Religión:
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¨(Del
lat. religio, -onis); sust. f.
Conjunto de
creencias, sentimientos de veneración o temor, normas morales y
ritos de culto que ligan al hombre con la divinidad
Sinónimos
Doctrina, culto, creencia, credo, dogma, confesión, fe, revelación,
idolatría,
Antónimos
Ateísmo, descreimiento, impiedad, irreligiosidad.
Conjunto de creencias y de
prácticas rituales que ponen en relación con lo sagrado a las
personas, comunidades y sociedades humanas.
De la palabra religión han
sido propuestas etimologías diferentes a lo largo de la historia.
Cicerón la relacionaba con relegere (´releer o repasar
cuidadosamente´) todo lo que se refiere a lo sagrado; Lactancio con
religare (´vincular nuevamente´) al Dios del que antes nos
habíamos separado; San Agustín con reeligere (´reelegir de
nuevo´) a Dios, tras un período de separación causada por el pecado;
Macrobio con relinquere (´dejar´) como herencia de los
antepasados la tradición del Dios revelado.
Aunque las características que
revisten las creencias y experiencias religiosas en cada momento
histórico y en cada lugar geográfico son extremadamente variables,
pueden establecerse como fundamentos generales de los fenómenos
religiosos:
- La creencia en un mundo
invisible y superior, con existencia inmanente en lo más profundo
del ser humano (como defiende el budismo) o con existencia
trascendente fuera del ser humano (como defiende el cristianismo).
En cualquier caso, ese ámbito sagrado no está sujeto a las leyes
de espacio y tiempo.
- La conciencia de relación con
ese mundo invisible y superior, del que el hombre procede y al que
regresa al final de su vida.
- La creencia en dioses o númenes
protectores o salvadores que pueden ejercer su influencia desde
ese mundo sagrado hacia el mundo de los humanos. Esos dioses o
Manes pueden ser uno (en las religiones monoteístas) o varios
(en las religiones politeístas), y tener diversos tipos de
mediadores (ángeles, divinidades menores, semidioses, santos,
sabios o héroes culturales). La función esencial de los mediadores
es la de proteger, guiar e instruir a los hombres en el
conocimiento de las técnicas religiosas.
- La creencia en dioses o númenes
negativos y destructores que actúan como réplica y contrapeso de
los númenes protectores y salvadores. Aunque esos númenes suelen
estar dirigidos por un personaje supremo que actúa como anti-Dios
(Satanás en la tradición cristiana, Iblis en la musulmana, Mara en
la budista, etc.), se organizan por lo general en grupos de
demonios, diablos, genios, brujas, etc, que tienen funciones
antitéticas a las de los mediadores sagrados.
- La conciencia de posible
comunicación en vida con el mundo de lo sagrado, a través de
determinadas acciones que se deben repetir ritualmente, de forma
individual o de forma colectiva, y en ocasiones bajo la dirección
de un guía espiritual. Estas acciones pueden estar basadas en la
actividad mental (meditación, concentración), en la actividad del
lenguaje (canto, oración), en la actividad gestual y corporal (inclinaciones,
prosternaciones, abluciones, danzas sagradas), y en la actividad
ritual compleja, que puede expresarse mediante formas muy diversas
de culto (adoración, peregrinación, etc.) o de prácticas
socializadoras (de iniciación, de agregación, de sacrificio, de
comunión, etc.). La práctica de todas estas acciones rituales
exigen, implican o procuran, por lo general, una predisposición o
una calidad moral positiva.
- La conciencia de posible
comunicación en vida con el mundo de lo sagrado a través de la
utilización ritual de objetos o de lugares especialmente propicios
o adecuados para que el Dios o los númenes protectores o
salvadores se manifiesten o entren en comunicación con los
hombres.
- La conciencia de posible
salvación, de posible condenación y de nueva vida tras la muerte
corporal. La consecución de cada una de estas posibilidades está
estrechamente vinculada con el comportamiento y la calidad moral
del ser humano, y con la fiel observancia de las prescripciones y
normas rituales de cada tradición religiosa.
- La conciencia de reunión de
creyentes alrededor de una tradición y de un culto común. Aunque
puede haber formas de religiosidad individual, la religión es un
fenómeno que tiene una importante dimensión social. En su proceso
de evolución histórica va desarrollando estructuras de jerarquía,
dirección, especialización de funciones y relación con todos los
elementos, estamentos e instituciones de la sociedad.
- La creencia de que los
conceptos, conocimientos y técnicas religiosas emanan de los
propios seres sagrados y del propio mundo superior, a través de la
revelación, de la tradición o de la meditación. La transmisión de
estos conocimientos y técnicas puede realizarse por tradición oral
y por tradición escrita (a través de escrituras sagradas).
Las creencias religiosas son, por
lo general, fenómenos complejos y dinámicos que no admiten
categorías cerradas. Se pueden distinguir, en todo caso, clases no
absolutas ni estáticas, como las siguientes:
Son las que se basan en la creencia
de que la mayoría de los elementos y fenómenos naturales están
animados por espíritus que pueden influir en la vida personal y
social del hombre, y que requieren, por tanto, contemplación,
conocimiento y adoración. Coinciden en buena medida con las
religiones primitivas o elementales. |
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religiosos: [Entrar]
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Son las que se basan en la
creencia de que el conocimiento y adoración de lo sagrado no puede
realizarse de modo directo e intuitivo a través de la naturaleza,
sino de conceptualizaciones intelectuales y abstractas. No se
oponen a las naturales, sino que las desarrollan en un proceso
gradual que hace que, en la práctica, no exista ninguna religión
que sea puramente natural ni puramente positiva. Coinciden en
buena medida con las religiones superiores o complejas.
Son las de los pueblos primitivos
y no desarrollados, tanto de la antigüedad (pueblos prehistóricos
o protohistóricos) como de la edad contemporánea (pueblos
primitivos contemporáneos). Coinciden en buena medida con las
religiones naturales.
Son las de los pueblos de
civilización desarrollada y avanzada, tanto de la antigüedad como
de la edad contemporánea. Nacen, se consolidan y adquieren grados
crecientes de complejidad y estamentalización a medida que la
sociedad va perfeccionando también sus estructuras y desarrollando
clases especializadas. Coinciden en buena medida con las
religiones positivas.
Religiones particularistas.
Son las que se identifican fuertemente con grupos
étnico-culturales particulares, actúan como elementos máximos de
cohesión social interna, y no tienen vocación de hacer
proselitismo ni de proyectarse hacia otros grupos. Coinciden
esencialmente con las religiones naturales, primitivas, y con
algunas que han sobrevivido hasta la edad contemporánea, como el
judaísmo.
Son las que no se identifican con
grupos étnico-culturales particulares, y tienen carácter
proselitista y de proyección abierta hacia otros grupos. Coinciden
esencialmente con la mayoría de las religiones complejas (entre
ellas el
cristianismo
y el
islamismo)
y con numerosos movimientos religiosos modernos, incluidas las
sectas proselitistas.
Son aquellas cuyos orígenes se
encuentran en una tradición que remonta a tiempo inmemorial, y no
en actos de revelación concreta. El
hinduismo
es la más importante de las religiones tradicionales.
Son aquellas cuyos orígenes
remontan a un acto concreto de revelación de Dios a uno o varios
seres humanos. La mayoría de las religiones universales (budismo,
cristianismo,
islamismo)
están fundadas en la revelación de
Dios a
Buda,
Cristo o
Mahoma.
Son las que están basadas en la
creencia en un Dios personal, creador del mundo, gobernador de la
naturaleza, y emanador de las normas morales y religiosas que deben
regir la moral y el comportamiento humano. Religiones teístas son el
judaísmo, el
cristianismo
y el
islamismo.
Son las que están basadas en la
creencia de que el mundo y el hombre no fueron creados por un Dios
personal, sino que forman parte de un orden cósmico eterno, superior
y sagrado por sí mismo. Religiones no teístas son el
budismo y el
taoísmo.
Son las que están basadas en
cosmovisiones de tipo físico y materialista, afirman que todo en el
universo tiene vida por sí mismo, y niegan explícitamente la
existencia de un Dios creador del mundo y del hombre. Una religión
ateísta es el
jainismo.
Son las que están basadas en la
creencia de que no hay un único Dios creador y regulador del mundo y
de la vida humana, sino varios, con funciones separadas y
especializadas. Religiones politeístas fueron las de los antiguos
Egipto, Grecia y Roma.
Son las que están basadas en la
creencia de que todos los seres, objetos y elementos del mundo
físico tienen alma o espíritu individual capaz de influir en el
mundo de los hombres. Coinciden en buena medida con las religiones
naturales y primitivas.
Son una tipología específica de las
religiones animistas, propia sobre todo de diversos pueblos
uraloaltaicos de Asia, y también de los indios norteamericanos y de
los aborígenes australianos, basada en la creencia en el espíritu
individual de los elementos naturales y en el poder mediador de la
figura del chamán (mago-sacerdote) entre ese mundo de los espíritus
y el mundo de los hombres.
Además de tipologías religiosas
como las anteriores, puede hablarse también de creencias que no
llegan a constituirse en sistemas ni unidades religiosas concretas
ni completas, pero que pueden hallarse, de un modo o de otro, en el
trasfondo de diversas religiones.
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