Proyecto Salón Hogar
Fueron los aztecas quienes
tuvieron la más fuerte personalidad política y social en el México
prehispánico, además de ser el pueblo que ejerció el más vigoroso
dominio sobre otros grupos. Su civilización se desarrolló sobre una
organización social y económica muy evolucionada y con una compleja
religión politeísta.
Orígenes
Según la leyenda, cumplidos 130 años
después del la creación del quinto Sol, los aztecas salieron de
Chicomóstoc --lugar de las Siete Cuevas--, de donde partieron junto
a los xochimilca, los chalca, los cuitlahuaca, los de Tacuba, Coyohuacan,
Azcapotzalco y Culhuacan. Más concretamente, Aztlan --lugar de
las Garzas--, localizado posiblemente en el occidente de México, fue de
donde partieron, uniéndose a las tribus anteriores en Culhuacan, lugar
donde recibieron por dios a Huitzilopochtli (Colibrí Hechicero),
que tenía la valiosa habilidad de hablar para darles buenos consejos.
Iniciaron su peregrinaje (en un año "Ce Técpatl") desde principios del
siglo XII de la Era Cristiana, en busca de la Tierra prometida por su
dios tutelar: una zona pantanosa en la cual estuviera un nopal sobre una
roca y sobre él una águila devorando una serpiente.
Cuatro personas guiaban al pueblo --los
cuales llevaban a cuestas al recién adquirido numen--: Quauhcóatl,
Apanécatl, Tezcacoácatl y Chimalma (ésta última, una mujer).
Se desplazaron hacia el sur, por el bajío,
dedicados a la caza y la agricultura, y en cada lugar donde se
establecían momentáneamente, hacían un altar a su dios para adorarlo.
Permanecían un año o más en un lugar determinado, mientras los
exploradores buscaban nuevas tierras donde asentarse.
Los aztecas fueron los últimos en llegar
al Valle de México, por Tula y Zumpango, dominado entonces por señoríos
de origen tolteca. Fueron mal recibidos y vagaron durante años sin poder
establecerse. Buscaron refugio en el señorío de Azcapotzalco, y con la
autorización de éstos se establecieron en Chapultepec. En este lugar fue
sacrificado el hijo de una mujer (tenochca) que los chichimecas habían
raptado y llevado a Mechuacan (Michoacán). Huitzilopochtli se les
apareció a los aztecas, y les dijo que enterrasen el corazón del
sacrificado en un lugar que se llamó Tenuchtitlan, porque en aquel lugar
había de ser su morada, y allí estaría él; lugar donde posteriormente
fue fundado México-Tenochtitlan.
Las fricciones comenzaron cuando los
jóvenes aztecas invadieron Tenayuca para robar mujeres. Los ofendidos,
aliándose a los tepanecas, culhuas y xochimilcas, llevaron a cabo una
expedición punitiva en la cual tomaron como prisionero al jefe azteca,
Huitzíhuitl, junto a gran parte de la tribu, los cuales tuvieron que ir
a vivir a Culhuacan como siervos. El resto huyó a las orillas del Lago
de Texcoco, donde se establecieron.
Sin embargo tiempo después, Cóxcox,
soberano de Culhuacan entró en conflictos con Xochimilco y acudió a sus
vasallos aztecas en busca de ayuda. Los tenochcas (tan sólo 10 de ellos,
según nos cuenta la leyenda), se precipitaron al ataque y tomaron no
menos de treinta prisioneros, a los cuales cortaron una oreja. Ante tal
hazaña el prestigio bélico de los tenochcas creció tanto que éstos
recibieron a la hija de Cóxcox en matrimonio para su caudillo. Sin
embargo, los tenochcas desollaron a la joven en honor de una diosa de la
naturaleza, Toci. Cóxcox, horrorizado, mandó exterminar a los aztecas,
quienes huyeron al lago uniéndose a sus hermanos de tribu que ya se
habían establecido allí. Según la leyenda, hacia el año 1325,
aproximadamente, encontraron la Tierra esperada, en un islote del lago,
encontraron la Tierra esperada, en un islote del lago, donde fundaron
Tenochtitlan.
Al parecer, los aztecas tomaron su
nombre de Aztlan (lugar mítico situado, quizás, en Nayarit), de donde
eran originales. Más tarde se autollamaron mexicas --nombre que algunos
autores consideran erróneo--. El sitio se llamó México, voz derivada de
Méxitl, expresión con que se designaba al dios principal,
Huitzilopochtli. Además, Méxitl parece que proviene de la voz Metztli
--la Luna--, y xictli --centro u ombligo--, de esta forma México es "La
ciudad que está en medio de la Luna (o del Lago)". Tenochtitlan derivó
su nombre: o de Tenoch, un caudillo religioso azteca que condujo a su
pueblo en la parte final de su viaje; o bien, por el hecho de
encontrarse una águila devorando a una serpiente sobre una nopalera --tenochtli,
en lengua mexica--.
Primicias del Imperio
Al tiempo de establecerse, los
tenochcas tenían por señor a Ilancueitl, una señora principal. En 1378
se eligió al primer monarca azteca: Acamapichtli, esposo de Ilancueitl;
quien junto al segundo soberano, Huitzíhuitl II, fue objeto de
vejaciones por parte del rey de Azcapotzalco, Tezozómoc. Los aztecas
quedaron como súbditos del rey, obligados a fungir como soldados en el
ataque contra el reino de Texcoco, gobernado entonces por Ixtlilxóchitl.
Sin embargo, Huitzíhuitl aseguró prudentemente el futuro del naciente
Estado casándose con la hija de Tezozómoc.
Durante el reinado del tercer soberano
azteca, Chimalpopoca, Azcapotzalco era gobernado por Maxtla, hijo de
Tezozómoc. Chimalpopoca pensó sublevarse pero fue capturado y hecho
prisionero, motivo por el cual se suicidó (algunos autores sostienen que
Maxtla lo asesinó). Además, Maxtla aumentó los tributos cobrados a los
tenochcas, lo cual fue tomado como una injuria.
Tlacopan (Tacuba) simpatizaba con los
oprimidos; mientras que Nezahualcóyotl, sucesor al gobierno de Texcoco,
organizó un ataque contra el enemigo común: Azcapotzalco. Junto a los
tenochcas, al mando de su nuevo monarca Itzcóatl, Texcoco y Tlacopan
atacaron a Azcapotzalco por la retaguardia, y fue hasta después de una
prolongada lucha que los aliados resultaron vencedores. Este fue el
inicio de la Triple Alianza, la cual consolidó las bases para el Imperio
que después se convertiría en el más grande e imponente de Mesoamérica:
el imperio azteca.
Los tenochcas recibieron tierras en las
orillas del lago, pasando así de tributarios a un estado independiente.
Itzcóatl ordenó que se quemaran todos los manuscritos pictórico
históricos (códices) "por no estar al alcance de los plebeyos".
Itzcóatl hizo posible a los tenochcas
crear la civilización azteca. Emprendió la construcción de templos,
jerarquizó la vida social y religiosa e inició las conquistas de los
pueblos anexos al lago.
Parte importante en la victoria de
Tenochtitlan contra Azcapotzalco fue Tlacaélel, joven de 29 años: fue él
quien exhortó a la lucha. Además fue una profunda influencia para el
monarca, tanto, que él puso, auxiliado por otros, las bases para la
realización de los "Cien años del pueblo del Sol", es decir, los años
transcurridos entre 1427 y 1521, del encumbramiento de los mexicas.
Tlacaélel dio a éstos una visión místico-guerrera dispuesta a convertir
al Sol-Huitzilopochtli en el ser supremo, a cuyo servicio deberían estar
los componentes del pueblo como formadores de un verdadero "pueblo
elegido". Eso dio a los aztecas una razón para expandirse hasta sitios
lejanos con ánimo dominante.
Moctezuma Ilhuicamina (el Iracundo) fue el
quinto monarca azteca, encumbrado en 1440. Durante su reinado la
expansión de su pueblo llegó hasta Puebla, Morelos, Veracruz y Oaxaca, y
se estableció la guerra florida o xochiyaóyotl, la cual consistía en que
cada veinte días deberían combatir guerreros de la triple alianza contra
guerreros de Tlaxcala y Huejotzingo, a fin de obtener cautivos para los
sacrificios.
Bajo el gobierno de Moctezuma I progresó
la cultura en Tenochtitlan, se construyó un acueducto para proveer de
agua potable a la ciudad y se construyeron nuevos templos en honor de
los dioses y diosas adorados.
Imperio Azteca
Axayácatl, hijo de Moctezuma I, sucedió
el trono en 1469. Fue él quien extendió la hegemonía azteca llegando
incluso hasta Tehuantepec. Conquistó todo el occidente del actual Estado
de México, pero fracasó ante los Tarascos, único desastre militar serio
de los tenochcas, antes de los horrendos días de 1519. Axayácatl logró
vencer al pueblo de Tlatelolco, matando a su jefe y negando a su consejo
el derecho de discutir con los tenochcas asuntos de importancia para el
gobierno. Sin embargo, las rivalidades no condujeron a la guerra. Las
artes religiosas alcanzaron su completo desarrollo bajo este monarca. En
esta época se labró la gran Piedra del Calendario (conocida más
comúnmente como Calendario Azteca), que tiene un diámetro de 4m y pesa
más de 20 toneladas y que representa el universo azteca.
Paralelo a esto, Nezahualcóyotl, monarca
de Texcoco, se interesó profundamente por la religión y las artes, al
grado de conseguir gran renombre como poeta, orador y filósofo. Texcoco
se convirtió en una de las ciudades más imponentes de la Altiplanicie
central. Nezahualpilli sucedió a su padre Nezahualcóyotl; durante su
reinado emprendió conquistas con éxito.
Tízoc Chalchiuhtlatona sucedió a su
hermano Axayácatl en el reinado de Tenochtitlan. Tízoc hizo conquistas
por la Mixteca. En su época se esculpió la Piedra de Tízoc, también
conocida como Piedra de Sacrificios, que muestra la repercusión cósmica
de los eventos históricos, ya que hace intervenir al dios tribal
Huitzilopochtli, ante la presencia de los astros y de la Tierra, en las
victorias del rey azteca, según escribió Paul Gendrop; además, comenzó
la reconstrucción del Templo Mayor de Huitzilopochtli y de Tláloc. Al
parecer, Tízoc fue envenenado por jefes militares, disgustados por la
falta de éxitos.
Tízoc fue sucedido por su hermano Ahuízotl,
quien inició su reinado con la consagración del nuevo Templo Mayor de
Huitzilopochtli; para lo cual fue necesario obtener víctimas para el
sacrificio necesario. Invocó la ayuda de Nezahualpilli y los aliados
hicieron una campaña de dos años en el norte de Oaxaca, juntando no
menos de 20,000 víctimas, el número más alto del culto de los
sacrificios en México. Sometió las tierras del Istmo de Tehuantepec,
aunque fracasó al principio, llegó finalmente al Soconusco y aún hasta
Guatemala misma. Entre tanto, la ciudad había crecido a tal grado que
fue preciso construir otro acueducto. Mientras vigilaba obras de rescate
ante una inundación que había azotado a Tenochtitlan, Ahuízotl recibió
una herida en la cabeza que le resultó mortal.
Después gobernó Moctezuma II, apodado
Xocoyotzin (el Joven), con quien el Imperio Azteca llegó a su máximo
esplendor. Fue hombre de talento, destacado sacerdote y guía del
Calmécac, y acaso inclinado a conceptos religiosos menos apegados a la
antigua actitud del pueblo del Sol. En 1507 se celebró la última
Ceremonia del Fuego Nuevo, época azarosa para los tenochcas, debido a
los augurios sobrenaturales del fin del mundo (fin del quinto Sol),
además de haber llegado noticias de extranjeros blancos impulsados en
embarcaciones extrañas que recorrían la costa.
En 1518 Grijalva llegó a Veracruz y un año
después Cortés comenzó su marcha hacia Tenochtitlan.
Llegada de los españoles
Los años anteriores a la llegada de los
españoles estuvieron llenos de portentos que para los aztecas
presagiaban males futuros: fue vista, a media noche, una columna de
fuego. Dos templos fueron destruidos. Se vio un comenta durante el día.
Se levantaron olas en el lago de Texcoco.
Se escuchó una voz de mujer que gritaba "estamos perdidos, hijos míos".
Aparecieron varios monstruos que fueron
llevados ante el monarca, pero desaparecían cuando él los había visto.
Por último, fue llevada ante Moctezuma un ave que en su cabeza tenía un
espejo que reflejaba los cielos, y al momento en que el monarca se asomó
a él por segunda vez, descubrió un ejército; después el ave desapareció.
Desde Cuba se emprendieron las primeras
expediciones hacia tierra firme. El 1º de marzo de 1517 Francisco
Hernández de Córdoba llegó el primero a costas mexicanas (Cabo Catoche,
Yucatán). Sin embargo, los mayas los repelieron con éxito y los
españoles regresaron a Cuba con noticias interesantes: tierras habitadas
por sociedades superiores a las insulares ya descubiertas; poseedoras,
además, de oro y riquezas. En 1518 Juan de Grijalva emprendió una
segunda expedición, desembarcando en Cozumel. Recorrió la costa y
mantuvo contacto con los indígenas, que en algunos casos le manifestaron
hostilidad. En su exploración en las costas de Veracruz recibe presentes
en oro y objetos diversos enviados por Moctezuma (el cual creía hacerse
realidad el mito del regreso de Quetzalcóatl), con el mensaje de
alejarse de Tenochtitlan. Más tarde Grijalva regresó a Cuba.
Sin embargo, fue Hernán Cortés el
forjador de la conquista del Imperio Azteca. Embarcó hacia México en
noviembre de 1518, llegando en febrero de 1519 a la isla de Cozumel. La
expedición estaba compuesta por 10 navíos, 100 marineros y 500 soldados.
En Cozumel fue recogido Jerónimo de Aguilar, quien con otro español
--Gonzalo Guerrero-- se había refugiado en tierras mayas a resultas del
naufragio de la expedición de Nicuesa; Aguilar sirvió como intérprete al
conocer la lengua nativa.
Durante el trayecto a Tenochtitlan,
diversos señoríos se aliaron a Cortés, quien observó la multitud de
ellos que estaban sujetos al tlacatecuhtli azteca. "¿Quién no es vasallo
de Moctezuma?", le dijo un cacique al Conquistador, asombrado de que
pudiese haber otros señores no domeñados por el tenochca. Los
conquistadores eran halagados con presentes (incluso doncellas --entre
ellas doña Marina--) de los indígenas, temerosos de que se cumplieran
las profecías de Quetzalcóatl.
Conquista
Por fin llegó Cortés a Tenochtitlan.
Moctezuma salió a recibirlo en la calzada de Iztapalapa. Sin embargo,
Cortés aprehendió a Moctezuma so pretexto de asegurar la integridad de
los españoles. Cortés salió a Veracruz, mientras en la metrópoli
indígena, Pedro de Alvarado dispuso una matanza en el Templo Mayor, ante
lo cual se produjo un alzamiento hostil por parte de los tenochcas.
Moctezuma fue obligado a pedir que cesara el sitio, pero fue muerto a
pedradas por su propio pueblo, según los relatos españoles, o
estrangulado por los conquistadores, según versiones indígenas. Siendo
insostenible la situación, los españoles dispusieron la salida el 30 de
junio de 1520 (Noche Triste) y se refugiaron en Tlaxcala, donde se
preparó el sitio final de Tenochtitlan.
Cuando se inició el sitio de la ciudad,
Cortés contaba con 513 peones, 87 jinetes y más de 50,000 aliados
indígenas, además de 13 bergantines. Mientras tanto, en Tenochtitlan las
nuevas enfermedades traídas por los españoles (en especial la viruela)
cobraban muchas víctimas, una de las cuales fue Cuitláhuac, quien había
sucedido a su hermano Moctezuma. Quedó al frente de los tenochcas
Cuauhtémoc, sobrino de Moctezuma, que extremó la resistencia de la
ciudad. Los aztecas lucharon sin duda con denuedo heroico, pero faltos
de agua dulce (el lago era salado), de abastecimientos y de aliados,
vieron disminuida cada vez más su capacidad de resistencia. Además, la
comparación de la técnica militar azteca con la disciplina y los
armamentos españoles nos revela una oportunidad excepcional para el
triunfo de las tácticas europeas. Finalmente, Cuauhtémoc fue aprehendido
el 13 de agosto de 1521. Llevado ante Cortés, Cuauhtémoc le indicó que
había hecho cuando estaba en sus manos en defensa de su ciudad, pero no
pudiendo más, le pedía que lo matara. Sin embargo, Cuauhtémoc murió
hasta febrero de 1525, ahorcado, acusado de conspiración.
Tenochtitlan estaba destruida, sobre los
escombros de la orgullosa ciudad azteca se habría de levantar más tarde
una nueva ciudad española.
Tenochtitlan
Tenochtitlan era una ciudad bien
ordenada en la alineación de sus calles. Tenía, hacia el centro, el
Templo Mayor en cuya parte superior estaban los recintos dedicados a
Huitzilopochtli y a Tláloc, con las construcciones anexas y alrededor de
la gran plaza había algunos palacios como los de Moctezuma y Axayácatl,
más otros edificios de variado destino.
Las calles de Tenochtitlan eran a veces de
tierra, a veces canales, a veces mitad de tierra y mitad de agua. Era
una ciudad lacustre en la que se podía llegar hasta el palacio de
Moctezuma en canoa. Construida originalmente sobre islotes, se
comunicaba con tierra firme a través de tres calzadas: la de Iztapalapa,
la de Tlacopan o Tacuba, y la de Tepeyácac.
La ciudad se extendía dentro de una
superficie que comprendía el islote central y las tierras que habían
sido ganadas al lago. Quizás no abarcaba más de un escaso millón de
metros cuadrados. En total, se cree que había 60,000 familias, lo que
significaría, por lo menos, medio millón de habitantes; en apariencia,
la capital de un Imperio del Viejo Mundo.
Sociedad
Organización política y social
La organización política de las tribus
aztecas, al llegar al valle del Anáhuac, era (en teoría) democrática.
Pero podemos definir una organización basada en una teocracia militar "pero
en la que el fin guerrero estaba subordinado al fin religioso y en la
que el mismo emperador, más propiamente Tlacatecuhtli, era un sacerdote".
Pero la religión no sólo influía en la
organización política, también lo hacía en la organización social. Un
grupo de familias o clan constituían una tribu. Entre los tenochcas
había 20 clanes o calpullis, en los cuales los jefes de familia elegían
un representante (calpullec), asesorado por un consejo de ancianos (huehuetque).
Los representantes de los calpullis formaban el tlatocan, organismo que
presidía el gobierno general de Tenochtitlan. A quien los españoles
llamaron rey, era el hombre que ocupaba el puesto supremo entre todos
los jefes, llamado Tlacatecuhtli (señor de los hombres), también
denominado Tlatoani. El cargo del Tlacatecuhtli era electivo.
Clases sociales
Aun cuando no existían clases sociales
remarcadas, se pueden mencionar los siguientes rangos: nobles (pipiltin),
entre los cuales estaban los caballeros águila y los caballeros tigre (más
formalmente, caballeros ocelote). Sacerdotes, que podían proceder tanto
de una familia humilde como de una noble. Artesanos, divididos en
pochtecas (comerciaban fuera de la ciudad) y tlanamacani (que
comerciaban en la ciudad). Plebeyos o campesinos libres (macehualtin).
Siervos (mayeques) campesinos que estaban en calidad de siervos.
Esclavos (tlacotin), generalmente esclavos de guerra que iban al
sacrificio o eran ocupados en diversas tareas.
Un hombre podía alcanzar alto rango por
medio de sus esfuerzos.
Educación
La educación comenzaba después del
destete, en el tercer año. El propósito era iniciar al niño en las
técnicas y obligaciones de la vida adulta. Al igual que casi cualquier
actividad diaria de los tenochcas, la educación estaba regida por los
principios religiosos imperantes en la cultura azteca. Los padres
vigilaban la educación de los hijos y las madres daban instrucción a las
hijas; sin embargo, eran los sacerdotes los que impartían la educación
en las escuelas.
Había dos tipos de ellas para los varones,
la más importante era el Calmécac (hilera de casas), en la cual se
preparaba a los nobles para el sacerdocio. Estudiaban las artes y las
ciencias, pero la enseñanza era fundamentalmente religiosa, aun cuando
muchos de los estudiantes no pretendían ser sacerdotes; algunos se
preparaban para ocupar puestos en la milicia o la administración pública.
El Calmécac era parte del Templo Mayor y los estudiantes estaban sujetos
a una rigurosa disciplina.
La educación
sacerdotal
Los padres dedicaban a
sus hijos, en cuanto nacían, para que fueran sacerdotes o guerreros.
Si querían que fuera sacerdote, convidaban a los jefes del Calmécac
y en un banquete les ofrecían al hijo y lo llevaban al Calmécac
donde lo pintaban de negro y le ponían un collar con cuentas de
madera, que llamaban tlacopatli y a las que se suponía que quedaba
unido el espíritu del niño; por lo cual, antes de devolverlo a sus
padres, le quitaban el collar y lo dejaban en prenda en el
monasterio. |
La otra escuela era el Telpuchcalli
(casa de los jóvenes), para la educación corriente; había uno en casi
cualquier barrio de la ciudad. El Telpuchcalli enseñaba civismo, empleo
de las armas, artes y oficios, historia y tradiciones, así como la
obediencia a las normas religiosas comunes. El objeto principal era el
de preparar a los jóvenes para la guerra, la disciplina era menos severa.
Había escuelas para las jóvenes que
aspiraban a ser sacerdotisas, además de aprender a tejer y hacer
trabajos en pluma para vestiduras sacerdotales.
Otras escuelas especiales existían para
enseñar a bailar, cantar y tañer instrumentos musicales; también estas
enseñanzas tenían un fin principalmente religioso.
Familia
Un joven era apto para el matrimonio a
los 20 años, mientras una joven se consideraba madura aproximadamente a
los 16 años. Antes del matrimonio, se consultaba a un sacerdote para que
decidiera si los destinos de la pareja eran armoniosos. De ser así, el
padre del novio enviaba dos ancianas de la tribu con obsequios para los
padres de la muchacha, quienes de acuerdo con la costumbre, desechaban
la petición. Las ancianas regresaban otra vez, por la respuesta
definitiva. Si se aceptaba el matrimonio, una de las casamenteras
llevaba a la novia en sus espaldas hasta pasar por la puerta de la casa
del futuro marido y después se ataban los mantos de los novios para
simbolizar su unión. Se celebraba una fiesta y los desposados hacían
penitencia durante cuatro días, pasados los cuales consumaban su
matrimonio.
Existía la poligamia, sin embargo, la
primera mujer tenía prioridad sobre las otras. El divorcio era
considerado: un hombre podía repudiar a su mujer en caso de esterilidad
o si descuidaba sus deberes. La mujer podía hacerlo de su marido cuando
éste no podía sostener la familia o cuando la maltratara físicamente.
Una divorciada podía casarse con cualquiera, pero una viuda tenía que
hacerlo con un hermano de su difunto marido.
Artes
Escritura
Los aztecas conocieron la escritura
pictórica, esto es, la representación directa del objeto o por medio de
símbolos o ideas. Por ejemplo, la palabra toponímica Pantépec, que
significa "sobre el cerro de la bandera", se escribía mediante una
bandera sobre un cerro. Son los códices a través de los cuales conocemos
de modo fundamental dicha escritura.
Numeración
El sistema numérico empleado era
vigesimal, es decir, contaban por veintenas. Los números del 1 al 19 se
representaban con puntos. El 5 solía representarse con una mano. El
número 20 era representado con una bandera, repitiéndola para
representar cantidades mayores. 400 se representaba con una pluma y 8000
con una bolsa o costal. Así, para obtener distintas cifras, se agrupaban
o combinaban puntos, rayas, banderas, bolsas.
Calendarios
Conocían los aztecas el año solar --además
del venusino--, representándolo en un calendario llamado xíhuitl,
integrado por 18 meses de 20 días cada uno, más 5 días nefastos llamados
nemontemi. El Tonalpohualli era un calendario de 260 días, resultado de
la combinación de 20 signos con 13 numerales; este calendario era la "cuenta
adivinatoria de los días", y permitía saber la suerte de quienes nacían
en ellos, servía también para nombrar los años y fijaba las fechas de
las fiestas movibles.
Cada 52 años (siglo) coincidían ambos
calendarios y se celebraba la fiesta del Fuego Nuevo.
Literatura
A través de la poesía se dieron a
conocer, sobre todo, los pensamientos nahuas sobre la vida, sobre el
mundo y sobre los grandes problemas humanos. La escritura pictográfica
conocida por los aztecas era inapropiada para expresar abiertamente la
literatura; sin embargo, --nos dice Vaillant-- "existió una verbosidad
rítmica y opulenta como forma de tratamiento cortés, que con un sistema
de escritura se hubiera podido transmutar en literatura". Se han
conservado obras escritas en caracteres latinos, posteriores a la
conquista, recopiladas por Sahagún, Ixtlilxóchitl y otros. Entre ellas
hay himnos, oraciones, discursos y exhortaciones diversas.
Ejemplo de ello son: colección de
cantares mexicanos, Anales de Tlatelolco, Códices Matritenses, etc.
Figura importante en este aspecto fue Nezahualcóyotl.
Música
La música era seguramente severa y
lúgubre en sus ceremonias religiosas; espectacular y terrible en los
combates; fúnebres y depresivas en las celebraciones mortuorias; y
alegre en las festividades mundanas. Existió gran variedad de
instrumentos musicales, tales como el huéhuetl (cilindro de madera
cubierto por la parte con piel de venado); el teponaztli (tambor pequeño
de madera, con una hendidura sobre cuyas lengüetas se golpeaba); el
ayacacaxtli (calabaza con piedras dentro); caracoles marinos; huesos con
los que se silbaba; flautas de carrizo; etc.
Arquitectura
Poco queda de la arquitectura azteca.
Sólo subsisten los restos del Templo Mayor de Tenochtitlan. Sin embargo,
nos podemos dar una idea a través de los relatos de los cronistas.
Sahagún nos dice que el recinto sagrado estaba compuesto por 78
edificios, y que la pirámide central tenía dos templos en la parte
superior, uno dedicado a Tláloc, el otro a Huitzilopochtli. Podemos
pensar que las casas de los clanes pobres eran de adobe y bajareque,
pero las casas de los señores importantes eran espléndidas y espaciosas:
"cuatro veces el Conquistador Anónimo intentó recorrer los palacios de
Moctezuma: cuatro veces renunció, fatigado", nos dice Alfonso Reyes. Es
muy probable que las casas aztecas hayan carecido de ventanas,
tragaluces y chimeneas.
Escultura
A diferencia de la arquitectura, la
escultura azteca conocida es amplia. Monumental y realista en su
concepción, representa el complejo universo religioso. La piedra del Sol
(calendario azteca), es sin duda la obra arquitectónica más conocida del
mundo azteca; y nos presenta "un resumen finito del infinito universo
azteca", dice Vaillant. Se trata de una disco monolítico de 25 toneladas
y 4 m de diámetro. Otras piezas importantes son la escultura de
Coyolxauhqui, donde el artista quizás quiso representar la decapitación
de esta deidad por Huitzilopochtli; la estatua de Coatlicue y la piedra
de Tízoc, enorme disco en el que se representan las hazañas del que le
da el nombre.
Religión
Porque la más alta y sencilla base de
la vida es estar en armonía con la naturaleza, la religión azteca
trataba, por sus fines y por su práctica, de atraer aquellas fuerzas
naturales favorables a la existencia humana y de rechazar las que le
eran perjudiciales.
La religión azteca no tenía un Salvador ni
un cielo o un infierno para recompensar o castigar las consecuencias de
la conducta humana. El rito azteca consistía en el ofrecimiento de
regalos, oraciones y actos penitenciales para inducir el favor de los
poderes divinos, quienes personificaban a la naturaleza. Descubrir el
ritmo inexorable de los acontecimientos naturales era la forma de
asegurar la supervivencia de la comunidad. Así, este ritmo llega a ser
parte esencial del culto y la religión, manifestándose en la
estratificación de divinidades y una especialización en sus funciones.
Lo anterior llevó a la integración de un complejo y rico culto
politeísta.
Los aztecas desarrollaron un concepto de
relación entre las fuerzas sobrenaturales y el Universo, éste último
concebido con un sentido más religioso que geográfico, dividido en zonas
(vertical y horizontal) religiosas: el Universo Horizontal estaba
constituido por los 4 puntos cardinales, además del centro; mientras el
Universo Vertical estaba dividido en mundos superiores e inferiores (cielos
e infiernos sin significado moral). Los muertos podían ir a uno de estos
mundos, pero la conducta de su vida no designaba su última morada
después de la muerte. Más bien, ésta era definida por el tipo de muerte
que le acontecía.
El origen de todas las cosas es un solo
principio dual, masculino y femenino, que engendró tanto a dioses como a
hombres: Ometéotl (2 Divinidad).
Pero, si por una parte encontramos un
exagerado politeísmo con un toque mágico en la religión azteca, por otra
parte, son patentes los esfuerzos de los sacerdotes por reducir las
múltiples divinidades a aspectos diversos de una misma deidad. Así,
podríamos hablar del dios del vino, que para los sacerdotes mexicanos
era sólo uno: Ometóchtli (2 Conejo).
Sin embargo, se conocen gran cantidad de
dioses del pulque, con características y nombres de la región de donde
provienen: Tepoztécatl (El del hacha de cobre, dios de Tepoztlan,
Morelos); Toltécatl (dios de Tula); Yautécatl (dios de Yautépec), etc.
De esta forma, aun cuando los sacerdotes
tenochcas procuraban reunir en un solo concepto los diversos dioses de
cada una de las tribus y sintetizarlos en un solo poder; el pueblo no
admitía que el dios local estuviera sujeto a otro, ni que fuera
solamente una advocación de un ser superior.
Hubo en cambio hombres excepcionales como
el rey de Texcoco, Nezahualcóyotl, en quien aparece ya la idea de la
adoración preferente a un dios único e invisible que no se puede
representar, llamado Tloque Nahuaque o Ipalnemohuani (el dios de la
inmediata vecindad, Aquel por quien todos viven), la fuerza creadora del
Universo, que está colocado sobre los cielos y en el punto más alto y
del que dependen todas las cosas.
Si ésta no es una actitud francamente
monoteísta porque se admite todavía la existencia y el culto a otros
dioses, sí nos indica que en las mentalidades excepcionales había nacido
ya el afán filosófico de la unidad, y que se buscaba una causa única, de
la que dependieran las otras, y un dios único que estuviera por encima
de las demás divinidades, como éstas están por encima del hombre.
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