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Vejiga natatoria

Debido a la densidad de sus tejidos, un pez debería hundirse o, en su defecto, para mantenerse a flote, consumir gran cantidad de energía. Por esta razón, para evitar irse a fondo, los peces están dotados de un órgano hidrostático, llamado vejiga natatoria, que les sirve para mantenerse en equilibrio en el agua, o sea, para flotar.
En los peces este órgano es absolutamente necesario para subir o bajar en el agua, y se contrae o dilata a objeto de lograr mayor o menor flotación, así como para realizar movimientos de ascenso y descenso sin utilizar los órganos locomotores. Además, la vejiga natatoria interviene absorbiendo las diferencias de presión externa y compensando la presión interna del animal.
Tal es su importancia que cuando un pez es capturado y sube demasiado rápido a la superficie, la vejiga natatoria no alcanza a adaptarse a la brusca disminución de la presión, se dilata abruptamente comprimiendo las otras vísceras del pez, y provoca que el esófago y estómago salgan por la boca del animal.


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En el caso del dragón de fuego, las aletas pueden adaptarse a la defensa, ya que están dotadas de una barrera formada por espinas conectadas a la aleta dorsal.
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En la tenca, pez que habita en aguas de Europa y Siberia, la apariencia de la boca en el rostro es perfectamente notoria.
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Anatomía de los peces

Los peces viven en un medio que es casi ochocientas veces más denso que el aire; por lo tanto, la morfología de su cuerpo está diseñada para soportar la fuerte presión del medio acuático. Los desplazamientos en el agua están relacionados con la forma del cuerpo y la fricción de este contra las capas líquidas.

Los nadadores más rápidos presentan un cuerpo de aspecto fusiforme perfectamente hidrodinámico, como el atún, el salmón o el bacalao. Los nadadores resistentes tienen el cuerpo más alargado, como es el caso de las anguilas o el de los pejesapos. Los peces que viven en el fondo marino y los de aguas dulces presentan un aplastamiento dorsoventral (especies bentónicas, como rayas y peces rata). Algunas otras especies son prácticamente esféricas, como el pez luna, cuyo cuerpo tiene forma de un grueso disco, o el pez globo, que al excitarse adopta una forma esférica cubierta de púas.

La cabeza

En los peces el extremo anterior de la cabeza es agudo, y por encima de la boca se forma una prolongación que se llama rostro. A los lados del rostro se sitúan las aberturas nasales, aunque hay peces en los cuales se ubican en la cara ventral.

Los ojos son redondos, planos y grandes. Carecen de párpados y en algunas especies se desarrolla una membrana sencilla horizontal o dos verticales.

La boca suele estar en el extremo anterior de la cabeza o debajo, cuando existe un hocico o rostro. Otras veces ocupa una posición superior, en especial cuando la mandíbula inferior es más larga que la superior.

Las branquias son los órganos respiratorios de los peces, y están formadas por una serie de laminillas cutáneas, cubiertas por una fina piel, ubicadas sobre los arcos branquiales, sean estos óseos o cartilaginosos. Tienen una gran irrigación sanguínea y a ello deben su color rojo intenso. Estas branquias son conocidas como agallas y se ubican generalmente bajo un opérculo (tapadera) en la parte posterior de la cabeza.

El agua aspirada a través de la boca, pasa por entre las laminillas branquiales, donde se produce el intercambio gaseoso; es decir, la sangre absorbe el oxígeno y descarga el anhídrido carbónico. Algunos peces rápidos, como la caballa, nadan con la boca entreabierta, produciendo así una corriente de agua continua a través de las branquias, que provee del oxígeno necesario para su intensa actividad natatoria.

Aletas

pez
Las aletas del pez de colores (Carassius auratus), variedad cola de velo, cumplen más bien una función ornamental que funcional.

Los órganos locomotores que más caracterizan a los peces son las aletas.

Pueden ser de dos tipos: pares, situadas en los costados, detrás de la cabeza, como las pectorales, o situadas en la región ventral, como las pélvicas, que se utilizan como timones para encauzar la dirección; e impares, como la caudal o la cola, la anal y las dorsales (una o más).

La aleta caudal sirve para impulsar al pez, mientras que la anal y la dorsal se utilizan como estabilizadores.

En los peces óseos, las pectorales están unidas al cráneo; en los peces cartilaginosos, están insertas en la musculatura por medio de elementos cartilaginosos independientes.

Cola

La cola comienza cerca del ano y en la mayoría de los peces termina en una aleta caudal. La parte musculosa recibe el nombre de pedúnculo caudal y desempeña, junto con la aleta caudal, un papel importante en los movimientos y en la orientación dentro del agua. La forma del pedúnculo y de la aleta inciden en la velocidad y la motricidad para las distintas especies.

La aleta anal, generalmente pequeña, se ubica justo tras la abertura anal.
Las aletas dorsales, ubicadas en la línea media superior del pez, pueden ser una o varias (como en el caso de las sierras y atunes) e incluso pequeñas y adiposas, como la aleta dorsal posterior de salmones y truchas.

Piel y escamas

La piel de los peces se compone de dos capas principales: la epidermis, ubicada en el exterior, y la dermis, que se asienta sobre los músculos. Las secreciones de las numerosas glándulas mucosas situadas en la epidermis confieren al cuerpo el característico tacto resbaladizo, que reduce la fricción del agua y dificulta la fijación de parásitos sobre el animal.

La mayoría de los peces están recubiertos de escamas que les protegen eficazmente del medio. Estas se desarrollan a partir de pliegues dérmicos recubiertos de una epidermis con gran cantidad de queratina (sustancia que constituye la capa externa de la epidermis de los vertebrados); pudiendo ser de varios tipos:

escamas placoideas: son las más primitivas. Se puede decir que este tipo de escamas son como dientes cutáneos, compuestos de pulpa dentaria, marfil y esmalte. Son típicas de los tiburones; de ahí que su piel se sienta como lija.
escamas cicloideas: son de gran espesor, con forma de rombo o elípticas y se recubren de un esmalte brillante. El conjunto de estas escamas constituye una verdadera coraza protectora, tal como ocurre en el caso de las percas.
escamas ctenoideas: son semejantes a las escamas cicloideas, pero uno de sus bordes basales está provisto de dientes (como una peineta). Este tipo de escamas es el más abundante entre los peces.

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