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El concierto clásico

A mediados del siglo XVIII, el cambio musical decisivo que significó el paso desde el barroco al clasicismo no podía dejar de afectar al concierto.

Aparte del breve florecimiento de un derivado francés llamado sinfonía concertante, el concerto murió y dio paso a la sinfonía, que mantuvo gran parte de sus rasgos. Sin embargo, el concierto para solista persistió como una manera de demostrar el virtuosismo de los compositores, quienes, a través de él, podían interpretar su propia obra. El piano suplantó gradualmente al violín como instrumento solista preferido. Fue el instrumento favorito tanto de Wolfgang Amadeus Mozart, quien escribió los conciertos más importantes a finales del siglo XVIII, como de Ludwig van Beethoven, cuyos cinco conciertos para piano y su único concierto para violín (1801-1811) dieron la consagración definitiva a su desarrollo.

Durante el clasicismo, el concierto creció aún más. Al igual que las sinfonías, los conciertos se convirtieron en obras grandes, con una personalidad propia y distintiva, que se interpretaban en salas de concierto públicas, delante de una gran audiencia.

Aida
Puesta en escena de la ópera de Verdi, Aída.
Verdi
Giuseppe Verdi

La sinfonía

La sinfonía (del griego syn = juntos; y phone = sonido) es una composición orquestal que suele constar de cuatro secciones contrastantes llamadas movimientos y, en algunas ocasiones, tiempos. La denominación se aplicó por primera vez en el siglo XVI a los interludios (composición breve que sirve como introducción o intermedio) instrumentales de formas como la cantata, la ópera y el oratorio. Un ejemplo notable es la Sinfonía pastoral del oratorio El Mesías (1742), de Georg Friedrich Haendel.

En el siglo XVIII la sinfonía adopta el uso de cuatro tiempos, siguiendo el esquema general de la sonata.

Aun cuando las principales formas musicales del período clásico-romántico musical están determinadas por la sonata y la sinfonía, también se desarrollaron otras de gran trascendencia, como la cantata, la ópera y el concierto.

La cantata es una composición vocal con acompañamiento instrumental. Tuvo su origen a principios del siglo XVII, de forma simultánea a la ópera y al oratorio. Entre los compositores italianos que escribieron estas obras se incluyen Giulio Caccini, Claudio Monteverdi y Jacopo Peri. Hacia finales del siglo XVII, la cantata da camera se convirtió en una composición para dos o tres voces. Compuesta especialmente para las iglesias, esta forma se conocía como cantata da chiesa (cantata de iglesia). Sus máximos exponentes italianos fueron Giacomo Carissimi, verdadero creador del oratorio, y Alessandro Scarlatti. En Alemania, durante este período, la cantata da chiesa se encuentra representada por Heinrich Schütz, Georg Philipp Telemann, Dietrich Buxtehude y Johann Sebastian Bach entre otros compositores.
La ópera es un drama en el cual se canta todo o parte del diálogo y que contiene oberturas, interludios y acompañamientos instrumentales. Existen varios géneros teatrales estrechamente relacionados con la ópera, como el musical y la opereta.

Monteverdi
Claudio Monteverdi

Varios compositores intentaron, a mediados del siglo XVIII, cambiar las prácticas operísticas. El compositor más importante de esta época fue el alemán Christoph Willibald Gluck. Uno de los factores que contribuyeron a la reforma de las prácticas operísticas durante el siglo XVIII fue el crecimiento de la ópera cómica, que recibía varios nombres. En Inglaterra se llamaba ballad opera, en Francia ópera comique, en Alemania singspiel y en Italia opera buffa. Todas estas variaciones tenían un estilo más ligero que la opera seria italiana. Algunos diálogos se recitaban en lugar de cantarse y los argumentos solían tratar de gentes y lugares comunes, en lugar de personajes mitológicos. Estas características pueden verse claramente en la obra del primer maestro italiano de la ópera cómica, Giovanni Battista Pergolesi. Dado que las óperas cómicas ponían más énfasis en la naturalidad que en el talento escénico, ofrecieron la oportunidad a los compositores de óperas serias de dar más realismo a sus composiciones.

Gluck
Christoph-Willibald Gluck

El músico que transformó la opera buffa italiana en un arte serio fue Wolfgang Amadeus Mozart, quien escribió su primera ópera, La finta semplice (1768), a los 12 años. Sus tres obras maestras en lengua italiana, Las bodas de Fígaro (1786), Don Giovanni (1787) y Cosí fan tutte (1790), muestran la genialidad de su caracterización musical. En Don Giovanni creó uno de los primeros grandes papeles románticos. Los singspiels de Mozart en alemán abarcaron desde el cómico El rapto del serrallo (1782), a la obra de inspiración masónica llamada La flauta mágica (1791).

Hasta la Revolución Francesa dominan el panorama escénico de Europa dos escuelas: la italiana y la francesa. En esta época destacan las obras de Gioacchino Rossini, como Guillermo Tell, Semíramis y, especialmente, con El Barbero de Sevilla.

Durante la segunda mitad del siglo XIX la hegemonía operística se traslada a dos personajes centrales: Giuseppe Verdi y Richard Wagner.

Verdi dio un gran sentido a la palabra en su música, y dejó un considerable legado con sus óperas Nabucco, Aída, Rigoletto, La Traviatta, Otello y Falstaff.

Wagner, por su parte, destacó por la creación del drama musical, donde la música es siempre la protagonista. Dentro de sus composiciones destacan Tannhaüser, Lohengrin, Tristán e Isolda, La Tetralogía, Los maestros cantores y Parsifal.

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Mijail Glinka, componiendo sus obras.


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Edvard Grieg.


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Rusia inició el movimiento nacionalista. En la imagen, un campesino ruso tocando la balalaika, instrumento típico de ese país.

Los nuevos lenguajes musicales

En este número, dedicado a la música, veremos cómo fueron surgiendo nuevos estilos y formas que la transformaron, convirtiéndola lentamente en un arte cada vez más complejo. Esto se debió a la constante búsqueda de los músicos por innovar en los sonidos, interrelacionar la música con la literatura, y utilizar la tecnología, entre otras iniciativas. Todo aquello permitió no solo crear diferentes tendencias, sino que también sirvió para propagarla, incorporándose, entonces, nuevos tipos de músicos, que comenzaron a seguir líneas distintas, fuera del ámbito clásico. Así, fue inevitable que apareciera la música popular en contraste con la clásica.

Música nacionalista

Los compositores pertenecientes al movimiento conocido como nacionalismo incorporaron en sus obras elementos rítmicos y melódicos del folclor.

El primer paso fue dado en Rusia, donde Mijail Glinka abrió esta tendencia con la ópera Una vida por el zar (1836), modelo a seguir por sus sucesores, de especial manera Modest Musorgski, un maestro de novedosos conceptos armónicos y gran habilidad descriptiva. Su mayor creación fue la ópera Boris Godunov.

Junto con los anteriores figura Nikolai Rimski-Korsakov, quien formó con ellos, con excepción de Glinka, parte del llamado Grupo de los Cinco. Su legado más notorio está en los arreglos orquestales, como Capricho español y Scherezade.

El nacionalismo en España fue representado más que nada por dos maestros del piano: Isaac Albéniz y Enrique Granados. El primero es autor, entre otras obras, de la Suite Iberia. Granados, más refinado y cercano a lo clásico, aportó con las Goyescas y las Escenas poéticas.

En la zona escandinava fue el noruego Edvard Grieg el primer compositor propiamente nacionalista. Su maestría le impulsó a escribir obras como las dos suites de Peer Gynt.

En el caso de la República Checa, sus dos autores más notables fueron: Bedrich Smetana y Anton Dvorák. El primero obtuvo su fama con una serie de seis poemas sinfónicos que se titularon Ma vlast (Mi patria).

Anton Dvorák fue heredero de Smetana y un símbolo musical de la tradición eslava. Como sinfonista, sus creaciones son consideradas un modelo y una muestra de la trascendencia y fluidez que había alcanzado la música orquestal al final del siglo XIX. Un ejemplo es su Sinfonía núm. 9, Del nuevo mundo, op. 95.

Al toque de la tompeta

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Piotr Ilich Tchaikovski.

Pos-románticos

Uno de los compositores pos-románticos más incomprendidos de su tiempo fue el ruso Piotr Ilich Tchaikovski. Su sólida formación académica, su escritura musical cuidadosa y formalismo notable le significaron que fuera criticado por los músicos nacionalistas, quienes lo catalogaron como occidentalizado. Apasionado y vehemente, en ocasiones no respetaba las normas convencionales del equilibrio. Pero su inventiva melódica y la destreza en el arte de la orquestación le permitieron crear numerosas obras importantes, como la Sinfonía núm. 6, Patética, op. 74. y las conocidas suites de ballet Cascanueces y El lago de los cisnes.

Otros pos-románticos

Otros artistas pos-románticos, en el sentido de que ayudaron a prolongar el período romántico al utilizar algunos estilos y normas musicales de esa etapa, pero que también incorporaron ideas nuevas en sus trabajos, fueron el austríaco Gustav Mahler y el alemán Richard Strauss.

Mahler se preocupó de encontrar nuevas sonoridades y procedimientos de escritura. Además, en algunas de sus obras sinfónicas quebró la relación entre los movimientos lentos y rápidos e incluyó la voz humana, como en su Sinfonía núm. 2, Resurrección.

Strauss fue un consumado orquestador y un heredero directo de la tradición romántica de los compositores alemanes Richard Wagner y Johannes Brahms. Entre sus obras destacan, además de su música de cámara, los poemas sinfónicos Así habló Zaratustra y Don Juan; y las óperas Salomé y Ariadna en Naxos.


Tendencias y cultores
Como dijimos, el jazz fue experimentando variaciones al incorporar elementos de otros ritmos. Así se desarrollaron las tendencias, y dentro de ellas hay personajes que pueden ser considerados como hitos en el mundo del jazz:
Bebop: Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Gene Krupa, Thelonius Monk.
Cool: Miles Davis, Lester Young.
Hard hop: Art Blakey, Horace Silver.
Free jazz: Don Cherry, John Coltrane, Ornette Coleman.
Jazz-rock: Chick Corea, John MacLaughlin.
Parker
Charlie Parker

PARA INVESTIGAR
¿Cómo nació la escala musical?
Armstrong
Caratula de un disco de Louis Armstrong

El jazz

A pesar de que el jazz es un tipo de música contemporáneo, lo incluimos en este número por tratarse de una corriente musical que se extendió ampliamente a través de todo el mundo. Sus orígenes los encontramos en la comunidad negra estadounidense constituida por africanos que llegaron a América como esclavos. Así, ellos adaptaron su música ritual a la liturgia cristiana, lo que originó el negro-spiritual o espirituales, un tipo de música cantada por un coro en las parroquias de negros, base del jazz instrumental.

Luego de la Guerra Civil (1863) y la emancipación de los negros americanos, surgió el blues (canción triste), la música profana más importante para el hombre de color en Norteamérica. Posteriormente, aparecieron los primeros acordes de jazz instrumental cerca de Nueva Orleáns, los que se fusionaron con los del blues. Asimismo, en los orígenes del jazz aparecen las marchas militares de los blancos y el ragtime, un género creado por los esclavos que imitaba la música de sus amos.

Bechet
Saxofonista Sidney Bechet

Los primeros conjuntos de jazz se reunieron en la ciudad de Nueva Orleáns, en el estado de Louisiana; y en general se trataba de pequeñas bandas integradas por una trompeta que embellecía la melodía del tema, un trombón que remarcaba las notas graves, y un clarinete. En el año 1917 se promulgó un decreto que cerraba la zona de Nueva Orleáns donde se presentaba la mayoría de los músicos de jazz, por lo que debieron trasladarse a Chicago. Esta ciudad albergó la llegada de bandas tan importantes como la de Jelly Roll Morton, y de figuras como la de Louis Armstrong, que convirtieron a Chicago en la nueva capital del jazz.

Ellington
Duke Ellington

Durante la década de 1920, la trompeta de Louis Armstrong y el saxofón de Sydney Bechet renovaron el estilo de las piezas de jazz e impulsaron el énfasis de la improvisación solista. Ya a finales de este período el centro jazzístico por excelencia se situó en la ciudad de Nueva York, específicamente en el barrio negro llamado Harlem. Fue entonces cuando comenzaron a desarrollarse las primeras jam sessions.

Entre los años 1935 y 1940 tuvo lugar un período conocido como la era del swing, un estilo interpretado por grandes bandas de más de dieciséis músicos que se caracterizaban por la regularidad del ritmo, los sonidos contrastados en las distintas partes de la banda y por la gran improvisación de instrumentos solistas y voz. Muy destacadas fueron las bandas de swing dirigidas por Duke Ellington -acompañado de la vibrante voz de Ella Fitzgerald-, Count Basie y Benny Goodman.

El jazz moderno

Davis
Miles Davis

El bebop fue el primer estilo destacado de la década del 1940 que marcaría el inicio de nuevas formas expresivas en el jazz.

Prueba a hacer este ejercicio: repite varias veces la palabra bebop y te darás cuenta de que su nombre sugiere un ritmo. Sí, no estás equivocado: el bebop da la idea de una emisión rápida de notas.

Este estilo tomó sus esquemas del jazz tradicional y a ellos superpuso acordes adicionales, con lo que también rompió la regularidad rítmica de los estilos anteriores.

A fines de 1940 surgieron otras tendencias jazzísticas: el cool, de ritmo lento y vibrante, y el hard hop, que otorga gran importancia a la batería. Paralelamente a estas corrientes apareció el free jazz, basado en la improvisación libre, sin patrones armónicos ni rítmicos.

La investigación sobre nuevos estilos dió más tarde origen a lo que sería el jazz fusión que incluyó elementos musicales de culturas como la india, la árabe y la latinoamericana.

A principios de 1970 nació el estilo de fusión jazz-rock, que llevó a los músicos del jazz a experimentar con elementos electrónicos.

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