Elio Revé”, que organiza el Centro Inciarte con el auspicio de
Instituto Cubano de la Música y que se realiza cada dos años desde el 2003, e
incluye como segmento teórico el “Coloquio Rafael Inciarte. Simientes,
paralelos y proyecciones del Changüí”.
CHITO, INCIARTE, LILI, REVÉ Y FORMELL
Las décadas del 30 y el 40 del
pasado siglo permiten a Chito Latamblé, Rafael Inciarte Brioso y a Luís “Lilí”
Martínez Griñán (Guantánamo 1915–La Habana 1990) consolidarse como figuras
importantes de la música en Guantánamo, alcanzando notoriedad nacional. Chito
despunta como tresero extraordinario no sólo en el changüí sino también en el
son, siendo codiciado por las principales agrupaciones de la época. Inciarte
colabora con Fernando Ortiz, Odilio Urfé, Argeliers León y otros musicólogos, en
temas como el changüí, tumba francesa, el danzón, la trova y las estudiantinas.
Lilí en 1945 se incorpora al
Conjunto de Arsenio Rodríguez y perfila en el piano lo que conocemos como “tumbao”,
en que es maestro y precursor, reflejando su contacto directo con el changüí, el
nengón, el jazz y otros géneros habitualmente interpretados en la región de
Guantánamo. También es pionero en la creación del conjunto como formato
instrumental al fundar en 1943 en su ciudad natal la agrupación “Rarezas del
43”, donde aparecen cuatro músicos que dos años más tarde serían fundadores del
Grupo Changüí de Guantánamo: Chito Latamblé (tres), Arturo Latamblé (bongó),
Luís Céspedes (contrabajo) y Justo Kindelán
(1918–2006) como cantante.
En los 50 Elio Revé Matos
(1930-1997), conocido en el barrio guantanamero
de la Loma del Chivo como Elio “Salsita”, viaja también a La Habana y funda su
orquesta, llevando a las pailas los toques del
bongó changüisero que aprendió desde niño. Esta forma “rara” de tocar las pailas
todavía hoy no es entendida por muchos, tanto en los círculos de la música como
en los ambientes populares. Revé tuvo en su orquesta a Juan Formell,
quien después, con los Van Van,
popularizó el changüí más conocido en Cuba y el mundo: “El Guararey de Pastora”,
del tresero guantanamero Roberto Baute Segarra (1905-1991), insertando este
género en el movimiento salsero.
EL CHANGÜÍ SE
DICE ASÍ
Como autentica música del campo
cubano, el changüí tiene su forma de cantarse. Según los más viejos testigos,
era el tresero quien con su instrumento “cogía un tumbaíto” (pequeña frase
introductoria y reiterativa) y empezaba la fiesta. Algunos de estos
“tumbaítos” han llegado hasta hoy: “Como baila el león a las doce”, “Yuca pa’
ti mamá”, ”Cada vez que te miro me vuelvo un dengue”.
En medio del jolgorio, aparecen los
improvisadores o regineros y se arma la controversia. Se canta desde siempre a
la mujer, a la propia campiña o cualquier otro tema doméstico, social o
político.
Los changüíseros generalmente han
cantado en cuartetas. Según el investigador santiaguero Alberto Muguercia: “Mientras
los campesinos de las regiones centrales y occidentales de Cuba realizaban
controversias intercambiando décimas, los de Oriente, sobre todo los del sur,
aunque no desdeñaban la décima, utilizaban como metro predilecto a la hora de
contrapuntear, la cuarteta”.
Mi apellido es Latamblé
y Chito me llamo
yo
mi hermano toca el bongó
y a mí me zumba en el tré
A su vez,
la doctora María Teresa Linares, en su libro El punto cubano nos dice:
“Soneros muy ancianos nos comunicaron que a la copla se le llamaba Regina y que
se improvisaba también y se le denominaba regineros a los soneros improvisadores
(...) también en muchos ejemplos del sucu- sucu y el changüí hemos encontrado
décimas”.
Un ejemplo de
décima en el changüí es la dedicada al gran bongosero Andrés Fistó “Taberas”:
Suena los cueros
maestro
Pa’ que venga el
bailador
Hombre sencillo y de
honor
De este género el más
diestro
Este bongosero nuestro
Hombre de mano ligera
Que lleva una vida
entera
Dándole vuelta a los
cueros
Fíjense los bongoseros
Que no hay dos como
Taberas
En el caso del
nengón y el kiribá, el primero tanto en Imías (donde no se hace
kiribá), como en Baracoa, se canta en
cuartetas. El nengón de Imias se hace en forma de ronda donde intervienen hasta
cuatro cantantes, uno a continuación del otro.
No tiene ni guía ni coro, se canta libre y siempre comienza con la repetición de
¡Ey! o ¡Ay!, lo que algunos estudiosos denominan suspiro
prolongado, llanto o grito, y que se hace también por los regineros de
changüí. En Baracoa, tanto el nengón como el
kiribá tienen un estilo de copla y estribillo. Ejemplo de nengón:
Pero báilalo (guía)
Para ti nengón (coro)
Pero gózalo (guía)
Para ti nengón (coro)
A continuación
el solista improvisa las cuartetas:
Cógelo pa’ ti nengón
No quiero parte ninguna
Yo me quedaré a la luna
Como el gallo de Morón
El kiribá, que
se canta al finalizar la fiesta por la madrugada, es como sigue:
Kiribá, Kiribá (coro)
Yo me voy pa’ la montaña (guía)
Kiribá, Kiribá (coro)
Y no tengo mucha prisa
(guía)
Kiribá, Kiribá (coro)
Te regalo una sonrisa
(guía)
Kiribá, Kiribá
(coro)
Por que a mí tú
no me engañas (guía)
Y MUCHO MÁS
Los guantanameros siempre hemos
recibido una gran cantidad de información musical a través de las emisoras de
radio nacionales, del Caribe y América, a las
que se unen las estaciones de radio y
televisión de la base
naval norteamericana.
Por Guantánamo y Santiago de Cuba entró la salsa
a nuestro país, a través de las emisoras Radio Aeropuerto (Venezuela) y CMKC
(Santiago de Cuba). Las músicas del Caribe son parte de la identidad
guantanamera, alcanzando como el merengue, los más altos índices de preferencia,
muchas veces por encima de los géneros locales y nacionales.
Hoy podemos encontrar agrupaciones que fusionan rap
con kiribá, changüí
con sucu-suco, con merengue, plena, danzón y
otros ritmos.
Compositores del ámbito académico
como Leo Brower, Pablo Ruiz Castellanos (1902-1980) y Keila Orozco,
han llevado el changüí y el nengón a sus obras, a los que se une Conrado Monier
con sus arreglos para coros. En el caso del jazz, ha
sido importante el acercamiento de músicos como el guitarrista norteamericano
Benjamín Lapidus y la flautista canadiense Jane Bunnett.
Estos son los nuevos tiempos donde
tradición y modernidad se dan la mano para perpetuar LA MAGIA DE LO AUTÉNTICO.
Bibliografía
Alén, Olavo.
La Música de las Sociedades de Tumba Francesa en Cuba. Editorial Casa de
las Américas. La Habana. 1986.
Cuenca Sosa,
José; Yadira Bonome. Grupo Changüí Guantánamo: Música, Historia y Tradición.
Guantánamo 2003. Archivo Centro Inciarte (documento inédito).
Gómez Blanco,
Ramón; María Josefa Sánchez Heredia. Lilí Martínez: El Clásico del Son.
Guantánamo. Biblioteca Provincial. 1999 (documento mecanografiado).
Inciarte,
Rafael; Luis Morlote. Breve Historia del Changüí y sus componentes.
Guantánamo. 1949. Archivo Centro Inciarte (documento mecanografiado).
Linares, María
Teresa. El punto cubano.
Editorial Oriente. Santiago de Cuba. 1999.
Muguercia,
Alberto. “Estribillo, copla y poesía en el Son cubano”. Seminario del Son
1980. Biblioteca Provincial Guantánamo. (Documento mimeografiado).
Orozco,
Danilo. “Changüí y Cumbancha: Ahora sí (changüíseros
in memoriam)”. Notas musicológicas al CD homónimo. Estudios de Grabaciones
Siboney. EGREM. Santiago de Cuba. 2003.
ILUSTRACIONES CUENCA SOSA
Instrumentos de la Tumba
Francesa, de izquierda a derecha, Tambora, Catá y las tres tumbas
denominador común que se da a los tambores principales (Bulá, Premier y
Bulá segón). También se emplean unos sonajeros de lata llamados chachás.
Instrumentos del Changüí:
bongó, maracas, guayo, tres y marímbula.
Foto 129. Grupo Changüí
Guantánamo en el Festival Nacional de Agrupaciones Folklóricas. La
Habana 1962. De izquierda a derecha: Arturo Latamblé (bongosero y
director), José “Nino” Olivares (marímbula), Pedro Speck (cantante y
maracas), Carlos Borromeo Planche “Cambrón” (guayo y cantante
principal), y Reyes “Chito” Latamblé (tresero).Foto: Archivo Centro
Inciarte
José Luís Céspedes
Fournier. Contrabajista, bongosero y bailador fundador del grupo Changüí
Guantánamo; el famoso “Pepe Luís” del son “Guantánamo”, interpretado por
el Septeto Habanero y Abelardo Barroso.
Miguelito Cuní y Reyes “Chito” Latamblé, descargan en
casa de este último, en ocasión del Festival Nacional del Son,
Guantánamo 1980.
Elio Revé Matos, llevó a
las pailas los toques del bongó changüisero.
Roberto Baute, tresero y autor de “El Guararey de Pastora”,
el changüí
más conocido en el mundo.
Pastora Lluany Chauyous
(1916), mujer que inspiró este changüí.
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