El surgimiento, confección, venta y
promoción de este plato constituye
orgullo tradicional del menú de los
vecinos de Güines.Por su gusto y calidad,
fue conocido nacional internacionalmente,
y ampliamente divulgado mediante la
canción Echale Salsita, de Ignacio
Piñero y su Septeto Nacional.
Guillermo Armenteros, conocido por el
sobrenombre de El Congo, desde su
infancia, fue natural de esta zona, y
provenía de una familia humilde dedicada
al corte de la caña. Era de mediana
estatura, sencillo, jaranero y bien
parecido, y se calcula que haya nacido
en la última década el siglo XIX.Hay
quienes afirman que las butifarras
comenzaron a hacerse frente al actual
restaurante que mantiene el nombre de El
Congo.
Las butifarras, plato fruto de la cocina
española en Catalina, con nuevos
preparativos y condimentos en su
confección, cambió su sabor y adquirió
características muy personales y
peculiares, por lo que logra alcanzar
aceptación, gran popularidad y alto
nivel de ventas.
Al principio El Congo vendía el
codiciado producto dentro de una cesta
que se colocaba sobre su cabeza, en
sitios cercanos a los bailes y fiestas
públicas, religiosas,... Durante sus
gestiones de venta pregonaba la palabra
¡salsa! Todos los comensales coincidían
en que era un plato exquisito.El Congo
progresó con el producto de sus ventas y
entonces comenzó a vender la butifaras
en una carretilla parecida a las que
utilizan los granizaderos, donde
expendía su producto con pan o sin el.
Con posterioridad adquirió un kiosko
transportado o portátil que podía
trasladarlo con facilidad de un sitio a
otro. El precio de venta consistía en
cinco centavos y se incrementaba a 10,
si era acompañada de un pan; en caso de
que este incluyera dos unidades, su
costo era de 20 centavos. Las unidades
solas se vendían por decenas con su
salsa.
En 1957, al inaugurarse el restaurante,
continuaron vendiéndose por este valor y
presentación, pero ahora, acompañada de
otras comidas.En el proceso de
fabricación de las butifarras
intervenían cinco o seis personas, y
cada una de ellas realizaba un trabajo
específico: preparar la carne y los
sazones, virar al revés los intestinos y
lavarlos (luego se inflaban y se
ubicaban al Sol) amasar y rellenar,
amarrarlas y ponerlas al vapor de un
fogón de carbón.Se supone que, lo
singredientes, más o menos, fueran: 50
por ciento de carne de puerco, 25 de
empellas de cerdo y 25 de carne de res
y, por su puesto, se les agregaba
pimentón El Potro, ajo chileno, nuez
moscada y sal.
Las carnes se preparaban en forma de
picadillo crudo, al que se le adicionaba
especies y sazones. Posteriormente,
dicha masa era pasada a una habitación
en la cual primero solo podía entrar El
Congo y, después del fallecimiento de
este, su hija Guillermina. El proceso en
aquel sitio constituía un secreto
familiar, pues era donde se le daba el
acabado a la masa, la cual se depositaba
mediante un embudo dentro de la llamada
tripa, y se ubicaba sobre el fogón.
La salsa se preparaba aparte, con grasa,
sazones y especias, sin puré de tomate.
La ubicación del comercio, en sitio
junto a la Carretera Central, contribuyó
a engrandecer la fama de la butifarra,
que en su momento era la principal del
país.
Este producto se confeccionó según la
receta original de El Congo, hasta el
año 1964, cuando el establecimiento fue
intervenido.
Ignacio Piñeiro y su Septeto se
presentaron para actuar en un salón de
baile denominado El Cañón, que existió
en Catalina. Allí El Congo estaba
pregonando su producto y les brindó
butifarras a los músicos; les agradaron
tanto, que Ignacio Piñeiro prometió allí
mismo componerle una canción, la cual
fue estrenada en esa actividad. Esta
pieza de la música popular, que data de
la década del 50, contribuyó a
incrementar la fama del apetecido
producto