Lepidópteros
Mariposas
y polillas
Sin duda uno de los insectos que más llaman la atención son las
mariposas, por sus intensos y llamativos colores. Estas pertenecen al Orden de
los lepidópteros, que significa alas escamosas; de hecho,
su colorido tiene que ver con las numerosas escamas que recubren sus alas.
Se conocen más de 140 mil especies distintas de mariposas alrededor de
todo el mundo. Una
característica típica de las mariposas es la llamada espiritrompa,
aparato bucal constituido por un largo conducto enrollado que extienden para chupar
néctar y otros líquidos de los cuales obtienen su alimentación. Los
órganos de los sentidos de las mariposas se encuentran localizados en su
cabeza, siendo la vista y el olfato los más importantes; los olores los
perciben a través de las antenas, y sus grandes ojos son capaces de captar
incluso la luz ultravioleta. Posee seis patitas muy delgadas. Si
estos hermosos insectos quieren emprender el vuelo, deben alcanzar una temperatura
determinada, captando el calor al extender sus alas al sol. Mariposas
nocturnas
Seguramente las conocerás más por el nombre de polillas.
Son bastante menos vistosas que las mariposas diurnas, y su cuerpo es mucho más
grueso y peludo; además, los machos tienen las antenas más desarrolladas
que las hembras. Aunque no lo creas, el 90 por ciento de los lepidópteros
son nocturnos y la mayoría se sienten atraídos por la luz; te habrás
dado cuenta de que cuando miras a una luz, siempre hay polillas dando vueltas
alrededor de ella. Cuando no vuelan, su segundo par de alas está camuflado
y cubierto por las alas anteriores. ReproducciónEn
determinadas épocas del año el macho se encarga de buscar la pareja
perfecta. En las mariposas diurnas, los colores de sus alas son un factor importante
para la elección que debe hacer el macho que busca pareja; pero también
ellos emiten unas sustancias olorosas llamadas feromonas. Las mariposas nocturnas,
en cambio, utilizan su olfato para encontrar a su pareja; las hembras son las
que emiten las feromonas para atraer a los machos, los que, gracias a sus
antenas, son capaces de localizarlas. Si bien el acoplamiento dura poco, las hembras
pueden llegar a poner desde cien hasta más de mil huevos, que depositan
sobre el tallo o las hojas de las plantas; hay hembras que los dejan caer sobre
un prado mientras vuelan. |