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Cecilia: única representante de los ápodos
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Cecilia

Ápodos

Como dijimos anteriormente, este tipo de anfibios se caracteriza por la ausencia de patas. Las cecilias, que pertenece a este grupo, parecen más bien lombrices que se arrastran por la tierra. Son seres de vida subterránea que habitan en galerías excavadas en terrenos blandos, lugar que casi nunca abandonan, a menos que el agua las inunde. Por lo general viven en lugares sin luz, lo que las ha llevado a quedar prácticamente ciegas, ya que su visión se ha atrofiado con el tiempo.

Cuando son adultas, sus ojos están cubiertos por una capa o bolsa de piel, o también por el hueso maxilar. Entre los ojos y la nariz poseen un órgano sensorial en forma de tentáculo.

Principalmente, los ápodos se alimentan de pequeños moluscos e insectos, aunque algunos son capaces de devorar a pequeñas serpientes excavadoras. Estos anfibios son devorados a su vez por otros animales, en especial serpientes más grandes.

La cecilia más grande que se conoce vive en Colombia y puede llegar a medir 1,20 metro de largo; las europeas, en cambio miden alrededor de 50 centímetros.

Reproducción

Entre las cecilias hembra y las cecilias macho no hay mucha diferencia. Es más, si quisiéramos distinguirlas sería bastante difícil, porque a simple vista las desemejanzas no son perceptibles. Sin embargo, el macho es el que posee un órgano que se encarga de fecundar internamente a la hembra. Normalmente, gran parte de la metamorfosis que sufren estos anfibios desde que nacen, la experimentan dentro del huevo que los cobija. Incluso hay algunas que nacen aptas para vivir de inmediato fuera del agua.

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