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Esta
imagen muestra el paisaje común de las grandes praderas
alrededor del mundo. |
Las grandes
praderas
Las
praderas se caracterizan por la presencia de vegetación herbácea.
Se desarrollan en zonas con precipitaciones entre los 250 y 600
mm al año; es decir, con un régimen de precipitaciones
promedio entre el de los desiertos y el de los bosques. Sin embargo,
estos valores pueden variar, dependiendo de la humedad que mantenga
el suelo.
Las praderas pueden
clasificarse en naturales, seminaturales y cultivadas.
Las primeras ocupan grandes áreas de masas continentales,
como, por ejemplo, las praderas y llanuras de América del
Norte, las pampas, estepas y páramos de Sudamérica,
las grandes extensiones de sabanas de África y las estepas
euroasiáticas. Las praderas seminaturales son aquellas en
donde la humedad se mantiene para permitir la subsistencia del bosque.
Son el resultado de la deforestación y podrían volver
a albergar árboles, si no fuera por los incendios de los
que son objeto. Finalmente, las praderas cultivadas son aquellas
que el hombre ha desarrollado mediante la plantación de diversas
especies seleccionadas por su palatabilidad y cualidades alimenticias.
En general, en las praderas cultivadas se utilizan dos o más
especies de gramíneas asociadas a algún tipo de leguminosa
que mejora el aporte de nitrógeno.
Las praderas
cubren el 40 por ciento de la superficie terrestre. En América
del Norte este bioma se extiende desde el río Mississippi
al este y los Grandes Lagos al nordeste hasta las montañas
Rocosas en el oeste. La región de praderas de América
del Sur, más conocida como pampa, abarca el sur de
Brasil, Uruguay y el centro-este de Argentina.
En Chile los
ambientes pratenses naturales se dan en el altiplano, en las veranadas
propias de los valles cordilleranos y en las estepas de Aisén
y Magallanes. Las mejores praderas artificiales se dan en las regiones
de la Araucanía y de Los Lagos.
La vegetación
en las praderas
La forma de vegetación
dominante son diversas gramíneas que van desde pequeñas
hierbas hasta especies de mayor tamaño, las que alcanzan
a veces los 2,50 m de altura. Las especies que componen las praderas
varían según las condiciones fisicoquímicas,
climáticas y de ubicación de éstas. Podemos
encontrar, además, algunos matorrales y árboles, sobre
todo formando cinturones a lo largo de los cursos de agua. En las
zonas más húmedas abundan básicamente las hierbas
altas. Cuando las lluvias disminuyen, las hierbas tienden a ser
más bajas y más duras, y la pradera termina convirtiéndose
en estepa o en un semidesierto.
Fauna
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Paisaje
de una pradera canadiense
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En estado natural,
este tipo de paisaje alberga a numerosas especies de
animales, donde
destacan los herbívoros y las pirámides alimentarias
que ellos mismos mantienen, como son el bisonte y numerosos roedores
en América del Norte.
En las praderas
de América del Sur hallamos una gran variedad de animales,
dependiendo en gran medida de la ubicación de dichas praderas.
Así, en los coironales altiplánicos encontramos
especies como las vicuñas, los suris, las quiulas y las vizcachas,
además de numerosos roedores y otras avecillas. En los mejores
lugares, como es el caso de los bofedales, encontramos además
las llamas y las alpacas que pastorean los aimaras.
Por otra parte,
en los pastizales y estepas de Magallanes destacan los guanacos,
además de zorros, como los chillas y los culpeos, y numerosas
especies de aves, tales como ñandúes, piuquenes y
caiquenes, que comparten su hábitat con liebres y conejos
introducidos y asilvestrados, y con los corderos, el principal ganado
de la zona.
En las pampas
de Argentina y Paraguay encontramos numerosos animales pequeños,
como vizcachas, maras y cuyes, comadrejas, lagartijas y zorros.
Numerosas especies
de las praderas tienen problemas de conservación, como el
puma, que vive en toda América, desde Canadá al estrecho
de Magallanes; el venado de las pampas, en América del Norte;
o el bisonte, que antiguamente vivía en enormes rebaños
y ahora solo sobrevive parques y reservas nacionales de Norteamérica.
En las grandes
praderas africanas, denominadas sabanas, habitan especies
muy llamativas, como son antílopes, impalas, jirafas, cebras,
elefantes, ñus, búfalos y sus depredadores, como son
los leones, leopardo y guepardos, entre otros.
La fauna de la
pradera tiene un rol muy importante en la preservación del
equilibrio natural, esencial para la cadena alimenticia. Muchos
animales excavadores modifican el contenido mineral y la textura
del suelo al removerlo, mejorando el crecimiento de las especies
vegetales. Bajo tierra actúan además las lombrices
y otros invertebrados que mejoran la estructura y la oxigenación
del suelo, y millones de bacterias y hongos que descomponen los
residuos orgánicos, devolviéndole al suelo sus nutrientes
básicos.
Los suelos de
las praderas son bastante fértiles, ya que la escasez de
lluvia evita la disolución de los nutrientes de los suelos.
Acción
del hombre
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Las
industrias son uno de los más importantes contaminantes
del aire. |
En este bioma
terrestre podemos ver cómo el hombre lo ha ido modificando
a su manera,
para tener una vida mejor. Muchos incendios se dan en estas regiones,
en especial para que salga pasto nuevo. Aunque se arrase con los
arbustos, no sucede lo mismo con los tallos subterráneos,
ya que después vuelven a brotar. Incluso se verán
fertilizadas con la carbonización de la materia orgánica
por la acción del fuego.
Los problemas
de la ciudad
El crecimiento
de las grandes ciudades acarrea enormes inconvenientes para el medio
ambiente, deteriorando constantemente la calidad de vida de sus
habitantes. La sobrepoblación, la deficiente eliminación
de desechos y la polución -industrial y por vehículos-
convierten a las grandes ciudades en los principales centros de
contaminación del planeta.
La contaminación
Las ciudades
generan diariamente toneladas de residuos industriales y domésticos,
los que son eliminados en ríos, mares, enterrándolos
o incinerándolos. Sin embargo, el remedio es peor que la
enfermedad, ya que contamina de la misma manera. Un problema bastante
serio son los desechos no biodegradables (que no pueden ser descompuestos
rápidamente por organismos vivos), como los detergentes,
plásticos o plaguicidas. Los plásticos, por ejemplo,
permanecerán mucho tiempo en el ambiente y no se los puede
quemar, ya que eliminan muchos tóxicos. El tránsito
es otro problema, que nos atañe a los santiaguinos especialmente.
Los vehículos generan contaminación al emitir gases
nocivos, como el dióxido de carbono, entre otros. La Organización
Mundial de la Salud ha dicho que más de 100 millones de personas
viven en las ciudades más pobladas del planeta.
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