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Puesta
en escena de la ópera de Verdi, Aída. |
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Giuseppe
Verdi
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La sinfonía
La
sinfonía (del griego syn = juntos; y phone = sonido)
es una composición orquestal que suele constar de cuatro
secciones contrastantes llamadas movimientos y, en algunas
ocasiones, tiempos. La denominación se aplicó
por primera vez en el siglo XVI a los interludios (composición
breve que sirve como introducción o intermedio) instrumentales
de formas como la cantata, la ópera y el oratorio. Un ejemplo
notable es la Sinfonía pastoral del oratorio El Mesías
(1742), de Georg Friedrich Haendel.
En
el siglo XVIII la sinfonía adopta el uso de cuatro tiempos,
siguiendo el esquema general de la sonata.
Aun
cuando las principales formas musicales del período clásico-romántico
musical están determinadas por la sonata y la sinfonía,
también se desarrollaron otras de gran trascendencia, como
la cantata, la ópera y el concierto.
La
cantata es una composición vocal con acompañamiento
instrumental. Tuvo su origen a principios del siglo XVII, de forma
simultánea a la ópera y al oratorio. Entre los compositores
italianos que escribieron estas obras se incluyen Giulio Caccini,
Claudio Monteverdi y Jacopo Peri. Hacia finales del
siglo XVII, la cantata da camera se convirtió en una
composición para dos o tres voces. Compuesta especialmente
para las iglesias, esta forma se conocía como cantata
da chiesa (cantata de iglesia). Sus máximos exponentes
italianos fueron Giacomo Carissimi, verdadero creador del
oratorio, y Alessandro Scarlatti. En Alemania, durante este
período, la cantata da chiesa se encuentra representada por
Heinrich Schütz, Georg Philipp Telemann, Dietrich
Buxtehude y Johann Sebastian Bach entre otros compositores.
La ópera es un drama en el cual se canta todo o parte del
diálogo y que contiene oberturas, interludios y acompañamientos
instrumentales. Existen varios géneros teatrales estrechamente
relacionados con la ópera, como el musical y la opereta.
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Claudio
Monteverdi
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Varios
compositores intentaron, a mediados del siglo XVIII, cambiar las
prácticas operísticas. El compositor más importante
de esta época fue el alemán Christoph Willibald
Gluck. Uno de los factores que contribuyeron a la reforma de
las prácticas operísticas durante el siglo XVIII fue
el crecimiento de la ópera cómica, que recibía
varios nombres. En Inglaterra se llamaba ballad opera, en
Francia ópera comique, en Alemania singspiel
y en Italia opera buffa. Todas estas variaciones tenían
un estilo más ligero que la opera seria italiana. Algunos
diálogos se recitaban en lugar de cantarse y los argumentos
solían tratar de gentes y lugares comunes, en lugar de personajes
mitológicos. Estas características pueden verse claramente
en la obra del primer maestro italiano de la ópera cómica,
Giovanni Battista Pergolesi. Dado que las óperas cómicas
ponían más énfasis en la naturalidad que en
el talento escénico, ofrecieron la oportunidad a los compositores
de óperas serias de dar más realismo a sus composiciones.
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Christoph-Willibald
Gluck
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El
músico que transformó la opera buffa italiana en un
arte serio fue Wolfgang Amadeus Mozart, quien escribió
su primera ópera, La finta semplice (1768), a los
12 años. Sus tres obras maestras en lengua italiana, Las
bodas de Fígaro (1786), Don Giovanni (1787) y
Cosí fan tutte (1790), muestran la genialidad de su
caracterización musical. En Don Giovanni creó uno
de los primeros grandes papeles románticos. Los singspiels
de Mozart en alemán abarcaron desde el cómico El
rapto del serrallo (1782), a la obra de inspiración masónica
llamada La flauta mágica (1791).
Hasta
la Revolución Francesa dominan el panorama escénico
de Europa dos escuelas: la italiana y la francesa. En esta época
destacan las obras de Gioacchino Rossini, como Guillermo Tell,
Semíramis y, especialmente, con El Barbero de Sevilla.
Durante
la segunda mitad del siglo XIX la hegemonía operística
se traslada a dos personajes centrales: Giuseppe Verdi y
Richard Wagner.
Verdi
dio un gran sentido a la palabra en su música, y dejó
un considerable legado con sus óperas Nabucco, Aída,
Rigoletto, La Traviatta, Otello y Falstaff.
Wagner,
por su parte, destacó por la creación del drama musical,
donde la música es siempre la protagonista. Dentro de sus
composiciones destacan Tannhaüser, Lohengrin,
Tristán e Isolda, La Tetralogía, Los
maestros cantores y Parsifal.
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